RELACIONES DIPLOMÁTICAS HISPANO-CROATAS EN EL SIGLO XX Karlo Budor1 Es interesante la historia de las relaciones diplomáticas hispano-croatas en el siglo XX, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, tal y como éstas se reflejan a través de los documentos.2 La prehistoria de esas relaciones se remonta a la época de la creación y la existencia del primer Estado yugoslavo (1918 – 1941). Tomando en cuenta la situación política internacional creada después de terminada la Primera Guerra Mundial, el marqués de Lema, a la sazón ministro de exteriores del Reino de España, el 3 de agosto de 1919 reconoce oficialmente al Reino de los serbios, croatas y eslovenos (Kraljevina Srba, Hrvata i Slovenaca o, en abreviado: Kraljevina SHS), constituido el 1 de diciembre de 1918.3 De hecho, así se amplían las injerencias territoriales de la Legación de España en Belgrado que ya existía en el Reino de Serbia (Kraljevina Srbija). Es más, pues en el Reino de los serbios, croatas y eslovenos, en algunos centros de cierta importancia (Belgrado, Zagreb, Ljubljana, Sušak, Split), también funcionan esporádicamente consulados honorarios. En España, además de la legación yugoslava en Madrid, existe también un consulado honorario en Barcelona. Tal estado de cosas no cambia esencialmente ni a pesar de unos cambios importantes que con el pasar del tiempo irían afectando a la vida política de los dos países: en España – la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923 – 1930) y la proclamación de la Segunda República Española (1931); en Yugoslavia – la dictadura y el Reino de Yugoslavia proclamados por el rey Alejandro I Karađorđević (1929), el atentado contra el rey Alejandro I Karađorđević (1934), la creación de la Provincia autónoma de Croacia (Banovina Hrvatska, 1939). Mientras en España hace estragos la Guerra Civil (18 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939), en el Reino de Yugoslavia el poder lo ostenta un Consejo de Regencia presidido por el príncipe Pablo Karađorđević. En aquel período Milan Stojadinović forma sucesivamente dos gabinetes
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Catedrático de Lengua española de la Universidad de Zagreb. Son de procedencia española y croata los documentos citados a continuación. Los primeros se guardan en el Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España en Madrid (AMAEC). Los de procedencia croata, conservados en el Archivo del Estado de Croacia en Zagreb (Hrvatski državni arhiv – HDA) llevan la signatura única – HDA: F. 1493, RSUP SRH SDS (013.1.28) – y se citan traducidos al castellano. Cf. la misma documentación reproducida más extensamente por Karlo Budor, Španjolska diplomacija i Nezavisna Država Hrvatska, libro que está en imprenta. 3 En el siglo XX, a la dinastía real serbia de los Karađorđević pertenecen los soberanos: Petar o Pedro I (1844 – 1921); Aleksandar o Alejandro I (1888 – 1934), muerto en Marsella en el atentado organizado por nacionalistas croatas y macedonios; el príncipe Pavle o Pablo (1893 – 1976), primo de Alejandro, encabezaba el Consejo de Regencia (1934 – 1941); Petar o Pedro II (1923 – 1970), hijo de Alejandro, fue rey de Yugoslavia (1934 – 1945), accediendo al trono en marzo de 1941, al ser proclamada su mayoría de edad. 2
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(24-6-1935 – 21-12-1938, 21-12-1938 – 5-2-1939) en los que él mismo también tiene la cartera de ministro de asuntos exteriores.4 Algunos días antes de estallar la Guerra Civil española, en Yugoslavia se quedó vacante el puesto de embajador de la República Española, hasta entonces ocupado por D. Fernando Alcalá Galiano y Smith, conde de Torrijos.5 El gobierno republicano del Frente Popular no retiró oficialmente al embajador que había desempeñado este cargo desde 1926 y que, a partir de 1933, era decano del coro diplomático en la capital yugoslava. Pero, de hecho, Torrijos nunca pudo retomar la posición de su cargo en Belgrado. A ello contribuyó enormemente también la parte yugoslava, es decir el gabinete de Stojadinović. Si bien sin pruebas concretas, el nombre del embajador Torrijos apareció mencionado en relación con un escándalo contrabandista y de estafa en el que estaban involucrados algunos personajes allegados a los círculos gubernamentales de Belgrado. La jefatura de la Legación de la República Española en Belgrado entonces la asume Tomás Maycas, el primer secretario que desempeñaba las funciones de encargado de negocios ad interin, pero quien se pasaría pronto al bando Nacional.6 Posteriormente la República Española estuvo representada en Belgrado por Carlos Montilla, un diplomático en calidad de encargado de negocios.7 Aunque la parte española pidió su agrément, a la parte yugoslava le parecía más oportuno aceptar a la persona propuesta no en calidad de nuevo ministro plenipotenciario sino como encargado de negocios. De este modo Yugoslavia daría a entender que no estaba dispuesta a mantener relaciones completamente normales con el gobierno de la República Española y como si no existiera el Movimiento Nacional del general Franco. Las relaciones económicas hispano-yugoslavas estaban siempre a la sombra de las relaciones políticas, aunque el 27 de septiembre de 1929 en Madrid se firmara el primer tratado comercial, que al Reino de Yugoslavia le garantizaba el estatus de "la nación más favorecida". De esta manera, en el intercambio comercial internacional, Yugoslavia quiso emanciparse de la mediación de terceros países, principalmente de Italia. Sin embargo, en aquella época España mostraba relativamente escaso interés por el intercambio comercial con Yugoslavia. En los años 1932 – 1935, durante la crisis económica internacional, la Legación del Reino de Yugoslavia en España estuvo temporalmente suprimida por motivos financieros, siendo reactivada en el año 4
Dr. Milan Stojadinović (Čačak, 1888 – Buenos Aires, 1961), experto financiero y político serbio, presidente de gobierno y ministro de asuntos exteriores del Reino de Yugoslavia (24-6-1935 – 5-2-1939), internado por los británicos durante la Segunda Guerra Mundial, luego se quedaría en el exilio. 5 Fernando Alcalá Galiano y Smith, conde de Torrijos (Newcastle, 1883 – Zagreb, 1958), diplomático de carrera. Al estallar la Guerra Civil en España, se encuentra en Madrid, pero pasa a Francia. Tras intentos frustrados para recobrar su puesto en Belgrado, en agosto de 1937 es cesado en el servicio diplomático de la República Española y vuelve a Yugoslavia, residiendo hasta su muerte como refugiado en Croacia (AMAEC: Sign. P. 324, Exp. 22814). Cf. Karlo Budor, España y Croacia entre diplomacia y política: El diplomático español D. Fernando Alcalá Galiano y Smith, Conde de Torrijos (1883-1958), ed. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (Biblioteca diplomática española – Sección estudios 26), Madrid, 2004. 6 Tomás Maycas y de Meer y Pérez de Ramean (nacido en 1892 – jubilado en 1962), diplomático de carrera, desde 1932 primer secretario de la Legación de España en Belgrado. En junio de 1936, por ausencia del embajador, fue nombrado encargado de negocios pero, al estallar la Guerra Civil española, se pasó pronto al bando Nacional (AMAEC: Sign. P. 489, Exp. 33851). 7 Carlos Montilla y Escudero, encargado de negocios de la Legación de la República Española en Belgrado (septiembre de 1936 – mediados de 1938).
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1936, cuando para Madrid fue designado un representante con rango de ministro plenipotenciario. Todo eso ocurría muy poco antes de estallar la Guerra Civil en España y cuando los italianos invadían Etiopia, por lo que en Ginebra la Sociedad de Naciones aprueba una resolución que somete a Italia a sanciones económicas. La decisión de reactivar la legación yugoslava en Madrid y de renovar las relaciones comerciales con España estuvo motivada por varias razones. Aparte de las causas inherentes a la política exterior, el gobierno de Stojadinović se decidió a ello probablemente también por algunos motivos de política interior. Es decir, el embargo para las exportaciones a Italia afectaba sobre todo a la economía de Croacia, por lo demás ya bastante descontenta con la política de Belgrado, así que los dirigentes gubernamentales yugoslavos trataron de compensárselo a Croacia precisamente con el incremento de las exportaciones hacia España. Desde fechas muy anteriores y durante años, los intercambios comerciales hispano-yugoslavos corrían ya a cargo de la Cámara de comercio e industria de Zagreb. Por tanto, las exportaciones yugoslavas a España (maderas, huevos, cemento...) procedían mayormente de las regiones croatas. Parece ser que en todo eso pudo tener también algún interés personal el propio Stojadinović, en cuanto accionista importante de una empresa de navegación con sede en Sušak y que mantenía líneas regulares hacia los puertos de España. El nuevo tratado comercial hispano-yugoslavo fue firmado en Madrid el 15 de mayo de 1936, siendo convenidos los cupos globales de exportaciones e importaciones para los años 1936 y 1937 y el modo de pagos mutuos a base de clearing. Este tratado preveía que Yugoslavia exportaría a España traviesas para ferrocarriles, huevos frescos y celulosa; de España importaría arroz, cítricos, cacahuetes, corcho no elaborado, tapones e hilados de algodón. A poco tiempo de estallar la Guerra Civil en España, cuando la ciudad de Madrid se encuentra en peligro de quedar circundada por las fuerzas enemigas, la capital se enfrenta con la falta de carne. El Ayuntamiento de la villa de Madrid se dirige a la Legación de Yugoslavia, manifestándose dispuesto a enviar sus representantes a Belgrado para negociar allí la compra de ganado vacuno. Fuera de los marcos del existente tratado comercial hispano-croata, convienen el transporte del ganado por vía marítima y el pago al contado, en oro, contra entrega del ganado en los puertos de embarque. Aunque las negociaciones fueron de carácter confidencial, algunos periódicos extranjeros publicaron inmediatamente que España había comprado 5.000 animales vacunos en Yugoslavia, donde este negocio fue considerado como un éxito sin precedentes.8
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Las relaciones comerciales híspano-yugoslavas en aquella época son evocadas por Prvislav Weissenberger (Šibenik, 1902 – ?), economista, representante en Barcelona del Instituto de comercio exterior de Belgrado (1931 – 1934), secretario general del Comité para la promoción de las relaciones comerciales y culturales con España y América Latina, agregado comercial de la Legación del Reino de Yugoslavia en Madrid (1936 – 1937) a propuesta de la Cámara de comercio e industria de Zagreb, en funciones diplomáticas del Estado Independiente de Croacia (en Viena, Berlín, Graz), después de la Segunda Guerra Mundial se queda en la emigración (Alemania, Argentina, España, Chile) realizando una brillante carrera universitaria. Véase: Prvislav Weissenberger, “España en la encrucijada a fines de noviembre de 1936 vista por un observador croata – Contribución a la historia de las relaciones entre España y Yugoslavia-Croacia”, Studia Croatica, año. XV, vol. 54-55, Buenos Aires, 1974, pp. 123-160.
