La Cerca Nueva de Salamanca en el Cerro de San Vicente.

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L.A.M. Laboratorio de Arqueología Medieval. Universidad de Salamanca.

Junta de Castilla y León. Consejería de Fomento.

La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente. Informe Arqueológico a Propósito de la Fase G de Restauración de la Muralla de Salamanca (1997-98).

- Miguel Ángel Muñoz García. -


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Restauración de las Murallas de Salamanca. Fase G. Ficha Técnica.

Promotor:

Consejería

de

Coordinación del Estudio: D.

Fomento,

Programa

de

Luis

Restauración

y

Recuperación

Serrano

Piedecasas

(Profesor Titular de Historia

Arquitectónica.

Medieval) y Miguel Ángel Muñoz

Presupuesto: 44.331.004 pts.

García (Arqueólogo).

Contratista: ERCOSA.

Redacción de Informe: Miguel

Arquitecto: D. Julio Brualla.

Ángel Muñoz García.

Arquitecto

Técnico:

Dñª.

Documentalista

Historiador:

Esperanza Sánchez.

Fernando García Paricio.

Estudio Histórico Arqueológico:

Alzado

Laboratorio

Arqueología

Estratigráfico:

Medieval de la Universidad de

Muñoz García.

de

Salamanca (L.A.M.).

2

y

Análisis Miguel

Ángel


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Indice.

Introducción ............................................................................................... 4. 1.Reseña Histórica ..................................................................................... 6. 1.1. La Cerca Nueva Salmantina ................................................... 8. 1.2. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente. ....................... 13. 1.3. Visicitudes de la Cerca Nueva en el S.XVIII ........................ 18. 1.4. La Guerra de la Independencia ............................................ 21. 2. Metodología ........................................................................................... 27. 3. Análisis Estratigráfico. 3.1. Los Cuerpos de Fábrica Conservados en el Cerro de San Vicente...................................................................................................... 31. 3.2. Fases Constructivas .............................................................. 33. 3.3. Fábricas .................................................................................34. 3.4. Estratigrafía ...........................................................................36. 4. Conclusiones ....................................................................................... 42. 5. Bibliografía ......................................................................................... 49. Apéndice. Las Unidades Murarias Estratigráficas ................................. 51.

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Fig. 0. Aspecto Final de la Muralla tras su Restauración.

INTRODUCCIÓN. Entre Julio de 1997 y Junio de 1998, se ha llevado a cabo la Fase G del proyecto de Restauración de la Muralla de Salamanca, promovido por la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León. Esta contemplaba la recuperación de los deteriorados lienzos de la Cerca Nueva, que se encontraban sobre el Cerro de San Vicente. Siendo los técnicos, el arquitecto zamorano D. Julio Brualla y la aparejador Dña. Esperanza Sánchez, la Empresa constructora ERCOSA, con sede social en Valladolid, ha sido la responsable de conducirla a buen puerto. Toda labor de restauración implica necesariamente una transformación, en la cual, dependiendo del programa previsto, se corre el riesgo de perder una serie de valores históricos, inherentes al objeto a restaurar. Y donde más

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implacablemente se materializa este hecho, es en el campo de la Restauración Arquitectónica. De ahí que la actuación más básica en este tipo obras, sea documentar con el fin de preservar para el futuro, no sólo aquellos elementos que el proceso condena, sino también el estado previo en que se encontraba la construcción histórica. Fieles a este propósito, D. Enrique Pascual Gil, responsable de ERCOSA, y D. Julio Brualla, contactaron con el Laboratorio de Arqueología Medieval (L.A.M.) de la Universidad de Salamanca, que bajo de la dirección del Profesor Titular de Historia Medieval Luis Serrano Piedecasas, desarrolla desde el año 96, el estudio de este monumento desconocido que es la Muralla de Salamanca. Sendas intervenciones en la Cuesta de San Juan de Alcázar - también realizada por la empresa ERCOSA - y la Plaza de los Niños del Coro, avalan esto. El objetivo del presente estudio es únicamente “documentar” , con el fin de preservar todos la información histórica, que guardaban los restos de cerca conservados en el Cerro de San Vicente. Hoy por hoy, la lectura estratigráfica de la arquitectura es el método más eficaz para el conocimiento, y documentación de la misma. Y fieles a este proceder, Miguel Ángel Muñoz García, arqueólogo integrado en el L.A.M., ha procedido a aplicar esta metodología sobre los lienzos hoy restaurados, mientras Fernando Paricio Alonso ha realizado las labores de recopilación histórica, necesarias para la satisfactoria comprensión de esta parte del monumento. Ambas acciones han sido sancionadas por la supervisión del Profesor Titular de Historia, D. Luis Serrano Piedecasas, director del Laboratorio de Arqueología Medieval de la Universidad de Salamanca. Una última puntualización antes de comenzar, nos lleva a indicar que los cuerpos de fábrica analizados, nos son la totalidad de los conservados sobre el Cerro, sino únicamente los contemplados en la Fase G. Además debemos decir, que cuando fuimos convocados, los trabajos de restauración ya habían comenzado, habiéndose añadido alguna que otra estructura, que ha sido reseñada en la estratigrafía, como la última fase de construcción de los presentes lienzos de la Cerca Nueva.

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1.RESEÑA HISTÓRICA. Fig. 1. Puerta de Villamayor. Dibujo de Vargas de Aguirre.

La muralla en ciudad medieval y moderna, desempeñaba no solamente funciones militares, sino también fiscales e higiénicas, sin olvidarnos de la alta carga simbólica que sus muros encerraban. Garantizaban defensa y protección en caso de ataque. Sus puertas eran excusa para el cobro de portazgos; recordemos el caso de la puerta de Villamayor, donde tenía un lugar y medidas destinadas al peso de las harinas1. Además contribuían a la “higiene pública”, preservando a la ciudad de epidemias y maleantes, pues sus accesos eran los filtros, que retenían a pícaros y apestados. El bagaje simbólico que conlleva una muralla urbana define a la misma ciudad, pues marca la diferencia entre esta y el campo; de ahí que la cerca materialice la frontera entre dos mundos: El urbano, interior, un espacio altamente valorizado y determinado, y el exterior – el rural – está subordinado al anterior, vive y trabaja para la ciudad, la prepara y la ofrece, o mejor dicho está obligado a ofrecerla hombres, productos y paisajes2. En las Partidas de Alfonso X el Sabio, las defensas perimetrales de una población son de hecho las que otorgan el grado de ciudad, al afirmar que es “todo aquel lugar que es cercado de los muros, con los arrabales et los edificios que se tiene con ellos”3. La confirmación visual de esto la

1

A.C.S., caj 2, leg . 1, num 11-1º, año 1476. Tomado de GONZALEZ GARCÍA M. “Salamanca: La Repoblación y la Ciudad en la Baja Edad Media”. Centro de Estudios Salmantinos. Salamanca 1973. 2

DE SETTA, C. “Las Murallas, Símbolo de la Ciudad”. En “La Ciudad y sus Murallas”, coordinación de Cesare de Seta y Jacques Le Goff. Madrid 1991. 3

Partidas VII, título XXXIII, ley VI. 6


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encontraremos en otra de las obras del círculo de Alfonso X, las miniaturas de las “Cántigas de Santa María” (ver figura 2). En cualquier ciudad representada aparece en primer término las torres, puertas y demás cuerpos de fábrica de su muralla; y constituyendo, por tanto, el escaparate externo de la población. De hecho, la mentalidad plenomedieval llegó hasta el punto de sacralizarla; en otro de los párrafos de las Partidas se lee: ”Santas cosas son llamadas los muros et las puertas de las cibdades e de las villas”4.

Fig. 2. Una Ciudad del S. XIII. Notese como se remarcan murallas, puertas y torres. Miniatura de las Cántigas de Santa

Además la muralla jugará un papel decisivo en la organización interna del espacio urbano, pues sus puertas definirán calles y vías, por la que se desarrollará la circulación interna de la ciudad. En otras palabras, no podríamos entender el urbanismo medieval, sin la interacción que las defensas murales ejercen con vías, calles y cuantos edificios integran la propia ciudad. Pero independientemente de las funciones que las circunstancias históricas impongan sobre las murallas medievales, en las villas y ciudades de Duero, estas van a tener una función eminentemente militar, dada la situación bélica, que presupone la defensa con respecto a Al-Andalus, y su posterior expansión a costa del viejo enemigo musulmán.

4

Partida III, título XXVIII, ley XV.

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1.1. LA CERCA NUEVA SALAMANTINA. Centrándonos en el caso de Salamanca, sabemos de dos cercas, la vieja y la nueva. La más antigua, en gran parte heredera de la supuesta muralla bajo-imperial, abarcaba prácticamente el Teso de las Catedrales. Supuestamente fue levantada por los repobladores de los S.X. y XII. No entraremos en el estudio de los sistemas defensivos de ambos momentos de repoblación, puesto que la cerca nueva, es producto de posteriores cronologías. Por otro lado, las diversas fases constructivas de la muralla más antigua, todavía se encuentran en proceso de análisis, por parte del Laboratorio de Arqueología Medieval. Señalamos también que algunos autores hablan de una tercera muralla, construida en 1145, para fortificar la iglesia de San Cristóbal, o para cercar las pueblas que se formaron en torno a esta parroquia y la de Sancti Spiritus5. El origen de la Cerca Nueva es una iniciativa real de Alfonso VII el Emperador; hecho nada extraño, pues nuevamente las Partidas, señalan al rey la obligación de velar por la defensa y prestigio de las ciudades del reino; en una de leyes se dice: “Honor debe facer el rey á su tierra, et señaladamiente en mandar cercar las cibdades , et las villas, et los castiellos de buenos muros de buenas torres, ca esto le face seer más noble et más honrada et más apuesta6”. El mandato regio data de 1147, cuando los alcaldes procedieron a reparar la Cerca – evidentemente la vieja -, y construir una nueva en el “arravalde. Así dice el artículo nº 172 del Fuero de Salamanca que lleva por título “De fazer el muro de la villa”:

“Esta salude vieron los alcalles que eran de Salamanca quando el emperador fue a Almería: que fagan el muro et cuando fuer fecho el muro de la ciudat fagamos otro muro en la arravalde per ú vieren por bien los alcaldes e los iurados de conceio. 5

RUPEREZ ALMAJANO, Nieves. “Urbanismo de Salamanca en el S.XVIII. Salamanca 1992. 6

Partida II, título XI, ley II.

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Et los de la çiudat affíen a los de la arravalde que quando fecho fuer el muro de la cidat que los aiuden a feçer el muro de la ravalde; e los omnes que los alcaldes vieren por bien pora en estos servicios seer e non quesieren peche C moravedís cada uno delos e entren en aquel servicio.”

