Bancarios del Central / Club del Banco Central de la República Argentina. n.3 oct-dic, 1956 by Bibliotecas BCRA

PUBUCAClON DEL CLUB DEL PERSONAL DEL BANCO CENTRAL DE LA REPUBLIGA ARGEW1'INA

OCTUBRE - DICIEMBRE 1956

Nº. 3

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CLUB DE:L PE:RSONAL DE:L BANCO CE:NTRAL DE: LA RE:PUBLICA ARGENTINA Socíedad Civil con Personería Jurídica

AFILIADO A LA ASOCIACION BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES COMISION

DIRECTIVA

PRESIDENTE:

�r. Jorge A. Garavaglia VICEPRESIDENTE·

SECRETARIO:

Sr. Héctor M. Iturralde

Sr. Alfredo M. Louzán

TESORERO:

PROSECRET ARIO:

Sr. jorge P. Cistoldi

Sr. Adolfo A. Beauvillard

PROTESORERO:

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Sr. Alberto R. Gancedo VOCALES:

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Sr. Sixto L. Méndez Srta. Nelly S. Diéguez REVISORES DE CUENTAS:

Dr. Eduardo G. Antelo

Sr. Osvaldo H. frangí

Sr. Avelino A. fernández

TRIBUNAL DE

DISCIPLINA

PRESIDENTE:

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Sr. José V. R. Aubert

Sr. César A. Caprarulo

VOCAL¡ES:

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REPRESENTANTES ANTE LA ASOCJACJON BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES:

Titular: Sr. José V. R. Aubert Suplente: Sr. Teodoro A. fernández

COLABORACIONES VOLUNTARIAS Las colaboraciones voluntarias a la revista se rán centralizadas por el señor Aníbal H. Pampín, Oficina 74, Manual 56, sexto piso del edificio de la calle San Martín 235, quien gustoso recibirá las sugestiones e ideas constructivas tendientes a mejorar estas páginas. 2

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CENTRAL

PUBLICIDAD Y CORRESPONDENCIA En lodos los aspectos relacionados con la publicidad en esta Revista, entenderá exclusivamente el Admi nistrador, señor ROBERTO E. ARRARAS, a quien se servirán dirigirse por teléfono a 43-9666 o por carta a la siguiente dirección: Administrador de la Revista ''CENTRAL", Publi cación Oficial del Club del Personal del Banco Cen tral de la República Argentina. Méndez de Andés 168. Dpto. 2, Capital Federal. Todos los pagos deben hacerse con giro o cheque cruzado a la orden de REVISTA CENTRAL.

Publicación del Club del Personal del Banco Centrnl ele la R<,públlca Argentina - Registro Propiedad Intclectunl 535288 AAO I

BUENOS AIRES, OCTUBRE-Ol::I&.\1BRE 1956

.-------Sumario -------,

Salutación Torneo Sudamericano de Atletismo ..

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Competencia �· rccnenlo

Un sueño realizado ....•............

Charlas de cinc ......... , ....... , ..

Temporada deportiva interna El -Concurso (Cuento)

Eeos trasandinos . .. ........... ......

Galerín de bancarios ilustres ....... .

Campeones bancarios de tiro y at.letismo ........... , ...... ...... 24 y

Artualidad deportiva .. . . ... ... .. .. ..

Domin gos de soledad .... .. . ..... ...

El álbum del recuerdo

El l'incón de los niiíos

Entrevist.a cordial . .... ........ . . ...

Concurso para aspirantes a detective;;

Gimr.asia rítmica ..... ..... .........

Aeronáutica deportiva . .... . ... .. ...

::!H

Torneo Bancal'io de Fútbol 1956 . , ...

-10

Episodios de la historia bancaria . . ..

-12

Salutación Jl L

finalizar el ai':o 1956, en cuyo transcurso se ha dado notable im pulso a las actividades de la institución, la Comisión Directiva hizo llegar a todos los asociados el saludo que transcribimos a continuación:

"Concluye el año 1S56. En él, el Club del Personal del Banco· Central, gracias al apoyo y comprensión de las autorida des y al entusiasmo de sus integrantes, ha dado un gran paso hacia ese ideal con que todos soñamos y que deseamos sea pronto realidad. Ya contamos con el al ma de toda institución social y deporti va; actualmente sólo necesitamos esa parte exterior .en la que pueda traducirse el espíritu que lo anima, es decir. insta laciones adecuadas.

Esperamos que el año 1957 -que auguramos feliz ,y próspero para to dos y ·cada uno de nuestros asociados y sus familiares- sea también un año de gratas nuevas para este club cuya fina lidad es acercar más a la gran familia del Banco Central en una actividad sana y formativa.

Unidos en ese vínculo espiritual y mancomunados en el esfuerzo por lograr el engrandecimiento de nuestro club, re cibamos jubilosos al nuevo año lleno de promisorias esperanzas".

Ganaron el Torn@1 Atletis,no a 1� Banca,·io

por la Confe O RGANIZADO deración Deportiva Bancaria

Sudamericana, entidad rectora del deporte bancario del conti nente, se realizó con todo éxito el primer certamen atlético a la distancia, que contó con la inter vanc:ón de las instituciones con federadas r e p r e s e n t a t i v a s de nuestro país, Brasil, Chile y Pa raguay.

At•elino A. F'ernández. Rolando Subirós y Alberto Latorre. atletas de nuestra entidad que representaron a la A. 8. A. D. en el toni.eo sudamericano re:ilizado recientemente.

LAS PRUEBAS

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Arturo Y c,pez, de la Asociación de E m pleados del Nttevo 8 aneo Italiano. venció en la prueba de lanzamiento del disco.

La interesante competencia se llevó a cabo en los respectivos países participantes entre fines de noviembre y principios de di ciembre de 1956 y comprendió pruebas de 100, 400 y 1.500 me tros llanos, salto en largo y en alto y lanzamiento del disco y de la jabalina. Según lo establecía la regla mentación dictada al efecto, en cada una de dichas pruebas com pitieron hasta tres atletas como máximo, tomándose en conside ración la performance de los dos mejores colocados, y, a iin de de terminar el vencedor del torneo, se aplicó la puntuación que rige, de acuerdo con la reglamentación internacional, para la especia)i· dad del "Decathlon".

MARCA EN DISCO

En nuestro país los atletas participantes -entre los que se contaron nuestros d e s t a c a d o s representantes Alberto Latorre, Avelino A. Fernández y Rolando Subiróstuvieron muy poca fortuna, pues debieron cumplii-

s,�da1ne1•icano de istancia los B1•asileños

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las pruebas en un día en que las condiciones climáticas fueron 1 ealmente desastrosas. Ello ex plica el porqué de la baja actua ción de la mayoría, ya que sólo merece destacarse la marca lo grada en disco por el colega Ar turo Yepez quien, con un lanza miento de 36,39 metros, superó a sus rivales de los demás paí ses.

Kitts�einer. atleta chilen o dasificad.o segundo en jabalina. a es cw;a distancia del brasileño Cleomenes C. Cunha, qtte /ué el g:mador.

Leonardo

LOS GANADORES No obstante, lo expuesto en nada disminuye el éxito obtenido por los atletas del Centro Bra sileiro de Desportos dos Bancá rios, que brillantemente se adju dicaron el certamen, y la i:;erfor mance de nuestros siempre re cordados amigos de la ,Agrupa· ción De¡portiva Bancaria de San tiago de Chile, clasificados en segundo término.

NEXO DE UNION Lo importante, de cualquier modo, es que la competencia or ganizada por la Confederación - q u e acertadamente preside nuestro ex compañero de inquie tudes deportivas, don Jorge L. Figueroa- ha servido una vez más para mantener y afirmar ,la estrecha vinculación que une a los bancarios deportistas de Sud américa.

RESULTADOS

GENERALES

Seguidamente y par,a mejor ilust.ración de nuestros lectores, insertamos el cuadro que con tiene el resultado general del certamen:

Tres ex c e I e n I e s a t I e tas chilenos. que representaron a la Agrupación Deportiva Bancaria de Santiago en el s u d. americano de atletismo a la dis ta11cia. Son ellos: Mario Aguayo, Jor ge Gonzále.:: y Jorge Vive.:.

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,.. El Gere11te de Títulos del Banco Ceiitral, Dr. Fábre yas, en comp::niia del s·ub gerenle. señor Ariza. du rante la e 11 t r e g <• del t re feo "Ira/di" a la clcpenrlencia uen :edorn.

COMPETENCIA Y RECUERDO • ===========;¡

N fecha reciente se llevó a cabo entre �l personal de la Geren cia de Títulos del Banco un torneo que comprendió los siguien tes deportes: básquetbol, ajedrez, fútbol, pelota a paleta, tenis de mesa y juegos de salón ( truco y mus). La competencia, que resultó muy brillante, se efectuó entre equipos integrados por deportistas que pertenecen a los Departa· mentos de Deuda Pública y de Emisiones y Mercados de Valores, por la disputa de un trofeo denominado "Melitón J. Ivaldi", que los organizadores instituyeron en homena;e al que en vida fuera su compañero de tareas. Hermoso gesto el de los colegas de la Gerencia de Títulos, que al dedicar su emocionado 1·ccuerdo al hombre que siempre supo ser funcionario y amigo utilizaron como vía el deporte, noble activi dad que él tenía muy arraigada y que apoyaba incansablemente. Quienes siguieron de cerca el desarrollo de las manifestacio nes deportivas del personal del Banco, coin'cidirán con nosotros en que el homenaje tributado fué muy merecido. En cuanto se refiere al certamen en sí, nos resta decir que el triunfo final correspondió a la representación de Deuda Pública, como consecuencia de los resultados registrados, que fueron éstos: Deuda Pública venció en fútbcl, básquetbol, pelota a paleta y te· nis de mesa, mientras que Emisiones y Mercados de Valores sólo logró triunfar en los dos restantes deportes: es decir, ajedrez y jue gos de salón. La clasifilcación final fué, pues, la siguiente: Deuda Pública. 12 puntos; Emisiones y Mercados de Valores, 7 puntos. La entrega del trofeo al ,·encedor estuvo a cargo del señor Ge rente Departamental, doctor Emilio A. Fábregas, quien demostró de tal manera su simpatía y apoyo a las actividades deportivas del personal, como ya lo han hecho en otras ocasiones las más altas autoridades de nuestra Institución.

• CENTRAL

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p OCOS so11 los que 110 hayan sc11tido, siquiera por un 111oll1l'lllo. el deseo ele vié1jar. de conocer olros cli-

Puente de los Suspiros. Venecia.

111as. de rn111pulsar otras modalidades de vida. de L'xperi111e111:1r otras emociones. Tales ansias ele cvasi{,11 nos arnmele11 más o 111cnos pe ri<'>dicamcntc. y se r�suelven las más ele ltts veces en 1111 vcranco fa111iliar a las playas o en un viaje serrano, pleno de color local y de alfajores. Pero en el trasfondo ele to dos subyace la ilusiún ele vu�los 111ús amplios, de 111i1s dilatados horizontes. Por ello. cuando sabemos d,! algún colega que ha concretado tal sueiio. recurrimos a él. an siosos ele evasión por rutas ajenas. Dante Boralto cumple funciones en la .\sesoria Legal del Banco. Lleva ya varios ;ii10s en la casa. Basta hablar unas palabras con (•I para reconocer su muy sólida rnl tura. Sencillo, sin afectación. conoce nueslro pedid<) e in tenta liahlarnos ele su reciente viaje. Lo interrn111pi111os. Queremos saber qui· planes llevaba al partir. -¿Planes?... Suei1os, seria mejor decir -nos res ponde-. l lacía basta11te tiempo que venia ac,1ricia11do la idea de c.·011ocer el Viejo 1\\undo. No tenia mayores esperanzas ele concretar mi anibiciún. pero aplicaba la fi losofía del "como si" ... -,:En qu(, sentidn:' -Pues ... que hacía iodo L'omo si fuera a partir al día siguiente. Procuraba informarme al detalle ele lo que con cernía a �se munclo lejano y siempre presente. ! )ara mejor vivir ese contacto seguí estudios d� lengua y lite ratura italianas en la ,\sncíaciún '·Dante .\ligltieri". J\li e111pe1io resultó compensado en forma 111ay11scula. La mis-

