Alicia Silva Rey/ El poder de unos límites

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EL PODERDE UNOS LÍMITES de

Alicia Silva Rey fue impreso en la nobilísima ciudad de Buenos Aires. Año diecinueve del siglo. TOLLE, LEGE.



EL PODER DE UNOS LÍMITES



EL PODER DE UNOS LÍMITES Alicia

Silva Rey


Silva Rey, Alicia El poder de unos límites/ Alicia Silva Rey - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Barnacle, 2019. 62 p. ; 21 x 15 cm. ISBN 978-987-4044-25-9 1. Poesía Argentina. I. Título CDD A861

Editora General: Verónica Vega Diseño de tapa: Azúcar Ramón y Merlina H. Cisnero

Primera edición: Marzo de 2019 (c) 2019, Alicia Silva Rey Buenos Aires- Argentina ISBN 978-987-4044-25-9

BARNACLE Libros homogéneos y comerciales

barnacle.cia @gmail.com www.barnacle.com.ar

Impreso en la Argentina Printed in Argentina Queda hecho el depósito que previene la ley 11723


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na gata es sin padre. Como los colibríes y los caballos. Lame el agua de un plato hondo metálico y a la vez elabora fuentes intangibles.

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scucho voces en el silencio de la planicie o pampa. Hablan las almas muertas y vivas que han sido conmigo en mí. Esa primera persona donde confluyen río y mar, dos órdenes o filiaciones, recuerda. Se dice de mí: “por qué el tú”. Porque ahí nace el plural. Estoy en el vestíbulo de mi ojo por primera vez. Una pequeña judía de la estepa que subsiste en el bosque consumiendo raíces (se hizo quitar el lunar de la espalda porque su varón era lento e impresionable), trató de entrar a la antigua luz por la fuerza y prendió velas rústicas para incendiar su lista de mortificaciones (declinar latines en lenguas de pastores; habitar casas que otros habían olvidado incendiar). Ese resto de sí era una horquilla de oro. “Alondra”, murmuraba. Ninguna cosa era ya comestible y sus maestros habían usado con ella la vara de azotar. 8

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na ramita de menta o heliotropo da el tono pero no el ritmo. La casa rota, la levantó. El follaje caído, lo hizo calor y lumbre. Los niños hongos, el niño musgo y las niñas líquenes, más tarde encontraron refugio y alimento y la matriz del bosque —como si se dijera “la vida” aunque no era sólo la vida— prosperó. Y ella se sienta a contemplar la resurrección de los cuerpos y la anulación del olvido en el corazón de la linde. Los pájaros tuertos o ciegos —un águila, ciertamente pequeña y débil, ciega de un ojo, trepada a la araucaria, dejaba rodar su lágrima de resina y dos hombres malos la rescataron y yo la defendí, vale decir, ella de la mano del águila—. Supo que la tenían atada con un cordel largo en un pasillo frío. Cómo huyó, no se sabe. Vuela ahora esa ave poderosa y triste, un águila común, de las tosqueras que es de donde nosotros venimos. EL PODER DE UNOS LÍMITES

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osotros, diatomeas, amapolas, campos de trigo, cuerpos en suspensión, caballos negros, vida como en las arañas que construyen sus telas a partir de hebras rectas que unen un centro y luego, matemáticamente, orbitan. Como los cesteros y tejedores que superponen trama a urdimbre en sucesión perfecta irradiando costuras desde un único centro, concebidos, dicen, como mandalas a imagen y semejanza de. Hay reciprocidades armónicas y no armónicas. Las dos mitades de la hoja de begonia no ritman o lo hacen de manera aleatoria. La hoja cordada de la lila se desplaza a través de cuatro círculos dentro del espacio de los primeros dos radios —una geometría y una ética del ritmo en el espacio—; reduciéndose in progress a tres, a dos, a uno ; manifiesta su impulso heroico aumentando tres círculos antes del final. 10

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Una poesía que sea un santuario en ruinas

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na poesía que sea un santuario en ruinas a punto de renacer. Seca, ardua, indigerible y mala, muy mala, como el veneno. Un canto. Que desgarre la superficie de lo neutro. El ruido de una roca partiéndose a causa del agua congelada que estalla en el vidrio de tu alucinación. La rotura de mi clavícula en aquel accidente automovilístico: el instante en el que se comienza a rebotar sin control dentro de la cabina del auto antes de perder la conciencia y el miedo.

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Alicia Silva Rey fue impreso en la nobilísima ciudad de Buenos Aires. Año diecinueve del siglo. TOLLE, LEGE.



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Alicia Silva Rey fue impreso en la nobilísima ciudad de Buenos Aires. Año diecinueve del siglo. TOLLE, LEGE.


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