El núcleo de las repoblaciones era un espacio reducido, que quedó angosto en la segunda mitad del XII. Ello motivó que los habitantes del Concejo, formasen nuevos núcleos extramuros, muy cercanos entre sí, y organizados en torno a parroquias. Los nuevos espacios urbanos no solamente necesitan de protección, sino la misma Salamanca reclama como propios estos nuevos terrenos, que son susceptibles de traer consigo beneficios fiscales; ¿ y acaso existe mejor modo de manifestar la propiedad, que rodeándolos con los brazos, que suponen sus nuevas defensas?. Sin embargo las obras nunca fueron todo lo deprisa que cabría esperar, pues medio siglo después, en 1206, el Rey Alfonso IX, exime del pago de ciertos pechos a aquellos, “qui solent laborare in aliqua çerta civitate aut aliquo çerto castello dent ad laborem ipsius castelli”. Quizá la guerra fronteriza entre los Reinos de León y Castilla, a la muerte del Emperador, no dejase fondos y energías para la finalización de las obras. Tengamos que presente que la cerca vieja ya era suficiente garante de seguridad. La centuria de 1200, en general se mostrará más propicias en cuanto a obras militares se refiere. Julio Valdeón señala en el XIII, una nueva etapa en el desarrollo de las murallas urbanas de Castilla la Vieja y León7. Desaparece el peligro de las razzias musulmanas, pero se abre un periodo no menos conflictivo, con enfrentamientos entre monarquía y nobleza, ofensiva señorial contra las ciudades, guerras de banderías etc... Si bien Salamanca no permanece la margen de estos conflictos, no es este el caso de la Cerca Nueva. Es nuevamente Valdeón quien nos apunta el crecimiento demográfico, como factor decisivo en la construcción de nuevos tramos de

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VALDEÓN, Julio. “Reflexiones sobre las Murallas Urbanas de la Castilla Medieval”. En “La Ciudad y sus Murallas”, coordinación de Cesare de Seta y Jacques Le Goff. Madrid 1991.

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muralla, en Salamanca, Burgos, Valladolid, León o Palencia8. En este siglo, Zamora también ve erigirse un nuevo cinturón, fabricado en sillería escuadrada9. Recordemos, a causas económico-sociales, casi siempre van asociadas motivaciones de prestigio, sea este real, señorial o concejil. Y ello se acusará especialmente en las entradas a las ciudades. La puerta no deja de ser el puente que une los dos mundos, el rural y urbano; de ahí que junto a la erección de nuevas cercas, también se reformen accesos preexistentes. Citaremos los ejemplos de las Puertas de Herreros y el Sol en Almazán (Soria), y la de Olivares de Zamora. La nueva muralla encerraba una extensión de 110 Ha, y sirvió de incentivo a nuevos habitantes, movidos por la seguridad nacida de la defensa material y por la pujante vida ciudadana10. El amplio solar no solamente acogerá viviendas organizadas en torno a parroquias, sino también tierras de labranza y terrenos donde albergar el ganado en caso de asedio. La construcción de la nueva muralla, no sólo ofreció protección a los salmantinos sino que también atrajo otros habitantes. Además, la existencia de las nuevas Puertas de Zamora y Toro, revelan una especial predilección por el control de estas vías de comunicación. El perímetro de la cerca tenía un perímetro de 6.266 pasos, cerca de una legua, según Dorado11. Su ronda exterior seguía casi exactamente la actual carretera de circunvalación de la ciudad: desde la plaza del Ejército (todavía conocida por "Puerta de Zamora"), Avenida de Mirat, Plaza de España, Paseo de Canalejas, Paseo de San Vicente, Paseo de Carmelitas y Avenida de Alemania (ver figura 3). Presentaban una forma irregular, con numerosos quiebros, adaptada a los accidentes del terreno en que se alzaba la ciudad, más ancha en el sur, donde la vieja muralla se prolonga a ambas partes, para

8

VALDEÓN, ver nota anterior.

9

GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, J.A. “Fortificaciones y Feudalismo en el Origen y Formación del Reino Leónés (S.IX-XIII)”. Valladolid 1995. 10

GONZALEZ GARCÍA, Ver nota anterior.

11

DORADO, B. “Compedio Histórico de la Ciudad Salamanca.... “Salamanca 1776. Ed. fascimil 1985.

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englobar el cerro de San Vicente y el de San Cristóbal, y con acusada curvatura en el norte, lo cual le conferirá, en planta, un aspecto ovoide12.

Fig. 3. Trazado de la Cerca Vieja (interior) y Cerca Nueva.

Constructivamente, la nueva muralla se fabrica con mampostería concertada. Está técnica es según J. Avelino Gutiérrez González desde el S. XI; citemos en esta fecha los ejemplos de Zamora, León, Astorga, y Sabero13. En el contexto provincial más contemporánea a nuestra Cerca Nueva, aludimos la primera fase constructiva de la muralla de Monleón14,

12

RUPEREZ ALMAJANO, Ver nota anterior.

13

GUTIÉRREZ GONZALEZ. Ver nota anterior.

14

MUÑOZ GARCÍA, M.A. “Iª Campaña de Excavaciones Arqueológicas y Lectura de Paramentos en Monleón (Salamanca). Agosto de 1996”. Informe inédito depositado en la Delegación de Cultura de la Junta de Castilla y León.

11


A.

B.

C.

Cuadro 3.

Los Cubos de la Cerca Nueva. Ampliaci贸n a partir de la Vista de Salamanca de Anton Van Wyngaerde (1572), con los cubos defensivos se帽alados con una flecha . A. Aspecto Este de la Ciudad. B. Aspecto Central; al fondo se distingue un cubo entre la Puerta de Zamora y la deToro. C. La Cerca Nueva sobre el


Cuadro 2.

Plano de “Salamanca y sus Alrededores�. Juan Marcelino de Sagarvinaga (1804).


Cuadro 1.

Plano de “Salamanca y sus Paseos”. Jerónimo García de Quiñones (1784).


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en la provincia de Salamanca. Todavía hoy son apreciables, las mamposterías del tramo del Cerro de San Vicente, la medianera de la recientemente inaugurada Plaza de los Niños del Coro (ver figura 4), y el actual Paseo de Canalejas. Precisamente en este ultimo lugar, donde se conservan las únicas almenas puntiagudas que antaño coronaron toda la muralla salmantina. Aparte de la técnica mencionada, seguramente se utilizaron otro tipo de aparejos constructivos, más vistosos en las puertas. Los trazos del dibujo de Vargas de Aguirre, que corresponden a la PuertaTorre de Santo Tomás, insinúan una fábrica de sillería escuadrada (Vargas de Aguirre, ”Antiguas Fortificaciones y Castillos de Salamanca”, 1995)

Fig. 4. Medianera en la Plaza de los Niños del Coro, que se asienta sobre la antigua Cerca Nueva, donde enlazaba con la Cerca Vieja.

Asimismo, nuestra Cerca Nueva era defendida por un foso o “cava” en sus puntos más vulnerables, los más llanos, que constituían los aledaños de la Puerta de Toro, Zamora o Villamayor15. Gómez Moreno, González García y Ruperez Almajano insistieron en su día, en la ausencia de cubos defensivos, exceptuando los que protegían los accesos.

Los planos

históricos realizados por Jerónimo García de Quiñones en 1784 (ver Cuadro 1) y Juan Marcelino de Sagarvinaga en 1804 (ver Cuadro 2), así parecen

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demostrarlo. Sin embargo, ello entra en abierta contradicción con la vista de Salamanca de 1572, realizada por el artista flamenco Antón Van Wyngaerde. En la misma, desde la Puerta de San Pablo a la de Santo Tomás se aprecian al menos dos, y otro par desde el último punto reseñado hasta la Puerta de Sancti-Spiritus (ver Cuadro 3A); también es perceptible otro entre esta puerta y la de Zamora (Ver Cuadro 3B).

1.2. LA CERCA NUEVA

EN EL CERRO DE SAN

VICENTE. Siguiendo con el documento que nos legó nuestro buen dibujante Wyngaerde, se pueden ver dos estructuras, que podrían corresponder a cubos, a la altura del Cerro de San Vicente. No obstante, aunque la leyenda inferior no indique nada, probablemente alguno de ellos corresponderá a la histórica Puerta de San Vicente. ( ver Cuadro 3C ). González Dávila dice que su nombre se debía a “estar por la parte de adentro pegada al Convento de San Vicente, de religiosos de San Benito”16. Sobre cubos y bastiones volveremos más adelante, pues es cuestión que atañe directamente al análisis estratigráfico. Continuemos ahora con nuestra reseña histórica Precisamente el devenir histórico de los lienzos defensivos del Cerro de San Vicente, se halla estrechamente vinculado a la historia del Convento del mismo nombre. La primera referencia escrita acerca del mismo, es la confirmación que hace Alfonso X de Castilla, de los privilegios concedidos por su antecesor Alfonso IX de León al mencionado Convento de San Vicente, por el que otorga para repoblar una parte de la ciudad, que iba desde la Puerta de San Hilario, posteriormente conocida como Puerta Falsa, situada en la calle Espejo, hasta la iglesia de Santo Domingo de Silos, por el norte, y hasta la muralla por el sur.

15

GOMEZ MORENO, M.: “Catálogo Monumental de España. Provincia de Salamanca” .Valencia 1967. La noticia de la cava o foso ha quedado conservada en A.C.S., caj. 2, leg. 1, num. 11-1.º, año 1746. 16

GONZÁLEZ DÁVILA, G: tomado de A.C.S., Caj. 2, leg.1, num 11-1º, año

1476.

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Durante la mayor parte de su etapa como cenobio dependiente de la abadía de Cluny, su existencia fue más bien mísera17, si exceptuamos los primeros años después de su concesión por parte del rey Alfonso VII en 1143 a la abadía borgoñona, que por aquel entonces regía Pedro el Venerable. De este documento se deduce que la iglesia ya existía anteriormente a esta concesión, y que en ella había canónigos. Los comienzos de este monasterio en Salamanca fueron lustrosos. De ello da fe el que, según el fuero, el Prior de San Vicente se convirtiera en el regidor perpetuo de la ciudad, y por tanto estuviera obligado a asistir a las sesiones del concejo, por lo que se dicta en el citado libro: “El prior de San Vicente non salga de la casa sí non por mandado de conceio e de fuero”. Para advertir el estado del priorato apenas un siglo después de su establecimiento, únicamente nos hace falta conocer que de los doce monjes establecidos, en 1247 solamente disponía de prior y dos monjes. En 1274 se acusa al prior de negligencia en la administración de hacienda y en 1276 los prelados han alienado los bienes del monasterio. A finales del siglo XIV se halla San Vicente, según los informes oficiales, “in totali destructione et desolatione et alienatione”. Por esta carencia económica, es bastante improbable que el monasterio acometiera obras de reparación por su cuenta en el tramo de muralla que servía para delimitar sus posesiones. Al pasar el gobierno del priorato a manos de los Reformados de San Benito de Valladolid por deseo de los Reyes Católicos y por mandato de Julio II con fecha 15 de Junio de 150418, el monasterio tiene un espléndido resurgir, especialmente en lo que a construcción se refiere. Dice Antonio de Yepes en su Crónica General de la Orden de San Benito, publicada en 1621 en Valladolid: “todo lo que está edificado ha sido con acrecentamiento, porque claustros altos y baxos, celdas, refectorio, librería y particularmente las escaleras son de lo muy bueno y vistoso de Salamanca y de mejor architectura”. De esta obra existen unos grabados publicados por Joaquín

17

GARCÍA M. COLOMBÁS, M. B. Orígenes y primer desarrollo del Colegio de San Vicente de Salamanca, en Salmanticensis, nº 7. Universidad Pontificia de Salamanca, 1960 18

GARCIA M. COLOMBÁS. Ver nota anterior.

