Hay cosas que ya no hay. Cartografías de la Colección Albrieu

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Coleccionismo Afectivo y Federal

HAY MUCHAS COSAS QUE YA NO HAY. Cartografías de la Colección Albrieu

Museo de Bellas Artes de Salta Versión digital


AUTORIDADES Dr. Gustavo Sáenz Gobernador de la Provincia de Salta D. Antonio Marocco Vicegobernador de la Provincia de Salta Dr. Matías Cánepa Ministro de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología Prof. Silvia Sabrina Sansone Secretaria de Cultura de la Provincia Lic. Diego Ashur Mas Subsecretarío de Patrimonio Cultural Arq. Laura Sansó Checa Directora General de Gestión Patrimonial Lic. Marcela Lopez Sastre Directora Museo de Bellas Artes de Salta

MUSEO DE BELLAS ARTES DE SALTA Cecilia Viglione / Mercedes Loutayf Patrimonio Laura Martinez Buryaile Producción Fernanda González Biblioteca / Educación Norma Acuña Administración Miguel Gonza Montaje Darío Montero Marketing

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HAY MUCHAS COSAS QUE YA NO HAY. Cartografías de la Colección Albrieu Curadora: Andrea Fernández Equipo curatorial: Luciana Gómez B. Jimena Vera Psaró Salta, marzo de 2021.


Mapa de la República Argentina coloreado por Hugo Albrieu indicando los lugares donde viven los artistas que son parte de su colección de arte, los lugares que él recorrió tomando como punto de partida La Rioja donde gestiona el espacio de arte contemporáneo Un Muro. 4 | Hay cosas que ya no hay.


Coleccionismo Afectivo y Federal Museo de Bellas Artes de Salta ¿Cómo puede el Museo local relacionarse con la escena? El Museo no es parte del mercado del arte, no directamente: no comercializa obras, pero a partir de su agenda se relaciona con los proyectos que sí lo hacen. Espacios autogestionados, galerías, proyectos virtuales que deben co-existir con el Estado como responsable de que exista este ecosistema cultural. Ser felices en la infelicidad general es imposible, lo vivimos claramente en una sociedad donde la riqueza está cada vez más concentrada en unos pocos y eso nos vuelve presos de esta situación. La Pandemia nos exige repensar al Museo como institución que funciona gracias al aporte de su comunidad, por ello debemos responder a nuestro entorno más próximo. El Proyecto Coleccionismo Afectivo y Federal busca fomentar un tipo de coleccionismo, representado por Hugo Albrieu en esta primera colección que se expone dentro de este ciclo. Albrieu: coleccionista riojano que vive con sus obras, tiene un espacio de arte en su casa y disfruta los vínculos que ha ido consolidando con lxs artistas de su región. Asiste a proyectos, los acompaña y se involucra sin que ello implique inversiones extraordinarias, más bien esta práctica le abre un nuevo sistema de vida. El arte como una forma de estar en el mundo nos permite reflexionar y disfrutar más allá de lo concreto. Mirar el mundo a través de los artistas que están superando la literalidad de lo real. La realidad es una construcción simbólica, lxs artistas la construyen desde sus propios valores, búsquedas espirituales y estéticas desde el mundo tiene otro sentido. La precariedad de la situación en la que viven lxs artistas se ha evidenciado con la pandemia y ello nos exige dinamizar el incipiente mercado local para posibilitar que lxs artistas puedan seguir produciendo. Ojalá este pequeño gesto permita forjar nuevos vínculos entre nuestros artistxs y sus futuros coleccionistas.