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Algunos datos sobre la situación, en especial por cuanto se refiere a las relaciones comerciales, también los proporciona Joaquín Ponce Barceló,9 quien en 1937 desempeñaba el cargo de cónsul de la República Española en Zagreb. No se sabe cuáles eran exactamente las instrucciones que, a nivel político, debían seguir los representantes de Yugoslavia en el Comité de no intervención en Londres y, también, los respectivos delegados yugoslavos dispuestos a lo largo de la frontera franco-española para vigilar la aplicación de las medidas de control recomendadas por el Comité de Londres. Al adoptar una política de estricta neutralidad y de no intervención en la contienda española, el gobierno de Stojadinović apoya formalmente el embargo sobre el material bélico y estratégico. No obstante, respecto a España, el mismo gobierno lleva a cabo una política hipócrita y de doblez. Por un lado, sigue manteniendo relaciones –sobre todo comerciales– con el gobierno de la República Española, cuya capitalidad se desplaza a causa de los sucesos de la guerra (Madrid, Valencia, Barcelona).10 Por otro lado, las autoridades oficiales yugoslavas vigilan con gran celo para que los numerosos voluntarios izquierdistas no se dirijan a España para luchar en el bando de la República Española, con la cual las mismas autoridades yugoslavas siguen comerciando. Es obvio que, por lo demás, Yugoslavia estaba dividida respecto a las cosas de España. La lucha del Frente Popular despertó en Yugoslavia muchas simpatías. A pesar de la opinión pública de los yugoslavos, que en general condenaban la insurrección militar, las simpatías políticas e ideológicas del gobierno yugoslavo se situaban del lado de la España Nacional. Algunas muestras concretas ilustran perfectamente el carácter de esa política. Durante la Guerra Civil española, la Legación de la República Española en Belgrado tramita a las autoridades competentes las ofertas recibidas; son relativas a gran cantidad de armamento y otro material bélico, de procedencia y producción varia. Tales propuestas fueron dirigidas por ciudadanos extranjeros y yugoslavos.11 Por mediación de los Ministerios de Defensa Nacional y de Estado, un voluntario yugoslavo en el Ejército de la República Española en el otoño de 1937 pide se hagan gestiones para que su esposa y su hija, que residen en Novi Sad, puedan salir de Yugoslavia a Francia o a España. Además, se declara dispuesto a sufragar él mismo todos los gastos del viaje. Procediendo de acuerdo con las instrucciones recibidas, la Legación de la República Española en Belgrado organiza el viaje, pero cae en una trampa tendida por la policía yugoslava. En consecuencia, el responsable de la Legación debe abandonar Yugoslavia en un plazo de 48 horas como persona 9
Joaquín Ponce Barceló (Sax, prov. de Alicante, 1899 – Zagreb, 1963), llegado a Yugoslavia en 1926 como comerciante, era cónsul honorario de España en Sušak (1930 – 1934), canciller de la Legación de España en Belgrado (1934 – 1936), cónsul de la República Española en Zagreb (1937). Casado con una croata (Marija Cecelja, 1908 – 1976), este colaborador y amigo del conde de Torrijos reside hasta su muerte como refugiado en Croacia (AMAEC: Sign. P. 335, Exp. 23429). 10 Madrid (hasta 5-11-1936), Valencia (hasta 31-10-1937), Barcelona (hasta 26-1-1939). Más tarde, el gobierno de la República Española y sus instituciones se retiran hacia la frontera francesa (Tarragona, Gerona, Figueras). 11 Por ejemplo, una de las ofertas fue dirigida el 21-10-1937 desde Amsterdam, por trámite de la Legación de la República Española en Belgrado, y la otra el 26-1-1938 directamente desde Belgrado (AMAEC: Caja RE 32, Carp. 12). Posteriormente, en junio-julio de 1938, el representante de la España Nacional en Belgrado también informa sobre el contrabando de armas para la República (AMAEC: R-1047, 48, 49, 50).
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non grata. Después de todo, en nombre del Ministro de Estado, el Servicio de Información envía al Ministro de Defensa Nacional de la República Española este telegrama:12 RESERVADO. – Embajador en París telegrafía para V.E. lo siguiente: De procedencia tan segura que no puedo citarla ni en este telegrama, me llega información de que aviador yugoslavo TOMITCH MILOSCH [sic: Miloš Tomić] llegó a ésta con dinero abundante, que dijo ser de primas cobradas por haber abatido tres aviones rebeldes. Resulta emisario de la Seguridad de Belgrado y lleva allí fotografías de voluntarios yugoslavos al servicio de la República, otras de aparatos y armamento y un informe sobre medios de comunicación de aquellos voluntarios con sus familias. Ignoro si Tomitch piensa regresar a España. Es posible que a acción policíaca contra voluntarios yugoslavos acompañe ofensiva en periódicos.
El mencionado "combatiente", esto es el agente provocador de la policía, no se evidencia en las listas de los combatientes yugoslavos que formaron parte de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. En el Ejército de la República Española, es decir en varias de sus Brigadas Internacionales, en total hubo unos 1.670 voluntarios yugoslavos, la mayoría de ellos procedentes del territorio de Croacia. Unos se iban directamente del país y otros fueron reclutados entre estudiantes y trabajadores en el extranjero. La policía yugoslava los perseguía como agentes del Komintern.13 El bando adversario, el de la España Nacional, también trata de reclutar voluntarios, pero en Yugoslavia su número era insignificante. En aquel entonces, en una Declaración jurada redactada para las autoridades de la España Nacional, el diplomático Tomás Maycas enumera algunos de sus méritos patrióticos: A los muchos súbditos yugoslavos que se presentaban para ir a la zona roja, negarles el visado del pasaporte. Ni uno solo ha salido, autorizado con mi firma, de Belgrado durante el período 18 de Julio – 30 de Septiembre [1936], ni posteriormente. Recibir en mi domicilio particular e indicarles los medios de hacer el viaje a algunos voluntarios [se trata de un grupo de ucranianos] para luchar en nuestro ejército, que me eran enviados por las Legaciones de Alemania e Italia.14
Incluso antes del triunfo definitivo del bando Nacional en la Guerra Civil, las autoridades gubernamentales yugoslavas ya habían establecido los contactos con el primer gobierno del general Franco. En el año 1937, Božidar Mažuranić,15 capitán de navío, fue enviado a España oficialmente en misión especial, como observador político y militar, a título de liaison officer con el estado mayor franquista. Éste no tenía sede única y fija pues, durante la guerra, se
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El telegrama cifrado, núm. 138 y 70, Barcelona, 23-1-1938 (AMAEC: Caja RE 32, Carp. 12). Estos datos sobre los combatientes de las Brigadas Internacionales se basan en la documentación acopiada por Franjo Gossain (1909 – 2001), presidente que fue de la Asociación de los voluntarios yugoslavos en el Ejército de la República Española. Cf. también: Antonio Padilla, “Los ‘españoles’ de Tito”, Historia y vida, año II, núm. 11, Barcelona – Madrid, febrero de 1969, pp. 39-49. 14 Así se dice en la declaración hecha el 6-2-1938, para las Autoridades Nacionales en Salamanca, por Tomás Maycas, secretario y encargado de negocios que fue de la Legación de España en Belgrado (AMAEC: Sign. P. 489, Exp. 33851). 15 Božidar “Darko” Mažuranić (Karlovac, 1879 – Buenos Aires, 1952), descendiente de una célebre familia nobiliaria croata, aviador y capitán de navío en fuerzas armadas del Imperio de Austria-Hungría y de Yugoslavia, ayudante del rey Alejandro I Karađorđević. Después de la Segunda Guerra Mundial se quedaría en el exilio. 13
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trasladaba (Burgos, Salamanca, San Sebastián) hasta el 28 de marzo de 1939, cuando los Nacionales al fin tomaron Madrid. El Reino de Yugoslavia es uno de los primeros países europeos que establece las relaciones de facto con la España franquista. Sin embargo, aún se prolongarían las negociaciones para definir las modalidades de su aplicación y su estatus legal, pues la parte española insiste inmediatamente en el pleno reconocimiento de jure. Acabadas las negociaciones el 10 de octubre de 1937, acto seguido fueron designados los representantes en calidad de agentes oficiales. En un primer momento, el gobierno de la España Nacional estuvo representado en Belgrado por Pedro Prat y Soutzo,16 el embajador de España en Rumanía, residente en Bucarest. El procedimiento para reconocer al Gobierno Nacional y restablecer las relaciones diplomáticas entre el Reino de Yugoslavia y España pasa luego a cargo de la representación diplomática española en Austria, primero de la embajada en Viena y, después de haberse cumplido el Anschluss de Austria (el 13 de marzo de 1938), este papel lo asume el Consulado de España en Viena. En marzo de 1938 se pide la autorización del gobierno yugoslavo para abrir la representación de la España Nacional en Belgrado. En julio del mismo año allí se abre una Oficina de propaganda dirigida por un envíado oficioso, encargado de representar al nuevo régimen español y restablecer plenas relaciones diplomáticas, siendo confirmada esta persona el 12 de noviembre de 1938 en calidad de Agente General en Yugoslavia. El 27 de febrero de 1939 –es decir incluso antes de terminar la Guerra Civil en España– el gobierno yugoslavo ya publica oficialmente el reconocimiento de jure del Gobierno Nacional de Franco. En consecuencia, siendo ya definitiva la victoria de las fuerzas nacionalistas, el 16 de abril de 1939 Franco firma el decreto con el que se restablece la representación de España en Belgrado. Para este cargo es nombrado "enviado extraordinario y ministro plenipotenciario" Eduardo García Comín,17 quien entrega sus cartas credenciales al príncipe Pablo Karađorđević, regente del Reino de Yugoslavia, el 2 de septiembre de 1939, esto es un día después de la invasión de Polonia por Alemania y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Una vez acabada la Guerra Civil española, Yugoslavia a comienzos del año 1940 en España adquiere cierta cantidad de armamento (cañones antitanque, munición para cañones de campaña) mediante trueque (cereales, madera aserrada y capullos de gusano de seda para la fabricación de paracaídas).18 Mientras la gran parte de Europa ya está en guerra, Yugoslavia todavía trata de mantenerse fuera del conflicto bélico. El heredero al trono, el futuro rey Pedro II Karađorđević, es menor de edad y el príncipe regente Pablo Karađorđević busca cómo aplacar a las potencias del Eje, sin perder el apoyo de las democracias occidentales. Algunas concesiones políticas, hechas a los croatas en el último momento −esto es, entre 1939 y 1941−, tampoco aciertan a estabilizar el país. Por fin, 16
Pedro Prat y Soutzo, marqués Prat de Nantouillet (1892 – 1969), diplomático de carrera, embajador de España en Rumanía y, luego, en Finlandia (AMAEC: Sign. P. 443, Exp. 33098). 17 Eduardo García Comín (1883 – 1968), diplomático de carrera; siendo embajador de España en Austria, al estallar la Guerra Civil española, se pasa inmediatamente al bando Nacional. Desde 1938, después del Anschluss, es cónsul general de España en Viena. En el Reino de Yugoslavia (septiembre de 1939 – mayo de 1941) desempeña el cargo de embajador de España (AMAEC: Sign. P. 256, Exp. 15477). 18 Véase: P.Weissenberger, o.cit. Cf. también AMAEC: R-2260.87.
