El Rey y su escolta durante un recorrido por las calles de Santa Cruz
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N la fiesta del Casino —celebrada en la noche del 2 7 de marzo de 1906- Don Alfonso XIII vestía de almirante de la Marina de Guerra española. La prensa de Santa Cruz de Tenerife decía que en dicha sociedad se había rendido ~ un gran homenaje al Rey cuando, acompañado de su séquito, hizo su entrada. «Los vivas —dice El Tiempo— en que prorrumpían en los salones los socios del Casino eran prolongados en la plaza por la multitud. Su Majestad recorrió los salones de esta culta sociedad, saludó a la directiva y se marchó a bordo a descansar para la expedición de hoy, acompañado hasta su embarque por los vítores de entusiasmo del pueblo después de haber saludado a éste desde los balcones. Millares de almas ocupaban los muelles. Las ovaciones estruendosas resonaban aún después de zarpar el bote que conducía al Rey a bordo del «Alfonso XII». El baile de etiqueta continuó en el Casino con la presencia de las autoridades, marinos de la escuadra, etc. A las once nos retiramos, empezaba la animación». En el citado periódico santacrucero figuraba la lista de las unidades que integraban la fuerza naval que acompañaba al trasatlántico «Alfonso XII
Santa Cruz de ayer y de hoy
Don Alfonso XEH en la ciudad -d —donde viaiahq pl 'Rpy—r_fiiip
cedido por la Companía Trasatlántica Española, navegaba como yate real, si bien el «Giralda» servía para parte del séquito. «Vienen, como hemos dicho —agregaba El Tiempo— formando parte la escuadra al mando del contralmirante D. Juan J. de la Mata, los siguientes buques: »Pelayo», acorazado de 9.890 toneladas, 29 cañones, 637 tripulantes. Comandante, D. José Padriñan. «Princesa de Asturias», crucero, de 7.000 toneladas, 30 cañones, 637 tripulantes. Comandante, D. A. Sánchez. «Carlos V», crucero, de 10.000 toneladas, 36 cañones, 540 tripulantes. Comandante, D. A.Morgado. «Extremadura», crucero de 2.000 toneladas, 16 cañones, 257 tripulantes. Lo manda D. J. Dueñas. «Río de la Plata», crucero de 1.759 toneladas, 16 cañones, 206 tripulantes. Lo manda D. D. Carlier. «Alfonso XII», crucero de 12.000 toneladas, 2 cañones, 397 tripulantes. Lo manda D. A. Llopis.
n alacias,' 2 cañones. 117 tripulantes. Lo manda D. J. Barrier». Como ya indicamos, el primer día de la estancia del Rey Don Alfonso XIII en Santa Cruz de Tenerife y a eso de las 2,30 de la tarde, tras Punta Anaga aparecieron tres acorazados que, ya frente a Santa Cruz, largaron en el pico la bandera de la Marina de Guerra Inglesa y, al tiempo que moderaban máquina, dispararon las salvas de ordenanza como saludo al Monarca. Luego, estas fueron contestadas por los buques españoles y el fuerte de Almeida y, cuando terminó el sonar de los cañonazos sobre la mar, los acorazados dieron de nuevo avante y, con rapidez, se perdieron de vista rumbo al Sur. En la noche del día 26 dio fondo el crucero portugués «Sao Rafel» que, por la mañana, saludó las salvas de ordenanza con la plaza y, luego, a la insignia real que lucía a tope del «Alfonso XII». La escena se repitió por la tarde cuando, cerca de los buques de guerra españoles y portugués, dio fondo el «Conde», crucero-acoraza-
francesa. Al tiempo que las cadenas de las anclas resbalaban por los escobenes, el retumbar de los saludos a la plaza y a la insignia real, retumbar que, entre nubes de pólvora, se repitió desde Almaida y los Duques del contralmirante De la Mata. EL SÉQUITO
Un periódico de la época —creo fue La Opinión— publicó el séquito real y, añadía, que habían llegado «nuevos individuos de la policía secreta al mando de sus jefes don Ramón Ain, de la ronda de S.M., y D. Ricardo Puga, del cuerpo de investigación». Formaban parte del séquito el comandante general de Alabarderos, teniente general don Juan Pacheco y Rodrigo, marqués de Pacheco, y el ayudante de campo de Don Alfonso XIII, general de división don José Bascarán y Federic. «También vienen los mayordomos de semana, Excmos. Sres. D. Alvaro Caro y Szécheny, Marqués de Villamayor, y don Manuel Alvarez de Toledo
Felices de Aragón. De los Ayudantes de S.M., además de general Bascarán, vienen el de campo capitán de navio de primera clase Excmo. Sr. D. Leopoldo Boado y Montes, y el de órdenes, coronel de Infantería D. Enrique Fernández Blanco. Acompañan también al Rey su profesor Teniente coronel de Estado Mayor D. Miguel González de Castejón y Eli o, conde de Aibar; el Sr. don Fernando Satorius, conde de San Luis; Sr. D. Baltasar Losada y Torres, conde de San Román y primer montero de S.M., y el médico de la Real Cámara, D. José Grinda». También acompañaban a Don Alfonso XIII los ministros de la Guerra y Marina, teniente general don Agustín Luque y Coca y capitán de navio don Víctor María Concas y Galán, el mismo marino que, al mando de la reproducción de la «Santa María» colombina, años antes había pasado por Santa Cruz rumbo a La Habana y los Estados Unidos. El ministro de la Gobernación, don Alvaro Figueroa y Torres, conde de Ro-
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manones, venía también en el séquito del Rey. «En el séquito de la Infanta figura su Tenienta de aya, la Excma. Sra. doña Rosa de Aristegui y Doz, condesa de Miraseiiuicí i aquí también buenas amistades cuando vino con motivo de la enfermedad de su hijo». La representación de la prensa —que llegó en el yate «Giralda»— estaba compuesta por don Alfredo Escobar y Ramírez, marqués de Valdeiglesias y director de La Época; don José Campúra, redactor gráfico de la revista Nuevo Mundo; don Jaime Muñoz Baena, de la revista La Ilustración Española y Americana; don Francisco Peris Mancheta, director de la agencia Mencheta, y señor Piboteau, de la agencia Fabra. «En la escuadra llegaron también el diputado a Cortes por Gandesa, don Juan de Urquía y Redecilla; el oficial de Telégrafos, don Julio de la Rosa y Real, el teniente coronel don Manuel Cerón y Cuervo y el capitán don Adolfo Tolosa, ambos de Artillería». Para el 28 se anunciaba la visita de don Alfonso a La Laguna y, a su regreso a Santa Cruz, marcharía al fuerte de Almeida y Club Náutico.— Juan A. Padrón Albornoz.