ROBÉ UN AUTO PARA TRASLADARME A LAS SOLEDADES VIVIENTES
de Alberto Cisnero se imprimió en Buenos Aires en el año quince del siglo. TOLLE, LEGE.
REGISTRO DEL PROPIETARIO
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T.E. PROVINCIA
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Motor
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CONCESIONARIA CIUDAD
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SELLO Y FIRMA DEL CONCESIONARIO FIRMA DEL PROPIETARIO
CERTIFICADO DE TRANSFERENCIA DE GARANTÍA NOMBRE DEL NUEVO PROPIETARIO DIRECCIÓN CIUDAD TRANSFERENCIA FECHA SELLO Y FIRMA DEL CONCESIONARIO FIRMA DEL NUEVO PROPIETARIO NOMBRE DEL NUEVO PROPIETARIO DIRECCIÓN CIUDAD TRANSFERENCIA FECHA SELLO Y FIRMA DEL CONCESIONARIO FIRMA DEL NUEVO PROPIETARIO
T.E. PROVINCIA km.
T.E. PROVINCIA km.
Km/h
00325
180
140 160
200
120
0 57 3
100
En el extremo derecho del panel se sitúan el indicador de combustible del tanque y el indicador de temperatura del motor en un solo conjunto; el indicador de combustible COMB se dispone
Indicadores de Combustible y Temperatura
0
20
40
60
80
en la parte superior y el de temperatura TEMP en la parte inferior. Cuando el vehículo está equipado con el motor de2.3 litros este espacio es ocupado por el tacómetro, pasando el indicador de combustible y el
TEMP
COMB
de temperatura al centro del panel, dispuestos en forma lateral uno al lado del otro, el de combustible a la izquierda y el de de temperatura a la derecha.
ALBERTO CISNERO
Cisnero, Alberto Robé un auto para trasladarme a las soledades vivientes. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Barnacle, 2015. 14 p. ; 21x13,5 cm. ISBN 978-987-28699-1-5 1. Poesía Argentina. I. Título CDD A861
Editora General: Verónica Vega Diseño de tapa: Azúcar Ramón
Primera edición: Abril de 2015 (c) 2015, Alberto Cisnero Buenos Aires- Argentina ISBN 978-987-28699-1-5
BARNACLE
Libros homogéneos y comerciales barnacle.cia @gmail.com www.barnacle.com.ar
Impreso en la Argentina Printed in Argentina Queda hecho el depósito que previene la ley 11723
I
robé un auto para trasladarme a las soledades vivientes. no voy a decirseló más. esticomitia trunca. técnicas pretéritas. y son para mí. presentes de mi. abandonados en la noche de los bosques. lejos, muy lejos de donde está perdido un sueño. destellos. a la inocencia promesada. lo veo sucederse ante el que quiera que fui. palabra no hay que admita su enmienda o que en si misma lo restituya. y más allá de la línea tensa del horizonte, del mundo en que viví, para nunca más volver. un mundo equivocado. entonces sólo estaba esperando. tratando de recordar algo que era más grande de lo que parecía desde lejos. servíamos las bebidas en vasos de papel, la vida siempre a punto de terminarse. que le sea concedido a nuestros anhelos prescindir de esos golpes. somos pobres, sin embargo podemos perder ciertas cosas. tenga saludos míos, hermano mío. ¿entonces, éste es el final? sí. necesito ayuda y a punto de proferir un grito (quizá ya grité), recordando, tratando de recordar algo que era más grande de lo que parecía desde lejos. así reduzca el enunciado a mí mismo, pervierta, prolifere, invada, cabecee en otro secuestro expreso interrumpido en la oscuridad de los campos, secundando confidencias (jactancias de un yerro), indigno de verdad y de secreto y de cura mediante la palabra, coto reopop o una piedra de elsinor. que mascullen por jobi, saciedad y exigencia doméstica los modernos bardos parroquiales. los cantorcitos de tracia. los almos. dispense lo añada. poiesis no avendrá y es todo el oro. no, no tengo ninguna prisa. tampoco por qué explicarle razones. se trata de mi cabeza y nada más. así concluye el sueño. y bullicio resurge. aquello que es burdo ante el reflejo y evoca por tanto la desesperación. no es pa cecearlo en tertulias. en el retrovisor mis ojos pequeños y duros. un silencio apenas. mientras el espacio entre cada estrella, incuestionablemente, desaparece. no te esforcés, nunca nos habíamos visto antes. durante un segundo nada sucedió. el motor ya emite su crujido. que en mi palma pueda leerse, por encima de cualquier verdad residió su impostura y por ende, su culpa fue perfecta. el primer instrumento a la izquierda del panel es el velocímetro. sindica la velocidad de desplazamiento del vehículo en kaeme por hora. un odómetro totalizador registra el total de kilómetros que ha recorrido el vehículo. siempre es útil conocer este dato. en cualquier momento que fuese necesario.a cuanto se encuentra