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el gabinete Cvetković − Maček opta por pactar con el Eje.19 El 27 de marzo de 1941, sólo dos días después de firmarse el pacto, el gobierno cae. Lo derribaron las protestas populares y el putsch encabezado por Dušan Simović, un general anglófilo.20 El 6 de abril de 1941, los alemanes ya bombardean Belgrado. La Corte y el Gobierno de Yugoslavia abandonan el país. Tras breve resistencia militar yugoslava a la invasión de las potencias del Eje, el acta de capitulación se firma el 17 de abril de 1941. En cuanto representante español de rango más elevado en Yugoslavia, Eduardo García Comín se queda en su puesto hasta principios de mayo de 1941. El bombardeo de Belgrado, la invasión de tropas extranjeras, el desmoronamiento y la capitulación de Yugoslavia hicieron su misión totalmente superflua. En consecuencia, la Legación de España en la ex Yugoslavia restringe su territorialidad a Serbia, quedando en efecto reducida al rango del consulado en Belgrado, encabezado por un encargado de negocios. Cuando aún existía el Reino de Yugoslavia, al margen de las gestiones emprendidas desde Belgrado para restablecer las relaciones con las nuevas autoridades españolas, sin embargo seguían subyaciendo ciertos problemas derivados del transcurso de la Guerra Civil en España (1936 – 1939). Lo refleja perfectamente un despacho diplomático de aquella época.21 Todos los Cónsules honorarios de España en este país [Yugoslavia], que con excepción de uno (el de Zagreb – Sr. Cuvaj) han estado hasta el último momento al servicio de los rojos, se han apresurado, ahora, cuando ha sido definitivamente publicado por este Gobierno [el gabinete de Milan Stojadinović] el reconocimiento de jure, a presentarse o escribir solicitando ser confirmados por el Gobierno Nacional en sus antiguos cargos, como si casi nada hubiera sucedido. Lo probable es que estos funcionarios consulares honorarios, todos según creo de nacionalidad yugoeslava, han confiado, como la opinión general de este país [Yugoslavia], en la victoria de los rojos, que una propaganda hábil y poderosa les ha pintado como el Gobierno legítimo, liberal y popular apoyado en las “grandes democracias”. Esto podría ser una explicación y casi una disculpa tratándose de extranjeros tan lejanos de nuestro país, pero hay otros aspectos del problema. Dado el ambiente de los negocios, es más que probable que algunos, si no todos esos Cónsules honorarios, han participado en el tráfico de aprovisionamiento de los rojos, acaso en espionajes u otras infames maniobras, y no estamos seguros de que alguno de ellos no siga en contacto con la red filocomunista tan bien afianzada aquí. [...] Entre tanto, ruego a mis Colegas de Alemania y 19
El Gobierno del Reino de Yugoslavia (26-8-1939 – 27-3-1941) estuvo encabezado por el político serbio Dragiša Cvetković (Niš,1893 – París, 1969) y por Vladko Maček (Jastrebarsko, 1879 – Washington,1964), presidente del Partido campesino croata. 20 Dušan Simović (1882 – 1962), general y político serbio y yugoslavo, tras derribar al gabinete Cvetković – Maček en el putsch del 27-3-1941, presidente de gobierno del Reino de Yugoslavia (27-3-1941 – 12-1-1942). En 1944 se adhiere al tratado Tito – Šubašić y en 1945 vuelve a Yugoslavia. 21 Eduardo García Comín, en calidad de “encargado de negocios de la Legación de España en Belgrado”, firma el despacho núm. 43, el 10-3-1939/III. A.T. (Año Triunfal III, según el calendario de “la era franquista”) dirigido al Ministerio de Asuntos Exteriores de España (AMAEC: Sign. P. 256, Exp. 15477).
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de Italia que donde sea posible, por medio de servicios consulares me presenten informes sobre los agentes en cuestión y su actuación durante la guerra. Más tarde, convendrá a mi juicio recurrir a la misma colaboración de los Representantes alemanes o italianos, para que nos ayuden en este importante asunto de la organización del servicio consular con elementos o informes de que nosotros carecemos en este país, donde, por otra parte, no sería por el momento aconsejable recurrir al Gobierno. El único cónsul honorario que dimitió –según sus propias palabras– "por no servir a los marxistas", era el de Zagreb, el barón Adolf Cuvaj.22 Este acto suyo sería muy celebrado en los círculos franquistas. A saber: Cuvaj expresó –sua sponte y de una manera inequívoca– su actitud personal a favor de la insurrección que acababa de producirse. Eso ocurría en el momento cuando la mayoría de los españoles aún vacilaban en pronunciarse al respecto. Este despacho,23 tan singular y traducido del francés, reza así: A la Legación de España, Belgrado Señores, Puesto que no tengo ningunas simpatías por los principios soviéticos por los que, según parece, se deja guiar el nuevo Gobierno de Madrid presidido por el Señor Largo Caballero, tengo el honor de declarar que no deseo seguir siendo Cónsul honorario del dicho Gobierno, pero estoy dispuesto a llevar los negocios para el Gobierno de Burgos,24 si éste quiere aceptar mis servicios. Envío la copia de esta carta a la Junta en Burgos, para su información, y también al Ministerio del Estado en Madrid. Pido a esta Legación acuse recibo de esta carta y me dé instrucciones. Sírvanse aceptar, Señores, los testimonios de mi alta consideración. Dr. Adolf Cuvaj Cónsul de España
En 1941, al desmoronarse y al quedar despedazado el Reino de Yugoslavia, el interés de España se enfoca principalmente sobre Croacia. El 10 de abril de 1941, esto es una semana antes de la capitulación de Yugoslavia, en Zagreb se proclama ya el Estado Independiente de Croacia (Nezavisna Država Hrvatska o, en abreviado: NDH). El Dr. Ante Pavelić, autoinvestido jefe de Estado (poglavnik),25 al igual que su régimen constituido con el apoyo de Italia y Alemania, se convierten en satélites de las potencias del Eje. A mediados de junio de 1941, Croacia se adhiere al Pacto tripartito. El gobierno de un Estado tan pequeño como Croacia tendría la arrogancia de
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Dr. Adolf Cuvaj, barón de Ivanjska (1882 – 1974), insigne industrial, presidente de la Cámara de comercio en Zagreb y reconocido experto para la Sociedad de Naciones, en 1925 fue nombrado cónsul honorario de España en Zagreb (AMAEC: Sign. P. 363, Exp. 25254). 23 El barón Dr. Adolf Cuvaj a la Legación de España en Belgrado, núm. 168/1936 del 23-9-1936 (AMAEC: Sign. P. 363, Exp. 25254). 24 El mencionado “gobierno de Burgos” es el embrión del Gobierno Nacional y la primera autoridad colegiada de la España antirrepublicana. Este cuerpo, formado el 24-7-1936, al principio funciona como Junta de Defensa Nacional, presidida por el general Miguel Cabanellas Ferrer. Más tarde, el 2-10-1936, en Burgos se forma la Junta Técnica del Estado, con atributos gubernamentales y con el general Fidel Dávila Arrondo como su primer presidente. 25 Dr. Ante Pavelić (Bradina, 1889 – Madrid, 1959), abogado, nacionalista croata y fundador del movimiento ustaša, con el apoyo de Italia y Alemania proclamado poglavnik (caudillo) del Estado Independiente de Croacia (1941 – 1945). Después de la Segunda Guerra Mundial emigra a Argentina y, luego, a España.
