GUÍA BASKETME NBA 2013-14
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omienza una nueva temporada de la NBA, la mejor liga del mundo, y en BasketMe planteamos un reto para este año. Queremos pasar a ser una de las páginas referencia en España en cuanto al trato de la competición americana. Para esta nueva campaña volvemos a la carga con mucha ilusión y con más información que nunca. En este afán por querer dar un salto cualitativo, no estamos solos. A nuestras espaldas tenemos un gran equipo de redactores, muchos de los cuales están cursando los estudios de Periodismo en diferentes universidades de España. Desde la sección NBA queremos ofrecer información seria y hacer periodismo de calidad. La Guía NBA 2013-14 es el primer trabajo que hemos preparado para esta temporada. En ella hemos depositado mucho trabajo, muchas horas de dedicación y, sobre todo, mucha pasión por el baloncesto. Os
presentamos esta publicación con mucha ilusión, y os animamos a que nos continuéis leyendo durante la temporada. Durante este año podréis leer en la sección cada día el resumen de la noche anterior, al igual que las últimas noticias más importantes sobre la liga, análisis de jugadores y equipos, Power Rankings, columnas de opinión de nuestros redactores, estadísticas y muchas otras sorpresas. Sabemos que contamos con recursos limitados, pero no queremos que esto sea un inconveniente para la sección y para la información que publicaremos ahí. Es por eso que todo el equipo de redactores nos comprometemos a ofrecer el mejor periodismo posible en cada momento. Por último, nos gustaría agradecer la confianza depositada en nosotros. Esperamos que podáis disfrutar de esta Guía, de la temporada y, a la vez, de la sección NBA de BasketMe.
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a National Basketball Association se fundó en 1949 (no en 1946, como le gusta decir) como resultado de la fusión entre las dos principales ligas profesionales estadounidenses de baloncesto, la National Basketball League y la Basketball Association of America, aunque en la práctica se trataba de una absorción. La naturaleza de estas dos competiciones no podía ser más dispar, ya que la NBL estaba formada por clubes de baloncesto con cierta solera establecidos en varias ciudades pequeñas del Medio Oeste, mientras que la BAA había sido creada por un grupo de gerentes de pabellones de la costa atlántica que en su mayoría no sabían nada de baloncesto. La NBL tenía más implantación local y a los mejores jugadores, como por ejemplo el famosísimo George Mikan, pero la BAA poseía una base económica mucho más firme y mayor potencial de crecimiento, al contar con sus propios pabellones situados en algunas de las principales ciudades del país. Eso le permitió a la BAA resolver la pugna entre ambas ligas al convencer a los principales clubes de la NBL para cambiarse de acera, y el resto no tuvieron más remedio que tirar la toalla.
La década de los cincuenta fue una etapa de transición para la NBA. Dentro de la pista triunfaban los Minneapolis Lakers de George Mikan, que conquistaron cuatro de los cinco primeros campeonatos, mientras que en los despachos la liga sufría un acelerado proceso de contracción, librándose de las pequeñas ciudades heredadas de la NBL (sin potencial económico para mantener el ritmo del
baloncesto profesional) e intentando establecerse con muchas dificultades en los principales centros urbanos del Este del país. A mitad de la década se produjeron algunos de los cambios más trascendentes en la historia de la NBA, como la introducción del reloj de posesión y la eliminación de las barreras a la presencia de afroamericanos en las plantillas. Estas dos medidas hicieron que se acelerase el juego de manera significativa, iniciando el proceso que desembocaría en el baloncesto moderno.
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En los sesenta la NBA comenzó una expansión lenta pero segura, apoyada en la mayor vistosidad de los jugadores negros. Aunque aún había grandes hombres blancos como Bob Cousy, Bob Pettit y otros no llamados Bob, el mayor reclamo de la liga eran los triunfos de Bill Russell, las estadísticas de Wilt Chamberlain y la espectacularidad de Elgin Baylor. Ése fue uno de los motivos que llevaron al brutal dominio ejercido por los Boston Celtics: mientras otras franquicias limitaban el número de jugadores afroamericanos por miedo a alienar a un público mayoritariamente blanco, Red Auerbach en Boston apostaba decididamente por la integración formando plantillas largas y equilibradas con independencia del color. La serie de campeonatos de los Celtics dejaría una marca indeleble en la liga como un récord que difícilmente será duplicado en ningún deporte. Entretanto, la NBA había llegado a la Costa Oeste con el traslado de los Warriors a San Francisco y los Lakers a Los Angeles, constituyendo al fin una liga verdaderamente nacional. Con la llegada de Lew Alcindor / Kareem Abdul Jabbar más el ascenso de los New York Knicks, la NBA parecía en disposición de dar por fin el gran salto para convertirse en deporte de masas.
Las enormes expectativas depositadas en la década de los setenta no se convirtieron en realidad. Convencidos de que el baloncesto profesional estaba a punto de dar el pelotazo, un grupo de aventureros decidieron crear su propia liga con el objetivo de conseguir fusionarse con la
NBA ahorrándose el largo y costoso proceso de expansión. Se trataba de la American Basketball Association, fundada en 1967 y escenario de algunos de los episodios más coloristas del baloncesto estadounidense. La competencia entre las dos ligas por los jugadores disparó los salarios, mientras que la NBA se lanzaba a una carrera expansiva poco meditada buscando ocupar las principales ciudades del país a la vez que una pésima negociación la relegaba a los sótanos de las retransmisiones televisivas. A eso había que sumar la falta de un equipo representativo tras el fin de la dinastía céltica, con un campeón distinto cada año
(algunos de ellos, equipos relativamente poco conocidos), y la aparición de los problemas de drogas y violencia en el baloncesto. A pesar de que la NBA consiguió absorber a la ‘díscola’ ABA bajo unas condiciones draconianas, tantos años de lucha, tantos escándalos dentro y fuera de las canchas y, por qué no decirlo, tantos jugadores negros, hicieron que los setenta no sólo no fueran la etapa de expansión prevista sino que pusieran en peligro la propia supervivencia de la liga.
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La década de los ochenta vería el renacimiento de la NBA. Fue todo lo que se había esperado de los setenta y más, partiendo de una posición mucho peor para alcanzar por fin el estatus de big league de pleno derecho. Ese resurgir fue el resultado de dos factores totalmente independientes entre sí: por un lado, la profunda reorganización estructural de la liga de la mano del nuevo comisionado David Stern, que impuso un severo programa antidrogas, estableció un tope salarial que recuperó la rentabilidad, y negoció los derechos televisivos de la NBA con maestría; por el otro lado, dos grandes generaciones de jugadores (la de 1979 con Magic Johnson y Larry Bird, y la de 1984 con Michael Jordan, Hakeem Olajuwon y Charles Barkley) hicieron crecer exponencialmente el espectáculo que podía ofrecer el juego. Magic y Bird no solamente trajeron el atractivo de su rivalidad universitaria, sino que además revolucionaron la NBA universalizando el passing game que permitía exhibir toda la espectacularidad del juego ofensivo de las nuevas estrellas, combinando la exhuberancia atlética de la ABA (encarnada en el Dr J) con la mayor organización de la NBA. Lakers y Celtics se enfrentaban en lo más alto de un espectáculo deportivo de primera magnitud que dividía a la afición entre partidarios de Boston o de Los Angeles. Con la liga en pleno crecimiento, el fenómeno mediático de Michael Jordan estalló con toda intensidad a principios de los noventa, propulsando a la NBA a la cresta de la ola y convirtiéndola en el epítome de la moda y la modernidad.
Jordan fue el primer jugador de baloncesto en convertirse en un icono mundial, y con él la liga logró superar el círculo relativamente estrecho de aficionados al deporte para dar el salto a la cultura popular en general. Los cantantes vestían prendas de baloncesto, los presentadores de televisión hablaban de la NBA y la liga por fin consiguió superar a la competición universitaria y alcanzar el escalafón de major league hasta entonces restringido al béisbol, hockey y fútbol (el otro fútbol). La década de los noventa trajo otro de los cambios sustanciales de la NBA: la apertura al extranjero después de
Barcelona’92. El Dream Team inició la proyección internacional de la NBA, apoyada también por la creciente presencia de jugadores europeos (y luego sudamericanos y asiáticos) en la liga. Después de cubrir todo el país con expansiones, el sueño de Stern era cruzar el océano bien rumbo a Europa o
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posteriormente rumbo a China. Esperando a que fuese posible, que de momento va a ser que no, la NBA empezaba a dejar sentir su presencia en Europa, cuyas mayores estrellas iban decidiéndose a dar el salto con suerte desigual. Con el aumento en el número de franquicias la NBA necesitaba más jugadores, y los encontró en dos fuentes ajenas a la tradicional liga universitaria: Europa y los institutos. La llegada de estos nuevos tipos de jugadores no estuvo exenta de dificultades. Necesitaban tiempo para adaptarse a un país nuevo o para terminar su formación, y la NBA no tenía experiencia en simultanear la competición profesional con la preparación de jugadores jóvenes (algo que sí ha sido habitual en los clubes europeos), así que el resultado a corto plazo fue la llegada de un gran número de baloncestistas que tardaron más de lo previsto en ofrecer su mejor rendimiento – o que directamente fracasaron. A eso había que sumar una serie de Drafts mediocres que retrasaron el relevo generacional de las estrellas de los ochenta, y que tuvieron como resultado un marcado descenso de la calidad del juego y del espectáculo a finales de los noventa y principios del nuevo milenio. Michael Jordan y los Bulls enmascaraban la creciente sequía anotadora de la NBA, pero la (segunda) retirada de su gran estrella en 1998 desnudó las carencias de la liga en toda su crudeza. Al igual que sucedía en Europa, la apuesta por la defensa numantina y el enlentecimiento del juego estaban asfixiando al baloncesto, mientras una generación entera de jugadores tenía que sufrir el síndrome de la perpetua búsqueda del “nuevo Jordan”.
Por suerte, no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. La NBA reaccionó con una serie de cambios normativos que volvieron a liberar el juego ofensivo de sus pesados grilletes, al tiempo que los jugadores llegados de Europa y de los institutos encontraban su lugar y permitían al fin actualizar la imagen de la competición. El espectáculo volvió a las
pistas de la mano de Kobe Bryant, Dirk Nowitzki, Kevin Garnett y compañía, mientras Shaquille O’Neal y Tim Duncan nos recordaban que el dominio interior produce anillos. El enésimo retorno de los Lakers y luego de los Celtics y luego otra vez de los Lakers permitió recuperar sensaciones olvidadas desde los ochenta, mientras LeBron James ascendía al olimpo mediático de manera más controvertida pero no menos
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efectiva que Jordan. Después de años de espera y decepciones, tres finales consecutivas con dos anillos conquistados permiten a LeBron asegurarse un puesto en el olimpo, mientras que con todos sus defectos el hortera especial de televisión en el que anunció su marcha a Miami marcó el inicio de una nueva etapa en la presencia de la NBA en los medios. Por fin encontramos a nuestro heredero.
Thomas como GM de los Knicks. Con Kevin Durant agotando sus opciones de asalto al trono de LeBron y las expectativas sobre los nuevos Nets, la mayor duda que planea sobre la liga es: ¿por qué siguen contratando a Luke Walton? Y sólo el tiempo nos dará la respuesta.
La NBA ha sobrevivido a las expansiones, a dos lockouts, a la etapa más negra de la selección estadounidense y a Isiah
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averani (Porto Alegre, 1988) llegó a España con solo 17 años para jugar en las categorías inferiores del Unicaja. El pívot brasileño estuvo cedido en equipos como el CAI Zaragoza, el Bruesa GBC o el CB Murcia antes de fichar hace dos años por el Valencia Basket y madurar como jugador. Este verano le ha llegado la oportunidad de cumplir su sueño, jugar en la NBA con los mejores.
mejor liga del mundo. Fue muy fácil decidir si quería ir o no. Está claro que todo lo que he vivido en el Valencia y en España ha estado muy bien pero yo quería vivir la experiencia de jugar aquí y estar con los mejores jugadores del mundo. No tuve que pensármelo mucho.
¿Cómo te llegó la oportunidad de fichar por Boston? Llegó el mismo día que firmé el contrato. No tenía ni idea de que acabaría con los Celtics. Vine a hacer los workouts con ellos pero sin saber siquiera que me estaban interesados en mí. Yo quería vivir la experiencia de entrenar aquí, jugar en su campo, ver cómo es todo… Por suerte, poco después de volver a España me llamó mi agente y me dijo que Boston me quería fichar. El Valencia no me puso ningún problema, le doy las gracias por eso porque es un sueño hecho realidad. ¿Qué persona fue la que más te convenció para dar el salto? Creo que nadie te tiene que convencer. Son los Boston Celtics. Es la NBA, la
En 2009 te presentaste al Draft y ninguna franquicia te eligió. ¿Esperabas debutar en la NBA cuatro años más tarde? Nunca había imaginado en mi vida que podría haber llegado a jugar en la NBA. Pero bueno, siempre digo que con el trabajo y con el esfuerzo las cosas siempre salen, así que tengo la suerte de estar aquí ahora. ¿Qué sentiste cuando llegaste a Boston y viste realmente que ibas a jugar con los Celtics?
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Lo que uno siente al llegar en un sitio como este es muy difícil de explicar si no lo has vivido tú mismo en persona. Pero bien, de manera resumida ahora estoy muy impresionado con la estructura, por cómo es todo aquí, y con alegría de poder tener una oportunidad como esta.
Este verano se han ido dos jugadores históricos de los Celtics como Pierce y Garnett. ¿Qué ambiente se respira en Boston?
¿Te sientes presionado al tener que defender los colores de los Celtics, la franquicia más laureada del deporte norteamericano? No, para nada. Presión siempre hay un poco. Cuando sales a un campo siempre debes intentar ganar. No puedes salir a perder un partido, siempre tienes que ser competitivo. Esto es baloncesto. En Boston tenemos una plantilla nueva, nos tenemos que conocer y, cuando nos adaptemos, debemos hacerlo lo mejor que podamos. ¿Cómo estás viviendo estas primeras semanas en la mejor liga del mundo? Es raro pero agradable. Ya me he hecho a la idea de que no vuelvo a España. Después de las vacaciones miré mi billete de avión y vi que no ponía Madrid o Valencia, ponía Boston. Ahora mismo estoy con mucho trabajo, mucho entrenamiento. Estoy muy concentrado e intento hacerlo lo mejor que puedo para conseguir minutos. ¿Te has adaptado al juego americano o has notado mucho el cambio? Al final se trata del mismo deporte, de baloncesto. Lo que hay es la bola, la canasta y poco más. Pero sí, aquí tienen sus reglas, tienen su manera de jugar. Ahora aprovecho los entrenamientos para conocerme con los compañeros y así yo me pueda ir adaptando.
El ambiente es el mismo. Se han ido dos muy grandes de la franquicia, pero siempre pasa lo mismo: los jugadores van y vienen. Ellos buscaron un cambio, aunque no he preguntado a nadie por qué. Garnett, Pierce y todos los que han pasado por aquí siempre estarán en el corazón de los Celtics. Ahora hay que desearles mucha suerte y hay que competir al máximo. A nivel personal, ¿te hubiera gustado compartir vestuario con un mito como Garnett? Sí, él es un jugador que siempre me ha gustado ver jugar. Tiene muchas cualidades, físico y talento. No he tenido la oportunidad, así que ahora tendré que jugar o intentar jugar contra él y no con él. ¿Con quién te estás relacionando más dentro del equipo? Con todos. Como decía, la plantilla es nueva casi por completo y todos nos estamos intentando conocer, aprender uno del otro. Estamos pasando el máximo tiempo posible para construir el equipo y estar unidos, cohesionados.
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El objetivo es el de siempre, el trabajo duro. Intentar ganar mis minutos para hacer el máximo posible, y ya lo que decida el entrenador. No me debo plantear un objetivo de hacer tantos puntos y capturar tantos rebotes. Es baloncesto, un día te sale bien y otro mal. Lo que está siempre es el trabajo, y eso es lo que me propongo yo: trabajar más que nadie y ganarme minutos. ¿Tienes algún referente en la liga?
El entrenador, Brad Stevens, también será rookie. ¿Qué te ha pedido que hagas en la pista? Lo que me pide Boston es trabajo, tranquilidad, paciencia, ir poco a poco. Debo trabajar lo más que pueda y lo más duro posible. Al ser un jugador alto, en el poste bajo, seguro que me necesitarán durante la temporada y debo estar preparado, listo para jugar. ¿Qué objetivos te has puesto tu mismo para este año de rookie?
No, yo nunca he tenido a nadie como referente aunque sí que hay jugadores que me gusta ver jugar. Ahora mismo, me fijo en el coach Adams, asistente en Boston. Es el hombre que está conmigo trabajando antes y después del entrenamiento. Nos juntamos para que yo pueda mejorar todo lo que pueda. Él es uno de los mejores de la liga en su trabajo y ahora estoy intentando seguir todos los conceptos que me enseña y ponerlos en práctica. Finalmente, ¿ya te has adaptando a la vida de los Estados Unidos? En realidad mi vida personal es la misma que en España. Estoy en casa, como, cojo el coche, voy al pabellón a entrenar, vuelvo, duermo. La mayor diferencia es que aquí, por ley, solo puedes hacer un entrenamiento al día.
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uestros internacionales Pau Gasol, José Manuel Calderón, Marc Gasol, Ricky Rubio, Víctor Claver y Serge Ibaka afrontan una campaña tan exigente como todas, pero con diferentes exigencias, dudas e incógnitas sobre cada uno de ellos. Pau Gasol ha pasado en un verano de ser un problema para Mike D'Antoni, un 'mal necesario' dentro de una rotación en la que su única prioridad era alimentar el ego de Dwight Howard y no encabritar a Kobe Bryant, a ser considerado por el mismo entrenador "el mejor pívot de la NBA". Con el cuerpo descansado, y sus rodillas a punto tras ponerse en verano en manos de los médicos, Pau afronta su último año de contrato en los Lakers con la máxima confianza y una posición jerárquica en Los Ángeles que jamás debieron discutirle. Si la salud está de su lado el curso 13/14 promete grandes alegrías a un Gasol que, si Kobe no está al 100%, deberá ser un referente púrpura y oro absoluto. Su sociedad con Kaman promete. El que se ha tenido que mudar, tras una efímera travesía por el desierto por esa ciudad fantasma que es ahora Detroit, ha sido José Manuel Calderón. La insistencia del convincente Mark Cuban, y la posibilidad de jugar junto a Nowitzki, convencieron al extremeño para hacer el petate y cocerse en la cálida Texas. Los Mavericks son una incógnita, por lo que
apunta a que Calde será el hilo que remendará todas las suturas gracias a su generosidad y visión de juego. Liderar en la pista (que es el auténtico liderazgo, no el de las estadísticas) y repartir juego serán sus misiones. Por eso lo han elegido en Dallas... sabiendo que es un valor seguro.
El que tiene por delante un año al que la palabra exigencia se le queda corto para definirlo es Marc Gasol. El mediano de los Gasol, probablemente el mejor '5' del mundo en el último año, no tiene techo. Mejor Defensor de la NBA, All-Star, líder de los Grizzlies... Si él quisiese podría tener unas estadísticas de escándalo, pero Marc vive más por el triunfo que por el boxscore. Llevar lejos a Memphis, un equipo que año a año va y cuajando en madurez, es su responsabilidad. A nivel individual ya lo ha demostrado todo... ¿o no? Repito, Marc no tiene techo. Lograr brillar a la sombra de Kevin Durant está al alcance de muy pocos, y
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suerte que uno de esos pocos elegidos tiene pasaporte español. Serge Ibaka al principio sólo defendía, luego defendía y taponaba, después defendía, taponaba y reboteaba, más tarde pasó a defender, taponar, rebotear y anotar desde media distancia... ¿qué sorpresa nos deparará esta temporada? El internacional español es un jugador en constante evolución, y un ejemplo de que trabajando es como se crece y evoluciona. Cuando a su arsenal ofensivo le sume una mayor repertorio de movimientos en el poste bajo estaremos ante un 'cuatro' imparable y casi único.
En Portland Víctor Claver afronta su segunda temporada en la NBA tras ser injustamente tratado desde España, tanto en su año de rookie en los Blazers como por su aportación en el Eurobasket. El pasado curso no supo valorarse, en su justa medida, que Claver lograse entrar en la
rotación de un equipo competitivo como son los Blazers. Tampoco se supieron ver desde la Piel de Toro esos intangibles que su privilegiado físico, velocidad, polivalencia e intensidad aportaron a las defensas de Portland y España. En su segundo año Claver tiene el examen, complicado, de ganar en confianza de cara al aro. Talento ofensivo tiene, pero debe creérselo... y demostrarlo. Cada vez que escucho eso de "es que Ricky no las mete", me pasa lo mismo que cuando me dicen lo de "es que Sergio Rodríguez no defiende"... ¡se me revuelven las tripas! Los prejuicios de algunos me resbalan tanto como los análisis políticos de los cantantes. Ricky Rubio ha nacido para jugar a baloncesto y triunfar en la NBA. En su tercer año en los mejorados Timberwolves, y con la gravísima lesión de rodilla todavía en su mente, el base catalán lo tiene todo de cara para explotar a lo grande en la mejor liga de baloncesto del mundo. Su mejorado lanzamiento de 5 metros, con parada tras bote, le ayudará a mejorar en anotación y a ser una amenaza ofensiva que le posibilite en lo que es único... dividir y pasar. Confiemos, por el bien del baloncesto, que el físico no le dé la espalda.
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yón (Zapotán, 1985) lleva dos años en la NBA, donde ha vestido la camiseta de cuatro equipos diferentes: New Orleans, Orlando, Milwaukee y Atlanta. El pívot mejicano dio el salto a la mejor liga del mundo después de ser nombrado Jugador Revelación de la Liga Endesa en la temporada 2010-11, defendiendo los colores del Fuenlabrada, aunque hasta el momento no ha conseguido tener una participación constante en ninguna de las tres franquicias donde ha estado. Ahora, recién llegado a Atlanta después de un verano en el que estuvo a punto de volver a España, espera que las cosas cambien y agradece la oportunidad que le ha brindado los Hawks. Ayón se lesionó en el primer partido de pretemporada, pero unos días antes nos concedió unos momentos para hablar con él. Después de haber jugado ya dos temporadas enteras en la NBA, ¿qué piensa de la liga? Es una liga que tiene muchos cambios. No tienes una estabilidad cuando eres un jugador que no ha venido del Draft o cuando no tienes un contrato garantizado por muchos años. A pesar de eso, es una liga que da oportunidad a todos y espero la mía para esta temporada, espero que llegue el momento y sepa aprovecharlo.
La temporada pasada fue traspasado de Orlando a Milwaukee, aunque no jugó demasiado ni con los Magic ni con los Bucks. ¿Cómo resumiría el año pasado? La temporada pasada subí mucho de peso. Por eso me sentía muy lento y físicamente no estaba bien. Después de haber jugado todo el verano para la Selección, ahora me siento bien físicamente. Vengo con un estado físico muy bueno, aunque un poco cansado. Trataré de recuperarme en lo que queda de pretemporada para empezar la liga al cien por cien.
Su equipo, Milwaukee, jugó contra Miami en la primera ronda de los Playoffs. ¿Cómo le fue la experiencia de jugar en postemporada y jugar contra el campeón? Es una experiencia muy bonita porque hay muchas cosas de las que no se viven durante la temporada regular, aunque me hubiese gustado jugar. Tuve muy poca participación, en total creo que jugué unos cuatro minutos, y esta situación no ayuda
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en lo más mínimo a que tú te sientas bien anímicamente. Espero poder estar otra vez en Playoffs y tener mucha participación.
tratan. Siempre están atentos en ayudarte en todo lo que pueden, y estoy muy feliz de estar aquí.
¿Qué sintió al fichar por Atlanta Hawks después de no saber si volvería a España o se quedaría en la NBA? Muy feliz porque me quedaré muchos años en la NBA. Con este contrato estaré una temporada más y espero que me dé la oportunidad para estar muchos años dentro de la liga. Espero poder ganarme un sitio dentro de la NBA y creo que voy a aprovechar esta segunda oportunidad que se me da. Antes ha comentado que estuvo jugando todo el verano con su selección. Ganaron el FIBA Americas Championship contra pronóstico y usted fue nominado MVP del torneo. ¿Piensa que este premio le ayudará para esta temporada? La NBA y FIBA América son totalmente diferentes. En mi Selección, Méjico, siempre era la primera opción de juego, pero aquí en la NBA hay grandísimos jugadores de los cuales no puedes pensar que tú vas a ser la primera opción. Espero hacer un buen trabajo e integrarme lo más pronto que pueda a mis compañeros y a mi equipo. También quiero aportar muchísimas cosas de las que puedo hacer. ¿Cómo se siente ahora mismo en Atlanta? Me gusta mucho esta ciudad. Es muy bonita, tiene de todo. La estoy empezando a conocer, pero lo que he visto hasta el momento me está gustando bastante. Además, la organización aquí en los Hawks es estupenda. En el equipo siempre se preocupan de cómo te reciben, cómo te
¿Qué objetivos tienen como equipo y qué le ha pedido a usted el entrenador Budenholzer? Aún no hemos hablado con el entrenador respecto a eso, pero creo que el objetivo es superar lo que se hizo el año pasado, eso tengo de antemano. También tenemos que ir más allá, cada día pensar en que se pueden lograr más cosas y ver en el día a día dónde te va poniendo la liga. Méjico acogerá este año un partido oficial de la NBA. ¿Le gustaría jugar en un futuro un partido de la NBA en su país? Me gustaría jugar en algún momento un partido de la temporada regular en mi país. El año pasado estuve en pretemporada con Orlando y fue muy bonito, fue una experiencia única que no la había vivido antes. Fue muy halagador que estuviera muchísima gente viendo el partido, estuvieron al cien por cien todos apoyando y fue un espectáculo muy bonito, así que un partido de temporada regular debe ser aún más bonito.
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os Angeles es Hollywood, Tinseltown y los Lakers. Santa Monica, Venice Beach, Matador Beach… y, siempre, los Lakers. Aunque la NFL se repiense su ausencia de uno de los principales mercados de Estados Unidos, la identidad deportiva de L.A. se seguirá escribiendo en púrpura y oro aunque vengan buenos tiempos, por fin, para una pequeña minoría de entre casi cuatro millones de angelinos a la que el Wall Street Journal reconoció como el público más fiel de Estados Unidos en términos de tolerancia a la frustración y el fracaso: la afición de los Clippers. El viento casi nunca ha soplado de cara para una franquicia maldita que llegó a Los Angeles demasiado tarde: en 1984, desde San Diego y 24 años después de que los Lakers aterrizaran procedentes de Minneapolis. Como el polvo de estrellas hollywoodiense ya había maridado con el logo de su ilustre vecino, los Clippers apostaron por los precios populares para ser el equipo del pueblo. Pat Riley respondió con su mejor sonrisa sardónica: “Creo que hemos hecho lo suficiente en las dos últimas décadas para serlo nosotros”. Los Lakers, Hollywood, los dorados 80. La cima de la pirámide explica casi todo: Jerry Buss se hizo con los Lakers en 1979 y se convirtió en uno de los mejores propietarios de la historia del deporte
estadounidense porque alumbró los años dorados del showtime convencido de que por encima de los triunfos el espectáculo siempre tiene que continuar. Buss compró los Lakers gracias en parte a la venta de unos apartamentos… a Donald Sterling, que dos años después y por consejo de Buss se hizo con los Clippers, donde ha enlazado chascos deportivos, rumores de traslado y escándalos personales relacionados con acusaciones de discriminación racial. Buss y Sterling, cara y cruz. Nada sucede por casualidad.