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uno de lo que deserta o aguarda por uno. lo que ocurra primero. el pasaje de lo imposible a la fe. como al suscribir. sin alzar la mano. como en despedidas sin remisión. o con un chumbo delante de cuanto se manifieste en movimientos o atavíos. obrando solito. lo más distante de la victoria. asedios. y todo eso y más también. aunque no se reduce a un chasquido de dedos, a los huesos cargados de esteban, al pelaje de alguna oscura bestia remota. y no hay para qué. sepaló de antemano. descrea de un motivo, la pericia justificante de cualquier oración. fáciles encandilamientos. hablo de lo que pude retener. compelido por el vino y entre dos tapas. un tapiz inmenso sobre folio, animal o tablilla. doblado, buscando como aquel escriba que ploraba le fuera dado encontrar frases desconocidas, palabras nuevas en una lengua pura y jamás descrita, libres y despojadas de repetición. y no aquellas cuyo legítimo y sagrado signo ya resultara caduco a los antiguos. miles de años, hermano mío. habitan un reino posible entre esos cuatro márgenes. palabras. ponderables todas. créame. incluso o particularmente en los libros. en redacciones compuestas bajo el efecto de algún narcótico que llegaron a nosotros desde regiones alguna vez célebres. patmos, por citar ilusiones sectarias. ningún género de convicciones. un fugaz instante de perfecta quietud. no se regenerarán ni mantendrán su vigencia. completan el acto de ponerse fin nomás. tareas dilatorias, delatorias, ológrafas. dejemé con unas negras cuentas adosadas a ritmos macabros. tanguitos de guitarras. letanías en loor de otros imposibles. hoy tengo todas las cuitas encima. cada mañana traté de posar altivo ante el botiquín. empeñado en destruir algo. siempre estuve allí. buscando la salvación y no encontrándola. sabemos a qué negamos. quien debe o deberá a quien sus lutos. y con calma e inexactitud no voy a eludir una respuesta cuando me alcance el destino. esa ley. caret lege. todo saldrá bien. una escena segunda de un segundo acto jamletiano. y el verano ya ha terminado. podría sonreír y mirarlo de frente, alberto. parecería de verdad si lo escribiese. la respuesta sería visible con la luz encendida. me miraría con los ojos y la certidumbre de un grillo. como usted sabe, los grillos se alimentan de la basura. sé que escribe. he leído, silente, mascando coca, algún renglón que nombra e indica sus propios denuestos. sé que escribirá sobre todos nosotros. robé un auto para trasladarme a las soledades vivientes. se diría que traté de justificarme, de demostrar algo, pero no lo logré. tan sólo volvía la cabeza. en el asiento
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lo que necesitaba para vivir. cupo un una valija. y en un peso. palpaciones en mi costado. la sobaquera. también tengo un corazón cerca de ese elemento. aún. contundente. ¿adónde va ir un peso para que valga dos? un agujero del tamaño de un doye polara en el corazón. las peripecias de las palabras lograran mantenerlo a salvo. todo iba a terminar así: escrito. la verdad de la propia fábula y lo que me impidió seguir escribiendolé. ignoro qué cosa es un destino literario. las tachaduras. qué tachadura precede sin objeto una sílaba viva y sepultada con el nombre mismo. desatinos. lo rubriqué en alguna esquela a su persona. era dado a la observación. es un lúdico modo de guardar silencio. y de dibujar los caracteres. idénticos juegos practicaba. farras que devienen indigestas. ¿quién es usted? no lo sé. un bien de familia. no se pueden vender. las palabras. vendar. hablo y callo correctamente, al punto de cometer un error tras otro. solía tomar cada frasecita que decía. con los años de seguro descubrió oquedades y sinsentidos. o contradicciones, su variable higiénica. en lo que haya guardado el nervio. aprendí a ser económico con el lenguaje. simplemente adecué una falencia. hay veces en que no disponés más que de una oportunidad para decir algo. prosigo. conduzco a ultra velocidad. en el espejo retrovisor reluce mi saco. gabardina. media estación. es el vano regodeo de un fantasma. en horas que un hombre comprende qué pugna por salir a la luz. y de qué le valdría saberlo. y opta. isla, hijo, perro, nave, amada. que de mí se diga: debía una vida. debí dejarle anotado