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declararse en guerra (14-12-1941) contra los Estados Unidos y Gran Bretaña. También, un cuerpo expedicionario croata sería enviado al frente ruso para luchar allí al lado de los alemanes. En la primera etapa encaminada hacia el establecimiento de plenas relaciones diplomáticas entre España y el Estado Independiente de Croacia, el papel decisivo de persona clave enviada al propio lugar lo protagoniza el diplomático español Álvaro Silvela de la Viesca y Casadó, marqués del Castañar.26 Sus despachos están escritos sobre papel con membrete del Consulado de España en Sušak. Dirigidos a la Sección política del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid, esos despachos cubren el período de un año entero, esto es desde abril de 1941 hasta abril de 1942. En cumplimiento de lo ordenado por Serrano Súñer, ministro de asuntos exteriores, a finales de abril de 1941 el cónsul Silvela se traslada a Zagreb para tomar contacto con el gobierno croata. Obtenida la audiencia de Pavelić, le expone el deseo de establecer relaciones oficiosas con el nuevo gobierno croata, dando a entender que de momento su intervención no tenía otro alcance que el indicado. Pavelić manifestó su complacencia en poder ponerse en relación con un representante de España pues desde el primer momento había visto con simpatía su Movimiento Nacional. Añadió que, estando en los inicios de la organización del nuevo Estado, sólo había solicitado, como es natural, el reconocimiento de Croacia por las naciones del Eje que habían cooperado a su constitución y también de los Estados limítrofes, pero que seguidamente solicitaría dicho reconocimiento de las demás naciones y que una de las primeras a las que se dirigiría sería España. Concluyó haciendo grandes elogios de la nación española y de su caudillo.27 A raíz de esta entrevista, Mladen Lorković,28 ministro de exteriores croata, dirige a España una Notificación pidiendo formalmente el reconocimiento del Estado Independiente de Croacia.29 España, por mediación diplomática de Italia, reacciona reconociéndolo casi inmediatamente de jure y de facto, el 27 de junio de 1941.30 España, formalmente neutral, es uno de los pocos países que reconocen diplomáticamente al Estado Independiente de Croacia y su régimen. Poco tiempo después de ser proclamado y constituido el Estado Independiente de Croacia, Francisco Franco, generalísimo y caudillo de España, con ese acto confirma sus simpatías por las potencias del Eje y sus satélites. En efecto, España es el único país que no participó directamente en la Segunda Guerra Mundial y que tenía en Zagreb su representación diplomática. Sin embargo, el Vaticano también tenía su representación en la capital croata, pero la tarea primordial de la Legación Pontificia era sobre 26
Álvaro Silvela de la Viesca y Casadó, marqués del Castañar (1898 – 1972), hasta 1941 cónsul de España en Trieste, después del desmoranamiento de Yugoslavia trasladado al Consulado en Sušak. 27 Cf. el despacho del cónsul Álvaro Silvela de la Viesca y Casadó al ministro Ramón Serrano Súñer, núm. 35, Sušak, 30-4-1941 (AMAEC: Leg. R-2154, Exp. 34). 28 Dr. Mladen Lorković (1909 – 1945), abogado, destacado miembro del movimiento ustaša, en el Estado Independiente de Croacia ministro de exteriores (9-6-1941 – 23-4-1943, 29-4-1944 – 5-5-1944) e interiores (11-101943 – 30-8-1944), reputado por su actitud anti-italiana. Con un grupo de altos funcionarios trata de hacer salir Croacia del Eje, pasándose al bando de los Aliados, para evitar la derrota. Destituido y acusado de alta traición, fue liquidado, sin juicio, en los últimos días de la guerra. 29 Cf. el documento núm.1651/1941, Zagreb, 14-6-1941 (AMAEC: Leg. R-1268, Exp. 1). 30 Cf. los documentos relativos al reconocimiento de Croacia (AMAEC: Leg. R-2154, Exp. 34).
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todo de carácter estríctamente eclesiástico, esto es de vínculo con el episcopado y con la feligresía católica en el Estado Independiente de Croacia. Eso no obstante, la legación papal en Zagreb cumplía por supuesto también las funciones diplomáticas. Pero, a pesar de las múltiples insistencias de las autoridades del régimen ustaša, la Santa Sede se mostraba mucho más reacia que la España franquista y nunca reconocería de manera completa y oficial al Estado Independiente de Croacia. Una vez establecidas las plenas relaciones diplomáticas entre España y el Estado Independiente de Croacia, en las capitales de ambos países fueron abiertas las representaciones de máximo rango. La Legación del Estado Independiente de Croacia en España, con sede en Madrid (Calle Moreto, 8), fue inaugurada por el conde Petar Pejacsevich, en calidad de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario.31 Nombrado para este cargo el 31 de octubre de 1941, a Madrid llega el 5 de noviembre de 1941, y, el 12 de diciembre 1941, ya entrega las credenciales al generalísimo Franco. El cargo de representar a España en Croacia lo asume Vicente González-Arnao y Amar de la Torre,32 un diplomático de carrera, también nombrado con el rango de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario, quien entrega sus cartas credenciales al poglavnik Pavelić el 6 de octubre de 1941. La Legación de España en Zagreb se aloja primero en la calle Mihanović, en el Hotel "Esplanade", trasladándose luego a un palacete particular (Rokov perivoj, 8), en donde permanecería hasta la desaparición del Estado Independiente de Croacia. Durante la Segunda Guerra Mundial, en la política exterior de España se producen cambios importantes. Al llamado "Pacto ibérico", en efecto "Tratado de amistad y no agresión" concluido el 17 de marzo de 1939 entre España y Portugal, luego (el 29 de julio de 1940) fue añadido un protocolo para resistir más fácilmente a las presiones exteriores ejercidas por parte de las potencias del Eje y de los Aliados. Los dos países reafirmaron así su neutralidad, por si acaso las potencias del Eje o los Aliados se decidieran a intervenir militarmente en su región. Poco después, el 27 de marzo de 1939, el gobierno de Franco se adhiere al "Pacto Anti-Komintern". El 31 de marzo de 1939, horas antes de proclamarse oficialmente el término de la Guerra Civil, en Burgos y en secreto se firma "Tratado germano-español de amistad". Simultáneamente, el 9 de mayo de 1939, España se retira de la Sociedad de Naciones. A raíz de la invasión alemana en Polonia, el 4 de septiembre de 1939 España se apresura a proclamar inmediatamente su neutralidad respecto a las partes beligerantes en el conflicto. Sin embargo, en vista de los primeros éxitos militares de Hitler, el gobierno español –aunque formalmente neutral– apoya a las potencias del Eje cada vez más abiertamente y con mayor agresividad. Así, por decreto del 12 de junio de 1940, España cambia su estatus de "país neutral" y se proclama "pais no beligerante", en efecto ligándose aun más estrechamente a las potencias del Eje. En verano y otoño de 1940 España anuncia varias veces que, bajo ciertas condiciones, estaría dispuesta a 31
Petar Pejacsevich o Pejačević, conde de Virovitica (Opatija, 1908 – Buenos Aires, 1987), nacionalista croata, descendiente de una célebre familia nobiliaria, no pertenecía al movimiento ustaša. Desde su puesto de embajador en Madrid se pone en contacto con los Aliados para que Croacia rompa sus vínculos con el Eje. Después de la guerra emigra a Argentina. 32 Vicente González-Arnao y Amar de la Torre (1885 – 1958), diplomático de carrera, ocupó el puesto de embajador de España en Croacia (otoño de 1941 – primavera de 1944), aunque su mandato duraría oficialmente hasta 30-111944.
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entrar en la guerra al lado de las potencias del Eje. Al celebrar su entrevista en Hendaya, el 23 de octubre de 1940, Hitler y Franco negocian en secreto la eventual entrada de España en la guerra. A juzgar por el Protocolo de Hendaya, España –de hecho– se adhiere al llamado "Pacto de acero" firmado en mayo de 1939 por las potencias del Eje. En este marco España trata de obtener ciertas garantías que satisfacerían las ambiciones territoriales de Franco. No se llegó a un acuerdo y, a la postre, España se limitaría a esperar los resultados del conflicto entre las potencias del Eje y los Aliados. Tras las victorias alemanas en Francia, el único acto bélico emprendido durante la Segunda Guerra Mundial por iniciativa propia de España es la ocupación de la ciudad y la zona internacional de Tánger (el 14 de junio de 1940), bajo el pretexto de que España garantizaría su neutralidad. Aparte de proveer para la industria militar alemana algunas materias primas de carácter estratégico, España –en el año 1941, después del ataque alemán dirigido contra la Unión Soviética– forma y envía al frente ruso una unidad militar intervencionista, la llamada División azul, en la que hasta el año 1943 se alistan unos 47.000 "voluntarios", falangistas en su mayoría. El 6 de enero de 1943, por canales diplomáticos, Franco inicia una campaña unilateral a favor de la paz separada, ofreciendo la mediación de España. Pero esta iniciativa española apenas si tiene éxito alguno. Sin embargo, el 12 de febrero de 1943, en secreto se firma el protocolo híspanoalemán relativo a envíos de armamentos alemanes. Después de la capitulación de Italia y los fracasos militares alemanes, el 3 de octubre de 1943 España vuelve a cambiar su "no beligerancia" por estricta "neutralidad". En consecuencia, a mediados de diciembre de 1943 empieza el retorno a España de la División azul. En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, España renuncia formalmente a sus vínculos con las potencias del Eje. Declarativamente al menos, empieza a acercarse a los Aliados, cuya victoria definitiva es inminente. Mejor dicho, la España franquista prefiere optar por las democracias occidentales. Todos estos cambios de rumbo en la política exterior española –primero la alineación al lado de las potencias del Eje con aparente neutralidad, luego la no beligerancia y estricta neutralidad, y al fin el pacifismo y la neutralidad reafirmada, con un desvío hacia los Aliados occidentales– y sus respectivas orientaciones estratégicas afectan de hecho las relaciones entre España y los países de ambos bandos en conflicto. Otro tanto también se refleja en el plan diplomático. Ramón Serrano Súñer, ministro de exteriores demasiado comprometido ideológicamente, debe ceder su puesto al frente de la diplomacia española a un personaje más neutro, siendo éste el conde de Jordana. Tal constelación de circunstancias políticas sin duda alguna se repercute igualmente en las relaciones diplomáticas que España, por entonces, mantiene con el Estado Independiente de Croacia. Tras el período inicial del acercamiento ideológico y político, más tarde se manifiesta un distanciamiento aparente –es decir, formal– del régimen español respecto al Estado Independiente de Croacia, que sigue siendo un fiel secuaz de la Alemania de Hitler hasta el final de la guerra. Semejante cambio de rumbo en la orientación diplomática y política de España –si bien en dirección opuesta– se observa también en relación con el gobierno del Reino de Yugoslavia, exilado en Londres. Madrid rompe las relaciones diplomáticas con ese gobierno yugoslavo sólo después de numerosas protestas y muchos esfuerzos de Croacia. A ello han contribuido también las intervenciones, harto más eficaces, por parte de los representantes diplomáticos de los países del Eje.