El deporte y sus ceremonias se alimentan de grandes rivalidades, muchas de las mejores entre vecinos. Pero los Clippers
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nunca fueron siquiera una molestia para los Lakers en lo que Los Angeles Times definió como “la rivalidad que ni sus protagonistas se atrevían a llamar así”. Cuando en 1999 ambos equipos se mudaron al Staples Center se pretendió vender sus duelos de la Regular Season como las Hallway Series, en referencia al corredor (hallway) que separa ambos vestuarios… mayor, claro, el de unos Lakers que alumbran el pabellón con sus dieciséis banderas de campeones y los alrededores con estatuas de Magic Johnson, Kareem Abdul Jabbar, Jerry West e incluso un narrador, el legendario Chick Hearn. ¿Y los Clippers? Una plaga de desgracias, de errores groseros en el Draft a lesiones dramáticas. Una historia escrita de Bill Walton a Danny Manning o Michael Olowokandi. 33-97 en duelos vecinales contra los Lakers. ¿Hallway series? A sus dieciséis anillos el gigante amarillo añadía 31 títulos de Conferencia y 23 de División…
…Hasta que la temporada pasada los Clippers amasaron el primer título de División de su historia y terminaron por quinta vez desde 1984 con mejor porcentaje de victorias que unos Lakers a los que abrasaron en los duelos directos: 40 en el segundo triunfo histórico (y primero desde la 92/93) del vecino pobre, un cambio de ciclo que ya asomaba en el
sufrido 2-1 laker de la 2011/12. De repente, un partido de siete técnicas, piques entre jugadores y silbidos a los Clippers desde el calentamiento cuando ejercen de visitantes: “es increíble, antes ni nos consideraban”, celebraba Blake Griffin. Las Hallway Series ya eran tales a costa de un momento muy delicado de los Lakers (65 victorias en la 2008/09 y 45 en la 2012/13) y de una pujanza nunca antes vista de los Clippers (19 y 56). Todo, la deriva de uno y el ascenso de otro, auspiciado por el bloqueo, en ópera bufa de David Stern, del traspaso de Chris Paul a los Lakers. Era el 8 de diciembre de 2011 y seis después Paul puso rumbo a Los Angeles… para jugar en los Clippers. Sin el mejor base del mundo, los Lakers han teñido de confusión el cambio de guardia que se avecina. Con él al mando, los Clippers se han convertido en uno de los mejores equipos de la liga. Días de vino y rosas para los pocos outsiders de Hollywood que van al Staples a día cambiado, cuando Jack Nicholson, Leonardo Di Caprio y compañía no andan por allí: Billy Crystal, Michael Clarke Duncan o ese James L. Brooks que ha seguido con pulcra fidelidad a los Clippers desde su aterrizaje en la ciudad en lo que él mismo definió como “una extraña perversión”. Las Hallway Series alcanzan audiencias televisivas nunca vistas y Kobe Bryant reconoce que sólo jugar en el Madison es mejor que hacerlo en el Staples como visitante. Dos franquicias en universos distintos se miran a los ojos en una rivalidad por fin real a la que sólo le falta un duelo en Playoffs hasta hoy inédito casi siempre por incomparecencia de los Clippers. Los mismos Clippers que ahora parten como aspirantes a lo máximo, con Doc Rivers en el banquillo y una plantilla que está a un buen par de piezas interiores
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de ser quizás la más completa de toda la NBA. Si Griffin da un paso adelante y DeAndre Jordan unos cuantos, pocos podrán parar a un equipo excelente en una línea exterior dirigida por Chris Paul y rearmada con la llegada de JJ Redick, Darren Collison y Jared Dudley. Mientras, los Lakers huelen a transición y transmiten provisionalidad, entre lo que no fue con Dwight Howard y lo que podrá ser a partir de 2014, la línea del horizonte que marca el futuro. Nash, Kobe Bryant y Pau Gasol comenzarán la temporada con el físico en cuarentena y una combinación
de 107 años y más de 3600 partidos NBA en sus piernas. Así que si todo sigue un curso normal las Hallway Series serán para los Clippers por segunda temporada consecutiva, lo nunca visto. Siempre que, claro, no reaparezcan los fantasmas de una franquicia maldita que bien haría en abrazar su momento porque su vecino, mucho más que glamour, siempre encuentra formas para acortar sus reconstrucciones. Los Clippers por fin están ahí pero los Lakers siempre vuelven. Por fin, las Hallway Series.
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oung (New Orleans, 1988) fue uno de los mejores jugadores de Estados Unidos en su época de instituto. Las expectativas puestas en él eran elevadas, y en su único año en la universidad de Georgia Tech, el alero demostró el talento que llevaba dentro. Con solo 19 años, los Philadelphia 76ers lo eligieron en la decimosegunda posición del Draft. Desde entonces, Young ha sido un jugador regular pero que aún no ha acabado de explotar. Este año, tanto Turner como él están llamados a tomar el relevo generacional de los Sixers. Thaddeus no tiene ningún problema en asumir ese papel, como declaró a BasketMe cuando estuvo en Bilbao. ¿Es la primera vez que viene a España a jugar baloncesto o ya había estado antes? Había estado con la selección americana cuando tenía 16 ó 17 años. Es un sitio donde se vive mucho el baloncesto, donde los fans apoyan mucho y es muy divertido jugar. Personalmente pienso que es una gran idea de la NBA repartir sus equipos por el mundo. Jugué en Méjico hace 3 años y fue una gran experiencia. ¿Cuál es la diferencia de formar parte de un equipo NBA a un equipo europeo?
Yo diría que son experiencias muy distintas. Por ejemplo, las reglas como los 3 segundos defensivos. En Europa el baloncesto es más táctico mientras que en la NBA dependes más del físico.
¿Han recibido instrucciones específicas del entrenador para este partido ante Bilbao? Estuvimos viendo su partido frente al Real Madrid y aprendimos un poco más del juego que se practica en Europa. Tenemos que jugar duro y ser inteligentes en la cancha, defender bien el pick&roll y el pick&pop. Es nuestro primer partido, queremos jugar bien y tener buenas sensaciones, al final es baloncesto. ¿Se siente como un líder en este equipo tan joven? Sí, claro. Tengo que asumir la responsabilidad de ser el líder, es mi
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transmitir lo que pida el técnico en cada momento.
¿Ha estado trabajando en el tiro de 3 puntos este verano? Sí. He estado trabajando, pero no pienso que tenga que obsesionarme con ello. Quiero jugar como siempre lo he hecho, no tengo por qué ahora quedarme en la línea de 3 y tirar. No es algo que me preocupe. Si los meto, bien, pero seguiré siendo el mismo jugador de siempre. ¿Cuál va a ser su rol este año con el nuevo entrenador?
séptima temporada en el equipo. Tengo que ayudarles en la cancha en lo que pueda, trasladarles mi experiencia. Quiero
Darlo todo por el equipo los minutos que esté en la cancha, ayudando a los jóvenes, creando buena química en el vestuario. Mi juego no será muy diferente, tratar de buscar tiros en buenas posiciones para mí y luchar por los rebotes.
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ecuerdo muy bien la primera vez que coincidí con David Stern en persona. En realidad hace sólo algo más de tres años, pero con tantas experiencias NBA en este tiempo que podría haber dejado esa imagen en un rincón de mi memoria. Sin embargo no fue así. Corría el Draft de 2010 y con Emilio Escudero (ABC) llevábamos a cabo nuestro bautismo en la ceremonia de ingreso de los rookies en la Liga. Gracias al azaroso destino y la pícara curiosidad de mi compañero de fechorías aquella noche, acabamos sin saber cómo picando algo en una sala reservada para los jugadores que se sentarían esa noche en la Green Room. No debíamos estar ahí. Lo sabíamos, pero pretendíamos hacer parecer que no teníamos ni idea de las restricciones que venían explicadas en forma de 'zonas' en nuestra acreditación. Entonces apareció él, con su andar renqueante que fue a más con los años. Nos miró, sonrío, dio las buenas tardes y siguió su camino. Segundos después dos personas de la organización nos hacían saber que no podíamos estar ahí. Dejé un pequeño puñado de panchitos en un cuenco como si me hubiesen pillado robándolos (juraría que Emilio hizo lo contrario) y nos marchamos de territorio VIP. Minutos más tarde, ya acomodados en nuestro puesto de prensa, solo a unas pocas filas de mesas del escenario, daba comienzo la ceremonia. David Stern hacía acto de presencia entre abucheos, nos miraba a Emilio y a mí nuevamente (no era así, pero nosotros interpretamos que sí lo hizo), volvía a sonreír, daba las buenas tardes de nuevo (esta vez a todo el Teatro
del Madison Square Garden) y los novatos empezaron a desfilar estrechando su mano. Desde entonces mis encuentros con Mr. Stern han sido relativamente comunes y mucho menos 'memorables'. Finales, AllStars, en pasillos, en ruedas de prensa, en la cena previa al Draft Lottery... Siempre educado. Siempre con ese puntillo irónico en sus comentarios. Siempre sonriente, a excepción de en sus comparecencias públicas tras las maratonianas (y mayormente inútiles) reuniones con la Asociación de Jugadores para intentar solucionar el lockout de 2011. Siempre, simple y llanamente, David Stern. Una persona que nunca he ocultado que me cae bien. Como buen 'jefe', tiene sus cosas buenas y malas, toma mejores y peores decisiones, pero me cae bien. Evidentemente no soy fan ni de los Lakers ni de Chris Paul.
Durante sus años al mando de la NBA, creo que es evidente que la Liga y sus aficionados tienen mucho más que agradecerle al señor comisionado. Habrá reproches, por supuesto, pero son menos. Desde aquel día con descomunales gafa y bigote en el que daba la bienvenida a la
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NBA a Hakeem Olajuwon como número 1 del Draft de 1984 hasta hoy, la Liga ha ido sufriendo un cambio a mejor más que considerable. Su globalización, expansión y transformación en un referente mundial, no sólo deportivamente sino también a nivel empresarial, ha sido brutal. Algunos dirán que ha sido una evolución natural, pero entonces habrá que recordarles quién
ha estado llevando el timón de un bote en ocasiones relativamente a la deriva y con el rumbo perdido al que ha convertido en crucero de lujo. Yo, personalmente, echaré de menos nuestros 'encuentros', capitán. Espero que por el bien de la NBA y gracias al buen hacer del hasta ahora segundo de abordo Adam Silver sea de los pocos que añoren 'los viejos tiempos'.
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urner (Chicago, 1988) llegó a la NBA después de ser el líder de Ohio State durante tres temporadas. El escolta fue elegido en la segunda posición del Draft de 2010, pero en su año rookie, el jugador de los Philadelphia 76ers no pudo demostrar todo el talento que tiene dentro. Como sophomore mejoró un poco, aunque Turner no dio el salto de calidad esperado hasta la temporada pasada, en que su aportación incrementó. Con la marcha de unos cuantos pilares del equipo, la afición y la prensa reclama ahora que el escolta dé un paso adelante y se ponga a tirar del carro de los Sixers. De momento, en el partido que Philadelphia disputó en Bilbao, Turner acabó como máximo anotador con 25 puntos. ¿Cómo han sido sus sensaciones estos primeros días de temporada? Bien, he llegado con ganas a los entrenamientos. Me siento fuerte para empezar este nuevo año con el equipo. Es una buena experiencia venir aquí a España y hacer grupo nada más empezar, creo que nos ayudará.
¿Cree que va a cambiar su juego con el nuevo entrenador, Brett Brown? No, no lo creo. Me preocupo de seguir trabajando cada día y tratar de ser mejor jugador.
¿Sientes algo de presión a la hora de representar a la NBA en este partido amistoso? No, no siento nada de presión. Queremos hacer un buen papel, jugar bien al baloncesto y divertirnos, y por supuesto, ganar.
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Después de la salida de Jrue Holiday del equipo, ¿estás preparado para dar un paso adelante?
Aún no lo sabemos. Tenemos que entrenar bien, empezar a jugar los partidos y ver dónde estamos.
Sí, claro. Holiday era una pieza muy importante en este bloque, pero todos daremos un paso adelante para cubrir su baja. Tengo confianza en que así lo haremos.
¿Cómo son sus sensaciones con el rookie Michael Carter-Willliams?
¿Cuáles son las expectativas para esta temporada?
Michael es muy buen jugador. Es muy rápido, ve bien el juego y poco a poco nos iremos acoplando el uno al otro. Confío en que va a hacer una buena temporada.
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stambul, Bilbao y Manchester acogieron este año el experimento sociológico que temporada tras temporada lleva a cabo la NBA en Europa. Los resultados hay que inscribirlos en un proyecto de convergencia a medio-largo plazo de dos continentes que, bajo un mismo nombre, juegan deportes distintos. ‘Baloncesto’ en Europa es básicamente una competición deportiva dónde el miedo a perder condiciona una parte de las decisiones estratégicas que se toman en los despachos y los banquillos. ‘Baloncesto’ en Estados Unidos, parte de una concepción más alejada de términos medios, para centrarse sin complejos en un espectáculo puro, carente de profundidad dramática, pero con innegable appeal estético. En el fondo de las dos concepciones, subyace un carácter forjado durante siglos, que cristaliza en la forma de emprender, consolidar y lanzar negocios, y define europeos y americanos como dos realidades alejadas, aunque no irreconciliables. En éste contexto, la NBA y la Euroliga trabajan para acortar el terreno que separa los dos continentes en las coordenadas del espacio y el tiempo, y a fecha de hoy, no es difícil imaginar que dentro de una década, podríamos estar viendo las primeras competiciones oficiales entre equipos de un lado y del otro del charco. Quizás no una división europea de la
NBA, pero sí torneos de clubes de matriz USA vs EU. Viendo lo sucedido en Estambul, Bilbao y Manchester, aún no se adivina tierra a la vista (los mejores pabellones no están en los mercados idóneos) pero el rumbo tomado y la fe puesta en la empresa, nos dibujan un espejismo detrás del cual tiene que haber alguna cosa más que aire.
El baloncesto está determinado a jugar la carta de la globalización. La cautela está justificada puesto que el futuro no pertenece totalmente a nadie. Y más, si analizamos fríamente las cifras de entradas vendidas a 48 horas de cada uno de los partidos: Fenerbahce-Oklahoma en Estambul, Bilbao-Philadelphia en Euskadi y Oklahoma-Philadelphia en Manchester. En ninguno de los tres escenarios el pabellón presentaba un 65% del aforo vendido a dos días del encuentro. En Manchester, dónde asistí con Catalunya Ràdio, solamente se habían vendido 8.000 de las 17.000 localidades habilitadas para el choque. El partido no resultó en saldo
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positivo para el ayuntamiento de la ciudad inglesa, que cubrió las pérdidas porque así lo establecía el contrato. Al menos, las sustanciales rebajas del precio de las entradas a última hora, permitieron un aspecto aceptable para el choque (13.000 espectadores), que se resolvió para los Thunder de Kevin Durant, el gran atractivo para el poco exigente basketball fan inglés. Días antes del choque, Russell Westbrook había saltado de la convocatoria por lo que Durant y las
celebrities invitadas (Vieira, Ferdinand, De Gea, Stojakovic y Mutombo) acapararon los flashes de las cámaras y smartphones. Basta con relatar que el alero de Oklahoma City se paseaba por Manchester, horas antes del choque, con una tranquilidad inusual. Si la altura no lo hubiera delatado, aquella decena de personas que le pidieron un autógrafo durante aquella tarde, seguramente se habrían acostado como un día cualquiera.
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awkins (Orlando, 1957) fue elegido en la quinta posición del Draft de 1975 por los Philadelphia 76ers. Este pívot corpulento también vistió la camiseta de los New Jersey Nets, los Utah Jazz y finalmente los Detroit Pistons. Una vez finalizada su carrera NBA, Darryl jugó al baloncesto en Italia y en Canadá. En la temporada 199495, este mítico jugador formó parte de los Harlem Globetrotters. Recientemente, Dawkins visitó Bilbao con la gira NBA Global Games y tuvo unos momentos para hablar con BasketMe.
Todo jugador con imaginación. Me gustan mucho Lebron James, Durant, Westbrook... Ellos son jugadores muy creativos y muy poderosos. Está retirado, pero recuerdo a jugadores como Bernard King con los que disfrutaba. Cuando los aficionados van a la pista, tienen que recibir algo más que simplemente ver baloncesto.
Era un gran jugador, pero también daba mucha diversión a los fans en las canchas. Le gustaba hacer disfrutar a la gente, se lo pasaba muy bien. ¿Era esta su visión del basket? Los fans tienen que disfrutar y recibir un show cuando pagan por una entrada. Esto es el negocio. Si cuando entras en la cancha no disfrutas del juego, lo mejor es que te vayas a tu casa. ¿Qué jugador cree que puede ser considerado como un relevo en cuanto a ofrecer un buen espectáculo en la NBA?
¿Le gusta trabajar con niños y niñas en el NBA Cares? Claro, es muy divertido. Me gusta ver como ellos empiezan en el baloncesto y recordar cómo lo hice yo en su momento. ¿Qué piensa sobre los Global Games y sobre la globalización del baloncesto NBA?
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Hace mucho tiempo, cuando jugué en Italia, no llegué a imaginar que un jugador español o un italiano jugarían en la NBA. Pero el nivel de baloncesto mundial ha crecido tanto que lo importante es observar en todo el mundo, y si tienes el nivel requerido la NBA te dará una oportunidad. Solo tienes que ver a Hedo Turkoglu, los hermanos Gasol o Tony Parker. No hay pívots como usted o Dikembe en la liga... No, no hay tipos grandes con un cuerpo grande que estén en el centro de la zona como antes. Ahora todos los jugadores atacan el aro. El baloncesto ha cambiado mucho en estos años. ¿Qué momento fue peor durante su carrera, las dos finales perdidas ante los Lakers con los Sixers o cuando fue enviado a los Nets justo antes de la temporada en la que Philadelphia consiguió el anillo?
¿Cómo es su vida? Me levanto, llevo a los niños al colegio, vuelvo a casa (risas). Me paso el día haciendo zumba, con mujeres alrededor moviendo su cuerpo (risas). Ahora en serio, tengo una niña de diez años, disfruto mucho con ella, vamos a ver si acaba jugando al basket. ¿Sigue jugando al baloncesto? Sigo jugando al basket, pero con tipos de mi edad. No juego con veinteañeros, acabarían conmigo, me matarían (risas).
Ninguno. Yo seguía jugando y seguía cobrando. Todo el mundo quiere ganar un anillo, pero al final, si no tienes dinero en el banco, eso sí es un problema. ¿Cómo ve los Sixers esta temporada? Les costará llegar donde quieren. Se están reconstruyendo pero no hay que infravalorarlos, hay que darles tiempo para hacer equipo. Creo que lo conseguirán.
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años después pasó a ser uno de los peores equipos de la NBA.
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a franquicia de los Hawks se fundó en 1946. En los primeros 20 años de historia, el equipo estuvo instalado en la zona del río Misisipi, Milwaukee y St. Louis. En este último lugar, el club ganó en 1958 el único campeonato hasta ahora. Pero no fue hasta 1968 cuando el baloncesto llegó a la ciudad de Atlanta. En los primeros años en el estado de Georgia, Pete Maravich fue insuficiente para que los Hawks pudieran llegar lejos. El rumbo de la franquicia cambió drásticamente con la llegada de Dominique Wilkins en 1982. A pesar del buen hacer del alero nacido en París, bien acompañado por Spud Webb, Atlanta no fue capaz de llegar a las Finales en su época más fructífera.
Con la llegada de Joe Johnson en 2005, el baloncesto resucitó en Atlanta después de unos años para olvidar. Josh Smith, Al Horford, Mike Bibby y Jamal Crawford se juntaron con Jo-Jo para ofrecer uno de los mejores baloncestos de la historia del equipo, recordando al tiempo en que Wilkins lideraba a los Hawks. Poco a poco, esta efectiva plantilla se fue disolviendo, y en la actualidad, de estas estrellas solo queda el dominicano Horford.
Después del paso de Wilkins por los Hawks, la franquicia sufrió una etapa de altibajos. Atlanta, liderado por Dikembe Mutombo, consiguió tener un buen balance de victorias/derrotas, pero pocos GUÍA BASKETME NBA 2013-14
Altas: Pero Antic (Rookie), Gustavo Ayón (Milwaukee), Elton Brand (Dallas), DeMarre Carroll (Utah), Jared Cunningham (Dallas), Paul Millsap (Utah), Dennis Schroeder (Rookie). Bajas: Devin Harris (Dallas), Ivan Johnson, Dahntay Jones, Zaza Pachulia (Milwaukee), Johan Petro, Josh Smith (Detroit), DeShawn Stevenson, Anthony Tolliver (Charlotte). Una vez acabado el verano, Atlanta ha cerrado su participación en el mercado con la baja del jugador franquicia, Josh Smith. No hay un sustituto claro para el ala-pívot, que ha puesto rumbo hacia Detroit y deja un hueco enorme en el juego interior de los Hawks. El hombre llamado teóricamente a coger el rol de Smith es Paul Millsap, que después de siete años en Salt Lake City cambia de rumbo. Pero el ala-pívot nacido en Monroe, elegido en la mitad de la segunda ronda del NBA Draft 2006, ha retrocedido en su progresión estos últimos dos años. Otro interior que llega a Atlanta, Elton Brand, tendrá un rol más discreto debido a su edad, con lo que no se espera que esté, ni mucho menos, al nivel de Smith. Gustavo Ayón, DeMarre Carroll y Jared Cunningham han llegado a los Hawks después de unas temporadas en las que han disputado pocos minutos. De ellos no se espera una gran aportación, aunque sí tendrán la oportunidad de demostrar que sí tienen hueco en la NBA. Los dos rookies de Atlanta, Pero Antic y Dennis Schroeder, proceden de Europa (Olympiacos y Phantoms Braunschweig
respectivamente). Aunque ambos han disputado buenas temporadas en sus equipos, es una incógnita saber cómo se adaptarán a la mejor liga del mundo. Aparte de Smith, de los Hawks se ha marchado un buen jugador como Devin Harris y dos suplentes de garantías como Ivan Johnson y Zaza Pachulia. De esta manera, parece ser que este verano Atlanta ha perdido más potencial del que ha ganado, y aunque los objetivos sean repetir la aparición en Playoffs, el nuevo entrenador, Mike Budenholzer, tendrá mucho trabajo que hacer.
Al Horford, con la marcha de Smith, pasará a ser el referente del equipo. En la última temporada, el dominicano ya estuvo al nivel e incluso un poco mejor que Josh. El pívot se ha convertido en uno de los hombres grandes más importantes de la Conferencia Este, y siendo él la única esperanza interior de los Hawks, se espera que éste sea su mejor temporada a nivel personal. Jeff Teague fue seleccionado por Atlanta en el Draft del 2009, pero no fue hasta 2011 cuando el base contó con minutos y pudo demostrar su potencial. Después de haber disputado su mejor temporada a
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nivel personal, Teague está obligado a mejorar más y pasar a ser el referente exterior de los Hawks, tanto en anotación como en dirección de juego. Si su progresión continúa como hasta ahora, no tendrá problemas para asumir este rol.
que recuperar su mejor versión después de dos años en los que ha reducido su aportación. Los Hawks han apostado por él, así que deberá formar una pareja interior con Horford lo suficientemente potente para poder ganar partidos.
Ayón ha explicado en la entrevista publicada en esta guía que el objetivo de Atlanta este año es igualar lo conseguido la temporada anterior. Pero lo cierto es que la plantilla ha perdido potencial, y otras franquicias de la Conferencia Este que lucharán con los Hawks para entrar en los Playoffs se han reforzado bien.
Paul Millsap tiene la presión de intentar sustituir a Josh Smith, pero lo normal es que no llegue a tener la misma importancia. Aún así, el ex de Utah tendrá
Aún así, no clasificarse para la postemporada se podría considerar un fracaso para un equipo que lleva seis años seguidos entrando en Playoffs. Lo cierto es que Atlanta ha iniciado una pequeña reconstrucción en los últimos tiempos, pero la franquicia de Georgia debe aspirar a continuar siendo una de las referencias de la Conferencia Este.
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os Boston Celtics son la franquicia más laureada de la historia del baloncesto y del deporte americano. Cuenta con 17 anillos que cuelgan del techo del TD Garden. Su último campeonato lo consiguió en el año 2008 después de ganar a otro equipo histórico como son los Angeles Lakers. Los años 60 es la década con más éxito en la historia de la franquicia con nueve títulos conquistados liderados por Bill Russell. La década de los 80 fue la época de Larry Bird. A partir de los 90, los Celtics sufrieron un gran declive y pasaron a ser un equipo perdedor hasta la llegada del Big Three en el verano de 2007 y que lograron el ansiado anillo un año después tras casi más de veinte años sin ganarlo.
Altas: Keith Bogans (Brooklyn), MarShon Brooks (Brooklyn), Vítor Faverani (Rookie), Kris Humphries (Brooklyn), Kelly Olynyk (Rookie), Phil Pressey (Rookie), Gerald Wallace (Brooklyn).
Bajas: Kevin Garnett (Brooklyn), Fab Melo, Paul Pierce (Brooklyn), Shavlik Randolph, Jason Terry (Brooklyn), D.J. White, Chris Wilcox, Terrence Williams.
Nuevos tiempos en la franquicia de Massachusetts. Paul Pierce, Kevin Garnett y Terry han puesto rumbo a Brooklyn Nets a cambio de Gerald Wallace, Evans, Humphries, Bogans, Brooks y Joseph más algunas rondas de Draft de los próximos años. Estos cambios, sumado a la marcha del entrenador Doc Rivers a Los Angeles
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Clippers, son una clara evidencia de la nueva época que vivirán los Celtics. Ningún jugador, salvo Rondo, de aquel equipo campeón del año 2008 está ya en el roster de la franquicia.
ha estado en un equipo ganador y habrá que ver cómo reacciona a la nueva situación de la franquicia y si aguantará a la paciencia que necesita un nuevo proyecto.
La llegada más sonada es la del ex entrenador de Butler, Brad Stevens. No tiene experiencia NBA pero tiene una gran reputación en el baloncesto universitario. Llevó a la Universidad de Butler a su primera Final Four de su historia. Tiene el gran reto de poder dirigir a la franquicia más exitosa de la historia aunque se le dará el tiempo necesario para mostrar su valía pues es una nueva etapa con nuevas expectativas. El rookie Kelly Olynyk es la nueva esperanza celtica. El jugador proveniente de la Universidad de Gonzaga fue elegido en el número 13 del último Draft tras una buena carrera en la NCAA. Minutos no le faltarán debido a que el equipo está en aparente reconstrucción. Otra de las nuevas caras será el ex jugador del Valencia Basket, Vitor Faverani. El jugador hispano-brasileño de 25 años debutará en la NBA tras no ser elegido en el Draft de 2009.
El base salido de la universidad de Kentucky Rajon Rondo tiene que ser el nuevo referente del equipo. Aunque dentro de la cancha ya era el ‘jefe’ del equipo, ahora también debe serlo fuera. El nuevo capitán céltico. La mala noticia es que se perderá la primera parte de la temporada regular debido a que continúa con su recuperación de la lesión sufrida a finales de enero de este mismo año contra los Hawks. Desde que llegó a la liga siempre
Jeff Green es otro de los jugadores que debe ser importante. En el final de la temporada pasada se vieron cosas de aquel jugador que prometía tanto en su época de Seattle y que debe reafirmar este año. Aún más con las bajas sufridas. Habrá que ver que Green nos encontramos porque los primeros meses en la Bean Town dio una sensación de jugador con un carácter muy frio y que nunca llegaría a ser un jugador clave. Otro jugador que debe dar un paso hacia adelante es Avery Bradley. El jugador ha tenido inicio de pretemporada difícil por problemas personales. El escolta fue elegido en el segundo mejor quinteto defensivo del año confirmando sus grandes dotes defensivas. Ahora es necesario que aporte más en ataque por la falta de anotación exterior tras la marcha de Pierce y Terry.
