Bancarios del Central / Club del Banco Central de la República Argentina. n.2, agos-sep. 1956

PUBLICACION

DEL

CLt:B

DEL

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BANCO CENTRAL DE LA REPUBLIC.\ ARGE�TINA

Año 1

AGOSTO - SEPTIEMBRE 1956

Nº. 2

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CLUB DE:L Pl:RSONAL D�L BANCO Cl:NTRAL DE: LA Rl:PUBLICA ARGENTINA Sociedad Civil con Personería Jurídico

AFILIADO A LA ASOCIACION BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES COMISION DIRECTIVA PRESIDENTE:

Sr, Jorge A. Garavaglia SECRETARIO:

VICEPRESIDENTE:

Sr. Héctor M. lturralde

Sr. Alfred:> M. Louzán

TESORERO:

PROSECRETARIO:

Sr. Jorge P. Cistolcii

Sr. Adolfo A. Beauvillard

PROTESORERO:

SECRETARIO DE ACTAS:

Sr. Alberto R. Gancedo

Sr. José C. Toribio VOCALES:

Sr. Aurelio Pellegrini Sr. Juan Ramito

Sr. Raúl A. Torres Viñas Sr. Julio Rey

Sr. Sixto L. Méndez Srta. Nelly S. Diéguzz REVISORES DE CUENTAS:

Dr. Eduardo G. Antelo

Sr. Osvaldo H. frangí

Sr. Avelino A. Fernández

TRIBUNAL

DE

PRESIDENTE:

Sr. José V. R. Aubert

DISCIPLINA SECRETARIO:

Sr. César A. Caprarulo

VOCALJES:

Sr. Antonio García

Sr. Romualdo M. Baragli

Sr. Teodoro A. fernández

REPRESENTANTES ANTE LA ASOCIACION BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES:

Titular: Sr. José V. R. Aubert Suplente: Sr. Teodoro A. fernández 111

COLABORACIONES VOLUNTARIAS Las colaboraciones voluntarias a la revista se­ rán centralizadas por el señor Aníbal H. Pampín, Oficina 74, Manual 56, sexto piso del edificio de la calle San Martín 235, quien gustoso recibirá las sugestiones e ideas constructivas t'cndient�s a .nejorar estas páginas.

8

•

(' E N T lt A L

PUBLICIDAD Y CORRESPONDENCIA En todos los aspectos relacionados con la publicidad en esta Revista, entenderá exclusivamente el Admi­ nistrador, señor ROBERTO E. ARRARAS, a quien se servirán dirigirse por teléfono a 43-9666 o por carta a la siguiente dirección: Administrador de la Revista '·CENTRAL'', Publi­ cación Oficial del Club del Personal del Banco Cen­ tral de la República Argentina. Méndez de Andés 168.

Dpto. 2, Capital Federal.

Todos los pagos deben hacerse con giro o cheque cruzado a la orden de REVISTA CENTRAL.

Fublicnción del Club del Personal del Banco Central de lo República Argentino • Registro Propiedad Intelectual 535288

ARO I

BUENOS AIRES, AGOSTO-SEPTIEMBRE 195G

bnpulso

.------- 5 u mar i o ----Pó:;.

Impulso

2

Certamen bancario de fútbol ........

3

Gimnasia rítmica ...................

8

Cita entre desconocidos. (Poi' l\fal'ius)

Una nota simp,\tica ................

9

Torneo interno de fútbol ............ 10 Galería de bancarios ilustl'es ........ 11

Actualidad deportiva

13

Saludo al señor presidente de) Banco . 15

Homenaje a '.\'[enéndez y Pelayo ..... 15 Ofrenda poética. (Por el D1·. César l.

Velázquez) ....................... 16

Torneo interno de tiro ........•..... 17 Lo que pasa en otros lados... ...... 19

Tribunal de disciplina ............. .

2'.)

Nuevas autoridades del Banco ..... . 21 Charlas de cine .................... 23 Torneo interbancario de ajedrez ..... 25

El extraño caso del viejo relojern .... 2G

El álbum del recuerdo

El rincón de los niños

Con un cumplido deportista

23

30 33

Aeronáutica deportiva. (Por José M. Roca) ............................ 36 Nuestra capital. (Por Teobaldo H. Rodi íguez) .........................

E

L primer paso ya está dado. Bien dado, si hemos de atenernos a los

múltiples testimonios suscitados. Pero el optimismo del momento no nos aleja de la realidad. El camino es largo y está eri­ zado de dificultades. Algunas fueron tri1::uto obligado de toda iniciación. Las otras, las más graves, serán secuela de 1� madurez.

*

Demasiado sabemos que, las más veces, empresas hermosas fracasaron, privadas de sustentación, tan pronto co­ menzaron. a gravitar hondamente. De­ seamos que esto no suceda fY que, por el contrario, el empeño se consolide y per­ feccione. Nuestra Revista lo merece. Y nuestro Club también.

Para ello, deberán conjugarse diversos factores: la crítica, sincera y constructi­ va; la colaboración, permanente y sin re­ taceos; el entusiasmo, constantemente renovado.

*

Cuando decimos que nuestra Revis­ ta se sustenta con obras, no nos re­ ferimos tan sólo· a la expresión escrita, sino a las mani.festaciones que la justifi­ can. Practicar más deporte, hacerlo me­ jor, fomentar el compañerismo, tender hacia un ideal, son otras tantas formas de colaborar fecundamente con estas páginas.

Encabeza el Certamen Ba nea rio de

* Equipo del B a 11 e e Central. ca m 'Peón bcincario de 1955, q11e encC1beza la tabLCl de .,:osiciones del torne o superior ele la A. B. A. D. al fin:di::cir ltt primera rueda. En la not a gráfica vemos (de pie) a Pellegri­ ni. Marino. Ra vaschi­ nÓ. Cordero. Propa­ to. Rellán, Pígoli y Ot e r o; (agacltaclos) .J3aiión. Claret. Qtwr1-e r i. Pacheco. Ra­ m ir�.,;:. Silguero 11

)�an.

el h·C1ll.oso titulo de campeón bancario OSTENTANDO de 1955, obtenido trns habc1· ganado. también en

forma brillante, el recordado torneo internacional dis­ putado a fines de 1954 en Sa·ntiago de Chile. ante los cclegas chilencs v uru6uayos. nuestro equipo superior de fútbol continú� haciendo honor a esos títulos logr:i­ c!or. eP. forma inobjetable.

En lo que va del certamen y ya finalizada la primera ,.·ueda. sólo tres puntos debieron resignar nuestros re­ presentantes: do:, en la únic?. derrota. experimentada frente a la escuadra del Club Atlético Banco de la Prn· vincia de Buenos Aires y e! restante ante el "cncc'' riel Club Deportivo del Personal de la Caja Nacional de Aho­ no Postal. el tradicional y difí:i! adversario que com;>:1r­ te con los nuestros el puesto de privilegio e� h tRbla de las posiciones. luego de cumplir también un, c.,mpa­ ña digna de enccmio, totalmente recuperado y lut:iendo lns rn?;!nificas condiciones de gran equipo que :e v.tlic­ ro1� la obtención de varios campeonatos co:ise�utivos.

En lo que respecta a nuestro equi¡:::, -cuyo& integran­ tes han demostrado notable empeño ,\' sobre todo g,;·an compañerismc- no cabe duda de que ha cumplido una actuación muy lucida. Una prueba de ello la dan h s cifra� que consignamos seguidamente: sobre once parti­ dos disputados 6an:5 en nueve cporlunidades, casi siem­ pre por "seores" concluyentes; empató un partido y PE:•r­ clió lambicn uno, ccn lo que totalizó diecinueve puntos.

Lo� tantcs a su favor alcanzan a treinta y siete, la mayor c.antidad. señalada por los equipo� participantes. y su valla fué vencida �ólo en once ocasiones, lo que ,·eprescn­ ta uP. g;;;l promedio de 3.36.

Durante la primera ,·ueda. cuyo desarrollo comentamos. el equipo fué integrado por veintiún jugadores. hacién­ dolo H. Corder:: y F. Pacheco -que registraron asisten­ cia perfecta- en once partidos: J. Quarleri. en diez; A. Pellegrini y H. Rellán. en nueve: A. Ravaschino. J. Pígoli y L. Bañón. en ocho: A. Beauvillard y A. M. Cla·,·et. en siete: E. Ram:rez y R. Ha,san, en seis: C. A. C:1hrera. en

* *

10

o

CE'.\'t'H.\L

El co11j11nto represen. tativo ele IC! Caja N<1cional ele A/torro Pos­ tctl. que lw recupe­ rado el poclerio qu,• le reconocimos en an­ teriores temporoda.�. compllrte con mtes­ tro equipo el primer puesto en el certa­ men bancario ele primern división.

Fútbol Nuestro Equipo de Primera División cinco; J. De Lorenzo y E. E. Pl'Opato, en tres; J. Marino, J. Tulasne y G. Rive;o, en dos y en un partido C. Man­ giarotti, D. Silguero y S. Dotro.

Los jugadores más efectivcs en la conquista de tantos fueron L. Bañón y F. Pacheco, que señalaron nueve cada uno, seguidos por J. QuaTleri que anotó ocho.

En cuanto se refiere al equipo de reserva cabe señalar que también cumplió excelente campaña, pues aún cuan­ do Je falta disputar un encuentro contra Banco Provincia. marcha al frente de la tabla. Ambos conjuntos mantie­ nen aún su condición de invictos.

CUADRO DE POSICIONES Finalmente y para mejor inf.ormación de nuestros lec­ tores damos a continuación la posición final de todos los equipos pa'l'ticipantes en dichos torneos: PRIMERA DIVISION

Club

Caja de Ahorro CENTRAL Provincia . . . . . . .