14


Cuadro 4.

La Cerca Nueva sobre el Cerro de San Vicente. Ampliaci贸n a partir de la Vista de Salamanca de Anton Van Wyngaerde (1572); en amarillo la muralla, mientras el rojo se帽ala las tapias del Monasterio de San Vicente.


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de Vargas y Aguirre reproduciendo otros anteriores desaparecidos de Celaya y Huerta, que representan la portada y el claustro (ver figura 5).

Fig 5. Interior del Claustro del Monasterio de San Vicente, tras la francesada. Dibujo de Vargas de Aguirre, a partir de otro de Celaya.

Quadrado vio el convento pocos años antes de su destrucción, y así lo describía: “que aún alcanzó a ver el anillo de su cúpula, los cinco arcos de su nave, el arco de medio punto de sus capillas, las portadas dóricas del crucero y la principal decorada con dos cuerpos de estriadas columnas, obra toda de hermosa sillería y de severo estilo, casi desnudo de ornato; Vimos también, añade, su encarecido claustro, si bien no justificaba ser una de las tres maravillas de Salamanca, y cuya diferencia de la otra mitad no hallo tan marcada; nosotros recordamos confusamente las bóvedas ojivales de ornamentación varia en sus claves; de mayor relieve y más gallardamente esculpidas las de una mitad que las de la otra; los pórticos del claustro a que correspondían estas bóvedas eran grecorromanos. La Comisión de Monumentos posee dos copias del claustro, debidas a los 15


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señores Celaya y Huerta. En algunos altares y paredes de la iglesia había pinturas de fray Juan Rizi, monje benedictino, hijo del pintor italiano Antonio Rizi y hermano del madrileño Francisco. Era también notable la imagen de la virgen de la Esclavitud, del escultor Alejandro Carnicero”19. A pesar de este resurgir, es significativo que Antonio Ponz20 no le dedique más que unas pocas líneas a este convento de los Benitos. Siendo Abad de este monasterio fray Víctor de Nájera, se adquirió el sitio que llamaban del Castro, sitio admirable, pues se extendía sobre una peña cortada a pico sobre el Tormes, que lo bañaba por los lados de mediodía y de poniente21. El 16 de mayo de 1597, contrató este Abad al arquitecto Juan del Ribero Rada para la realización de diversas obras en el monasterio, siguiendo la moda clasicista, que impuso el Real Monasterio del Escorial. Estas eran la construcción del claustro (Alto y Bajo), la de la escalera del claustro, la realización de un mirador de cinco arcos en el sobredicho lugar del Castro, y la reparación de la cerca del convento. De la existencia de esta última es testimonio fiel, la propia Vista de Wyngaerde, que refleja su existencia 25 años antes (ver Cuadro 4). El documento que habla de la reparación de la cerca del convento dice así: “Condiciones del reparo de la cerca. Primera condición: que la zerca se forme en todos los lugares que está cayda de quatro pies de grueso. Con el qual grueso se levante fasta el alto de dos pies encima del pavimento suelo veladero donde se incluye el poyo o asiento para los moxes, el cual doy por asiento en los lugares que le aya pueda aber será de piedra de Villamayor bien labrado y asentado a nivel. Segunda condición: que todo el largo que ay desde la casa, nuevamente se á de formar fasta zerca del vodegón que está junto de la puerta de la ciudad. Se forme una paredilla para el tiro o antepecho del mirador de pie y medio de gruesso y se levantará encima del poyo o asiento la cantidad de dos pies y medio de buena y pulida mampostería y encima por fin y rematte llevarán todo su largo una cubierta de Villamayor de un pie de grueso o dos pies de ancho según lo enseña el alçado, y

19

QUADRADO. J.M. “Salamanca, Avila y Segovia”. Barcelona 1884.

20

PONZ, Antonio. “Viaje por España” ”, tomo XII. Madrid, 1988.

21

Fr. ANTONIO DE YEPES. Crónica general de la Orden de San Benito, tomo III, p. 362. B.A.E., Madrid 1960.

16


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente. encima desta cubierta llevara una orden de bolas de piedra de Villamayor de dos pies menos y cuarto de diámetro, las cuales se asentarán distantes una de otra cantidad de diez pies de vara de medir poco más o menos, y en la dicha cubierta del antepecho en el lugar donde aya de venir cada una de las bolas se ará una caja de media vara el quadrado y un quinto de pie de ondo para allí encajar la dicha bola para que los monxes ni la saquen... no las puedan ofender ni derribar desta losa. Pararriba tendrá de alto las dichas bolas y su peana y garganta 3 pies y medio poco más o menos según lo enseña el perfil que va señalado con la letra a=, dejándolo todo ello muy bien labrado y asentado rrebocado y puesto en rraçón según contiene a semejante obra. Terzera condición: que la distancia que subiere desde la dicha casa que nuevamente se ha de deshacer fasta el pedaço de zerca que está levantada sobre la calle de los Milagros, se aga la zerca asientos antepechos y sus cubiertas tal que partimiento de bolas en la forma y con la materia que arriva va dicho sin en cosa ni parte alguna zeder de lo traçado y capitulado pues es todo lo conveniente al bien, fuerza y gala de la obra.”22

De esto se deduce que el monasterio, ya anteriormente al siglo XVII, había tomado conciencia de propiedad sobre la muralla, a pesar de que el edificio principal del monasterio nunca llegó a apoyarse en ella; así se puede ver en el “Plano de los Fuertes de Salamanca”(ver cuadro 7), realizado por los ingenieros franceses en 1812. Aunque es posible que el documento refiera la reparación de las tapias intramuros del monasterio, el Mirador necesariamente ha de asentarse sobre la cerca, si bien ello no implica su derribo. Además actuaba como reparador sobre una propiedad teórica del Concejo, como es muralla defensiva de la ciudad. Esta es una de las intervenciones sobre este tramo de la cerca de la que sí tenemos constancia, y seguramente no fue la única, puesto que en ocho siglos y medio de existencia, por necesidad, debió de sufrir múltiples recomposiciones. A mediados del siglo XVII se pide por Orden Real al Concejo que exponga la situación de las murallas, tramos a reparar, casas adosadas, tramos caídos, etc.23 De esto se deduce que ya entonces debían de tener problemas con la apropiación del paso de ronda por particulares. Cuando la

22

A.H.P.S. Protocolo 3.881 fol. 168

23

A.M.S. Doc. R/144

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documentación del Archivo Municipal sea catalogada, o siquiera accesible para los investigadores la no catalogada, tendremos la respuesta a estas y a otras muchas preguntas, pero lo más probable es que ya por esta fecha, y en otra mucho anterior, como ya hemos visto anteriormente, el convento de San Vicente ya se habría apropiado del tramo de muralla correspondiente a su cenobio, para delimitar su propiedad y aprovechar en su beneficio este espacio que en teoría dependía del Concejo.

1.3. VISICITUDES DE LA CERCA NUEVA EN EL S.XVIII. En época Moderna las viejas cercas medievales dejaron de lado el papel defensivo que tuvieron en tiempos, pues se muestran poco eficaces ante la nueva tecnología de la pólvora. Persiste su papel higiénico y fiscal, mientras nace un aspecto funcional lúdico propio de la cultura de la Ilustración; en el 1786, Quiñones Lesme Gavilán dibuja el “Plano parcial de la Muralla y sus Paseos de los alrededores de Salamanca”, que testimonia la función recreativa24 (ver Cuadro 5). Durante la Guerra de Sucesión, tras los hechos del pillaje del convoy aliado en el convento de San Jerónimo, y por temor a las represalias, el Gobernador de las Armas de Castilla la Vieja, el General Don Antonio de Vega y Acebedo, en 1706, mandó reforzar las murallas, levantó parapetos y construyó revellines en las puertas de San Pablo, Santo Tomás, San Bernardo y Zamora. Es probable que en esta reparación rápida el tramo que nos trae a cuento no fuese reforzado por encontrarse en una situación privilegiada, por estar la ciudad defendida naturalmente por este sector, y si acaso, habría sido recrecido. Seguramente tampoco fue afectado este sector por el ataque del ejercito aliado partidario de Carlos III, realizado entre los días 15 y 20 de Septiembre de 1706, puesto que el grueso del ataque se realizó en el lado totalmente contrario de la ciudad, entre la puerta de Santo Tomás y la de Toro.

24

RUPEREZ ALMAJANO. Ver nota anterior.

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Después del ataque anglo-portugués, en marzo de 1707, el marqués de Bay ordena la composición de la cerca, dado que todavía existía una amenaza cercana. En Mayo, a punto de la conclusión de la obra, ya se llevan gastados cerca de 30.000 reales, superando con creces lo que la ciudad quería gastarse en su reparación, que finalmente fue más endeble de lo que en un principio se deseaba. Respecto a las intervenciones que se realizan en los sectores próximos de la muralla nos informa Nieves Rupérez Almajano. Demostrando la costumbre de apropiarse de los terrenos de la ronda interior por parte de particulares, en 1716 el Colegio del Arzobispo pide licencia al Concejo para cerrar un trozo de esta ronda al que daban las luces de su hospedería, “por estar apartado del comercio e inmediato para hacer ofensa a Dios y otras indecencias” (...) “Para evitar los inconvenientes escandalosos estará mejor cerrado de pared, desde la esquina de la hospedería hasta la muralla, del grueso y alto que se necesite para su perpetuidad y resguardo”, y se comprometía a cerrarlo a su costa a cambio de que el lugar quedase para usufructo del Colegio. El Concejo no tiene ningún problema en cederlo pues “no tiene utilidad para la ciudad y puede ser de mucha al colegio”25. Con la concesión del usufructo de este terreno, se cedía la obligación de reparar el muro de la ciudad, asunto que ya desde antiguo venía dando problemas. En 1704, el administrador del Seminario de Carvajal se niega a reedificar un pedazo de muralla con la excusa de que esto era materia del Concejo. Éste responde copiando la protesta que hizo en su día Jusepe de Vera al Concejo en 1598, similar a la del Seminario, a la cual se contesto: “respecto de las consecuencias de otros edificios que... están sobre el muro, los cuales cuando uvieron la permisión de la ciudad ycieron escripturas de tener reparado el muro respecto a que se aprovechan de él, y si la ciudad cumpliese agora el acuerdo que tiene fecho pretenderían los demás a costa de la ziudad aderezar qualquier daño que tubiese en la parte del muro que les tocase, lo cual no se debe consentir porque sería en grave perjuicio de los que sin tener aprovechamiento del muro, que son todos los vecinos de 25

RUPEREZ ALMAJANO, ver nota anterior. P. 68. Informa en esta misma página de otras concesiones de la ronda para corrales. 19


