2 minute read
Aires renovados en la pastoral penitenciaria
Roberto Vidal coge el testigo a Jorge Muriel en la responsabilidad de Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Bilbao. La encomienda no es desconocida para él. Ha transcurrido una década desde el Roberto educador social de entonces al Roberto diácono de ahora y eso, produce “un cierto nerviosismo”, porque en este tiempo han cambiado muchas cosas “tanto a nivel personal como social y eclesial”.
Se siente, sobre todo, agradecido, y “con el cosquilleo del aprendiz” que considera un regalo grande porque le permite “experimentar que Dios todo lo hace nuevo”. Mediante esta entrevista queremos conocer a ese Roberto que, a sus casi 50 años, sigue emocionándose con un himno de Laudes “como el primer día que lo descubrí” y que comienza así:
Buenosdías,Señor, atielprimero encuentra la mirada delcorazón,apenas naceeldía; túereslaluzyelsol demijornada.
Diácono permanente, pastoral vocacional, hogares sacerdotales y ahora pastoral penitenciaria ¿Has comprado horas a la vida?
¡Ojalá! Bueno, dicho así, todo de carrerilla, parece mucho. Es verdad que las multiplicidades de tareas tienen un riesgo grande de dispersión y sobre todo de que termines por no profundizar todo lo que te gustaría en los diferentes ámbitos. Ahora bien, también es verdad que no conozco a nadie en estos momentos en nuestra diócesis que esté a una sola cosa.
Por otra parte, el afrontar tareas de diferente naturaleza oxigena y te mantiene en forma, ¡física y mentalmente! En realidad, todo lo que hago, lo realizo con la ayuda de muchísimas personas y es expresión de una única tarea. Es más bien una vocación a la que he ido descubriendo que me llamaba Dios: ser diácono.
Dicho de otro modo, desde mi ser diácono, voy desplegando la dimensión del servicio de diferentes maneras y en diferentes lugares. ¡También en la familia!
La cárcel, la parroquia, los sacerdotes mayores, la pastoral vocacional ¿qué aportamos desde la Diócesis en cada ámbito?
En estos ámbitos y en otros muchos aportamos algo importantísimo: ¡la Buena Noticia del Evangelio! ¿Cómo hacemos esto? De muchas maneras ciertamente, pero una que resulta hoy muy significativa tiene que ver con el generar actitudes, espacios, compromisos que se traduzcan en el cuidado de las personas, especialmente de aque- grupos, animando celebraciones, aco giendo a quienes vienen en busca de un sacramento, a quienes se dejan acompañar en un proceso de iniciación a la fe. Cuidar en la parroquia pasa mucho por dedicar tiempo a las personas, por sostener en la fragilidad comunitaria, por cuidar con cariño lo celebrativo, por abrir las puertas a personas que quizás en otros lugares solo encuentran cerradas.
Nuestra diócesis cuenta con los hogares sacerdotales como espacios de cuidado, quieren ser una expresión concreta de compromiso con quienes antes nos han cuidado a muchos y han cuidado a nuestras comunidades. Toda respuesta es mejorable, claro, y los hogares sacerdotales no son menos. En los últimos años tratamos de atinar en el modelo de hogar sacerdotal, en el cuidado especializado que muchas veces requieren sacerdotes en situaciones de dependencia severa, y al mismo tiempo queremos preservar los hogares sacerdotales como espacio respetuoso y, a poder ser, potenciador de la autonomía de las personas que residen en ellos.
¿Habrá mejor modo de cuidar a las personas que el ayudarles a descubrir su vocación en la Iglesia y en el mundo? La pastoral vocacional y el conjunto de la delegación de anuncio de catequesis donde está enmarcada, quiere generar espacios donde mujeres y hombres puedan darse la oportunidad de pararse, escuchar, soñar y responder a la llamada que Dios les hace. No hay una llamada igual a otra, cada biografía es respuesta original al sueño de Dios para cada una de nosotras •