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Eso es al menos lo que se dice en un despacho enviado desde Madrid por el embajador Pejacsevich al ministro Mladen Lorković: Aquí se está llevando a cabo la acción de cerrar la legación yugoslava. De acuerdo con el embajador alemán Von Stohrer,33 hace seis días pedí audiencia al ministro Serrano Súñer, pero no me fue concedida todavía, lo que es en general la característica de las condiciones aquí, particularmente en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Respecto al asunto de la legación yugoslava, hasta ahora fue recibido sólo Von Stohrer. Por mi iniciativa, ya pidieron o pedirán audiencia el embajador italiano Lequio, el encargado de negocios búlgaro Boyadjieff y, tal vez, el representante húngaro Ambró, es decir quienes tienen intereses en la ex Yugoslavia. Al decir del propio Von Stohrer, él se olvidó del hecho de que Alemania se había apoderado de una parte de la ex Yugoslavia, y, cuando le dije que aquí la legación yugoslava representaba los intereses de Maribor, Celje etc., es decir de las regiones que forman parte del Reich alemán, inmediatamente se apresuró a dirigirse al Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Mientras yo estaba en Zagreb, aquí cerraron la legación polaca, pero la lucha para conseguirlo había durado casi un año. Siento mucho el no poder comunicarle el resultado de mi visita, aunque sigo insistiendo cada dos días.34 En España, que durante la Segunda Guerra Mundial se declara como país neutral, también despliegan sus actividades las legaciones de algunos países (Noruega, Polonia, Yugoslavia, etc.) ocupados por los alemanes y cuyos gobiernos se encuentran exilados en Gran Bretaña. De ese modo España lleva a cabo una política ambigua, queriendo al mismo tiempo complacer a las dos partes beligerantes y eso sin comprometerse demasiado. El 4 de febrero de 1942 el gobierno español decide romper las relaciones diplomáticas con el gobierno yugoslavo en el exilio. Las gestiones consecuentes se emprenden en unos cuantos días: por su nota (26-3-1942) la oficina del Protocolo español notifica a la Legación del Reino de Yugoslavia –al igual que a la de Polonia– que se le suprime el estatus diplomático; a su personal se concede el plazo de 14 días para abandonar España (6-3-1942); luego (13-3-1942), por nota verbal este plazo se prorroga 14 días más.35 Sin embargo, esas decisiones formales nunca se cumplirían estríctamente. Los representantes de la misión diplomática yugoslava continuarían sus actividades en España, aunque algo más discretamente. La embajada alemana protestaría porque dichas decisiones no se habían cumplido ni siquiera hasta el 20 de noviembre de 1942.36 Croacia presta cierta atención al establecimiento de las relaciones comerciales con España, pero ésta se muestra más reservada al respecto y, al parecer, no comparte el mismo interés por desarrollar la cooperación económica. En correspondencias diplomáticas también se reflejan las evidentes diferencias a la hora de definir las prioridades relativas a los intereses estatales. La parte española apenas si menciona los temas económicos; al contrario, la parte croata y el embajador Pejacsevich en persona, varias veces –sobre todo en la primera mitad del año 1942– se refieren a este aspecto de las relaciones mutuas entre los dos países. Así Mladen Lorković, 33
Barón Eberhard von Stohrer (1883 – 1944), embajador de Alemania en España desde 1939 hasta su jubilación a comienzos del año 1943. 34 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 9-2-1942). 35 Cf. el texto de ambas notas en AMAEC: R. 1771.62. 36 Véase: Matilde Eiroa San Francisco, Las relaciones de Franco con Europa centro-oriental (1939 – 1955), Ariel, Barcelona, 2001, p. 47, nota 27.
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ministro de exteriores del Estado Independiente de Croacia, anuncia la próxima llegada a Madrid de una delegación comercial croata que debería negociar con los españoles un tratado, destacando la prioridad de ciertas adquisiciones para las fuerzas armadas.37 Pero en su despacho el embajador Pejacsevich informa: Cada vez más tengo la impresión de que nuestro tratado comercial con España es un abortón. A nuestra nota de hace ocho días, en la que anunciamos que queremos iniciar las negociaciones a finales de abril, aún no hay respuesta alguna. Tengo oído que, hace dos años, los húngaros concluyeron aquí un contrato y el año pasado lo ampliaron, pero todavía no se ha llegado a realizar ni un solo punto del dicho contrato. Por lo demás, aquí por doquier reina la corrupción, aunque resulta difícil encontrar a la persona más a propósito… Al respecto, mucho me interesaría saber qué suma estaría dispuesto a pagar el Ministerio del Ejército para adquirir en Cádiz el laminado blanco. Si se me indica hasta qué suma puedo negociar y si este dinero se pone a mi disposición, pienso que yo podría hacer algo... A un país amigo una cosa semejante le costó 400.000 pesetas...38 Más tarde, refiriéndose a la visita a Madrid de la delegación comercial croata, el embajador Pejacsevich avisa al ministro Lorković acerca de los problemas surgidos: El día 23 de mayo llegó aquí nuestra delegación encabezada por el Dr. Lamer.39 Yo por mi parte hice todo para que las negociaciones empezaran sin demora, en lo que tuve cierto éxito, pues ellos fueron recibidos inmediatamente, el primer día laborable. Las negociaciones progresan muy lentamente, pero parece que a pesar de todo esta semana se rubricará el protocolo. Aquí el tratado definitivo lo firma el Ministro de Asuntos Exteriores en persona, asi que lo firmaré yo en nombre del Estado Independiente de Croacia.40 Terminadas ya las negociaciones, el día 7 de julio de 1942 en Madrid se concluye y firma el Acuerdo comercial y de pagos hispano-croata.41
Una actividad intensa del embajador Pejacsevich en Madrid, pero también cierto quebradero de cabeza le causa un problema relacionado con el acto de entrega de condecoraciones a los funcionarios españoles con motivo de celebrarse el primer aniversario del Estado Independiente de Croacia. Tuvieron que ser condecorados todos los presidentes de gobierno, ministros de exteriores y los embajadores de los países que habían reconocido el Estado Independiente de Croacia.42 Mientras tanto, surgen algunos dilemas en cuanto a la categoría de las condecoraciones previstas para los funcionarios de distintos rangos.43 El día 30 de marzo de 1942 el embajador Pejacsevich visita al jefe del protocolo del Ministerio de Asuntos Exteriores
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El ministro Lorković al embajador Pejacsevich (núm. P.Š. 1/1942, Zagreb, 20-3-1942). El embajador Pejacsevich al Ministerio de Asuntos Exteriores en Zagreb (Informe semanal, del 8-4-1942. al 15-41942, núm. V.T. 6/1942, Madrid 17-4-1942). 39 Dr. Mirko Lamer (Krapina, 1907 – Lausanne, 1979), economista, fundador del Instituto de economía y catedrático de la Escuela de economía y comercio en Zagreb. En el Ministerio de hacienda del Estado Independiente de Croacia desempeñó importantes cargos hasta comienzos de 1942, cuando, por desentir de la política oficial, se queda en Suiza. 40 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 7-6-1942). 41 Cf. AMAEC: R-2069 (16). 42 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 29-3-1942). 43 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 29-3-1942, en el suplemento fechado 31-3-1942). 38
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de España con el fin de pedir su autorización para esas condecoraciones.44 En fin, el 27 de junio de 1942 se celebra la ceremonía solemne de entrega de las condecoraciones al generalísimo Franco y a Serrano Súñer, ministro de exteriores.45 En sus despachos enviados desde Madrid, el embajador Pejacsevich en general calcula con realismo las perspectivas de la guerra: Por un lado la neutralidad de España, y, por otro lado mucho espionaje cuyo centro está aquí [en España], hace a la gente muy precavida y desconfiada, de modo que resulta muy difícil obtener cualquier información auténtica de índole política. Por lo demás, recientemente las recepciones son mucho más raras y hay mucho menos oportunidades para entrar en contactos con otros representantes extranjeros. Tengo algunas conexiones que me pasan ciertas informaciones, aunque de modo irregular… Mirando desde aquí [es decir, desde España], no hay perspectivas de que la guerra termine pronto… Yo veo el futuro con bastante pesimismo, pero mi único objetivo es que viva y prospere el Estado Independiente de Croacia. Así debe ser, y así será.46 En fin, quiero mencionar que aquí en la prensa a veces surgen algunas nuevas y noticias que pudieran sugerir que los Balcanes entran en ciertas combinaciones de los Aliados como "región más idónea" para un probable desembarco de sus tropas… Tratando de justipreciar con objetividad la situación política actual, considero que es mi deber decirle que yo personalmente veo con pesimismo la situación en cuanto se refiere al final de la guerra, y las noticias desde nuestra patria, que me llegan de mis familiares, tampoco contribuyen a crear un clima optimista... Le aseguro que hago todo lo posible para servir en pro de un mejor futuro para nuestra querida y tan sufrida patria.47 Por sus posiciones políticas, el embajador Pejacsevich parece ser que estaba cercano al "grupo conspirador" encabezado por los ministros Vokić48 y Lorković. Con el pasar del tiempo, comprendiendo la situación desfavorable en la que se encuentra Croacia, Pejacsevich se muestra cada vez más pesimista respecto al final de la guerra, por lo que se entiende su extrema precaución que lo vuelve muy conspirativo. Hay tantas cosas que quisiera comunicarle, pero me gustaría más decírselo personalmente. Si no tiene Vd. nada en contra, yo vendría a pasar algunos días en Zagreb… Espero su decisión para mi eventual visita personal a Vd. Considero de suma importancia y urgencia una conversación con Vd., pero por otro lado me resulta muy difícil ausentarme de Madrid.49 Últimamente se menciona mucho un segundo frente, precisamente en África, en Dácar, en Marruecos 44
El embajador Pejacsevich al Ministerio de Asuntos Exteriores en Zagreb (Informe semanal del 8-4-1942 al 15-41942, núm. V.T. 6/1942, Madrid, 17-4-1942). 45 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 27-6-1942). 46 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 29-3-1942). 47 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (núm. V.T. 165/1942, Madrid, 25-12-1942). 48 Ante Vokić (1909 – 1945), miembro activo del movimiento ustaša, en el Estado Independiente de Croacia ministro de transportes (11-10-1943 – 30-8-1944) y de fuerzas armadas (29-1-1944 – 30-8-1944), ascendido a general ustaša (13-4-1944). Él y un grupo de altos funcionarios tratan de pasarse al bando de los Aliados y, con el fin de evitar la derrota, emprenden iniciativas para hacer salir Croacia del Eje. Los cabecillas de la conspiración son destituidos y acusados de alta traición. Los ministros Vokić y Lorković son liquidados, sin juicio, en los últimos días de la guerra. 49 El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 7-6-1942).