La exigencia de los Boston Celtics es siempre alta. Es verdad que las bajas son
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muy importantes y que es necesario tener paciencia tanto con el equipo como con Brad Stevens pero la tradición de los Celtics es la de siempre competir. Y así se lo hará saber el TD Garden y sus diecisiete
campeonatos que cuelgan de su techo. Tiene plantilla para estar en Playoffs, sobre todo estando en la Conferencia Este, aunque se verá como empieza la primera parte de la temporada sin Rondo.
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os Nets son una histórica franquicia que se unió a la NBA en 1976, la última de la ABA. A principio de la temporada 1977-78 se pasó a llamar la franquicia New Jersey Nets que duraría hasta el año 2012 cuando se trasladó a Brooklyn. Cuenta con dos campeonatos ABA (1974,1976) con Julius Erving como jugador más destacado y seguramente el mejor jugador de la historia de la franquicia. Otro de los jugadores más emblemáticos fue Drazen Petrovic, que llegó a liderar a los Nets en los primeros años de la década de los 90 hasta que perdió la vida en un fatal accidente cuando solo tenía 28 años, en 1993. Después de la exitosa década de los 70, la primera década del siglo XXI fue la de mayores logros. Con la dirección de Jason Kidd, en el año 2002 y 2003 consiguieron llegar a las Finales de la NBA perdiendo con los Lakers y los Spurs respectivamente. En el año 2004 llegó otro de los jugadores más carismáticos de su historia, Vince Carter. Prokhorov es el actual propietario de los Nets y el único
no estadounidense. Fue unos de los causantes de la marcha a Brooklyn y de la construcción de un equipo ganador que en los últimos años había sido de los peores de liga. Primero fue Deron Williams, luego Joe Johnson y finalmente este año con la llegada de Paul Pierce y Kevin Garnett. Todos estos jugarán juntos en el lujoso Barclays Center.
Altas: Alan Anderson (Toronto), Kevin Garnett (Boston), Andrei Kirilenko (Minnesota), Shaun Livingston (Cleveland), Paul Pierce (Boston), Mason
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Plumlee (Rookie), Jason Terry (Boston). Bajas: Keith Bogans (Boston), MarShon Brooks (Boston), Kris Humphries (Boston), Kris Joseph, Jerry Stackhouse, Gerald Wallace (Boston), C.J. Watson (Indiana). El traspaso más sonado es el producido con los Boston Celtics. Llegan de la ciudad de New York Paul Pierce, Kevin Garnett y Jason Terry a cambio de Humphries, Bogans, Gerald Wallace, Brooks y rondas futuras del Draft. Otra incorporación importante es la del entrenador Jason Kidd. El jugador histórico de los Nets debuta como entrenador jefe de la NBA la temporada siguiente de haberse retirado. No cuenta con experiencia en los banquillos pero nadie discute su inteligencia como jugador y su forma de dirigir desde el puesto de base a sus equipos. También recae en la franquicia neoyorquina el veterano jugador ruso, Andrei Kirilenko. Llega tras haber jugado la pasada campaña en Minnesota. Más pronto que tarde Kirilenko iba a jugar en el equipo de su compatriota Prokhorov.
El base salido de la Universidad de Illinois Deron Williams es el jugador franquicia de este equipo pese a las nuevas incorporaciones. Tiene unas condiciones baloncestísticas inmensas para ser uno de los mejores bases de la liga. El año pasado se le vio mal físicamente en algunos tramos de la temporada y debe recuperar el nivel de su mejor etapa en Utah.
Brook Lopez, el pívot de 25 años nacido en California, espera ser All-Star de nuevo tras ser seleccionado por primera vez en su carrera el año pasado. Su gran envergadura le hace un jugador casi imparable en la zona y cuenta además con un buen tiro de 4-5 metros. Siempre se le ha achacado el ser un jugador muy blando defensivamente y su poca aportación en el rebote con unos paupérrimos 6,9 rebotes por partido la pasada campaña.
El escolta ex de los Hawks Joe Johnson ha dejado algunos grandes destellos en la última temporada como algunas canastas ganadoras. Pero sus números no corresponden a lo que se esperaba de él, sobre todo, por su elevado salario, más de 19 millones y medio el año pasado que subiría a más de 21 millones esta temporada. Si no hay una evolución en sus estadísticas seguramente sea una moneda de cambio para el futuro.
El proyecto del magnate ruso es a corto plazo sin ninguna duda, sobre todo viendo las últimas incorporaciones. Los futuros Hall of Fame Pierce y Garnett están en sus últimas temporadas como profesionales y buscan la última oportunidad de conseguir su segundo
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anillo. Al igual que Terry. Además desde el banquillo saldrá gente con experiencia como Kirilenko, Evans o el propio JET.
Las expectativas, por tanto, tienen que ser altas y deben aspirar a todo con el grandísimo roster que tiene a su disposición Jason Kidd.
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os encontramos ante la última temporada de los Charlotte Bobcats. Ahora que los New Orleans Hornets han pasado a llamarse los Pelicans, el apellido “Avispones” quedaba huérfano. Pero poco ha tardado en ser adoptado, ya que a partir de la campaña 2014/2015 el equipo de North Carolina recuperará su antiguo mote. Aunque no sea la misma franquicia que portara dicho nombre entre los años 1988 y 2002, ya que la historia la continua heredando el conjunto de Luisiana, los Charlotte Hornets volverán a la NBA. Desde que se creara la franquicia con la expansión de 2004, muchas más luces que sombras han proyectado los Bobcats. Solo una temporada fueron capaces de acabar con récord positivo de victorias, la 20092010, que coincide con su única presencia en unos Playoffs (aunque fueron barridos 4-0 en primera ronda por Orlando Magic). En su haber, también poseen el dudoso reconocimiento de ser el equipo con peor porcentajes de victorias en la historia de la NBA; tan solo ganaron 7 partidos durante la 2011-2012.
Pero sabedores de que este es su último año, da la impresión que los Bobcats están decididos a brindarles una alegría a sus
aficionados a modo de despedida. Seguramente haya sido éste el verano más ilusionante en el corto recorrido de la franquicia. Y es que, por primera vez,
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parece que se están dando signos de que se están tomando buenas decisiones en los Bobcats.
Altas: Al Jefferson (Utah), Anthony Tolliver (Atlanta), Cody Zeller (Rookie).
pasada campaña en Charlotte. Tras un año rookie un tanto decepcionante, el base formado en UConn dio un paso adelante y se erigió en indiscutible líder de los Bobcats. Talento y descaro para dar y regalar, cada vez lo sabe utilizar mejor en favor del conjunto. Si se confirma la progresión que se le advierte, la próxima campaña debería ser la de su consagración.
Bajas: DeSagana Diop, Byron Mullens (Clippers), Reggie Williams (Houston). La contratación de Al Jefferson es probablemente el movimiento más trascendente que han llevado hasta la fecha en el mercado. Charlotte nunca había sido un equipo atractivo para los agentes libres importantes, pero este año se han conseguido firmar a uno de los pívots más interesantes de la competición. Jefferson llega para aportar consistencia y experiencia, no solo a la zona de los Bobcats, sino al equipo en general. Dos operaciones más del verano de los Cats que merecen ser mencionadas. La primera, la utilización de la cláusula de amnistía en Tyrus Thomas. Como se suele decir, mataron dos pájaros de un tiro. Por un lado, se deshacen de un jugador problemático en el vestuario, que en ningún momento dio rendimiento, y por otro, con el hueco de los 18 años millones en dos años que le quedaban por cobrar, ya tenían espacio salarial suficiente para afrontar la contratación de Al Jefferson. La otra, es la renovación de Gerald Henderson por 3 años y 18 millones; jugador importante dentro del equipo que en las dos últimas campañas promedia más de 15 puntos y casi 4 rebotes por partido.
Si hay algo que define a estos Cats, y es precisamente por lo que hay motivos para el optimismo, es la insultante juventud de la base del proyecto. La explosión de Kemba Walker fue la mejor noticia de la
Quien se espera que vaya incrementando su nivel también es Michael KiddGilchrist. El cartel de ser el número 2 del pasado Draft puede que haya influido demasiado en las expectativas que se tenían en torno a él y por eso su año ha sabido algo descafeinado. De un número 2 se espera quizás un juego más espectacular, pero es que eso no es lo que define a Kidd-Gilchrist. El trabajo oscuro, la versatilidad y el sacrificio como el que aporta el ex de Kentucky a menudo no se valora justamente. Teniendo en cuenta que solo tiene 19 años, únicamente cabe esperar que vaya a mejor. Potencial tiene como para convertirse en uno de los
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grandes jugadores de apoyo que todo equipo necesita. Echando un ojo al Draft, los Bobcats eligieron en cuarta posición a Cody Zeller, de la Universidad de Indiana. Se trata de un ala-pívot rápido y explosivo para su tamaño (2.13 m), con una gran capacidad de anotación. Si logran complementarse bien, puede formar junto a Jefferson en uno de los frontcourts más atractivos en la faceta ofensiva.
Más que fijarse un puesto determinado en la clasificación, lo que el nuevo técnico, Steve Clifford, debe buscar esta campaña lograr la consolidación del grupo de
jóvenes que tiene a su mando. Exceptuando tal vez la del año de los Playoffs, los Bobcats cuentan con la plantilla más talentosa, pero sobre todo, con más potencial de su corta historia. Por la exitosa progresión de estos jóvenes pasa su futuro. Si el entrenador es capaz de hacer madurar al equipo, Charlotte Hornets será una franquicia a tener en cuenta en los próximos años de cara a la postseason. Si por el contrario, no consigue la estabilidad y el empaque necesarios a este nivel, continuarán como hasta ahora, en una continua reconstrucción y con muchas de las papeletas de la lotería estival. Pero insisto, parece que algo está cambiando en Charlotte, y no solo es el apellido.
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a historia de Chicago Bulls estará eternamente marcada por las hazañas del mejor jugador que jamás haya pisado una cancha de baloncesto. Michael Jeffrey Jordan dejó tras de sí actuaciones memorables, movimientos y acciones revolucionarios, récords prácticamente inalcanzables e instantáneas en las retinas de los aficionados de este deporte que perdurarán eternamente.
descomunal equipo siguieron años de reconstrucción y travesía por el desierto, en los que Chicago quería pero no podía optar a pelear por ser un equipo puntero en la competición.
Durante los noventa, la incontenible magia de Jordan se rodeó del talento, el esfuerzo y la tenacidad de jugadores de la talla de Scottie Pippen, Dennis Rodman o Tonny Kukoc. Aquellos míticos Bulls conquistaron tres veces consecutivas el anillo de la NBA en dos ocasiones, un logro que ningún equipo posterior ha estado cerca de igualar. 16 años después del sexto título de la era Jordan, las vitrinas del United Center no han vivido la llegada de ningún nuevo trofeo. A la descomposición de aquel GUÍA BASKETME NBA 2013-14
La historia de la franquicia dio un vuelco en 2009, cuando aterrizó en Illinois un novato llamado Derrick Rose. Tras ser nombrado Rookie of the Year en su primer temporada NBA, la evolución del base ha sido imparablemente ascendente. Dicha evolución puede extrapolarse a todo el equipo, más competitivo con el paso de cada temporada, que fue renovándose año tras año con piezas jóvenes que rendían a gran nivel y manteniendo hombres veteranos. Una combinación equilibrada de juventud y madurez, experiencia y ambición fue floreciendo bajo las órdenes de Tom Thibodeau. El zenit de este bloque llegó el año 2011, el primero del técnico, cuando Chicago alcanzó las finales de la Conferencia Este y fue derrotado por Miami Heat. La pasada campaña, la estrella del equipo, Derrick Rose, se mantuvo toda la temporada fuera de las pistas debido a una lesión en la rodilla. Lejos de ser una excusa que justificara un año mediocre, jugadores hasta entonces secundarios dieron un paso al frente y firmaron una temporada más que respetable, cayendo en secunda ronda contra Miami Heat en el sexto partido, dando la cara en todo momento y demostrando ser un equipo hípercompetitivo.
el perímetro y hacer de la franquicia de Illionis un equipo más imprevisible ofensivamente. Así, los Bulls incorporan a Mike Dunleavy (veterano especialista tirador desde el 6,75) y Tony Snell (rookie que en su etapa universitaria destacó como un tirador fiable, sobretodo en el catch and shoot).
Bajas: Marco Belinelli (San Antonio Spurs), Daequan Cook, Richard Hamilton, Vladimir Radmanovic, Nate Robinson (Denver), Malcolm Thomas.
De este modo, Thimbodeau busca abrir espacios para las impredecibles penetraciones de Rose y al mismo tiempo evitar que las defensas rivales se cierren sobre los jugadores interiores de referencia, a la vez que refuerza su potencial exterior. También aterriza en Chicago el novato ala-pívot Erik Murphy. Jugador interior de perfil distinto al resto de pívots de la plantilla, con buena mano desde el 6,75 pero blando defensivamente.
Los movimientos realizados por Chicago en el mercado de fichajes buscan reforzar
Por otra parte, las bajas más significativas del equipo son las de Marco Belinelli y
Altas: Mike Dunleavy (Milwaukee), Tony Snell (Rookie), Erik Murphy (Rookie).
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Nate Robinson. En cuanto al italiano, Chicago ha perdido a un excelente jugador en su rotación. Tras rendir la pasada temporada por encima de su nivel y liderar a Italia en el Eurobasket hasta los cuartos de final, la próxima campaña Belinelli vestirá la camiseta de los Spurs, donde espera gozar de mayor protagonismo como recambio del veterano Manu Ginobili. Por lo que refiere al segundo, resulta difícil olvidar la actuación que protagonizó en los últimos Playoffs, pero repasando la irregular carrera del base de Seattle nada asegura que pueda seguir manteniendo semejante rendimiento. La vuelta de Derrick Rose es una apuesta mucho más segura en la posición, más allá de que supere sobradamente a Robinson prácticamente en todas las facetas del juego.
Derrick Rose representa la impredecible vuelta del hijo pródigo. Impredecible por dos razones: primero, ¿cuánto puede aguantar la rodilla de D-Rose tras una lesión grave y de tan larga duración?; y segundo, si su cuerpo da la talla, ¿cuál puede ser el límite del potencial del base en su sexta temporada NBA? Aquel joven rookie llega a su madurez. A su sobrenatural rapidez, explosividad y versátil capacidad de anotación debe añadírsele una presumible mejora en el control del tempo de los encuentros y a la hora de hacer jugar al equipo. Si su cuerpo aguanta, Rose es firme candidato al MVP. Joakim Noah es todo corazón. Esfuerzo defensivo, altruismo y casta. De los pocos jugadores que pueden cambiar el signo de un partido sin anotar un solo punto. El
concepto de los intangibles parece haber sido diseñado a su medida. El pívot francés fue la pasada campaña uno de los puntales del equipo, multiplicándose en cada encuentro en defensa y dejándose la piel en la pista. Jimmy Butler es un baluarte defensivo en potencia. El alero entra en su tercera campaña en la franquicia de Illinois tras jugar sus mejores minutos en los pasados Playoffs, dónde defendió con gran dignidad al MVP de la competición, Lebron James. La materia pendiente de este jugador sigue siendo su faceta ofensiva, donde no destaca especialmente en ningún apartado. La pasada temporada dio un pequeño paso adelante, mostrándose más seguro en el tiro de media distancia y aprovechando su potencia física para anotar cerca del aro. Si su evolución ofensiva continua en sentido ascendente puede convertirse en uno de los jugadores más completos de la competición.
Luol Deng es el primero de los jugadores de equipo, un currante. Durante su larga carrera no ha destacado especialmente por ser un portento físico, un gran anotador o jugador que venda camisetas. Sin embargo, es de esa clase de profesionales que siempre cumple con solvencia, independientemente de lo que se le pida hacer. La pasada campaña, tras la lesión de
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Rose, dio un paso al frente convirtiéndose en referencia ofensiva y liderando la gran temporada regular que cuajó la franquicia de Illinois. Todos estos logros sirvieron a Deng para colarse, sin hacer ruido pero merecidamente, en su primer All-Star. Esta campaña, con el regreso del jugador franquicia, lo más normal sería que el alero volviera a tener un rol más secundario. Eso sí, nadie duda que seguirá explotando su potencial defensivo y aportando su fiable tiro de media distancia en ataque.
La pasada campaña, a pesar de la ausencia de su líder indiscutible y las constantes lesiones de jugadores clave, los Bulls se clasificaron en quinta posición para la postemporada y fueron capaces de llegar a segunda ronda donde fueron tumbados por
los vigentes campeones de la competición, Miami Heat. Independientemente del resultado final, Chicago dio la cara durante toda la eliminatoria, a base de casta y corazón cuando el cansancio agarrotaba las piernas. ¿Si ni siquiera la anómala situación vivida el año pasado pudo impedir que los de la ciudad del viento estuvieran entre los cinco mejores equipos de la competición, que se puede esperar este año de Chicago? Muy sencillo, la pelea por el título de conferencia y el anillo. Los Bulls parten junto a Indiana como principales aspirantes para impedir que Miami logre el three-peat y su clasificación para los Playoffs, salvo debacle, se da por sentada. Esta temporada 2013-2014 los Bulls aspiran a todo. Chicago es un equipo que ha sabido dejar madurar a sus jugadores jóvenes (Butler, Noah y Gibson), rodeándolos de hombres importantes con larga experiencia en distintas posiciones (Heinrich, Deng y Boozer), hasta formar un coro muy compacto que no desafina prácticamente en ninguna faceta. Con la vuelta de su solista principal, Derrick Rose, Chicago está preparado para ofrecer un recital de baloncesto que debería llevarle, como mínimo, a competir con total garantía por el título de campeón de la Conferencia Este.
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C
uando se compra una casa, muchas veces se hace sobre plano. Imaginando espacios, pintando paredes en la mente, acuchillando suelos sobre los que aún no se pisa, adaptando muebles a medidas que, seguro, cambiarán. Es un ejercicio de fe, sobre todo al principio. Cuesta soltar el dinero por algo que no es más que un proyecto abierto a variaciones. Después del plano llega el solar. Te acercas al montón de tierra baldía, con algunos artilugios diseminados en un caos natural y un par de operarios con la mirada distraída, sin saber muy bien por dónde empezar. No ves nada. Nada que te haga creer que del secarral vaya a nacer lo que pensaste al darle tus ahorros al tipo de la inmobiliaria. Con los cimientos vuelve la ilusión, ha pasado lo más difícil y ya se puede intuir lo que será tu hogar. Con imaginación, pero la base está y el crecimiento a partir de ahí es rápido. Las paredes se levantan solas, los tabiques crecen en cuestión de
horas y se espera al verano para techar, por si las moscas.
Entonces recibes una llamada y alguien te entrega las llaves de tu casa. Entras y está vacía, bastante lejos de ser el lugar más idílico del planeta. Conserva manchas de pintura en los marcos, algunos remates que
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no están en su sitio y el olor es más industrial que hogareño, pero en lo que se convertirá aquello ya está en tus manos y en las de nadie más. Los Cleveland Cavaliers están en ese momento. Nunca fue la suya una mansión, eso sí. De sus 43 temporadas en la NBA, 24 se las pasaron en récord de victorias negativo, y de las 18 veces que entraron en Playoffs, en 10 se estancaron en la primera ronda. Desde los inicios la edificación fue complicada. El que debía ser el gran impulsor del equipo en la Liga, el número 1 del draft de 1971, Austin Carr, se quedó en un gran anotador lastrado por las lesiones y no en el héroe de una franquicia que naufragaba en su primera década, abandonada por sus fans y vista con recelo por sus dueños.
En los 80, con Lenny Wilkens en el banquillo y figuras como Larry Nance y Mark Price en la pista llegaron los
primeros años dorados de los Cavaliers, que lo podrían haber sido más de no ser porque durante interminables años su rival recurrente en los playoffs fueron los Chicago Bulls de Michael Jordan, ese gigante atronador de pabellones y destructor de esperanzas. Como las de Craig Ehlo un 7 de mayo de 1989. Cleveland llegaba a la primera ronda con ánimo de vengarse de los Bulls, que les habían eliminado por 3-2 la temporada pasada. La serie había sido igual de dura que las anteriores, dentro de la fama de blando que acompañaba al equipo de Wilkens, pero había llegado al quinto y definitivo partido, en Cleveland. Es más, había llegado a los tres últimos segundos con los Cavaliers uno arriba, tras canasta del mencionado Ehlo. No fue suficiente. En una jugada que narra con brillantez Máximo José Tobías en ‘El rey del juego’, Jordan protagonizó uno de sus momentos míticos, anotando sobre la bocina una suspensión maravillosa que le daba el pase a Chicago mientras Ehlo se desesperaba por llegar a puntear al tipo que le había sacado la cadera del sitio un segundo antes. “Habría sido portada de Sports Illustrated si hubiera conseguido pararle”, dijo el jugador. Pero no lo hizo, y Cleveland se fue a casa a la primera en la que, hasta 2009, sería la mejor temporada de su historia en cuanto a récord de victorias y derrotas. Momentos que cambian historias. La temporada siguiente fue otra decepción, y a principios de los 90 Jordan volvió a ser ejecutor tres temporadas consecutivas. La desmembración de aquel equipo llegó pronto y desde entonces hasta 2003 los
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Cavaliers fueron un desierto que solo encontró un oasis en la llegada de LeBron James. Aquel chico de Akron, casi de la casa, levantó un imperio de la nada. Se sobró para, sin un elenco glorioso a su alrededor, llevar al equipo a unas finales de la NBA por primera vez en su historia. Las perdió, por 4-0 ante San Antonio, pero su gesta ya no se olvidaría y su frustración por no conseguir el anillo, tampoco. Quizá por eso decidió rodearse de todo el lujo de los Miami Heat y dejar a los Cavaliers desnudos y casi al amparo de la beneficencia. Desde 2010 no han conseguido superar el 32% de victorias, pero su enésima travesía por el desierto no se ha perdido en lamentos sino en trabajo.
Altas: Anthony Bennett (Rookie), Andrew Bynum (Philadelphia), Earl Clark (Lakers), Matthew Dellavedova (Rookie), Carrick Felix (Rookie), Jarrett Jack (Golden State), Sergey Karasev (Rookie).
Carrick Felix para completar una rotación exterior que ha subido enteros con la firma de Jarret Jack como base suplente. Un descanso para Irving y una garantía de aprobado por si el físico de éste volviera a dar problemas. Nada brillante, nada ostentoso, pero todo útil y práctico. También por si las moscas llegó Earl Clark, batallador en la pintura y seguro de perfil bajo ante las dudas físicas de Bynum y Varejao. Llegaron todos a cambio de las salidas de Gibson, Livingston, Kevin Jones, Chris Quinn y Mareesse Speights. Cleveland salió ganando.
Kyrie Irving es otro número 1 del Draft en la historia de los Cavaliers. Por su historial de lesiones, su camino sería el de Carr, pero por su impacto en el juego desde luego no. Es la pieza angular e inamovible del proyecto de los Cavaliers, hasta ahora, y sin valorar la posibilidad de un regreso estelar de LeBron en 2014.
Bajas: Omri Casspi (Houston), Wayne Ellington (Dallas), Daniel Gibson, Kevin Jones, Shaun Livingston (Brooklyn), Chris Quinn, Marreese Speights (Golden State), Luke Walton. La reconstrucción de los Cavaliers es ejemplar y ya da frutos, cimentada en la irrupción eléctrica de su referente indiscutible. Los Cavaliers han apostado en verano por comenzar a amueblar una casa en la que, de momento, había lo justo para ir pasando las noches. En el Draft, además de Bennett, llegaron Sergey Karasev y
Difícilmente parable en carrera, más que fiable en el tiro exterior y generoso en el pase si se fía del destinatario, esta temporada empezará a tener más manos de confianza que nunca en las que delegar. Su
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tercera campaña no debe ser la del despegue definitivo, que ya se ha producido, sino la de la consolidación, la regularidad y la calma. Irving no es sospechoso de nada y sí responsable de todo lo bueno, poco, que le ha pasado a Cleveland sobre la cancha en los últimos dos años. ¿Con Andrew Bynum puede haber una incógnita más grande? Por tamaño y estado físico, la respuesta es que no. Cleveland ha hecho una apuesta y la mantendrá con sus consecuencias. Si las rodillas de Bynum alcanzan un nivel mínimo de fiabilidad, será la solución a muchas de las carencias de los Cavaliers en una pintura vacía desde hace años y sólo habitada, a ratos, por Varejao. Si fallan, como fallaron en Philadelphia, al brasileño le tocará crecerse por enésima vez y con un físico cada vez más deteriorado. Si la providencia quiere que en algún momento ambos coincidan en un estado de salud óptimo, Mike Brown tendrá a su mando a una de las mejores parejas de cincos de la competición. Escenarios para todos los gustos. Sí, Anthony Bennett es otro número 1. Quizá el más sorprendente de todos los que han llegado a la franquicia de Ohio, que afrontaba el Draft pareciendo desear a un defensor para la pintura o un francotirador exterior y terminó haciéndose con un jugador por definir, acusado de estar fuera de forma y pasado de peso y con una operación en su haber. Pese a ello, las condiciones de Bennett para el baloncesto son buenas. Es capaz de atacar el aro con potencia, es un reboteador poderoso y contempla la opción del tiro
exterior, cierto que no como principal. De su evolución dependerá la configuración de toda la rotación. Si es un tres, entonces habrá hueco para Tristan Thompson en la pintura, e incluso para Varejao y Bynum, juntos, en ciertos momentos. Si es un cuatro, entonces el juego exterior no habrá evolucionado nada y seguirá siendo un monólogo de Irving con la aportación puntual de Waiters y las incógnitas físicas, de todo tipo, en la pintura.
La temporada rookie de Dion Waiters fue buena, por encima de lo previsto para un jugador que subió como la espuma en las semanas previas al Draft de 2012, pero en la línea de lo que se espera de un número cuatro. De hecho, anotó más (14.7 puntos por partido) que en su época universitaria (12.6 en su última temporada en Syracuse) y resultó clave para paliar las ausencias por lesión de Irving y ayudar a hacer olvidar los últimos coletazos de Gibson en la franquicia. Debe asentarse y mantener la línea, conseguir una amenaza de tiro más regular, dentro de sus aceptables porcentajes, y consolidarse como una referencia anotadora en el exterior. Con él e Irving a buen nivel y con que Bynum o Bennett produzcan dentro, la primera unidad de los Cavaliers podrá convertirse en un incendio con demasiados focos de los que estar pendiente.
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Aun así, el trabajo que queda por delante para la franquicia de Ohio es grande y pesado. Las reconstrucciones terminan en algún momento en el que el tanking, por calidad de la pantilla, ya no tiene lugar. Los Cavaliers están en esa situación y se encuentran obligados a arrancar con los Playoffs en mente si no quieren verse relegados al ostracismo de la clase media
baja. Sin embargo, sus recursos por ahora tampoco les permiten codearse con solvencia con ninguno de los gallos de su conferencia. Su objetivo no debe ser otro que comenzar a generar un hábito de victorias que enganche a su público, les ponga en el mapa y sirva de cebo para el mercado de agentes libres de 2014 donde Cleveland, entonces sí, podrá transformar su hogar de un loft con encanto a un ático con piscina.
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L
a historia reciente de Detroit es la del fracaso de un gerente a la hora de renovar un bloque campeón. Lejos queda ya el anillo de 2004 ante Los Angeles Lakers, las seis finales de conferencia y las participaciones en Playoffs. Detroit lleva más de un lustro siendo un equipo en transición sin un modelo claro de juego. Una franquicia sin un proyecto baloncestístico específico e incapaz de plantar cara a las principales escuadras de la competición. Hablemos en pasado porque la historia puede revertirse pronto. Sin embargo, es necesario echar la vista atrás para comprender la situación actual de la franquicia: ¿Cómo un bloque de jugadores correosos e hipercompetitivos abandonó su asiento en la élite del baloncesto norteamericano, ganado a base de sudor y constancia, para pasar a navegar sin rumbo en tan pocos años?