Lic. Marcela Lopez Sastre Directora Museo de Bellas Artes

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Hay muchas cosas que ya no hay. Cartografías de la Colección Albrieu No termino en mi piel. Ni en mi lugar. Ocupo más espacio que el que tengo. (Juan B. Zalazar)

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Viajamos desde la ciudad de Salta a la capital de La Rioja. Las montañas y sus sombras fueron las guardianas a lo largo de esa ruta por la que anduvimos por casi diez horas. Nuestras miradas recorrieron los contornos quebrados, filosos y lacios de las piedras y arcillas levantándose hacia el cielo sin nubes. A veces tratamos de repetir las formas del horizonte dibujando en el aire con las manos livianas. Pasamos la frontera a Tucumán, luego a Catamarca, para finalmente cruzar a La Rioja, pero ningún cambio en el paisaje se correspondió con esos límites de los que supimos solamente porque alguien con uniforme nos hizo detener para tomarnos la temperatura preguntándonos nuestro origen y destino. Los cambios fueron los colores, las casitas amontonadas de repente, algunos espacios sembrados, las espinas, los follajes reverdecidos, las flores estallando, las pintadas contra la megaminería, la ruta del vino, las montañas lejos y muy cerca, los brillos. Estar dentro, encima, salir, doblar, recorrer una recta inmensa. Paramos a comer junto a un río bajo un algarrobo. Un trabajador vestido de rojo se sentó sobre una piedra a tomar un vaso de gaseosa y exclamó en medio de un diálogo en el que estuvimos ausentes: ¡es que...hay muchas cosas que ya no hay! ¿Y de lo que se ha ido ¿qué queda? Hugo Albrieu cuenta que siempre imaginó a su lugar, La Rioja, como una isla en la que sus pobladores hacen un culto al valor y a la espada . Como gestor cultural y coleccionista él visita con regularidad a otras provincias, a las que puede ir y volver en auto en un fin de semana . En esos viajes exploratorios observó que pareciera que nuestro país se conforma de islas resignadas, orgullosas y valientes...y Buenos Aires; aunque cuando le pedimos que dibuje el territorio de su colección de obras de artistas contemporáneos coloreó en un mapa político de Argentina una gran figura que casi ocupa la mitad del país, dentro de la cual se encuentra la representación cartográfica de provincias del noroeste y centro de Argentina, y una pequeña isla desprendida: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Además de un Ministerio del Interior, la decoración de interiores como carrera universitaria y el interior humano (donde se afirma que hay mundos invisibles a descubrir, y es la residencia de los sentimientos), en nuestro país se usa la expresión el interior para nombrar todo lo que no es CABA; pero también se usa para referirse a todo lo que no son las ciudades capitales de las provincias. Para hablar de las relaciones entre productores de arte e instituciones/agentes culturales (del interior de Argentina que no es el interior de las provincias) solemos usar la palabra escenas , aunque quienes trabajamos en torno a la creación y exposición de imágenes no necesariamente consideremos que estemos sosteniendo o siendo parte de una ficción. Los vínculos (no solo afectivos) y los modos de exponer/se van construyendo un territorio (del arte) como parte de nuestra creatividad social proponiendo acciones que, sin negar al mercado y las disputas y asimetrías de poder en la construcción de valor, muestran una compresión del arte como una política de la vida , entendiendo “política” como un proceso 1 En su texto “Las obras y la memoria”, publicado en “Levantar un muro para poder derribarlo”, libro de la Colección Albrieu (2020) 2 E. Casiva (2016). “Se viene el estallido”. Reseña en Revista Ramona. 3 “Basta con identificar las acciones de cada uno de los agentes del sistema cultural local para establecer si es efectiva la existencia de una escena local. Porque para que exista una escena local se deben reunir ciertas condiciones: no basta que en un sitio haya simplemente artistas, se requiere de un grado de institucionalización de relaciones entre los diversos agentes. Institucionalizar significa habilitar espacios, invertir en ellos “modos de hacer” y mantener durante un cierto tiempo relaciones orgánicas entre agentes. Es decir, reconocer la posición de cada cual en la trama de producciones específicas, y asegurar condiciones de reproducción Hay cosas que ya no hay. | 7


