ra del 1938, l’escriptor va deixar Rocafort (València) i es va traslladar a Barcelona. Va passar menys d’un mes a l’hotel Majestic, convertit aleshores en centre de refugiats il·lustres. Més tard, es va allotjar a la torre Castanyer, a Sant Gervasi. Allà hi va passar vuit mesos, durant els quals va col·laborar amb La Vanguardia, amb un total de 29 articles (la majoria de la sèrie “Desde el mirador de la guerra”). La mitjanit del 22 de gener de 1939 Machado va emprendre el camí de l’exili. El Consell Plenari de l’Ajuntament de Barcelona, en sessió del juliol del 2020, va aprovar l’adhesió de la ciutat a la Red de Ciudades Machadianas. Les
Articles a La Vanguardia
Barcelona va ser la darrera residència de Machado abans de l’exili. A la primave-
ciutats que en formen part (Sevilla, Madrid, Sòria, Baeza, Segòvia, Rocafort, Bard’Antonio Machado. Amb aquest motiu s’edita aquest llibre, que reuneix, per primera vegada de forma monogràfica, el conjunt de 29 articles que, durant la seva estada a Barcelona, Machado va publicar a La Vanguardia. El llibre vol ser una contribució més a la projecció i al coneixement de l’obra d’Antonio Machado. Barcelona fue la última residencia de Machado antes del exilio. En la primavera
ocho meses, durante los cuales colaboró en La Vanguardia, con un total de 29 artículos (la mayoría de la serie “Desde el mirador de la guerra). La medianoche del 22 de enero de 1939 Machado emprendió el camino del exilio. El Consejo Plenario del Ayuntamiento de Barcelona, en sesión de julio de 2020, aprobó la adhesión de la ciudad a la Red de Ciudades Machadianas. Las ciudades que forman parte de esta red (Sevilla, Madrid, Soria, Baeza, Segovia, Rocafort, Barcelona y Colliure) tienen en común haber sido lugar de residencia y parte de la vida de Antonio Machado. Con este motivo se edita este libro que reúne, por primera vez de forma monográfica, el conjunto de los 29 artículos que, durante su estancia en Barcelona, Machado publicó en La Vanguardia. El libro quiere ser una contribución más a la proyección y al conocimiento de la obra de Antonio Machado.
Amb la col·laboració de
Antonio Machado a Barcelona (1938-39)
de 1938, el escritor marchó de Rocafort (Valencia) y se trasladó a Barcelona. Pasó dos ilustres. Más tarde, se alojó en la torre Castanyer, en Sant Gervasi. Allí pasó
Articles a La Vanguardia
l’agost de 1937. Els dibuixos reproduïts en aquest
de Ramón Gaya que van ser publicats per la revista literària Hora de España, on escrivia Antonio Machado. La silueta de Barcelona es va publicar el març de 1938 i el retrat de Machado llibre s’han extret de l’edició de La Vanguardia de 31 de juliol de 1975, que també els va publicar juntament amb una selecció dels articles d’Antonio Machado.
celona i Cotlliure) tenen en comú haver estat lloc de residència i part de la vida
menos de un mes en el hotel Majestic, convertido entonces en centro de refugia-
Antonio Machado a Barcelona (1938-39)
Les il·lustracions de la coberta són dibuixos
Antonio Machado a Barcelona (1938-39) Articles a La Vanguardia
Crèdits Edita: Ajuntament de Barcelona. Consell d’Edicions i Publicacions de l’Ajuntament de Barcelona: Jordi Martí Grau, Joan Subirats Humet, Marc Andreu Acebal, Gemma Arau Ceballos, Águeda Bañón Pérez, Marta Clari Padrós, Núria Costa Galobart, Laura Pérez Castaño, Jordi Rabassa Massons, Joan Ramón Riera Alemany, Pilar Roca Viola, Edgar Rovira Sebastià i Anna Giralt Brunet. Directora de Comunicació: Águeda Bañón Directora de Serveis Editorials: Núria Costa Galobart Cap editorial: Oriol Guiu Producció: Maribel Baños Distribució: M. Àngels Alonso Edició i producció: Direcció de Serveis Editorials Passeig de la Zona Franca, 66 08038 Barcelona tel. 93 402 31 31 barcelona.cat/barcelonallibres
Barcelona, 2021 © de l’edició: Ajuntament de Barcelona © dels textos: els autors i autores esmentats © de les il·lustracions: © Ramón Gaya, VEGAP, Barcelona, 2021
ISBN: 978-84-9156-338-9 D.L. B. 12555-2021 Imprès en paper ecològic
El llibre s’ha publicat en motiu de l’adhesió de la ciutat a la ‘Red de Ciudades Machadianas’ i ha estat coordinat per la Direcció de serveis de Relacions Institucionals de l’Ajuntament de Barcelona. Coordinació editorial: Txema Castiella Disseny i maquetació: Jordi Salvany Il·lustracions de la coberta: Ramon Gaya Amb la col·laboració de La Vanguardia
Índex
6 Antonio Machado en Barcelona Monique Alonso 18
Antonio Machado i La Vanguardia Josep Playà
Recull d’articles a La Vanguardia 29
El poeta y el pueblo (16/07/1937)
36
Notas inactuales, a la manera de Juan de Mairena (27/03/1938)
40
Apuntes del día (06/04/1938)
43
Mairena Póstumo (13/04/1938)
46
Desde el mirador de la guerra (03/05/1938)
51
Desde el mirador de la guerra II (14/05/1938)
56
Desde el mirador de la guerra III (22/05/1938)
60
Desde el mirador de la guerra IV (02/06/1938)
64
Desde el mirador de la guerra V (12/06/1938)
68
Desde el mirador de la guerra (25/06/1938)
72
Saavedra Fajardo y la guerra total (07/07/1938)
76
En el 19 de julio de 1938 (19/07/1938)
79
Para el congreso de la paz (23/07/1938)
83
Desde el mirador de la contienda (09/08/1938)
87
Lo que recuerdo yo de Pablo Iglesias (16/08/1938)
91
Viejas profecías de Juan de Mairena (24/08/1938)
95
Desde el mirador de la guerra (01/09/1938)
98
Desde el mirador de la guerra. Miscelánea apócrifa (25/09/1938)
101
Desde el mirador de la guerra (06/10/1938)
105
España renaciente. Arturo Serrano Plaja (21/10/1938)
109
Desde el mirador de la guerra (23/10/1938)
113
Unas cuartillas de Machado (29/10/1938)
115
Antonio Machado habla del 7 de noviembre (alocución de radio)
(08/11/1938)
117
Desde el mirador de la guerra (10/11/1938)
122
Glosario de los 13 fines de guerra (13/11/1938)