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CEr-.¡THAL

tura!, compenetrarme ele ese mun do, vivirlo ... Boratto dice esto sin elevar el tono, paliando su e11tusias1110 con una sonrisa que sabe a nostalgias. -Partimos el 7 ele febrero. La llegada. Génova. Y allí. ¡ tantas 11-�� cosas por ver! En primer lugar, el ,......;r cementerio ... No. 110 se extra- • iien . .. Es costu111hrc bien itálica la de ornar las lumhas con las mejores obras de arte. Por ello es· que las necrópolis resultan verdaderos museos. Y el de Gé nova es uno ele lns mús fa111osos de Italia. Contiene soberbios mau snleos e imponentes mo11u111e11te1s escullúricos ... Torre Eiffel. París Nuestro viajero hace una paus;¡ San Peclro, Roma. y 1111 gesto. casi como para re ma Asociación premió este a,io trnctarse. Tirreno, para visitar lugares de -Bueno; claro está que no es ensuetio corno Ponofino. Santa mis esfuerzos y me pagó el viaje eso lo único y ní siquiera lo 111<' J\larghcrita, Rapallo, Sestri Le de ida y vuelta il Europa ... -¡Nos figura111os su satisfac jor de los genoveses. Bast.1ría re vante ... cordar el parque ..\cquarol;i. . con ci(,11 ! -De todos modos, no era la su hermosa vista panorámica, n mejor épúca para visitar lugares -J\\i sorpresa. querrán decir. Con todo, 111e repuse pronto. i\o las sunrnosas terrazas adornadas de veraneo ... había tie111po que perder. Lo que con j:irclines. Ello, para hablar -Claro que no..., pero la ima yo llev,1ba estudiado, en acum11- tan s61o de bellezas naturales .... ginaci<Jn ayuda.,\demás, el paisa l,1ció11 paciente de elatos, caracte porque si de arle se trata, ahí es je invernal tiene sus encantos. A rísticas, detalles. me parecía in tán las ochenta y tantas iglesias, los porte,ios 110 nos resulta fácil suficiente ante el afún de apro plenas de cuant;i riqueza se puc contemplar el espectáculo ele una vechar cabalmente ese contacto uno imaginar ... ciudad bajo la nieve. Justamente, que se me brindaba así, tan tic -;,Estuvo en Milán? vi nieve en abundancia en 111i re -; Es por asociación ele ideas'? corrida de Génova a Turín. pa pronto, con la fierra ele mis m� yores. l�ctomé mis m_anuales, 1111s Sí, eituve; y en cuanto lleguP, fui sando por 1\lcssé111clría. guías, mis reproducc1011�s �le g:i a visitar esa maravilla del arte -U ·ted dijo que le pagaron t?I lerias, e.le lllUSeos, de pa1SajCS ... que s� llama el Duomo. Perü an viaje en barco.;, Y el resto? Ahora podría ver tocio eso al na- tes había recorrido la costa cl�I -Para algo uno economiza. Y eso que el nuevo escalafón 110 "funcionaba'' toclavia ... Además, por aquellos pagos existe el sis tema del llamado ''boleto circu lar". Se compra 1111 billetr eco nómico que sirve para viajar en tren y descender donde 11110 quie ra, dentro de 1111 itinerario fijado. Además. hay magníficos micros pullman.

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-¿ Y las "autostrade"? -Muy buenas. Pero mejor aún es el "auto-stop". Uno se coloca al borde de la ruta; hace gestos de querer viajar· hacia un rumbo dado; el primer coche que llega se detiene; uno saluda, y . .. ¡ en marcha! Conozco gente que ha recorrido así 111edia Europa sin gastar ni las suelas . . . -¿ Qué otras ciudades cono ció? -Unas cuantas. Por ejemplo, Pisa, con su b,iptisterio, su "duo1110"' y su famosa torre inclinada. Aunque allí me impresionó más la iglesia de Santa /\t\aría della Spi na, construida en ,el "!recento"... -Sin embargo, las guías turís ticas ... -Sí, a veces ni la mencionan... Frecuentemente sucede así. Llega uno a determinada ciudad con la idea de ver tal o cual cosa que tocios los libros comentan ... , y no es eso lo que realmente aca para nuestra atención, sino otra belleza desdeñada por los Baede kers oficiales. Quizá no se trate de un error de los informantes. ni de una falta ele gusto del tu rista, sino del tan mentado fenó meno que acaece cada vez que

nos recomiendan demasiado una película o un libro. Asentimos. Las mismas guías del Touring Club Italiano, escri tas por conocedores de tales re acciones, traen prevenciones cu riosas. Por ejemplo, el que quiera informarse acerca de la Basílica de San Pedro hallará el siguien te aviso, 111ás o menos: "La pri mera i111presión que usted recibi rá al entrar, se· rá probablemente muy cercana a la decepción. La basílica, en su interior, le pare cerá pequeña. Pero no se preocu pe y observe. Se trata simplemen te ele que tocio es tan grande que se pierde el sentido de las pro porciones". Y agrega: "Mire la falange del índice del apóstol que se halla sobre la cúpula del altar 111ayor. ¿Le parece minúscula? Es del tama1io de un hombre". Y asi por el estilo ... Pero dejenws ha blar a nuestro viajero. -No puedo entrar en detalles. Sería ele nunca acabar. Estuve en Roma, Nápoles, Sorrento, Capri, Pompeya, y luego, de r·etorno a Roma, para ascender hacia Asís... Sí, una verdadera ascensión, no sólo por la realidad geográfica, ya que la población se halla en lo alto de un macizo 111011taiioso, sino, lo que es más, por el tiem po y por ,el espíritu. No entendemos del tocio. Borat to lo advierte, y agrega: -Es necesario llegarse hasta Asís para comprender que el tiem po transcurre a veces en vano. Allí, al menos, se ha detenido. Todo sucede exactamente como hace ocho siglos. Y hasta el es píritu ele San Francisco. el "po vcrello·· cf.el hermano lobo y la hermana agua, ancla ronclanclo los muros antañones y las callejas empinadas. Nos parece estar viendo esa ciudad, como tantas otras ele Eu ropa, sin eclacl y sin prisas, como esa Santillana del N\ar evocada

Pla::c: Navcr.ic:, Roma

por Ricardo León, otro bancario. -De allí, a P,erugia -continúa nuestro interlocutor-. Luego . .. , Florencia. -No se ha estado usted quie to. Suponemos que entre hoteles. propinas y agregados se habrá gastado sus pesos .. . -Naturalm�nte, eso cuesta di nero. Pero como sé que entre mis colegas del Banco debe haber más ele uno que piense en recorridos similares, me permitiré aclarar que todo está muy bien orga nizado y facilitado para quie nes no van a hacer turismo ele aristocr.1cia. Y ello en casi tocia Europa. En .Italia, por ejemplo. existe la Associazione Italiana Al berghí per la Giov,entú, que forma parte de la lnternational Youlh Hoste! Federatíon y que facilita alojamiento "di semplice e sicura ospitalitá", como dice en sus re glamentos. -¿ Y cómo funciona el sis tema? -Pues es bien scncillo. Le clan un carnet, y cuando llega a cual quier ciuclacl, se dirige a la sccle tic la organización o a su repre sentante, el "papá albcrgatore", como lo llaman risueña y oficial-

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desp·ctiánclose del techo... Y wJ se trata de desconocidos. sino de pintores tamosos, que justificarían por separado una larga visita. Esa superabundancia es aplastante. En verdad, no sé, por momentos, si preferir la sobriedad clel Lou vre. -¡Ah!... ¿ P,ero estuvo tam bién en París? ... -No podía privarme ele eso. Ir a Europa en viaje cultural y no llegarse hasta París es crimen de leso turismo. Además, estaba tan cerca ... Pero antes estuv,c en Padua, con su famosa capilla "cle gli Scrovegni", pintada por el Giotto, y en Ravena, con sus mo saicos bizantinos de los siglos IVQ y VI\ de una riqueza tal que ni siquiera en la misma Bizancío se hallarían tan hermosos ... -Si, pero ¿y París? - insisti mos. -Allí estuve ocho días, lle nándome los ojos con aquella ciu dad incomparable, conviviendo en un clima en el cual nadie se sien te extranjero. Claro está, ocho días es muy poco tiempo; pero esto no ha siclo más qu,e un pró logo. -;, Tan seguro esf.:'l de volver?

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-No; este suc1i1> ya está cum plido. Pero seria error dejar caer el telón sobre las cosas. Aquí en Buenos Aires hay mil medios de mantenerse en contacto con el Viejo Mundo. Casi diría yo que 111 i verdadero viaje comienza con el regreso. Las grandes ex,perien cias, como las buenas bebidas, deben ser decantadas para que nos ofrezcan lo mejor que encie rran.El tiempo se encarga de de purar las imágenes, y si alimen tamos -el recuerdo con una inten sa vicia cultural, podremos conti nuar el viaje años y años, aun que ya estemos de retorno. -Entonces, ¿no piensa ya in tentar otra escapada? -No he dicho tanto ... La mirada de Boratto parece empañada de nostalgias. Sus r·� flexiones acerca ele la posibilidad de continuar "viviendo" desde aquí su maravilloso viaje nos pa recen muy sensatas ..., demasia do sensatas; tanto, que se nos an tojan una sabia argumen'.ación creada para acomodarse sin pe sares al despertar ele ese sueño. i Lástima grande que el corazón tenga razones que .la razón no compren ele!

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EN la ya lejana época del cine

EL DIALOGO

mudo, los films eran, por así decirlo, imagen pura. Podría afir marse que el diálogo era un im pedimento, ya que las palabras, reducidas a un mínimo dentro de rudimentaria técnica, se reflejaban sobre un fondo negro que cubría toda la pantalla, cortando la secuencia visual .De allí que to da conversación más o menos sostenida resultara imposible, pues la repetición de los apliques en negro fatigaba prontamente al espectador. Este, habituado a la máxima economía de lenguaje, adivinaba ·en la expresión de los intérpretes el sentido de la trama. A ello lo ayudaban algunas convenciones. Todo el público .de hace treinta ·años sabía, por ejemplo, que si la pantalla toma ba una tonalidad verdosa, quería significarse que la escena transcurría durante la noche.

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Además, para facilitar el entendimiento de cada interpretación, al comienzo de no pocas películas los actores principales desfilaban ante el espectador, separados por los infaltables pantallazos en ne gro, sobre los que brillaban inscripciones de este tenor: "Clarita Menéndez, una simpática joven casadera, adornada con mil virtudes. Papel interpretado por ..." (y aquí algún nombre glorioso y casi olvidado: Agnes Ayres, Dorothy Dalton, Lilian Gish, Margarette de la Motte ... o tantas otras). Volvía luego a aparecer la imagen de la ejemplar doncella, que saludaba a la platea con fino mohín, para dejar paso al galán, a quien se lo caracterizaba también con esa fraseología. El villano, claro está, no saludaba, y apenas concedía al espectador una mirada cargada de odio, alzando el sobrecejo, mientras se atusaba el bigote. El padre de la joven, viejo trémulo y simpático, era ca1ifi:cado como "Don . . . hombre apocado, carga::lo de deudas, y fácil presa de los designios de .. . (aquí el nombre del villano)". Con esto, ya estaba armada la película, determinados los caracteres, señalada la trama y hasta sugerido el desenlace. Todo el resto era imagen ... Todavía, en las veladas de "cine arte" retornan algunas de esas creaciones que nos permiten comprender la calidad alcanzada ... hasta que llegó el sonido, por 1928. Cine sonoro, y casi simultánea mente, parlante. Pronto se cayó en el extremo opuesto: los temas 12

•

CENTRAL

Por

GEORGE

• Mary Pickford, en muz de las películas del cine mu.do que consagraron su je· T(Jrquía artística revelan.Jo la belleza y simpatía que llegaron a conquistarle la admiración popular, particularmente en nuestro continente, donde atín se la /l:z.ma "La Novia de América" .

• eran excesivamente dialogados, y la mayor parte de las películas resultaban teatro filmado. Como reacción y protesta, Chaplín pro:lujo dos pelícu las sonoras pero sin diálogos: "Luces de la c:u dad" y "Tiempos modernos". Allí volvió a de mostrar que para hacer cine no era necesario recurrir a la expresión hablada. .. Más aún; sin quererlo, nos <lió su propia y mejor lección: cuan do se dejó llevar por la técnica parlante, y no obstante muchas propagandas con toques ideolé gicos y planteos que peco tienen que ver con el arte, estuvo muy lejos de aquellas sus primeras creaciones. Dígase lo que se quiera, "Monsieur Verdoux", "El gran dictador", "Candilejas", fue ron terribles experiencias para el gran bufo y para quienes lo admiramos ... En pleno imperio de la sonoridad y de la pa!a bra, Vittorio de Sica ha logrado con "Ladrones de bicicletas" y con "Uimberto D" verdaderos mi lagros de la imagen. Miles de palabras no hubie ran logrado hablar de la miseria y de la guerra con tanta pre.piedad como uno solo de esos cuadros expresivos. De Sica, con su técnica, indica un camino viejo pero eficaz. Y ya su ejemplo cunde. Gene Kelly, buen artista y bailarín, nos ofrece ahora "Invita ción al baile", obra de dedicación y estudio en la que no se pronuncia n:nguna palabra. La danza y la música renuevan la esperanza de los amantes del antiguo pero eficaz método de la "expresión por la imagen".