La gestión que el General Manager de los Pistons e icónico BadBoy Joe Dumars realizó con aquél bloque campeón es la principal causa. En pocas ocasiones el deporte muestra con tanta claridad cómo se puede condenar a un equipo desde sus oficinas. El declive Piston se inicia en 2008. Chauncey Billups, cerebro en la cancha y alma del vestuario, es traspasado
a Denver a cambio de Allen Iverson. El ex-Nugget nunca llegó a funcionar en Detroit, acosado por las lesiones, y abandonaría la franquicia al año siguiente. El adiós del base dejó un margen salarial superior a 80 millones de dólares, suficiente para reconducir a un equipo que aun contaba con buenas piezas.
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Lejos de hacerlo, Joe-D contrató a Ben Gordon y Charlie Villanueva a cambio de 85 millones y cuatro temporadas. Detroit volvía a dispararse en un pie. Ninguno de los jugadores aportó al equipo lo que se esperaba y sus elevados salarios limitaron en gran medida las posibles incorporaciones de los de Michigan en las siguientes temporadas. Este es el caso más explicito, pero nada alejado, de la mala gestión de Dumars. También podría hablarse largo rato de la paulatina venta de los campeones del anillo de 2004 a precio de saldo, de las muy cuestionables selecciones de Draft o de los constantes cambios de entrenador. Factores que imposibilitaron que los Pistons cuajaran un estilo propio en años anteriores, escollos que ahora quiere hacer desaparecer el nuevo coach de Detroit.
Altas: Chauncey Billups (Clippers), Kentavious Caldwell-Pope (Rookie), Gigi Datome (Rookie), Josh Harrellson, Brandon Jennings (Milwaukee), Tony Mitchell (Rookie), Peyton Siva (Rookie), Josh Smith (Atlanta). Bajas: José Manuel Calderón (Dallas), Kim English, Brandon Knight (Milwaukee), Vyacheslav Kravtsov (Phoenix), Corey Maggette, Jason Maxiell (Orlando), Khris Middleton (Milwaukee). Maurice Cheeks aterriza en la franquicia de Michigan con el objetivo de devolver a Detroit a lo más alto. El ex-Sixer tiene las ideas claras: su equipo debe llevar la intensidad defensiva al máximo, forzar pérdidas y contraatacar. Herramientas no le faltan. Las ocho nuevas caras de su conjunto, sumadas a las jóvenes promesas
de la plantilla, tienen las cualidades para hacerlo posible.
El potencial interior de Detroit es, sin duda, su mayor arma ofensiva. Sin embargo, concentrar en la zona a sus jugadores más peligrosos le vuelve, a priori, un equipo fácil de defender. La manera más sencilla, sobre el papel, de abrir la presumiblemente sobrecargada zona es bombardeando el aro desde la línea de 6,75. Dumars ha incorporado a la plantilla a Luigi Datome (veterano y excelente tirador con capacidad de anotar, puede jugar de 4 con mucha movilidad o de 3) y Kentavious Caldwell-Pope por este motivo (entre otros). Este último, elegido octavo en la primera ronda del Draft, puede gozar de muchos minutos esta campaña si Stuckey continúa inmerso en su habitual irregularidad. KCP es explosivo, sabe crearse su propio tiro y apunta a gran defensor del perímetro. A estos dos jugadores hay que añadir la vuelta a casa de Chauncey Billups. Más
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allá de ser una amenaza desde el perímetro, Mr. Big Shot (si el tobillo se lo permite) suma experiencia y lideraje en un vestuario joven, así como seguridad en los minutos de mayor presión. La plantilla ha incorporado a otros dos bases: Peyton Siva, escogido en segunda ronda del Draft, y Will Bynum, que ha renovado su contrato por una temporada más. Lo más seguro es que el primero cuente con pocos minutos esta temporada, debido a la demanda de su puesto. Sin embargo, es un jugador con muchas aptitudes para convertirse en un excepcional playmaker. También es muy intenso en defensa, de manos rápidas, a pesar de las limitaciones que le impone su estatura. El segundo, por su parte, es un buen revulsivo. Explosivo, de movimientos rápidos y contrastado dominio del pick&roll puede ser la solución a partidos donde el equipo esté espeso en ataque. De los hombres bajos pasamos a los altos, la pintura se ha visto reforzada con otros dos jugadores: Josh Harrelson, procedente de la liga china, y Tony Mitchell, elegido en segunda ronda del Draft. Más fondo de armario, físico e intensidad defensiva en estos dos ala-pívots.
significativa será la de José Calderón, nuevo jugador de los Dallas Mavericks. Tras media campaña como Piston, su contrato finalizaba este verano y el extremeño nunca pareció estar interesado en renovarlo debido a la falta de poder competitivo del equipo.
Esta vez sí, Dumars se ha movido con habilidad en el mercado de fichajes y ha administrado con criterio el gran espacio salarial de que Detroit gozaba, con la vista puesta en todo momento en el equipo que Cheeks quería construir. Un equipo con gran versatilidad, donde la gran mayoría de sus jugadores pueden ocupar al menos dos posiciones con garantías.
Chris Middleton, Slava Krastov y Brandon Knight fueron traspasados a Milwaukee Bucks en la operación Jennings. Siendo este último el jugador clave en el traspaso. Knight disputó dos buenas campañas en Detroit si se usan los números como referencia. Lo que finalmente lo convirtió en prescindible fueron las dudas que presentaban sus aptitudes como base puro. Dumars no quiso otro Stuckey.
Como dice el dicho: las gallinas que entran por las que salen. Seis hombres dejarán de vestir la camiseta de los de Michigan la siguiente temporada. La falta más
El veterano Jason Maxiell jugará la próxima temporada con Orlando Magic, Kim English fue cortado por Detroit poco después de las Summer League de Orlando
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y Corey Maggette finalizó contrato y acaba con su simbólica unión con los Pistons
Brandon Jennings es el elegido para pilotar la nave. Base de contrastado talento individual, buen penetrador y con correcto tiro exterior, deberá curar sus principales carencias: la cuestionable selección de lanzamiento y el individualismo. El exBuck tiene que cambiar su mentalidad y empezar a pensar en clave de equipo si Detroit pretende aspirar a lo más alto en los próximos años. Suya será la responsabilidad de hacer jugar al equipo. Tras años de exitosa carrera, su entrenador parece el maestro más indicado.
Josh Smith es considerado la incorporación estrella. Jugador atlético y espectacular a ambos lados de la cancha. Buen reboteador y taponador. La principal
duda que despierta Smith no es su valía, sino su posición. Si bien empezó jugando de 3 en Atlanta, su consolidación llegó en el puesto de ala-pívot. Smoove es un jugador corpulento y de rápidos movimientos, virtudes que explota ante pívots más lentos. Hacerlo saltar a la cancha junto a dos interiores podría sobrecargar la pintura ya que su deficiente tiro exterior le lleva a jugar de espaldas al aro y buscar la zona. Greg Monroe es visto como una pieza clave en los momentos más aciagos. En su cuarta temporada, el pívot conocerá qué se siente al formar parte de un equipo a su nivel. Rápido de movimientos, anotador en el poste bajo, con buena visión de juego. Sus peores defectos salen a la luz en su propio aro, donde se muestra demasiado blando y hasta falto de intensidad. Con Drummond como presumible center titular, Moose deberá adaptarse al juego de 4, pero sin demasiada dificultad. La pasada campaña ya demostró su fiabilidad en el tiro y su visión de juego. Falta ver si será capaz de atajar la cada vez más extendida tendencia en la NBA de introducir aleros de gran potencia física en la pintura (como hace Miami con James o New York con Anthony en determinados encuentros). Andre Drummond es un center llamado a dominar la liga. A inicios de la pasada campaña muchos veían a Drummond como un melón por abrir, una bestia física pero con pocos argumentos con el balón en las manos. El tiempo pasa y el pívot se encarga de demostrarles que estaban equivocados. Tras un excelente primer año, Drummond inicia su segunda campaña como pieza fundamental en el equipo. Sus capacidades atléticas le convierten en una garantía defensiva y un
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angustias los aficionados de la franquicia de Motown vuelvan a soñar con los Playoffs. Les sobran los motivos.
jugador letal cerca del aro. Sin embargo, deberá seguir trabajando sus tristes porcentajes de tiro y sus fundamentos, porque su limitación le convierte un jugador previsible y más fácil de defender. Si trabaja duro, está llamado a ser uno de los mejores en su posición.
Los buenos movimientos en el marcado de fichajes, las expectativas puestas en los rookies y la presumible mejora de los que ya estaban en casa hacen que tras años de
Detroit Pistons es firme candidato a clasificarse para la postemporada. La plantilla de la campaña venidera es igual o superior a sus rivales reales en la conferencia. Los de Michigan no son candidatos a ganar el anillo y los conjuntos que realmente pelean por conseguirlo (Miami, Chicago, Indiana, Brooklyn y New York) están dos o tres peldaños por encima. Los rivales de Detroit son otros. Equipos jóvenes, con ambición y en clara línea ascendente (Cleveland Cavaliers, Washington Wizards y Orlando Magic) y otros que lucharán por mantener su lugar en la liga (Atlanta Hawks y Boston Celtics). Quedar fuera de la postemporada, no sería un fracaso puesto que este es el primer año de Maurice Cheeks en el banquillo y no todos los proyectos tardan lo mismo a arrancar, pero sí un duro revés. Si las piezas carburan, los hombres clave piensan en el colectivo y las lesiones respetan la plantilla; los Pistons deberían acabar la temporada entre el sexto y el octavo puesto. Este año, lo más seguro es que caigan en la primera ronda.
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I
ndiana Pacers es uno de esos equipos que este año volverá a dar mucha guerra. Pacers es un equipo que, pese a la falta de mercado, cada año que pasa crece un poco más, y ha pasado a convertirse en todo un poderoso de la Liga. Sin duda, Frank Vogel ha hecho un buen trabajo. El año pasaron ‘tutearon’ a Miami Heat en las Finales de Conferencia y parece que este año, con la renovación de Paul George y con la recuperación de Danny Granger, son un equipo aún más temible.
Altas: Rasual Butler, Chris Copeland (New York), Solomon Hill (Rookie), Luis Scola (Phoenix), Donald Sloan, C.J. Watson (Brooklyn). Bajas: D.J. Augustin (Toronto), Jeff Ayres (San Antonio), Gerald Green (Phoenix), Ben Hansbrough, Tyler Hansbrough (Toronto), Miles Plumlee (Phoenix), Sam Young. Rasual Butler, veterano donde los haya, llega procedente de Toronto Raptors, donde no es que haya tenido oportunidades en exceso. El escolta, natural de
Philadelphia, será un jugador de relleno que dará descanso a tipos como Lance Stephenson, George Hill o al mismo Paul George.
Chris Copeland es un gran fichaje. De 29 años y natural de Orange, New Jersey, llega procedente de New York Knicks, donde era querido donde los hubiese. Tras gozar de oportunidades ‘a ráfagas’ con la presencia de Carmelo Anthony en el equipo, Chris decidió irse a un sitio donde pudiesen prometerle más trascendencia, y ese equipo es Indiana. En un principio no será titular ya que ese puesto le ‘pertenece’ a Danny Granger, pero si Granger no es el que era y Pacers decide hacer algo con él, ahí estará Copeland. Además, puede ser un buen suplente de David West en el poste.
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Luis Scola ya no es el que era, pero el jugador, que procede de Phoenix Suns, es un jugador al que jamás puede reprochársele nada. No llega para ser titular, ya que ese puesto será del genial y batallador David West, pero seguro que dispondrá de muchos minutos. Es un jugador tremendamente interesante y además su ficha no ha supuesto mayor complicación. C. J. Watson llega procedente de Brooklyn y sin duda promete dar guerra. Watson, de 29 años, ya ha jugado en Golden State Warriors, Chicago Bulls y Brooklyn Nets, además de tener una amplia experiencia en Europa tras jugar en Italia y Grecia. Será un jugador de banquillo pero importante.
Cavaliers y llega a Indiana con la intención de hacerse con un puesto. Pero será muy difícil. El base tiene por delante a tipos como George Hill, Lance Stephenson y el recién llegado C. J. Watson, así que le va a tocar sufrir. D. J. Augustin emigra de nuevo, y esta vez rumbo a Canadá para jugar para Toronto Raptors. Augustin es otro de los trotamundos de la NBA. Pese a tener solo 25 años, este será ya su 3º equipo, tras pasar por Charlotte primero, por Indiana en el curso pasado… y ahora en Toronto. Se trata de un buen base y sin duda Indy va a echarle de menos, pero con Hill, Stephenson y Watson en nómina, no iba a tener continuidad. Watson cubrirá su puesto. La baja de Jeff Ayres, en un principio, no se presupone preocupante. Era un jugador casi testimonial. Gerald Green vuela rumbo a Arizona, para jugar con Phoenix Suns. Un trotamundos en general donde los haya (ha jugado en Rusia, China, en la Liga de Desarrollo y en la NBA), que nunca llegó a contar con demasiadas oportunidades. Un súper atleta terriblemente inconsistente, que nunca ha sentido el cariño de las franquicias donde ha jugado. Ahora, en unos Suns en completa remodelación, puede que se haga con un hueco importante en el equipo. En Indiana no se echará en exceso de menos su ausencia. Tyler Hansbrough jugará para Toronto Raptors al igual que su compañero D. J. Augustin.
Solomon Hill, de 21 años, es el primer rookie del equipo y procede de Arizona, donde ha jugado los últimos 4 años. No se espera que el alero vaya a ser ni medio importante en el equipo, aunque uno nunca sabe. Donald Sloan procede de Cleveland
El ala-pívot de 27 años es un batallador nato, y pese a no ser un súper clase, su entrega y garra le han dado partidos a Pacers. El fichaje de Scola tapará su marcha, ya que son dos jugadores parecidos, pero los aficionados seguro que sí que le echarán de menos. Ben Hansbrough, al igual que su hermano mayor, abandona Pacers. Pero él para irse
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a España y jugar en el Gran Canaria. No será un jugador al que Pacers eche de menos.
Sam Young, que procedía de Memphis Grizzlies, no ha sido renovado por Pacers y actualmente se encuentra sin equipo. Young no era un talento puro, pero la decisión de prescindir sorprende ya que era un jugador que sí que solía entrar en la rotación y ayudar mucho a sus compañeros. Aún así, y mas con el ‘fichaje’ de Danny Granger no se notará demasiado su baja.
¿La estrella de la franquicia? Sin duda alguna, Paul George. Danny Granger ha vuelto, y debería recoger los galones, pero la explosión de Paul George ha sido total y ya no es una promesa; es una realidad. Todos se rinden al talento del joven escolta de Palmdale, y ahora solo falta que este año, como poco, haga como sus Pacers: repetir lo del año pasado.
Miles Plumlee es otro que aterriza en Phoenix Suns. Plumlee, que el año pasado fue ‘descendido’ a la Liga de Desarrollo, abandona el equipo para jugar para los de Arizona. El pívot de 25 años no es que le haya dado demasiado a Pacers, y su baja no será ni mucho menos, significativa.
¿Pronóstico para este año? Puede sonar un poco negligente, pero Indiana apunta a todo. Mantienen prácticamente intacto el bloque de la campaña anterior, y han añadido alguna pieza al roster que seguro que algo les beneficia. Una ciudad de baloncesto, como es Indiana, saca petróleo del barro. Los pronósticos son, como poco, las Finales de Conferencia. Ahí deberían de estar como mínimo.
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uando alguien se pregunta por la historia de los Miami Heat, rápidamente viene a la cabeza un nombre clave en el éxito de esta joven franquicia: Pat Riley. El entrenador de los Lakers del Showtime llegó a South Beach en 1995, siete años después de la creación del equipo. Por entonces, el futuro de los Heat en Miami estaba en duda, con Las Vegas o Memphis como posibles nuevas ciudades para la franquicia. Nada más llegar, Riley fichó a Alonzo Mourning, lo que supuso un salto de calidad impresionante. Desde entonces, Pat ha estado siempre moviendo los hilos para que Miami tenga un equipo de los más competitivos de la liga.
C
A pesar de su corta experiencia en la NBA, Miami ya ha ganado tres campeonatos. Los aficionados de los Heat le deben dar las gracias a Riley. La llegada de O’Neal en 2004 fue la causa de que dos años más tarde la franquicia de Florida ganara su primer anillo. Y Riley volvió a hacer magia en 2010, cuando formó el actual Big
Three con la llegada de LeBron James, Chris Bosh y la renovación de Dwyane Wade. Desde entonces, poco hay que decir de los Heat. En las últimas tres temporadas, Miami ha disputado tres Finales y ha
ganado dos campeonatos. El juego del equipo, dejando bastante que desear en el primer año del proyecto Big Three, es ahora mismo uno de los mejores de la liga. Y por si faltaba poco, Riley sigue añadiendo piezas a esta maquinaria pesada. Primero fue Shane Battier. El pasado verano, Ray Allen. Y éste, Greg Oden y Michael Beasley. B-Easy estuvo en una de las etapas más complicadas de la franquicia deportivamente hablando, en la pequeña travesía por el desierto de los
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Heat entre 2008 y 2010, pero ahora vuelve para disfrutar de la obra maestra que ha creado Riley.
Altas: Michael Beasley (Phoenix), Greg Oden, Roger Mason Jr (New Orleans). Bajas: Juwan (MEM).
Howard,
Mike
Miller
Cuando la ciudad de Miami se despertó este verano después de las celebraciones del campeonato NBA, Pat Riley solo tenía en mente dos objetivos: renovar a Ray Allen y Chris Andersen. Estos dos jugadores fueron clave tanto en la racha de 27 victorias seguidas como en la consecución del título de liga, y Riley tenía claro que los mejores fichajes este verano serían los de estos dos veteranos.
El General Manager de los Heat es un gran negociador y es capaz de convencer a cualquiera. Pregúntenle a LeBron James. O al propio Allen. Pat no tuvo ningún problema para renovar a los dos jugadores y se puso manos a la obra para buscar diamantes en el mercado de agentes libres.
Primero fue Greg Oden. El número 1 del Draft de 2007 escogió Miami para iniciar de nuevo su carrera baloncestística, con la esperanza de que, esta vez sí, sea fructífera a nivel individual y a nivel colectivo. Siempre y cuando las rodillas se lo permitan. Los Heat añaden a un jugador alto y pesado, que puede defender, rebotear y taponar. Por muy mal que salga el experimento, Miami no perderá nada, ya que Oden solo viene a intentar mejorar un equipo que, de por sí, es muy complicado de ganar. La sorpresa estalló cuando Riley anunció que Michael Beasley volvía a Miami después de que Phoenix Suns rescindiera su contrato. Como ese hijo pródigo, rebelde, que vuelve a casa después de un tiempo de cometer locuras, B-Easy regresa a los Heat tres años después de abandonar South Beach. El alero tiene un contrato no garantizado, con lo que Pat le dejó claro que tendría que trabajar para quedarse en el American Airlines Arena. Wade y Haslem están listos para volver a hacer de padres para que Beasley solo sea noticia por su talento y calidad en la pista. Como con Oden, este movimiento no puede perjudicar a los Heat, solo puede mejorarlos. Y si el pívot y el alero aportan algo, aunque no sea demasiado, el salto de calidad de Miami será enorme. Finalmente, la contratación de Roger Mason Jr., que tuvo su época gloriosa en los Spurs de 2009, tiene como objetivo añadir una pieza más al puzle de Miami, que buscará en este escolta una aportación básicamente de anotación. Los Heat, a pesar de cortar a Mike Miller debido a su alto sueldo, han añadido a dos hombres – Beasley y Mason – que pueden cubrir la
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posición dejada por uno de los jugadores más queridos por la afición de Miami.
El Big Three de Miami seguirá siendo el foco de atención a pesar de que el vestuario cuenta con jugadores de gran calidad como Allen, Battier, Chalmers e incluso Beasley y Oden. Aunque éstos dos últimos serán un interrogante hasta mediados de temporada, cuando se vea definitivamente si se han acoplado bien al equipo, están bien físicamente y mentalmente, y pueden aportar todo el talento que tienen. LeBron James será de nuevo la gran referencia de los Heat. El MVP de la última temporada y de las Finales ha declarado este verano que ha mejorado aún más. Y es difícil de imaginar, porque el último año de James fue espectacular. El alero de Akron jugó a un nivel pocas veces visto antes, y en su madurez deportiva, se espera que esta campaña vuelva a ser el dominador de la liga. Dwyane Wade estuvo mermado físicamente en estas últimas temporadas. En verano de 2012 sacrificó los JJOO de Londres para recuperarse, aunque en 2013 volvió a sufrir, sobre todo en Playoffs. Este año ha vuelto a descansar y a tratarse, y parece ser que ahora mismo Wade está mucho mejor que en los últimos meses, aunque él mismo ha reconocido que ya no estará más al cien por cien. Su aportación dependerá en gran medida de cómo se encuentre. Pero no hay que dudar de que seguirá siendo una de las referencias del equipo y siempre sumará. Chris Bosh es el integrante del Big Three más cuestionado. Este verano ha estado
presente en unos cuantos rumores de traspaso y su nivel, sobre todo en el aspecto reboteador, deja bastante que desear. Aunque en ataque ha mejorado desde que llegó a South Beach en 2010, su actuación en el séptimo partido de las Finales le provocó una gran cantidad de críticas. En el comienzo de esta pretemporada se ha visto a un Bosh más fuerte, agresivo y seguramente con menos presión al contar en el equipo con dos torres como Andersen y Oden.
Los Miami Heat son, con las incorporaciones y renovaciones del verano, los claros favoritos a revalidar el título, que supondría el tercer anillo consecutivo de la franquicia de Florida. Las aportaciones de Oden, Beasley y Mason son de momento una incógnita, pero por poco que hagan, el salto de calidad que dará Miami puede ser importante.
Si todo sale bien, Miami puede tener a dos grandes sextos hombres como Allen y Beasley, capaces de dar minutos de descanso a James y Wade y continuar con un alto ritmo ofensivo. Con Oden, Spoelstra puede plantearse volver a jugar con dos interiores y no jugar con un quinteto bajo en el que James sea ala-
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pívot, aunque esta alineación ha sido la que más éxitos ha dado al conjunto de Miami. Las variantes tácticas que suponen un buen rendimiento de Oden y B-Easy harían casi imposible parar a un equipo que, cabe recordar, fue capaz de ganar 27 partidos seguidos y conquistar la NBA sin estos dos talentos. En caso de que estas apuestas salgan mal, los Heat tampoco tienen mucho de qué preocuparse. Los objetivos de renovar a Andersen y Allen están cumplidos. Con esta plantilla, solo Indiana
y San Antonio fueron capaces de ponerlos en apuros. En resumen, los aficionados de los Heat tienen motivos para estar ilusionados. El mercado de agentes libres les ha brindado la oportunidad de mejorar una de las plantillas más efectivas en los últimos años. Ganar un tercer campeonato seguido supondría casi automáticamente la renovación de LeBron James, que el verano que viene puede pasar a ser agente libre y se rumorea que podría salir de South Beach. Aunque el MVP ya ha dicho que en lo único que piensa ahora mismo es, cómo no, en el anillo.
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os fans de Milwaukee siguen echando de menos a Ray Allen, el jugador franquicia que les llevó hasta unas finales de Conferencia hace ya 13 años. Desde entonces, cambios de jugadores, de entrenadores, y los Playoffs como único objetivo de la temporada. Tras la llegada de Brandon Jennings a Milwaukee parecía que la franquicia cogía aire, y más con el fichaje de Monta Ellis. Después de alcanzar los Playoffs y caer barridos por Miami en primera ronda, ambos jugadores han decidido poner fin a su etapa en los Bucks. La franquicia vuelve a comenzar de cero, con O.J.Mayo a la cabeza, pero con un equipo con pocas aspiraciones a hacer algo grande.
Altas: O.J. Mayo (Dallas), Zaza Pachulia (Atlanta), Carlos delfino (Houston), Luke Ridnour (Minnesota), Gary Neal (San Antonio), Miroslav Raduljica (Azovmash
Mariupol), Giannis Antetokounmpo (Rookie), Caron Butler (LA Clippers), Brandon Knight (Detroit), Khris Middleton (Detroit), Slava Kravtsov (Detroit).
Bajas: Mike Dunleavy (Chicago), J.J. Redick (Clippers), Luc Mbah a Moute (Sacramento), Monta Ellis (Dallas), Drew
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Gooden, Samuel Dalembert (Dallas), Gustavo Ayón (cortado Atlanta), Brandon Jennings (Detroit), Ish Smith (Phoenix).
O.J.Mayo será el encargado de hacer olvidar al jugador franquicia de los últimos años, Brandon Jennings. Tras una temporada irregular en Dallas, los fans de Milwaukee esperan la explosión que aún no ha llegado de un jugador tan prometedor como Mayo. Brandon Knight, Luke Ridnour y Carlos Delfino completarán el backcourt
de los Bucks. Más veteranía pero menos calidad respecto al año pasado. Además contarán con una de las revelaciones de los últimos años, Gary Neal, un anotador compulsivo que ejercerá de 6º hombre.
Tras la marcha del núcleo duro del equipo de la temporada pasada, este año parece de transición para los hombres de Scott Skiles. Muchos jugadores nuevos, menos calidad y un estilo de juego diferente al del año pasado. El objetivo es el mismo de los últimos años, clasificarse para los Playoffs, pero no lo tendrán nada fácil.
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os orígenes del equipo New York Knicks, se remontan al 6 de junio de 1946, cuando se le adjudica al Madison Square Garden una franquicia de la recientemente creada BAA, la nueva liga de baloncesto profesional en los Estados Unidos y es uno de los dos únicos clubs, junto con Boston Celtics, que todavía se mantienen en la misma ciudad de su fundación.
2012-2013 que fueron Tim Hardaway Jr, C.J. Leslie, Jeremy Tyler, Kenyon Martin, Chris Smith y Pablo Prigioni entre otros. Pero por otra parte, nuevas caras y viejos conocidos llegan para brillar por todo lo alto como es el caso de Andrea Bargnani, Chris Roberts, Beno Udrih y Metta World Peace, Marcus Camby y Steve Novak dejaron el equipo
Altas: Andrea Bargnani (Toronto), Tim Hardaway, Jr. (Rookie), C.J. Leslie (Rookie), Jeremy Tyler, Beno Udrih (Orlando), Metta World Peace (Lakers). Bajas: Earl Barron, Marcus Camby (Houston), Chris Copeland (Indiana), Jason Kidd, Steve Novak (Toronto), Quentin Richardson, James White. Durante el mes de julio hasta septiembre hubo más movimientos de jugadores y extensiones de contractos en la franquicia de los Knicks después de la temporada GUÍA BASKETME NBA 2013-14
de la Gran Manzana para rugir con los Raptors de Toronto.
Carmelo Anthony, Tyson Chandler, J.R. Smith y Amar’e Stoudemire son la artillería pesada neoyorquina que ayudaron al equipo a clasificarse en las dos últimas ediciones Playoffs de la NBA: en 20112012 y en 2012-2013. Por otra parte, Pablo Prigioni y Raymond Felton dan la talla con sus inmensas jugadas que llevaron el juego de los Knicks la temporada pasada a otro nivel.
Esta temporada vendrán con todo, nuevos jugadores, caras conocidas y un plantel de lujo dirigidos por la batuta de Mike Woodson, que promete llegar como uno de los grandes favoritos en los Playoffs. Aunque en la pretemporada no han tenido suerte en sus primeros dos partidos ya que tres de ellos (J.R. Smith, Amar’e Stoudemire, Jeremy Tyler) están en la lista de lesionados hasta ahora, la fanaticada quiere que los Knicks sean campeones y acaben con la sequía de 30. El año pasado, New York tuvo su mejor temporada desde que finalizó el lockout. Pero veremos qué pasará en la temporada 2013-2014, donde la plantilla de la franquicia neoyorquina tendrá la presión de contar con unas grandes expectativas.