Industrial Nación Hipotecario . . . . .

Español Londres Municipal Italia . . . . . . . . . . .

Galicia Popular

....... .......... ......... ......... ....... .......... .........

J. 11 11 11 11 11 11

10

11 11 11 11 11

G.

E.

8 9 7 7

·3 1

5 2 2

5

6 5

1 1

4

1 2 2

2 1 5

2 2

P.

1 3 3 4

4 7 8 6 8 8

Gf.

36 37 32 32 23 22 21 17 18 16 18 13

Ge. Pts.

8

11

14 21 16 27 16 33 35 29 32 42

DIVISION RESERVA

Club

CENTRAL (•) Provincia (*) Caja de A·horro HiJ}otecario . . . .

Industrial Español Popular Londres

.. .. ....... ......... ......... .........

( *)

J.

6 6 7

7

7 7 7 7

G. 15 5 5

2 2 2 1

E. 1 1 1 3 2 1 1

P.

"

1 2 3

4 5 7

Gf. 11

26 21

11

10

7

10 3

19 19 18 15 14 12

11

6

5

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LA RE.O DE CORRESPONSALES DIRECTOS EN TODOS LOS CONTTNE:\'TES Y LAS CONDICIO­ NES VENTAJOSAS QUE BRINDAMOS, ASE­ GUR.AiN AL COMER ' CIO IMPORTADOR Y EX­ PORTADOR LA CONVENIENCIA DE ENCOMENDARNOS EL MANEJO DE SUS OPERACIONES DE CAMBIO VALORES AL COBRO - LETRAS NEGOCIAD,\S CAJA DE AHORRO - CAJAS DE SEGURIDAD D EPOSIT O S

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EL equipo de reserva de nuestra Entidad que viene cumplie·ndo muy buena campaiia durante la te1npo­ radada act11al. En oportunidad de tomarse esta nota gráfica lo integraban, de izq. a der. (parados): Otero, Domecq, Funes, Mangiarotti. Martinez y Camino: (agachados): Ikeda. Crespo, Rivero, Tulasne y Cabrera

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CITA

entre desconocidos

M AUREEN se despertó sobresaltada: abrió los ojos y, con cierta ·extrañeza, advirtió que no sentía la modorra de todaS' las mañanas. "¡Qué extraño! -pensó-. La señora Preston debe ha­ berse olvidado de llamarme". Miró luego hacia la ventana para calcular la hora por la luz del exterior y cayó en la cuenta de que aún no había amanecido. Mientras buscaba a tientas, sobre la mesa, el reloj .pulsera para decidir cuánto podía dormir aún, comenzó a recordar el sueño ...

La primera imagen que se le presentó fué la de un �ombre apuesto, bastante alto y de tipo distinguido, de unos treinta y cinco años. Después, poco a poco, su recuerdo se completó con la visión de la colina que dominaba a Bretton-fields y se vió a sí misma en actitud de bajar del auto ... ¡Claro! había soñado; su brusco despertar había acabado con la extraña historia que hasta pocos momentos· antes había poblado su mente. Hubiese querido rehacerla. paso a paso; no dejaba de intrigarle la solución. No obstante, fué inútil que ,J:retendiera re­ construirla: los detalles del sueño se le escapaban. Después de un rato, decidió que lo mejor sería prolongar el descanso. Aún faltaban algunas horas para que saliera el sol. Podía aprovecharlas. Le aguar­ daba un viaje relativamente largo ,y, como iba sin acompañantes, no le quedaría otro remedio que conducir hasta llegar a destino ...

Poco. a r,oco, el cansancio la fué venciendo ...

Maureen apretó el acelerador: el motor demostró su potencia con un rnido semejante a un relincho y la pequeña máquina, de líneas deportivas, repeohó la colina sin contratiempo alguno. De pronto, ya en la cima, casi cuando iba a iniciar el descenso, el motor dejó de marchar. Por más pedales que apretó Maureen, pese a que 12

°

CE� T R AL

• por

MARIUS

:hurgó todos los i>otone3 que estaban al alcance de su mano y aunque se ensañ:'.> con la palanca de cambio:;, el coche no respondió. Al,go pasaba sin duda ..., ¿pero qué? "¿Y ahora qué hago? -se dijo · Mat:•reen-. Tendré que bajar ,e ir al pueblo, caminando, en busca de un mecánico".

J)e::dió que no podía demoEtrar mayor sensatez. Antes de -0es:ender, miró hacia su izqu:erda, volvió la cal:eza hacia h derecha y, en el momento en que se dispcnía a abrir la portezue'a, deicubrió que a pocos metros de distancia -un hombre la observaba no sin una cit·rta expresión bur­ lona. Era apuesto, bastante alto y de tipo disting-uido.

Fluía de él esa elegante sobriedad, esa distinción que _poseen muy pocos hombres y que cons:ste en ir tan bien trajeado3 ,Y llevar la ropa con tanta naturalidad que na­ die repara en cómo visten. Maureen bajó la manija, empujó la portezuela y vaci�ó un instante en el momen­ to de apoyar su pie en la car-retera. . . Aquella sonrisa era una especie de afrenta; ella sabía manejar desde la adolescencia y, seguramente, el individuo se imagina­ ba que era una novata. La hesitación duró menos de Jo que se tarda en contarlo. "Veamos dónde acaba esto" -se dijo Maureen. Y, sin más, con la decisión que co­ rresponde a una mujer moderna, se dirigió hacia él y lo abordó: -Por favor -le dijo-: desearía saber cuánto se tarda en llegar caminando desde aquí hasta Bretton-fields.

El hombre no respondió inmediatamente: la miró de p:es a cabeza., con impertinencia que no se molestó en disimular, y lue6o, con voz firme y a 1 go ruda, i:entenció: -No podrá.

Maureen echó la cabeza hacia atrás hasta adopte.,r una orgullosa actitud. Después, tras de echar al individuo -una mirada n-0 menos impertinente que la que él le babia dirigido, con tono desafiante: -¿Puedo saber por qué?

-Porque el camino no llega hasta la aldea. Se corta en E'dsbury; desde allí, en auto, basta y sobra con quin­ ce minutos. Pero insisto en que no podrá llegar a pie.

El camino es de tic,rra ,v sus tacones muy altos para re­ corre·rlc ...

Aunque Maureen no movió la cabeza, en su mente se dibujó la imagen de los zapatos que calzaba esa mañana: una eS"pecie de chinela italiana consistente en una del­ gada suela, una puntera que se elevaba en ángulo recto hacia el empeine y un tacón de nueve centímetros. Poco práctico para viajar, para caminar,, para bailar, para lo que fuere. Pero de última moda. .. y , además, útil cóm­ plice pi:,ra dis'mular que no era muy alta. Jamás, nada ni nadie, la obligaría a resignarse con su poca estatura; los tacones bajos, que los usaran otras, no e'la; ¡ la coque­ tería ante todo!

-De cualquier manera, puedo conducirla hasta allí en m i coche. De paso. l:uscaremos un mecánico y lo envia­ remos por el su.vo. Puedo ofrecerme a serle útil ,porque llevo el mism:· dest'no.

La muchacha e;;tuvo a punto de preguntar: ",. Y qué hace aaui?": pero de:idió que sería manifesta,r muy poca educación. El hombre, como si hubiera adivinado ws pensamiento:-: explicó: -illajé para contemplar Ía aldea donde nací: ha::c vein­ te años que n·o ando por estos lugares.

Hubo algunas ot,�as palabras; después, sin que Mau­ reen pudiera explicárselo bien, ::e enco:itró sentada e:i el coche ce! descono:ido.

Extr::;ño en verdad; en el primer momento, él n·O le ha­ bía resultado simpático. Después ..., después, la impresión cambió y se convirtió en una afinidad, una simpatb que no atinaba a justificar. Hasta el momento de la despe­ dida, no rn presenh:,:-on; sólo entonces, al tender!e la mano, dijo él: --1Leslio Vaughan.

Y ella, automáticamente, respcndió: -Maureen Joyce. -Y añadió-: De,e·O retribuirle rn atencién. ¿s'�uiere cenar en casa, esta no:he?

A,:;í fué: no bien Maureen atravesó la puerta de Prett,v-

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view la casa donde había nacido, comunicó al mayordo­ mo �ue tendrían visitas. Brighton no parpadeó siquit;•ra, pero reflexionó: "La señorita me escribió diciendo que venia porque deseaba un poco de soledad ... Y lo prime­ ro que hace es traer huéspedes ... No la entiendo ...".

Bretton-fields es una aldehuela que no figura en los mapas. Sus pocos pobladores, como los de cualquier parte del mundo, tienen lengua. Y muy pocas cosas de las cua­ les ocuparse. Por Jo tanto, no se demoraron en comenta'!".. y por cierto en todos los colores, la amistad que, desde el regreso de ambos al pueblo, demostraron Leslie y Mau­ reen. Se les antojaba inexplicable. Porque nunca los Vau­ ghan se habían llevado bien con sus vecinos, los Joyce.

La causa la ignoraban todos: se remontaba a tiempos que, con cierta licencia, llamaremos inmemoriales. Tam­ poco los interesados permanecieron ajenos a los comen­ tarios, rumores y dimes y diretes de villorrio ,Y cie1·to día, al encontrarrn para un paseo convenido de antemano, Maureen planteó la cuestión: -B'l"ighton, mi mayordomo, me ha re::ordado una pro­ hibición que los tres Joyce que conoció como amos le recordaban muy a menudo: "En nues!;ra casa jamás debe entrar un Vaughan". Eso si: no ha sabido explicarme el porqué. ¿Lo conoce usted?