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Equipo de la Gere,�:ia de Admin.:stración "8", brillante vencedor del Tomeo Interno de F't:tbc.l ele 1956. Lo inte grcm (ele pie): Giord.ano. Fichero, CO'T<lcro, Fantini, Gon zález y Del Gizzo. ( Agrac.ha:los): \'úzqucz, Santos Souza, Balzo'a. Co.!1lso/a y Ro�ríguez.

Culminó • exitosamente la temporada

brillo han alcanza S INGULAR do duran!:! el a1io 1956 las

actividades deportivas internas, i 11crementaclas considerab I e 111en te con respecto a la temporada an terior. Hubo como siempre un factor que influyó poderosament:.-, para que el éxito logrado se alcanzara en forma tan amplia: la extraor dinaria disposición que parn la práctica de los deportes ha clc rnostrado una vez más el perso nal de nuestra institucién.

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DEPORTIVA •

in t erna

EL TORNEO DE FUTBOL

No cabe duda qu� la co111pe tencia que acaparé> el mayor inte fés fué la de fi'itbol. En efecto, corno y;¡ lo sciialáramos en 1111cs tra anterior celiciún, fueron nu merosos los equipos que partici paron en el torneo llevado a c¡¡ho. los que rivalizaron cntusiastamen te, no importando para ello el mayor o menor poderío de c:ida conjunto. Tanto es así, que aun cuando al principio pareci.1 fácil formular algún pronóstico con respecto a cuál scrí.1 el posible wnrcdor. bien pronto la rl'alidad demostrú lo contrario, ya que fueron que dando en el camino equipos cr,ns tituíelos con figurns ele reconoci da capacidad, mientras que otros. a los que se asignaba poca o nin guna ch<1ncc, llegaron a las rue das finales dei cert:imcn y no pre-

cisamente por obra ele la casua lidad. Tal el caso del equipo de la Gerencia de Títulos -clasifi cado subcampeón- y el de Nor mas y Permisos ele Cambio, que dispu ló el match semifinal del torneo. En definitiva, el titulo ele cam peón quccló en manos clel equipo de la Gerencia ele Administración '"B"', o mejor dicho en muy bue nas 111.1nos, porque fué el que ;icrcditó mayores merecimientos. Tuvo pocas "estrellas" en su for mación. pero tocios sus integran tes se prodigaron por igual par3 lograr el lriunfo final, cle111ostran do que, aunando esfuerzos de la manera que ellos lo hicieron, se puede llegar a cualquier parte. Los felicitamos sinceramente.

Alfredo Dur á 11 (en e! centro). v e II c e el o r del campeon!lto d e njed;-ez rcalíza ::t.clo cm 1 !J ,5 6. L o acompa,ian ca le presente n<>fa gráfica Ri cardo Riccardi y ,loi•stiri L. \le /á:<¡ue::. clasífi· caclos segundo y tercero, re�pec til'ame11tc, r11 el ccrtámcn ele refercnCi'l.

Equipo representativo de la Gerencia de Normas y Permisos de Cambio, que se adjudicó el certamen intemo de básquetbol

• ... \1 margen debemos destacar, y lo hacemos con gran satisfacción, que hubo un equipo -el de la Gerencia de Títulos "A"- que alcanzó dos conquistas: subcampeón interno ele fútbol d2 I 956 y campeón de la corrección y ele la caba llerosidad deportiva. Que sirva de ejemplo.

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AJEDREZ

Decía111os al princ1p10 de esta nota que nu�s tros deportistas tenían especial clisposici6n pa ra la práctica de los deportes, y no nos cquivoca1nos, pues para nuestros 111uchachos no int::-resa de qué actividad se trate. Efectivamente, una prueba de dio la dan las numerosas inscripciones registradas para pnrti c;par en la disputa del torneo interno de aje drez, que alcanzó a reunir a treinta <!ntusiastas cultores del dificil juego cienci:i. El concurso, en el que tomaron parte fi guras ya consagradas, para dar lugar a la se lección de nuevos valores se realizó por elimi nación, hasta clasificar un wupo final de diez par ticipantes, que actuaron en tres zonas también climinntorias. La posición final tkl certamen fué la siguiente: puntos I" Alfredo Durán . . . . . . 5 2·1 Ricardo Riccnrdi . . . . 3 l,� " 3" Agustín L. Velázquez . J 1 :: El segundo y el tercer puestos fueron d�finidns, a igualdad de pu111é1je, por aplicación del sistc111a '"Sonnehorn-Bergcr··. o

BASQUETBOL

Ta111bé11 fué interesante y lucido el dcsanolln tkl Campeonato de Básquehol, que rl.!11niú a nue ve equipos, nlgunos de ellos integrados ror ca lificados cle,ncntos ya conocitlns y otros nuc\'os tic promisorins condicione�.

Ricardo Rio:ardi, José C. Toribio y Héctor Mé11dcz. inte grantes del terceto ganador del Torneo Interno ele Rochas.

('EN T R.-\ L

1;;

La competencia se ,efectuó por doble elimina ción, ·y alcanzaron gran brillo los distintos encuen tros disputados. El equipo ganador ele este certamen fué el que representó a la Gerencia de Normas y Permi sos ele Cambio. Logró el segundo puesto el de la Gerencia ele Cambios. Estos dos conjuntos, ele fuerzas parejas, fueron indudablemente los que acumularon mayor-es méritos, lo que justifica ple namente su clasificación.

• BOCHAS Este torneo fué disputado por doce tercetos -36 jugadores en total-. lo que confirma sin duela el auge que está alcanzando esta actividad. Especialmente debemos destacar la aparición de competidores jóvenes, que demostraron su lla bilidacl en un deporte que hasta hace poco pa recía reservado para personas reposadas y ya un tanto alejadas po;· los años ele otras prácti cas más violentas. Celebramos que así sea, pues con ello aumen tarán nuestras posibiliclacles futuras �n el orden interbancario, donde ya un joven valor ele vein te aiios nos brindó el halago ele un titulo ele campeón en 1956. Nos referimos a Luis M. Gi-

Avelino A. F'ernández y Jorge Wa/doke. oompeones internos de pelota a paleta, Categoría "B''.

rnénez, ganador clel Campeonato de Categoría "8" individual organizado · por la Asociatión Bancaria. En cuanto se refiere a los resultados del torneo interno que comentarnos, debemos consignar que d terceto ganador estuvo integrado por José C. Toribio, Ricardo Riccarcli y Héctor Ménclcz. Se clasificó en segundo término el que constitu yeron Germinal Morales, Juan C. Sánchez y Fa hián Rodríguez.

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Alberto Silvola y Francisco Candi/ere, vencedores en la Categorfa '·e··.

CE� T HA L

PELOTA A PALETA

Hacía ya tiempo que en el orden interno no se llevaba a cabo un torneo ele pelota a paleta. Diversas dificultades lo habían impedido en tem poradas anteriores. Pero la Com¡sión Directiva del Club, empeña da siempre en ciar a las actividades deportivas el mayor incremento posible �eficientemente se cundada por la Subcomisión de Pelota que preside el seiior Manuel Cal-, arbitró las medidas nece sarias hasta conseguir las instalaciones del Club Oenen Echea. Para ello tuvo en cuenta el gran interés cle111ostrado por ,los asociados en la realización de un torneo en este deporte, tal como quedó evi-

El certamen resultó muy interesante y s·e rea lizó en tres categorías, en cada una ele las cua les el desarrollo completo fué el siguiente:

denciado cuando se formuló el respectivo llama do a inscripción, que logró reunir a dieciocho pa rejas. CATEGORIA B

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Resultado Final El resultado final de la competencia, en cada una de las categorías mencionadas, se consigna a continuación:

CATEGORJA B

Av-elino A. Fernández Jorge Waldoke 21 Carlos Dionisi Alberto La!orre J?

CATEGORIA C

Alberto Silvola Francisco Cancleliere 29 Adolfo Cotarelo Miguel López Ji:>

CATEGORIA D

Carlos Festal Alberto Ponce 2� Jorge J.\. Garavaglia Nés!or Alc!rey 1o

Carlos Festa! y Alberto Ponce, 0a11adores de la '

Categoría "D"

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CUENTO POR

SEG A P

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/1 QUELLA posibilidad no dejaba de resultarle extrañamente cómica. Cerró los ojos con saña, apretan do las pesadas órbitas para exprimir le!: el sueño. No; él no creía tener vo cación literaria. Jamás había intenta do borronear siquie�a unas páginas. Pero nunca, hasta ese momento, le había acometido esa ne:esidad salvaje de explayarse. de entregarse sin tasa. ¿Cómo huir del eco de su voz? La letra escrita y el seudónimo le otor gaban garantías para la confesión sin riesgos. Repasó las condiciones del concurso, encendió el primer cigarri llo de la mañana y, sin apremios, lo observó consumirse. El block, en blan co. lo agua·rdaba. El despertador parecía replicar, en el silencio del dormitorio, a la lenta marcha del reloj de la sala. La puer ta wguía abierta, como para confir mar la continuidad de aquella horri ble pesadilla. Se acercó a la mesa de luz, bebió ávidamente el calmante y • I jl, se quedó quieto, 1"ígido, al borde de IP. <'ama. El despertador seguía galopand·o, superando el lento golpeteo del otro reloj. Ese acercamiento, esa superación fatal lo absorbían. No podía pensar. La obsesión del punto fijo comenzaba a desesperarlo. Quiso librarse de él y se concentró en la realidad de los re 1 ojes.. Pero de éstos ya no logró escrupar, y se sintió perdido en es3 doble senda de parns diminutos y dispares. ·Largo rato después, y como de prcnto, comprendió que era dueño de sí. Las voces callejen1s de la media mañana subían por el amplio balcón y penetraban, nlar gándose , en el dc,rmitcrio resonante. El cuarto de baño. por el guiño de la rendija, lo convidaba a la frescura.' a la claridad total. Continuó mirándose en el espejo, con sus piernas colgantes, mientras chapakaba en las pan tufla�. El block lo aguardaba en blanco sobre la mesita. El diario continuaba incitándolo con su concurso litenwio. No Je interesaba, en realidad, el premio. Sólo que allí estaba. quizá. la única solución. Si lograba poner or den en sus ideas. si alcanzaba a objetivar esa ccnfu-· ::ión que le bailoteaba en las sienes. si lo plasmaba to do, tal vez supiera qué hacer... ,Y para qué. Y hasta tendría sentido entregarse luego a la p;;licía. Pe�o an tes había que acla,:ar mu:has cesas. Aquella posibilidad era extrañamente cómica.

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CENTRAL

El CU!lrto estaba en desorden. Pasó mansamente los ojos sobre los altos muros, hasta que se le quedaron prendidos de una telaraña del techo. Abajo habia libros, mantas, un vaso y muchas cclillns. Los muebles trasun taban la epulencia de mejores tiempos. T,·es días an tes de casarse los había comprado. En realidad, habían ido los dos, corriendo entre trámites curialescos. ¡ Qui• p::?queña parecia ella junto al encrme ropero! Más pe queña aún había de antojársle n el lecho r::busto y antañón. Delgada, g�ácil, conrervaba sus ai,res de nor malista, y el la añoraba en su delantal de 1a primera tarde, entre el ombú y la glorieta del parque contiguo a la escuela. El había comenzado Derecho y venia de aprobar. No corría prisa el ret::rno a casa, pues qu€da regodearse a solas r.on les golpes de efecto que le ha bía depararle ese "distinguidc". En voz alta. entre los árboles. repetía las res;rnestas. mejcrándolas. amplián dolas ... De pronto risas canta,,inas. .. ¿Sar:a por su mcnólog·o? Elh iba entre las otras. No la vió atractiva. Apenas diferente. Y su orgullo de docto:-cill:: célibe se e::quistó . casi en un rencoi·. Pero retornó al dia siguien te . a estudiar tal vez. y volvió a verla; y !..iguió t::n, :argo noviazgo. en que llegaron n se·:· casi amigos. Así, sin repara: en e'.l::. se vió corriendo entre trámites curia-

Sentado al borde de la cama, con las piernas col gantes, chapaleando en las pantuflas, escuchaba ahora los rumores de la media mañana. No quería abandonar el dormitorio sin dejar concluida su obra. Todo se le aparecía claro, objetivo. Estaba acostuml;,rado a anali zar sus crisis, a explicarlas con meridiana lógica. La operación lo llenaba de un orgullo que, resta 1lando en todo su ser, ccmpensaba con creces todos los amarg·ores de sus desfallecimientos y de sus flaquezas. Pe ,ro esta vez algo serio, trascendente, había acaecido. Ante él, de safiantes. se abrían el pe,riódico y el block s:n mancha, insinuándole la posibilidad de objetivar con plenitud esa disección en que ise regcdeaba.

