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Jorge Muriel, portador del soplo de Dios en la cárcel
Se lo dijo un preso hace unos días en una salida programada: “Jorge ya sabes que me cuesta creer, pero quiero que le digas a Dios que hoy soy feliz. Hacía 20 años que no sentía cómo vive una persona normal. Dios te ha traído aquí, tu Dios es un soplo de libertad para noso- copal. A muchas de las personas que se han cruzado en su camino, a ese grupo de curas jubilados de Bizkaia que, en tiempo de pandemia, comenzó a cartearse con los presos... A Dios “que me quiere y me cuida”. Al voluntariado que le ha dado “auténticas lecciones de humildad y gratuidad” ...
JORGE MURIEL
Por personas como ésta, proseguirá Jorge acompañando en la cárcel desde su encomienda en Bidesari, porque ahí está su vocación y donde se siente “inmensamente “me evange“un lujo” que De los aprendizajes que se lleva tras su dilatada experiencia en pastoral penitenciaria, sostiene que “no hay sitito” para compartir todo lo que ha aprendido. Agradece a sus acompañantes de camino de la Delegación de Caridad y Justicia, de la Conferencia Epis-
Deja algunas carpetas sin cerrar en el despacho “porque en la Iglesia nunca se cierran o quizás cambian, mejoran”. Se refiere a los procesos catecumenales dentro de la prisión, dedicar más tiempo a las personas privadas de libertad, hacer más presente esta realidad en las Unidades Pastorales....
Jorge proseguirá en Bidesari, la asociación que atiende a las personas presas ofreciendo la respuesta preocupada y amorosa de Dios porque tiene la convicción de que “la Iglesia debe estar donde nadie quiere estar y la cárcel es uno de esos lugares” •