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rlando Magic entró oficialmente en la NBA como una franquicia de expansión en 1989. Fue uno de los cuatro nuevos equipos junto con Charlotte Hornets, Minnesota Timberwolves y Miami Heat. En un principio, solo se planeó que llegaran tres nuevos clubs a la liga, pero la riqueza económica en Florida hizo que las ciudades de Miami y Orlando obtuvieran su propio equipo de baloncesto. Liderado por el hombre de negocios local Jimmy Hewitt y el antiguo general manager de Philadelphia 76ers Pat Williams, los Magic contrataron a Matt Guokas como el primer entrenador en la historia de la franquicia.
Durante el mes de julio, los Orlando Magic tuvieron severos y muy complejos cambios en la franquicia. Al principio, contó con la inclusión del rookie Victor Oladipo, la segunda posición en el Draft de la NBA. Después llegaron el escolta Manny Harris, los aleros Romero Osby y Kris Joseph, el ala-pívot Solomon Jones, Mickell Gladness y el ala-pívot Jason Maxiell para firmar un contrato de un año más otro no garantizado después de declararse agente libre. En septiembre, Orlando despidió a Al Harrington.
Altas: Jason Maxiell (Detroit), Victor Oladipo (Rookie), Romero Osby (Rookie), Ronnie Price. Bajas: Al Harrington (Washington), DeQuan Jones, Beno Udrih (New York).
Nikola Vucevic, Jameer Nelson y Aaron Affalo. Desde la temporada 2008-2009, Nelson fue el capitán de los Magic,
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abriendo paso para las Finales con un partido que marcó para la historia. Nikola Vucevic tuvo una mejor temporada en el 2012, al obtener 29 rebotes en la derrota a los Miami Heat.
Este año se cumplen 25 años de la creación de Orlando Magic, y ahora se quieren quitar la espina de la pasada temporada donde acabaron la temporada regular con 20 partidos ganados y 62 perdidos. Es posible que estén entre los favoritos para los Playoffs, pero para Jacque Vaughn nada es imposible.
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stamos ante la franquicia más histórica de la NBA, fundada en 1939, por la que han pasado jugadores de la calidad de Wilt Chamberlain, Charles Barkley, Moses Malone, Julius Erving, Allen Iverson o Andrew Toney.
Los Sixers han conseguido tres Campeonatos a lo largo de su historia (1955, 1967, 1983), cinco títulos de
Conferencia y 11 de División, manteniendo un récord de 2679 victorias y 2379 derrotas, disputando playoffs en 47 ocasiones. La franquicia comenzó su historia con el nombre de Syracuse Nationals, llegando a ganar un Campeonato bajo dicha denominación. Debido a serios problemas económicos, el equipo fue vendido y trasladado a Philadelphia, tomando el nombre de 76ers en honor a la Declaración de Independencia de 1776. Los nuevos Sixers fueron liderados por Wilt Chamberlain en la consecución de segundo campeonato. En los 80, la franquicia volvió a estar de moda ganando otro Campeonato, y con el espectacular Julius Erving comandando el equipo junto a Mo Cheeks, Andrew Toney y compañía. La época de finales de los 80 y principios de los 90 fue realmente dura para los aficionados, pese a la presencia de un crack como Charles Barkley. El equipo no conseguía ganar ni salir del pozo, hasta que llegó Allen Iverson en 1996, que logró cambiar el rumbo de la franquicia, guiando a la franquicia a las Finales del 2001. Desde la marcha de
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Iverson, el conjunto de Philadelphia se ha situado en tierra de nadie, con varios cambios de proyectos que no han llevado a ningún sitio.
Altas: Nerlens Noel (Rookies), James Anderson, Michael Carter-Williams (Rookie), Tim Ohlbrecht, Royce White (Houston), Rodney Williams (Rookie), Tony Wrotten (Memphis), Darius Morris. Bajas: Andrew Bynum (Cleveland), Jrue Holiday (New Orleans), Nick Young (Lakers), Dorell Wright (Portland), Damien Wilkins (Atlanta), Jeremy Pargo (CSKA), Royal Ivey, Justin Holiday, Charles Jenkins (Estrella Roja).
Thaddeus Young ejercerá de líder y veterano del equipo a sus 25 años tras haber estado seis temporadas en un segundo plano. Young viene de realizar su mejor campaña a nivel individual con 15 puntos, 7 rebotes y 2 robos en 34 minutos. El PF buscará recuperar parte de su juego exterior que ha tenido prohibido durante la etapa Collins. Young tiene talento suficiente para promediar 20 puntos en esta liga gracias a su rapidez y efectividad cerca del aro. Si consiguiera añadir a su juego un tiro exterior decente, tendría posibilidades serias de llegar a ser un AllStar. Nerlens Noel, la primera elección de Philadelphia en el último draft, no se estrenará hasta finales de diciembre, ya que sigue recuperándose de su grave lesión en el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Ha sido considerado
durante todo el año como el número uno del draft hasta que, sorprendentemente, cayó hasta el puesto seis durante la noche mágica. Los Sixers no dudaron en tirar la casa por la ventana, traspasando a Holiday para poder elegirlo. Si las lesiones le respetan, Noel lo tiene todo para ser un jugador especial y el mejor defensor de la liga. En su etapa universitaria con Kentucky promedió 10 tantos, 9 rechaces, 2 robos y 4 tapones. Corre la pista como un base, tiene un salto tremendo, con una cualidades defensivas excelentes, más visión de juego. Debe mejorar su tiro y adquirir movimientos en el poste.
Evan Turner viene de realizar su mejor temporada a nivel individual con 13 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias por partido. Pese a su progresión sigue dejando dudas sobre su juego, siendo demasiado inconsistente. Lo mismo puede realizar un partido espectacular como desaparecer totalmente en el siguiente. En muchas ocasiones le falta carácter, confianza y estabilidad. La llegada de un nuevo entrenador, diferente al problemático Collins, debería ayudarle a la hora de dar un salto de calidad. Evan es un excelente reboteador, con visión de juego, buen manejo de balón, siendo un gran finalizador de jugadas. Está ante su última oportunidad para conectar con la afición,
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así como justificar su puesto número dos en el draft de 2010.
Las expectativas de la franquicia se centran en el draft 2014, que promete ser uno de los mejores de los últimos diez años. Ya han salido pancartas de
Borrón y cuenta nueva para el conjunto de Philadelphia tras el fiasco de Andrew Bynum. La franquicia decidió hacer una limpieza a fondo en todos los rincones de la organización, apostando por un nuevo proyecto. No se ha salvado ni el CEO, que ha sido reemplazado por Scott O’Neil. A Doug Collins le pusieron una alfombra roja por valor de 4 millones para que se marchara voluntariamente sin cumplir el año que le quedaba de contrato, tras una temporada desastrosa en la que tuvo problemas con varios jugadores, más el recuerdo de cómo había solicitado el fichaje de K. Brown porque un tal Nikola Vucevic no era lo suficientemente bueno. La franquicia también decidió no renovar al GM Tony Dileo, firmando a Sam Hinkie, procedente de Rockets, que se ha encargado de revolucionar al equipo. El nuevo GM de los Sixers sorprendió a todos durante la noche del draft, traspasando al jugador con más futuro del equipo, Jrue Holiday, un All-Star de 22 años, a cambio de Nerlens Noel (pick 6) y la pick de primera ronda de 2014 de Pelicans (top 5 protected). Minutos más tarde, decidía draftear con la pick número 11 a Michael Carter-Williams.
aficionados con el lema de “Winless for Wiggins”. Los Sixers no buscarán resultados positivos, sino que se centrarán en la progresión de una plantilla joven y con escasa experiencia, que a su vez, podría ayudar a conseguir la pick número uno. ¿Cómo le sentará esto a David Stern? Brett Brown será el encargado de dirigir el nuevo proyecto desde el banquillo, tras firmar un contrato de cuatro años. El ex– asistente de Greg Popovich, confía en que todo saldrá bien, aunque ha reconocido que será duro al principio, y se necesitará suerte para conseguir entrar en la élite dentro de unos años. Thaddeus se ha convertido sin quererlo en el jugador referencia, aunque el futuro parece estar centrado en el dúo Michael Carter-Williams y Nerlens Noel. Ojo a estos dos rookies, amigos de toda la vida que se conocen muy bien, y que podrían convertirse en la pareja de moda en un par de años.
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ndrew Wiggins. Presumiblemente, la temporada de los Raptors se podrá reducir a este nombre. Llamado a ser uno de los jugadores que domine la NBA en el futuro, el alero nacido en Toronto ya ha expresado explícitamente su preferencia por jugar en la franquicia de su ciudad. Y los Raptors parece que se han puesto manos a la obra para lograr que esto suceda.
Altas: D.J. Augustin (Indiana), Dwight Buycks (Rookie), Austin Daye (Memphis), Tyler Hansbrough (Indiana), Steve Novak (New York). Bajas: Alan Anderson (Brooklyn), Andrea Bargnani (New York), Linas Kleiza, John Lucas III (Utah), Mickael Pietrus, Sebastian Telfair. Una vez finalizada la temporada, Toronto parece que ha cambiado de planes. La primera decisión fue la de contratar al pasado Ejecutivo del Año, Masai Ujiri, como manager general. En los Nuggets ya dejó impronta de su sello a la hora de confeccionar la plantilla y en Toronto ya ha comenzado a hacerlo. El movimiento más importante que ha llevado a cabo es el traspaso de Bargnani. Seleccionado con el número 1 en el draft del 2006, en ningún momento ha cumplido con las expectativas que en él se depositaron. La franquicia buscó en el italiano a su jugador franquicia tras la marcha de Bosh a Miami, pero no ha sido capaz de asumir con éxito ese rol. Si bien es cierto que goza de buena mano para un jugador de su altura, su alergia a la zona,
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su nula defensa y su incapacidad para coger rebotes le impiden llegar a ser una verdadera referencia dentro del equipo. Todos los años se vendía que estaba progresando mucho para mejorar en las lagunas de su juego, pero lo cierto es que las sensaciones son que cada vez va a peor. En Toronto se han cansado de esperar por él y lo han mandado rumbo a Nueva York. Tantas eran las ganas de deshacerse del romano – y de sus 2 años de contrato a razón de 22,2 millones de dólares – que lo único que sacaron en limpio fueron 3 rondas de draft de los Knicks – dos de ellas segundas rondas – y Steve Novak, ya que los otros dos jugadores que recibieron a cambio, Marcus Camby y Quentin Richardson, fueron cortados nada más llegar.
la plantilla. Obviamente hay que sumar la progresión ascendente que hombres como Valanciunas y Ross se presupone que mostrarán esta campaña. Pero echando un ojo a las demás franquicias en el Este, con el conjunto que ha reunido Cleveland, la buena pinta que tiene Washington; si el año pasado Toronto no fue capaz de clasificarse para playoffs, este año da la impresión que puede ser aún más complicado.
Patente queda con este traspaso que el futuro de los Raptors va más orientado hacia una nueva reconstrucción que hacia la confección de una plantilla que este mismo año pueda acceder a los playoffs. El caso es que tienen una plantilla bastante aseada. Con respecto a la que acabó la temporada pasada, han perdido al mencionado Bargnani y a Alan Anderson, pero han ganado a Tyler Hansbrough, D.J. Augustin y Novak – haciendo referencia únicamente a jugadores que tendrán un papel medianamente importante en el equipo. Las diferencias están más o menos equilibradas, este cambio ni incrementa, ni desciende significativamente la calidad de
Como ya se viene apuntando, los playoffs van a estar muy caros para los Raptors. A lo largo de la temporada van a tener que ir viendo si les compensa luchar hasta el final con la posibilidad de quedarse fuera de la postemporada o si, por el contrario, el tanking es una opción más inteligente de cara al futuro. Teniendo en cuenta el buen draft que se presenta de cara al próximo verano focalizado en un nombre en concreto como es el de Andrew Wiggins, todo parece indicar que, como diría el gran Andrés Montes, esta vez no un jugador sino un equipo al completo, Toronto entrará este año en el selecto club del “se dejaba llevar”.
El objetivo de la campaña pasada era alcanzar los playoffs a toda costa, algo que no ocurría desde la 2007/2008. Para ello, a principio de temporada se hicieron con Kyle Lowry, que venía de hacer su mejor temporada desde que está en la competición y pusieron toda la carne en el asador al término del plazo para traspasos, trayéndose a Rudy Gay. Apuesta muy arriesgada, sobre todo esta última, que no dio frutos a corto plazo y el equipo no consiguió clasificarse para la postseason.
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y a Rashard Lewis. El primero, un pívot joven con unas aptitudes físicas para el
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ucho ha llovido desde que los Wizards – de aquella, los Bullets – eran un habitual equipo de playoffs por los años setenta. De hecho, fue en esa época cuando se erigieron con su primer y único campeonato, de la mano de los hall of famers Wes Unseld y Elvin Hayes. Más recientemente, entre el 2003 y 2008, encadenaron una racha de presencias en la postseason, si bien es cierto que nunca fueron realmente aspirantes al título. Lo cierto es que los Washington Wizards son más conocidos por sus fracasos que por sus éxitos, sobre todo durante el pasado más reciente. Jugadores a priori importantes que no rindieron lo que se esperaba de ellos, vestuario conflictivo, malas decisiones desde la dirección… Pero por fin han sido capaces de corregir estas cosas y, nuevamente, los Wizards vuelven a ser equipo con posibilidades de acceder a los playoffs. A continuación, las claves más significativas para este cambio. En un primer momento, lograron deshacerse de hombres que restaban mucho más de lo que aportaban y consiguieron traerse a cambio a jugadores que cumplen bien con su papel. Nos referimos expresamente a JaVale McGee
baloncesto únicas, pero probablemente con el peor basket IQ de toda la liga. Esto, sumado a su mala cabeza y el mal ambiente que generaba en el conjunto, llevaron a los Wizards a traspasarle a cambio de Nenê Hilario. Estaban asumiendo un contrato pesado, pero se hacían con un ‘5’ muy serio, contrastado, que venía de dar un fantástico rendimiento en los Nuggets. En cuanto a Rashard Lewis, no se recuerda un contrato más tóxico prácticamente en toda la historia de la competición. 22,6 millones en un año es lo que tendrían que haberle pagado Washington a un jugador que hacía mucho
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que había pasado su mejor era y que tan solo cumplía un papel secundario en la rotación. Pero ante la sorpresa generalizada, pudieron empaquetárselo a unos Hornets que buscaban liberar masa salariar (lo cortaron nada más llegar), que dieron a cambio a Emeka Okafor y a Trevor Ariza, jugadores contrastados que aseguraban un rendimiento fiable. También merecen mención las salidas de Blatche y Jordan Crawford, más por temas de química y vestuario que por rendimiento en sí – que también, sobre todo del alapívot. En poco tiempo, el vestuario de los Wizards pasó de ser un gallinero a formar un grupo que de verdad podía definirse con la palabra “equipo”.
Hasta su regreso, los Wizards llevaban una sonrojante marca de 5 victorias y 28 derrotas. Con Wall en la cancha, el record fue 24-20. Marca ganadora, que si la extrapolamos a toda la temporada, Washington habría entrado en playoffs si hubiesen contado con el base formado en Kentucky desde el primer día de competición. La mejora que ha demostrado él, y la mejora que con él adquiere el equipo, le ha valido para convencer a la directiva, y este verano ha firmado su renovación por el máximo, es decir, 5 años y 80 millones. Sin duda, una grandísima noticia para la afición de la franquicia capitalina.
Altas: Al Harrington (Orlando), Eric Maynor (Portland), Otto Porter (Rookie), Glen Rice, Jr. (Rookie). Bajas: Leandro Barbosa, Jason Collins, Cartier Martin, A.J. Price.
Y todo equipo, necesita un líder; Washington ha encontrado al suyo en la figura de John Wall. Seleccionado en primera posición del draft de 2010, parecía que nunca terminaba de explotar. Bien es cierto que la dinámica del equipo no ayudaba, y más feas pintaban aún las cosas cuando no comenzó la temporada pasada por culpa de una lesión de rodilla. Sin embargo, desde que volvió a vestirse de corto en enero, hemos disfrutado de la mejor versión de Wall, dejando actuaciones para el recuerdo. En los cuatro meses que ha podido jugar este año ha conseguido sus máximas en la NBA en puntos (47 frente a Memphis) y asistencias (16 contra los Lakers). Pero si impresionante ha sido su rendimiento a nivel individual, mucho más ha sido la influencia que ha tenido en el equipo.
Pero no ha sido la única. Los Wizards obtuvieron el tercer puesto en la lotería del draft y seleccionaron a Otto Porter, un alero muy versátil con proyección para convertirse en uno de los mejores en su puesto en unos años. Junto con también la tercera elección del draft de la temporada anterior, Bradley Beal, y por supuesto, el ya mencionado John Wall, conforman el particular ‘big 3’ de Washington y sobre el
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que se asentará la franquicia en el futuro. Calidad y juventud a raudales; si consiguen consolidarse en la liga estaremos hablando sin duda de un nuevo aspirante al anillo.
Bien es sabido que, ya no solo un equipo que quiera luchar por el campeonato, sino clasificarse para los playoffs y dar un poco de guerra, debe tener algo más que un buen quinteto inicial. Los Wizards han cuidado ese aspecto ese año y han logrado formar un banquillo muy interesante. El hombre que a priori se postula como el líder de esta segunda unidad es Martell Webster. Llegó el año pasado a la capital con más dudas que certezas tras haber sido cortado por los Wolves, pero su rendimiento a lo largo de la campaña fue una grata sorpresa. Con Wall, Beal e incluso Nenê lesionados durante parte de la temporada, fue Webster el que asumió la responsabilidad anotadora del equipo y lo hizo competentemente, siendo siempre uno de los más destacados de la plantilla en ausencia de los jugadores comentados anteriormente. Tanto es así, que el rendimiento demostrado durante este último año le ha servido para renovar este verano con Washington a razón de 22 millones en 4 temporadas. No es el único movimiento que han llevado a cabo durante la agencia libre, ya que también
han conseguido firmar a Eric Maynor, un base muy aprovechable como volvió a demostrar en Portland durante la parte final de la pasada temporada, indicando que su lesión ya era parte del pasado. Estas dos incorporaciones, sumadas a hombres como Seraphin, Ariza o Veselý —del que se espera que su magnífica actuación con su selección en el reciente Eurobasket de Eslovenia le espolee para dar un paso adelante en la NBA— aseguran una rotación consistente que puede aportar minutos de calidad cuando los titulares necesiten descanso.
Washington Wizards está en disposición de pelear por meterse en una de las últimas plazas que dan acceso a los playoffs y ese debería ser su objetivo. Han reunido un plantilla profunda, que combina talento y juventud con experiencia y solidez. Tras el regreso de John Wall, el equipo parece que ha encontrado su camino y este año ha de demostrar que puede mantener ese ritmo durante toda la competición. Mimbres tiene para ello, si bien una incógnita queda en el aire y es la única que a primera vista puede trastocar los planes del equipo: las lesiones. La plantilla es buena, pero está formada por bastantes jugadores con un amplio historial de lesiones. Pero no mentemos a la mala suerte. Si las lesiones respetan mínimamente al equipo, podremos disfrutar de los Wizards nuevamente en Playoffs.
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a historia de Dallas Mavericks parece la del equipo con un severo complejo de tobogán. Desde su creación a principios de los años 80’, la franquicia texana ha fluctuado en cuanto a su importancia en la NBA. Durante los
vieron la salida del túnel con la llegada en del actual propietario, el peculiar Mark Cuban. Desde entonces Dallas se ha instalado en la élite de la NBA, y sin llegar a bajarse de ese autobús de solidez en el que, por ejemplo, caminan sus vecinos de Estado, los Mavericks han sabido estar presente en los últimos 10 años en dos finales de la NBA, y conseguir en anillo en una de ellas (2010/11). Entre tanto, eliminaciones en primera ronda pese a ser el mejor equipo de la Regular Season (2006/07), tener uno de los juegos más vistosos de la NBA para no conseguir ratificarlo a final de temporada, y así el eterno tobogán de Dallas que nunca se sabe dónde parará.
primeros años fue un correcto conjunto de Playoffs que, sin mayores aspiraciones, supo estar entre los grandes de la liga. Pero después llegó el abismo. Una década entera, la de los 90’, sin poner pie en la postemporada. Años de ostracismo que
Altas: DeJuan Blair (San Antonio), José Manuel Calderón (Detroit), Samuel Dalembert (Milwaukee), Wayne Ellington (Cleveland), Monta Ellis (Milwaukee),
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Devin Harris (Atlanta), Shane Larkin (Rookie), Ricky Ledo (Rookie), Gal Mekel (Rookie). Bajas: Josh Akognon, Rodrigue Beaubois, Elton Brand (Atlanta), Darren Collison (Clippers), Jared Cunningham (Atlanta), Mike James, Chris Kaman (Lakers), O.J. Mayo (Milwauke), Anthony Morrow (New Orleans).
Dallas Mavericks que sienten en sus pies el ocaso de un ciclo muy fecundo, pero que todavía tiene el poder en sus tiros para ser el líder de un equipo campeón.
Si ha habido un equipo que ha cambiado su cara durante el verano ese ha sido Dallas Mavericks. No obstante, no ha conseguido el premio gordo que buscaba, que era el de arropar a Dirk Nowitzki con un jugador All-Star de máxima importancia. Pese a ello, la retahíla de nombres que han llegado (hasta 6), ofrecen un chance de esperanza a Mavericks para seguir aspirando a todo. Entre ellos destaca el compulsivo anotador Monta Ellis, cuya función vendrá determina por la salud de la estrella alemana y cómo tenga que responder en ataque. Otro de los jugadores importantes que llegan a Texas es José Calderón, del que se espera una idea de juego a la que aporto Jason Kidd los años que estuvo en Dallas. Para el juego interior llegan Samuel Dalembert y DeJuan Blair, y en la línea de perímetro, el ex Dallas, Devin Harris y Wayne Ellington. También está la llegada de un secundario como el israelí Gal Mekel, así como de los rookies Ricky Ledo y Shane Larkin.
Monta Ellis será otro referente en los Mavericks. La clave para que este excelso anotador sea uno de los hombres principales pasa por asumir su verdadero rol en un equipo aspirante. Deberá de dejar de pensar en él para convertirse en pieza clave de un equipo que debe pelear por todo. Las comparaciones son odiosas, y todos esperan de José Calderón que sea una versión con mejor tiro de Jason Kidd. La realidad dice que su experiencia puede llevarle a, sino hacer olvidar al base ahora entrenador de Nets, al menos aportar su propio sello.
Dirk Nowitzki será un año más, y ya van 14 sin contar con su temporada de novato, la guía espiritual, y material, de unos GUÍA BASKETME NBA 2013-14
Tras 12 presencias consecutivas en los Playoffs, Dallas Mavericks faltó a su cita la pasada campaña, por lo que los objetivos para la 2013/14 se resumen de manera rápida: estar en la postseason con los 8 mejores equipos. Ahora bien, el siguiente paso será el más complicado. Atendiendo a que su posición será relativamente baja, se prevé un cruce en primero ronda que será un verdadero suplicio para la franquicia de Dallas. Pese a la descarga de presión de Mark Cuban insistiendo en que se trata de un proyecto bianual, la realidad de los Mavericks es la de un equipo bastante veterano que está ante una de sus últimas oportunidades para conseguir algo grande.
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entre 2003 y 2011, a abandonar la franquicia de Colorado.
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n la última década, Denver ha dado un paso adelante como franquicia, colocándose en la élite en la conferencia más competitiva de la mejor liga de baloncesto del mundo. Bajo el liderazgo de George Karl, los Nuggets han cultivado un estilo propio, caracterizado por un juego muy físico que busca la pérdida de balones del rival y el contraataque. La franquicia de Colorado ha convertido la intensidad en seña de identidad. La gran mancha en el historial de Denver es la incapacidad del equipo para competir cuando llega la postemporada. Bajo las órdenes de Karl, los Nuggets se han clasificado para Playoffs en nueve ocasiones (las mismas temporadas que el técnico estuvo al frente del equipo) y únicamente en una fueron capaces de superar la primera ronda. En ningún momento de su historia, Denver han tenido opciones reales de ganar un anillo. Ese fue el motivo que llevó a Carmelo Anthony, estrella y pieza angular de los Nuggets
Tras la marcha de Melo muchos se precipitaron a bautizar a los Nuggets como “los Cavaliers del Oeste” (en referencia a la pérdida de potencial competitivo que sufrió Cleveland tras el traspaso de James), pero los hombres de Karl cerraron muchas bocas. La temporada pasada los Nuggets cuajaron un año espectacular y acabaron terceros en la Conferencia Oeste, erigiendo el Pepsi como un auténtico fortín. Ni siquiera la confianza y el estratosférico estado de forma por el que pasaba el equipo fueron suficientes para superar la primera ronda de Playoffs. Denver cayó en seis partidos
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ante Golden State, aunque dio la cara en todo momento. El traspaso de Anthony supuso el fin de una era. Una nueva etapa comenzó hace dos temporadas y difícilmente podría haberlo hecho de manera más convincente. La salida de Melo trajo a la franquicia de Colorado nuevos jugadores que se adaptaron a la perfección al estilo de Denver y que empezaron a formar los cimientos de un bloque muy compacto que con un par de retoques puede aspirar a lo más alto.
Altas: Darrell Arthur (Memphis), Randy Foye (Utah), J.J. Hickson (Portland), Nate Robinson (Chicago). Bajas: Corey Brewer (Minnesota), Andre Iguodala (Goden State), Kosta Koufos (Memphis), Julyan Stone.
noche. En estos momentos Wilson Chandler es el jugador que puede suplir el papel de Iguodala con mayor solvencia, pero no hay comparación. Además, difícilmente Chandler logre transmitir al conjunto la confianza y la fuerza que el nuevo Warrior contagiaba. Un auténtico líder y una pérdida sensible para Denver. Si la franquicia de Colorado quiere carácter, con la incorporación de Nate Robinson tiene suficiente para toda la plantilla. La llegada de Kryptonite es el movimiento más interesante del equipo. El explosivo base de Seattle aterriza en Denver tras cuajar las mejores actuaciones de su carrera en los Playoffs ante Brooklyn y Miami. Falta por ver si el paso al frente que dio la pasada campaña fue muestra de un cambio en la mentalidad del jugador o si bien volverá a su hasta entonces habitual irregularidad.
Denver acudió al mercado de fichajes consciente que está albergando en sus vestuarios a un núcleo de jugadores jóvenes con mucho potencial, pero también con la certeza de que deben realizarse ciertos retoques en la plantilla para conseguir llegar más allá de la primera ronda de Playoffs en las temporadas venideras. La competitividad del equipo bajó un par de peldaños cuando Andre Iguodala, agente libre este verano, anunció su fichaje por los Golden State Warriors. La baja del alero deja en la plantilla un hueco difícil de ocupar, principalmente, en el apartado defensivo. Iggy es uno de los mejores defensores perimetrales de la competición, encargado de intentar neutralizar a las mayores amenazas rivales noche tras
La rotación en el puesto de base se completa con la incorporación de Randy Foye, procedente de Utah. Especialista desde el perímetro y defensor bastante deficiente, añade nuevas posibilidades al
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inagotable fondo de armario del equipo. Por otro lado, dos buenos exteriores defensivos dejaron la plantilla: Corey Brewer se incorporó a los Minnesota Timberwolves y Julyan Stone fichó por Toronto Raptors. El blando Kosta Koufos aterriza en Memphis y llega en su lugar J.J. Hickson procedente de Portland. Cambio de cromos en el que Denver sale ganando. El exBlazer es un excelente reboteador y posee unas destacables cualidades físicas y atléticas. Excelente en el pick&roll, su principal defecto es el mal tiro exterior y la falta de fundamentos. Denver firmó, además, al ala-pívot Darrel Arthur procedente de Memphis en la operación Koufos. Buen tirador de media distancia, le falta mejorar en defensa. Con la premisa de convertirse en un equipo ganador, los gestores de la franquicia tomaron la sorprendente decisión de rechazar los servicios de George Karl. El veterano entrenador ha sido el artífice de lo que hoy en día son los Nuggets, su estilo y su filosofía. Su marcha puede añadir al equipo una dosis de inestabilidad por la que hasta ahora no había pasado. Brian Shaw será el encargado de ocupar su lugar. Técnico con poca experiencia como entrenador principal, llega a un equipo con una manera de jugar muy marcada y que concuerda a la perfección con las características de sus integrantes. Intentar modificar la obra de Karl sería un gran error.