Leslie a quien antiguos amigos le habían recordado las diferencias existentes entre su familia y los ocupan­ tes de Prettyview respondió: -No; de lo único que estoy al tanto es de la rivalidad entre nuestros ma,yCM"es. No de la causa. Espero que no será motivo para que cortemos nuestra amistad.

-Naturalmente que no; todas esas historias inexpli­ cables, que tanto gustan a los meridionales, me tienen sin cuidado, Pero ..., los hombres dicen y la vida dispone. Al cabo de no mucho tiempo, ciertas cuestiones de intereses re­ lativas a la definición de los limites entre las propiedades de los Vaughan y los Joyce determinaron un enfriamiento en las relaciones de Maureen y Leslie. Enfriamiento que se trocó si no en hostilidad, al menos en afectada indife­ rencia. Y que se agravó cuando se entrevistaron los apo­ derados de ambas familias: la situación no pudo ser resuelta y el asunto fué a parar a los tribunales.

Cuando Maureen reg'l"esó a la capital, lo hizo con la sensación de que Bretton-fields era el infierno en la tie­ rra; había sufrido, durai:ite su permanencia en aquel pue­ blito, lo que nunca se imaginó capaz de sufrir; había conocido a un hombre harto interesante y atractivo y ..., ,Y mezquindades y estupide:es ancentrales la habían apa·r­ tado de él.

Por su parte. Leslie no se sentía mejor: era lo que se llama un solterón. Y en cierto momento había estado a punto de enajenar su libertad pidiendo la mano a una Joycc.

"Las tonterías que se nos ocurren cuando dormim:s" -reflexionó Leslie. En efecto: también él había soñado.

Pero ,recordaba muy bien y podía decidir a qué atenerse: "Justamente ,en vísperas de conocer a la heredera de nuestros rivales de t<ida la vida. sueño con ella y con ella me veo mezclado en tan des:abellada historia. Lo mejor será esperarla y tratarla como se merece. He venido aquí para entrevistt.·�me con ella, como quien dice "sobre el terreno", y acabar de una vez con ese condenado asunto de los límites entre Prettyview ,Y Vaughan-house ... Aun­ que me gustaría saber por qué nuestras familias se han odiad:, s'empre ...".

No bien hubo desayunado, el joven Vaughan resolvió dar una vuelta por los alrededores. Un ,-ato después, lue­ go de cruzar el atajo que conducía a la villa, enfiló la carretera y ascendió la colina. Ya en la loma. detuvo el coche, bajó y, luego de vagar por sitios donde había re­ tozado en la niñez, echó u andar por un bosquecillo, De 1-1

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CENTRAL

pronto. al salir a la ruta, vió detene'fse un auto. Lo con­ ducía una mujer. Leslie sonrió ...

..Ya verá ese Vaughan -dec:a Maureen mientras su coche, Jaezado a toda velocidad, iba dejando atrás la dis­ tancia que la separaba de Bretton-fields-. Por fin sabrá que con una Joyce no se puede pleitear. Lo que no han conseguido ni mi padre ni mi abuelo en lo que a límites entre nuestras p,ropiedades se refiere, lo obtendré yo.

Para eso me sobra inteligencia. Y si no basta ... usaré otras armas. Fea que digamos no soy ... ¡ Si no fuera tan bajita!... Gracias a Dios, con los tacones que rn usan actualmente lo disimulo bastante bien". - Y miró sus pies calzados con unas zancudas chinelas adquiridas du­ rante su último viaje por Italia.

De pronto, el motor comenzó a rezongar ,Y un t<re:ho más adelante se detuvo. Fueron inútiles cuanto esfuerzos hizo para ponerlo en marcha. Miró a la izquierda, volvió la cabeza hacia la derecha y, en ese momento, de un bosquecillo que bordeaba la ruta, vió salir a un hombre.

El desconocido sonreía.

Aquella sonrisa fué una especie de incentivo, Inmedia­ tamente Maureen, que ya había abierto la portezuela y estaba a punto de apoyar su pie en el suelo, recordó todo el sueño. Vaciló imperceptiblemente. La hesitación duró menos de Jo que se tarda en contarlo. Sabía quién era e;:e hombre y sabia, también, qué le dida. Al menos, creía sabe,·.

También Leslie sabía. Y, con la velocidad del rayo. se trazó un plan. Aquella mujer era la mujer de su vida y él no iba a desperdiciar la felicidad.

Con la decisión que corresponde a una mujer moderna.

Maureen salió del coche, avanzó hacia el no tan descono­ cido Leslie ,Y lo abordó: -Por favo'I", desearía saber cuánto se tarda en llegar caminando desde aquí hasta Bretton-fields.

No tuvo respuesta inmediata. El joven la miró de pies a cabeza, con una impertinencia que no se molestó en disimular y luego, con voz firme y algo ruda, sentenció: -Usted no podrá hacerlo--. Y aquí Leslie comenzó a poner en práctica su plan desoyendo las palabras que parecía dictarle un invisible apuntador-: No pod,rá, por­ que yo, un Vaughan, estoy dispuesto a acabar con un montón de tonterías ... Podría conducirla ha�ta esa vi­ lla. Pero sería tomar un camino equivocado. Se adónde debo llevarla. Nuestra cita se cumplirá, pero en otro lugar, Mau'fecn lo miró profundamente. Después, sin titubeo, subió al co::he.

Media hora después, Brelton-ficlds quedaba borrado de la mente de Maureen y de Leslie: tan ignorado por ellos como por los mapas.

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32 mo,imientos

32 movimientos

32 movimientos

POS.: FIRMES

FOS.: FIRMES

J>OS.: FIRMES

1 - )lnnos al pecho, pie izq. al costatlo.

2 -Firmes.

3 - Manos al pecho, pie der. al coslntlo.

4 - Firmes.

1 - Brazos ni frente, ple izq. ni frente.

2 - Firmes.

3 - Brazos 111 frente, ple der. al frente.

4 -Firmes.

1 - Manos a la nucn, pie Izq. al costado.

2 -Firmes.

3 - Manos a la nuca. pie der. al costado.

4 - Firmes.

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32 movimientos POS.: FIRMES

32 .movimientos POS.: FIRMES 1 - Brazos · Izq. al 2 - Firmes.

3 - Brazos der. al 4 - Firmes.

1 - Brazos arriba. ple izq. ni costado.

Z - Firmes.

3 - Manos arriba. ple der. ol cestodo.

4 -Firmes.

n los costados. ple costodo. n los costodos, pie costado.

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r.. . ... -. .....

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32 movimiento."

POS.: }'IRMES

32 mo\'imlentos

1 - Piernos separado• de un sallo, manos ni pecho.

2 - De un salto n ílrmes.

3 - Piernas separada< de un salto. brazos a los �os­ tados.

POS.: FIR)rES l - Brnzo3 arriba por el frente.

2 - Brazos a los costados.

3 - llrazo• arriba.

1 - Firmes.

.'.l2 movimientos FCS.: PIERNAS SEPARADAS, llRAZOS ARRIBA J - Brazos a lo, costados.

2 - Brazos arriba.

3 - Brazos a los cost.n:!os.

-t - Brazos nrribn (en forma continuada).

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15

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UNA NOTA SIMPATICA

El mayordomo gf:neral, señor Juan Rami.lo, en ·momentos de hacer en­ trega <1e la medalla y pergamin-0 a uno de tos homenajeados.

C

UANDO, lueg-o de largos años de trabajos y afanes, se encuentra con la jubilación, el justo premio a toda una vida de esfuerzos, se cruza el umbral ele esa nueva faz ele la existencia, con el ánimo entre aJegre y nostálgico. Alegre, poi· la perspectiva del descanso y la tranquilicla<l bien ganados; nostálgico, por la larga cadena de recuerdos y afectos que se dejan al cabo de la jornada. Y cuando esos afectos se ven traducidos en el gesto ele despedida, cordial y sincero, de los que quedan, esa nostalgia se convie1·te en emoción.

Decimos esto, convencidos de que es ese, precisamente, el sentir de los seüores Manuel Echeverría, Angel Palermo , Atilío Cofone, Toribio Alegre, Angel Pereyrn, Carlos Amanzio, Antonio Scrocca y José Arderiu, integrantes de las dotaciones de maestranza y servicio, quienes, con motivo de, habe,r obtenido su jubilación ordinaria, fueron cbjeto de una demostra­ ción por parle de sus compa1ieros de tareas.

Durante el transcurso de la misma y siguiendo una prilcti:a que dala ya de varios años, se les hizo entre¡.:-a oe sendos pergaminos y meda,l las recordatorias, como testimonio ele simpatía y amistad.

Una nota más emotiva, si cabe, la constituye el he:ho de que a cada una de esas reuniones concurren. especialmente invitados, todos aquellos que en años anteriores recibieron demostraciones similares, con lo que ven asi reforzados, año tras año, los vínculos de amistad que los unen a sus antiguos camaradas.

Va en estas lín�as nuestr9 saludo cordial, tanto a los que se alejan, cuanto a los autores de tan fe!i:: iniciativa.

• Una parte de los con­ currentes a la reunión.

ANTIPA RRAS

URIBURU 443

MASCARAS

T. E. 241 - 04H)

TR OMP AS

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TORNEO IN.fERNO DE FUTBOL

Conjunto representa­ tivo de la Gerencitz de Administr a c i ó n "A'·, forma d o po;· Lang, Rellán, Ravas­ c h i n o, Mangiarott;.

Mu.lli y PfgoE; (aga­ chados) Poveda, Her­ nández, I k e d a, Pacheco y CasaL:Jt.

tf: L fútbol, deporte popular por excelencia, cuenta, e;,, como es lógi·:o, con muchos y entusiastas culto-

res entre nuestros asociados. Una prueba de ello las dan las numerosas inscripciones para partici­ par en el certamen interno que se está disputando ac­ tualmente en la cancha de la Asociación de Emple'<ldos del Ministerio de Hacienda, magnüicamente organizado por la subcomisión que acertadamente preside el señor Armando Iglesias.