vivo, como prácticas cotidianas para sostener y defender formas de vivir. La Colección Albrieu expone la interioridad de muchas maneras, quienes trabajamos con ella hemos apelado en varias oportunidades al relato amoroso para narrarla. Pero, si bien está construida desde la afectividad, también es la consecuencia de una búsqueda de conocer qué hacen, qué piensan, qué sienten les artistas que tenemos cerca, quienes estamos en un mismo territorio y nos interesamos por esto que llamamos “arte”. Se puede en este sentido pensar a esos recorridos de búsqueda, que expone la colección, como un mapeo. En el relato que aparece cuando hablamos de esta colección, el amor no es justamente el que tiene sede en el interior de los individuos, sino una red espontánea que surge entre personas que mantienen entre sí relaciones afectivas que son/se hacen visibles en la esfera pública. El amor aquí es un territorio posible que se hace presente, y en esta clave podemos pensar una cartografía del arte de las primeras décadas del siglo XXI de gran parte del “interior argentino”, no el noroeste o cuyo sino una región sin límites precisos, que se expande más bien como el eco de un sonido, del sonido de un latido vital . Cuando Albrieu cuenta cómo es para él ser coleccionista hace la pregunta: ¿qué es lo que hace que una pasión crezca y se sostenga en el tiempo? Y señala que cada obra que ha comprado remite a un momento en el que descubrió, se emocionó, pensó. Dice que para él las obras y la memoria evocan una aspiración de deseo de poseer el tiempo y el recuerdo, que resguarda momentos en los que se ha aproximado a la plenitud. No sabría poblar de miradas el solitario curso del amor. (V. Piñeira) de dichas posiciones. Esto supone definir un rango de negociaciones cuyos efectos estarán determinados por la dimensión de los problemas delimitados y por los objetivos que se proponen los propios agentes”. J. P. Mellado (2008) en “Sobre la construcción de escenas locales”. 4 “La creatividad social abre una vía para contrarrestar un acopio de teoría social que, si bien acepta el hecho de que los humanos crean nuevas formas sociales y culturales todo el tiempo, no reconoce que raramente lo hacen sólo para perseguir sus objetivos personales”. Graeber citado por Fernández Álvarez, Gaztañaga y Quirós (2017) en “La política como proceso vivo: diálogos etnográficos y un experimento de encuentro conceptual”. 5 H. Ulm (2019) en “Aby Warburg: El arte como política de la vida”. Cuadernos de Filosofía. 8 | Hay cosas que ya no hay.