Ty Lawson es el base perfecto. Todo velocidad y entrega física, es la pieza que
necesita el conjunto de Colorado en la organización del juego. Ya no solo corre bien los contraataques, como demostró en muchos episodios de la pasada campaña, sino que la capacidad de Lawson para armar el ataque estático ha mejorado sustancialmente. Letal en las penetraciones y correcto tirador, ha mejorado también en un más que aceptable juego de pick&roll.
Kenneth Faried es espectáculo y entrega. The Minimal es el favorito de muchos aficionados por la acrobática manera en que suele definir por encima del aro, pero aporta mucho más al equipo. Su principal virtud es la intensidad que derrocha del minuto 1 al 48 y la energía que contagia al equipo. Bajo para su posición, compensa este déficit con una sorprendente capacidad de salto y unas condiciones atléticas excepcionales. Muy rápido para jugar de interior y letal al contraataque. En el apartado defensivo, Faried es un sobresaliente reboteador y un gran taponador, elementos clave para iniciar las rápidas transiciones de las que se alimenta el equipo. Debería seguir trabajando su lanzamiento exterior, la mayor laguna que se puede encontrar en su juego. Danilo Gallinari, conocido como Il capo cannoniere, es un jugador de gran talento y creatividad ofensiva. El italiano está llamado a ser el alero anotador de
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referencia. Será él el encargado de recibir la pelota en los partidos que se decidan en las posesiones finales y difícilmente defraudará. Gallinari es, con diferencia, el jugador con mejor lanzamiento exterior de la plantilla. Además, cuenta con buen dominio de balón, aunque no es un jugador que destaque por sus penetraciones, a causa de la falta de un físico atlético. Polifacético, puede jugar de alero o pívot siendo un quebradero de cabeza para los rivales, ya que o es muy alto para un exterior o muy ágil para un pívot. Al otro lado de la cancha, en cambio, es un jugador poco eficiente debido a su complexión física; defecto que cubre a base de entrega y las ayudas de sus compañeros.
Denver Nuggets es un equipo cohesionado. A pesar del cambio en el banquillo y la marcha de Iguodala, el bloque se mantiene prácticamente intacto y la filosofía que les llevó a ser el tercer mejor equipo en el Oeste debería seguir funcionando sobre el parquet. Los Nuggets pasarán una verdadera prueba de fuego: un juego está demostrar a toda la competición si los resultados de la temporada pasada fueron fruto del buen estado de forma o serán la constante de un equipo que aspira al título a corto plazo.
El paso adelante que los gestores de Denver quieren para su equipo parece, sin embargo, poco viable. La Conferencia Oeste es sin duda la más competitiva y dice mucho a favor de los de Colorado que sea muy improbable que no acaben entre los ocho primeros. Sin embargo, equipos como San Antonio y Oklahoma City tienen un bloque más competitivo que el de Denver. Los Nuggets competirán con plantillas en crecimiento y de enorme potencial como Golden State, Houston, Los Angeles Clippers y Memphis por acabar en la parte alta de la tabla. Si el equipo rinde a su nivel, el lugar de Denver está entre el tercer y el quinto puesto. El tiempo de que Denver pasé la primera ronda de Playoffs parece haber llegado. No obstante, Los Nuggets tienen pocas opciones de ir más allá de semifinales de Conferencia.
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a franquicia de los Warriors se fundó en 1946, con sede en Philadelphia. El equipo se trasladó a la bahía de San Francisco en 1962. Casi una década y media después de cambiar de ciudad, los Warriors se proclamaron campeones de la NBA ante Washington en 1975. Pero desde entonces, el éxito de la franquicia empezó a descender.
temporada 2006-07. Esa plantilla, liderada por Baron Davis y a cargo (de nuevo) de Don Nelson, devolvió la ilusión a los aficionados de la bahía. Los Warriors, contra todo pronóstico, derrotaron en primera ronda al mejor equipo de la liga, los Dallas Mavericks. Aunque en semifinales de Conferencia, los hombres de Nelson cayeron ante Utah.
No fue hasta finales de los años 80, con el tridente exterior formado por Tim Hardaway, Mitch Richmond y Chris Mullin, junto con Don Nelson en los banquillos, que Golden State volvió a ser uno de los mejores equipos de la liga. Aunque durante ese periodo los Warriors no ganaron el campeonato, el baloncesto que practicaron fue muy bueno. Poco a poco, las piezas del denominado Run T-MC se fueron marchando hasta que, a mediados de los 90, la franquicia volvió a sufrir una travesía por el desierto. Entre 1995 y 2012, el equipo solo se clasificó una vez para los Playoffs, en la
Los aficionados de los Warriors tuvieron que esperar desde entonces seis temporadas más para ver baloncesto de
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Playoffs en el Oracle Arena. Fue este último año, con una plantilla joven, de calidad, pero sin miedo. Stephen Curry, Klay Thompson, Harrison Barnes y David Lee fueron los principales estandartes del equipo, los que han devuelto, y parece que esta vez para más tiempo, la ilusión por ver baloncesto en la bahía de San Francisco.
hombres no rendirán igual que Andre ni se espera de ellos un papel más importante que salir del banquillo para dar descanso a las estrellas. El hermano de la estrella del equipo, Seth Curry, llega a Golden State como rookie junto con Dedmon, Kuzmic (el año pasado en Badalona) y Nedovic. Tampoco se espera de ellos una gran aportación.
Altas: Seth Curry (Rookie), Dewayne Dedmon (Rookie), Toney Douglas (Sacramento), Andre Iguodala (Denver), Ognjen Kuzmic (Rookie), Nemanja Nedovic (Rookie), Jermaine O'Neal (Phoenix), Marreese Speights (Cleveland). Bajas: Andris Biedrins (Utah), Jarrett Jack (Cleveland), Richard Jefferson (Utah), Dwayne Jones, Carl Landry (Sacramento), Scott Machado, Brandon Rush (Utah). Este verano ha sido movido en las oficinas de los Warriors. A la bahía de San Francisco llegan ocho jugadores entre los que destaca Andre Iguodala, mientras que siete hombres han hecho las maletas para dirigirse a otros lugares de los Estados Unidos. Iguodala, que era agente libre, es el refuerzo más preciado para Golden State, el toque de perfección para el gran juego exterior de los Warriors. El ex-jugador de Denver aportará su garra defensiva en un equipo caracterizado por la anotación. Su condición de estrella no se la niega nadie, e Iguodala sabrá encajar bien en la franquicia.
En cuanto a las bajas, Jarrett Jack y Carl Landry son los que más se echarán de menos. Jack disputó casi 30 minutos por partido el año pasado y fue uno de los revulsivos desde el banquillo, aportando anotación y explosividad. Landry, por su parte, fue el primer hombre interior en dar relevo a los titulares, acabando con unos números muy decentes por los 23 minutos que disputaba por encuentro.
Las llegadas de Douglas, O’Neal y Speights mejoran el juego de Golden State, aunque está claro que estos tres GUÍA BASKETME NBA 2013-14
Stephen Curry está llamado a liderar un año más a los Warriors. Después de una pasada temporada espectacular, el base formado en Davidson volverá a ser el responsable de anotar en los momentos más delicados. Este año no se encontrará solo con la etiqueta de superestrella, pero sí es uno de los hombres que mejor conoce a este equipo.
El otro jugador superestrella es Andre Iguodala, que llega a Golden State después de unos años en Denver sin destacar en el aspecto ofensivo pero mejorando cada vez más en el lado defensivo. Y a los Warriors esta faceta del juego de Iguodala les irá a la perfección. De él se espera que aporte físico, defensa y espectáculo. David Lee volverá a ser la referencia interior en un equipo que le sobra talento en el juego exterior. Con esta difícil situación, Lee ha sido capaz de mantener
sus excelentes promedios de anotación y de mejorar en el rebote. La temporada pasada ya demostró ser una pieza clave en los Warriors, y este año se espera de él lo mismo.
Los Warriors del año pasado no solo divirtieron y dieron más de una sorpresa. Aparte, fueron un ejemplo de equipo, de cohesión, y su entrenador, Marc Jackson, tiene gran culpa de esto. La base fuerte de la franquicia se ha podido mantener, y se ha añadido a una estrella como Iguodala. Por su parte, las jóvenes promesas (que cada vez son más estrellas) tienen un año más de madurez. Las expectativas en este equipo son, como mínimo, llegar a los Playoffs. El año pasado eliminaron contra pronóstico a Denver aunque con San Antonio no pudieron. Esta temporada, si las lesiones les respetan (sobre todo a Curry), deben optar a pasar a semifinales de Conferencia. Todo parece indicar que la ilusión que el equipo ha generado continuará presente en la bahía de San Francisco unos años más. Esta vez no pasará como en 2007. En esta ocasión, Curry y compañía continuará creciendo como equipo. El año pasado ya dieron unas cuantas sorpresas, así que quién sabe, quizás esta temporada nos quieren divertir de nuevo.
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os Rockets se fundaron en 1967 y disputaron las tres primeras temporadas en San Diego, hasta su traslado a Houston en 1970. La franquicia destacó rápidamente como uno de los clubes más competitivos de la Conferencia Este, liderados por Moses Malone y Rudy Tomjanovich. En 1981, una reestructuración trasladó a los Rockets al Oeste. A mediados de los 80, Ralph Sampson y Hakeem Olajuwon llegaron a Houston como números 1 del Draft y formaron las conocidas Torres Gemelas de la franquicia tejana. Olajuwon dio un paso al frente con la marcha de Sampson y él mismo lideró a Houston en la mejor época de los Rockets, ganando dos campeonatos seguidos los años 1994 y 1995. Con la irrupción de los imparables Bulls de Jordan, la franquicia tejana completó buenas temporadas pero no pudo volver a revalidar el título. En esta época, diferentes estrellas de la liga como Drexler, Barkley o Pippen pasaron por Houston para intentar conseguir un anillo sin éxito.
Los Rockets eligieron a Yao Ming en el NBA Draft 2002 y Tracy McGrady llegó a H-Town en 2004, formando una de las mejores parejas del momento con el pívot chino. A pesar de las buenas temporadas regulares, Houston no fue capaz de volver a pasar de primera ronda de Playoffs hasta 2009.
Con las constantes lesiones de McGrady y Ming, Houston perdió a sus dos estrellas y ha pasado estos últimos años por una etapa de reconstrucción. No fue hasta la temporada pasada, con la llegada de Harden y Lin, que los Rockets volvieron a clasificarse para los Playoffs. Ahora, con el fichaje de Dwight Howard, a H-Town
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llega de nuevo uno de los pívots más dominadores de la liga.
Howard intentará volver a recuperar el trono de mejor interior en un equipo que quiere volver a dar guerra. El pívot seguro que será capaz de volver a su nivel de Orlando.
Altas: Ronnie Brewer (Oklahoma City), Marcus Camby (New York), Isaiah Canaan (Rookie), Omri Casspi (Cleveland), Robert Covington (Rookie), Dwight Howard (Lakers), Reggie Williams (Charlotte). Bajas: James Anderson (Philadelphia), Carlos Delfino (Milwaukee), Tim Ohlbrecht, Thomas Robinson (Portland), Royce White (Philadelphia). El fichaje de Dwight Howard ya es suficiente para ilusionar de nuevo a la afición de Houston. Los Rockets añaden una superestrella a una plantilla que no ha tenido ninguna baja importante durante este verano. La marcha más destacada es la del argentino Carlos Delfino, que promedió 10 puntos en 25 minutos. Aparte del fichaje de Superman, las otras incorporaciones no son de tanta importancia. Ronnie Brewer, Omri Casspi y Reggie Williams llegan a Houston después de una temporada floja. Los rookies del equipo serán el segunda ronda Isaiah Canaan y el no seleccionado Robert Covington, mientras que Marcus Camby aportará veteranía.
Dwight Howard ha llegado este verano a Houston después de una temporada para olvidar en los Lakers. Se trasladó a Hollywood con la etiqueta de mejor pívot de la liga, pero no fue capaz de adaptarse al equipo ni hubo química con las otras estrellas de la franquicia angelina. Ahora,
James Harden, después de estar sus primeros años escondido detrás de Durant y Westbrook, puso rumbo a Houston la temporada pasada para destacarse como líder de un equipo. El experimento no pudo salir mejor y la barba más conocida de la liga asumió este papel de superestrella a la perfección, sin titubear. Este año compartirá los galones de jugador franquicia junto con Superman, pero Harden aún es joven y tiene margen de mejora para incrementar más su aportación.
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Los Houston Rockets han pasado a ser una de las referencias de la liga con la llegada de Dwight Howard a la ciudad tejana. Con el mejor pívot en sus filas y uno de los mejores escoltas de la NBA como James Harden, los Rockets tienen plantilla para competir por el título de la Conferencia Oeste.
Jeremy Lin será clave para valorar el éxito de Houston. Todo equipo necesita un buen base para dirigir la nave, y el baloncestista asiático tendrá la oportunidad de demostrar que puede volver a jugar como cuando defendía los colores de New York. La temporada pasada no fue del todo buena con las expectativas puestas en él, pero este año tendrá menos presión al compartir el vestuario con jugadores más buenos que él. Esto le permitirá estar concentrado en lo que realmente importa y sabe hacer bien: dirigir y repartir juego.
Chandler Parsons y Jeremy Lin son dos grandes complementos a estas dos superestrellas. El alero, que explotó la temporada pasada, afronta su último año de contrato y se espera de él que mejore aún más. Omer Asik y Aaron Brooks también aportarán su granito de arena para que Houston vuelva a la élite de la liga. Si los Rockets quieren renovar a Parsons el año que viene, deberán hacer reformas en la plantilla, con lo que este proyecto se podría ver interrumpido. Esta temporada es una gran oportunidad para que Houston intente revalidar el título casi 20 años después. La pelota ahora está en su tejado y solo ellos pueden aprovechar esta ocasión.
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undado en 1970, los Clippers son una de las franquicias más jóvenes de la competición. Casi siempre a la sombra de los Lakers, tanto en lo deportivo como en lo institucional, su nombre siempre ha ido asociado al de hermano pobre de los Lakers. Pese a ser una franquicia perdedora por naturaleza – en los 28 años que lleva en LA tan solo se ha clasificado 6 veces para Playoffs –, en las últimas temporadas han mejorado su bagaje hasta conseguir la pasada campaña el mayor hito de su historia: el título de campeón de la División Pacífico. Echemos la vista atrás para bucear en las curiosidades y orígenes de los actuales Clippers. La franquicia nació en la ciudad de Búfalo en 1970. En esta pequeña ciudad de Nueva York, los Buffalo Braves disputaban sus partidos en el Buffalo Memorial Auditorium. Las primeras estrellas que pudieron ver los aficionados de aquellos Braves fueron Bob McAdoo, Rookie del año en la 72-73 y del MVP de la regular season en la 74-75, y Ernie DiGregorio, Rookie del año en 1974. Pese a clasificarse para Playoffs durante tres temporadas consecutivas, Washington y Boston en dos ocasiones
apearon a aquellos Braves del sueño del anillo. Después de ocho temporadas y un sinfín de problemas la franquicia se mudó a California, pasando a llamarse San Diego Clippers.
Curiosidades de la vida, uno de los grandes jugadores que pasaron por aquellos San Diego Clippers fue Joe Bryant, padre de la actual estrella de los Lakers Kobe Bryant. Anécdotas aparte destaca el paso por aquel equipo de World B. Free, segundo máximo anotador de la liga dos temporadas consecutivas y el mítico Bill Walton. Las lesiones de Walton, los malos resultados del equipo y la bajas asistencia de público fueron el detonante para que la franquicia hiciera de nuevo las maletas y se mudase a Los Ángeles en 1984.
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Pese al cambio de residencia, la dinámica perdedora del equipo no cambió. Los malos resultados permitieron a los Clippers seleccionar grandes promesas en el Draft, pero ninguno de ellos (Benoit Benjamin y Reggie Williams) terminó de cuajar. El gafe continuó con las elecciones de Danny Manning, número 1 en 1988, y Danny Ferry, segunda elección de 1989. Pese a ser un grandísimo jugador Manning, vio lastrada su carrera por las numerosas lesiones de rodilla, mientras que Ferry dio plantón a la franquicia para dar el salto a Italia. Tras el duro revés que supuso el ‘no’ de Danny, los mandatarios no tardaron en traspasarle a Cleveland a cambio de un joven Ron Harper. Con Larry Brown en el banquillo, Harper y Manning lideraron a su equipo a los Playoffs de la 91-92 y 92-93. Aunque su paso por LA fue fugaz, en aquel equipo destacaba la visión de juego y el liderazgo de un tal Doc Rivers – actual entrenador de los Clippers –, que dos décadas después tendrá ante si la misión de cambiar la historia perdedora de la franquicia.
La mejoría en el juego del equipo no se tradujo en buenos resultados, lo que hizo que en la 93-94 los Clippers traspasaran a Manning a los Hawks a cambio del gran Dominique Wilkins. Los números de Wilkins eran impecables pero los Clippers no lograron clasificarse para Playoffs (2755), por lo que Wilkins y Harper abandonaron el equipo en la 94-95, una temporada que finalizaría con un lamentable 17-65, el segundo peor balance en la historia de la franquicia, solo superado por aquel 12-70 en 1987. Salvo una aparición por los Playoffs, los Clippers pasaron sin pena ni gloria por la década de los 90. Ya en la temporada del lockout, 1998, los angelinos volvieron a las andadas con una sonada elección en el número 1 del Draft: Michael Olowakandi, sin duda uno de los grandes
patinazos de la historia. El paso del tiempo y algunos cambios acertados en el roster permitieron a los Clippers juntar un equipo joven y descarado al estilo showtime. Evidentemente, no en cuanto a resultados, pero sí en cuanto al estilo de juego, rápido y dinámico, que permitió a los aficionados de los Clippers divertirse con jugadores como Elton Brand, Darius Miles, Lamar Odom, Quentin Richardson o Corey Maggette.
La temporada 2005-06 el equipo se consagró logrando la sexta posición del Oeste (por delante de los Lakers) y clasificándose para Playoffs 9 años después. El equipo superó a los Nuggets en primera ronda, todo un hito para la franquicia, que no se veía en semifinales de conferencia desde 1976, cuando el equipo jugaba en Buffalo. Ya en semifinales, los Suns de Nash y Marion terminaron con el sueño de los Clippers en el séptimo partido. Pese a la derrota, los angelinos ya parecían un equipo serio, lo que le valió a Elgin Baylor para ser reconocido Mejor Ejecutivo del Año en la NBA. Fieles a su tradición no tardaron en destrozar un proyecto que por fin tenía buena pinta. Se desprendieron de dos jugadores expertos como Maggette y Elton Brand, todo un seguro en las dobles
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figuras, para apostar por Baron Davis y rodearlo de jugadores jóvenes como Eric Gordon o DeAndre Jordan. El equipo tocaba fondo en la 08/09 con un balance de 19-63. Pero la elección de todo un portento físico como Blake Griffin en el número 1 del Draft devolvía la ilusión a la franquicia. Pero la lesión de rodilla de Griffin hizo que el proyecto se tambaleara de nuevo. Con el interior ya recuperado y mostrando su potencial, la mejor noticia llegaba en la temporada 11/12. Una carambola hizo que los Clippers le robaran Chris Paul a los Lakers. El equipo dio un salo de calidad con CP3 y BG a los mandos, acompañados de buenos jugadores como Caron Butler, DeAndre Jordan, Billups o Mo Williams. Consiguieron derrotar a Memphis Grizzlies en primera ronda, pero los Spurs les devolvían a la tierra barriéndoles con un 4-0. La franquicia ya tenía los cimientos, solo faltaba apuntalar el proyecto con jugadores de calidad. La llegada de Paul era un reclamo para los veteranos. Después de muchos años, por fin los Clippers eran un equipo apetecible. La llegada de jugadores en la recta final de sus carreras como Odom, Billups, Grant Hill y Jamal Crawford, permitieron al equipo conseguir la mejor marca de su historia y batir todos los records de la franquicia. Con un balance de 56-26 se proclamaban por primera vez campeones de la División Pacífico, imponiéndose en los 4 partidos disputados ante sus vecinos Lakers. Pese a su gran temporada regular, los Grizzlies se vengaban un año más tarde apeándoles en primera ronda. ¿Vuelta a las andadas?
Altas: Reggie Bullock (Rookie), Darren Collison (Dallas), Brandon Davies (Rookie),
Jared Dudley (Phoenix), Antawn Jamison (Lakers), Byron Mullens (Charlotte), J.J. Redick (Milwaukee). Bajas: Chauncey Billups (Detroit), Eric Bledsoe (Phoenix), Caron Butler (Milwaukee), Grant Hill, Lamar Odom, DaJuan Summers, Ronny Turiaf (Minnesota). Sin ser un verano demasiado agitado en Los Ángeles, el lavado de cara ha sido notable. La salida de Eric Bledsoe, uno de los jugadores revelación de la pasada temporada, obligó al equipo a mover ficha rápidamente. Las múltiples ofertas y la confirmación de que CP3 permanecerá en LA forzaron a Rivers a desojar la margarita y renunciar al bueno de Eric.
El traspaso a tres bandas con Milwaukee y Phoenix para hacerse con JJ Redick y de Jared Dudley a cambio de Bledsoe y Butler renuevan de un plumazo el perímetro del equipo. Al igual que ya hizo en Boston parece que Rivers quiere tiradores abiertos que puedan aprovechar los espacios generados por CP3. Como recambio natural de Paul llega a California un base puro como es Darren Collison, ex Dallas Mavericks. Collison ya sabe lo que es dar minutos de descanso a CP3, con el que coincidió en los Hornets . De esta forma los Clippers cierran uno de los backourts más completos de la liga, con dos grandes bases como Chris y Darren, y dos auténticas metralletas como Redick y Jamal Crawford.
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Además de Bledsoe, la salida de jugadores con peso en el vestuario como Hill, Odom, Turiaf o Billups han provocado el rastreo en el mercado en busca de jugadores veteranos que puedan aportar experiencia y minutos de descanso para poder hacer de los Clippers un equipo ganador. Así han llegado al equipo Byron Mullens, procedente de Charlotte, y sobre todo Antawn Jamison, que cambia de acera en LA para ayudar a Blake Griffin.
La llegada del nuevo entrenador fue clave para la inmediata renovación de Chris Paul por cinco temporadas, a razón de 107 millones de dólares. De esta forma la franquicia angelina ya tiene su piedra angular sobre la que construir un proyecto a largo plazo liderado por uno de los mejores bases de la Liga.
All-Star, ha promedió en su segunda temporada en los Clippers 16,9 puntos y 9,7 asistencias, haciendo las delicias de los aficionados de Lob City. Nadie duda de la calidad y compromiso de CP3 con los Clippers, pero es hora de dar un paso adelante y hacer algo importante en Playoffs. El socio de Paul en los Clippers, Blake Griffin, forma junto a DeAndre Jordan la pareja interior más potente de la liga. Siempre cuestionado por su capacidad física, se ha empeñado en demostrar que no es solo músculo. Atlético como pocos, el mestizo más famoso de la NBA puede correr la pista como un alero, defender el aro con un buen pívot y saltar por encima de cualquier rival. La bestia sigue creciendo año a año, mejorando en todas las facetas del juego. Conocidas ya son sus atrocidades cuando se acerca al aro, The Ciborg ya no es solo el mejor matador de la liga o el hombre highlight, Griffin quiere ir más allá. Si el pasado curso le vimos atreverse con algún triple, este verano se ha centrado en mejorar su técnica de tiro para ampliar su abanico de recursos. Él mismo lo dijo: “Lob City ya no existe”, es hora de adaptarse a las exigencias del nuevo coach. Aunque su protagonismo dentro del equipo va a más, los entrenadores tratan de conservar su poderío físico rebajando el número de minutos en pista, lo que ha afectado a sus estadísticas individuales. De los 22-12 de 2011, a los 2211 de 2012 y los 18 puntos y 8,3 rebotes de la pasada temporada. A pesar de la gran campaña realizada y de conseguir el primer título de División de la franquicia, sus pobres números en Playoffs (13 puntos y 5 rebotes) han alimentado el debate sobre su rendimiento en partidos importantes. Jamal Crawford es talento natural con
Paul, que fue nombrado jugador del mes de la Conferencia Oeste en diciembre y MVP del
mayúsculas. Sin duda uno de los grandes killers de la Liga, que a sus 33 años
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compagina a la perfección espectáculo y eficacia. Su interminable repertorio de movimientos, su exquisito manejo de balón y su facilidad a la hora de armar el brazo le convierten en uno de los jugadores más difíciles de parar en el uno contra uno. Un fijo en los highlights, en su currículum figura el récord de haber logrado más veces que nadie un '3+1'. El que para muchos ha sido el mejor sexto hombre de la pasada temporada, promedió 16.5 puntos, 1.7 rebotes, 2.5 asistencias y 1 robo en 29.3 minutos en su primer año en Los Ángeles, aunque su rendimiento disminuyó sensiblemente en Playoffs. Este rompetobillos, formado en la Universidad de Michigan, demostró el pasado curso estar en una segunda juventud, siendo parte fundamental en el juego Lob City y convirtiéndose en una de las grandes sensaciones de la competición.
dejar a un lado el juego vertiginoso del que disfrutaban los aficionados del Staples. La llegada de Rivers a Los Ángeles trae consigo una pequeña revolución, no solo en la cancha sino en la mentalidad de la franquicia, que por primera vez en su historia sentirá la presión de aspirar a lo más alto en la Conferencia Oeste. El objetivo es claro: es hora de quitarse la vitola de equipo perdedor. Muestra de la nueva mentalidad es el lavado de cara del Staples Center, donde ya potencian el sentimiento Clipper tapando las banderas de los títulos de los Lakers y sus camisetas míticas por posters de las estrellas del equipo: Paul, Griffin, Crawford, J.J. Redick, DeAndre Jordan…
Al igual que sucede con varios de sus compañeros deberá adaptarse a su rol dentro del equipo, pasando a ser más un jugador de recibir y lanzar que de fabricarse sus propios tiros. Seguro que el eléctrico Jamal sigue siendo una de las grandes referencias en ataque.