29 1
(22/11/1938)
133
La gran tolvanera (23/11/1938)
137
Recapitulemos (07/12/1938)
140
Desde el mirador de la guerra (06/01/1939)
Una alocución de don Antonio Machado dirigida a todos los españoles
Barcelona va ser la darrera residència d’Antonio Machado abans de l’exili. A la primavera del 1938, l’escriptor va deixar Rocafort (València) i es va traslladar a Barcelona. Va passar menys d’un mes a l’hotel Majestic, convertit aleshores en centre de refugiats il·lustres. Més tard, es va allotjar a la torre Castanyer, a Sant Gervasi. Allà hi va passar vuit mesos, durant els quals va col·laborar amb La Vanguardia, amb un total de 29 articles (la majoria de la sèrie “Desde el mirador de la guerra”). La mitjanit del 22 de gener de 1939 Machado va emprendre el camí de l’exili. El Consell Plenari de l’Ajuntament de Barcelona, en sessió del juliol del 2020, va aprovar l’adhesió de la ciutat a la Red de Ciudades Machadianas. Les ciutats que en formen part (Sevilla, Madrid, Sòria, Baeza, Segòvia, Rocafort, Barcelona i Cotlliure) tenen en comú haver estat lloc de residència i part de la vida de Machado. Amb aquest motiu s’edita aquest llibre, que reuneix, per primera vegada de forma monogràfica, el conjunt de 29 articles que, durant la seva estada a Barcelona, va publicar a La Vanguardia. El llibre vol ser una contribució més a la projecció i al coneixement de l’obra del poeta.
Antonio Machado, articles a La Vanguardia 5
ANTONIO MACHADO EN BARCELONA Abril 1938 – Enero 1939 Debido a la guerra civil y por sus ideas políticas Antonio Machado, lo mismo que muchísimos españoles, se vio obligado a abandonar su casa de Madrid, en noviembre de 1936. La primera etapa de su exilio lo llevó a Valencia, más concretamente a Rocafort, y desde allí, conforme iban avanzado las tropas nacionales, llegó a Barcelona. La Ciudad Condal que él había calificado de “ciudad de verás, ciudad magnífica, la primera de España sin ningún género de dudas” sería su última etapa en tierra española con algunas, aunque pocas, esperanzas de detener aquí este viaje. Machado alcanzó pues Barcelona a principios de abril de 1938 donde llegó en coche desde Rocafort con su madre, su hermano José, su cuñada Matea y las tres hijas de éstos: Eulalia, Carmen y Mary. Se desconoce la fecha exacta, pero el 2 de abril todavía estaba Don Antonio en Rocafort ya que desde allí escribió una carta a Fedor Kelin en que se mostraba muy preocupado por el porvenir de su familia y manifestaba claramente su deseo de marchar a Rusia e incluso pedía ayuda para ello. Por otra parte, el conservador de Torre Castañer en aquel momento nos dijo que había llegado allí sobre el 20 de abril. A su llegada a Barcelona, Antonio Machado fue recibido, al igual que otros muchos intelectuales, en el Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad sito en la Diagonal, por el subsecretario de estado Wenceslao Roces y por el ministro Segundo Blanco González. Luego se acomodó al Poeta con su familia en dos habitaciones del Hotel Majestic Inglaterra, sito en el Paseo de Gracia, donde se alojaban también otros poetas muy amigos de Machado: León Felipe y José Bergamín, entre otros. Durante su estancia en el Majestic, tuvo asimismo la oportunidad de conocer a Waldo Frank que se alojaba en
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el mismo hotel y que, en 1924, en el momento de escribir Virgin Spain, había escrito de Machado “el poeta más popular de España es andaluz, pero canta a Castilla. Canta el mundo robusto y brutal en que se incubó el pícaro”. Las sobrinas de Don Antonio disfrutaron mucho esos días en el Majestic ya que era la primera vez que estaban en un hotel tan grande y tan lujoso, con comidas servidas en mesas con manteles blancos por camareros, según ellas, muy atentos. Pero no opinaba lo mismo el Poeta que, a pesar de agradecer la acogida, odiaba tanto lujo. Y, por si fuera poco, el vaivén constante de gente en este hotel agobiaba mucho al autor de Soledades. No se debe olvidar que el Majestic, además de alojar a numerosos intelectuales, alojaba también a muchos corresponsales de prensa ya que el Hotel estaba dotado de telégrafo y desde allí se escribían y emitían la mayoría de los partes de guerra. Su hermano José dice: “Allí como en un andén de estación, pasaban, se cruzaban toda clase de personas conocidas y desconocidas, sospechosas”. Por ello el Poeta solo bajaba al hall en el momento de las comidas porque además no funcionaba el ascensor y él no estaba para subir y bajar a cada momento escaleras a pesar de los bancos que estaban en los descansillos entre piso y piso y en que le gustaba hacer sus “tertulias” principalmente con León Felipe. Unos quince días después de su llegada a Barcelona se consiguió mudar al Poeta a una casa en que pudiera estar más tranquilo junto con su familia. La casa en que fue alojado, después de esos primeros días en el Majestic, era Torre Castañer. Torre Castañer era en un principio una masía a las afueras de la ciudad que el señor Castañer transformó en palacete de tipo italiano del siglo XIX, para pasar el verano cuando se casó con Consuelo Moragas Quintana. Hacia 1930, la marquesa de Moragas abandonó su domicilio habitual de la calle Boters 4 para irse a vivir a este palacete en la parte alta de la ciudad. Pero en
Antonio Machado, articles a La Vanguardia 7