Los equipos participantes -quince en total- repre­ sentan a las gerencias departamentales del Banco, lo que contribuye a aumentar el interés de ·la competen­ cia, cuyo desarrollo se caracteriza por la corrección y caballerosidad evidenciados por los integrantes de to­ dos los conjuntos.

D'e acuerdo con lo que se ha podido apreciar hasta el momento, luego de completarse la fe�ha inicial del lorneo, varios son los equipos con mayores posibilida­ des para adjudicarse el título en disputa.

No obstante, aun queda mucho por ver y resultaría por ello aventurado formular cualquier pronóstico en tal sentido. En consecuencia, y mientras aguardamos los futuros encuentros, nos limitamos a iniormar acerca de los resultados registrados hasta el presente, que .son los que se consignan en el cuadro que sigue:

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l'SP.r SUI.D( e•

Eqmpo de Cambios­ "A". Lo int e g r a n: (parados) Cam i n o, Ortiz, Carlevaro, DtJ Lorenzo, G ó me z 11 Gi'naca; (agachados) Brión (supl.), Fun.es.

Contardi, Silgue ro, Alonso y Menises.

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CU!IOS •¡• !P.

GALERIA DE BANCARIOS ILlJSTRES a t ravés del tiempo y la distancia, p· or la identidad ENTRE los que se hallan unidos a nosotr.os, de labores, Thomas Bulfinch nos ofrece un significativo ejemplo en el arte de embellecer los momentos "no bancarios", horas en que surgen las más curiosas facetas de nuestras dispares personalida,des, igualadas a veces en el quehacer común.

Nació Bulfinch en Boston por 1769, y se grac.Luó en Harvard a los dieciocho años, para in­ qresa1· luego en un!L institución ,bancaria, a la que consagró buenc. parte de cus esfuerzos. Pero, como para contrarrestar .algún prosaísmo natural en la diaria labor, supo evadirse diariamente, durante años, hacia los camp•os etéreos de la mitología, disciplina en la que llegó a ser avezado especialista. Generoso de su tesoro, supo transmitirlo desentrañando de los viejos poemas las más atractivas leyendas, que reunió bajo el nombre de "The age of fable". Su obra tuvo amplio eco en los países de habla inglesa. Con el nombre de "La edad del mito" y en traducción adaptada de L. y C. Eggers, fué publicada por Emecé en 1951. De allí extractamos un trozo que nos mues tra en su plenitud la fina sensibilida,d y el talen1:) de este colega, que murió en su Boston natal en 1867.

N

IC:BE, la reina de Tebas, tenía en verdad mucho de qué enorgu­ llecerse; pero no era la fama de su marido , ni de su pr01pia be­ lleza, ni su gran ascendencia, ni el poder de su reinado lo que la ensoberbecía. Eran sus ,hijos; y en verdad hub:era sido Níobe la más feliz de las madres si no hubiera proclamado serlo. Fué en la ocasión de la celebración anual en hcnor de Latona y sus hijos, Apolo y Diana, cuando la gente de Tebas estaba reunida, con las frentes coronadas con laurel, mientras llevaban incienso a los altares y hacían sus votos, que Níobe apareció entre la muchedumbre.

Su ve:,tido era es¡:léndido, con oro y piedras preciosas, y su aspecto hermoso como puede serlo el rostro de una mujer enojada. Se paró 'Y contempló a la gente con m:rada altanera: -¡Qué tontería es ésta! -dijo- ¡Preferir seres a quienes nunca habéis visto a aquéllos que están delante de vuestros ojos! ¿Por qué ha de rendírsele culto a Latona y no a mí? Mi padre fué Tántalo, que fué recibido como huésped en la mesa de los Dioses; mi madre fué una Diosa. Mi espeso construyó y gobierna esta ciudad de Tebas y Frigia es mi herencia paterna. Dondequiera que vuelvo los ojos contemplo los elementos de mi poder; no son mi figura y mi presencia indignas de una diosa. ,A todo esto dejadme añadir que tengo siete hijos y siete hijas y busco yernos y nueras de ¡pretensiones dignas de mi alianza. ¿No tengo razón para enorgullecerme? ¿Vais a preferir antes que a mí a esta Latona. hija de un Titán, con sus dos hijos·? Tengo siete veces esa cantidad. Ciertamente soy afor­ tunada. ¡Y afortunada permaneceré! ¿Algunos me lo negarán? En la abundancia radica mi confianza. Me siento demasiado fuerte para que la Fortuna me subyugue. Me puede quitar mucho; todavía me ha de quedar mucho. Aunque perdiera algunos de mis hijos, difícil­ mente quedaría tan pobre como Latona con sus únicos dos. ¡Con­ cluid con estas solemnidades, quitáos el laurel de vuestras frentes, finalizad con esta veneración!

La gente obedeció, y dejó los oficios sagrados sin terminar.

La diosa estaba indignada. Sobre la montaña Cintia, en que habitaba, se dirigió de esta manera a su hijo y su hija: -Hijos mios, he estado tan orguJlosa de vosotros dos, y nunca me he tenido por inferior a ninguna de las diosas, con excepción de Juno sola; comenzad ahora a dudar si soy verdaderamente una dio­ sa. Quedaré privada de mi culto del todo, a menos que vosotros me protejáis.

Iba a proseguir en ese tono. pero Apolo la interrumpió: -No digas más -dijo-, el hablar sólo demora el castigo.

Diana corroboró estas palabras. Velozmente volaron por el

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Níobe con la menor de sus hijas. Escultura antigua. G-Oleria de los Oficios, Florencia

aire, ocultos en nubes, y descendieron sobre las torres de la ciudad.

Extendida frente a las puertas había una ancha llanura, donde la juventud de la ciudad practicaba deportes guerreros. Los hijos de Níobe se hallaban allí con el resto, algunos montados sobre briosos corceles ricamente afarejados, mientras otros conducían alegres ca­ rrczas. Ismenos, el primogénito, mientras guiaba sus corceles que ec'.1aban espuma, fué alcanzado por una flecha desde arriba y gritó: " ¡ Ay de mí!", dejó caer las riendas y cayó sin vida. Otro, al oir el ruido del arco -como un botero que ve precipitarse la tormenta e iza todas las velas para volver al puerto-, aflojó las riendas a sus caballos y trató de escapar. La flecha inevitable lo alcanzó m:entras huía. Otros dos, más jóvenes, que habían terminado sus tareas, habían concurrido al campo de juego a concertar un lance de lucha. Al permanecer de pie, pecho contra pecho, una flecha atra­ vesó a ambos. Dieron un grito juntos, juntos dirigieron una mirada d e, despedida a su alrededor, y juntos respiraron por última vez.

Alfenor, el hermano mayor, al verlos caer, corrió hacia el lugar para prestar ayuda, y cayó muerto en el acto de deber fraternal.

Quedaba uno solo, Ilioneo. Alzó sus brazos al cielo para probar si la oración le serwiría de algo: - ¡ Perdonadme, oh dioses! -gritó, dirigiéndose a todos, en su ignorancia de que no necesitaba su¡;licar a todos; y A¡:olo lo hubie­ ra perdonado, pero la flecha ya había dejado la cuerda, y era de­ masiado tarde . . . . Las hermanas estacan vestidas de luto sobre los ataúdes de sus hermanos muertos. Una cayó, atravesada por una flecha, y murió sobre el cuerpo al que estaba llorando. Otra. al intentar con­ solar a su madre, dejó súbitamente de hablar y se desplomó sin vida en el suelo. Una tercera trató de escapar huyendo, una cuarta escondióse, otra quedó temblando, sin saber qué camino tomar. Seis estaban ahora muertas; sólo una quedaba. a la que la madre apreta­ ba en sus brazos, y trataba de cubrirla con todo el cuerpo.

-¡Déjame una, la más joven! ¡Oh, déjame una de tantas!

-exclamó-. Pero mientras hablaba. esa única cayó muerta. Se sentó. desolada, entre hijos, hijas, marido, todos muertos, y parecía idiotizada por el dolor. La brisa no movía sus cabellos, no había color en sus mejillas, sus ojos miraban fijos e inmóviles, no había señal de vida en ella. Su misma lengua se pegó a la parte superior del paladar, y las venas cesaron de transmitir el flujo de la v:da.

El cuello no se doblaba, los brazos no hacían ningún gesto, el pie no daba paso alguno. Se convirtió en piedra, por dentro y por fuera.

Sin embargo, las lágrimas continuaron corriendo; y, transportada en un remolino de viento a su montaña de origen, permanece allí todavía, como una gran roca, de la que corre un hilo de agua, tri­ buto de su ,pena que nunca concluye.

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ACTUALIDAD DEPORTIVA Nuevo Exito en Bochas de Nuestra Representació!'!

Luego del l;,;·illante triunfo conquistado recienlemente por el joven jugador Luis M. Giménez quien, según in­ formáramos en nuestro númer· o anterior, se clasificó campeón interbancario de bo::has en la categoría "B" (individual), nuestros representantes en la misma ca­ le6oría ( parejas) señcres Victc•rino Urquiza y Alberto Giménez n·os han deparado una nueva satisfacción, pues­ to que lograron el t:tulo de campeones bancarios de la presente temporada, al vencer en el encuentro final a la pareja del Club Atlético Banc? de la Nación Argentina.

A los brillantes vencedores y al señor Alfonso G. de Ni�o!a, que actuó como suplente, nuestras más sincc•:as felicitaciones.

