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La Barceloneta pide cerrar la playa tras un nuevo récord de desalojados
LA VANGUARDIA. 16/05/2021. https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20210516/7458763/barcelonetapide-cerrar-playa-nuevo-record-desalojados.html
La Guardia Urbana de Barcelona desaloja más de 9.000 personas la madrugada del domingo, de ellas más de 2.000 en litoral del barrio marinero
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Per: Lluis Benbenuty
El botellón se expande, las fiestas brotan descontroladas por todos los rincones de Barcelona... y
el barrio de la Barceloneta ya está harto de ser el inquietante patio de juegos de esta pandemia:
pide que el Ayuntamiento controle de veras el aforo de las playas, y si no pueden que al menos
las por las noches, que no deje que los incívicos y los desconsiderados se apropien de los arenales
de la urbe y hagan lo que les dé la gana.
El último llamamiento a la responsabilidad ciudadana del teniente de alcalde de Seguridad no
surtió ningún efecto. Las palabras de Albert Batlle no calaron entre quienes tenían que calar.
Todo lo contrario. Probablemente siquiera las escucharon, sus palabras. La Guardia Urbana y los
Mossos d’Esquadra batieron su propio récord durante la madrugada del domingo, y entonces
desalojaron a 2.000 pico personas más que la noche anterior, a un total de más de 9.000
personas que se lo estaban pasando la mar de bien aglomerándose en el espacio público,
cantando, bailando y bebiendo, entre otras cosas, infringiendo las normas sanitarias. Y de todas
ellas, más de 2.000 se encontraban precisamente en la playa de Sant Miquel, frente a la
Barceloneta. Los paseos del Born y de Lluís Companys, muy cerca, fueron de nuevo otros de los
espacios más concurridos de la noche.
La asociación de vecinos del barrio advirtió ayer que la situación es ya insostenible, y exigió al
gobierno de la alcaldesa Ada Colau que tome medidas extraordinarias, que no se limite a enviar
agentes a conminar a los irresponsables a comportarse con responsabilidad, que tome la
iniciativa y se asegure de que la gente hace un uso cívico del litoral, y si ello no es posible pues
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que lo cierre por las noches, al menos de diez de la noche a siete de la mañana, tal y como
ocurrió la última noche de Sant Joan. Y ya puestos tomar medidas más contundentes que los
incívicos y desconsiderados cogidos con las manos en la masa seas castigados, recogiendo
botellas rotas o regando orines, por ejemplo.
Segundo sábado sin estado de alarma y se han repetido las escenas de aglomeraciones de personas sin distancia de seguridad, bebiendo y festejando en la vía pública Kike Rincón / EP
Manel Martínez, portavoz de esta entidad vecinal, detalla que el problema se viene larvando
durante buena parte de la pandemia, que durante los últimos meses la Barceloneta y sus
alrededores se consolidaron como el patio de juegos de la ciudad, una papel que no hizo otra
cosa que degenerar, que dejar un rastro de botellas rotas y orines por sus calles. “En realidad –prosigue el representante de la asociación de vecinos–, en lo que se refiere al incivismo,
lamentablemente ya estamos peor que en el año 2019, y sin tener apenas turistas... La verdad es
que la mayor parte de las personas que están llenando las playas estas noches son extranjeras
que residen en Barcelona, y no sólo estudiantes, también gente más mayor. Nos cuesta mucho
entender su comportamiento. Todo lo que pasa en las playas tiene también consecuencias en las calles del barrio. Últimamente no hacen únicamente lo que les da la gana, también se enfrentan a
los vecinos del barrio que les recriminan sus conductas. Entonces tiran botellas a los balcones,
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llaman a los timbres, patean las puertas... Por ello creemos que unos trabajos comunitarios no les
vendrían mal. Al fin y al cabo nos encontramos ante un problema de convivencia. Si es que,
cuando la policía los echaba, algunos se ponían a gritar ¡volveremos! y cosas así ¿es que tenemos
que llevar les a los sanitarios del hospital del Mar para que hablen con ellos? el Ayuntamiento
tiene que tomar la iniciativa”.
Los vecinos de la Barceloneta llevan meses alertando del progresivo agravamiento de la
situación. No es la primera vez que durante esta pandemia alguna de las entidades del barrio
pide un control mucho más estricto del uso ciudadano de las playas. Pero, según subraya
Martínez, el fin del estado de alarma y del toque de queda aceleró esta degradación de un modo
inusitado, tanto que nadie se esperaba que pasara lo que está pasando.
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