el momento de la guerra, al avanzar las tropas hacia Barcelona, tuvo miedo y se marchó a Lourdes (Francia) a un convento que la acogió por un tiempo. Al quedarse la casa solo con el servicio, un pariente de la marquesa, Beltrán de Quintana, que era concejal del Ayuntamiento de Barcelona, le comunicó que conocía una institución que podría cuidar de la casa mientras ella no estuviera y, además, se podrían alojar en ella gente que no tenía donde ponerse a salvo. Así fue como Torre Castañer fue puesta a disposición del Socorro Rojo. Este palacio al pie del Tibidabo, paseo San Gervasio 21, tendría que ser la última residencia de Antonio Machado en España. La primera, en Sevilla, también había sido en el recinto de un palacio, el palacio de las Dueñas. ¡Casualidades de la vida! Torre Castañer era pues una finca preciosa con un gran parque, cementerio familiar propio en el barranco que está debajo de la casa, y sobre todo en aquel momento quedaba alejada de la ciudad; por lo tanto, desde allí solo se veían los reflectores de los bombarderos que venían de Mallorca, pero se estaba más a salvo a pesar de las bombas que se oían caer en la ciudad. No obstante, en aquellos tiempos de guerra, la finca había perdido mucho de su esplendor. José Bergamín la describe así: “Jardín abandonado… penumbra adormecida bajo un cielo radiante. Señorial abandono. Goteo en la piedra. Sombras. Morada misteriosa. Galerías tiene el sueño como ésta que ahora amortigua sus pisadas, como éstas que aquí nos encienden su presencia, aparecidas desde el umbral de un sueño como su voz amiga, como su palabra española”. Y José Machado hace esta descripción del interior: “Grandes habitaciones. Salones con profusión de espejos en dorados marcos, piano antiguo, cornucopias, litografías que amarilleaban por el tiempo y grandes y magníficas arañas.... Los dueños de esta morada eran por aquel entonces, los ratones y la carcoma. La sensación que daba esta vieja Torre era la de que todo iba a caerse hecho polvo”.
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Por el jardín, normalmente por el que se encuentra inmediatamente detrás de la casa, solía dar algún paseo corto Antonio Machado. Por lo demás, como en Villa Amparo, Don Antonio trabajaba en el primer piso de la casa, bajando al salón en el momento de las comidas. En aquellos momentos de penuria, era contradictorio ver las paredes del comedor adornadas con frescos representando magníficas fuentes repletas de exquisitos manjares que impresionaban mucho a las sobrinas del Poeta cuando la familia comía lo que buenamente podía, quedando los frescos suculentos para el ensueño. En Torre Castañer, a pesar del frío del invierno que pronto llegó aquel año y a pesar de su estado de salud cada día más achacoso, el Poeta llevó una vida muy activa escribiendo y recibiendo a amigos. Hay que destacar de la época de Barcelona, la serie de artículos para La Vanguardia donde colaboró con una periodicidad aleatoria, pero a razón de dos o tres artículos por mes en una sección “Desde el Mirador de la Guerra” que tan solo en una ocasión –el 9 de agosto de 1938- pasó a llamarse “Desde el Mirador de la Contienda”. Hay que notar otras excepciones en los artículos de Don Antonio para este medio ya que algunos no van publicados bajo el nombre de Desde el mirador de la Guerra. La primera colaboración para este periódico desde Barcelona la encontramos el día 3 de mayo de 1938 con el título “Mairena póstumo. Desde el Mirador de la Guerra” y la última está fechada del 6 de enero de 1939 también con el título “Desde el Mirador de la Guerra”. Pero esta colaboración con La Vanguardia ya había empezado estando todavía el Poeta en Rocafort, el 16 de julio de 1937. Encontramos una participación periódica a partir del 27 de marzo de 1938 (El Poeta sigue en Rocafort) en que La Vanguardia se congratula del inicio de la colaboración con el “más glorioso de los poetas españoles contemporáneos”. Serán en total 29 firmas de Antonio Machado. Entre estas firmas no todas son artículos escritos expresamente para este periódico ya que se
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recogen también intervenciones para la emisora Voz de España que se radiaba desde Barcelona. Uno de los temas recurrentes en estos escritos es su enfado con Francia e Inglaterra que formaron, en agosto de 1936, el “Comité de non Intervention dans la guerre d’Espagne”. Esto no significa que no admire a estos países, su pueblo y cultura, pero odia a sus políticos. Y en estas aportaciones tampoco se desprende de su apócrifo y maestro Juan de Mairena. La revista Hora de España se había trasladado a la Ciudad Condal ya en enero de 1938 y en mayo el Poeta reanudó su colaboración a razón de un artículo por mes hasta el mes de noviembre. El artículo “Notas y recuerdos de Juan de Mairena” publicado en el número de abril es probable que también se escribiera en Valencia. Colabora asimismo el Poeta en Nuestro Ejército y en El Servicio Español de información en que muy curiosamente se reproducen algunos de los artículos publicados en La Vanguardia. Además de todos estos artículos, el primero de agosto de 1938 escribe el prólogo para una reedición de La Corte de los milagros de Valle-Inclán que termina de esta guisa: “Don Ramón, a pesar de su fantástico marquesado de Bradomín, estaría hoy con nosotros, con cuantos sentimos y abrazamos la causa del pueblo […. ] Los capitanes de nuestros días no tendrían ni amigo más sincero ni admirador más entusiasta que Don Ramón María del Valle Inclán y Montenegro.” Otro prólogo menos conocido es el que escribe para un libro de Manuel Azaña: Los españoles en guerra. Allí escribía Machado: “El caso de España en nuestros días como fenómeno histórico dará mucho que meditar a los reflexivos del porvenir.” Fue también durante la estancia del Poeta en Barcelona que la editorial Nuestro Pueblo publicó una curiosa edición de La Tierra de Alvargonzález y canciones del alto Duero que fue distribuida entre los