eso también. en un margen. gustaba de la frase breve, hermano mío. una propensión a ello. conciso, diría. breves estancias, diría usted. nos sustraemos los esclavos. se nos nota el pelo. bestias del mismo pelo. gustó de los diccionarios. el archipiélago de la gula. ya se ha curtido completo. dolor real no habita allí. cenizas ya son, que muchacho iracundo me había resultado. los hubiera donado. a fundaciones silvestres o ateneos. distingo que hasta incendió el rancho en el cual se alojaba con alguien. palinodia directa. si hay que bailar yo también soy payaso. pero aplausos pretenden los indiscretos. en cualquier página escrita con dignidad y eso es sólo decir con los huevos, encontrará que las historias varían en seudónimos o locaciones. el destino, de haber, es uno. no se apesadumbre. cuando apoye la cabeza en la almohada sabrá si lo que obró durante el día podrá ser contado a otros. no hablo de ejemplos,
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hablo de gracia. una ficción supone afán por decir con gracia algo que ya se ha olvidado. borroneos. y todavía ando libre. funciona así. primero pago y después elijo. no sé de ninguno que hiciese todo lo que se esperara de él y a veces más. en lo que puede uno hace igualmente dos veces algunas cosas. luego hay que pensarlas. y todo no se pudo, hermano mío. la paz para los que pacen.
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II
todo no se pudo, hermano mío. me acuerdo. limabas una ballester y otras y luego las llevábamos a liniers a mercarlas. y aquella frasecita dicha en un tugurio en flores, al entrar. cierren todo. ha ingresado en la pequeña mitología fraterna. y toda la droga junta en la ciudad. en ese departamentito que era un horno ecuatorial. y las noches recorriendo la ruta tres. bailantas. de casanova a virrey del pino. emborrachate con moderación que tenés tiempo. te veía en el retrovisor la sonrisa. un sombrero. dijiste que te ibas a córdoba. y no te vide más. llamaste hace unos años, estaba en la biblioteca, parecías nervioso. todavía ando libre, dijiste, primero pago y después elijo.
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III
un erudito encanecido que acabará sepultado por volúmenes y fichas mira las últimas poblaciones, el precario género de su vida, un acento diacrítico, en el mismo rincón, esperando que termines lo tuyo. sobre esto sabemos muy poco. avanzamos juntos. ya sobrevivimos a demasiadas cosas. empezó sin que nos percatáramos. tampoco sabemos cuándo dará su fin. leer y estudiar durante equis años de conformidad con un plan, con blandicia de égloga, por usar localismos arcaicos, lo que figura en un mapa y relata su pasado. murmuramos un nombre, un mensaje después del tono.
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ROBÉ UN AUTO PARA TRASLADARME A LAS SOLEDADES VIVIENTES
de Alberto Cisnero se imprimió en Buenos Aires en el año quince del siglo. TOLLE, LEGE.
Espejo Retrovisor Interno Una vez que Ud. esté instalado en el asiento del conductor deberá ajustar el espejo retrovisor interno de forma que obtenga el mayor campo visual posible. Para ajustarlo mueva el espejo en la posición más práctica contra la resistencia ofrecida por la rótula de montaje que se encuentra en la parte posterior del espejo.
Espejo Retrovisor Externo El espejo retrovisor externo está colocado sobre la puerta delantera izquierda. Está dispuesto convenientemente para lograr el más amplio campo visual sin interferencias. Para regular su posición adecuadamente sólo será necesario mover el espejo a la posición deseada, desde el puesto de conducción, haciendo un suave esfuerzo con la mano sobre el marco.
Mando del cebador
y odómetro
Velocínmetro
Mando iluminación Interruptor múltiple del tablero
Bomba lavaparabrisas
abrir el capó
Palanca para
Difusores de
ventilación
Llave de
Palanca mando de los limpiaparabrisas
Cenicero
Interruptor y luz de aviso luces de emergencia
Palanca conmutadora de las luces
contacto
Luces de aviso: indicadoras de viraje: verde; presión de aceite: roja faros altos: azul; carga del alternador: roja
Mandos del calefactor y ventilación
Radioreceptor
Indicador de Indicador de combustible en el tanque temperatura Encendedor del motor de cigarrillos
TABLERO DE INSTRUMENTOS
Guantera
ROBÉ UN AUTO PARA TRASLADARME A LAS SOLEDADES VIVIENTES
de Alberto Cisnero se imprimió en Buenos Aires en el año quince del siglo. TOLLE, LEGE.