Ya lo anunció Blake Griffin en su primer entrenamiento durante el training camp. “‘Lob City’ ya no existe. ‘Lob City’ se ha terminado. Hemos dado un paso adelante y vamos a buscar nuestra identidad como conjunto. Será nuestra nueva ciudad. No más ‘Lob City’”. Parece que la filosofía de Doc Rivers ha calado ya en la franquicia angelina, sabedora de que las posibilidades de anillo pasan por mejorar en defensa y
Sobre el parquet todo hace indicar que esta nueva versión será mucho más consistente, con un juego más racional y pausado, en el que primará el trabajo en equipo, la competitividad y, sobre todo, la defensa. Gran parte del éxito o el fracaso del
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ralentizar su juego para encontrar mejores posiciones de tiro para sus compañeros. Quizás el mayor ‘damnificado’ de este nuevo look de los Clippers será la otra estrella del equipo, Blake Griffin. El Cyborg deberá adaptarse a su nuevo medio, atacando más por tierra que por aire. Aunque seguiremos disfrutando de sus vuelos, su papel estará más centrado en el juego interior y el tiro de media distancia.
método Doc pasará por las manos de Chris Paul, que una vez renovado será la piedra angular del proyecto y la principal baza de estos Clippers. El último MVP del All-Star tendrá más protagonismo si cabe en el juego angelino, si bien deberá
Acompañándole en la pintura estará un DeAndre Jordan al que Rivers no ha dudado en elevarlo al nivel de estrella. “Me gusta nuestro ‘Big Three‘. Me gusta lo que DeAndre nos da. Tapona tiros, corre la pista, puede defender y está en el mejor momento de carrera. Está haciendo grandes cosas para nosotros”. Nuevo Big Three y nuevo proyecto para un Rivers que en su camino hacia la gloria tendrá la ardua tarea de cambiar para siempre la historia de los Clippers.
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“¿A
hora se supone que debo recuperarme de esto, volver y ser el mismo jugador, o mejor, con 35 años? ¿Cómo demonios voy a hacer eso?”. Las palabras, de rabia, son las de Kobe Bryant justo después de romperse el tendón de Aquiles a dos partidos del final de la pasada temporada regular. Un último palo en la rueda de unos Lakers que vivieron uno de los años más decepcionantes de su historia reciente. Con Steve Nash, Kobe Bryant, Pau Gasol y Dwight Howard juntos, las expectativas de título se desbordaron en octubre, antes de que comenzara la temporada, y para enero ya habían volado lejos, mucho. Aquel 12 de abril, además del tendón de Kobe se rompieron más cosas para una familia angelina que durante la temporada ya había perdido a su histórico propietario, Jerry Buss. Se fueron las ilusiones de arreglar en los playoffs una temporada fatídica que ilusionaba con despegar ligeramente y su
héroe, como el original Aquiles, dio muestras de una debilidad tan inédita como humana.
Kobe es la historia reciente de los Lakers. La pasada es de George Mikan, John Kundla y la tiranía de Minneapolis. De
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Baylor, de Chamberlain, de AbdulJabbar, de Worthy, de Magic, de Rambis, de las ínfulas de ese Los Ángeles glamouroso y cada vez más mastodóntico. De Shaq y ya de Kobe. De Kobe, de Kobe y de Kobe, como los tres anillos seguidos de 2000, 2001 y 2002, como el descalabro ante Detroit en 2004 y la travesía por el desierto de los años que siguieron. Como el resurgir, el anillo de Pau y el ostracismo desde 2011. Todas son imágenes familiares para cualquiera que se haya asomado mínimamente por el universo del baloncesto americano y de todas se puede rescatar alguna imagen memorable de ‘La mamba’. Dejará, como poco, una más. El regreso de Kobe Bryant será su enésimo momento simbólico para guardar en las hemerotecas. La guía de una franquicia en retroceso, en el tramo final de su carrera, superando una de las lesiones más graves que pueden afectar a un jugador de baloncesto. Superando, también, la amargura que asoló su cabeza y que se refleja tanto en las palabras con las que arranca este texto. Se llegó a hablar de una baja de nueve meses, suficientes para terminar con la carrera de cualquiera. En verano, apenas cuatro después, ya tiraba, corría y levantaba peso en el gimnasio a un nivel considerable. Que regresará, primera duda que surgió con su lesión, ya está claro. Queda solventar el cómo. “Estará bien”, asegura Mike D’Antoni, consciente de que en el cumplimiento de esas palabras reside su futuro como entrenador de los Lakers.
Altas: Jordan Farmar, Elias Harris (Rookie), Xavier Henry (New Orleans), Wesley Johnson (Phoenix), Chris Kaman (Dallas), Ryan Kelly (Rookie), Marcus Landry, Shawne Williams, Nick Young (Philadelphia). Bajas: Earl Clark (Cleveland), Chris Duhon, Devin Ebanks, Andrew Goudelock, Dwight Howard (Houston), Antawn Jamison (Clippers), Darius Morris (Philadelphia), Metta World Peace (New York).
Young ha sido la cabeza visible de los movimientos de los Lakers, si obviamos el archiconocido caso Howard y su marcha rumbo a Houston, agitador del verano. Swaggy P firmó un año con opción por su parte a otro, llegando como agente libre y con competencia por detrás. Wesley
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Johnson, ex de Minnesota y Phoenix, es la otra incorporación de los Lakers para reforzar una posición de alero más abastecida que nunca en las últimas temporadas, pese a la amnistía de Metta World Peace, pero que plantea dudas sobre su solidez. Solidez, ésta sí, la buscada con la llegada de Chris Kaman en sustitución de Superman. Potencia descontrolada canjeada por control del juego basado en la inteligencia y, cada vez menos, en la potencia. Casi la única tabla de salvación de D’Antoni para asegurar intensidad y nivel defensivo si a Kaman le respeta el físico.
Porque en el juego anárquico que propone (6º mejor ataque, 8ª peor defensa el año pasado), no contar con la mejor versión del anotador más talentoso de la Liga coloca a los Lakers en una situación complicada, como le dejó claro San Antonio en los últimos playoffs (4-0). De que Kobe siga siendo igual de explosivo dependerá que los Lakers puedan atacar rompiendo la zona, doblando balones a las esquinas y aprovechando los dos para dos. De lo contrario, D’Antoni tendrá que volver a buscar una solución que, el año pasado, no encontró. Pau Gasol, con Dwight Howard fuera de la ecuación, debe vivir más cómodo. Y, sobre todo, más cerca del aro. Sus números son mejores cuando juega de cinco que de cuatro. Sus sensaciones, también, y sus recursos, más aprovechables. Es uno de los pívots con mejores manos en ataque de la competición, solvente y agresivo de cara al aro pese a las críticas que le tachan de
blando, más relacionadas con su esfuerzo en defensa que con su actitud ofensiva. No tan pendiente de pasar una oposición en cada partido a base de tiros de cinco metros, tiene la oportunidad de aprovechar al máximo el descanso veraniego y de disfrutar jugando como pareja natural del mejor base que le ha acompañado nunca en su carrera.
Sobre Steve Nash, la única duda es su estado físico. Y, claro, es una duda grande. Por unas circunstancias u otras, los momentos en los que Nash y Gasol coincidieron al cien por cien la pasada temporada se cuentan con los dedos de una mano. Nunca estuvieron cómodos ni pudieron despegarse de la necesidad de generar juego para un Howard superado. Ahora tienen que estarlo. No hace falta que Nash doble sus porcentajes, con cumplir le es suficiente vista la nómina de artilleros que le rodea. Sí le hace falta
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confiar en su pick&roll, arriesgar y volver a sentir la necesidad de ser genial para crear. Puede hacerlo. Nick Young es un especialista anómalo en los Lakers, guardaespaldas de la anotación compulsiva, heredero bastardo si Kobe no volviera a ser Kobe. Tirador nato, haría bien en olvidarse de sus intentos heroicos y centrarse en hacer lo que mejor sabe: aprovechar los espacios y los tiros claros que le llegarán, seguro, con tanto jugador capacitado para hacerlo a su alrededor. Si se adapta al rol para el que los Lakers lo han incorporado, debe ser un finalizador y no otro acaparador más de balón. Veremos si puede contenerse.
Porque todo en los Lakers depende del físico. El de Bryant, el de Gasol y el de Nash, en entredicho. El de Kaman, en su cuesta abajo, pese a que también descansó este verano. La apuesta de D’Antoni los necesita a todos al 100%. No los tuvo casi nunca durante la temporada pasada y los resultados están a la vista de todos. Será, como no puede ser de otro modo, un equipo talentoso e imprevisible en ataque, pero sospechoso en defensa, en los esfuerzos que hacen entrar al equipo en el partido y adquirir esa intensidad que tanto se les reclama y que tan pocas veces ofrecen.
Por nombres, son un equipo de Playoff salvo catástrofe y por potencial, también. Por entorno, dinámicas y particularidades de este tipo de grandes mercados, poner la mano en el fuego por un gran año de los Lakers es una de las osadías mayores que se pueden cometer a estas alturas de la pretemporada. Pero le deben una a su afición, todavía lamiéndose las heridas del último sinsabor y con pocas ganas de perdonar otro más. La incógnita sobre el estado de Bryant será un refugio al que agarrarse si las cosas van mal en otoño, pero no durará eternamente. Nada lo hace.
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abiendo pasado ya la primera década del siglo XXI en Memphis, los Grizzlies siguen creciendo como franquicia basados en la solidez de una plantilla que se adapta perfectamente a la idiosincrasia de una ciudad marcada por su historia política y musical, y en la que su equipo de baloncesto no quiere ser menos.
acertado. Exceptuando a Mike Conley, de sus últimas 20 elecciones no hay ningún jugador que haya rendido a un nivel decente en el equipo. Sin duda, un aspecto que la franquicia debe cuidar para una futura renovación.
Desde que Pau Gasol llegó en el Draft de 2001 han cambiado muchas cosas para los Grizzlies, sobre todo porque han pasado de ser una franquicia con dinámica perdedora a encontrarse entre la crema de la NBA. En los últimos 10 años han estado disputando la postemporada en un total de seis ocasiones, además de haber llevado a tres jugadores (Pau Gasol, Zach Randolph y Marc Gasol) al fin de semana de las estrellas, y haber recibidos diversas menciones en los premios defensivos a final de año. El único ‘pero’ de esta historia reciente de Memphis quizás sea que en sus elecciones del Draft no ha estado relativamente GUÍA BASKETME NBA 2013-14
Altas: Nick Calathes (Rookie), Jamaal Franklin (Rookie), Kosta Koufos (Denver), Mike Miller (Miami). Bajas: Darrell Arthur (Denver), Austin Daye (Toronto), Keyon Dooling, Donte Greene, Tony Wroten (Philadelphia). El verano no ha sido especialmente movido para Memphis Grizzlies, aunque ha habido tres movimientos que marcarán, sin duda, el devenir de la franquicia durante la temporada 2013/14, y posiblemente la siguiente.
tres. A este hay que añadir la incorporación (no confirmada) del griego Nick Calathes y Kosta Koufos, cuyos roles serán bastante secundarios.
Marc Gasol es un pilar sobre el que vertebrar el equipo, y en el que fundamentar los futuros éxitos de Memphis. Consolidado como uno de los mejores defensores de la NBA, una vez que aumente en uno o dos puntos por partido su aportación en ataque, estamos ante uno de los mayores dominadores de la zona.
El primero de ellos se deriva del cambio en el banquillo. Toma posesión del cargo como primer entrenador, Dave Joerger, tras su buen papel como asistente. Sobre él se dice que imprimirá un ritmo más alto a los ataques, siendo, de entrada, algo que la pasada campaña no se hizo demasiado. El segundo movimiento importante del verano, más que por juego, por lo que supone de psicológico, es la llegada de Mike Miller, el tirador puro que se echaba en falta en un equipo cuyo juego interior está en la élite de la NBA, pero a estas alturas demasiado vigilado y cuidado en defensa, por lo que un amenaza en el perímetro es fundamental. Por último, la renovación de Tony Allen sigue asentando la base de un equipo que, aunque suene a tópico, se forma desde la defensa para ganar los partidos. En otro orden de incorporaciones, no se esperan grandes cosas del novato Jamaal Franklin, del que se dice que es un buen escolta anotador, con un gran físico y escaso virtuosismo para el lanzamiento de
Zach Randolph debe seguir siendo junto a Marc, si el físico le aguanta, la referencia de un equipo que aspira a todo. Con 32 años no hay margen de mejora, ZBo es lo que es, un jugador duro sobre la pista y con una capacidad anotadora sobresaliente.
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De Mike Conley se espera un nivel AllStar, y la realidad es que está muy cerca de ello. Su capacidad anotadora aumenta a punto por año, por lo tanto se espera que pueda seguir avanzando en ese aspecto. Asimismo, de su dirección dependerá el porvenir de Memphis si quiere repetir cotas de antaño
Memphis tiene un bendito problema: su objetivo es muy simple y claro, llegar a la
final de Conferencia. La bendición del problema emerge porque repetir lo hecho en la 2012/13 será muy complicado, pero la definición del objetivo es clara, todo lo que no sea estar en la final de Conferencia sería bajar un peldaño. Prácticamente con los mismos mimbres, y con la experiencia de algunos duros golpes en playoffs, como el (4-0) de la temporada pasada frente a San Antonio Spurs, este equipo tiene las ideas muy claras y los objetivos muy definidos.
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liderados por un Kevin Garnett que había sido MVP de la temporada regular.
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os Timberwolves se fundaron en 1989 aprovechando la expansión que hizo la NBA. Los primeros años de baloncesto profesional en Minnesota estuvieron caracterizados por la mediocridad. Entre 1989 y 1996, cuatro entrenadores pasaron por el banquillo de la franquicia sin que ninguno pudiera superar el 31% de victorias. No fue hasta la selección de Kevin Garnett en 1995 que los Timberwolves empezaron a dar destellos de ilusión. En 1997, con Garnett, las llegadas de Tom Gugliotta y Stephon Marbury y el fichaje del entrenador Flip Saunders, Minnesota se clasificó por primera vez en la historia para los Playoffs a pesar de acabar con un balance negativo en la temporada regular. Desde entonces, el equipo tuvo presencia en postemporada siete veces seguidas, aunque nunca consiguió pasar de primera ronda. No fue hasta 2004 que los Wolves llegaron hasta las Finales de la Conferencia Oeste
Desde entonces, Minnesota volvió a la mediocridad y aún está intentando salir de ella. El explosivo Latrell Sprewell, clave para el equipo, se peleó con otro pilar, Sam Cassell, y destruyó el vestuario de los Wolves. Sprewell también provocó la marcha de Saunders como entrenador. Por Minnesota pasaron muchos jugadores que no consiguieron hacerse un hueco ni en el equipo ni en la liga. Con este panorama, Garnett decidió poner fin y se marchó a Boston en 2007. La travesía por el desierto empeoró y no fue hasta 2010, con la llegada de Kevin Love, que los Timberwolves empezaron a ver la luz al final del túnel. En la franquicia se
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reunieron estrellas jóvenes con mucho futuro, como el propio Love, Beasley, Williams y Ricky, y el juego del equipo mejoró. Aunque la maldición de los Playoffs sigue presente, los aficionados de Minneapolis están cada vez más cerca de volver a ver partidos de postemporada en la ciudad.
Altas: Corey Brewer (Denver), Lorenzo Brown (Rookie), Gorgui Dieng (Rookie), Kevin Martin (Oklahoma City), Shabazz Muhammad (Rookie), Ronny Turiaf (Clippers).
campaña con Timberwolves.
la
camiseta
de
los
Luke Ridnour, el base titular del equipo cuando Ricky estaba lesionado, pone rumbo a Milwaukee. Minnesota no deberá echarlo mucho de menos si Rubio recupera su forma y Barea asume como el rol de suplente igual de bien que el año pasado. Mickael Gelabale y Malcolm Lee dejan los Timberwolves después de un año más bien mediocre. Por su parte, Ronny Turiaf sustituirá a Greg Stiemsma en la rotación de pívots.
Bajas: Mickael Gelabale, Andrei Kirilenko (Brooklyn), Malcolm Lee (Phoenix), Luke Ridnour (Milwaukee), Brandon Roy, Greg Stiemsma (New Orleans). El fichaje más destacado de este verano ha sido el de Kevin Martin. El escolta llega a Minnesota con las aspiraciones de volver a ser uno de los mejores anotadores de la liga y recuperar el nivel que demostró en Sacramento y en Houston. Martin tendrá vía libre en el juego exterior de los Wolves en parte gracias al fracaso de Brandon Roy, que intentó volver a jugar una vez retirado y solo pudo disputar cinco encuentros con el equipo. Corey Brewer vuelve a casa, a la franquicia que le seleccionó en 2007. El alero ha disputado una de las temporadas más completas de su carrera este último año con Dallas y llega a Minnesota para intentar tapar el hueco que ha dejado la marcha de Andrei Kirilenko. El alero ruso se traslada a Brooklyn para ponerse a los servicios del magnate ruso Mikhail Prokhorov después de realizar una buena
Shabazz Muhammad, estrella de instituto que promedió 17,9 puntos en su única temporada en UCLA, debutará con Minnesota en la NBA a priori como suplente de Kevin Martin, aunque el futuro del escolta rookie es muy bueno. Otro novato que llega a los Wolves es Gorgui Dieng, pívot senegalés que en los tres años en Louisville ha promediado 8,3 puntos y 7,9 rebotes. Dieng debe aspirar a ser el primer jugador de banquillo en dar descanso a los interiores titulares.
Kevin Love volverá a liderar el proyecto de Minnesota después de una última temporada complicada por culpa de las lesiones. El ala-pívot ha demostrado durante su carrera capaz de ser la
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referencia de una franquicia, y no habrá problemas para que este año sea de nuevo la cabeza visible de unos jóvenes Timberwolves. Love tendrá que recuperar su mejor nivel si quiere que Minnesota se clasifique para los Playoffs. Ricky Rubio tendrá la responsabilidad de llevar el volante del coche llamado Minnesota Timberwolves. El base de El Masnou, que disputará su tercera temporada NBA a pesar de tener solo 23 años, tiene mucho margen de mejora. En su etapa en la mejor liga del mundo, Ricky ha estado más preocupado para recuperarse de sus problemas físicos que de otra cosa, pero cuando Rubio estuvo bien, los Wolves plantaron cara a casi todas las franquicias. Kevin Martin llega a Minnesota con la intención de volver a ser ese escolta letal de Sacramento y Houston. Este último año en Oklahoma City no fue del todo bueno para él, ya que bajó su aportación ofensiva y en ningún momento pudo asumir el rol que dejó James Harden. Martin cambia de aires y aspira a liderar el juego exterior de los Timberwolves.
Cuando todas las estrellas de Minnesota han estado bien físicamente y han coincidido en pista, el equipo ha desarrollado un baloncesto divertido y efectivo. Las lesiones de Ricky y Love
estos últimos años mermaron las opciones de los Wolves para los Playoffs, pero esta temporada tienen otra oportunidad ahora que, de momento, todos los jugadores están sanos.
Si la mala suerte no se vuelve a cebar con Minnesota, los Wolves podrían aspirar a conseguir una de las últimas plazas de la Conferencia Oeste para ir a la postemporada. Ya demostraron hace dos temporadas que con toda la pólvora en pista, esta franquicia es complicada de parar. A esa plantilla se la ha añadido Kevin Martin y Shabazz Muhammad, con lo que hay un incremento de calidad. Rick Adelman sabrá gestionar bien todas las piezas para que Minnesota rente al máximo. Si Ricky es ese base que nos encantó con su magia y Love vuelve a anotar y capturar rebotes como él sabe, los Timberwolves serán un equipo serio para conseguir una de las últimas plazas de Playoffs.
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espués 11 temporadas con el nombre de Hornets, la franquicia decidió empezar de cero con un nombre propio, por lo que esta temporada será la primera de los Pelicans. Tras la marcha de Chris Paul en 2011, la franquicia no ha levantado la cabeza, quedando fuera de los Playoffs las dos últimas temporadas, convirtiéndose en uno de los peores equipos de toda la liga. Tras la llegada de Anthony Davis el año pasado, se espera una explosión del número 1 del draft para coger las riendas de un equipo que aspira a mucho.
Altas: Jrue Holiday (Philadelphia), Tyreke Evans (Sacramento), Anthony Morrow (Dallas), Greg Stiemsma (Minnesota), Jeff Withey (Rookie) Bajas: Robin Lopez (Portland), Terrel Harris (Portland), Greivis Vásquez (Sacramento), Xavier Henry (LA Lakers), Lance Thomas.
Anthony Davis tendrá que justificar por qué fue el número 1 del draft anterior, tras una temporada en la que no estuvo a su mejor nivel y las lesiones le mantuvieron fuera de las canchas bastantes partidos.
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La llegada de dos jugadores franquicia de la Liga, Jrue Holiday y Tyreke Evans, le da al equipo un gran salto de calidad, convirtiendo a la franquicia en una de las posibles sorpresas de la liga. El backcourt lo completan Eric Gordon y el MIP de 2012, Ryan Anderson.
Tras la llegada de Holiday y Evans, el objetivo de los Pelicans es claro: los Playoffs. Con una plantilla joven pero con calidad, ya no hay excusas para no estar luchando por un puesto entre los 8 primeros. Sin embargo, se trata de la Conferencia Oeste y la posibilidad de clasificarse es, mĂĄs bien, escasa.
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a franquicia fundada en 2008, sucesora de los históricos Seattle Supersonics, lleva cinco temporadas en la liga, con cuatro presencias en los playoffs. El récord de la franquicia consta de 235 victorias y 159 derrotas, con Kevin Durant como líder indiscutible.
Kevin Durant es la gran estrella de esta franquicia. Sobran las palabras para referirse al jugador más próximo a Lebron James. Es cuestión de tiempo de que Durant empiece a coleccionar Trofeos de MVP, desbancando a James de su reinado.
En su historia siempre quedará la mancha dejada por sus propietarios en Seattle, que pese a prometer que no moverían los Sonics de la ciudad, decidieron, romper con todo, finalizando la historia de uno de los conjuntos más históricos de la liga, con palmadita incluida del Señor Stern en la espalda.
Altas: Steven Adams (Rookie), Ryan Gomes, Andre Roberson (Rookie). Bajas: Kevin Martin (Minnesota), DeAndre Liggins, Ronny Brewer (Houston).
A sus 25 años lleva tres títulos como máximo anotador, siendo seleccionado cuatro veces consecutivas en el primer quinteto de la liga. Durante la pasada temporada se quedó cerca de ganar el
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MVP con 28 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias, 51% en tiros de campo, 41% en triples, 90% en libres. El alero no le quedará otra que empezar fuerte la presente campaña debido a la ausencia de su compañero Westbrook. No dudamos, de que seguirá progresando como jugador. Russell Westbrook ha tenido que pasar nuevamente por el quirófano antes de empezar la temporada, lo que le obligará a estar alejado de las canchas durante las seis primeras semanas de competición. El golpe fortuito recibido en la rodilla durante los pasados playoffs por culpa del enérgico Beverley (Rockets) le sigue pasando factura a un jugador que tardará en encontrar el ritmo. Westbrook buscará esta temporada seguir formando el dúo más peligroso y en forma de la liga junto a su compañero Durant. La pasada campaña promedió 23 puntos, 7 asistencias y 5 rebotes, esperando mantener dichos números durante el próximo año. Los Thunder seguirán contando con Ibaka, su principal referencia defensiva. El jugador se quedó cerca de ser premiado como el mejor defensor de la liga, promediando 13 puntos, 7 rebotes y 3 tapones. El jugador de la Selección Española buscará seguir mejorando en su juego, aunque debería centrarse en el aspecto defensivo, en lugar de intentar convertirse en un triplista. El C/PF ha intentó demasiados tiros lejanos durante la pasada temporada, algo que ha llegado a incomodar tanto a entrenador como compañeros. Ibaka continuará siendo clave en el equipo.
Los Thunder buscarán terminar en la primera posición de la Conferencia Oeste por segundo año consecutivo. En la campaña pasada llegaron hasta las 60 victorias, pero cayeron en Semifinales de Conferencia por 4-1 ante Grizzlies. La lesión de su estrella Westbrook durante la serie ante Rockets fue determinante, pegando el equipo un bajón considerable. Sin Westbrook o Durant, este equipo no tiene potencial suficiente para aspirar al anillo. Con los dos en cancha todo puede ser. Thunder buscarán llegar a la Final con ambos en perfectas condiciones.
El citado Westbrook no regresará a las canchas hasta el mes de diciembre, lo que seguramente incidirá en el número de victorias finales del equipo. La franquicia ha decidido apostar por el mismo bloque con escasas altas y bajas. La marcha más
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relevante ha sido la del escolta tirador Kevin Martin, que no lo hizo nada mal durante su única temporada con el equipo, anotando 14 tantos desde el banquillo. El staff técnico tiene puestas las esperanzas en el escolta Jeremy Lamb, jugador de segundo año. Lamb impresión a todos durante la pasada Summer League de Orlando, anotando 19 por noche. Que nadie se olvide de prestar atención a este
escolta de 21 añitos. Tiene un talento anotador realmente especial, con cualidades más suficientes para convertirse en el mejor sexto hombre del equipo. El rookie Steven Adams también tendrá sus minutos para demostrar su valía. Los Thunder necesitan que un jugador de futuro como Adams empiece a sacar cabeza para suplir con garantías al center veterano Perkins.
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ejos quedan ya los Suns que deslumbraron a toda la competición durante la primera década del nuevo siglo con su baloncesto vistoso y ofensivo. Aquel equipo que tumbó a los Lakers de Kobe, los Spurs de Duncan y tantos otros conjuntos que pasarán a la historia de este deporte. En su historial, una sola mancha: la ausencia de un anillo, ni siquiera un título de conferencia, que hiciera justicia a tantos minutos de esfuerzo y espectáculo.
Finalmente, en 2012 Steve Nash, emblema y jugador más determinante de la franquicia desde la retirada de Charles Barkley en los noventa, fue traspasado a los Lakers a cambio de diversas rondas de Draft. Este movimiento nos transporta a la actual situación del equipo. Con una plantilla joven y en plena reconstrucción, con la mirada puesta en el futuro pero un presente incierto. En su segunda temporada sin Nash, Phoenix sigue buscando el golpe de efecto que le haga volver a ser un equipo puntero en su conferencia.
Steve Nash, Shawn Marion y Amar’e Stoudamire fueron los estandartes de un equipo que empezó a deshacerse, poco a poco, a finales de la pasada década. Primero con la marcha de Marion a Miami en 2007 a cambio de Shaquille O’Neal, movimiento que no dio los resultados esperado ya que el pívot nunca rindió su máximo nivel. Tres años después sería el pívot quien pondría rumbo lejos de Arizona al no aceptar la oferta de renovación de Phoenix i firmar con New York Knicks. GUÍA BASKETME NBA 2013-14
Len está llamado a ser su sustituto en el rol de pívot estrella. Altas: Eric Bledsoe (Los Angeles Clippers), Dionte Christmas (Rookie), Archie Goodwin (Rookie), Gerald Green (Indiana), Vyacheslav Kravtsov (Detroit Pistons), Malcolm Lee (Minnesota Timberwolves), Alex Len (Rookie), Miles Plumlee (Indiana), Ish Smith (Milwaukee Bucks). Bajas: Michael Beasley (Miami Heat), Jared Dudley (Los Angeles Clippers), Diante Garret, Hamed Haddadi, Wesley Johnson (Los Angeles Lakers), Jermaine O’Neal (Golden State Warriors), Luis Scola (Indiana).
Phoenix ha visto como su referencia interior, Luis Scola, ha decidido este verano probar su valor en el agente libre y ha acabado en un equipo con aspiraciones al título, los Indiana Pacers. El rookie Alex
Jared Dudley pone rumbo a los Clippers, aunque a cambio llega un jugador más joven y con más proyección como es Eric Bledsoe. Michael Beasley, por sus problemas extradeportivos, fue despedido a principios de septiembre después de una temporada para olvidar. Por su parte, dos hombres de rotación con peso dentro del equipo como Jermaine O’Neal y Wesley Johnson también han decidido abandonar el solitario desierto de Arizona. Gerald Green llega a Phoenix con la misión de dar espectáculo y entretenimiento a una afición que no ha disfrutado demasiado en los últimos años. A pesar de que no es un anotador, puede aportar cosas interesantes a los Suns. Vyacheslav Kravtsov, Miles Plumlee, Malcolm Lee e Ish Smith asumirán roles más bien discretos, con poca participación y poca aportación al conjunto. A parte de Alex Len, Phoenix también seleccionó a Archie Goodwin en la 29ª posición del Draft. Goodwin es uno de los primeros jugadores del 94 que llegan a la NBA después de disputar una temporada en la universidad de Kentucky. El escolta, estrella en su instituto, jugó muy bien en su año freshman y acabó promediando 14,1 puntos. Goodwin puede ser una pieza importante de los Suns y una grata sorpresa para los aficionados de la liga. También debutará en la NBA Dionte Christmas, que este último año ha jugado en el CSKA Moscow y en el Montepaschi Siena.