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francés y, tal vez, español. También se menciona mucho la visita al Vaticano de un enviado de Roosevelt. Es versión general que se trató de paz separada para Italia o, mejor dicho, que se trató de la intervención del Papa [Pío XII] con el fin de que Italia se retirase de la guerra... Al respecto se menciona la abdicación de Vittorio Emanuele III a favor de su hijo Umberto... Todo eso a mí me parece bastante fantástico, pero lo he oído en varias partes..., así que consideré que era mi deber mencionarlo. Por este fragmento de mi carta deseo que ésta llegue a sus manos directamente, y no a través la secretaría…50
Si se ha de juzgar por el tono de los despachos enviados desde Madrid por el embajador Pejacsevich, parece que él estaba sorprendido y hasta impresionado por el avance, o mejor dicho, por la peligrosa extensión del influjo soviético en la política europea y mundial. Por lo general, hay mucha inquietud a causa del poderío diplomático de Stalin. El hecho de que Churchill y Roosevelt tuvieran que desplazarse hasta Teherán para encontrarse con él..., su actitud intransigente respecto a la cuestión de Polonia etc. demuestra su absoluta intransigencia. Aquí muchos anglófilos se consolaban con que Inglaterra jamás permitiría la invasión del bolchevismo en Europa..., pero ahora confiesan que Stalin no les pedirá sus opiniones. Las noticias llegadas del frente del Este se siguen con gran atención, pero no inquietan de manera demasiado directa... Es decir, aquí no reina el miedo al comunismo nacional ruso, sino exclusivamente al internacional, esto es al doméstico en cada país en particular. Salvo en los círculos falangistas, que parecen desanimados desde la caída del fascismo y que temen por su propia existencia, en general todavía sigue habiendo una gran confianza en las armas alemanas.51 En mi opinión, en los Balcanes la invasión depende de la dirección que pueda seguir la ofensiva rusa en el Este. Aunque se habla mucho de eso y de que Stalin desea que los Balcanes caigan por completo en la esfera de intereses rusa, no hay duda de que Inglaterra de momento no ha accedido a tal exigencia, sino que más bien muestra un gran interés por lo que está ocurriendo en el territorio de la ex Yugoslavia. América también tiene intereses económicos en los Balcanes y en Rumanía, así que es posible que se produzca una "corrida" hacia los pozos de petróleo y el Banato, en cuyo caso la invasión de los Balcanes es inevitable. Hasta circulan las noticias de que la última visita a Italia meridional hecha por el rey Pedro II Karađorđević y por Šubašić52 haya tenido como objetivo elaborar un desembarco inminente en la costa croata... La propaganda inglesa trata por todos los medios posibles de convencer al público que los "mariscales" Stalin y Tito no son del todo comunistas o bolcheviques y que el régimen interior en la Rusia soviética está totalmente cambiado, etc. Desgraciadamente, debo mencionar que esta propaganda produce efectos entre la intelectualidad e incluso entre la aristocracia española; es cada vez menor el miedo ante la bolchevización de Europa en caso de la victoria rusa. Los mismos fenómenos se registran también en Suiza, al decir de los representantes diplomáticos de los países amigos que llegan de allí.53 50
El embajador Pejacsevich al ministro Lorković (s.n., Madrid, 5-10-1942). El embajador Pejacsevich al Ministerio de Asuntos Exteriores en Zagreb (Informe político, núm. 1/1944, V.T. 21/1944, Madrid, 31-1-1944). 52 Dr. Ivan Šubašić (1892 – 1955), abogado y político croata, en 1939 nombrado ban de la Provincia autónoma de Croacia. Siendo presidente del gobierno del Reino de Yugoslavia en el exilio (8-7-1944 – 30-1-1945), firmó el tratado con Tito (Vis,1944). En el gobierno de la Yugoslavia Democrática Federativa fue ministro de exteriores (73-1945 – 7-9-1945). 53 El embajador Pejacsevich al Ministerio de Asuntos Exteriores en Zagreb (Informe político – Revista, para el segundo trimestre del año 1944, núm. V.T. 124/1944, Madrid, 15-7-1944). 51
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Al fin, el 22 de enero de 1945, el conde Petar Pejacsevich dimisiona de su cargo de embajador en Madrid. El traspase se efectúa el 26 de enero de 1945.54 De la Legación se hace cargo Srećko Dragičević, agregado cultural, en calidad de encargado de negocios.55 El acta del traspase de la Legación en Madrid lo firman también el secretario Kazimir Vrljičak56 y Dora Mattachich Keglevich como testigo. Por aquel entonces la Legación, entre su personal, contaba igualmente con Mateo “Mate” Jeličić, el agregado de prensa quien, aparentemente, desempeñaba también el cargo de intérprete y traductor.57 Al reconocer España al Estado Independiente de Croacia, el embajador Vicente González-Arnao, después de su llegada a Zagreb, envía sus despachos escritos sobre papel con membrete de la Legación de España, Zagreb. Dirigidos a la Sección política del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y, también, personalmente al conde Jordana, ministro de exteriores, esos despachos cubren el período de un año, entre noviembre de 1942 y mediados de diciembre de 1943. El embajador González-Arnao fue de hecho retirado de Zagreb en la primavera de 1944, aunque su mandato se prolongaría oficialemente hasta el 30 de noviembre de 1944. Este acto de retirar al ministro está motivado probablemente por los cambios estratégicos de la política exterior española y por el deseo de España de distanciarse de las potencias del Eje y sus países satélites. En la ausencia del embajador, lo sustituye Rafael Maspons de Grassot,58 secretario de la Legación, quien asume esta función en calidad de encargado de negocios y la seguiría desempeñando hasta la desaparición del Estado Independiente de Croacia y el cierre de la Legación de España en Zagreb. Los dos diplomáticos españoles, González-Arnao al igual que Maspons de Grassot, observan muy de cerca cuanto en Croacia ocurre en el plan público, político y militar, informando regularmente acerca de ello a las autoridades competentes en Madrid. Aunque existe el dato59 de que para la Legación de España en Zagreb también fue nombrado un agregado militar, el coronel José María Troncoso y Sagredo, no existen huellas escritas de su agregaduría y de sus actividades. Durante las operaciones finales de la Segunda Guerra Mundial y después de su término en 54
La carpeta relativa al traspase de la Legación del Estado Independiente de Croacia en Madrid (26-1-1945, Ministerio de Asuntos Exteriores en Zagreb, núm. V.T. 78/1945, Zagreb, 8-3-1945) contiene: Aviso de dimisión, Acta y Relación del traspase de la Legación. 55 Srećko Dragičević (1912 – Madrid, 1978), agregado cultural de la Legación del Estado Independiente de Croacia en Madrid (1941 – 1945). Al quedar vacante el puesto de embajador, en enero-mayo de 1945 es encargado de negocios hasta el cierre definitivo de la Legación. Hasta 1968 actúa como representante oficioso de los refugiados croatas en España. 56 Kazimir Vrljičak (Kaštel Novi, 1914 – Buenos Aires, 2000), abogado, secretario de la Legación del Estado Independiente de Croacia en Madrid (junio de 1944 – mayo de 1945). En abril de 1947 emigra a Argentina. 57 Dr. Mateo “Mate” Jeličić (Buenos Aires, 1916 – Buenos Aires, 1969), nacido en Argentina de padres croatas, estudia medicina en Zagreb; secretario y agregado de prensa en la Legación del Estado Independiente de Croacia en Madrid (1941 – 1945). Cerrada la Legación, en 1946 vuelve a Argentina donde ejerce medicina. 58 Rafael Maspons de Grassot (nacido en 1881), diplomático de carrera, secretario y encargado de negocios de la Legación de España en Croacia (primavera de 1943 – mayo de 1945). 59 Cf. M.Eiroa, o.cit., p. 172.