La Colección Albrieu está compuesta por 170 obras de 111 artistas (110 de Argentina). Se expuso en museos de Córdoba, La Rioja, Catamarca y Santa Fé y en una galería de Mendoza . Nunca se mostró completa, crece continuamente, cada exposición fue pensada como una propuesta de edición y construcción de diferentes diálogos entre las obras y las instituciones anfitrionas. Fuera de las exposiciones gran parte de este conjunto de obras se mantiene embalado en diferentes espacios (donde caben) y otra parte se despliega en la vivienda de Hugo en la capital riojana. Su colección vive (o él vive su colección) entre sillas, sillones, contorneando las camas y mesitas de luz, adentro del baño y también en el patio, en la cocina, alrededor y adentro de la biblioteca. Al visitar la casa de Hugo, pensaba en esa expresión “tu casa parece un museo” que se suele hacer ante determinadas formas de decoración de un interior, y ante eso pregunto ¿un museo puede parecer una (nuestra) casa? Esta pregunta forma parte de la propuesta curatorial de la exposición en el Museo Provincial de Bellas Artes de Salta, que construimos de forma colectiva entre diálogos descontracturados en cenas, caminatas, viajes en auto y chats. Pero el relato de esta Colección no es solamente “amoroso”, Albrieu también señala, además de con sus acciones, que al clasificar e inventariar la colección advirtió una narrativa implícita, un diálogo y un valor patrimonial. (...) La falta de políticas que permitan la adquisición institucional de modo regular y no espasmódico, de obras contemporáneas es también otro relato, un relato de ausencias. En la larga cuarentena que nos tocó vivir en el año 2020 tomaron más visibilidad las demandas trabajadores de la cultura por la hiperprecariedad generalizada profundizada por la crisis que exacerbó la pandemia. La curadora argentina Guadalupe Chirotarrab señala que el arte contemporáneo implica una promesa asociada a su socioecosistema, un culto basado en la asociación entre la vida artística y “la felicidad”. De una u otra forma volvemos a encontrarnos con las expectativas de tener una vida de mayor libertad, autodeterminación y satisfacción personal . Se han abierto, y pronunciado, muchas preguntas sobre cómo se están (re)configurando los vínculos e intercambios entre artistas e instituciones y sus “prácticas económicas” como formas de (re) construir el mundo para vivir en él, u otras formas de vida. En esta escena, se destaca cómo va ganando protagonismo, planteándose como una alternativa de apoyo a les artistas, la red de la que Albrieu forma parte: el coleccionismo federal, de la que no son parte exclusivamente quienes poseen un gran poder adquisitivo. Estas acciones de coleccionismo se mueven entre la gestión cultural y la promoción de consumo (comprar arte) como apoyo a las prácticas artísticas, van trazando contornos que definen, en gran parte, los actuales procesos de patrimonialización del arte contemporáneo. Todo lo que amamos se convierte en una ficción. (Amelie Nothomb) Parafraseando a Perlongher: no se mapean las fronteras sino las fuerzas que las producen. Al pensar en “el mapa” de la Colección Albrieu aparecen los vínculos afectivos, también la precariedad y la creatividad, la creación de lo que Claudia del Río llama “instituciones de autor”: casas (heredadas, alquiladas o tomadas) abiertas como espacios expositivos, con fiestas en patios testigos de las coreografías de estrategias de búsqueda para poder tener una vida que sintamos que vale la pena vivirse (y visibilizarse), desde la convicción de que el arte es una forma (política) de vivir (¿felices?), y también puede ser un lugar donde refugiarse. Exponemos en Salta una selección de obras de esta colección que permite (re)conocer las formas y colores de paisajes comunes, interiores diversos, sensibilidades atravesadas por infancias/adolescencias de fin de siglo (en el extremo sur del mundo), fauna “local”, vida vegetal y fantástica, monstruos caricaturizados, superhéroes frágiles, coreografías de mímesis y tristezas que conforman nuestro territorio del arte, que es quizás un inmenso archipiélago.

Andrea Fernández Tartagal, marzo 2021 6 A partir del texto “Rocas volcánicas” que escribí para el libro “Levantar un muro para poder derribarlo” (2020) 7 En marzo de 2021. 8 Museo de Bellas Artes Evita, Palacio Ferreyra, Córdoba (2015). Museo de Bellas Artes Octavio de la Colina, La Rioja (2016). Museo de Arte Contemporáneo Casa Caravati (2017). Espacio de Arte H, Mendoza (2018). Museo de Bellas Artes Dr. Urbano Poggi, Rafaela, Santa Fe (2018). 9 G. Chirotarrab (2020). “Promesa y precariedad. Sobre las economías del arte”. Blog de Caja Negra Editora

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Mapeo de vínculos presentes en la Colección Albrieu. Gráfico realizado por Hugo Albrieu. Hay cosas que ya no hay. | 11