Campeonato Interbancario de Fútbol ¡:ara Veterano:; La A�ociación Bc1nce.,:·ia Argentina de Deportes realiza actualmente los preparativos necesarios tendientes a or­ ganizar un campeonato interbancario de fúlbol que se rc:i­ lizará por doble eliminación una vez finalizado el torrn,o anual de primera división .

Dicha iniciativa , que evidencia el esmero que ponen las autoridades de la A. B. A. D. por inc�emcntar el dc�­ arro'lo de sus actividades deportivas, dará ozasión para que este año podamos ver actuar nuevament� a muchos de los destacadcs futbolistas de otras épocas que supie­ ron dar je'l"arquía al fútbol bancario.

Nuestra entidad, siemp,:·e presente en todas las mani­ festaciones del deporte, ha solicitado ya su inscripc1on en el certamen a llevaroe a cabo, corriendo por cuenta

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BUENOS AJRES

VicWrino S. Urqttiza y Alberto Gi­ ménez, campeones interbancarios de bochas, categoría '· B ·, parejas.

de la Subcom'sión de Fútbol la form<1ción del conjunto que habrá de representarnos.

Teni!; La inminente iniciación de los Campeonatos Interban­ carios de Tenis, que se realizarán como todo., los años bajo el patrocinio de la Asociación Bancaria Argentina de Deportes, ha alterado los planes previstos por la.

Comisión Directiva del Club en cuanto se relacionan con la actividad interna en este deporte.

En efe;to; la Subcomis:ón de Tenis, que re hallaba trabajando intensamente en la crganización de la com­ petencia , debió dejar de lad·o esa tarea para abocarse de lleno a la constitución de nuestro equipo repre:::entativo.

Las prácticas realizadas con tal fin en las instalacio­ nes de la Asociación de Empleados del Minis�erio de Hacienda, sirvieron así para formar el conjunto de te­ nistas que, juntamente con los ,va conocidos jugad·:>res de otras temporadas, defenderán nuestro presti·Jio en el cE;.;tamen bancario a punto de iniciarte al cierre de nuestra edición.

Si bien no ha podido llevarse a cabo el torneo interno de selección que se programaba, creemos que el plantel elegido, cuya nómina clames a continuación, habrá de representarnos dignamente en el Campeonato Interban­ cario.

ESTA ES LA MARCA QUE DEBE RECORDAR! .. .

Car:os A. Chamber::1.in, Miguel R. Mallo y José C. Toribio, integran­ tes del equipo representativo dY. nuestra institución, ganador del Torneo Interbancario de Pesca del Pejerrey, llevado a cabo recientemente en la laguna de Lobos.

El Equipo Los integrantes de nuestro equipo serán los siguientes: Primera categoría: Single: Adolfo Betular; dobles: Adolfo Betu!ar y Ernesto Demarchi.

Segunda categoría: S:ngle: P.ntonio Fábregas.

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Categoria varios: Single: Jorge Cayupi y Anton:o Fabiano; dobles: Juan C. Portiglia, Osvaldo LaITOsa, Héc­ lor Ugarteche y Osmildo Regina .

Nuestro Equipo Ganó el Torneo Interbancario de Pesca de Pejerrey Un nuevo triunfo, que se suma a la serie de éxitos lo­ grados por nuestra entidad en la temperada en curso, lograron nuestros representantes en el Torneo Interban­ cario de Pesca del Pejer,rey realizado en la Laguna de Lobos, organizado por la A.B. A. D. Nuestro equipo estuvo integrado por Miguel R. Mallo, Carlos A. Chamberlain (campeón individual) y José C. Toribio, quienes ganaron el concurso imponiéndo:::e a las representaciones del C. A. Banco de la Provincia de Blenos Aires y Club Banco Francés del Río de la Plata, c!as:ficados en el segundo y tc,:cer ¡:uesto, rcspectiva­ ment;;.

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El Sr. Pres1de111e del Banco. Dr. Eduarclr> Laure11ce11a. depar­ tiendo con los miem­ bros ele la Comisión Direcriva Sres. Cara.. va g I i a. Jwrralde.

Lou.:án. Bcwui:1/larcl y Gauceclo. en el cur­ so de In e11trevist<L rea lizacla el 7 ele sepiiem bre último.

E

Homenaje a

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CE X T R AL

L señor Presidente de la Institución, doctor Eduardo Laurencena, recibió en audiencia :.J es¡:;ecial a varios miembr os de la Comisión Directiva, quienes concurrieron C' on el propósito presentarle sus s aludos y los �� ;� dos 10s deportistas del Menéndez y Pelayo u En el curso de la co rdial entrevista, que se prol ongó por LA revista "Crédito", órgaespacio de media hora, se in­ no de los alumnos y ex­ formó al Sr. Presidente acer­ alumnos de la Escuela Bancaca de la marcha de la entidad 1 ia y Comercial de Méjico, ha y se le hizo saber el interés ¡:ublicado en su número de c on que todo el personal de la julio último un interesante ar­ Institución aguarda el momen­ tículo firmado po r su direc­ to de ¡:;oseer un club con ins­ tor, el licenciado don Ricard o talacione s pro¡:;ias a fin de Orozco Emers on, acerca d e la desarrollar en forma amplia per sonalidad y la obra litera­ sus actividad es d eportiva s y l ia del ilustre don Marcelino culturales.

Menéndez y Pelayo. cuyo na­ El señor Presidente expresó talicio se recuerda este año en su primer centenario . que si bien el Banco no está Con ello, la familia banca­ momentáneamente en condi­ ria ha tributad o un merecido ciones de satis facer esa justa homenaje al gran polígrafo, a s piración, tal posibilidad se­ gloria de las letras castella­ rá considerada tan !=ront o des­ nas. Nos asociamos a ese ges­ a¡:;arezcan las dificultades que t o por lo que re¡:;res enta y pcrque denota inquietudes que ahora se oponen. En tal senti­ trascienden con feliz amplitud do. prometió todo su apoy o y los límites impuestos por la en prueba de ello solicitó su cs¡:ecialida d o las diarias taafiliación como asociado del 1 eas, para alcanzar el vasto campo de la cultura general.

Club.

OfftEl'IDA El doctor César J. Velázquez, abogado, profesor y bancario, padre de un, colega de nuestro B.C.R.A., honra estas páginas con dos inspiradas colaboraciones, que integran su libro "Sinfonías líricas y cantos rús­ ticos"

•

S

E siente:i los primores de la avena madw·a; de un p.ájaro escondido los gorjeos triunfales que vierte sus canciones detrás de la espesura h(:cha por las nerviosas ramas de los frutales.

ReEaltan los matices nítidc·s en la hondura que da el brillar intenso de la uva en los parrales; o,ra morena y tersa de transparencia os,cura, ora hlanca cual rostl'os vivos y angelicales.

Hasta la sombra hermana de las ho.jas de viña, donde fermenta el mosto del vino y de la caña, lk·ga aromado el céfiro con olor a campiña, y mientras me entretengo en quehaiceres sencillos, surg . «m limpias las notas de la música extraña que orquestan las palomas, las frondas y los grillos.

C:l ITI ITI ll IT3 CD

H

A tantos años que no veo el cerro, los alambrados del potrero en ruinas, el viejo puentecillo he-cho de hien·o, d vago cielo azul de las colinas.

Oh, mi casita, mi sagrado en<.ierro, <:asi perdida entre álamos y encinas; con su naranjo, su pan·al, su perro, y el amplio corredor de las glicinas!

Oh, mi casita, hoy hollaré tu huerta; anhelo tanto transponer tu puerta, ver a mi madre y todos mis hermanos 1·eunidos por fin e.n nuestl'8 casa, como en mis tiempos de niñez escasa cuando éramos más buenos, más humanos!

CENTRAL

•

23

ELTORNEO INTERNO

. ,1J,,;

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.

. :..•#. .,.t J ·"��

•

ALCANZO SINGULAR RELIEVE

•

1

C

OMO estaba previsto, el to1"neo interno de tiro, deporte en el que nuestros asociados han desco­ llado siempre, alcanzó extraordinarias proporc,:o­ nes no sólo por la cantidad, sino por la calidad evi­ denciada por muchos participant�s.

El concurso. denorr.inado '·Segundo Aniversario del Banco Central de la República Argentina", se llevó a cabo en el Tiro Federal Argentino durante los días 21 y 22 de julio ppdos. con el propósito princ'pal de s.elccdonar a los integrantes de algunas categorías que nos representarún en las futuras cc.npeten::ias in­ terbancarias.

La programacién del torneo fué magníficamente realizada por la Subcomisión que con tanto acierto p,esídc el , .�ñor Camilo S. Mcndelo y los resultado:; obtenidos fueron éstos:

•

CARABINA

Calibre 22 - Blanco Am::ricana - Disian::ia 50 mts.

CATEGORIA NOVICIOS A"::SOLUTOS l" Edgardo Torres Ruiz ..... •. .

2" Juan Ploumen .... ........ ..

2,1

•

C F. N T R A l,

Puntos

93 94

3'·' Carlos lkeda Marrnez ..... .

4 •1 Osear G. [)j Pielro ......... .

5\' Norberto Antinori ... . .....

6'; Raúl Bellón ................

7' Juan J. Doce ................

8'l Juan Scapusio ............. .

99 Juan Leiva .............•...

10•1 Tomá., E. Juarez ......... .. .

11., Rodolfo Schwa,:tz .......... .

12v Héctor L. Fabbro .......... .

13<' Miguel P.etraca ....... ... ¡4v Angel Miranda .............

15'' Carlos Romano ..... . lf'I Augusto J. Queralt ..

17'-' Pedro R. Gómez . ... .....

18') Carlos Freites ...............

19\· A Ido Martinez ...............

20'i Francisco Lores ......•......