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Europa, los representantes diplomáticos españoles son evacuados de los países de la ex Yugoslavia porque el poder allí lo acapara el régimen comunista. Una vez llegados a lugares seguros, esos funcionarios envían informes a Madrid, a sus superiores en el Ministerio de Asuntos Exteriores, describiendo las peripecias pasadas.60 En mayo de 1945, al desaparecer el Estado Independiente de Croacia, la Legación de Croacia en España debe inmediatamente cerrar sus puertas, siendo quitados los símbolos externos, y el personal se hace cargo de la documentación guardada hasta entonces en la sede de la Legación. Pero con eso no se suprime definitivamente la legación croata. Ésta, sin embargo, continuaría siendo activa en Madrid durante varios años más –aunque de forma oficiosa– en otras direcciones y sin ostentar símbolos formales externos. En el período de posguerra, en España las autoridades aprueban y apoyan la coexistencia de varias misiones que representan a los gobiernos exilados y protegen a los emigrantes procedentes de las estructuras estatales formadas durante la guerra en las regiones de la ex Yugoslavia, aquella de antes de la Segunda Guerra Mundial.61 Srećko Dragičević –agregado cultural y encargado de negocios que fue de la Legación del Estado Independiente de Croacia en Madrid hasta su cierre definitivo– sigue beneficiándose del trato diplomático y es reconocido tácitamente como representante de los croatas refugiados en España. Algo semejante ocurre también con la misión del Reino de Yugoslavia. Después de que el Reino de Yugoslavia, en 1938-1939, reconociera al régimen de Franco –primero de facto y luego de jure– en abril de 1939 Aleksandar Avakumović es nombrado embajador yugoslavo en España. A partir de 13 de julio de 1940 el gobierno monárquico yugoslavo –que luego debería exilarse– está representado en Madrid por Jovan Dučić, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario. Junto a él, acreditados son también el primer secretario Ljubiša Višacki62 y el coronel Vladimir Gerba, agregado militar. Tras muchos empeños conjuntos de las potencias del Eje y del Estado Independiente de Croacia, el 4 de febrero de 1942 España rompe las relaciones diplomáticas con el gobierno yugoslavo en el exilio, así que su representación en Madrid deja de funcionar oficialmente. España, sin embargo, continúa tolerando en Madrid a Višacki en su calidad de encargado de negocios, esto es jefe de la misión oficiosa yugoslava.63 En el otoño de 60
José Baró y Mas (1883 – 1973), funcionario consular, cerró el Consulado de España en Sušak en mayo de 1945, en vísperas de la llegada del Ejército yugoslavo. José María Marchesi Fernández (1903 – 2000), secretario de la Legación de la España Nacional en Yugoslavia, era formalmente encargado de negocios del Consulado en Belgrado (mayo de 1941 – 31-12-1944), aunque Emilio Mosteiro Fernández (nacido en 1905), ex canciller de la Legación de la República Española en Belgrado, quien se había pasado al bando Nacional al estallar la Guerra de España, actuaría en efecto como encargado de negocios del Consulado en Belgrado, hasta octubre de 1944 y la llegada de las tropas yugoslavas y soviéticas, no pudiendo volver a España antes de agosto de 1945. Rafael Maspons de Grassot, encargado de negocios de la Legación de España en Croacia, cerró la Legación a principios de mayo de 1945 y tardó tres meses enteros en llegar desde Zagreb a Suiza. 61 Sobre la actitud de España respecto al Reino de Yugoslavia y al Estado Independiente de Croacia, véase: M.Eiroa, o.cit., pp. 26-27, 48-50, 81, 95-98, 127-134. 62 Ljubiša Višacki (Vršac, 1894 – Madrid, 1961), secretario y encargado de negocios de la Legación del gobierno en el exilio del Reino de Yugoslavia en España (1940 – 1944), desempeñaría este cargo oficiosamente incluso después de terminada la Segunda Guerra Mundial, hasta los años cincuenta. 63 Sobre la posición delicada y ambigua de la representación del Reino de Yugoslavia en Madrid testimonian varios despachos de L.Višacki (p.ej.: núm. 72, 31-8-1941; núm. 125, 8-2-1942; núm. 126, 10-2-1942) recogidos en el libro
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1943, tras la capitulación de la Italia fascista, el gobierno monárquico yugoslavo –fundándose su actitud en causas formales de indole legal y estatal– trata de convencer a los británicos para que hagan una presión seria sobre España para que ésta deje de reconocer al Estado Independiente de Croacia y retire a su representante de Zagreb. Pero España no está dispuesta a dar un paso tan decisivo, así que ambas representaciones rivales –una del Reino de Yugoslavia y la otra del Estado Independiente de Croacia– coexisten en Madrid hasta terminar la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, en 1945, surgen discordias entre los dirigentes de la emigración yugoslava. Negando la legitimidad a la persona que representa al Reino de Yugoslavia en Madrid, desde Londres tratan de sustituir a Višacki, pero él no quiere entregar el archivo y los sellos al nuevo y recién nombrado representante Luković. Aunque de las autoridades españolas se exige la expulsión de Višacki, él se quedaría en Madrid hasta los años cincuenta. Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Croacia –como una de las unidades federales– vuelve a formar parte de la segunda Yugoslavia resurgida a raíz de la guerra misma y en el período inmediato de posguerra. El poder pasa a manos de los comunistas en esta "Segunda" o "Nueva" Yugoslavia, que en lo sucesivo se llamaría oficialmente: Demokratska Federativna Jugoslavija (desde 31-1-1946), Federativna Narodna Republika Jugoslavija (desde 29-11-1945), Socijalistička Federativna Republika Jugoslavija (desde 7-4-1963). Quienes fueron cónsules honorarios de España en Zagreb o desaparecen en medio del torbellino bélico (así p.ej. Peroslav Paskiević64) o son encarcelados inmediatamente después de la guerra por ser, supuestamente, "enemigos del pueblo", o sea por "colaborar con las fuerzas de la ocupación" (p.ej. Vladimir Arko65 y Adolf Cuvaj66). Entre la España franquista y la Yugoslavia titoista nunca se establecerían relaciones diplomáticas directas. En ambos países el poder se funda en fuerzas o posiciones ideológicas diferentes e, incluso, radicalmente opuestas. Es más, las relaciones entre los Estados se encuentran embargadas suplementariamente por los recuerdos, demasiado vivos todavía, de dos guerras: la de 1936 – 1939 en el caso de España, y la de 1941 – 1945 en el caso de Yugoslavia. Por ejemplo, a la hora de llevarse a cabo las últimas operaciones de la Segunda Guerra Mundial, en los cuatro cuerpos que constituían el Ejército Popular Yugoslavo el mando lo tenían los generales con experiencias adquiridas en la Guerra de España. Nótese, además, la fama de que el mariscal Tito también haya participado activamente en la Guerra de España; tal aserto nunca fue
de Bogdan Krizman, Jugoslavenske vlade u izbjeglištvu 1941-1943. Dokumenti, Arhiv Jugoslavije, Beograd – Globus, Zagreb, 1981, pp. 201-203, 278-280. 64 Peroslav Paskiević “Čikara” (nacido en Šibenik, 1869), abogado y secretario de la Cámara de comercio de Zagreb, cónsul honorario de España en Zagreb hasta 1924, cuando dimisiona de su cargo por motivos de salud. Era cónsul general del Estado Independiente de Croacia en Zurich (marzo de 1942 – 1 de noviembre de 1942, cuando se jubiló). 65 Vladimir Arko (1888 – 1945), importante industrial, presidente de la Cámara de comercio de Zagreb, nombrado cónsul honorario de España en Zagreb (13-5-1924) dimisiona pronto (21-9-1925) por “sobrecargos de indole profesional”. Después de la Segunda Guerra Mundial, comete suicidio al ser arrestado y acusado por "colaborar con las fuerzas de la ocupación" (AMAEC: Sign. P. 281, Exp. 02087 – Arco). 66 Adolf Cuvaj, retirado de la vida pública ya antes de la Segunda Guerra Mundial, luego fue preso y condenado a pena capital, supuestamente, por "colaborar con las fuerzas de la ocupación", pero sería indultado y, después de pasar cierto tiempo encarcelado, se quedaría viviendo en Zagreb.