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

esta ciudad, ayan de contribuir en fisco e en gastos que se hacían en aderezos de semejantes que tocan a particulares a que están obligados”. En años sucesivos, el Concejo sigue manteniendo su postura: “es obligación no sólo de éste sino de todos los dueños de las casas contiguas a las murallas componerlas y reedificarlas a su costa, pues la ronda que debían dejar paso para común la aprovechan, habiendo hecho corrales o jardines al sitio que correspondía a cada casa”. Se les exige a continuación la reparación o bien que dejen la ronda libre y entonces será la ciudad la que se haga cargo de la reparación. El dejar la reparación de la cerca en manos de particulares indica el escaso valor defensivo que ésta podía tener. Durante todo el siglo XVIII, las solicitudes de reparación de la muralla son numerosas, puesto que la reconstrucción de 1707 se había realizado, como ya se indicó, con materiales de pésima calidad. Nieves Rupérez Almajano, en la página 69 de su obra acerca del urbanismo de Salamanca en el siglo XVIII, nos informa de varias reparaciones de la cerca, entre las que destacan por su abundancia, los socalzos en muchos tramos de su recorrido. Entre los que menciona, habla de una serie de ellos entre la puerta Falsa y la de San Vicente, muy próximos a nuestra zona. En esta zona las inclemencias meteorológicas son bastante más rigurosas que en la mayor parte de la muralla, por encontrarse en una elevación muy próxima al río. También nos informa de los materiales que empleaban en las reparaciones, que solían ser reaprovechados de los derribos, y “en los cimientos y en las primeras hiladas se usa la piedra tosca, en tizones de tres o cuatro pies de largo, asentados con cal”. También se suele emplear en los socalzos, de tamaño grande, para poder recibir con más seguridad la piedra menuda de la muralla. En el resto, unas veces utilizaban tapias de barro, en las que se solían incluir dos o tres tizones de piedra franca o tosca, y para disimular y reforzar el material se revocaba la pared con cal, tanto por la parte interior como por el exterior. En otras ocasiones, para mayor permanencia de la obra, se emplea la mampostería de piedra franca o tosca, macizado todo con “cal de buena mezcla”. Tampoco es extraño encontrar algunas lascas de pizarra. 1.4. LA GUERRA DE LA INDEPENDECIA. 20


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

La Guerra de la Independencia desgraciadamente se cebó con esta ciudad, a la cual Araujo se referiría, como Reina del Tormes. La posición estratégica de Salamanca quedó de manifiesto, al ser el paso que abría Madrid y la Meseta a las fuerzas anglo-portuguesas, y por contra Portugal, al ejército francés. Así lo relata Villar y Macías: “Con el objeto de dominar el paso del Tormes por el puente, y con el de tener refugio seguro en la ciudad para la guarnición no muy numerosa, que en ocasiones quedaba en ella, por el continuo moverse de su ejército, fortificaron los franceses los sitios de San Vicente, San Cayetano y la Merced Calzada, llamados así por el monasterio y conventos de estos nombres que allí se alzaban, todos sobre el río, aunque a gran elevación de él. Era el fuerte principal el de San Vicente, colocado como exactamente dice el conde de Toreno, en el vértice del ángulo anterior de la antigua muralla, sobre un peñasco perpendicular al río. Habían los franceses tapiado y aspilleado las ventanas del edificio, y unídole por cada lado con el antiguo recinto, tirando unas líneas que amparaban foso y camino cubierto con escarpas y contraescarpas, revestidas de mampostería. No resultaba dentro de aquellas el ángulo entrante del convento, y por eso le cubrieron con una batería de faginas, protegida de una pared ó muro atronerado, que tenía además por delante una empalizada. Fortificaron después (1812) a San Cayetano y la Merced, con escarpas verticales, fosos profundos y contraescarpas acasamatadas, e hicieron también varias construcciones a prueba de bomba y otras obras; obligando a contribuir a ellas a los vecinos de Salamanca, ya con su dinero, ya con su trabajo personal. [...] Mientras tanto, no quedando ya al ingeniero militar Mr. Gerard más edificios públicos, ni casas que demoler, a pretexto a veces y otras con justificada razón de hacer menos atacables sus fortificaciones, derribó el 8 de junio la muralla entre la Puerta Falsa y la de San Vicente. [...]Tomaron por su parte, diversas precauciones los sitiadores de los fuertes (los aliados), desarmaron las baterías y pasaron los cañones al otro lado del río. Sin embargo, el 22 levantaron una nueva con intento de apoyar la gola de San Cayetano, y con la esperanza de apoderarse de esta obra, cuya ocupación facilitaría la toma de San Vicente, la primera y más 21


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

importante de todas. Maltratado el parapeto y la empalizada de San Cayetano, resolvieron los sitiados escalar el fuerte el 23, como asimismo el de la Merced, más se les malogró la tentativa, pereciendo en ella ciento veinte hombres y el mayor general Bowes. El propio día Marmont, que ansiaba introducir socorro en los fuertes, varió de posición, tomando otra oblicua, de que se siguió quedar alojada su izquierda en Huerta de Tormes, su derecha en las alturas de Cabezabellosa, y el centro en Aldearubia. Lord Wellington, para evitar que al favor de este movimiento se pusiesen los enemigos en comunicación con los fuertes por la izquierda del Tormes, mudó también el frente de su ejército, prolongando la línea, de forma que cubriese completamente a Salamanca, y pudiese ser acortada en breve, caso de una reconcentración repentina: se extendían los puestos avanzados a Aldealengua. El 24, antes de la aurora, diez mil infantes franceses y mil jinetes cruzaron el Tormes por Huerta; contrapúsoles Wellington su primera y séptima división, que pasaron también el río, al mando de Sir Thomas Graham, juntamente con una brigada de caballería; se apostó lo restante del ejército inglés entre Castellanos y Cabrerizos. Hora de mediodía sería cuando avanzó el enemigo hasta Calvarrasa de Abajo; más vislumbrando a sus contrarios apercibidos, y que éstos le seguían en sus movimientos, parose, y tornó muy luego a su estancia el 23. Entre tanto, recibieron los ingleses el 26 las municiones y artillería que aguardaban de Almeida, y renovaron el fuego contra la gola del reducto de San Cayetano, en la que lograron romper brecha a las diez de la mañana del día siguiente: al propio tiempo consiguieron también incendiar, tirando con bala roja, el edificio de San Vicente. En tal apuro, los comandantes de todos los fuertes dieron muestra de querer capitular, pero sospechado Wellington que era ardid, a fin de ganar tiempo y apagar el incendio, sólo les concedió cortos minutos para rendirse, pasados los cuales, ordenó que sin tardanza fuesen asaltados los reductos de San Cayetano y la Merced. Se apoderaron los aliados, del primero por la brecha de la gola; del segundo por escalada. Entonces el comandante de San Vicente pidió ya capitular, y Wellington accedió a ello, si bien enseñoreado de una de las obras exteriores. Quedó prisionera la guarnición y obtuvo los honores de la 22


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

guerra. Cogieron los ingleses vestuarios y muchos pertrechos militares, pues los enemigos habían considerado por muy seguros aquellos depósitos. El 27, a las once y media de la mañana, se rindieron los fuertes: encerraron la guarnición prisionera en San Bernardo, de donde la llevaron aquel mismo día; y al siguiente aún ardía el fuerte de San Vicente, que se había vuelto a incendiar a las nueve de la anciana del 27;... “ Arteche describe así las fortificaciones francesas en Salamanca: "Gruesos y elevados parapetos, anchos y profundos fosos, cuarteles, almacenes a prueba, cuanto se considera necesario para mantener un puesto importante, se había ejecutado en tres año de dominación tranquila que contaban allí los franceses, y especialmente en los ocho últimos meses se había puesto el mayor esmero en preparar los tres fuertes... Presidían los fuertes 800 hombres y la gente necesaria para los servicios de 30 piezas de artillería que montaban las murallas26.” Pero la mejor descripción nos la dan los planos francés e inglés de los fuertes (ver figura 5 y 6). En los mismos se reconocen sistemas de balaustres u orejones, apoyados por trincheras o fosos, según muestran los ángulos y líneas de defensa representados en el sector oriental y septentrional del cerro, con menores condiciones de defensa naturales. Igualmente parecen reconocerse muros y fosos que cubrían los sectores noroccidental, occidental y meridional, con mejores defensas naturales y la muralla medieval. Todavía se levanta un muro situado en la zona meridional de la terraza superior del cerro. En planta cubre el ángulo que conformaban la crujía Este del Claustro del convento y parte del muro sur del Ala oriental del mismo. Este espacio hoy se encuentra ocupado por viviendas y patios, algunas de las cuales ya han sido demolidas. Su fábrica, difiere del resto de los muros considerados originales del convento, por la trabazón en seco del mampuesto, que ha sido claramente reutilizado con materiales procedentes del convento.

26

GÓMEZ ARTECHE Y MORO: “Guerra de la Independencia. Historia Militar de España de 1808 a 1814”, Madrid 1868.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fig. 6. Detalle del Fuerte de San Vicente. Plano de los Fuertes de Salamanca de 1812.

Del resto de las obras defensivas, como las abaluartadas del sector nordeste del cerro y los sistemas de trincheras y fosos que circundan la cima sobre la muralla, algunas han desaparecido como consecuencia de la instalación del actual barrio de San Vicente, mientras que otras permanecen, descubiertas o cubiertas por las viviendas y los escombros. El informe del abad de San Vicente, Antonio de Limia (1814-1818) muestra el estado miserable en que quedó el monasterio tras la guerra y la posterior explosión del almacén de pólvora: "se hallaba lleno de escombros; los monjes no tenían casa propia; el pueblo robaba los sillares; ..." (A.V.C., T. 33, f. 417-423). Para evitar la completa ruina se pensó en su restauración, y en 1818, los distintos conventos de la orden, repartieron buenos dineros para ese fin. Sin embargo, los monasterios estaban exhaustos y las obras avanzaban muy lentamente.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fig. 7. Detalle del Fuerte San Vicente, tomado de los planos del sistema defensivo francés en Salamanca, levantados por los ingenieros ingleses de Welington.

En cuanto a la vieja muralla medieval, abolida su función fiscal, al suprimirse las aduanas urbanas a partir de 1836,

se convirtió en un

obstáculo para los habitantes de Salamanca. En ese mismo año se derriba la Puerta de Toro, y en el 55 le toca el turno a la de Zamora. La fiebre por el derribo de fortificaciones llegaría a afectar incluso al mismo puente romano, que vería como su castillete y almenas desaparecían en 1852. En todos estos asuntos, la Comisión de Monumentos hizo gala de una ignorancia supina. La labor fue tan concienzuda, que lo hoy conservado de la Cerca Nueva, apenas llega al grado de representación simbólica. El corazón del Cerro de San Vicente no volvió a poseer edificaciones hasta, por lo menos, principios de siglo. No obstante, si se comenzaron a adosarse viviendas al exterior del cerca; de hecho, hoy todavía podemos apreciar una apoyada al pie de los lienzos restaurados. A mediados del presente, comenzó a edificarse la residencia para estudiantes de la 25


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Universidad Pontificia Ntra. Sña. de Guadalupe, que usa parte del muro para delimitar sus terrenos. Ya en esta década, y con motivo de la remodelación de la zona, se derruyeron varias viviendas adosadas a la cerca y comenzó su actividad una Escuela-taller que mantuvo su actividad durante tres años, de 1994 a 1996, la cual obtuvo interesantes resultados, al descubrir, por orden cronológico inverso, parte de las fortificaciones francesas, el convento de época moderna, los restos medievales del mismo, restos y estructuras altomedievales y parte del poblado del hierro que allí estuvo establecido.