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combatientes. Iba ilustrada con cinco dibujos y un retrato del Poeta hechos por su hermano José. En una entrevista concedida a Voz de Madrid, publicada el 8 de octubre de 1938, el Poeta decía: “Yo de siempre he escrito relativamente poco en periódicos habiéndome dedicado con preferencia al libro y a la revista. Jamás he trabajado tanto como ahora. De ser un espectador de la política, he pasado a ser un actor apasionado. Y el motivo que me ha hecho, a mis años, saltar a este plano, ha sido el de la invasión de mi patria. ¡España, mi España, a punto de ser convertida en una colonia italiana o alemana...! La sola posibilidad de hecho semejante hace vibrar todos mis nervios y conduce mi pluma sobre las cuartillas, despertando energías insospechadas y rebeldías que creía apagadas para siempre. No. No puede ser y no será. A España no se la domina. Mucho menos para complacer a un puñado de traidores…” También se sabe por una carta escrita a Pío Baroja con fecha del 1 de junio de 1938 que se proyectaba una selección de Memorias de Aviraneta y le pide Machado su colaboración: “Aquí se proyecta una selección de “Memorias de Aviraneta”. Creo que nuestro amigo Navarro le habrá hablado de ello. ¿Podría V. hacerla o ayudarnos a hacerla?”. Es probable que al final no se llegaran a hacer estas memorias o por lo menos no llegaron a publicarse. Así mismo por lo que le dijo a Eduardo de Ontañón llevaba intención de escribir una novela “¡Hay que trabajar, qué demonio! Y ahora me voy a poner con esa biografía del héroe anónimo. Sí, sí una pequeña novelita de quince o veinte páginas. Ya estoy pensando hasta cómo ha de ser el personaje”. En Torre Castañer, como en Villa Amparo, Don Antonio recibe también a sus amigos. Hay numerosos testimonios de sus visitas. Aquí pasó todavía Don Antonio algún que otro buen momento cuando le visitaba algún amigo y abrían de nuevo el viejo piano de
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Torre Castañer. En su libro Ultimas soledades del poeta Antonio Machado José, su hermano, nos dice: “Tuvo, sin embargo, a modo de un alto en el camino de su amarga existencia, algunos ratos agradables en los últimos días de su estancia en Barcelona. Aquellos en que el más eminente investigador de la fonética, don Tomás Navarro Tomás, y el de la música popular, el maestro Torner, venían a verle los domingos y revivían el viejo piano del salón de la duquesa, haciéndole instrumento de enseñanzas interesantísimas”. Sabemos por otra parte, que entre estos visitantes ilustres y asiduos de Torre Castañer estaban el médico de Machado, el doctor Josep Puche Álvarez y Joaquín Xirau. Joaquín Xirau conoció a Machado cuando estuvo en Madrid y luego cuando Xirau publicó su trabajo Charitas, en 1937 en la revista Madrid, Machado le dedicó un comentario muy elogioso. Joaquín Xirau lo recuerda en aquella etapa de Barcelona “Físicamente decaído … la cabeza firme y el espíritu sano.” Enrique Castro Delgado, en su libro La pluma y la Espada nos cuenta así una de sus visitas a Torre Castañer en que fue a ver a Machado con Carlos Contreras y Pedro Garfias. “Una casa blanca en el centro de un jardín enfermo de abandono. Y treinta pasos de caminar desde la calle a la casa. Y la puerta que se abre. Y un viejo que sonríe. Y unas sillas que esperan. Y todos juntos. Y Castro que le entrega como una limosna disimulada el paquete de tabaco. Y el viejo que con mucho de niño va rompiendo la envoltura, que sonríe dulcemente cuando ve lo que es. Y lo huele con gesto de buen fumador. Y luego a hacer rápidamente un cigarro. Y la ceniza que comienza a caer sobre las solapas de su raída chaqueta…”. Bien se sabe que el tabaco acompañó a Machado toda la vida e incluso en momentos de gran penuria no pudo dejar de fumar y en Torre Castañer llegó incluso a fumar hojas de los eucaliptos que crecían en el parque. Por las noches, hasta altas horas de la madrugada, Machado leía y escribía. Releía el Quijote, los autores catalanes, Shakespeare,
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Tolstoi, Dostoievski, Dickens, Rubén Darío, Bécquer así como otros libros que se encontraban en la biblioteca de Torre Castañer. Allí Machado también dejó uno de los pocos que llevaba: una edición de 1917 de sus Páginas escogidas publicada por la Casa editorial Calleja de Madrid. No hay ninguna anotación manuscrita del Poeta en este libro, simplemente cinco cruces que señalan otros tantos poemas. No se sabe si dichas cruces se hicieron durante una relectura en Barcelona o si ya existían con anterioridad. También se sabe que, en Barcelona, después de haber escuchado algunos discos del Archivo de la Palabra del Centro de Estudios históricos, en particular el de Valle Inclán, Antonio Machado accedió a grabar su voz para dicho Archivo y se sabe que incluso eligió las poesías que iba a grabar. ¿Puede ser entonces que fueran las que señaló en estas Páginas escogidas? Notamos que en este ejemplar del que hemos hablado más arriba, fueron arrancadas las páginas de la 226 a 228 incluidas que también pudieran corresponder a la elección del Poeta para esta grabación. También sucedió en Barcelona algo que no era nada habitual en Machado, pero en este caso muy comprensible y que queremos aclarar a continuación ya que algunos, pocos conocedores de la historia se lo han llegado a reprochar a Don Antonio. Nos dice José María Fontana en su libro “Los catalanes en la guerra de España” p. 175: “quiero hacer constar que un poeta de tan fina delicadeza espiritual como Antonio Machado, le contestó al editor Janés cuando éste fue a pedirle su firma para un escrito a favor del poeta Félix Ros, a quien habían martirizado horriblemente en la cheka de Vallmajor: “pues ¿Qué? ¿Quiere Usted que nos arranquen también las uñas a los antifascistas?”. Hay que aclarar que Félix Ros era un periodista falangista que había sido detenido por los republicanos y encerrado en la cárcel de Vallmajor donde fue sometido a torturas. Es obvio que, en aquel entonces, aunque a Machado no le parecieran nada bien