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desmentido, aunque no hay ninguna evidencia de que Tito mismo jamás pisara el suelo español.67 Debido a las reservas expresadas por parte de las superpotencias aliadas que salen victoriosas de la Segunda Guerra Mundial, España se queda fuera de la Organización de las Naciones Unidas. Ya en su primera conferencia celebrada en San Francisco, el 26 de junio de 1945 la ONU condena el franquismo y, el 9 de febrero de 1946, las Naciones Unidas declaran que no admitirán como miembro a la España franquista. En consecuencia, el 12 de diciembre de 1946, una resolución de la Asamblea General de la ONU vuelve a condenar al régimen español e, incluso, recomienda la retirada inmediata de representantes diplomáticos agregados en Madrid. España estuvo expuesta al bloqueo internacional –diplomático, político y económico, siendo éste algo más atenuado– que se prolonga hasta el 4 de noviembre de 1950, cuando la ONU revocaría su resolución anterior. En situación del ostracismo político internacional al que se ve expuesta la España franquista, los derrotados republicanos españoles divisan una oportunidad para reaparecer en público y –con ayuda de la comunidad internacional– tal vez volver a ganar el poder en España. Aunque la Yugoslavia comunista es uno de los países que en el período de posguerra apoyan con gran fervor al exilado gobierno republicano español, renovado el 17 de agosto de 1945 en México, este apoyo yugoslavo es más declarativo que efectivo. El 17 de abril de 1946, la Yugoslavia de Tito reconoce diplomáticamente al gobierno de la República Española en el exilio, con sede en Ciudad de México y en París. En Yugoslavia, la República Española sería representada por Federico Martínez Miñana, jefe de la misión, y por el secretario Álvaro Guardiola i Costa; ellos llegan a Belgrado el 14 de agosto de 1946, se alojan en el hotel "Mažestik", entregan sus credenciales y reciben trato diplomático, pero sin embargo no pueden entrar en posesión de los locales que antes, hasta la Guerra Civil, ocupaba la Legación de España. A comienzos de los años cincuenta, la misión en Belgrado se extingue de por sí, a causa de los problemas financieros en que incurrió, pero también por ciertas disputas internas entre las corrientes políticas existentes dentro del gobierno de la República Española en el exilio. Después de la muerte de su representante en Belgrado, ni siquiera se nombraría a otro. Sin embargo, algunas instituciones y los órganos de la República Española seguirán subsistiendo, formalmente al menos, hasta junio de 1977, cuando deja de existir oficialmente su gobierno en el exilio. En el contexto de la llamada "guerra fría", en los años cincuenta del siglo XX, en la época aislacionista de una radical confrontación ideológica y política entre los dos bloques antigonistas, el Oeste capitalista y el Este social-comunista, la coyuntura política internacional empuja a España cada vez más hacia el Occidente. España y Yugoslavia así se encuentran en posiciones políticas diametralmente opuestas. Mientras la España capitalista en su estrategia política trata de promover el "anticomunismo y catolicismo", Yugoslavia –entre comunista y socialista– insiste en "antifascismo e internacionalismo proletario". Al mismo tiempo, los regímenes autoritarios de esos dos Estados confrontados están en connivencia con sus coidearios ya vencidos, que han perdido la guerra y el poder en sus propios países de origen. 67
Josip Broz “Tito” (Kumrovec, 1892 – Ljubljana, 1980), hombre de Estado y político yugoslavo, en 1936-1937 desde Francia supuestamente organiza el envío a España de voluntarios para Brigadas Internacionales, secretario general del Partido Comunista de Yugoslavia (desde 1937), comandante en jefe del Ejército Popular Yugoslavo (1941 – 1945), proclamado mariscal (1943), presidente de la República de Yugoslavia (desde 1946).
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Baste un solo ejemplo para ilustrar perfectamente el nivel de las relaciones hispano-yugoslavas en aquel entonces. En febrero-marzo de 1947, varias oficinas españolas (Embajada en París, Consulado en Lyon, Ministerio de Asuntos Exteriores y el ministro Alberto Martín Artajo en persona) intercambian una serie de despachos y telegramas. Como resumen de ello, la Dirección general de política exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores formula unas instrucciones claras y precisas en un telegrama cifrado,68 cuyas partes del texto original están subrayadas a mano y con lápiz: Es pues seguro que el consulado yugo-eslavo pone sus actividades al servicio de los “soviets” y tengo la evidencia de que si lográbamos introducir en aquella cancillería a algún funcionario (que no fuese español) la asignación que recibiese de España no sería dinero tirado, como también estimo que sería interesante, aunque menos, saber lo que ocurre en el de Polonia.
El telegrama citado se conserva en una carpeta relativa a un "caso" especial, esto es a una persona concreta: un tal emigrante ruso, Kamenev de nombre.69 Este dato indica sin duda alguna que los españoles estimaban que aquel ruso blanco expatriado –en cuanto conocedor de idiomas, como lo era del serbio y del francés– pudiera ser persona ideal para una misión de espionaje, con vistas a colarlo como agente o "topo" entre los yugoslavos. Sólo unos pocos republicanos españoles buscan refugio en Yugoslavia. Al contrario, España acoge a numerosos emigrantes políticos yugoslavos, a los croatas en particular. La mayoría de ellos llegan alli inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, y los demás se expatrian en los años de posguerra. A no dudar que entre esos emigrantes también actúan los servicios secretos. Los emigrantes políticos, procedentes de los países de Europa del Este –aquéllos detrás del "telón de acero"– una vez refugiados en España, son atendidos institucionalmente por varias oficinas estatales y católicas: Ministerio de Asuntos Exteriores, Dirección General de Prensa y Propaganda, Obra Católica de Asistencia Universitaria – OCAU, etc. Ellos –los intelectuales, estudiantes y escolares en particular– encuentran amparo en el madrileño Colegio Mayor Santiago Apóstol (1946 – 1969). En octubre de 1948, para ellos se crea un organismo especial, el Comité de las Naciones Oprimidas por el Comunismo, que desde 1949 publica su propio Boletín. Este Comité, junto a funcionarios españoles, comprende también a representantes de las misiones de refugiados y de las organizaciones de emigrantes exilados en España. Los refugiados, también los procedentes de Croacia, publican artículos de propaganda en la prensa española y asimismo colaboran en publicaciones especializadas de la emigración.
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Cf. AMAEC: Leg. R-3116, Exp. 13. Stepan Kamenev (en documentos: Étienne o Esteban Kamenew, Kamenev, Kamenef, Kameneff), emigrante ruso llegado a Yugoslavia después de la Revolución de Octubre. Durante más de 16 años estaba empleado (canciller, intérprete, encargado de la oficina de prensa, representante oficioso del Gobierno Nacional) en la Legación de España en Belgrado. Abandonó Belgrado en 1944, antes de la llegada de las tropas yugoslavas y soviéticas. Parece que antes de la Segunda Guerra Mundial ya estuvo en relaciones con varios servicios secretos. [AMAEC: Leg. R3116, Exp.13]. 69
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En aquella época tampoco existen contactos directos entre ciudadanos yugoslavos y españoles. Es más, durante mucho tiempo tales contactos se impiden e incluso prohiben de manera terminante. Los emigrantes participan en la producción y difusión de los programas de radio, desde Madrid (Radio Nacional de España, a partir del año 1949) y desde Belgrado (Radio Jugoslavija, a partir del año 1954), colorados ideológicamente y destinados precisamente a los escuchas en sus respectivos países de origen. Tales actividades de propaganda se mantienen estimuladas hasta finales de los años sesenta. Entre los croatas asilados en España, por su rango y posición destaca en particular el Dr. Ante Pavelić. El ex poglavnik del régimen ustaša llegó a España tras haber sufrido un atentado, el 10 de abril de 1957, en los alrededores de Buenos Aires. El 28 de diciembre de 1959 muere en Madrid, donde está enterrado. Diez años más tarde, el 20 de abril de 1969, en Carcaixent (Carcagente), en unas circunstancias poco transparentes caería otro extremista ustaša, Vjekoslav "Maks" Luburić.70 Los demás refugiados croatas de menos alcurnia ya no deberían ser ni tampoco en efecto constituirían un obstáculo serio para la normalización de las relaciones diplomáticas y estatales entre España y Yugoslavia. Excluida del bloque soviético en 1948, Yugoslavia se está convirtiendo, en la política exterior, en uno de los líderes de la política de no alineación que, a partir de la quinta década, reúne a los países del llamado "Tercer Mundo". Al desprenderse del bolchevismo dogmático, en su política interior Yugoslavia renuncia a la dictadura del proletariado y trata de ensayar el proyecto autogestionario que, supuestamente, debería realizar un "socialismo con cara humana". A finales del sexto decenio del siglo XX, ya se observa cierto relajamiento gradual de las tensiones políticas entre el Oeste y el Este. España también se inclina a la política europea del acercamiento hacia los países socialistas. Entonces empiezan a abrirse las perspectivas para normalizar las relaciones hispano-yugoslavas. En un principio, estas relaciones son esporádicas, oficiosas, indirectas y, sobre todo, comerciales. Así, por ejemplo, a partir de mediados de los años sesenta en Madrid existe una Representación comercial de la República Socialista Federativa de Yugoslavia. El acercamiento inicial se está llevando a cabo por medio de la diplomacia secreta, lo que se manifiesta particularmente en el plan turístico, deportivo y cultural. Por ejemplo, a partir de mediados de la sexta década en Madrid existe una Representación comercial de la República Socialista Federativa de Yugoslavia. Sin embargo, a pesar de todo, las relaciones diplomáticas directas se establecen sólo al retirarse definitivamente de la vida política los dos autócratas, el generalísimo español Francisco Franco (1892 – 1975) y el mariscal yugoslavo Josip Broz Tito (1892 – 1980). Esto es, después de la muerte de Franco, en el proceso de la transición política hacia la 70
Vjekoslav "Maks" Luburić (Humac, 1914 – Carcagente, 1969), veterano del movimiento ustaša, en el Estado Independiente de Croacia ascendido a coronel y general. Después de la Segunda Guerra Mundial encuentra refugio y protección en España. En 1955 deja de colaborar con Pavelić, por lo que queda apartado de la organización ustaša, aunque sigue siendo activo en política. Cf. la biografía novelada de Luburić: Francesc Bayarri, Cita a Sarajevo, Edicions L'Eixam S.L., Valencia, 2006.
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democracia, el recién restaurado Reino de España concluye un acuerdo sobre el restablecimiento de plenas relaciones diplomáticas con la República Socialista Federativa de Yugoslavia. Firmado el 27 de enero de 1977, este acuerdo se realiza en el año 1978 con la inauguración de representaciones a nivel de embajadas en Madrid y en Belgrado, respectivamente. Tras el desmoronamiento de la República Socialista Federativa de Yugoslavia y al proclamar Croacia su independencia el 25 de junio de 1991, el Reino de España reconoce a la República de Croacia el 15 de enero de 1992, o sea al mismo tiempo cuando lo hacen los demás países miembros que en aquel entonces forman parte de la Comunidad Europea. El 9 de marzo de 1992 se firma y entra en vigor la Comunicación conjunta sobre el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la República de Croacia y el Reino de España. Al principio, el Reino de España está representado en Zagreb por medio de su Embajada en Hungría con sede en Budapest. A partir del año 1993 las representaciones diplomáticas en Madrid y en Zagreb son elevadas al rango de embajadas. Karlo Budor, el catedrático de Lengua española de la Universidad de Zagreb.
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