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26

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

2. METODOLOGÍA. Fig. 8. Equipo Fotográfico.

La anterior reseña histórica ha dejado demostrado que la muralla urbana era un elemento vivo. De ahí que salvo excepciones, estuviera en continua transformación. Unas veces la vieja cerca resultaba inadecuada para proteger a una ciudad que había crecido a gran velocidad. En otras era preciso adaptar la muralla a los progresos de la poliorcética. En todo momento había que restañar las heridas que sin cesar se producían en las cercas de las ciudades y villas, y, como mínimo mantenerlas en buen estado de conservación. Así pues la muralla era, por lo general, una construcción permanente y un motivo de constante preocupación27. La historia de la misma, por tanto, podrá estudiarse a través de los deterioros, reparaciones, reformas y destrucciones que ha sufrido a lo largo de su existencia, desde su fundación hasta el presente; o también, hasta su extinción definitiva, caso de haberse producido. El método más eficaz para conseguir la total lectura de la fortificación, - o cualquier edificio que nos propongamos analizar – recibe el nombre de “Lectura de Paramentos” o “Lectura Estratigráfica de lo Elevado". Consiste en diferenciar, ordenar y datar las fases por las que han pasado los edificios hasta llegar a su estado actual, analizando todos los elementos que los componen y que se les fueron añadiendo históricamente, y 27

VALDEÓN, J. Ver nota anterior.

27


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

analizando las distintas actividades y procesos destructivos y constructivos que sufrió28. La nueva forma de entender la arquitectura, a través del análisis de estructuras y paramentos, es heredera directa de la “cultura estratigráfica”, que trae el pensamiento arqueológico de Baker y Harris29 en los años 70. Su esencia no es otra que la individualización de unidades estratigráficas, como si de excavación arqueológica tradicional se tratase. La Unidad Estratigráfica Muraria (U.M.E. para abreviar) es el resultado menor de una acción constructiva; a efectos prácticos lo más irreducible de los distintos elementos que conforman el edificio. Estas unidades, como las terrestres - conocidas como U.E. -, pueden ser positivas (adición) o negativas (sustracción). Las negativas más conocidas por unidades interfaciales, son referidas en nuestro estudio, con el numeral seguido por una “i” mayúscula. También las relaciones entre las U.M.E, son idénticas a las individualizadas en la trinchera arqueológica. Su concepto únicamente varía en el origen de las mismas, pues mientras las unidades de deposición terrestre pueden ser de origen natural o antrópico, en las terrestres casi siempre serán producto directo o indirecto de la mano del hombre30. El procedimiento operativo más básico obliga a numerar, después de individualizar las unidades murarias estratigráficas, con el fin de facilitar su clasificación. Posteriormente serán representadas en una matriz "Harris", en la cual primará la cronología, sobre la localización especifica en la que se halle una determinada U.M.E. Aclaremos que las unidades representados en el diagrama matriz, no tienen porque guardar el orden de numeración matemática, por lo que la asignación de un numeral puede ser algo absolutamente arbitrario. En cuanto a los criterios para individualizar las U.M.E., son los siguientes: 24

CABALLERO ZOREDA, Luis. Método para el Análisis Estratigráfico y Construcciones Históricas o “Lectura de Paramentos”, en Caballero y Latorre (coods) “Leer el documento Construido”. Monográfico de Informes de la Construcción 46. 1995. 29

CARANDINI, Andrea. “Historias en la Tierra”. Barcelona 1997

30

Un derrumbe de una estructura de vigas en un edificio abandonado, puede ser producto directo de las inclemencias del tiempo. Sin embargo, indirectamente, también se debe a la falta de mantenimiento de su último inquilino.

28


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

- Tipo de materiales. - Tamaño y forma de los mismos. - Tipo de aparejo constructivo. - El grosor y tipo de los ligantes. - La composición de las argamasas. - La existencia de suturas en los muros. - Y, por último elementos arquitectónicos (puertas, ventanas etc..). Sobre las relaciones temporales expresadas en la matriz, estas serán enumeradas seguidamente:

1. Contemporaneidad: con las secuencias "igual" y "se une". 2. Anterioridad: "se le apoya", "cubierto por", "cortado por" y "rellenado por". 3. Posterioridad: "se apoya", "cubre a", "corta a" y "rellena a".

Para la satisfactoria comprensión de análisis, es aconsejable que vaya acompañado de un buen levantamiento gráfico, a caballo entre la representación objetiva y la selección subjetiva de la realidad31. Para ello el Laboratorio de Arqueología Medieval cuenta con su propio sistema de representación. Denominado “Toma”, que es

auténtico sondeo

arqueológico elegido en un paramento32. Su nomenclatura deriva del instrumento fotográfico, que tanto partido saca el L.A.M., y su objeto es unir levantamiento gráfico con análisis estratigráfico. Y ello se logra al representar las unidades murarias individualizadas sobre la arquitectura dibujada, con su correspondiente matriz al lado. Este trabajo incluye una única Toma, que comprende todos los lienzos tratados en la Fase G, de la Restauración de la Muralla de Salamanca. En ella también se incluye una Matriz de Muestra de Paramentos. Este instrumento también ha sido ideado por el Laboratorio de Arqueología 31

PARENTI, Roberto. La Lettura Stratigrafica delle Murature in Contesti Architettonico. Restauro e Citta 2, 1985. 32

SERRANO PIEDECASAS, Luis y MUÑOZ GARCÍA Miguel Angel. San Felices de los Gallegos. Análisis Estratigráfico de la Cerca Vieja. STUDIA STORICA, Historia Medieval 12, 1994.

29


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Medieval, inspirándose en una de las sugerencias de Harris, la “matriz de artefactos”, que pretendía sintetizar materiales y cronologías33 . La necesidad de elaborar muestras de paramento a escala, es algo indispensable para la comprensión de técnicas, materiales y aparejos, y así ha sido reseñado por autores como Parenti, Caballero y Brogiolo. La matriz de paramentos, además de ofrecer un eficaz instrumento comparativo, da al estudio de los aparejos una dimensión cronológica, enriqueciendo de este modo la visión de la arquitectura histórica. El trabajo riguroso y exhaustivo de lectura de paramentos debe ir acompañado de una ficha por unidad estratigráfica muraria. Este tipo de registro cumplirá similar función al de

las fichas U.E. de deposición

terrestre, y se justifica por su carácter más exhaustivo y específico. La ficha U.M.E. recogerá más información histórica, al centrarse en aspectos puramente constructivos normalmente obviados en las fichas ordinarias U.E. Por su agilidad, hemos utilizado sobre el campo, la

Ficha de

Archivación Rápida (FAR), propuesta por el Profesor Brogiolo34. No tan completa como la ordinaria de unidad muraria, pero efectiva para los objetivos aquí propuestos. El apéndice final del

informe recoge redactada, la

información de cada ficha elaborada en el campo.

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*

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33

HARRIS, Edward C. “Principios de Estratigrafía Arqueológica”. Barcelona

34

BROGIOLO, Gian Piero. Archeología dell´Edilizia Storica. Como 1988.

1992.

30


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3. ANÁLISIS ESTRATIGRÁFICO. Fig. 9. Trabajos de Restauración.

3.1. LOS CUERPOS DE FÁBRICA CONSERVADOS EN EL CERRO DE SAN VICENTE. La zona del Cerro de San Vicente, donde se encuentran los escasos metros de Cerca Nueva, que ha recuperado la fase G., se encuentra en la actualidad degradada; de hecho los aledaños a la misma, han sido utilizados como escombrera hasta fechas muy recientes. El estado de los dos lienzos conservados, clamaba por una intervención, pues buena parte de los mismos, habían perdido su paramento externo. La piedra se encontraba además muy degradada; al estar en un alto, acusaba especialmente las incidencias climáticas. Por si ello fuera poco, los restos de la cerca soportan la presión extra, las tierras asentadas en el cerro, apoyan en su paramento interno. Los lienzos conservados han sido denominados Cuerpo de fábrica 11 y 12 (C.F. 11 y 12). La numeración responde a los preceptos, que el Laboratorio de Arqueología Medieval, desarrolla en su proyecto de estudio de las murallas de Salamanca. El C.F. 11 no presentaba su paramento externo completamente libre, puesto que todavía hoy se le adosa una humilde vivienda de un sólo piso (ver figura 10). Naturalmente no ha sido estudiado íntegramente, puesto que el proyecto, no preveía restaurar todo este lienzo (ver figura 11).

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

En total, la fase G consolida una extensión de aproximada de 68,25 m. en planta (ver alzado). Del cuerpo de fábrica 11 se ha restaurado unos 9,5 m; levanta del suelo unos 5 m. Presenta una fábrica de sillería escuadrada en granito, que rodea a otra más grosera, de forma más o menos rectangular. El cuerpo de fábrica 12 abarca los 58,75 m restantes, y es el que presenta la perdida del paramento exterior, sobre gran parte de su zona central. Ello, además de plantear los correspondientes problemas técnicos a la hora de consolidar, también supone importantes interrogantes históricos, pues, los dos extremos de paramento conservado tienen diferentes fábricas, sin que a priori podamos definir su relación material estratigráfica, pues no existía conexión física entre ambos. El paramento externo derecho mide en planta mide 20,7 m, y alcanza una altura media de 6.6 m; además acoge un pequeño elemento de soporte (U.M.E. 418), que levanta 60 cm. El paramento izquierdo tiene unos 24,4 m, alcanzando en altura 5,5 m.

Fig. 10. Vivienda de carácter popular, adosada al Cuerpo de Fábrica 11.

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Fabricas Contemporáneas.

Fabricas Modernas de Sillería Escuadrada.

Zonas Descarnadas de Paramento. Fabricas Modernas de Sillería Apiconada.

Fabricas Plenomedievales. S.XIII.

LIENZOS DE LA CERCA NUEVA EN EL CERRO SAN VICENTE. EXENTOS DEL LA FASE G Alzado de Fabricas, a partir de plano del Arquitecto D. Julio Brualla. Miguel Angel Muñoz García (Arqueólogo).


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Estructuralmente la muralla no difiere de construcciones homólogas, pues se compone de dos paramentos – exterior e interior -, rellenados con un núcleo central de cal y cascotes. Los materiales tampoco son diferentes a los constatados en otros tramos de la muralla. Son piedras locales fáciles de conseguir

por

su

cercanía;

identificamos

las

areniscas

opalina

(popularmente conocida como Arenisca de Sangre de Cristo) y de Villamayor, tradicionalmente utilizadas en la ciudad de Salamanca. Asimismo también observamos el uso del granito; ¿acaso procedente de Ledesma?.

Fig.11. Parte del C.F. 11, exento de la Fase G.