Más allá de la piel

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Al escuchar la palabra coleccionista, imagino un abridor de mundos. De chica juntaba todo lo que entrara en una caja de fósforos, una colección clasificada en el cajón de abajo de un aparador. Pese a que la naturaleza de los objetos que compilaba no me pertenecía, esos 40x40 cm, fueron el territorio con título de propiedad de la infancia. Cuando voy a la casa-galería de Hugo, a Un Muro, imagino esas múltiples parcelas en las que organiza y siembra su colección. Las obras cuentan cosas, mutan, se mueven. Cuelgan de las paredes y están sutilmente abriendo sentido por dónde mires. Es transformador ver cómo una suma de materiales, técnicas, formatos y afectos se van configurando para ser nuevos textos. Pude ver recortes de la colección tres veces: en Córdoba, en La Rioja y en Catamarca. Y al igual que en un viaje donde las personas adoptan paisajes, tonadas y costumbres de cada sitio, así, la colección es como un dragón articulado que se mueve por distintos terrenos y va cargándose cada vez más de poder. De arte. De poder. Y suma… Es una colección aditiva. Aún si alguna vez Hugo se desprendiera de gran parte de las obras, quedarían las historias marcadas. Un camino que uniría artistas con el coleccionista, con miradas, con paisajes visuales, sonoros y afectivos. Un entramado de conexiones que trascienden el objeto de la colección y nos vuelve sujetos de fruición. En un tiempo en el que se nos impone la burbuja y la distancia, la colección se rompe otra vez para habitarnos, invadirnos, interpelarnos más allá de lo que la piel de hoy impide tocarnos. “Hay muchas cosas que ya no hay” y en este sentido la colección Albrieu abre mundos, potencia territorios que no estaban previamente demarcados. Rompe el aislamiento y nos hace estremecer ante el roce invisible de un dragón. No sabemos a ciencia exacta dónde habita cuando nos toca, si parte de su cuerpo está en el NOA o en el Centro, pero arrastra toda esa carga y nos enciende… como un deseo, como un soplido.

Jimena Vera Psaró La Rioja, marzo 2021

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¿Cómo crear un nuevo paisaje? Desplazamientos y formas de estar juntos Todo relato es un relato de viaje, una práctica del espacio. (Michel de Certeau) Los afectos no solo son creadores de espacio, sino que también están configurados como espacio y tienen la textura misma de una atmósfera. (Giuliana Bruno)

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¿Cómo crear un nuevo paisaje? Moviendo límites, o rompiéndolos, dibujando nuevas fronteras amorosas y libres. La colección Albrieu proyecta principalmente afectos, teje vínculos, asociaciones, diálogos y señala la configuración de un nuevo territorio. Este territorio se dibuja, como esos dibujos de paisajes que llevan mucho tiempo y cada vez que levantamos la vista, se transforma, se magnifica, se presenta como un nuevo territorio. Un territorio afectivo de itinerarios y paisajes, que posibilita el diseño de un mapa sensible y configura desordenadas aproximaciones. Hoy el coleccionismo juega un rol fundamental dentro del campo artístico. Hugo asume esa responsabilidad y comparte su colección fuera del ámbito privado, emerge, se exhibe, itinera. Esta acción le devuelve al coleccionismo su rol participativo y expansivo, activa la cercanía y vincula a cada artista, devolviéndole la habitabilidad a este nuevo territorio por él configurado. La colección traza diferentes coordenadas conceptuales en cada gira, en cada viaje. Genera nuevos vínculos afectivos que dibujan espacios íntimos con diversos desplazamientos y transforma este itinerario en un nuevo paisaje. No deja de expandirse, como si nunca pudiera estabilizarse en un lugar fijo. La colección construye veredas que delimitan la manera en cómo Hugo percibe y articula a partir de las huellas afectivas que se construyen en el viaje. Su deriva. La Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, está alejada del mar, del litoral y de los núcleos urbanos, de clima seco, suelo árido y mucho calor tiene una pervivencia de costumbres y tradiciones antiguas. En esta escena geográfica y costumbrista nace la colección de arte contemporáneo de Hugo, amante del frío y las praderas verdes, que se desprende de la inercia para amplificar y potenciar vínculos entre artistas del centro y norte del país, con el deseo implícito de escapar de las miradas normalizadoras que, como siempre, propone la Capital Federal. La exposición “Hay muchas cosas que ya no hay” dibuja nuevas coordenadas, proyecta nuevos vínculos y saberes. Se desplaza en un relato vívido e intrigante que configura espacios generadores de diálogos, poéticas y cruces indebidos. La colección Albrieu es fruto del movimiento, del andar, y va generando vías de conexión que nutren las escenas amplificando el mapa afectivo. Luciana Gómez La Rioja, 2021

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Cartografías afectivas: territorios del arte (el coleccionismo como política de la vida)