21 v Francisco Melarn ........

22º Fabiún Rodríguez ............

23'! Luc:o Lozzi ................. .

24" Jorge N. Ramos ..............

25•1 Jorge O. Gémez A 1 n�eida ... .

26'-' Carlos O. Waltcr ............

27'... ' Juan Lobbosco ............. .

28\' Hora::io Fernánd�z ......... .

93 93 92 91 90 89 87 86 86 83 82 81 81 80 81) 78 77 76 68 66 66 65 ES 65 65 51

(por apoyo)

(pcr apoyo}

(por apoyo) (oor apcyo)

(por apoyo) ( ¡;or apoyo) (por apoyo) (por apoyo)

•

CATEGORIA "C" Puntos

1•, Jorge Diaz Justo ............

1

2'.'

3•.> 4'' 5'-' 6.' ' 7' '.

8"

•

Guillermo Rossini ...........

Ne!son S. Catalioti ......... .

José Broggi .................

Héctor L. Fabbro ...... ...•..

Antonio M. Di Mar-co ........

Federico J. Demaestri Carlos Romano ........

96 95 91 (por apoyo) 91 89 87 83 69

FUSIL Blanco Cabeza a zonas - Distancia 150 mts. Posición C11erpo a Tierra

•

CATEGORIA NOVICIOS ABSOLUTOS

.

12· 139 14-' ' 15'-' 16<:> 17' 1 181' 19' ' 20" 21'-'

Alberto Viqueira . . ........ .

Juan J. Doce .. . . .. . . ... . ... .

Norberto Rama ..............

Juan B. L eiva ... .... ....... .

Is:dro Ivin .................

Rodolfo Schwartz ............

N�lson s. Catalioti ........

Ignacio Mur .................

Francisco Lores .............

Norberto Antinori ..........

Jorge Ramos ................

Raúl Bellén ................

Néstor Parada ..............

Augusto J. Queralt ..........

Federico Demaestri .........

Carlos Freiles ...............

Carlos o Walter ............

Angel Miranda ..............

Carlos Roimano ..............

Aldo Martínez ..............

Jorg� Gómez Almcida

•

CATEGORIA "O"

1(

)

2'·' 3'-' 4" 5'.'

6'.'

7'·' 8'' 9'-'

10'-'

} ] '.'

1

Puntos

108 105 ]02 101 100 98 (por apoyo) 98 95 94 (por apoyo) 94 89 (por apoyo) 89 87 85 77 66 58 57 38 34 19

Blanco Cabeza a zonas - Distancia 150 mts . - Dos series ele 5 tiros c/11. (Pos. Roclilla y Ctierpo a Tierrn ) 1f! He:·nán Casafuz ............

2'-' Mar::elo Galli ...............

3•.• Nelson s. Catalioti .......... .j" Hugo Friquet .................

5'.' Pedro Mercado ..............

6<' Alberto Viqueira ............

7" Jorge Díaz Justo .............

8'! Eduardo Antelo .............

91 _) Augusto J. Queralt ..........

10'.' Carlos Ikeda Martínez .......

11" Jo.rge Ramos ................

12'·' Angel Miranda ..............

o

!'untos

105 103 102 (por apoyo) 102 f)6 94 91 87 65 (pcr apoyo) 65 (por apoyo) 65 46

6'-' 7'1 8'1 9'.'

101• 11" 12'.'

13•1 14' .'

15" 16'-' 17'' 18'.'

19" 20'.'

21'.'

22'.'

23'-' 249 25" 26'' 27'-' 28· 29•1 30'-' 31··

•

Jorge Díaz Justo ........... .

J. M. Broggi ................

Osear G. Di P:etro ...........

Jorge Cistoldi ...............

Mario Calviño ...............

Francisco Lores ..............

Héctor M. Fe:·nández .........

Lucio Lozzi .................

Victoria Gine,¡:ro ............

Juan C. Gutiérrez ...........

Carlos O. Walter ........... .

Juan Leiva ..................

Héctor L. Fabbro ............

Manuel A. Nevado ......... .

Horacio Amallo ............

Juan Scapusio .............. .

Pedro R. Gómez ..........•..

Hugo Friquet ............... .

Tomás E. Juárez ............

Rodolfo Schwartz ........... .

Edgardo Tcrres Ruiz ........

Carlos Broggi ...............

Juan A. Lobbosco .... .

Juan C. Morm'le ............

Adolfo García Cri:;tcbal Norbe:to Antinori ....

51 50 (por 50 -17 46 44 (por 44 (por 44 (por 44 42

apoyo)

apoyo) apoyo) apoyo)

.¡¡

40 39 39 38 38 37 37 37 35 35 31 31 25 22 1 2

(pcr apoyo) ( por apoyo) (por apoyo ) ( pe,:· apoyo) (por apoyo) (;or apoyo)

CATEGORJA "C" J>untu�

l'-' 2•1 3'-' 4'-' 5'-' 6!'

7''

Hernán Casafuz .. • ...... ....

Nicolás Rossi . . ... ......... ..

Pedro Carrena .. .... . ...... .

Osear G. Di Pietro .. .. ..... .

Hugo Friquet ....... ... ..... .

Camilo Mondelo ... . ........ .

Héctor L. Fabbro ... ...... ...

54 50 48 45 43 33 31

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•

PISTOLA Calibre 22 - Siluetn metálica - Distancia 20 mts.

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•

l'untos

l" 2' ' 3" .J'. ' 5 11

José lVl. Musso ........ .....

Antonio M. Di Marco ........

Ignacio Mur .................

Juan Pioumen ...............

Carlos Tkcda :\'!arttnez .... .

55 (por apoyo) 55 54 5:3 (por a¡:oyo) 53

VILELA 1931

T. E. 70. 2531

(' E� T I? .\ 1,

• 25

LO QUE PASA EN LA DOS ...

CON el título de "A la somhra de la burocracia en flor", la revista "Américas" de junio úllimo trnns­ cribe una pág:ina debida al buen humor carioca de Em­ manuel Vao Góg:o, quien desde las columnas de su sec­ ción fija "O pif paf" de "O Crnzeiro", de Río de Janeiro, reseña su "Dín en una oficina pública". Aquí va el texto, sin comentarios. Como en las películas: "Cual­ quier semejanza. . . cte.".

"11 y 30. - Lleg-o a la oficina y eng-año al jefe pa­ ra abonar la media hora de ati·aso".

"11 y 45. - Me quito la chaqueta después de contar a un compañero al otro ex­ tremo de la oficina la últi­ ma bola sobre las eleccio­ nes".

"12 m. - Acabo de fumar mi cigarrillo en el balcón, mientras observo el movi­ miento en la calle y me pre­ paro para el trabajo".

"12 y 15. - No puedo encontrar la llave de mi escritorio y me doy cuenta c!e que la o:vidé en casa.

Logro abrirlo con la ayu­ da un colega que fué ce­ rrajero antes d,'.! ing-rcsar a la oficina".

"Comienzo a trabajar. No tengo un solo lápiz con punta. Llamo al mandadero. El mandadero fué a bus­ car· café. Subo a otro piso donde hay un sacapuntas automático".

"12 y 40. - La sección donde se encuentra el saca­ puntas está cerrada: subo a otro piso y saco punta al lápiz". "l y 25. - Encontré a Lilian en la escalera. Cuando volví a mirar el reloj, habían pasado cuarenta y cinco minutos. ¡Qué polla fabulosa! Pero el jefe debe estar furioso. Bajo".

"1.30. - El mandadero dejó el café sobre mi mesa cuando yo Je sacaba punta al lápiz, por lo que ahora ya est,í. frío. La vista del café me da ganas de tomar café. Bajo a tomar café".

"1 y 45. - Bueno, ahora vamos a ver si terminamos ese memorándum. ¡Ah! Pero ahí viene aquel tipo del servicio de ingeniería que quiere que yo informe sobre el parcelamiento ele la Avenida Getulio Vargas. Me salgo ele la oficina cuando él no me ve".

2. - Por suerte, él se fué. Ahora voy a fumar este otro cigarrillo y lue¡.ro comienzo a trabajar".

"2 y 15. - ¡Sed! ¿ Por qué no instalarán un bebed e-

26

•

CENTRAL

ro en cada mesa? Siem­ pre que siento sed, tengo que venir hasta el final do este corredor y for­ mar en esta fila".

"2 y 30. - Comence­ mos. ¡Guau! ¿Quién se­ ni esa empleada nueva?

Si el intelecto correspon­ de al fisi:o, vamos a ser graneles amigos. Sí, pue.s para mí el espíritu en la mujer es . . . cuestión de principios!''.

"2 y 45. - ¡ Olvidé el tentempié! ( la merien­ da) . Voy a ver si como 'un bocado rápido".

"3 Y 15. - Le quebré otra vez la punta al lápiz.

Bueno, ahora se la vo� , ·a sacar yo mismo con una l!illette ". ":3 Y 30. - ¡ Ay! i\le corté un dedo. Corro a la en­ fermc1·ía".

"4. - Me do�· cuenta de que no fué nada serio. Pero ahora estoy con el dedo vendado y no ¡)odré trabajar en este memorúndum. Voy a pedir al jefe que s e Jo pase a otro funcionario mientras yo esté inválido. Al fin, tocios estamos aquí para ayudarnos los unos a los otros en los momentos de necesidad. Yo no me hice también cargo de todos los papeles ele Alfredo cuando él estuvo resfriado?"

"4 Y 45. - Terminó el pocmita que em¡)ecé ayer. No soy mal poeta, no. Si hubiese tenido mejo1· educación sería ... ".

"5. - No me estoy sintiendo muy bien. No debí ha­ ber comido "palomita" de harina en el tentempié".