Jes:os, porque había da , do su palabra y quizá porque la quería. Sí qui:! la quería. pero vestida de colegiala, tal cual se Je aparecía a veces en la vida hoga, reña después de una violenta discusión, como adelgazada, afinada po,r el llanto. Esa imagen renacida, recuperada, Je ayudaba a soportar. ¿Sería por ello que promovía tan frecuentes disputas? Las primeras reconciliaciones eran trozos de noviazgo, imágenes arrancadas al pasado. Después, el há bito lo invadió todo. Más que el hábito, la abulia. De pronto. los seis años chatos y monótonos se cua jaron en una escena. Allí estaban los dos. frente /1 fren te, cenando, mientras galopaban los relojes. Ella le in sinuó que no abriese la otra botella. El médico le ha bía aconsejado lo mismo, pero de otro modo, sin irri tarlo. Continuó mirándola. Ella no tenía la culpa. Ni de sus fracasos, ni de los año.:, que se le iban ... De na da tenia ella la culpa. Y sintió que en sus sienes se agolpaba todo el furo-r por no poder odiarla. Buscó un �retexto, quizá el mismo de la noche anterior, y co menzó a gritarle. En las pausas, convulso, vislumbró que el clamor que lo ahogaba era el reproche contra sí mismo. Los gritos no bastaban ya y la golpeó, fre nético. ¿Qué dijo ella? Si al menos Je hubiese contes tado ... Esa pasividad lo exasperaba más, porque lo de jaba solo, ten·ib!emente solo con el enorme mundo ex traño que llevaba dentro, ese conjunto amasado de ilusiones y teñido de fracaso y frustración. Seis años ... Cuando reparó en todo, ya era tarde. Ella no se re cob1·aba. No quiso intentarlo. La dejó allí y entró huyen do al dormitorio. Tomó una fuerte dosis de calmante y se quedó dormido. Def1pertó, no obstante, a medianoche. Se asomó por la puerta entreabierta. El cuerpo estaba allí, en el so fá. No se atrevió a acercarse. Ya no comprendía nada. Su cabtza parecía estar en blanco. Llegó hasta la ca ma y se e:hó de bruces. Despuó., del estallido frenético, su mundo de ilusiones. resentimientcs y fo-acasos se le había derramado por completo.

De pronto, una idea se le interpuso, dominando el pa lado de sus estados de ánimo, "razonar de sinrazones", como lo llamaba para si, en recuerdo de sus frustrados esplendo,res juveniles. El diario Jo decía: habia que fir mar con seudónimo. En sobre cerrado, aparte, iría el nombre del autor. ¿Por qué no poner el de ella? Ella. que con sus chaturas lo había anulado; ella, que lo ha bía exasperado hasta el crimen con sus silencios sin eco; ella, que volvia a aparecérsele adelgazada, afinada por el llanto, renovada definitivamente ... Sí; cuando se ab,riese el sobre , ella iría de boca en boca, y quedarían borradas las pequeñeces que lo ha bían hundido. Sublimada a pesar suyo, no podría pro testar, con mezquindad domé, tica, por esa última locura de su marido. Y él ya estaría en la cár:el, lejos. Y todos sabrían el porqué, y comp1·enderían, aunque no le diesen razón ni le atribuyesen la historia. y ... La puerta de entrada sonó bajo la llave. Sin sob:e salto, como si estuviese previsto, repuso el block en blan co sobre la mesita y marchó hacia la cla,ridad. En el vano de la puerta. su mujer, adelgazada, afinada por la mala noche, cargada con lo� bolsos del me:cado, lo aguar dab,\ mansamente, cerno una colegiala . .

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Ecos

El fútbol bancario chiúmo cuenta con e=elentes equipos. He aquí al qu.e re presenta al Banco Central del p a í s hermano, constituí do por Castro, Mu ñoz, Humeres, La g o s, Mackem1a y Balcazar; Ruíz, Ma turana, G tL z m á n. Roetger y Alma zábal.

TRASAN.DINOS

Este ¡equipo 'de básqu.etbol, que repre senta al Banco de Crédito e Inversiones, fué campeón bancario chileno de 1955

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CE X T IL\ L

UNTO a los trálllites obligados de la diplo macia, alienta, en las relaciones con nues tros hermanos de América y del Mundo, el sen timiento popular y espontáneo, que se vuelca en expresiones deportivas y culturales y que ofrece cimientos duraderos y cabal justificación a las manifestaciones oficiales. Tal, entre tantos, es el sentir que nos aúna con nuestros colegas de Chile. Ellos también. agrupádos en similar propósito, tienen s11 revis ta, "Bancos", que -para decirlo con sus pala bras- ''sigue su marcha ascendente, siempre ga nando adeptos".

Ecos Trasandinos Viene de la pág. 20 )

Y bien; en carta dirigida a nuestro Secretario, informan que han de iniciar l- a "anhelacla sec ción Bancos en el Extranjero, con magnífico ma terial fotográfico", en la qu-e se referirán a nues tras actividades. Nos sentimos confortados por este eco simpá tico, que habla de una vieja y siempre presente vinculación, nacida en el duro trajinar ele las competencias deportivas y en la más descansada plática rociada por los suaves vinos de allende los Ancles. lncluímos en este número algunas fotografías que hablan del impulso adquirido por los bancos chilenos en estas actividades, y que, al propio ti-empo, queremos sirvan de símbolo de los es trechos vinculos que nos unen a ellos como de portistas, como bancarios y como hermanos en América. Con tal fin, i ren1os reflejando más adelante otras expresiones similares, que ten derán, sin eluda, al afianzamiento ele una con ciencia común, profesional y deportiva, verdadero baluarte en los agitados ti-empos por los que atraviesa este pícaro globo terráqueo.

SIN PALABRAS

Integrantes del terceto posterior del Banco de Créditc.s e Inversiones, el más sólido del fútbol bancario de Chile

PAGINA DEL HOGAR A partir del próximo nú mero, c omenzaremos a pu blicar "La página del ho gar",

qu e incluirá to da

su ert e de rec e tas, ideas o sug es ti on es útil es y

"d e

en trecasa ".

CENTRAL • 21

GALERIA DE BANCARIOS ILUSTRES ..Nuestro gran novelista, quizás el único actualmente", dice Clm,dine C.'wne:: al presentar a Jean Giono en la colección "Ecrivains de toujours". Grande, sí, extraordinario estilista, de quien

Jacques Perret, ¡;.rofesor en la Sorbonci, diría que en él se sienten las palpitaciones de la vida aui mal tales como el enorme Virgilío las alcanzo a tra.miitir en la antigüedad . .. Y bien; Giono, el auto,· de "Acc01npagnés de la fltite", de "Présentcition de Pan", de "Naissance de l'Odysée", de "Jean le Beau", de "Regain", de "Que 11w joie demeure", y de tantas otras obras, algunas de ellas de amplia repercusión entre el público argentino, como ·• Lci 11mjer del panadero", "Batallas en la monta1'ia", o "El húsar en los tejados", es tm colega, coa veinte años de serv:::ios como empleado bancario en Manosque, rn pueblo n!ttal. El 6 de diciembre de 1954, Ciono era elegido miembro de la Academia Gmicourt, en reemplcizo de Colette. Ahora, en el ¡:;i11áculo de la fama, no olvida a los que han compartido, allá o aquí, las horas de s u quehcteer oficinesco. Acaba de darnos cabal pru.eba de ello. Le hemo:; escrito, pidiéndole una foto cmtografiadc1 petra nuestra revista, porque lo sabíamos un camarada ele tareas. La respuesta nos llegó por avión, sin dilaJiones, con 'Un "Tres cordialement" (Muy cordialmente), que no.; lo muestra ligado al recuerdo de los 11wmentos que lo unen a esta gran fam:/Üt bancaria, a la cual él también se siente orgulloso de pertenecer. A continuació11, en versión al espa1"iol hecha e:l;presamente para esta revista, ofrecemos un trozo autobiográfico toma.do de sn "Virgile". Luego transcribimos trn pasaje del comienzo ele su "Viaje por Italia", en traducción <le María Martínez Sierra ( Editorial Goycrnarte. 1951¡).

CY el hijo de la vejez de mi pad1e. Nací cuando él tenía cincuenta años. Cumplí dieciséis en 1911. Desde mi nacimiento, habíamos vivido alquilando la casa de la se ñorita Delfina Pierrisnard. Casa inmensa, húmeda y ne gra , con todo un primor piso inhabitable: techo y piso destrozados, moradas de ratas y arañas. Las v:ejas viga.; gemían todo el día y la noche detrás de esas puertas ce· rradas. El segundo piso estaba menos destrozado. No obs tante, llovía en todas lns piezas. Estábamos instalados en aquéllas en que goteaba menos. Una servia de taller a mi padre; la otra era la habitación común para los tres. Mi cama estaba en el rincón en que se esquivaban las goteras. Las noche.; de tormentn, mi padre venía n ccrrer mi ca ma hacia aquí o hacia allá según los casos y, en mi sueño, yo c.;cuch:iba el canto de las gotas en las palanganas y ca C(:rolas que él colccaba al p:e de mi lecho . Pero, en el otro 1 incén, después ele diversas y vanas tentativas para evitar el agua, mi padre y mi mad1·e acabaron poi· do1 mir con las cabezas defendidas ¡:;or grandes paraguas Una noche, Mi padre se levantó y c3yÓ... Aún e3cu cho aquel tremendo desmoronarse. Se recu::-eró cnsegu:da, al tiempo que mi madre y yo gi-itábamos ... y nos sonrió. Era un ataque leve. Al día siguiente, adve1 tí lo que hasta entonces la magia de la infancia me había imi;cdido ver. Mi madre ganaba de treinta a cuarenta francos por sema na con su taller ele planchado. En épocas de menos trabajo, eran apenas veinte o veinticinco. Mi padre obtenía roás o menos lo m:smo haciendo zapatos y aneglándolos, solo, allá arriba, en la gran pieza fría y negra del segundo piso. Yo no tenía ya derecho a ignorar que él gastaba pacientemcn· te sus últimas fuerzas para hnce111os vi\'il'. En el colegio, n In hora en que se encendían las lámparas en el estudio de las cinco de la tarde, yo me ponía a pensar de pronto en que él estaba allí arriba, solo, con su lámpara de petró leo, sus cueros duros, su trinchante, sus manos delgadas, su mirada ligeramente distraída, su bo::a apretada bajo la barba. Yo no podía más. Rcclnmab,:i salir, corría hasta la

casa, atravesaba el taller de mi madre, trepaba ¡:or las es caleras de cuatro en cuatro y caía junto a él, que susurraba dulcemente para encantar su soledad. El me comprendía tan b:en que una vez acarició mis cabellos y me dijo: "No, hijo mío; todavía no". Pero yo necesitaba tener paz. Y no podía lograrla sino comenzando a trabajar en seguida. Se lo dije. El había soñado otra cosa para mí. Yo era un alum no bastante bueno. Podía tener éxito en los exámenes. Pe ro necesitaba resultados inmediatos . Quise ser zapatero. El rechazó la idea. Es la única vez en que el amor de este hombre admirable se equivocó. El 28 de octubre de 1911, entraba yo en el Comptoir National d'Escompte de París, agencia de Manosque. como mandadero. Mi sueldo era de tre:nta francos por mes. El 30 de noviembre siguiente yo colocaba sobre la mesa de luz una pieza de veinte francos y otra de diez, de oro. La casa de las goteras estaba sal vada. No tenía vanidad. Sigo no teniéndola. Acepto con mucha humildad todas las invitaciones a profundizar y hasta a que darme con la boca abierta. No he pasado en el banco unos cuantos días o unos cuantos meses, sino veinte años. Mi presente y mi porvenir dependían absolutamente del ins pector que 1·evisaba periódicamente mi trabajo. Era un hombre gordo, con barba, que fumaba puros y no disimu laba el desprecio que le causaba el mirar vago de mis ojos azules. A ¡:esar de ser yo empleado excelente, y él lo reco nocía, siempre me tuvo en la cuerda tensa. De ahí, terro res y prudencias. Recuerdo aquellos tiempos con mucho placer. Todo iba muy bien. Es excelente tener la obra viva en peligro desde el comienzo de la vida. Por poco que se vaya viviendo, ello basta para dar a los más tímidos (y ése es mi caso) la sen sación de la victoria, muy útil y hasta muy sabrosa más tarde (y que aprende uno a disimular, lo cual es muy im portante). Volví a ver al tal inspector en 1934 ( murió, creo , en 1938). Me pidió le pusiese una dedicatoria en el ejem¡::lar de uno de mis libros. La puse muy afectuosa. Seguía inspirándome miedo. Comprendía que estaba en redado en sus necesidades, incapaz de ser ni demas:ado bueno ni demasiado malo, como todo el mundo ... Una pose característica del gran escritor

C E N T R A t,

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E,i la mesa de control, junto al Comi sario General del Torneo Bwu::ario da Tiro de 1956, un grupo de participan tes que representaron a las distintas entidades deportivas bancarias.