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las torturas, no podía firmar un escrito a favor de los falangistas. A pesar de que el Poeta dijera en octubre de 1938 a La Voz de Madrid “No puede ser y no será”, José nos dice: “No decía a nadie —salvo a sus más íntimos— que la guerra se perdería irremisiblemente. Esta tristísima convicción le causó gran angustia, porque no creía en modo alguno a la inutilidad de los esfuerzos hechos por tan heroicas milicias, y esperaba que serían fecundísimas en un porvenir más o menos lejano, el presente lo veía completamente perdido.” Sin lugar a duda el estado de ánimo y de salud de Don Antonio había decaído mucho. Luis Capdevila nos dejó este testimonio de su visita al Poeta: “Habitaba una casa al pie del Tibidabo. Una casa que en tiempos de paz debió ser elegante y confortable. Con la guerra era inhospitalaria, adusta, repelente. Hacía frío. No funcionaba la calefacción y la luz, lívida y temblona lo hacía a intermitencias. Don Antonio estaba desconocido, era ya irremisiblemente viejo. Tenía la faz chupada y con barba de tres o cuatro días; usaba gafas y tras los cristales de las gafas la mirada, que es lo que da luz al rostro humano, era luz de crepúsculo cuando ya el crepúsculo va a convertirse en noche. Iba sin corbata y vestía un viejo gabán. Andaba lentamente, arrastrando los pies. - Preguntóme: - ¿Todo está perdido? No me sentí con fuerzas para mentirle y corroboré: - Sí, don Antonio: todo está perdido. Callaba, anonadado. Pero aún en aquel momento duro y amargo de su vida supo reaccionar como es de ley en los hombres muy hombres y con púdica, con estoica entereza, dijo: -Hay que saber perder. Y sonrió. Amargamente, pero sonrió. Última chispa de energía del hombre antes de caer. El doctor José Puche Álvarez, designado en diciembre de 1938
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por el Gobierno de la República para ocupar la Dirección General de Sanidad de Guerra, fue el médico que visitó a Machado durante su estancia en Barcelona. Nos dejó este testimonio: ”Sentía yo por él la gran admiración que se debe quizá a que me lo imaginara como un hombre poderoso, fuerte. Mas pronto me di cuenta de que tenía ante mí una máquina gastada. Fui prestando a don Antonio una asistencia más de amigo que de médico, teniendo él la comprensión de un paciente inteligente y yo ciertas tolerancias para el enfermo, llegando incluso a un acuerdo para que pudiese transgredir a veces mis disposiciones”. La primera noticia de la entrada inminente de las tropas enemigas en Barcelona, se la dio a Machado el conservador de Torre Castañer, un chico joven que se ocupaba de la ayuda a los frentes y que, en pocas ocasiones, había visitado a Don Antonio. El día 15 de enero, el decano de la Universidad ya había avisado a Don Antonio que se preparase para salir con un grupo de intelectuales y el domingo 22 de enero, llegó a Torre Castañer un coche enviado por el doctor Puche. El último día que estuvo el Poeta en Barcelona, – precisamente un mes antes de morir – según su hermano José, escribió un artículo sobre el general Rojo, que llevó un ciclista del Ministerio de Propaganda a su destino. Este artículo sería el último escrito en España, pero también el último escrito en su vida dedicando, como dice tan justamente su hermano José, hasta el último momento sus energías en la defensa de su patria. Para despedirse de Barcelona y ya casi de España, el Poeta de “torpe aliño indumentario”, “el hombre más descuidado de cuerpo y más limpio de alma” según Unamuno, se puso su mejor traje: uno azul marino, limpio y bien planchado pero que le iba ya grandioso, por lo que nos dijo Matea Monedero. La mayor desgracia de la familia Machado durante los años 193639 fue la misma que la de muchas familias españolas: tener que ir
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avanzando hacia la frontera con las esperanzas de ganar la contienda cada día más mermadas. Los bombardeos sobre la Ciudad Condal se iban acrecentando. En aquel 22 de enero de 1939, Barcelona vivió pues su último domingo republicano. Según el semanario La Voz de Madrid que se editaba en París, en las últimas cincuenta horas la aviación ítalo-alemana había sobrevolado unas 28 veces la ciudad dejando numerosos muertos en la población civil. Y en el aire frío de aquellos días de invierno flotaba una tristeza absoluta. Esa tristeza era aun más absoluta en el corazón desgastado y sensible del Poeta que iba a emprender un viaje muy difícil. El exilio definitivo había empezado ya. Miles y miles de hombres, mujeres y niños se encaminan hacia el norte. Para ellos, Francia simbolizaba la libertad tan anhelada, pero España, su tierra, quedaba atrás. Todos avanzaban juntos, desde el campesino hasta el intelectual, desde los niños hasta los mayores, pasando por los milicianos y funcionarios sin distinción alguna, con un solo objetivo: hallar la libertad y seguir luchando desde fuera. Pero con esta esperanza iba también la amargura. Amargura por tener que abandonar sus bienes, cierto; pero sobre todo amargura por ver un ideal frustrado, un ideal por el que habían combatido durante tres años. Tres años de lucha encarnizada, miles y miles de muertos, miles y miles de heridos, miles y miles de familias truncadas y los que pudieron escapar, yendo a parar ahora al exilio.