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Un mapa no describe un territorio: lo inventa. Esa es su función: inventar un territorio que, de otro modo, no existe. Por ello el territorio depende de las legalidades que se articulan en el mapa. Un territorio puede tener una legalidad geopolítica, estableciendo los límites de una jurisprudencia infranqueable entre dos o más zonas (una frontera entre países, entre provincias, entre localidades). O puede seguir la legalidad de un accidente geográfico (río, montaña) que el mapa produce como señal de un territorio inexistente. Y, más que esto, un mapa crea un territorio para hacernos vivible el cotidiano ejercicio de vivir (un hábitat, una habitación, un lugar dónde estar): se trazan caminos, se indican capitales, se señalan zonas de siembra… Pero un mapa puede establecer otras legalidades, inventando nuevos territorios y nuevas formas de vivir. Vamos a suponer que un mapa organiza su geografía, en obras, en objetos elegidos, en amistades, en afectos. No por ello es menos un mapa, no por ello produce menos un territorio (al fin y al cabo qué racionalidad hay en decir que “soy riojano”, “soy salteño”, “soy argentino”). No por ello produce un territorio menos habitable. Tal vez incluso lo contrario sea más cierto. Tal vez el único territorio que merezca la pena ser habitable sea el afectivo. Nada impide que llamemos a esa cartografía colección (lo que se colecta, un conjunto ordenado de cosas elegidas, queridas). Una colección traza un mapa afectivo que hace trizas las fronteras geográficas y geopolíticas que organizan las relaciones cotidianas y crea un modo singular de habitar un territorio. Pero, a diferencia de aquellas otras cartografías jurisprudenciales, la cartografía-territorio-colección no cesa de rearmarse y transformar el hábitat que produce (hay que participar de las discusiones que preceden a una muestra, hay que dialogar con los coleccionistas, con los curadores, con los montajistas, con los directores de museos o galerías para comprender que allí no se debaten categorías estéticas sino políticas de lo habitable): basta colocar un objeto en otro lugar, basta alejarlo de un rincón, basta reemplazarlo por otro para que todo el territorio oscile, se desorganice y recomponga; para que otro modo de habitar se produzca, incomode, acomode, acoja, recoja, expulse (amistades se rompen, curadores renuncian, directores de museo imponen visiones, coleccionistas regalan sus obras: todos quieren habitar el mundo). Lejos de ser un modo aleatorio de reunir objetos diseminado una colección es la invención de un territorio afectivamente habitable. Por eso, lleva el nombre de quien la habita (ninguna colección se refugia en el anonimato). En esa vida, en ese territorio, en ese mapa, en esa colección, el arte se juega su destino. Hernán Ulm Salta 2021

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Artistas de la Colección Albrieu

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Alejandra Bustamante (La Rioja) Alfredo Frías (Tucumán) Ana Benedetti (Salta) Andrea Bustamante (La Rioja) Andrei Fernández (Tucumán) Ángeles Luna (La Rioja) Aníbal Buede (Córdoba) Antonella Lucci (Santa Fe) Álvaro Hernández (San Juan) Ayelen Argañaraz (La Rioja) Carolina Paradela (Catamarca) Cecilia Candia (Córdoba) Celeste Martínez (Córdoba) Celina Galera (Catamarca) Croix (La Rioja) Clara Ortíz (La Rioja) Diana Guzmán (La Rioja) Diego Díaz (La Rioja) Diego Figueroa (Chaco) Dimas Melfi (Catamarca) Dionisio Moreno (La Rioja) Eliana Bustamante (La Rioja) Eloisa Ballivian (CABA) Emiliano D`Amato Mateo (Tucumán) Ernesto Berra (Córdoba) Esteban Martínez (Córdoba) Facundo Díaz (Mendoza) Federico Krischbaum (Salta) Fernanda Vallejos (Córdoba) Fernando García (La Rioja) Flora Gómez (La Rioja) Florencia Fraschina (Mar del Plata)