D OS

nuevas c o nquistas en el or den interbancario, que no por esperadas de jan de ser importan tes, h a n conseguido nuestros representan tes al clasificarse otra vez, en 1956, campeones de tiro y de atletismo. En el primero de dichos torneos, el fuerte de nues tro conjunto de tiradores estuvo en esta oportunidad en las pruebas por equipos, ya que lograron el triun fo en seis de las siete que incluía el programa. En las diecinueve restantes, de orden individual, aunque no en la forma tan exitosa de anteriores tem poradas, también cumplieron buena actuación, lucién dose en este aspecto Jorge B. Díaz Justo, ganador en fusil 150 metros (rodilla y cuerpo a tierra) y en ca-

R Ji b ffl B, 11 p F t, tr

iA VEZ CAMPEONES BANCARIOS DE TIRO Y ATLETISMO rabina 50 metros (de pie, blan co americano). Marcelo E. Ga lli, también en fusil, y José M. Musso e Isberto M. Checchi, en pistola, fueron igualmente vencedores en sus respectivas es tpecialidades. Colaboraron, asimismo, al lo gro de la victoria final, obtenida por amplio margen de puntos, Camilo S. Mondelo, Abel Wil kinson, Raúl A. Torres Viñas, Antonio M. Di Marco, Carlos Ikeda Martínez, Edgardo Torres Ruiz, Roberto Albino, Hernán Casafuz, Alberto Viqueira, José

l Subirás, magni icedor de las prue te 1.500 y 3.000 llanos del Torneo :o de Atletismo de m tiempos reccrds ambas distancias. nás oorrecto y des rkpor:tista de 1wes , durante la última temporada.

·ge B. Díaz Justo. el represen .te de nuestra entidad de más ida actuación en el Torneo ricari o de Tiro. Lo acompaña :ardo Rapp, del C. A. Sociéti térale, también u.n excelente tirador.

Fernández Mon, Héctor Fraque lli, Lorenzo Schiavo, Arman:lo L. B. Díaz y José M. Broggi. El certamen, que tuvo su fi gura más destacada en el repre sentante del Club Atlético Ban co de Italia y Río de la Plata, José D. Brescia, ganador de tres pruebas rcon puntaje record en

TORNEO DE ATLET1S�10

En el XXXI'! Torneo de Atle tismo, realizado bajo los auspi <:ios de la Asociación Bancoria Argentina de Deportes y fis::ali2ado por la Federación Atlét: o.�a Argentina, nue;;tros atletas vol-

vieron a imponerse, revalidando su título de campeones, que pa rece estarles reservado por tiem po indefini :o. Es cierto que esta actividad, un tanto sacrificada, no goza ya de las preferencias de los depor tistas bancarios como en otro:. tiempos. Sus cultores han mer mado en la misma forma alar mante que se observa en todos los ambientes. Pero, r:o obstante c!lo, en alguna medida nuestros representantes siguen siendo b excepción, ai'!O tras año. Tanto e::; así que cm el concurso de 1956, carente de brillo por la circunstancia apuntada, sólo me rece mencionarse la actuación cumr,lida por los atletas del Ban co Central. que resultaron nue vamente vencedores al adjudicar se bs siguiente;; pruebas:

Salto triple: 1'-' Alberto Latorre 2'-' Norberto Antinori Lanzamiento de la jabal",na: l° Avelino A. Fernández 21 Alberto Latorre 1.500 metros llanos: 1" Ro 1 ando Subirós 3.000 metros llanos: l'-' Rolando Subirós En estas dos últimas prueb::is, Rolando Subirás, nuestro más destacado y correcto deportista de la kmporada. estableció nue vos records interban::arios, supe rando sus propias marca.,; ante riores y venciendo en ambas a su calificado rival el represen tante del Banco Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, Rafael Ceballos. Nuestra entidad totalizó C!1 este certamen 26 puntos, contrn 11 del Banco Municipal y 10 del Banco de la Provincia de Bue nos Aires, clasificados segundo y tercero, respe::tivamente.

Avelino A. Femández, otro des tacado valor de nuestra Institu ció1i, volvió a triunfar en el lanzamiento de la jabalina.

dos de ellas, finalizó con el si guiente resultado: Pts.

....... de Italia . . . . . . Municipal . . . . . de Londres . . . .

1'-' Banco Central

2· Banco

30 Banco

-4" Banco

5' Banco Nación y Société Générale . . . . . . . . . . Í" Caja Nacional de Aho-

r;-o Postal . . . . . . . . . . º S Banco de Bosto!l . . . . .

202

4.S

24 16 8 1

Con este nuevo tr¡unfo nues tra entidad se adjudicó la Copa de Honor (P1·emio Banco de la Provincia de Buenos Aires) por cuarta vez consecutiva. 26

•

CENTRAL

Alberto L'.l!orre, que obtuvo para nu.es·ro Club u.n nuevo triunfo al r,·'.lnc:r e! :1alto triple. Al fondo, sobre el c�sped, Nc.•rberi:o Antinori. también répresentante nuestro, clasificado segundo.

En nombre de todos los asociados del Club, les ha cemos llegar las sinceras felicitaciones.

Se realizaría a princ1p10s de abril l a Olimpíada Interna

Roberto Erramouspe y Ricardo Carlevaro nos represen taron brillantemente, adjudicándose el Campeonato Ban cario de Pelota de 1956. segunda categoría.

ACTUALIDAD DEPORTIVA En el Campeonato Bancario de Pelota ganaron nuestros representantes de segunda c.atego1·ía

En el seno de la Comisión Directiva existe et pro pósito de organizar para principios del mes de Abril próximo la disputa de la Olimpíada Interna, intere sante competición "ínter-Gerencias" r.or la posesión del trofeo "Honorable Directorio del Banco Central de la República Argentina", donado oportunamente poi· el Ban:o. Como se recordará, dicha competencia, instituida en el año 1948, comprende los siguientes deportes o jue gos: ajedrez, atletismo, básquetbol, billar, bochas, bow Jing, fútbol, juegos de salón , pelota a paleta, tenis, tenis de mesa y tiro. Esperamos que se concrete tal propósito, pues la disputa de tan importante torneo movilizaría prácti camente a todos los deportistas del Banco, que son muchos y entusiastas. Sólo resta a tal efecto que la Comisión Di1·ectiva re suelva el problema de las instalaciones necesarias, lo que no dudamos habrá <le logrnr, pues ya ha iniciado gestiones que seg-uramcnte arribarán a buen ténnino.

Nuestro equipo superior de fútbol participa en un torneo nocturno. El Círculo "l\.lanón y Blanco" , frac(ión del Club Atlético Platense de esta Capital, ha organizado, como en años anteriores, un lerneo nocturno de fútbol que t uenta con numerosas inscripciones; entre ellas. la de nuestro equipo de primera división, que se presenta con sus mejores integrantes. La competencia, ya iniciada al cierre de nuestra edi ción, nos permitirñ comprobar e l poderío de nuestro conjunto representativo, ya que deberá enfrentar a calificados adversarios. Para ello �ontamos con que nuestros muchachos han tomado las cosas en scl'io Jll'epa1 ándose activamente para cumplir una buena actuación. Con ellos colabo:·an los integrantes de la Subcomisión, como s:emprc di;; puestos a trabajar sin descanso.

Un nuevo tl'iunfo, que se suma a los muchos lo,:rra dos por nuestros deportistas en el curso de la tempo rada 1956, han logrado nuestros representantes de pe lota a paleta en el Campeonato Interhancario organi zado por la A,sociación Bancaria Argentina de Depor tes. La brillante conquista correspondió esta vez a la pa reja de sE<guncia categoría que integraron Rcberlo Errn mouspe y Ricardo Carlevaro, quienes finalizaron invic tos la competencia superando a fuertes rivales . Nos complace destacar especialmente que nuestra pareja campeona, que fué duramente exigida en los tramos finales del torneo por las rcpresen�aciones del Club Banco Hipotecario Nacional y del Club Atléti�o &neo de la Provincia de Buenos Aires, supo de:nostra1· su extraordinaria garra, justificando plenamente su victoria final.

C' E� T I{ .\ L

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MIS domingos fueron, siempre, domingos de soledad ... Interminables y tristes como la noche invernal. .. * ..

Pausas que ahondaban mi herida con desesperación tenaz, mis domingos fueron, siempre, domingos de soledad ... * ... Aniquilaban mis fuerzas absorbiendo hasta la cal de mis huesos maltratados. Y mi frente al despertar de alguna ilusión ingenua que florecía entre el mal, dejaron de ser, perversos, domingos de soledad . ..

•••

Cuando ella llegó a mi vida con su insondable mirar, con su figura pequeña y humilde, con su bondad, yo vislumbré romerías plenas de luz y de sal disipando la profunda tristeza de mi soñar. • * * Y creí, alucinado, que habría horas do paz en la angustia de mis largo!; domingos de soledad ...

"' * •

Pero el romance imprevisto tampoco pudo t1·iunfar. Llegó demasiado tarde su cadcia bautismal.

DOMINGOS

s o

• * •

Y las flechas repetidas de su vetusto carcaj se transformaron en lanzas. Atrajeron, como imán, todos los grandes encuentros que tenía que olvidar. Y los divulgaron en mis domingos de soledad .. .

•••

Hubo tres conjugaciones -dormir, comer, trabajar que sostuvieron mi cuerpo con un denodado afán. Pero el morboso dominio del tumulto epasional se llevó todos los sueños de mi alma. Y, además. me dejó la herencia amarga de tener que soportar en cada minuto libre, domingos de soledad ... 28

•

CENT HA L

POR

ANIBAL PASSIONE SILVA

Esta compos1cio11 ha sido tom-0da del libro "Nube y pozo", volumen de poesías que pu blicó Passione Silva en 191¡3. A modo de co/-0/ón, la ofrenda se cerraba con un " ...y much:is gracias a todos mis compañcrcs dd Banco Central por el estimulo que hi::o posi ble la impresión de este libro··. Nos compla cemos ahora e1} ev0>�r el recuerdo de! amigo que st,po cmbellc:er con sus sue,'tos de poeta muchas de nuestras /toras. Nosotros también le estamo:: cgradecidos.

Con este plantel nos iniciamos, hace más de una década, en las jus tas atléticCUI interban

Hl. lll.BUM D Bl.

carias. estableciendo rec.ords q u e aún se mantienen e1i pie. En esta neta. gráfica ve mos, de izquierda a derecha (parados) a Pedro B. Tijero, Ro berto Durán, Mario R. Lerche, Federico G. C. Pintos. Alberto Triul zi, Antcnio Barrionue110 ( estos dG\$ últimos figuras notables d e 1 atletismo nacional y de reconocida jerarq u i a internacional, J o r g e E. Castilb y Enrique Güelfo. (sentados) a R o b e r t o Fulgu.eims, Manuel A. Femández, Luis A. Caballer, Jorge P. Pereyra, Rodolfo R. Matt y Jorge H. Costas

En este grupo de de portistas figuran hom bres c¡ue hace ya casi quince años dieron el primer impulso a la práctica del tiro entre c>l personal del Banco Central. Son ellos Ca milo S. Monde/o (ac t u.al Presidente de la Subcomisión de 1'iro). Juan V. C. Cichero, Roberto Albino, A r ma11do A. Mazzocchi, Aleja1idro M a ,i c in i llouai.x, A/do R. Peira no, Gu,stavo A. R. Vo get. Jos<" A. Guanziro, li, Ramó11 González y ilde/chi M. Rossi. Gra. cias. a su eficaz y en tusia s ta dedicación, renovada año tras año, hoy el conjirnto de ti radores d e nuestra critid,ad resulta prácticamente imbatible.