16 Antonio Machado, articles a La Vanguardia
Todo esto lo vio, lo vivió Antonio Machado y suponemos que, en un corazón tan sensible, esta amargura tenía que ser aun más viva. Él fue uno, uno entre tantos, de esos miles de hombres que se dirigieron hacia el país de la Liberté, Égalité, Fraternité. Monique Alonso, estudiosa del exilio español, creadora de la Fundación Antonio Machado Collioure
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MACHADO I LA VANGUARDIA El darrer llibre d’Antonio Machado publicat en vida seva va ser La guerra, que va sortir el 1937 i que anava acompanyat de 48 dibuixos del seu germà José, qui després el va acompanyar en el periple del tràgic exili. Aquella edició constava de sis articles i un poema, “El crimen fue en Granada”, dedicat a Federico García Lorca, datats entre l’agost del 1936 i el maig del 1937. L’editor Jaume Pont, en l’epíleg d’una reedició del 2005, assenyalava que hi ha una intencionalitat sociopolítica en tot el volum, amb referències a la mort, com una realitat propera; a la joventut, com un reflex de la nova Espanya republicana; al poble, no a la massa; al compromís de l’intel·lectual, i a la dignitat de l’ésser humà. El llibre que presentem reprodueix un total de 29 articles apareguts a La Vanguardia (LV), tots del 1938, excepte un del 1937 i un del 1939, dels quals vint pertanyen a la sèrie “Desde el mirador de la guerra”. La resta corresponen a un discurs pronunciat a València, tres són anteriors a l’inici de la sèrie i cinc són transcripcions de missatges puntuals: un text breu dirigit a les Brigades Internacionals, un altre amb motiu de l’aniversari del 19 de juliol de 1936, la resposta radiofònica a una enquesta sobre propostes del Govern Negrín i dues al·locucions també de ràdio. No s’hi han inclòs els manifestos que va signar durant aquest temps juntament amb altres intel·lectuals i dels quals el diari donava fidel constància, ni tampoc dues entrevistes que concedeix a altres mitjans a València, reproduïdes parcialment a LV (20-12-1936 i 26-11-1936). Potser si les circumstàncies haguessin estat unes altres, els seus articles a LV haurien constituït una segona part de La guerra o haurien donat peu a una recopilació titulada Desde el mirador de la guerra. Però l’arribada de les tropes franquistes a Barcelona va interrompre sobtadament aquestes col·laboracions.
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No són els únics articles de Machado escrits durant la seva estada a Barcelona, perquè va continuar publicant en revistes com Hora de España, Servicio Español de Información o Nuestro Ejército. Tampoc s’hi han inclòs textos esparsos dels darrers mesos, com un poema dedicat al general Líster, el pròleg que va fer per a La corte de los milagros, de Valle-Inclán, o el de Los españoles en guerra, del president Manuel Azaña, volum imprès el 1939 sense temps per repartir-lo. El primer article a LV signat per Antonio Machado és, en realitat, la seva intervenció en la clausura del Congrés d’Escriptors Antifeixistes, celebrat a València el juliol del 1937. Posteriorment va aparèixer a Hora de España en una versió més extensa. Era una reflexió a l’entorn d’una pregunta que assegura que li van fer: “¿Piensa usted que el poeta debe escribir para el pueblo, o permanecer encerrado en su torre de marfil consagrado a una actividad aristocrática en esferas de cultura sólo accesibles a una minoría selecta?”. De fet, uns mesos abans, quan es va veure obligat a sortir de Madrid pels bombardejos, ja l’havia respost: “Ante esta contienda, el intelectual no puede inhibirse. Su mundo está en peligro. Ha de combatir, ser un miliciano” (LV, 19-11-1936). I ara de nou, utilitzant el plural, s’hi reafirmava: “Para nosotros, defender y difundir la cultura es una misma cosa: aumentar en el mundo el humano tesoro de conciencia vigilante. ¿Cómo? Despertando al dormido. Y mientras mayor sea el número de despiertos...”. Després de la revolta militar del 18 de juliol del 1936, LV havia estat requisada a la propietat de la familia Godó i col·lectivitzada. Un consell amb representació de la Generalitat, l’Ajuntament i el comitè d’empresa en controlava l’edició, tot i que hi havia una direcció, que primer va exercir María Luz Morales, després Paulí Massip i, des del novembre del 1937, el periodista cordovès Fernando Vázquez Ocaña, que havia estat diputat del PSOE i era un dels homes de confiança del president del Govern Juan Negrín. Amb ell, el diari actua
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gairebé com a portaveu oficiós de la República, tot i que per a qui hi treballava tampoc no devia ser gens fàcil, com demostra el fet que els dies 17, 18 i 19 d’agost de 1938 el Ministeri de la Governació en suspengués l’edició “por contravenir las disposiciones del Gobierno y no pasar sus galeradas por la censura”. Probablement la contractació de Machado es pot atribuir a Vázquez Ocaña. Altres intel·lectuals com Ramón J. Sender, Max Aub, José Bergamín o Francesc Pujols van publicar-hi ocasionalment algun article, però no de manera tan regular. El primer article pròpiament dit de Machado com a col·laborador de LV és el del 27 de març de 1938, que ve precedit d’una breu entradeta de presentació feta des de la redacció. Segurament Machado encara era a València, tot i que potser ja coneixia el seu trasllat a Barcelona, perquè cap al final de març s’havien iniciat els bombardejos sobre la ciutat que també van comportar el trasllat del Govern. Hi seguiran dos articles més i el que ve a continuació, del 3 de maig, ja duu l’epígraf “Desde el mirador de la guerra”. Josep Maria Casasús, estudiós de la premsa catalana, ha escrit que en aquests articles Machado empeny el seu personatge Juan de Mairena “a abandonar les seves antigues reflexions poètiques, retòriques i filosòfiques per implicar-lo en un discurs més pràctic i immediat, més pragmàtic i actual, a la vegada que més ideològic i didàctic: el discurs de la pau, de la llibertat, de la solidaritat i de la comprensió internacional” (LV, 21-2-1989). Machado es pronuncia una i altra vegada amb un llenguatge visceral contra el Comitè de No-intervenció creat des de la Societat de Nacions i contra l’actitud de neutralitat que adopten Anglaterra i França, en contraposició al suport explícit, en armes i soldats, d’Alemanya i Itàlia. Sir Neville Chamberlain, primer ministre conservador britànic, es converteix en la seva bèstia negra. La teoria machadiana és que els polítics conservadors de les grans democràcies simpatitzen amb els polítics im-