Gabriel Funes Grimaux (La Rioja) Gaspar Núñez (Tucumán) Gastón Herrera (Santa Fe) Gerardo Luquez (La Rioja) Gerardo Oberto (Córdoba) Germán Wendel (Córdoba) Guillermo Córdoba (Córdoba) Guillermo Stefani (Tucumán) Gustavo Nieto (Tucumán) Gustavo Piñero (Córdoba) Hada Rosa[Ayelén Villalba, Juan Castillo](Mendoza) Hernando Migueles (Jujuy) Hueñú Peña (Córdoba) Inés Miserendino (Córdoba) Javier Estrada (La Rioja) Javier Samaniego (La Plata) Jorge Lobato Coronel (Tucumán) Jorge Salas (CABA) Juan B. Justo (Mendoza) Juan Gabriel Funes Grimaux (La Rioja) Juana de la Vega (La Rioja) Julia Romano (Córdoba) Karim Ayame (Catamarca) Kirsten Mosel (Alemania) Laura Valdivieso (Mendoza) Lucas Ardu (Córdoba) Lucas Despósito (Córdoba) Lucas di Pascuale (Córdoba) Lucía del Milagro Arias (Córdoba) Luciana Gómez B. (La Rioja) Luciano Burba (Córdoba) Luis Berneri (Santa Fe) Hay cosas que ya no hay. | 23


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Luli Chalub (Córdoba) Lulú Lobo (Tucumán) Luz Novillo (Córdoba) Manuel Coll (Córdoba) Manuel Molina (Córdoba) Marcos Acosta (Córdoba) Marcos Figueroa (Tucumán) Mariana Barón (Mendoza) Mariana Robles (Córdoba) Mariano González (CABA) Martha Elena Cortés Álvarez (La Rioja) Martin Brizuela (La Rioja) Martín Kovensky (CABA) Migo Welsh (Mendoza) Nacho Pautasso (Rafaela, Santa Fe) Nenia Sol (CABA) Néstor Vildoza (La Rioja) Nicolás Balangero (Córdoba) Nico Sara (Santa Fe) Noel De la Cara (La Rioja) Noelia Farias (Córdoba) Omar Jury (Mendoza) Pablo Curutchet (Córdoba) Pablo Guiot (Tucumán) Pablo Peisino (Córdoba) Paloma Márquez (La Rioja) Paola Arpino (Córdoba) Pedro Molina (La Rioja) Ramiro Vázquez (Córdoba) Rodro Cañás (Tucumán) Rodrigo Etem (Mendoza) Romina Fernández (Córdoba)

Rosalba Mirabella (Tucumán) Rosario Casulli (La Rioja) Roxana Ramos (Salta) Sara Fernández (Catamarca) Silvia María Bazán (La Rioja) Sofía Culzoni (Rafaela, Santa Fe) Soledad Dahbar (Salta) Soledad Sánchez Goldar (Córdoba) Sonia Ruíz (Tucumán) Toto Guzmán (La Rioja) Virginia Buitrón (CABA) Viviana Ocampo Corominas (La Rioja) Ximena Sol García (Catamarca) Yesica Costa (San Juan)

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Curadora Andrea A. Fernández(1983). Artista, curadora y gestora cultural. Licenciada en Artes Plásticas (FAUNT). Realiza estudios de posgrado en Antropología Social y Política (FLACSO). Ha sido parte de COO, cooperativa de jóvenes artistas tucumanos; Un CLUB (laboratorio de procesos artísticos); SENSO Tucumán (plataforma virtual para artistas de Tucumán); RUSIA/galería y actualmente de FACT (Fundación para el Arte Contemporáneo de Tucumán). Trabajó en colaboración en proyectos de gestión con los espacios de Artes Visuales: Estudio 13 (Río Negro), La Guarda (Salta), Castillo Arte Contemporáneo (Catamarca), Un Muro Arte Contemporáneo (La Rioja), La Arte (Salta) y El Pasaje (Tucumán). Acompaña a artesanas del pueblo wichí del Municipio Santa Victoria Este que se nombran como Thañí/Viene del monte, trabajando en diferentes proyectos relacionados a la economía social y el arte contemporáneo. Realizó exposiciones como artista visual, en diferentes ciudades de Argentina, Chile y Cuba. Realizó la curaduría de múltiples exposiciones, entre las que se destacan: “La escucha y los vientos. Relatos e inscripciones del Gran Chaco” en ifa-galerie (Berlin, 2020) y “Genealogía de la forma” de Gabriel Chaile en Barro Galería (CABA, 2019).