EL RINCON DE LOS NIÑOS

Un Mendru�o de Pan

Carlos Alfredo Fichero

por

YlftfilLIO JOSE HAROIHI

uno de esos días cercanos al otoño, cuando la inclemencia del tiempo nos llama al recogimiento, un anciano marcha ba por las calles. Caminaba algo agobiado y en su andar se descubría que su rumbo era incierto. Tan abstraído iba, que parecía no darse cuenta de la persistente llovizna que caía des:le temprano. Sólo el rumor del viento al filtrarse entre las ramas de los árboles le hacía levantar a ratos la cabeza. �e pronto, se detuvo. Se le vió aga�harse y levantar con suma suavidad algo del sue lo. Iba a guardarlo en uno de sus bolsillos, cuando, al notarlo húmedo, resolvió colo carlo entre sus ropas. Era un mendrugo de pan, perdido en aquel lugar, confundido con las ho)as que caían de los árboles. Siguió el a�iano su marcha en la misma actitud pensativa, cuando una ráfaga de v· ento lo volvió a la realidad. Un frío pe-

•

Eduardo P. BaTbagelata

netrante le corrió por el cuerpo: Miró hacia todos lados. Ni un al ma por las calles. Ni una puerta fraterna. Sólo entonces compren dió la tremenda soledad en que vivía. Cruzaba ya la calle, cuando oyó una débil voz que le decía: ¡Buen hombre! Cerca de tu corazón he revivido. El frío de esta tarde me hacía agonizar y el calor de tu pecho me ha devuelto la vjda. ¿ Cémo he de retribuirte? ¿ Quie res que te cuente mi historia? El anciano quedó absorto. Lle vó sus manos al pecho en actitud indefinida, y la voz continuó: "Apriétame ... que ello ha de danne calor a mí. .. y más valor a ti". Com o la casualidad lo hiciera pasar por un cobertizo abandona do, el anciano penetró en él para protegerse de la lluvia, ya que no del viento. Unos tablones vjejos sirvieron de asiento; luego, reti rando el mendrugo de sur. mpas, se d · spuso a descorrer el velo de

Salvador Alberto GraS80

Silvia Inéc y Juan Matias Leiva Borchex

•

---

misterio que encerraban las pala bras que había oído. "Os escucho" -dijo el anciano. "Yo he nacido en el campo -empezó el mendrugo-, en una de las más hermosas chacras ar gentinas, donde la vegetación ha ce alegre la región. Primero me convertí en una gran planta, y en mi cabeza resplandecía un lar go penacho de color oro, que se balanceaba al impulso de las bri sas y los vientos. La tierra gene rosa nos dió la savia y el sol maduro, los frutos. Miraba el cha carero, a ratos, ese manantial fe cundo de oro verde, tal vez pen sando en sus lu�has, en su porve nir o en su familia. En ocasiones, hurgaba en los penachos, como buscando descubrir los secretos de su esfuerzo. Durante las no ches frias me reconcentraba es perando el alba, y al recibir los primeros rayos del día sentía eva porarse lentamente Ja humedad de mi cuerpo. ¡Nunca fuí más fe liz que entonces! Pero llegó el momento de decirle adiós al cam po, a la alegría, a la vida, al sol ... En cumplimiento de una msión superior, fuimos troncha-

dos, devorados, desnudados y arrojados en bolsas, quedando al abrigo de galpones para preser varnos de la intemperie. A veces nos herían, y nuestra tristeza se confundía con la alegría de nues tros carceleros".

"Al tiempo nos llevaron a una estación íerroviaria, donde, orde nados en vagones y a marcha muy lenta, llegamos a un lugar en que dormitaban decenas de trenes que esperaban turno para su descarga". "Nos hallábamos una mañana aletargados por el ocio y el en cierro, cuando nos sentimos ele var a la parte alta de un edificio inmenso. El ruido cercano de má quinas que trituraban algo nos dijo que había llegado el momen to de cumplir nuestro destino. Ya estábamos habituados al ruido del lugar, cuando nos tocó inidar un largo viaje dentro de un in fernal laberinto de correas y po leas. Subidas, caídas, túneles, hasta que finalmente, atrapados por unos grandes y pulidos cilin \lros, quedamos transformados en un limpio e impalpable polvo

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ADHESJON DE LE CARBONE-LORRAINE S. A. 32

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C E ::-; T R .\ L

de color blanco. Nuevamente en bolsas, nos colocaron en lugar bien abrir;ado, donde todo lucía una blancura inmaculada". "Largo tiempo permaneci mos en aquel sitio, hasta que un día pude tener el gusto de ver nuevamente el sol. Lanzados des de lo alto por canaletas, caímos en camiones, que, luego de reco rrer muchas calles, nos dejaron arrinconados en un reducido lo cal. En ese instante, recordé mi pasado, y me vi íucrte y animoso. Ahora, éramos unos pocos, débi les y tristes". "Transformados en una masa pegajosa y compacta, nos moldea ron y colocaron en bandejas. De allí, al horno. ¡Qué momento in fernal! Nuesto cuerpo, sometido a tan brusco cambio, no resistió más. Desfallecí, pues, y perdí la noción de las cosas: .. " "Aquí hubiera terminado mi vida, y no sería yo quien contara esta historia, si la bulliciosa ale gría de unos niños no me hubiera despertado del infinito sueño. A elJos debo el haber vuelto a la vida; pero . . . ¡vana ilusión! Tronchado sobro una mesa, quedé solo y mutilado detrás de una fuente. Cuando la alegría se per dió por los corredores, miré hacia la ventana, con ansias de sol, y sólo encontré humedad y tris teza". "Dormitaba entre tantas emo ciones, cuando una mano vigoro sa me arrojó a la calle. Las hojas del lugar aliviaron el golpe; la ventana se cerró tras de mí, y alcancé a oír nuevas risas que provenían del lugar donde por un momento creí hallar salvación". "Así me hallaba cuando me en contraste. Descubrí junto a tu co razón que nuestras almas frater nizaban, que no me recogiste por hambre, sino por piedad. .. y ahora, déjame morir, pues ya ten go consuelo...!" El anciano, acongojado, llevó hasta sus labios el trozo de pan y lo besó. Luego murmuró, al tiem po que lo colocaba nuevamente entre sus ropas: "¡Yo sabré guar darte!" Y levantándose, salió del cobertizo y siguió andando, olvi dado por completo de la lluvia y del viento.

Ent,·evista Co,·dial Los miembros de la Comisió11 Direc tiva del Club, señores Gancedo, Lou zán, Beauvill:ird, Garavaglia, Jturralde, Toribio, Ramito y el Dr. Gerardo H. Pagés, durante la cordial entrevista mantenida con el gere,ife general del Banco, señor Josó L. J. Mazza/crri

CCNOCIAMOS al señor Gerente General, don José 1 L. J. Mazzaferri, desde hacía tiempo. Por ello, al irlo a saludar como miembros de la dirección del Club, nos estimulaba la seguridad de recibir una acogida ge nerosa y cordial. Queríamos exponerle sucintamente planteos e ilusiones. El se nos adelantó para trasmitir nos la gran simpatía con que las autoridades de la Ca sa veían nuestras iniciativas. Además, nos expresó la intención de favorecernos con un apoyo material, condicionado a las circunstan cias, pero concretado ya en el aspecto económico y en la autorización para disponer de un am_¡:lio am biente, ubicado dentro de las instalaciones del Banco y destinado a juegos de salón y actos c1!lturales. cuya inauguración tendrá lugar en breve.

C E :'.: T I{ .\ L

:J3

Cfl N CIJR �«t Para Aspira11tes a Detectives !________ �!

El Extra1io 4�aso del \7 iejo Heloje1·0

1P. NTRE las contestaciones al cnig111a planrea U-::i do en .. El cxtraiio caso del viejo relo_jcro", la del señor l loracio Bustos es la que 111fts se aproxima a la respuesta ideal, por In que se ha hecho acreedor a! premio instituido, que le serú entregado próxi111a111c11tc. He aqui la solución correcta: 1 - No fué suicidio. l labia 1111 moti\'o Ó! cri men: el robo. Ahmucl guardaba su dine . ro en el reloj . cucí1". Cuando éste abrió su portcwela, "el cofre que yo había visto había clesararecido··. 2 - El robo se produjo exactamente a la una menos cuartv de la 111aclrugacla. Para de ducirlo bastaron los sig11ientes cálculos: La maquinaria del cucú era ele mccanis1110 fijo y sus agujas no podían forzarse. La portezuela se abría cada doce horas. El reloj abrió las puertas cuando las ma necillas marcaban l;is doce. Pero d ctt cú atrasaba tres cuartos de hora. pues a las 011cc en punto '·sus agujas sciiala ,ban las diez y cuarto··. Es decir, que era la una menos cuarto del día. Doce horas antes, las portezuelas se habian 1bierto ante el criminal. o 3 - Scli111 quedaba con ello descartad•>. Ha bia entradn a eso de las diez tle la no che y se había 1 etirado en seguida. Lu� .. go. "pudo probar fC)dos sus pas,ls . 4 - La mujer del s�reno, d1liia Tula. ele 1111a ··parquedad habitual cercana al mutis-

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"Lleve el Club a su Casa" RErLICF. Gll/.J;ASI..ª A CUALQUIER HOR/, ..,EL '"':A CO�I El SE!ISACIO�·Al. D!SC) GRI\BAD:J E:! LOS ESTUD!OS ODCO� t.'.!CRO:URCO DE LAR�A oun¡._c:mr DF 33 1 / R P. 1.:

UD., los suyos y s::c a:miqcs gc=arán de los bcno fcios que depara la gimnasia "EN SU CASA" c:n u:1:: clase c:mplcla pera damas y caballcro:i. Duració�1 total r:�!' {C.:: 15 wh:t.:t:::;

C::-1 e! �-�co �:J;c.\c !a .ar.1.:1 e:�p'..c::t,•:c ce t:::ic.; le� �--.:-1 '? •:J A<l :-�in:G'roc;t'.:1: nEco:�QUlSTA 439 C'1Si!..LA CCRRCO ¡; ;, 51

J:'r:

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C C :, T R \ L

mo'', había estado comentando 111uv tem prano, antes que se descubriera ·el cri men, que había escuc:hadn ruidos abajo, ..a eso de las tres ele la maiiana". ;\de más, le manifestó a su hija J\\icaela que "no tenia por qué preocuparse, pues ya todo In arrl'glaría la policía··. 5 - Doiia Tul,\ conocía, pues, Jo ocurrido, pero no era la asesina, porque /\\icaela la había tenido a su lado esa noche. La ni Iia habia dicho: "Tengo un sueiio muy li viano .. . Senli ruidos abajo. En la oscu ridad escuché tres veces que el reloj el:: casa daba la media hora. 1\\a111á descan saba a mi lado. Por fin pude dortnirn1e" ( Las tres campanadas únicas, a intervalos, eran las de las doce y 111eclia, una y una y 111edia de la madrugada). fi - La rnuj�r encuhria a su marido, el sereno. y prep;uaba una coartada, insistiendo en que había escuchado rnidos "a eso ele las tres de la 111.:idrugada", hora en que aquél debía marcar la recorrida en la fábrica. Influida por esa charla, la viejecita Asun ción repetiria, vacilante, ante la polici::i: '·Serian las tres ele la ma1iana . ..". 7 - El sereno sabía por su hija la l1ora en que se abría el cucú. J\\icacla ..pasaba las 111ai1anas enteras conte111plando los relojes de Ahrnud". En sus charlas de 11i1ia, l..! habría revelado el sc:reto. 8 - La muerte del viejo relo_¡ero 110 hahia sido provocada por el bebedizo. .. Dada la elevada saturaci,·.11 que rresent:iba el cuerpo y. en particular. el torrente s::in_ «uineo" se necesitaba ..una gran c:.1nt1datl" . ..,: en la habitación "St'.>l°n lnhia un pocillo". ( J or Ir> demás, "sorbi�ln e!1 i1:. iusión, se tonwha muy lento. temhle . En su larga agonía . . \h111ud l1uhit•ra po dido dar \"OCl'S. El pocillo cnn \"t'ne1w .!ra. pues. 1111 tktallc Ct locacl i d.: i11tc111i1 para despistar a la policía. H - El sereno l1ahía inycctatlo t:1 \\:Ps:nn :: ..\h111ucl. ··su acciún directa era rapidis> ma". Doiía Tula, enfermera, !l· llahia p:c parado to<fo. El cm el crin1int1I; si1 1m1_¡cr. cúmplke y cncuhriclnra.