3.2. FASES CONSTRUCTIVAS. El análisis estratigráfico expresado en la Toma del presente informe, comprende 35 unidades estratigráficas muraria (U.M.E.), y una estratigráfica tradicional (U.E.), que corresponde a la roca madre natural. En total han sido cuatro las fases constructivas detectadas. A priori sorprende que las escasas cuatro unidades estratigráficas murarias, de época medieval, sean de tan poca entidad. Veamos las fases:

1ª. Fase Medieval, 1147-1504 (U.M.E. 425I, 415, 417, 437): Fechada entre 1147, año que como vimos, Alfonso VII el Emperador manda construir una cerca en el “arrabalde”, y la reforma de la Orden de San Benito de 1504, que marcaría el inicio de la mejor época del Monasterio de San Vicente.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

2ª Fase Moderna, 1504-1812 (U.M.E. 429I, 421I, 416, 430, 420, 433, 416, 422I, 413, 419I, 418, 403, 461I, 407, 408, 401, 405, 409, 404). Abarca prácticamente toda la Edad Moderna, siendo su colofón la Guerra de la Independencia. 3ª Fase Contemporánea, 1812 – 1997 (U.M.E. 412I, 423I, 410I, 434I, 435I, 402I). Es la etapa de abandono y deterioro. Dos son las fechas que marcan ambos fenómenos. La primera la destrucción del Monasterio de San Vicente en la francesada; ello afectaría también a sus propiedades, que como poco comenzarían a abandonarse; entre ellas estaría este fragmento de Cerca Nueva que tenían bajo a su tutela. En cuanto a la segunda, es el año 1836, en que se firma la sentencia de muerte de la muralla salmantina al suprimirse las aduanas urbanas. 4ª Fase de Restauración Reciente, 1997 (U.M.E. 424, 428, 414 y 440). Corresponde las unidades estratigráficas, adheridas por la restauración, en el momento de comenzar nuestro estudio.

3.3. LAS FÁBRICAS. Su representación gráfica se ofrece dentro de la Matriz de Paramentos, que se incluye dentro de la Toma de este Informe. Puntualizamos que en este apartado solamente

se reflejan paramentos,

dejando de lado núcleos interiores y el elemento de soporte del C.F. 12. El aspecto homogéneo de los primeros, hace que sean imposibles de distinguir por otro método que no sea su propio contexto estratigráfico, ya que tampoco ha sido posible realizar análisis de argamasas. Entre las fábricas se distinguen cuatro tipos; todas ellas aparejadas con mortero de cal. El primero pertenece a la fase medieval, mientras los tres restantes ya son de cronología moderna. Veámoslas con detalle a continuación:

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fábricas Medievales:

Fig.11 Fábrica Medieval (Inferior), de Mampostería Concertada

A. Muestra 1. (U.M.E.415, Fig. 11). Es fábrica de mampostería concertada con ripias, y sus elementos son sillarejo de arenisca y opalina, tallado en la cara vista. Sus piezas oscilan entre 60 x 30 cm, 45 x 20 cm o 50 x 30 cm; la junta mide entre los 5 y 8 cm.

B. Fábricas Modernas:

Fig. 12. Fábrica Moderna de Sillería Escuadrada.

B. Muestra 2. (U.M.E.420, Fig. 12). Compuesta a base de sillares graníticos, bien escuadrados, y aparejados con alguna ripia o teja partida. Mide 4,55 x 3.85 m aproximadamente, y la sillería oscila entre 90 x 39, 65 x 30 o 100 x 35 cm. Su junta se encuentra entre 2 y 4 cm, sin superar en ningún caso los 5 cm. C. Muestra 3 (U.M.E.433. Fig 13) y Muestra 4 (U.M.E. 413). Fábrica de mampostería concertada con ripias, similar a la medieval, aunque elementos de menor tamaño. Estos son sillarejo de

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

opalina y arenisca, con tamaños que oscilan entre los 45 x 30 y 25 x 10 cm. La junta mide entre los 4 y 8 cm.

Fig. 13. Fábrica Moderna de Mampostería Concertada, antes de la Restauración.

D. Muestra 5 (U.M.E. 403, Fig. 14). Sillarejo con abundante material reaprovechado (sillares y un tambor de media columna). Se utiliza la ripia con gran profusión, las juntas en muchos casos superan los 10 cm. Entre los materiales se entremezcla el granito con la arenisca y la opalina. Tampoco se aprecia un interés por proporcionar los tamaños del sillarejo, aunque obviamente los mismos se acomodan al ancho de la hilada.

Fig. 14. Fábrica Moderna de Mampostería Grosera.

3.4. ESTRATIGRAFÍA. En este apartado se expondrá la interpretación de las unidades que componen los cuerpos de fábrica del Cerro San Vicente, centrándonos exclusivamente en las relaciones estratigráficas que existen entre ellas. Dejaremos aspectos formales y descriptivos, para las fichas que forman el apéndice final de nuestro informe. 36


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Las U.M.E. 425 I, 415, 417, 437, representan a la fase I medieval. La primera es la interfaz que rompe la roca madre natural del Cerro (U.E. 0), mientras U.M.E. 415 corresponde al paramento de mampostería concertada con ripias; recordamos que este es similar al que se encuentra en los restos de Cerca Nueva, sitos en el Paseo de Canalejas y la Plaza de los Niños del Coro. Este se forma parejo a U.M.E. 437, que constituye el núcleo interior o ripio, formado por piedra menuda y cal. U.M.E 417 (ver figura 15),

es de similar composición, lo cual demuestra que en fue

diseñada para ser cubierta por un paramento. Ello descarta la posibilidad de que estemos ante un hipotético acceso cegado en un momento indeterminado. Por otro lado, no se aprecian restos de dintel o arco; es más los sillares de la moderna U.M.E. 420, se le apoyan directamente.

421.I.

U.M.E 417

U.M.E. 417

420

430. 424. U.E. 0.

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FIG. 15. Análisis Estratigráfico Parcial. U.M.E. 417 en numeral negro.


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

La forma rectangular de 4,8 x 2,1 m, nos conduce a interpretar nuestra U.M.E. 417, como el antiguo núcleo interior de un cubo desaparecido de la Cerca Nueva. Ahora bien, no dejaremos de ser conscientes, que sólo la excavación arqueológica de su perímetro circundante, lo confirmaría con total certeza. Y ello, desgraciadamente, es imposible. La roca sobre la que se asienta, fue cortada por la interfaz contemporánea U.M.E. 423I, seguramente con el fin de buscar espacio para alguno de los corrales, que se asentaron entonces sobre el Cerro de San Vicente. El paso a la fase II moderna viene dado por la Interfaz U.M.E. 429I, que rompe U.M.E. 415, y U.M.E. 437. A la izquierda, sobre la primera apoyaron U.M.E. 416, y a su vez, la misma soporta en su lateral a U.M.E. 430. Ambas unidades son calzos dispuestos para sostener la sillería escuadrada de la ya aludida U.M.E. 420. Esta rodea completamente a la medieval U.M.E. 417, y las dimensiones sus sillares, en torno a los 70 x 40 cm, son idénticas a las utilizadas en edificios modernos como el paramento exterior izquierdo del Templo de la Clerecía o los sillares exteriores que asoman en el mismo Convento de San Esteban. La ejecución de esta sillería contrasta con los otros aparejos de mampostería leídos, y con toda seguridad responde a un proyecto que trasciende la mera reforma de la Cerca Nueva. Sobre esta ultima unidad muraria estratigráfica se apoya U.M.E. 433 que además cubre a U.M.E. 415. A su vez, la primera es cubierta por U.M.E 413, que por cierto también apoya en los sillares de la unidad adyacente – recuérdese U.M.E. 420 -. Ya vimos en el estudio de fábricas, que tanto la medieval U.M.E. 415, como las modernas U.M.E. 433 y 413, tienen en común el uso de mampostería concertada, siendo menor el tamaño de sillarejo en las dos últimas.

Centrándonos en U.M.E. 413, hemos de

indicar, que se diferencia de la unidad inferior, primero por la existencia de una unidad interfacial U.M.E. 422I, y en segundo lugar, por la curiosa disposición de su primera hilada, que monta sillarejo de granito, en vez de las habituales opalina y arenisca. Respecto a U.M.E. 436, es el ripio de cascotes y cal que enmascara el paramento U.M.E. 433, mientras U.M.E. 401, correspondería al núcleo de U.M.E. 413.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Además otra interfaz corta U.M.E. 413. Se trata de U.M.E 419I, que corta las hiladas de mampostería en su extremo izquierdo. Esta unida negativa es rellenada por U.M.E. 418,

con forma cuadrangular, que

seguramente constituye una estructura de base para soportar un elemento indeterminado. Se compone de cuatro hiladas de mampuesto, y dos superiores con pequeños sillares de granito. Sobre esta U.M.E. 418 y U.M.E. 413, se apoya una hilera de sillares graníticos muy deteriorados, que parecen querer rematar la mampostería concertada de las fábricas inferiores. Esta unidad muraria recibe el nombre de U.M.E 411, y se prolonga sobre la parte central del C.F.12, que ha perdido el paramento.

Fig. 16. Sillar Reaprovechado en U.M.E 403

Cambiemos ahora nuestro punto de atención al paramento conservado en el extremo derecho. Comenzaremos diciendo que la mayor parte del mismo, se forma con la U.M.E. 403. Esta unida muraria, compuesta de mampostería irregular, que usa ripias con gran profusión y material reaprovechado (ver figura 16), ya fue descrita en la muestra 5 del análisis de fábrica. Acoge a los huecos U.M.E. 405, 409, y 404 (ver figura 17), que son interpretados como mechinales; posiblemente ideados para apoyar los andamios que levantaron este paramento. Además la U.M.E. 403, es cortada por la interfaz U.M.E. 406I, que se rellena con U.M.E. 407, unidad muraria formada por cuatro hileras de pequeños sillares graníticos. A su vez acoge esta misma, acoge otra unidad de apertura: la U.M.E 408, que por su posición estratigráfica, en medio de los sillares, desempeñaría algo más que un simple apoyo de viga. El hueco mide unos 15 x 25 cm, y es idéntico a otras bocas de desagüe, localizadas en el tramo de la Cerca Vieja, contiguo a la Casa Lis (ver figura 18). No obstante sólo la exploración del 39


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

paramento interno, - hoy cegado por las tierras del Cerro de San Vicente – confirmaría nuestra hipótesis.

409.

408. 407. 406.

U.M.E. 403.

Fig. 17. Unidades Estratigráficas Murarias acogidas en U.M.E. 403.

La fase III contemporánea de abandono y deterioro está compuesta exclusivamente por interfaces de destrucción. La U.M.E 432I, forma un hueco en la parte baja de la construcción al cortar a la medieval U.M.E. 415. También huecos forman U.M.E. 434I y 435I al cortar a U.M.E. 433. A esta última unidad, junto a U.M.E. 413 y 411, les corta U.M.E. 412I, en la derecha. U.M.E. 423I corta U.E. 0 –es decir la roca natural -, y los bajos de U.M.E 417. Como ya se aludió, probablemente es resultado de la acción constructiva que ejerce sobre la muralla, la edificación de casas populares a finales del siglo pasado y principios de este. La interfaz U.M.E 410I, afecta a la parte central que perdió el paramento; además corta a U.M.E. 411. Ya U.M.E 402I es unidad que corta a U.M.E. 403.

40


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fig. 18. Desagüe en el Tramo de Cerca Vieja contiguo a la Casa Lis.