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perialistes perquè defensen la mateixa causa: la protecció de l’edifici burgès. Els uneix la por que “la gran Revolución rusa haya pasado de su periodo demoledor al creador y constructivo y que lo que allí se hace sea la experiencia maravillosa de una nueva forma de convivencia humana” (LV, 14-5-1938). En unes declaracions anteriors, Antonio Machado no havia dubtat a l’hora de definir-se: “Yo no soy un verdadero socialista y, además, no soy joven, pero sin embargo el socialismo es la gran esperanza humana ineludible en nuestros días” (Ahora, 3-10-1936). Pot sorprendre trobar una certa ingenuïtat en alguna de les seves reflexions, però en canvi l’encerta plenament quan adverteix de la proximitat d’una guerra d’abast mundial. “Algún día os demostraré —o pretenderé demostraros— que la paz a ultranza es una falacia burguesa, hija del miedo, del egoísmo y de la estupidez. Ella no evitará la guerra grande” (LV, 13-4-1938). Sorprenen, però, les escasses referències que fa a Barcelona i a la terra que l’acull en aquells moments, que en bona part s’explica pel seu aïllament progressiu. Durant els nou mesos que va passar a Barcelona, pràcticament no va sortir de la seva torre de Sant Gervasi. No consta que anés mai a la redacció de LV, com tampoc no va participar en cap acte públic o míting a Barcelona, contràriament al que havia fet a València. De fet, el seu estat de salut no l’acompanyava. “Mis compatriotas saben muy bien que apenas puedo moverme de casa” (LV, 23-7-1938). La seva estada a Barcelona va ser també força silenciada per la intel·lectualitat catalana i, tret del filòsof Joaquim Xirau, no hi ha constància que rebés gaires visites aquell que havia estat saludat per LV com “el más glorioso de los poetas españoles contemporáneos”. Les autoritats catalanes, massa capficades en la guerra, tampoc no hi van tenir gaires atencions o cap. Els articles de LV són més polítics que literaris. Tan sols hi ha
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algunes al·lusions a Shakespeare o Rubén Darío, als quals estava rellegint en aquell moment. No devia ser fàcil escapar de la dinàmica de la guerra, com es pot veure en aquest dramàtic paràgraf: “Escribo a la luz de una vela, en plena alarma, y son estas mismas aborrecibles bombas, que están cayendo sobre nuestros techos, las que me inspiran estas reflexiones”. La referencia catalana més eloqüent sorgida de la seva ploma és un article del 6 d’octubre de 1938: “En esa egregia Barcelona —hubiera dicho Mairena en nuestros días—, perla del mar latino, y en los campos que la rodean, y que yo me atrevo a llamar virgilianos, porque en ellos se da un perfecto equilibrio entre la obra de la Naturaleza y la del hombre, gusto de releer a Juan Maragall, a mosén Cinto, Ausiàs March, grandes poetas de ayer, y otros, grandes también de nuestros días. Como a través de un cristal coloreado y no del todo transparente para mí, la lengua catalana, donde yo creo sentir la montaña, la campiña y el mar, me deja ver algo de estas mentes iluminadas, de estos corazones ardientes de nuestra Iberia. Y recuerdo al gigantesco Lulio, el gran mallorquín. ¡Si la guerra nos dejara pensar! ¡Si la guerra nos dejara sentir!” Són unes paraules que es podrien considerar quasi una rectificació respecte a comentaris d’anys abans, més crítics sobre les reivindicacions de l’Estatut i el paper dels polítics catalans. Com ell mateix va escriure en l’esmentat article: “Hay cosas que solo la guerra nos hace ver claras. Por ejemplo: ¡Qué bien nos entendemos en lenguas maternas diferentes [...]!”. No s’han conservat els manuscrits originals de Machado. Es devien enviar al diari i es van perdre o destruir per por, perquè una part dels treballadors de LV van continuar a la mateixa empresa quan, a
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partir del dia 27 de gener, va tornar a sortir el diari, ja sota control de la familia Godó, amb supervisió de l’autoritat militar. Per aquesta raó, no és possible revisar els textos i hi pot haver alguna errada. El mateix Machado en una carta a l’editor Juan José Domenchina li va dir en una ocasió: “Ya sabe V. que los buenos cajistas, no solo se equivocan alguna vez, sino que corrigen, de cuando en cuando, las palabras que no entienden”. És molt possible, per exemple, que el canvi d’un epígraf que va aparèixer com a “Desde el mirador de la contienda” sigui un d’aquests errors. Un dels treballadors més longeus de LV, Joan Saura, que va passar 58 anys a l’àrea de comptabilitat, hi va entrar l’1 d’abril de 1938, quasi al mateix temps que Machado hi va iniciar les seves col·laboracions. Té en el record que a Machado se li pagaven 250 pessetes per article, però tampoc se n’ha trobat cap rebut. El darrer article publicat per Machado surt a l’edició del 6 de gener de 1939. En el diari del dia 18, apareix, al costat de polítics i intel·lectuals com Carles Riba, Joaquim Xirau, Josep Pous i Pagès, Hermen Anglada i Camarasa, etcètera, entre els signants d’un manifest contra una suposada matança de dones i nens a Santa Coloma de Queralt per part de la divisió italiana Littorio (la propaganda republicana, inclosa LV, va parlar de 250 morts, però va resultar ser fals). La matinada del 23 de gener, quan les tropes nacionals avancen ja de manera inexorable cap a Barcelona, un cotxe enviat pel director general de Sanitat, el doctor José Puche, recull Machado i la seva familia per portar-los a França. Segons el testimoni posterior del seu germà José, aquell mateix dia Antonio havia enviat un article sobre el general Vicente Rojo a LV: “Como se retardaban en ir a recogerlo, telefoneó él mismo para que enviasen a por él. Una hora más tarde llegó un ciclista del Ministerio de propaganda, para llevar aquel trabajo a su destino. ¡Qué ajeno estaba a que en el sobre aquel que le daban iba lo último que escribió en España Antonio Machado!”