,tMNA�IA DITM ICA

Con el propósito de divulgar conocimíentoc útiles para el desarrollo integral y armónico del cuerpo, reprodu cimos otros movimientos básicos en ilustraciones de los colegas Rovira y Fontalva, con el asesoramiento del señor Charavalli. Gentileza del señor Albino, quien gustoso se ofrece a ampliar detalles ¡,

·\

32 movimientos

16 movimientos

32 movimiento.:.

POS: FIRMES

POS: MANOS A LA KUCA

1 • Manos a los hombros. 2 ·· Firmes.

1 • Flexión de rodillas. 2 - Volver a Pos. Inic.

POS: BRAZOS CRUZADOS SO· BRE EL FE::HO 1 - Llevar brnzos por abnjo. co;tados y hacia nrriba. 2 - Vo!ver a •Pos. lJ1lc.

·{

\ )

32 movimiento.;

32 movimicnto3

POS: FTRMES

POS: BRAW IZQ. EXT.ENDl· DO AL FRENTE. DE:R. HACIA ATRAS. 1 • Alternar en forma contl rrnada. brnzo izq. atrás. der. adelante con exten sión ele piernas. 2 - Brnzo izq. adel. �erecho nlrás con flexión ele pier nas.

1 - Píe izq. al costndo y brs7.0.S arriba. 2 - Volver n Pos. lnic. (ídem. con derecho).

32 moYimiento; FOS: BRAZOS CRUZADOS SOBRE EL ?ECHO 1 • Flexió11 y extensión el e ¡;iernas. brazos arríba. � - Flexión y extensión ele piernas. brazos cruzados sobre el pecho. (en forma continuada l.

32 mo,·imiento3

32 movimientoa

POS: BRAZOS AL FRENTE.

POS: PIERNA IZQ. FLEXIO· NADA AL FRENTE: DERECHA EXTENDIDA ATRAS, BRAZOS ARRIBA.

1 • Sin flexionar piernas. fle xión del tronco. con brn zos hacia abajo y atrás. 2 - Vol\·er a Pos. In le. (en rorma contitsundn).

1 - Extensión del tronco. 2 • Volver a Pos. lnic.

CE� T H ,\ L

AERONAUTICA DEPORTIVA H

ABLEMOS hoy de los fundamentos científicos del vuelo. Había mos mencionado en el número anterior a los aeróstatos y a los aerodinos. Respetando esta gran división, veremos primero por qué y cómo vuelan los aeróstatos. Los globos aerostáticos y los dirigibles tienen capacidad para una gran icantidad de algún gas más liviano que el aire. En un principio se utilizó aire caliente y luego gas de alumbrado, hidrógeno, helio, etc. El hidrógeno es muy peligroso por ser altamente inflamable. El helio parece ser lo mejor que se conoce, pero su obtención resulta antieconómica. La diferencia de peso existente entre una unidad de volumen de aire y la misma cantidad de uno de estos gases hace que un globo lleno sea tanto más liviano que el aire como unidades de gas con tenga, descontando el peso del mismo globo, la red, las sogas y la barquilla con los tripulantes y equipos o instrumentos. Los globos se llenan más o menos hasta la mitad y a medida que ascienden aumen tan de volumen por ser el aire menos denso a medida que mayor es la altura; es decir, que cuando la presión atmosfé,·ica es menor, el globo tiene menos resistencia a expandirse, porque siempre las dis tintas presiones tienden a igualarse. Con lastre (bolsas de arena o de;:ósito de agua) puede controlarse la velocidad de ascenso o de descenso hasta un cierto punto. Los cambios de temperatura y altura modifican el volumen del gas contenido, que los tripulantes pueden dejar escapar por una válvula. En verdad, los globos sólo se elevan al espacio pero no vuelan. Si se desplazan horizontalmente, es por que la masa de aire en que se encuentran cambia de lugar; es deci1·, son llevados por el viento. Como los vientos soplan en distintas di recciones y sentidos según la altura, es posible elegir de antemano la ruta a seguir, aunque la seguridad en ese sentido es relativa. El deseo de orientación más precisa dió lugar a los dirigibles, inmensos globos rígidos con gran capacidad de gas y de carga útil,

/' O R

José Manuel Roca

·--------·-T""--::------�·=-�-�----------:---::--------,-----, J/o.,coJ IID�rm.l,� riru:ipole,

Funrl4t ,,,. .t4i

'Ma,to�-�::;11�':;1;�.,��:t:rnr,!1':11 Vi.r,u,11t( ,,,,,,:,,a

l'a��n dr u,ta Jt.1ul� i!t 111:

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impulsadcs por motores. Todavía exis ten algunos sobre los que actualmente se f.orjan planes pa<ra el transporte del futuro. Los dirigibles que asombraron al mundo hace veinte años más o me nos, se destruyeron casi tcdos. La teo ría de la resistencia de materiales y la industria no estaban todavía en c-0ndi ciones de asegurar estructuras tan grandes .Y livianas. Si no se usan ahora e¡; ,porque no conforma su baja velocidad. Los aeróstato s en general dieron el impulso inicial necesario para el pro greso de la aeronáutica y permitieron colocarla sobre bases científicas. ·Al tratar del vuelo mecánico debe mos considerar en primor Jugar que tcdo aerodino, como su nombre lo in dica, se mantiene en el aire en función de velocidad. Por lo tanto, estudiare mos primero uno de los detalles que permite el desplazamiento con el mí nimo esfuerzo. Se trata de la forma también llamada aerodinámica. Quien h!lya mirado de cerca un avión. pla-

..________

neado,,. helicóptero, etc., hab,á ob3er vado que los bordes de ataque, o sea los bordes delanteros de las alas, timo nes, palas de hélices y cuerpo o fuse laje, no son afiladados sino más bien i-edondeados. En cambio, los bordes de fuga, o ¡;ea los bordes posteriores de les mismos elementos, s::n afilados. Co mo los peces. los aviones son redon deados por delante y terminan en pun ta. Si miramos con más detenimiento, veremcs que todos les elementos de un aercdino tienden a esa forma . Has ta los mástiles de las antenas están así configurados; su sección no es c:-: cular, sino que semeja una gota. ( f. 1). Lógicamente, esto no es capricho de los proyectistas sino un producto de la experiencia. Ese es el perfil que o'.rece menor resistencia al avance, según lo demuestran los expc,rimentos verifica dos en un túnel aerodinámico de los usados para p,obar aviones y maquet tes. A difc-.·encia de lo ilustrado por el croquis que representa una tabla opusta a la ccrriente de aire del túnel ( fig. 2), un cue11po ovoide casi no pl'o duce turbulencia. Así se explica el uso de esos "pantalones" de chapa que lle van las ruedas de al;runos aviones. No

son gua•rdabarrC5. como creen muchos, sino "carenados'' para disminui1· la resistencia del viento sobre las ruedas. Este perfil es tan generoso que ade más de "no molestar" produce, con li geras modificaciones. una fuerza consi derable que se llama sustentación ,Y permite el vuelo de los aerodinos.

Dejemos perfectamente aclarado que

los aviones y los planeadores vuelan prácticamente ap oyados en su.s alas y que la tarea del 'm otor cm el caso d� los primeros es secundaria para los fi

nes esenciales del vuelo. Cualquier cvión., pu.esto en el aire, vuela con to dos sus motores detenidos y pued� aterrizar con toda precisión en un lt�gar adecuado. De no 'ser así. ninguna auto ridad. aeronáutica permitiri.a su. u.so,

Para entender mejor cómo se gene ra la sustentación, haremos antes al gunas obserw1ciones comunes y al al cance de cua'quiera. Recordemos el pase, raudo do un automóvil por un camino de tierra. ¿P.cr qué levanta una nube de polvo? Con el automóvil se desplaza una masa de aire a velocidad mayor que la del ai1·e cercano al suelo. Según las leyes de la física, cuando

aumenta la ve/.oddad de un flúido .

·----------'

Fiyurr i:: I y l;

Pantalones aerodinámicos en las rtiedas de los aviones C' E N T R A L

;17

dism�nuyc la prCSl(.. 11 ca d sen:; de! mismo, y así el polvo del camino se e'e va del suelo, junto con el aire que sube a equilibrar la diferencia de pre sión, y i;e ensucin más la "cola" de! automóvil que el frente del mismo. Cuande andamos en metocicleta con rarabrisas o en un automóvil sin ca ¡;ot:i d :i:re que pasa por sobre el ¡;arabrisns está animado de una velo cidad mayor que la del a:re que está detrás del vidrio. Por lo tanto, la pre s;én e!: menor pe�· en:ima y mayor p:ir detrás de la prete:ción. La naturaleza, que te::!:> lo compensa, hace fluir aire de las zonas más densas (de mayor ¡:re�:ón) a la menos densas (de menor ¡:re:;:C::1) y en css forma, el uire que sute. f:rma remolino:; .v nos despeina. Ccloquemo:; s:bre la mesa un rectán gulo de cartulina doblado como indica la i:u�trac'ón (f:g. 3). Si soplamos en la dirección de la fle::ha. ¿qué pasará? ¿Se volará la tarjeta? No. La tarje'a se hundirá c.n el centr: debido al v:i cio parcial provocado pe� la acelera ción del aire que pasa por debajo. El principio ge!'!e�al ya señalado y que explica todos estos fenómenos cc munes, es fundamental en casi t:idos lo., aspe::tes de la aeronáutica. El per fil antes considerado · , pero con modifi cadones es la aplicación inteligente del principio que citáramos. Cuando este perfil, que constituye el tip:> del ala de los avienes y planeadores, so des· plaza a cierta velccidad en el sentido y dire:ción indicados por la flecha, es recorrido por su cara supc:ior o "ex-

� -.- --=----:.� -��

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tradó!:" y su cara infe•rior o "intradós" pcr.· el aire de la atmósfera ( fig. 4). E:; fácil apreciar que el recorrid:> del aire sebre el extradós es m:is exte:100 que bajo el intr;idós. 5; ambos recorridos sa realizan en el mismo t:empo, la ve!oc i dad por encima del ala será mayor que p:r debajo, y en conse::uencia. la pre· s:ón será mene·:- ;,or encima y mayar por debajo. Quizás el lector esté ya un poco can sado de lee� tantas relaciones entre ve lccidad y presión. pero lo interesante de todo esto es que la depresión o v11cio producido por sobre el ala es tan grande que representa más del 80 ',

Fi¡;. 11

f.::; . .:;

(Fig. i a) Cc'71¡:o:;:cióa de fuerzas que actúan sobre un planead(;r en vuelo ·J

¡ .. , •••

y a veces llega al 90 ';} de la fuerzo sustentadora que equilibra el peso de los aviones y ¡:'.aneadores ffg 51.

•,

(Fig. 7 b) Cc..· mpo!lició1:. a'z fuerza:; que actúan i:obrc u:-: avicn c1: vu,•o

... •1

�..