"5 Y 15. - ¡Dios mío! Trabajé quince minutos más de la hora reglamentaria. ¡Estoy muerto! ¡Necesito vacaciones!".

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CR EOSE EL TRIBUNAL DE DISCIPLINA DEL CLUB

en cuenta el incremento alcanzado por las actividades depor­ T ENTENDO tivas del Club, ha sido creado un Tribunal de Disciplina que integran cin=o destacados deportistas de la Institución.

La resolución respectiva adoptada por la Comisión Directiva con fecha 3 de septiembre último, establece que serán miembros del citado Cu ,erpo Disciplinario los señores José V. R. Aubert, Romualdo M. Baragli, César A. Caprarulo, Teodoro A. Fernández y Antonio García.

Según lo determina uno de los artículos de la mencionada disposición, el tribunal entenderá en todas las cuestiones de orden disciplinario que se susciten en lo referente a deportistas del Club en su actuación en compe­ tencias internas o como representantes de la Entidad, y sus decisiones o fallos serán inapelables.

El tribunal realizó ya su sesión constitutiva, y quedó integrado de la siguiente manera: Presidente, José V. R. Aubert; secr,etario, César A. Caprarulo; vocales: Romualdo M. Baragli, Teodoro A. Fernández y Antonio García.

Una de las primeras preocupacio­ nes de este Cuerpo Disciplinario, fué la de citar a todos los señores pre­ sidentes de subcomisiones, a fin de solicitar.les su más amplia colabora­ ció para el debido encauzamiento de la práctica de los deportes -ya en el orden interno , ya en el interban­ cario- ele manera tal que la correc­ ción y sentido de la disciplina de que hagan gala los deportistas del Club, tornen poco menos que inne­ cesaria la intervención de ese Tri­ bunal .

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CENTRAL

O

27

NU(VAS AUTODID�I

asistencia de los Excmos. sJ e.

CºNla laNación, funcionarios civiles, J ti

público, el 14 de agosto ppdo. S. E. el S,Jii Eugenio J. Blanco, procedió a poner en

pr,

autoridades que, pre:;ididas por el docto,

destinos de esta Institución.

l(S O(L BANCO

5

Presidente y Vicepresidente de

:tares y eclesiásticos y numeroso

¡or Ministro de Hacienda, Docto,·

sesión de sus cargos a las nuevas Eduardo Laurencena, rigen los

HACE aproximadamente tres años hizo su aparición el '.:inemasccpe en la Argentina. La innovac1on cinematográfica no fué única, ya que también -¡:rc­ senciamos exhibiciones en terce­ ra d'mensión. Estos "recién llegados" no eran otra cosa que efectos del auge de la televisión en los Estados Unidos, ya que, como todos sabemos, el aparati­ to familiar constituyó un éxito rotundo que permitió a los es­ pectadores, sin moverse de sus casas, ver lo que se les antojara.

Tal acontecimiento produjo alar­ ma en las esferas de la Meca del Cine; actores , directores, argumentistas y técnicos rumbearon hacia nuevos campos: la "T.V." era el centro de atracción. Ante el nuevo enemigo, Hollywood, si bien mantenía vinculaciones indirectas con las estaciones televisoras (al producir y vender películas para las mismas) veía que las cosas no eran de color de rosa, pues se vislumbraban quebrantos comerciales ante la notoria disminución de espectadores a las funciones cinematográficas. No había más que dos posibilidades; una, mejorar el nivel de produc­ ción; la otra, incluir nuevas atracciones. Finalmente, si bien no se descartó la primera, triunfó la segunda y apareció la "T-D" ( ter­ cera dimensión).

EL CINESMASCOPE

EN LA

A R G E N T

NA Por

GEORGE

"El diablo Bwana", aun no exhibida en la Argentina, y "Mu­ seo de cera", fueron los primeros films , lista que se complementó con cincuenta producciones más, que se presentaron posteriormen­ te como películas planas, ya que inconvenientes de orden técnico, como la utilización de anteojos especiales y el cansancio visual de los espectadores, eran factores que no contaban con el beneplácito de los exhibidores y, especialmente, del público. Simultáneamente se anunció la producción de películas en Cinemascope, que se pro­ yectarían en una pantalla gigante rectangular curvada. "El manto sagrado" inició la cuenta. Ante el éxito obtenido, varias producto­ ras adoptaron el proceso y se impuso la innovación técnica.

Al estudiar el procedimiento de proyecciones en Cinemascope en la Argentina, tenemos que tener en cuenta que la gran mayoría de las salas que exhiben ese sistema , no poseen todos los requeri­ mientos técnicos necesarios, lo que impide apreciar en su plenitud las virtudes de la novedad. Nos inclinamos por considerar que la sala que inició los estrenos en Cinemascc ·.;:e da idea adecuada de lo que deben ser esas exhibiciones. Las más de las veces no se escucha en 30

•

C E N T H. A L

Walter Pidgeon (Ex mensajero de un banco)

otras salas el sonido estereofónico direcc:onal, verdadera innovación anexa al Cinemascope, que crea la dimensión auditiva. En cuanto a las imá­ genes, tienen en su ,contra la limitación de las posibilidades del mov:miento de cámara, ya que el director debe constreñir su genio a las mag­ nitudes de la pantalla, con lo que el primer pla­ no -base del éxito del cine- desaparece en par­ te, creando un nuevo "cine plástico".

El escaso éxito en la producción y realización de temas, que puede ¡::rovocar una reacción ad­ versa en el espectáculo, debe remediarse median­ te una selección más rigurosa. El fin del cine mu­ do provocó el de las carreras de numerosos intérpretes. El Cinemascope puede asimismo tronchar el porvenir de algunos astros del cine actual, cuya eficacia en películas en el nuevo pro­ ceso ha de disminuir notoriamente por la falta de primeros ¡:::!anos. Ello se hace evidente en ac­ tores ;y actrices de mucha fuerza interior y po­ cas posibilidades ,plásticas, ya sea por defectos físicos o falta de movilidad natural. ¿Cómo po­ drían haber triunfado los inválidos Lionel Ba­ rrimore, Herbert Marshall o Susan Peters en me­ dio de una enorme pantalla que obliga a los des­ plazamientos rápidos y elegantes?

De todos modos, el nuevo sistema es un com­ petidor del cine tradicional, y ello necesariamen­ te ha de llevar a un mejoramiento del nivel, que ya estamos observando en las películas que nos vienen del Norte. Ante tales evidencias, se nos ocurre pensar que una rápida difusión porteña <le la T.V. y unas cuantas pelí-culas criollas en el nuevo sistema habrán de ser una solución p�-

Susan Peters ( Inválida, qué haría en la pantalla panorámica?)

ra que nuestra gente del cine plano se decida a mejorar su nivel artístico.

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•

31

Torneo l11te1·bancario de Ajed,·ez + lloracio Carrozon� y Manuel G. Cante­ ra, com,partieron el primer puesto en:. la Categoría "8''

• Los más desta­ cados integran­ tes del equipo q u.e nos re pre· sentó este año en compañia del presidente de la subcomisión, se­ ñor B e n i t o E. González

32

º e E � T 11 A

Ha dado término el torneo de: epígrafe. en el que co­ rrespondió a nue:;:tros representantes muy buena actua­ ción. Nuestro Club tomó parte en to::las las categorías hecho de por sí de gran médto- alcanzando el triunfo en las dos superiores, que re d:sputan en forma individual.

En la catcJoría "A". el señor José J. Parade!a triunf:í bril!anlcmente, luego de una serie de partidas de des­ empate frente al representante de la C:1ja Nacicnnl C() Ah::rro Postal.

En la categor:n "B" intc,:·vin'eron ]03 señores Manuel G. Cantera y Horacio J. Carrazoni, que compartieron la pri­ mera colo:ación sobre los otro:; cinco participant:)s. E'. primero se adjudicó el triunfo por aplicación del �istcm'.l Sonneborn-Berger.

Pe,:· último v parn las prueb:is individuales a disout:1r en estas tres' categ·::rías entre los cuatro juaadorc; que lograror mayor punt3j,;,, se cbsificó ganador de l Torne� Individua' C!ltegoría "C'', nuestro i·c:ircscntar.tc· seño:· Jo,­ ge A. Cr:wiott:-.

L

Jo,5é J. Parade!a. brillante campeón bancario en la categoría "A"'

•

Jcrye A. Craviotto ganador del torneo individual, Categoria "C"

L calor de la calle me agobiada en aquell;i rr.a­ ñana de comienzos del verano. Subí ¡:;or la e:;ca­ lera deS>venc:jada, que crujía bajo mis p:es. En realidad, temía molestar a mi amigo Ahmud, el viejo relojero rifeño. Estricto cumplidor de sus prácticas, en ese mes de Ramadán no sólo se abstenía de toda bebida y comida durante d día, sino que se mostraba poco propicio a entablar conversaciones. Sólo al ocuJtarse el sol abandonaba su forzado ayuno ,y aparecía más dado a las sabrosas confidencias, sentado ante su mesa llena de relojes de los más diversos tamaños y formas.

Aquel hombre era !J:ara mí el compendio de toda la filosofía musuJmana, y pasábamos largas hcras ensayando puntos de vista frente a problemas cotidianos o trascendentes. Siempre con su misma calma sonriente, me hablaca de sus deseos de retornar a la tierra lejana, y, de ser posible, hacer el peregr:naje obligado a los lugares sagrados. Alguna vez me mencionó sus ahorros y, sigilosamente, me mostró un curioso reloj. Le daba cuerda una vez por año , en invierno. Para corregir adelantos o atrasos, había que esperar a esa fecha, pues las agujas no podían forzarse mien­ tras marchaba esa máqu:na de mecanismo fijo que, como un i cucú, abría su portezuela cada <loce horas y dejaba al descubierto, ¡;:or pocos segundos, una <:aja o, por mejor decir, un cofre donde guardaba el dinero.

pa ra A s p r a n t e s a D e tee ti Ve s

La habitación de Ahmud es­ taba en el segundo piso. En el primero, por la única puet·ta, siempre entreabierta, se vislum­ braba lo. reducida sala en que el portero, paralítico, pasaba sus horas desde el alba hasta casi la medianoche, momento en que se tumbaba en el lecho contiguo, s:tuado detrás de la puerta, jun­ to a una mesita siempre tendida, .a la que el pobre hombre se arri­ maba penosamente, arrastrando su silla, a las horas de comer.