Equipo curatorial Jimena Vera Psaró (1979). Periodista, artista visual y escritora. Desde su estudio de Diseño y Comunicación Anima Mulita, trabajó con Fundación HUÉSPED, UNICEF, AFSCA e INADI, entre otros. Integra AMALAYA! Cooperativa de Trabajo en Arte y Comunicación, desde donde realizaron diversas muestras: Sin flores/con derechos marz/19; Plutarco Schaller –fotogr. Memoria y dignidad- sept/18; Cuerpos sudados (instalación La Rioja Marz/18); El Otro soy Yo –agost/16; Imágenes contra el olvido agost/16; 19 y 20. Diez años. ARGRA nov/14; La lucha sin tiempo, marz/2014; Biografías materiales de la resistencia, marz/2014; Mujer tenías que ser, sept/13; Campaña “Falta Peli”, intervenciones urbanas por Santiago Maldonado y José Luis Cabezas. Publicó artículos en “Esquiva” Revista digital cultural, “Cronopio” (rev. latinoamericana) y Revista “El Faro”, del Programa de Cultura del CFI 2019. En Arte, participó de muestras colectivas, obtuvo la Beca MANTA 2021 incentivo para el desarrollo productivo artesanal, del Minist. de Cultural de la Nación, destinada a la cerámica experimental en el proyecto macro “La Ruta del fuego”. Su fotografía “Paisaje de artista rainiero” fue seleccionada por La Rioja para ser parte del Salón Federal de Fotografía CFI 2020 en la Muestra itinerante región Noroeste y fue Jurado del Concurso Bienal Premio Federal 2019 - Letras, CFI 2019. Luciana Gómez nació en La Rioja en 1978. Es artista y gestora cultural. Desde temprana edad asiste a talleres de dibujo y pintura. En 1996 se muda a Buenos Aires donde cursa los dos primeros años en la Universidad Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En el año 2000 viaja a México, acude a talleres de dibujo, pintura y grabado e inicia su actividad como gestora independiente. Exhibe su obra desde 2001, participa en muestras colectivas e individuales. Desde octubre de 2008 a diciembre de 2019 cumple funciones como Coordinadora de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de la Provincia de La Rioja. Desde enero de 2019 a la actualidad se desempeña como Directora de Artes Visuales de la misma institución, trabajando en la elaboración de un plan anual de desarrollo de las actividades de las Artes Visuales y la promoción e impulso de dicha actividad en la Provincia. Estudia la carrera Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad Nacional de La Rioja. Está al frente del proyecto independiente VERDE MAGENTA multiespacio cultural, desde el cual impulsa proyectos de gestión autónoma, invita al dialogo y la reflexión sobre las prácticas artísticas y culturales, para fomentar el desarrollo e intercambio multidisciplinario de las artes visuales, crear vínculos de desarrollo dinámico, en pos del crecimiento individual y colectivo. Vive y trabaja en la ciudad de La Rioja, Argentina. Conversatorios Hernán Ulm, Lic. y Mg. en Filosofía y Dr. en Literatura Comparada. Director del Instituto de Investigaciones en Cultura y Arte de la UNSa. Profesor de Estética e Historia del Arte en la Escuela de Filosofía. Autor del libro “Cuestión de imagen”. Publica artículos en revistas científicas y dicta conferencias y seminarios en nuestro país y en el extranjero. Organizó y participó de muestras fotográficas colectivas (Doce Versiones de San Sebastián, La piedad: doce versiones fotográficas, Interrupciones de lo visible, SAAD, entre otros)

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