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Goran Dragic es el jugador referencia. De las pocas apuestas que el año pasado rindieron en los Suns. El esloveno viene de jugar un buen Eurobasket, liderando a su combinado nacional hasta cuartos de final y exhibiéndose prácticamente en cada encuentro. En su lado de la cancha, es un defensor intenso y de ágiles manos, habitual ladrón de balones. En ataque, Dragic es un hábil penetrador y un lanzador más que fiable. Después de ser de los pocos que rindieron a buen nivel la pasada campaña, el esloveno deberá dar otro paso adelante y ser más constante en su rendimiento si Phoenix pretende ser en equipo competitivo.
Eric Bledsoe conocido también como ‘Mini-Lebron’. Encargado de echar una mano a Dragic en el perímetro. Todo explosividad, potencia y capacidad
atlética; el base aportará nuevos argumentos ofensivos a un ataque hasta la pasada campaña, demasiado previsible. Sin embargo, Bledsoe está muy lejos de ser un convincente organizador de juego, jamás ha sido un gran asistente y deberá mejorar su índice de pérdidas. La más que posible dupla con Dragic puede ayudar a paliar las carencias del ex-Clipper en este aspecto, dejándole un papel más definidor. La contrapartida de esta asociación exterior será la poca altura del perímetro de Phoenix que se puede convertir en una debilidad defensiva que no pueda compensar ni siquiera la intensidad que ambos suelen exprimirle al juego. Alex Len será la referencia interior de futuro. Tras dos años jugando en la universidad de Maryland, Len dio un paso adelante en su última campaña, llegando a una media de 11,9 puntos y 7,8 rebotes por partido. El pívot de nacionalidad ucraniana es un diamante en bruto, con mucho potencial pero aún con aspectos por pulir. Con sus 2,16 y largos brazos, Len es un buen reboteador en ambos lados de la cancha y un taponador en potencia. En el apartado ofensivo, muestra un fiable tiro de media distancia y buenos movimientos de espaldas a la canasta. La principal carencia del pívot es la falta de masa muscular, una grave desventaja en su posición ante hombres mucho más fuertes. Sin embargo, este es un problema extendido entre los recién llegados a la competición y lo más seguro es que a medida que pasen los meses el nuevo Sun vaya ganando tallas de camiseta hasta convertirse en una referencia interior de nivel.
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Con la actual plantilla, Phoenix solo puede cruzar los dedos y esperar que el año que venidero el Draft le regale un jugador que pueda guiar a la franquicia lejos del desierto en que se encuentra. Los de Arizona no tienen opciones reales de pelear por los puestos de Playoffs, más
bien batallarán por no llevarse un año más la amarga distinción como peor equipo de la Conferencia Oeste. Una lucha donde lo único en juego es el honor de la franquicia. Resulta utópico imaginarse a los Suns compitiendo por los Playoffs a corto y hasta a medio plazo.
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os Blazers entraron en la NBA en 1970, y solo siete años más tarde ganaron el que sería único anillo hasta ahora. Portland se caracterizó en sus inicios como un equipo respaldado por una de las mejores aficiones de la liga (la franquicia llenó su pabellón 815 encuentros consecutivos entre 1977 y 1995). Seguramente, este apoyo está relacionado con que los Blazers son el único club profesional de una de las grandes ligas deportivas americanas en Oregón. Portland tuvo presencia en los Playoffs durante 21 años seguidos, entre 1983 hasta 2003, pero entonces empezó una pequeña travesía por el desierto, con la franquicia gafada por las lesiones a pesar del nivel de la plantilla. Hombres como Scottie Pippen y más tarde Zach Randolph no lograron ayudar a los Blazers a pasar de ronda en la postemporada, y los relevos generacionales no acabaron de funcionar. La conocida Blazermania, apagada durante los primeros años del siglo XXI, emergió
de nuevo con la llegada de jóvenes procedentes del Draft. Pero si tuviéramos que resumir los últimos años de los Blazers brevemente, tendríamos que destacar la mala suerte y las lesiones. Greg Oden y Brandon Roy son los ejemplos más claros: jóvenes estrellas de la franquicia de Oregón que no han podido ofrecer demasiado baloncesto a los aficionados por culpa de los problemas físicos.
A Portland no han parado de llegar estrellas jóvenes que se querían hacer un hueco en la élite de la liga. LaMarcus Aldridge, más adelante Nicolas Batum y Wesley Matthews, y recientemente Damian Lillard. La Blazermania tiene esperanzas. El futuro de los Blazers, con
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estos jóvenes pero más que preparados jugadores, pinta muy bien.
Altas: Dee Bost (Rookie), Allen Crabbe (Rookie), Robin Lopez (New Orleans), C.J. McCollum (Rookie), Thomas Robinson (Houston), Earl Watson (Utah), Mo Williams (Utah), Dorell Wright (Philadelphia). Bajas: Luke Babbitt, J.J. Hickson (Denver), Jared Jeffries, Eric Maynor (Washington), Sasha Pavlovic, Nolan Smith, Elliot Williams. Siguiendo la tónica de los últimos años, a Portland ha llegado savia joven. Los Blazers seleccionaron en la 10ª posición del último Draft al escolta CJ McCollum, procedente de la universidad de Lehigh. Thomas Robinson (5ª posición del NBA Draft 2012) y Robin López (15ª elección del NBA Draft 2008) han llegado al estado de Oregón con roles importantes y a la vez
rejuvenecen la plantilla. Dorell Wright y Mo Williams han fichado por los Blazers con el objetivo de, gracias a su experiencia en la liga, ser los suplentes más importantes del equipo. Otro veterano de lujo que ha llegado a Portland es Earl Watson.
JJ Hickson es la baja más importante de Portland. El pívot de Atlanta fue la pareja de baile de Aldridge en el juego interior los dos últimos años. Hickson desarrolló en los Blazers su mejor baloncesto, pero la llegada de Robinson y López dejan más que cubierta esta baja. Eric Maynor, Luke Babbitt, Nolan Smith, Sasha Pavlovic, Jared Jeffries y Elliot Williams son los otros jugadores que han hecho las maletas y se han ido de Portland, aunque todos estos eran jugadores de rotación que no contaban ni con demasiados minutos ni con la importancia necesaria para que los aficionados de los Blazers los echen de menos.
LaMarcus Aldridge lideró la temporada pasada a los Blazers en anotación y fue el referente interior del equipo. El pívot de Dallas lleva desde 2010 siendo la principal estrella de Portland, y en este periodo ha ido al All-Star dos veces. Se espera de Aldridge que sea de nuevo el que tire del carro, aunque cada vez estará más apoyado por Lillard, que poco a poco irá madurando y mejorando como jugador. Damian Lillard fue el rookie del año y esta temporada vuelve con ganas de mejorar más. El base californiano, elegido en la sexta posición del Draft, anotó 19 puntos y repartió 6,5 asistencias por encuentro. Mucha gente dudaba de Lillard porque éste se había formado en una universidad no tan conocida, Weber State. Pero poco tardó en demostrar que es uno de los jugadores con más futuro de la liga, y con solo 23 años no parará de mejorar.
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Esta temporada debe dar otro paso hacia adelante en el equipo.
Nicolas Batum ya es uno de los referentes europeos en la NBA a pesar de tener solo 24 años. Desde que llegó a Portland en 2008, cada temporada ha ido mejorando más y aportando a los Blazers. En la última campaña, el francés acabó con 14,3 puntos, 5,6 rebotes y 4,9 asistencias por partido. Si el crecimiento del jugador no se interrumpe, se espera que esta temporada Batum mejore su versión y aporte aún más a un equipo que necesita de su completo juego.
conseguir una de las últimas plazas para la postemporada será muy dura, y es aquí donde la franquicia de Oregón saldrá probablemente perdiendo. El equipo ha sabido cubrir las bajas con incorporaciones de calidad y jóvenes, principalmente con la llegada de Mo Williams, Thomas Robinson, el rookie CJ McCollum e incluso Dorell Wright. Estas piezas se añadirán al núcleo duro de los Blazers, que no ha sufrido cambios. Pero aún así, probablemente faltará alguna estrella más para poder luchar contra franquicias muy bien construidas que también lucharán por entrar en Playoffs, como por ejemplo los New Orleans Pelicans. El proyecto de Portland, gracias a su juventud, es de futuro. Así que si esta temporada no son capaces de entrar en postemporada, no sería un drama. La plantilla irá mejorando cada vez más con el paso de las temporadas, así que este año probablemente será una prueba de un proyecto que aspira a mucho en un futuro no muy lejano.
Portland tiene una plantilla de suficiente calidad para disputar Playoffs esta temporada. Pero el principal problema de los Blazers es que el equipo juega en la Conferencia Oeste. La competencia para
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l equipo del norte de California va a tener una temporada difícil. Los Kings han pasado un verano de lo más ajetreado. A punto estuvieron de irse de la NBA para volver a Seattle y solo el multimillonario de origen indio, Vivek Ranadivé, ha sido capaz de salvarlos por el momento. Además, ha sido recientemente votado como el equipo Big 4 (NHL, NBA, NFL y MLB) menos rentable del país. Con todo esto dicho ya, ¿qué esperar de los Kings esta temporada 2013/ 2014?
Altas: Carl Landry (Golden State), Trent Lockett (Rookie), Luc Mbah a Moute (Milwaukee), Ray McCallum (Rookie), Ben McLemore (Rookie), Greivis Vásquez (New Orleans). Bajas: Cole Aldrich, Toney Douglas (Golden State), Tyreke Evans (New Orleans), James Johnson. Los Kings han renovado a casi media plantilla. Carl Landry llega de Golden State Warriors. A Landry no le ha hecho falta hacer las maletas para irse muy lejos ya que de Oakland, en el sur, pasa a
Sacramento, algo más al norte de California. El ala-pívot no derrocha talento por los poros, pero es un jugador realmente trabajador en el poste, algo que a los Kings les va a venir muy bien, y más aún después que el proyecto Thomas Robinson, el año pasado, no saliese bien.
Trent Lockett, base rookie ex de Marquette, es una de las sorpresas para esta temporada. Llega de jugar una decente Summer League, promediando 7 puntos, 1,6 asistencias y 1,6 rebotes en unos 18 minutos en pista. Pese a estar tres años en la universidad, solo ha jugado su año sénior en Marquette, ya que las dos anteriores campañas las había disputado en Arizona State, donde fue, incluso, incluido en el mejor quinteto. Otro rookie que debutará en el equipo californiano es Ray McCallum, de 22
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años y base puro. Llega a Sacramento desde University of Detroit Mercy, donde ha jugado los últimos 3 años. Como segunda ronda del Draft, McCallum llega con dificultades para hacerse un hueco en el equipo, pero cuidado: el chico, en 3 años que ha estado en la universidad, ha sido nombrado dos veces Jugador del Año de la Horizon League y su entrenador en Detroit ya dijo que se trata de un chico "trabajador al límite". Con gente como Vásquez, Thomas, Fredette y McLemore en sus puestos, lo tendrá complicado, pero cosas más raras hemos visto.
grandes noches a los aficionados. Vásquez es un hombre que no destacaba en la NBA por un juego espectacular, pero ahí va un dato: en la temporada pasada, ha sido el base que más asistencias ha repartido. Es un jugador que promete mucho trabajo y sacrificio por el bien del equipo y eso le va a venir muy bien a los Kings. Es de suponer que junto a Isaiah Thomas forme la pareja de bases de la franquicia, aunque es muy posible que sea él el que parta de inicio. Con Thomas, Fredette y sobre todo McLemore al lado, parece que Kings tiene muy bien cubiertos esos puestos. Gran acierto de la franquicia.
Luc Richard Mbah a Moute es un jugador de músculo que le vendrá muy bien al equipo. Mbah a Moute, de origen camerunés, lleva ya tiempo en la NBA y procede de Milwaukee Bucks. El alero y sus casi 5 millones de dólares de salario aterrizan en Sacramento con la intención de ser una pieza importante, sobre todo en defensa, y más aún con la marcha de Tyreke Evans a New Orleans. La pieza soñada de los Kings para el pasado Draft fue Ben McLemore, que apuntaba, sin duda, a Top 3 en el Draft, pero sus malos workouts y su vitola de estrella parece que jugaron en su contra. El ex jugador de Kansas era, sin duda, el jugador con mejores cualidades físicas de todo el Draft, además de ser el jugador con más clase, pero no pudo ser. Es un gran acierto para Kings, y puede que él haya sido la clave para que a los de Sacramento les costase tan poco deshacerse de Evans. Se trata de un escolta con unas cualidades físicas que impresionan. Es capaz de hacerlo todo y muy bien; una penetración excelente, un tiro de tres muy peligroso y una chulería, por qué no decirlo, que le vendrá bien en la NBA. Si él está entonado este año, Kings lo agradecerá. Una de las llegadas que más ilusionan en Sacramento es Greivis Vásquez. El venezolano es un jugador que promete
Por otra parte, hay cuatro jugadores que se han ido este verano de Sacramento que podían contar con minutos e importancia en el equipo californiano. Cole Aldrich, el pívot que procedía de Oklahoma City, se va para volver a casa. Aldrich, número 11 del Draft de su promoción, vuelve a los Thunder tras menos de un año vestido de púrpura. Tony Douglas, pese a tener solo 27 años, es todo un trotamundos de la NBA tras haber jugado en Knicks, Rockets, Kings y ahora Warriors. El base tendrá sus minutos en Oakland, pero su juego se verá terriblemente limitado, sobre todo en unos puestos que Golden State,
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Grevis Vásquez. ¿Quién sabe si este cambio les vendrá bien a ambas partes? Finalmente, James Johnson, tras jugar dos temporadas en Chicago Bulls y dos en Toronto Raptors, aterrizaba en Sacramento el año pasado. Sus números no fueron malos, pero los Kings han enviado al ex de Wake Forest a Atlanta Hawks. Su baja tampoco creemos que vaya a ser significativa.
con Curry, Thompson e Iguodala, tiene bien cubiertos. Tampoco es que fuese gran cosa en Sacramento.
Tyreke Evans es, sin duda, la baja que más daño hace. Tyreke, antigua estrella del equipo y rookie de su promoción, nunca ha sido feliz en Sacramento y le ha tocado hacer las maletas, con su contrato en último año, dirección New Orleans para jugar con los nuevos Pelicans, antes Hornets. Evans es un genial jugador que puede jugar tanto de base, como de escota e incluso de alero, pero su irregularidad esta pasada campaña y la explosión de DeMarcus Cousins como estrella han hecho que Kings le traspase a cambio de
Su estrella Sin duda alguna, el genial, joven y díscolo pívot DeMarcus Cousins. Sin Evans en la nave King, será el ex de Kentucky quien tendrá que echar el resto. ¿Las expectativas? No esperamos que lleguen a Playoffs, aunque en una Conferencia tan batalladora y competitiva como el Oeste siempre puede haber sorpresas.
Pues no sabemos si será un año peor de lo esperado (algo complicado), o podremos ver una pequeña reconstrucción del equipo. Los Kings, fundados originalmente como Rochester Royals (se trasladaron a Sacramento en 1985), han perdido jugadores interesantes como Tyreke Evans, pero a cambio han ganado hombres que, si funcionan como se espera, pueden ser motivo de sonrisa para sus fans (mirando, principalmente, a Ben McLemore).
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H
ablar de San Antonio Spurs es hablar literalmente de los viejos rockeros. ¿Cuánto tiempo llevamos diciendo que se ha terminado el ciclo? ¿Cuánto tiempo llevamos dándoles por acabados? ¡Y el año pasado llevaron a Miami al límite y no ganaron el campeonato NBA de milagro!
Altas: Jeff Ayres Belinelli (Chicago).
(Indiana),
compulsivo, y seguro tendrá un papel importante este año. Además, Gary Neal se ha ido rumbo a Milwaukee, por lo que Bellinelli y su tiro de tres serán más importantes que nunca. No será titular pero sí importante.
Marco
Bajas: DeJuan Blair (Dallas), Tracy McGrady, Gary Neal (Milwaukee). San Antonio ha incorporado a dos jugadores. El primero es Marco Bellinelli, el italiano de oro. Bellinelli viene de Chicago Bulls y ha firmado un contrato por dos temporadas con los tejanos. Del escolta gustan muchas cosas y Popovich seguro que da buena cuenta de ello. Gusta su carácter, tranquilo; gusta su work ethic, ya que es un jugador que no suele ser pasota; y finalmente gusta eso que tanto utiliza Popovich, y que casi mete en un lío tan profundo como un pozo a Miami: el factor sorpresa. Bellinelli, escolta de 1'96 metros de altura, es un triplista
La otra incorporación es Jeff Ayres, que sonará, probablemente, a chino. Y es que Ayres, para que nos hagamos una idea, era antiguamente Jeff Pendergraph. Procede de Indiana Pacers, y ha firmado con San Antonio Spurs para las próximas dos temporadas. ¿Los motivos de cambio de apellido? Puramente familiares. Pendergraph es el apellido de su padre biológico, a quien apenas a ha conocido, y Ayres el de su padre adoptivo, con quien convive desde su etapa en high school. Esa
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es la explicación. En lo meramente deportivo no esperemos demasiado de Ayres. Sabemos que Popovich siempre saca el máximo de sus pupilos, pero este jugador en principio será testimonial. El ex de Arizona State no ha tenido demasiadas oportunidades ni en Sacramento, ni en Portland, ni en Indiana y dudamos que pueda tenerlas en Texas.
Gary Neal, a pesar de la buena temporada que hizo el año pasado (sobre todo en Playoffs), no ha conseguido quedarse en los Spurs y San Antonio ha decidido pasar de él. Neal, que realizó una postemporada sensacional, se va de San Antonio rumbo a Milwaukee para jugar con los Bucks, con quienes se supone que, tras esa meta remodelación, ha de ser titular. San Antonio, lógicamente, debería de notar la baja, pero Popovich, como genio que es, se encargó de buscarle sustituto natural, Marco Bellinelli. Finalmente, Tracy McGrady llegó a San Antonio, vía China, levantando todo tipo de pasiones, pero todo se quedó allí. TMac, que llegó en sustitución de Stephen Jackson, no aportó desde el principio ni lo más mínimo en la franquicia más que el ocupar una silla en el banquillo, y son muchos los que añoramos al viejo Tracy. Aún así, McGrady se vuelve a China con la cabeza bien alta, y San Antonio no notará su ausencia en absoluto. Creemos que apenas se dieron cuenta que estaba allí.
San Antonio también ha visto como algunos de sus jugadores han cambiado de franquicia para tener un rol más importante. El primero es DeJuan Blair. El joven y fornido pívot de Pittsburgh abandona los Spurs para irse a Dallas, en el mismo estado Texas. Blair, a sus 24 años, es uno de los pívots más bajos de la NBA, con 2'01 metros de altura, pero lo que no tiene de alto lo tiene de ancho. Popovich, aún así, se enamoró rápidamente de Splitter y su juego, y el gran perjudicado fue Blair. Ahora llega a Dallas, donde se supone que tendrá que ser una pieza más importante. San Antonio, aún así, no creemos que vaya a notarlo en exceso.
¿Sus estrellas? Decir el nombre de una estrella en una franquicia como San Antonio es completamente imposible. En cualquier otro equipo nombraríamos a un jugador y nos quedaríamos tan tranquilos, y posiblemente sin miedo a equivocarnos, pero en San Antonio todo va a una velocidad diferente. Las estrellas serán sin duda su gran y eterno capitán, Tim Duncan, y el francés de oro, Tony Parker. Como jugador clave podríamos nombrar a Kawhi Leonard, de quien se espera un año más que sobresaliente.
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San Antonio Spurs, de la mano de Gregg Popovich, ha sido, es y va a seguir siendo un hueso duro de roer. ¿Que todos los jugadores son un año mayores? Pues como todo el mundo, claro está, pero que la veteranía, literalmente, es un grado… eso
no se lo quita nadie. ¿Pronósticos para este año? Pues con Popovich, Duncan y Parker al mando el objetivo, pese a la edad, va a seguir siendo el mismo: el campeonato NBA.
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L
os New Orleans Jazz disputaron por primera vez la NBA en 1974, pero cinco años después la franquicia se trasladó a Salt Lake City. Pete Maravich fue la primera estrella del equipo, que permaneció en los Jazz desde su creación hasta que el club lo cortó. No fue hasta 1984 cuando Utah se clasificó para los Playoffs, con Adrian Dantley y Mark Eaton como referentes. A pesar de esta participación en postemporada, los primeros años de la franquicia fueron más bien discretos.
el fichaje de Jeff Hornacek en 1993, Utah empezó a realizar temporadas de 60 victorias. No fue hasta 1997 cuando la franquicia de Salt Lake City llegó a las Finales NBA ante los Bulls de Jordan. Un año más tarde, se repitió el mismo escenario, y en las dos ocasiones Chicago salió victorioso.
La historia cambió en los NBA Draft de 1984 y 1985, cuando el club de Salt Lake City seleccionó a John Stockton y Karl Malone respectivamente. Poco a poco, el equipo fue mejorando y posicionándose como una franquicia de futuro, aunque durante la década de los 80 nunca pudo superar la segunda ronda de Playoffs. En 1988, Jerry Sloan llegó al banquillo del club sustituyendo a Frank Layden. El juego de los Jazz mejoró cada vez más durante los primeros años de los 90, y con
Poco a poco, la era Stockton-Malone se fue diluyendo, hasta que en 2003 el genial
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base anunció su retirada mientras que el interior se trasladó a los Lakers. En ese momento comenzó la reconstrucción del equipo, con el ruso Andrei Kirilenko liderando la franquicia. Carlos Boozer y Deron Williams llegaron en 2004 y 2005 respectivamente, preparando lo que sería la nueva pareja de moda de los Jazz. Utah consiguió acceder de nuevo a los Playoffs entre los años 2007 y 2010, en el mejor momento del dúo Boozer-Williams. Pero en verano de 2010, el interior decidió marcharse a Chicago mientras meses después el base era traspasado a los Nets. De esta manera, se acabó otra buena época de los Jazz y comenzó de nuevo un periodo de reconstrucción.
Altas: Andris Biedrins (Golden State), Trey Burke (Rookie), Ian Clark (Rookie), Rudy Gobert (Rookie), Richard Jefferson (Golden State), John Lucas III (Toronto), Brandon Rush (Golden State). Bajas: DeMarre Carroll (Atlanta), Randy Foye (Denver), Al Jefferson (Charlotte), Jerel McNeal, Paul Millsap (Atlanta), Kevin Murphy, Jamaal Tinsley, Earl Watson (Portland), Mo Williams (Portland). Este verano ha habido limpieza en el vestuario de los Utah Jazz. El jugador franquicia, Al Jefferson, ha puesto rumbo a Charlotte, mientras que hombres importantes como Paul Millsap, Mo Williams e incluso Randy Foye han hecho las maletas. También han cambiado de aires DeMarre Carroll, Jamaal Tinsley, Earl Watson y Kevin Murphy, aunque éstos cuatro no contaron ni con
muchos minutos ni tuvieron la importancia necesaria este último año.
Para intentar sustituir las bajas, los Jazz han fichado Andris Biedrins y Richard Jefferson. Con un cierto grado de veteranía, estos dos hombres no están en forma para poder ofrecer su mejor baloncesto, así que no se espera que ninguno de los dos se ponga a liderar la franquicia. Brandon Rush ha llegado a Salt Lake City para intentar hacer el papel que tuvo el año pasado Randy Foye, mientras que John Lucas III se encargará de dar minutos de descanso al base titular. La gran esperanza de los aficionados procede de la universidad de Michigan, y ha llegado a Utah mediante el Draft. Trey Burke se postula como uno de los líderes del equipo siempre y cuando se adapte bien a la liga. En este sentido, los Jazz han mejorado la posición de base titular respecto el año pasado. Finalmente, los Jazz también se han reforzado con los rookies Ian Clark y el pívot procedente del Cholet Rudy Gobert, que lucharán para conseguir minutos.
Gordon Hayward acabó la temporada pasada como tercer máximo anotador del equipo por detrás de Jefferson y Millsap. Con la marcha de estos dos hombres, el
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escolta de los Jazz emerge como nuevo líder de este proyecto. Hayward disputará su cuarta temporada en la élite después de haber estado mejorando cada año. Para esta temporada se espera que haya continuado evolucionando como jugador y, esta vez sí, explote definitivamente como líder de la franquicia.
Millsap han hecho las maletas. El interior formado en Georgia ha ido evolucionando poco a poco en las tres temporadas que ya ha disputado en la NBA, pero ahora, por calidad, está llamado a dar un paso al frente y explotar. La tercera elección del NBA Draft 2010 tiene la oportunidad de justificar su posición y demostrar que puede ser uno de los interiores más importantes de la liga.
Utah ha desmontado el equipo que había formado los últimos años. En parte es normal, ya que desde que la sociedad Boozer-Williams se desmontó la franquicia solo se ha clasificado una vez para Playoffs, en 2012. De esta manera, el proceso de reconstrucción continúa, aunque parece ser que ahora se empieza de nuevo otra vez.
Trey Burke fue elegido en la novena posición del Draft después de una gran temporada en la universidad de Michigan. El base promedió 18,6 puntos y 6,7 asistencias en 35 minutos en la NCAA, y con la marcha de Mo Williams y Earl Watson, Burke destaca como base titular del equipo y director de juego. Habrá que ver si se adapta rápido a la NBA y tira del carro desde el principio, pero con las expectativas puestas en él, deberá ser una de las referencias de la franquicia.
Esta última temporada Utah no fue capaz de disputar partidos de postemporada, con lo que para este año no se prevé que puedan clasificarse. La plantilla ha empeorado respecto el año pasado y todo girará alrededor de cómo se adapte Trey Burke a la liga. Se espera que esta sea una campaña de transición, de probar qué otras piezas son necesarias para que los Jazz vuelvan a los Playoffs. La falta de un claro referente interior tampoco ayudará nada si los Jazz se marcan como objetivo la postemporada. Es en la pintura donde el desalojamiento este verano ha hecho más daño. Se han ido las dos referencias más importantes del equipo y a cambio solo han llegado un mermado y veterano Andris Biedrins y un rookie
Derrick Favors se ha quedado solo en la pintura de Utah una vez Jefferson y GUÍA BASKETME EUROBASKET 2013
procedente de Francia como Rudy Gobert. Hay franquicias que tienen una plantilla mucho más competitiva que la de Utah y lucharán por las últimas plazas de Playoffs, con lo que la aparición de los Jazz en postemporada este año parece casi imposible.
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29 de octubre: Comienza la temporada 2013-14 4 de diciembre: Partido de los NBA Global Games en Ciudad de Méjico (Minnesota Timberwolves vs San Antonio Spurs) 6 de enero: Los equipos pueden comenzar a firmar contratos de 10 días 10 de enero: Todos los contratos de las plantillas pasan a ser garantizados 16 de enero: Partido de los NBA Global Games en Londres (Atlanta Hawks vs Brooklyn Nets) 14-16 de febrero: NBA All-Star en New Orleans 20 de febrero: Fecha límite para hacer traspasos 16 de abril: Último día de la temporada regular 19 de abril: Comienzan los NBA Playoffs 2014 5 de mayo: Comienzan las Semifinales de Conferencia 20 de mayo: Comienzan las Finales de Conferencia 5 de junio: Comienzan las Finales 26 de junio: NBA Draft
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