La fase IV, correspondiente a la presente restauración arquitectónica, insistimos que únicamente recoge aquellas unidades estratigráfica murarias, añadidas en el momento de comenzar nuestro informe. Con el numeral de U.M.E 440 se menciona genéricamente a las piedras repuestas junto a los rejuntados aplicados, que comprenden resinas al interior de la junta, y mortero bastardo al exterior, que da una tonalidad ocre. En cuanto a U.M.E. 424 y 428, son mampuestos colocados en los bajos de la cerca, a modo de recalzos. Por último UM.E 414, representa los sillares repuestos en la moderna U.M.E. 411.

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41


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

4. CONCLUSIONES. Fig. 19. Estado Final del Tramo del Cerro de San Vicente, desde el Paseo del mismo nombre

La “Vista de Salamanca” de Antón Van Wyngaerde es un documento preciso y categórico, que prueba como la Cerca Nueva, - aparte de los que guardaban los accesos -, también integró cubos defensivos en su trazado. La ausencia de los mismos en los planos de García de Quiñones y Sargarvinaga, debemos explicarlo en el contexto cultural de la época. El papel de la muralla como muro perimetral que define los límites de la ciudad, y de escaso potencial defensivo frente a agresores pertrechados de artillería, hace que los viejos bastiones medievales se conviertan en elementos obsoletos, frente a revellines y baluartes modernos. Quizá por ello fueron simplemente ignorados al ser estructuras que carecían de relevancia funcional. Este no era el caso de las Puertas de la Ciudad, pues las torres allí existentes remarcaban el valor simbólico de las mismas. Ahora bien ¿entonces por qué se representan torres y cubos sitos en la Cerca Vieja?. La respuesta debemos encontrarla también en el uso que tenían. Las torres del antiguo Alcázar, quizá ya tuvieran un significado simbólicohistórico, o simplemente se integraban en las dependencias del Convento de los Padres Cayetanos, fundado a principios del S.XVII. En cuanto al cubo existente entre la Puerta de San Juan del Alcázar y la del Río, integraba un mirador propiedad del Convento de la Merced. También mirador, a juzgar por su disposición actual debió ser el cubo cuadrado, existente a continuación del último acceso nombrado (ver figura 20). 42


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fig. 20. Restitución de los aledaños de Peña Celestina, a partir del “Plano de Salamanca y sus Paseos” (García de Quiñones, 1784), según Rúperez Almajano. Obsérvense los cubos de Alcázar, el de la Merced y el adyacente a la Puerta de Anibal.

Por otro lado, si observamos con detalle el “Plano parcial de la Muralla y sus Paseos de los alrededores de Salamanca” de Lesmes Gavilán, veremos una estructura de planta triangular entre la Puerta de Santo Tomás y la Puerta de Sancti-Spiritus (ver figura 21). Otra similar se constata en el “Plano de Salamanca y sus Paseos” de Andrés García de Quiñones; aunque esta vez situada entre la Puerta de San Bernardo y la de Villamayor (ver cuadro 1). Su forma en pico nos remite claramente a poliorcética moderna. Vimos que D. Antonio Vega mandó hacer obras de fortificación, en las puertas de Santo Tomás y San Bernardo, hacia 1706. Es posible que tales formas se deban a estas, u otras obras emprendidas en el S.XVIII. Sin embargo, lo más curioso es que la situación de estos triángulos adosados a la cerca nueva, es la misma donde Wyngaerde dibuja algunos de los cubos, reseñados en el estudio histórico; ¿acaso en la centuria de 1700, se aprovecharon viejos cubos medievales para conseguir formas abaluartadas?.

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Cuadro 5.

Plano Parcial de la Muralla y sus Paseos de los alrededores de Salamanca. Lesme Gabilan (1786).


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fig. 21. Ampliación del Plano Parcial de la Muralla y Paseos de Alrededores de Salamanca, por Lesmes Gabilán Sierra.

En este contexto interpretamos nuestra U.M.E 417 (ver figura 15), como uno de los cubos vistos en la “Vista de Salamanca” de 1572, sobre el Cerro de San Vicente (ver cuadro 3 y 4). Seguramente corresponde al situado más a la derecha en el dibujo de Wyngaerde. El otro más bien se integraría en la Puerta de San Vicente, que según el “Plano de Salamanca y sus Alrededores” de Juan Marcelino de Sagarvinaga (ver figura 22), se muestra con un cubo flanqueando su lado derecho. El análisis estratigráfico ha demostrado que la mayor parte del tramo conservado pertenece a época moderna, y debemos, por tanto, ponerla en relación con el resurgir del Monasterio de San Vicente a partir de 1504. La sillería escuadrada de U.M.E. 420, no es aparejo habitual en la reparación de una muralla de mampostería, y más cuando se le están apoyando, unidades estratigráficas (U.M.E. 433 y 413) realizadas con esta técnica; posiblemente muy similares a la “buena y pulida mampostería”, 44


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

que menciona el documento de reparación, adjuntado en nuestra reseña histórica. Es más razonable pensar que la fábrica de sillares pertenece a un proyecto más ambicioso que una mera reforma en un fragmento de cerca nueva.

Fig. 22. Ampliación de la Puerta de San Vicente. Plano de Salamanca y sus Alrededores (Sagarvinaga 1804).

Concretamente el “Plano de los Fuertes de Salamanca de 1812” (ver figura 23), se aprecian una serie de construcciones pertenecientes a la propiedad del Monasterio de San Vicente, pero adosadas a la cerca en el lado Eº. Futuras excavaciones arqueológicas podrán confirmar, sí la U.M.E. 420 perteneció a una de las estructuras, dibujadas por los ingenieros franceses. Documentalmente sabemos que el arquitecto Ribero de Rada construyó un mirador, sobre la muralla, que rodeaban el Cerro de San Vicente. Acción constructiva, por otro lado, nada extraña en época moderna, pues a finales del XVI, el Palacio Episcopal de Ávila se levantó sobre las estructuras y cubos (ver figura 24), de la histórica fortificación del XII. En esta línea queremos tratar la curiosa estructura de soporte que bautizamos como U.M.E. 418. Su misión podría ser la de sostener uno de los motivos herrerianos que alude el contrato de reforma de la “zerca” monasterial, cuando se dice que “llevara una orden de bolas de piedra de 45


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Villamayor”. Sin embargo su anchura de más 1,7 m, parece excesiva para ser el soporte de una elemento ornamental de estas características. Resulta más razonable pensar que fuera el arranque de la estructura de cubierta, de alguno de los edificios constatados en el citado plano francés.

Fig. 23. Ampliación del Monasterio de San Vicente fortificado, en el “Plano de los Fuertes de Salamanca de 1812”. Nótense los edificios de la fundación benedictina, pegados a la Cerca Nueva.

46


Cuadro 6.

Plano de los Fuertes de Salamanca (1812).


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

La diferencia de fábricas que se da entre los dos extremos del paramento conservado – recuérdese la mampostería de U.M.E 433 y 413 (extremo izquierdo, ver cuadro 6), con respecto a U.M.E. 403 (ver Toma) -, como poco nos está certificando la existencia de dos procesos de ejecución diferentes. Carecemos de toda certeza a la hora de establecer que proyecto se realizó primero, debido a la perdida del paramento central, que como indicamos en su momento, imposibilita leer sus relaciones estratigráficas. No obstante, el uso de materiales reaprovechados en U.M.E 403, unido a su fábrica más grosera, no la hacen muy acorde con la época que reformó el Monasterio de San Vicente, y vio las empresas proyectadas por el maestro Ribero de Rada. Afinemos más y puntualicemos que el descuidado aparejo de esta, difícilmente podrá ser relacionado con esa “buena y pulida mampostería”, que se mencionaba en los contratos del arquitecto clasicista. Seguramente, esta unidad muraria, es producto de cronologías posteriores a fines del S.XVI y principios del XVII. Su técnica poco esmerada, sugiere un momento de reforma, ejecutado con celeridad, por causas que ahora mismo se nos escapan.

Fig. 24. Palacio Episcopal de Ávila, con estructuras apoyadas sobre la muralla.

Por último, no quisiéramos terminar sin aludir a la incidencia que tuvo la Guerra de la Independencia sobre los cuerpos de fábrica analizados. Concretamente nos referimos a las U.M.E. 434I y 435I; su forma

47


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

redondeada y su posición aislada de grandes grietas, no parecen ser fruto del simple abandono. Es más recuerdan a impactos de artillería como los existentes en la Torre de la Catedral de Ciudad Rodrigo, o la Iglesia Parroquial de Gallegos de Argañán. En el “Plano de los Fuertes de Salamanca” se distinguen perfectamente los baluartes que construyó Wellington en el Convento de San Bernardo y el Hospital Civil (ver Cuadro 7). Las baterías allí existentes estarían en ángulo de alcanzar los lienzos, que han sido analizados en este trabajo.

*

*

48

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

APENDICE.

FICHAS DE UNIDADES MURARIAS ESTRATIGRテ:ICAS (U.M.E.).

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Cuadro 7.

Individualizaci贸n Estratigr谩fica Parcial UME en Rojo: Fase I Medieval del S. XIII, en Azul: Fase II: Moderna, en Verde: Fase III, Contempor谩nea., y en Morado: Fase IV: Restauraci贸n del 1998.


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Iª. FASE MEDIEVAL (1147-1504). (U.M.E 425 I, 415, 417, 437).

U.M.E. 425I. Corte practicado en la roca natural (U.E. 0) para allanar la superficie sobre la que levanta la muralla. Se cubre con U.M.E. 416, 437 y 417, de la fase medieval. Fig. 25. Sección de la muralla practicada durante los trabajos de Restauración.

U.M.E. 415. Unidad tipo Paramento,

seguramente

consecuencia directa de la construcción

de

la

Cerca

Nueva a partir de 1147. Apenas quedan cinco hiladas en la parte inferior de la misma, Fig. 26. U.M.E. 415, inferior.

que

aproximadamente 1,75

m.

Esta

miden 13,25

ejecutada

x en

mampostería concertada con ripias, y sus elementos son sillarejo de arenisca y opalina, tallado en la cara vista. Sus piezas oscilan entre 60 x 30 cm, 45 x 20 cm o 50 x 30 cm; entre el sillarejo destaca una pieza excepcional por su tamaño. Se trata de un enorme sillar apiconado de opalina que mide 1,10 x 0,45 m. Las juntas son oscilan entre los 5 y 9 cm. La unidad U.M.E 415 apoya directamente sobre la Roca Madre (U.E. 0), y es cortada por U.M.E. 429 I y U.M.E. 432I; asimismo se le apoyan U.M.E. 433 y U.M.E. 416: Estas últimas unidades son de la Fase II Moderna. Por otro lado es coetánea a U.M.E. 437.

52


L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

U.M.E.

417. Es unidad

constituida por una antiguo núcleo interior de cal y cascotes. Por su posición y forma de rectángulo vertical, es posible que perteneciera a un cubo medieval, desaparecido por

avatares

históricos

indeterminados. Sus dimensiones son de 4,8 x 2,1 m. Sus materiales corresponden a los mencionados cascotes

Fig. 27. U.M.E. 417.

y

cal,

que

hoy

se

entremezclan con las ripias producto de la reciente restauración. Estratigráficamente apoya directamente sobre la Roca Madre (U.E. 0), es cortado por la interfaz U.M.E. 421I, y se le apoyan las unidades murarias

U.M.E. 437. Núcleo interior de la Cerca Nueva, formado por ripio de cascote y cal. Apoya sobre la roca madre natural (U.E. 0), y es coetánea a U.M.E. 415 y 417. Posteriormente es cortada en época contemporánea por U.M.E. 432I.