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(Últimas soledades del poeta Antonio Machado, 1977). Aquest article no es va publicar, cosa que fa pensar que es va perdre amb la confusió del moment o va quedar a l’espera i ja no hi va haver temps, perquè l’últim exemplar del diari sota control republicà va ser el del dia 25. “A menos que se trate del cursivo y sin firma La moción patriótica del general Rojo, que apareció tres días antes”, com va assenyalar l’escriptor Juan Ramon Masoliver (LV, 31-7-1975). Efectivament, el 19 de gener el diari va publicar aquest article, com a complement d’una al·locució radiofònica del general. Va sortir, potser per error, sense la firma de Machado i el seu germà es va confondre de dia? No sembla probable, però caldria un estudi d’estil per descartar-ho del tot. Masoliver també apunta que podria ser “machadiano” un altre article anònim titulat “Pablo Iglesias, educador de muchedumbres” (9-12-1938), però tampoc sembla gaire plausible, ja que alguns mesos abans ja li n’havia dedicat un. L’epopeia final de Machado ha estat recollida detalladament pels testimonis directes de Joaquim Xirau i del seu germà José i per diversos estudiosos (Monique Alonso, Antonio Tello, Jacques Issorel, Xavier Febrés, Ian Gibson, etcètera). Els Machado van passar tres dies a la masia de Can Santamaria, a Cervià de Ter, i d’aquest refugi temporal és l’única foto que es coneix de l’estada de Machado a Catalunya, en què ja se’l veu molt desmillorat. Després van passar una nit al mas Faixat, a Viladasens, i encara una altra dins un vagó de tren a Cervera de la Marenda, just a l’altre costat de la frontera. En aquesta última etapa coincideix, ara sí, amb altres intel·lectuals catalans com Josep Pous i Pagès, Carles Riba, Clementina Arderiu o Emili Mira, que fugen camí de França. Machado, la seva mare, el seu germà José i la seva cunyada arriben finalment a Cotlliure i s’instal· len a l’hotel Bougnol-Quintana. Antonio Machado va morir el 22 de febrer de 1939, als 63 anys, i és enterrat al cementiri de Cotlliure. La seva mare va morir tres dies després. El 26 de febrer, LV publicava
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aquesta escarida i confusa nota: “Comunican de París que ha fallecido en aquella capital el poeta Antonio Machado. Dos días antes de ser liberada Barcelona por el glorioso Ejército del Generalísimo, Antonio Machado se encontraba todavía en la capital catalana”. La nota està datada significativament a Burgos, seu provisional del Govern presidit pel Generalísimo Francisco Franco. A la butxaca de l’abric d’Antonio Machado, el seu germà José hi va trobar un tros de paper arrugat amb una anotació, potser del darrer dia que va poder contemplar el Mediterrani: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Josep Playà Maset, periodista
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NOTA SOBRE AQUESTA EDICIÓ
Els articles que es presenten en aquesta edició s’han extret directament del diari La Vanguardia, tal com van aparèixer editats en el seu dia, ja que, malauradament, no s’han pogut trobar encara els originals escrits per Antonio Machado. S’ha optat per respectar aquella versió impresa, mantenint ortografia del moment inclús quan en alguns casos (com accents, per exemple) pot haver canviat posteriorment. També s’ha reproduït l’ús o no de cursives que feia el poeta en algunes de les seves expressions. I quan la redacció observa algun error (que desconeixem si era de l’original o de la posterior transcripció al diari) s’ha mantingut la literalitat i hem optat per assenyalar-la amb l’expressió (sic). Les notes de context que apareixen a la primera pàgina de cada article indiquen la data de la seva publicació i la pàgina o pàgines del diari on es van incloure. A més, ofereixen informació complementària sobre l’origen dels articles (en alguns casos, al·locucions radiofòniques) així com incidències si, com és en algun cas, pot faltar alguna part del text.
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SOBRE LA DEFENSA Y DIFUSIÓN DE LA CULTURA EL POETA Y EL PUEBLO (16-07-1937) Cuando alguien me preguntó, hace ya muchos años, ¿piensa usted que el poeta debe escribir para el pueblo, o permanecer encerrado en su torre de marfil —era el tópico al uso de aquellos días— consagrado a una actividad aristocrática en esferas de la cultura sólo accesibles a una minoría selecta?, yo contesté con estas palabras, que a muchos parecieron un tanto ingenuas: «Escribir para el pueblo —decía un maestro— ¡qué más quisiera yo! Deseoso de escribir para
Part del discurs pronunciat a València en la sessió de clausura del II Congrés Internacional d’Escriptors Antifeixistes (10/7/1937, que va estar presidit, entre d’altres, per André Malraux, Pablo Neruda, José Bergamín i Antonio Machado mateix. El discurs va ser publicat a La Vanguardia (LV), a la portada del 16/7/1937 i del 8 d’agost, en la seva versió completa, a la revista Hora de España.
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