No clvidemos que algunos aviones modernos sobrepasan las 200 toneladas de peso ,V que el 85 % de los mismos están "colgados'' de la cara superior de sus alas. Sólo el 15 ó 20 % restante depende de la presión del aire por de b:ijo del ala. En la gran mayoría de les aviones y planeadores, hay un punto, ubicado aproximadamente en el primer tercio del ala y denominado "cent�o de pre sión". Cuando se acumula hielo o nieve sot-:-e las alas. no es el peso de la acu mulación la que afecta al vueb sino la deiormación del perfil. En la figura 6, A es el punto de apli cación de todas las fuerzas dinámicas -no estructurales- que interesan a la r.,áquinn en vuelo. Ese es también ge nera!mente el centro de gravedad, el punto donde se aplica la fuerza de sustentación y donde actúa el esfuerzo de los motores y la componente o re sultante de las resistencias al avance. En las figuras siguientes (7, a y b) vemos la composición de fuerzas que

actúan s=:-bre el centro de pres:ón de un av:ón en vue!o e de un planeado: en remolque. La sustentación S es prácticame:ite ;gu:il al peso G. Si así no fuera, no vo laría en línea horizontal. ,va que tende · r:a a sub:,r o a bajar. La fuerza M. resultante. se cbtiene por cúlculo vec torial o por el sistema de para'elo gr:imo. En un planeador, cerno no hay grupo motopropulsor -motor. turbina. et:é tera- la composic:ón difiere, pero no muchc. Se parte del ala suavemente inclinada hacia adelante, o sea leve mente "picada''. Esto también se cumple con un avión con motor parado. Como puede apre cia�se. la única dife-:-encia fundamen tal entre aviones y planeadores. es la pre:encia o ausencia del mctor. Puesto en el aire el avión e el plane:1dor, veremos ahora cómo manejarlo. Los aviones y planeadc,res tienen va rias superficies o aletas de centro! que el piloto hace accionar con movim:en tos instintivo!: desde su puesto de cc · mando. Dichas aletas son: los alercnes. el timón de profundida d y el de d:rec ción. Los alerones trabajan sincrcniz:icos y en sentido contrario. Cuando uno ba ja, aumenta la curvatura del ala de ese lado, con el consiguiente aumento de sustentación. El ala tiende a sub:,;·. Al mismo tiempo, sube el otro alerón. creando una perturbación en la zona de depresión .V en perjuicio de la sus tentación de ese lado. Se genera así un par de. fuerzas ccntrarias que obli gan a la máquina a girar sobre el eje longitudinal. El timón de dt'Tección, al crear perturbaciones a cada lado del plano de deriva, hace que la cola se desvíe al lado opuesto, obligando al avién a girar sobre el eje vertical. En igual forma, el timón de profundidad hace que la cola suba o baje haciendo girar la máquina sobre el eje kans vcrsal. Veremos ahora por qué vuelan ]os helicópte�os. Estas máquinas están do tadas de uno o más rotores, c:mo se llaman esas grandes héli:es o alas cir culares. Cada pala de esas hélices t:e ne el m:smo ,perfil de ala ya visto an ter;c·:-me:1te y al girar genera la fuerza

de sustentación necesaria s'n precis:ir �e que la máquina esté animada de ve Jccicad real, ya que el motor, al ha cf.rla!: girar, produce la velocidad relativa suficiente. Les helicópteros, que cuentan con una wla hélice sus tentadora, tienen otra, muy pequeña, pa�a evitar que toda la máquina dé vueltar. en sentido contrario. Según los tipos, los hel:cópteros pueden alterar el p . aso o ángulo de las palas de sus hélices, o inclinarlas, pro duciendo así un deslizamiento en el sentido requerido por el piloto. Para girar, se reduce o �e aumenta el pa.;:o o avance de la pequeña hélice ccmpen sadora, hac:endo que toda la máquina se mueva sobre el eje vertical. Los aeromocle'.os, en general. vuelan por los mismos princi,pios que les ae�o dinoi que reproducen, aunque general mente las alas no son tan efectivas, en relación. como las de los aviones y planeadores reales; es decir, que en les a€,rcmodelos·, especialmente en 1oz de menor tamaño, la sustentación de las alas es menor. Pero cerno el peso total también se redu�e mucho. �e obtienen r.e�formancez relativa!; distintas. En otra opcrtunidad n::s ocup:nemos de la vida de los aeroclubes, la instruc ción de los pilotos civiles y los fun damentes prácticos del vuelo sin me ter o vo·ove!ismo.

La longevidad de los pilotos eJ p,·ueba evidente de seguridad y d.c vida ordenada y sana. En la ai;m ná:utica no hay lugm· p:;ra imvro vui:i.ciones; todo se h:i.ce con ba.se cientifica. y con pru:fon:ia. El cc,pi tá,i Ncrvel O. Carmichize!, acaba ele retirarse de Pan American Air ways después de 37 años de activi dad initernimpida y sin accidentes. co,i -rr.ás de seis mi!lones de millas 1:0!.::.dcs

Correo Aéreo En esta sección se 'l'ez.ponderán to das las co:isultas que el texto no al cance a aclarar. Al señor que nos habla de ciertos accidentes en avienes de guerra con tono pesimista, Je recordamos que esos pbnteos son ajeno3 a nuestra órbita, ya quo sólo nos ocupamos de la aero náutica. desde el punto de vista depcr tivo .Y ccn las cons:deraciones técnicas que exige un deporte-ciencia. Por ra zones obvias. no nos metemos en "zona militar".

CENTRAL

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Nuestro · equipo superior clasificado en el tercer puesto del Torneo Banca rio de Fútbol de 1956. De pie (izq. a der.): Lezi:;a ( kinesió/ogo), Ramír e z, Marino. Cordero, Propato. Ravasch�no y Pigoli. Aga chados: Tula.sne, Quar/cr'Í, Rellán. Pacheco y Hassan.

S EGUN nuestra

jnformamos e n edición anterior, a la finalización de la primera rueda del Campeonato Bancario Anual de Fútbol, organizado por la A.B.A.D., nuestro eqwpo superior encabezaba la tabla de posiciones en primera división, ubicación de privilegio que ocu paba juntamente con la escua dra del Club Deportivo del Per sonal de la Caja Nacional de Ahorro Postal. Realmente, nuestra represen tación hab:a acumulado méritos suficientes como para merecer la posición que ostentaba. Sólo había perdido una vez y empa tado otra, triunfando en sus restantes compromisos en for ma clara y categórica . Pero a poco de iniciarse las revanchas se produjeron deser ciones lamentables en nuestro conjunto: el alejamiento forzo so de dos eficaces valores, L. Bañón y A. Pellegrini, con el agregado de que otras dos cali ficadas figuras -J. Marino y E. Propato- continuaron ac tuando, como en la primera parte del certamen, sólo en 40

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CENTRAL

Nuestro Equipo de primere Torneo Bancario de ·Fútbol

contados encuentros, por impe dírs�lo compromisos contraídos. Indudablemente, bajas tan importantes restaron poderío al equipo que tan bien había marchado hasta entonces, obli gando a una improvisación que hizo estéril el empeño y la bue na voluntad que todos pusieron, incluso los nuevos valores in corporados. Sin embargo, pese a las difi cultades señaladas, sólo en la

última fecha del torneo perdie ron los nuestros todas las posi bilidades que ·tenían para aspi ra1· a la conqt:ista del Campeo nato. Fué en el encuentro con Caja de Ahorro, que nuestro equipo perdió injustamente, y que significó para su oponente la obtención del título. También Caja de Ahorro de clinó en su rendimiento y efica cia en el b·anscurso de la segun da rueda, lo que no ocurrió con los colegas del Club Atlético Banco de la Provincia de Buenos Aires, que quedaron con el se gundo puesto, pero que, a nues tro, juicio , hubieran podido ser' campeones. Pero está visto que de lógica en fútbol no se puede hablar. Por ello, aceptamos la defini ción que tuvo este torneo de 1956, incluso el tercer puesto de nuestra representación. Y para completar este breve comentario, consignamos a con tinuación la tabla final de las posiciones en primera división que fué. ésta:

Clubes Ahorro . Provincia Central Industrial Nación Hipotecario Es¡::añol . . Galicia Munic·pal Popular Londres Londres

22 22 22 22 22 22 22 22 22 22 22 14

18 16 17 14 12 11

10 5 5

3 4

4 6 2 3

3 3

3 5 7

8 11

1 2 15 2 15 4 15 2 16 14

Gf. Ge. Pts.

67 17 40 58 27 38 59 23 36 66 39 31 52 32 27 45 50 25 34 33 21 20 49 12 26 59 12 28 73 10 25 62 10 5 44

En la división reserva hubo un indiscutibie cam¡::eón: Banco Provincia. con Caja de Ahorro segundo y ·central, por coincidencia, también en

el tercer puesto como en la división superior. Las posic:ones en esta categoría fueron las siguientes:

E. P.

Provincia

1 57 12 25

Ahorro

1 36 11 22

Central

4 20 19

Hi¡:: otcario

Español

7 13 18 12

Industrial

7 22 21 12

Popular

1,1

Clubes

Gf. Ge. Pts.

19 17 16

División se Clasificó Tercero el en. disputado durante el ano 1956

La representación de la Caja Nacional de Ahorro Postal, que ganó el cam peonat-0 t r a s 1.'encer a nuestro equipo en el iílti mo encuentro y por la mínima diferencia

��-��¿ '-=-------. .------ -.../

'---------z.:.5-. ""_______/

CENTI.L\L

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S EGUN cuenta Agustín de Vedia en su libro "El Banco

Nacional" (Historia financiera de la República Argentina), (Buenos Aires, 1890) a medianos de 1 30 se notó que de las arcas de dicho banco faltaban cien mil pesos de moneda corriente, suma muy importante por entonces. El directorio de la institución puso el hecho en conocimiento del Go bierno, en tanto que, con toda ce leridad. se realizaban indagacio nes por intermedio de una comi sión designada al efecto por la asamblea general de accionistas. El asunto conmovió la opinión

EPISODIOS DE LA HISTORIA BANCARIA ARGENTINA

• UN CASO RARO y alcanzó eco en la Sala de Re presentan tes. Los rumores lleva ron a pensar en malversación de fondos por parte de las autorida des, y no faltó quien pidiese una investigación de los procedimien tos contables del banco. El dipu tado Aguirre se mostró muy par ticularmente acerbo en sus críti cas. Constituida una comisión gubernamental formada por Via monte, Nicolás Anchorena, Gar cía de Zúñiga, Aguirre y Alzaga, les dos primeros pidieron que se les excusara, y la legislatura se disolvió ese año sin que se hubie sen expedido. A fin de diciembre tuvo lugar en el banco la junta general de accionistas, que dió origen a las reuniones de marzo y abril de 1831, en que continuó tratándose el espinoso asunto. Finalmente, del informe pasado al directorio de l banc o por la comisión extra ordinaria surgía que "si bien había quedado comprobado el he cho de la sustracción de los cien mil pesos, no había medio de dar con el culpable de ella". No obs tante, el tesorero y el contador fueron separados de sus cargos. El primero reclamó por las sos pechas que caían sobre su nom bre y requirió una justificación.

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Ello motivó un largo y ruidoso pleito. Hubo de reconocerse que el directorio se había excedido en sus sospechas, y el Banco se vió condenado a una indemnización, en desagravio. Pero las cosas pa recían quedar así. I'cjemos ahora que Agustín de Vedia prosiga con sus palabras: "Habían pasado vc:nticinco años desde aquel desagradable inci dente. En el año 1855, siendo pre sidente del Banco y Casa de Mo neda el señor don Jaime Llava llol, ordenó que fuese descerra jada unn caja de hierro que el contador, separado del estableci miento en 1830, a causa de la pérdida de los cien mil pesos, ha bía dejado cerrada. y que había permanecido así. por no haberse necesitado para el servicio de la casa. Abie1·ta la caja. se vió con sor presa dentro de ella. fuera de va rios cuadernos de apuntes. dos paquetes de billetes de quinientos pesos, correspondientes a los que vinieron de Inglaterra en 1829 para la renovación de la emisión circulante, y que eran precisa-

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mente los que se habían echado de menos en 1830. y los que apa recían entregados por el contador al tesorer·o del B:mco para aque llos fines. Un paquete estaba completo, es decir, que contenía cien billetes; el otro tenía sólo 56 billetes: ambos representaban la suma de 7 .000 pesos. El señor Llavallol comprendió que aquellos billetes eran precisa mente los que se echaron de me nos en 1830, y que, por error o negligencia, se habían dado d(." menos al tesorero. así como debía presumirse que los cuarenta y cuatro billetes que faltaban en uno de los paquetes, habían ser vido para reemplnzar otros, inu tilizados en la habilitación. El hecho fué puesto en conoci miento del gobierno, como 101 caso raro, por nota del directorio, de 6 de julio de 1855. Después do hacer la historia de los cien mil pesos y del descubrimiento, la no ta terminaba así: "El directorio cree, a lo menos. que este inespe rado hallazgo destruye las impre siones de fraude que quizá se ha yan formado en la época del su-

ceso, y en honor de dos antiguos servidores del Banco. hoy ya am bos finados, propone al Superior Gobierno, si lo tiene a bien, que se publique esto suceso para des truir todo juicio desventajoso pa ra ellos". Así lo ordenó el Go b:erno, con fecha 16 de julio. Los antiguos empleados del Banco Nacional que venían a que dar rehabilitados en su memoria, al cabo de un cuarto de siglo, después de inculpaciones y de procesos judiciales, que debieron amargar hasta el último momen to de sus existencias, eran el se ñor Pedro Berro y el señor Agus tín Thiessen, tesorero el primero y contador el segundo. Grato co mo es, al menos, tomar nota de esa rehabilitación póstuma, ha brá que sacar alguna enseñanza moral de este triste suceso, que nos prueba. una vez más, cuán fáciles son los errores en que va envuelta a veces la reputación personal, que es la más noble he rencia que puede legarse a los descendientes. y que, más que la sangre, se trasmite y se perpetúa en las generaciones".

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