IIª. FASE MODERNA (1500-1812) .U.M.E. 429I, 421I, 416, 430, 420, 433, 416, 422I, 413, 419I, 418, 403, 411, 407, 408, 401, 405, 409, 404).

U.M.E. 429I. Unidad interfacial que rompe la UM.E. 415 medieval. Dibuja un línea horizontal que mide 13,20 m. Se le apoyan las U.M.E. 416 y 433.

U.M.E. 421I. Unidad interfacial que marca la transición a época moderna de U.M.E. 417. Es coetánea a la reforma que introduce los sillares de U.M.E. 420. De hecho esta última unidad se le apoya.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

U.M.E. 416. Paramento irregular que sirve de calzo a las U.M.E. modernas 420, 430, 433. Recientemente se le apoyará la UM.E. 428, producto de la actual restauración. Mide 4,25 x 2,04 m aproximadamente. Su composición es un mampuesto irregular de sillarejo de diverso tamaño y ripias. La composición de mismo es la habitual composición de arenisca y opalinas. Apuntamos algunos tamaños de las piedras: 70 x 30, 65 x 53, 32 x 9, 20 x 19, 25 x 10 o 35 x 14 cm.

U.M.E. 430. Paramento formado por dos hileras que se apoya en directamente sobre la roca madre (U.M.E. 0), y a la derecha en U.M.E. 416; también esta unidad muraria sirve de calzo a U.M.E. 420. Mide 4,25 x 0,70 m, y los elementos son sillarejo de opalina y arenisca, junto algún granito.

Fig. 28. U.M.E. 430.

U.M.E.

420.

Paramento

de

sillares

graníticos, bien escuadrados, y aparejados con alguna ripia o teja partida. Mide 4,55 x 3.85 m aproximadamente, y la sillería oscila entre 90 x 39, 65 x 30 o 100 x 35 cm. Su junta se encuentra entre 2 y 4 cm, sin superar en ningún caso los 5 cm. Se apoya sobre la roca, en U.M.E. 416, U.M.E. 417, y U.M.E. 430; se le apoyan las U.M.E. 433 y U.M.E. 413.

Fig. 29. U.M.E.420.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

U.M.E. 433. Paramento de mampostería concertada con ripias. Sus elementos son sillarejo de opalina y arenisca, con tamaños que oscilan entre los 45 x 30 y 25 x 10 cm. Se apoya en la roca madre, y en la medieval U.M.E. 415. Esta unidad se realiza con posterioridad a U.M.E. 420, puesto que se apoya sobre la misma, y es coetánea a U.M.E. 436, que corresponde a su ripio interior. Después se le apoya U.M.E. 413 Fig. 29. U.M.E. 433. y, en época contemporánea es cortada por las interfaces U.M.E. 412I, 434I y 435I.

U.M.E. 436. Núcleo interior de cascotes y cal. Es coetáneo a U.M.E. 433, y apoya sobre U.M.E. 437, y la roca madre U.E. 0.

Fig. 30. Nucleo interior en pleno proceso de

U.M.E. 422I. Interfaz que marca un momento de reforma en el que se levanta la U.M.E. 413, sobre la U.M.E. 433. Esta unidad marca una horizontal de 15,5 m.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

U.M.E. 413. Paramento de similar composición a U.M.E. 433, sobre el cual se apoya. De hecho

se

compone

de

mamposterías

concertadas

con

ripias, conformadas a base de sillarejos de opalina y arenisca. Unicamente se marca por la hilera inferior

que

apareja

piezas

irregulares de granito. Esta unidad estratigráfica mide unos 15,5

x

2,20 m y sus piedras oscilan 39 x Fig. 31. U.M.E. 413.

20, 30 x 25 0 45 x 20 cm.

También se calza sobre los sillares de U.M.E. 420. En época moderna es cortado por la interfaz U.M.E. 419I, y sobre los S.XIX y XX por la U.M.E. 412I.

U.M.E. 401. Núcleo interior de cascotes y cal, coetáneo al paramento U.M.E. 413. Se apoya en U.M.E. 436.

U.M.E. 419I. Interfaz que rompe U.M.E. 413, para se rellena para disponer el soporte que supone U.M.E. 418.

U.M.E. 418. Soporte, quizá para motivo herreriano de bola que se mencionaba en la documentación. Sus dimensiones son de 2 m de ancho por 1,80 de altura. Se compone de tres hileras superiores de granito, siendo las inferiores, a base de mampostería de arenisca con ripias. El tamaño de los sillares es de 60 x 30 cm, 60 x 20 y 25 x 20 cm. Rellena a la interfaz U.M.E. 419I, que como vimos arriba cortaba a U.M.E. 413. Debido a los trabajos de restauración Fig. 32. U.M.E. 418.

presentes, se le apoya la U.M.E. 414.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Fig. 33. Parte de U.M.E. 411, rotulada en negro.

U.M.E. 411. Unidad fragmentada de funcionalidad dudosa. Sobre U.M.E. 411 forma una sóla hilera granítica que remata la muralla. Se compone de sillares apiconados alargados, cuyas dimensiones oscilan entre 72 x 25, 30 x 25 y 60 x 20 cm. Se apoya sobre U.M.E. 413 y U.M.E. 418. Sobre el núcleo de U.M.E. 401, los deteriorados sillares graníticos abarcan 16,5 x 0,75 m. Aquí, sus medidas oscilan entre 65 x 30, 30 x 20 cm y 45 x 40 cm.

U.M . E.

403.

Paramento

de

mampostería,

que

c o n s e r v a aproximadamente una extensión de 14 x 5,4 m. Aunque dentro de la

fase

moderna,

seguramente pertenece Fig.. 34. Detalle de U.M.E. 403, sin resturar.

a

un

proyecto diferente que las U.M.E. 420, 433 y

413, pues su fábrica es diferente a las mamposterías de estas dos últimas unidades murarias. Se compone de sillarejo, entre el que se aprecia abundante material reaprovechado (sillares y un tambor de media columna). Se utiliza la ripia con gran profusión, las juntas en muchos casos superan los 10 cm. Entre los materiales se entremezcla el granito con la arenisca y la opalina.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

Tampoco se aprecia un interés por proporcionar los tamaños del sillarejo, aunque obviamente los mismos se acomodan al ancho de la hilada. En la parte baja se aprecia un sillar reaprovechado,

trabajado

con

puntero y gradina, que mide 105 x 65 cm. Desconocemos que relación tuvo con las unidades arriba comentadas,

pues

al

haber

desaparecido el paramento de la parte

central,

imposibilita

cualquier lectura de relaciones estratigráficas.

Toda

esta

irregularidad del fábrica quizá esté señalando a un proyecto realizado con mucha celeridad. La presente unidad

muraria

estratigráfica

apoya directamente sobre la roca natural – recuérdese U.E. 0 -, y acoge a los mechinales U.M.E. 405, 400 y 408. En época moderna e e

s Fig. 35. U..M.E. 403, durante el proceso cortado por la interfaz U.M.E. 406I, en ya de restauración. n los siglos XIX o XX, por U.M.E. 406I.

U.M.E. 404. Mechinal de función desconocida, que mide 48 x 45 cm. Es acogido dentro de U.M.E. 403.

U.M.E. 405. Mechinal de función desconocida, que mide 48 x 45 cm. Es acogido dentro de U.M.E. 403.

U.M.E. 409. Mechinal de función desconocida, que mide 20 x 25 cm. Es acogido dentro de U.M.E. 403.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

U.M.E 406I. Interfaz que rompe U.M.E. 403, y se rellena con los sillares graníticos de U.M.E. 407.

U.M.E. 407. Reforma del paramento exterior que rellena a la interfaz anterior. Abulta 3,4 x 0,85 m, y se compone de cuatro hileras sillares graníticos aparejados con alguna ripia. Las piezas son tamaño menor a las vistas en U.M.E. 420; sus dimensiones son de 65 x 25, 40 x 15 0 75 x 20 cm. Creemos a la unidad producto de alguna reforma, cuya explicación se nos escapa. ¿Tal vez el mechinal que acoge (U.M.E. 408), sea la boca de un desagüe que justificaría la aplicación de los sillares?.

U.M.E. 408. Mechinal de 15 x 25 cm, acogido en la U.M.E. 407.

IIIª

FASE

CONTEMPORANEA

(S.XIX

y

XX).

Abandono y deterioro. U.M.E. 412I, 423I, 410I, 434I, 435I,

U.M.E. 412I. Interfaz que rompe los paramentos U.M.E. 413 y 433, de época

U.M.E. 410I. Interfaz que rompe las U.M.E. 401 y 411, pertenecientes a la fase moderna.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

U.M.E. 423I. Interfaz que dibuja una línea horizontal en los bajos de la U.M.E. 417. Corta la roca natural (U.E. 0). Probablemente sea consecuencia de los corrales y viviendas que se suceden en el Cerro de San Vicente, en los siglos XIX y XX.

U.M.E 432I. Interfaz que forma un hueco, que corta el paramento medieval de la U.M.E. 415. Posiblemente resultado de la falta de mantenimiento.

U.M.E. 434I. Interfaz de destrucción, que forma un hueco en el paramento de U.M.E. 433. Quizá por la forma corresponda a un impacto de artillería, sucedido durante la Guerra de la Independencia. Fig. 37. U.M.E. 434.I

U.M.E. 435I. Como la anterior, interfaz de destrucción, que forma un hueco en el paramento de U.M.E. 433; y posiblemente también producto de los bombardeos a los que fue sometido el Fuerte San Vicente, durante la “francesada”.

U.M.E. 402I. Interfaz que rompe la U.M.E. 403, de época moderna.

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L.A.M. La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente.

IV. RESTAURACIÓN DE 1998. (U.M.E. 424, 428, 414 y 440).

U.M.E. 424. Recalzo inferior, cuyas dimensiones son 3,2 x 1,2 m. Se compone de un mampuesto de opalina y arenisca, que apareja piedra irregular de diverso tamaño. Se apoya directamente sobre la roca madre.

U.M.E 428. Recalzo inferior, cuyas dimensiones son 1,75 x 1,2 m. Se compone de un mampuesto de opalina y arenisca, que apareja piedra irregular de diverso tamaño. También se apoya sobre la roca madre, y sobre la moderna U.M.E. 416.

Fig. 38. U.M.E. 428.

U.M.E. 414. Restauración de U.M.E 411, sobre U.M.E 411.

U.M.E 440. Unidad que representa al rejuntado producto del proyecto de restauración, compuesto a base de resinas al interior de la junta, mientras cara la exterior, se dispone con mortero bastardo, que mezcla arenilla fina con cal. Esta última capa da a la junta un color ocre.

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L.A.M. Laboratorio de Arqueología Medieval. Universidad de Salamanca.

Junta de Castilla y León. Consejería de Fomento.

PLANO I La Cerca Nueva en el Cerro de San Vicente. Informe Arqueológico a Propósito de la Fase G de Restauración de la Muralla de Salamanca (1997-98).

- Miguel Ángel Muñoz García. -



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