Aquella mañana, mientras yo subía pausadamente, noté un ru­ mor inusitado en el rellano del segundo piso. Eran casi las once del día, y no había motivo especial de reuniones.

Mi amigo recibía algunos clientes, pero eran gente silenciosa , contagiada de su peculiar religiosidad.

Más extraño me resuJtó ver a Micaela, la hijita de la emfermera, que lloraba en el descansillo. Eramo!:l buenos amigos, y le pregunté qué le pasaba. Ella, que siempre me informaba de todo con rapidez y exactitud, no atinó siquiera a contestarme. Su padre, el sereno de la fábrica, me indicó con un ademán que entrase. Al principio no quise dar crédito a lo que veía. Sentado en su silla, con la cabeza yacente sobre su mesa de trabajo, estaba Ahmud. Muerto. Lo habían descubierto hacía una media hora. Al principio creyeron que dor­ mía. Su mano izquierda, crispada, se apoyaba so­ bre un despertador que en ese momento se ha-

,,,,,

EL EXTRANO CASO DEL

VIEJO RELOJERO bía echado a sonar, haciéndole temblar los de­ dos yertos. Un escalofrío me sacudió. Procuré contenerme e interrogar a lo3 circunstant-es. Su­ pe por Micaela que el despertador era del her­ mano de Ahmud. Sus agujas marcaban las once. lo que indicaba que andaba perfectamente. To­ davía no había llegado la policía. El cuarto es­ taba cm orden. Fuera de los múlti¡:;les relojes, sólo había un pocillo, al parecer de té, a medio beber, descansando rnbre el paño verde de las composturas. Había también instrumentos ópti­ cos, pero ningún reciipiente. Los relojes marca­ ban diferente3 horas. Miré el que contenía el co­ fre. Su ¡:éndulo de cucú se balanceaba con len­ titud. Sus agujas señalaban las diez y cuarto.

Había que proceder con rapidez. Como yo no CENT HA L

O

33

tenía autorización, no me permitieron tocar el cadáver. Insistí en retirar un poco de té del poci­ llo. Sólo doña Tula, la madre de Micaela, aso­ mándose desde el altillo del tercer piso en que vivía aislada con los suyos, intercedía por mí, quebrando su parquedad habitual , cercana al mu· tismo. En realidad, ella sabía que yo colaboraba con la policía. Al final, accedieron. Me hice de una jeringa y una probeta. Retiré unas gotas.

Apenas había traspuesto la puerta de calle, en­ traron dos policías . Con ellos venía Selim. her­ mano del muerto, pálido y gesticulante.

En la farmacia me confirmaron lo que suponía.

Era un veneno muy potente, trasmjsible por cualquier vía. Su acción directa era rapidísima, ;ero sorbido en infusión se tornaba muy lento, terrible, reflejando sus efectos en una parálisis progresiva de varias horas. En pequeñas dosis se usaba cerno raticida. Pregunté si alguien de la casa lo había comprado en esos días. Sin va­ cilar, el chico del farmacéutico me informó que lo habían adquirido varios vecinos de la planta baja, que estaba plagada de ratas. Los inquili­ nos vivían allí, hacinados en cuchitriles sin luz.

Me quedé en la escalera, aguardando los acon­ tecimientos. Micaela se me acercó tímidamente.

1Era una niña delgadita, de unos diez años, que ¡:.asaba las mañanas enteras contemplando los relojes de Ahmud. A veces yo le traía al guna go­ losina, cuando iba a visitar a mi desdichado ami­ go. Le pregunté por qué estaba tan pálida. Lue­ go de una pausa, respondió en un susurro: -Anoche me desvelé y no pude dormir. Ten· go un sueño muy liviano. Creí sentir ruidos aba­ jo. No sé qué hora sería. En la oscuridad escu­ ché tres veces que el reloj de casa daba la me­ dia hora. Mamá descansaba a mi lado. Esta ma­ ñana temprano, mamita comentaba con todos que había sentido ruidos abajo, a eso de las tres de la madrugada , como de alguien que subió y bajó rápidamente. Cuanto notaron que yo escu­ chaba, mamá me llevó aparte y me dijo que no tenía por qué ¡:.reocu¡:.arme, pues ya todo lo arre­ glaría la policía.

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•

CENTRAL

La rnna sufría por su am·go muerto. Le agra­ decí su buena voluntad, mientras seguía con la vista a un policía que había ido en ese momento a la farmacia. Luego, en el vestíbulo, a grandes voces, comenzó a llamar por fórmula a presun­ tos implicados. Algunos habían ido a trabajar.

Varios de los restantes reconocieron haber com­ prado el veneno, pero negaron saber nada. En eso, alguien llamó de arriba. Corrí por las esca­ leras. En el vano de la puerta, otro agente sos­ tenía el reloj, que. con su mecanismo de cucú, acababa de abrir las portezuelas. El cofre que yo había visto había desaparecido. Las maneci­ llas marcaban las doce.

Recurrí al portero. Desde las nueve y media de la noche, hora en que había acabado de cenar, sélo había visto entrar a Selim, a eso de las diez.

Luego de ¡:ermanecer breves minutos en el cuar­ te, con su hermano, había ganado la calle. Poca gente había estado esa tarde con Ahmud, y to­ dos habían partido antes de la noche. Me sentí r,erplejo. Los interrogatorios seguían. Don Sa­ bas, el de la pieza del frente, era asediado en ese momento. Había sido visto por alguien, ron­ dando la habitación del muerto, a eso de las siete de la tarde. El también tenía veneno en su cuarto. Explicó que lo usaban en la fábrica de la esquina, contra las ratas. Así lo confirmó el sereno de arriba. Fuí a la fábrica, ¡:ara ver si era cierto. Los encargados lo atestiguaron. Pre­ gunté horarios. Coincidían con los que me habían manifestado los inquilinos que trabajaban allá.

De cinco a doce y de doce a siete, en turnos corridos. El sereno tenía mayor número de ho­ ras, pero todos sabían que dormitaba la ma.yor parte de ellas: le bastaba con marcar su entra­ da, a eso de las nueve de la noche, y la recorri­ da, a las tres de la mañana. Nadie babia faltado en esos días . Todo parecía confabularse contrn cualqu;er deducción.

Al volver a la casa, noté que una viejecita, do­ ña Asunción, procuraba acercarse al corpulento agente que guardaba la puerta. Ella sabía algo.

Costó bastante que explicara que también había oído pasos en la escalera. Habían subido y ba­ jado. Cuando le preguntaron a qué hora, vaciló. ¡ Sus noches de insomnio eran tan largas e igua­ les! Luego, como quien recuerda de pronto, agre­ g ó: -Serían las tres de la mañana ...

Esa misma tarde pude conocer el informe del médico forense: muerte por envenenamiento de la sustancia que contenía la taza. Se señalaba, empero, que mi pobre amigo debía haber bebido una gran cantidad, dada la elevada saturación que presentaba el cuerpo y, en particular,

el

torrente sanguíneo.

De nada parecían valerle a Selim sus decla­ raciones de inocencia. Pudo probar todos sus pasos durante la noche anterior, pero se vió obligado a confesar que había visitado bre-ve­ mente a su hermano a la hora indicada por el portero. Con todo, se enfureció cuando le habla­ ron de 1_:ocillos de té y de relojes de cucú. In­ sistía en que sólo había ido a hacer componer su despertador. Pero la policía sabía que dos días antes había venido a retirarlo, ya arreglado.

Su e:xcusa de que la campanilla apenas sonaba ni siquiera fué considerada hábil. Si no se acep­ taba la teoría del suicidio, el caso parecía des­ tinado a cerrarse contra Selim.

No obstante, hice oir mi op:nión, y el criminal esta vez no escapó . ¿ Quién era el culpable? ¿ Quil fué lo que aduje?

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U. E. González. A. M. Louzán, R. N. Hcrnánde:< Y )f. )!ecozzi.

EL JlLBUM DEL

Esta magníricn forn1nción de básquetbol fu6 un:, de las primeras que no5 re· presentó -allú por el 11110 l 9H- en torne°" oficiales or¡:nnizndos por J n Asociación Bancaria Argentína d e Deportes.

La integraban cali. icndos jugadores, algunos el e primera dh·isión en aque. !la época. De pie: Mario Garcia, Cnrlos Bottini, Ri­ cnrdo G. Sánchcz. Ricardo C:1nabnl y Oscnr Zulucta.

Agachado.: Roclotro \'l· llar. Armando Montcagu· do. Héctor Ugarteche· y Tu I lo H. Pi ñcí ro.

El Rincón

de los Niños Carlos Luis A. Odiard

Marce:o Bernardo Fran'.::hino

El cuento que ofrece­ mos a nuestros pequeños amigoa está tomado de "La gaviota", novela de Femán Caballero, seudó­ t'.!imo de la insigne escri­ tora Cecilia Boh! de Fa­ ber (1796-1877). Nacida oro Sui�a. do madre anda­ luza. heredó de ella su amor p:,r España y por su literatura, que c'ultivó con ;¡racia y naturalidad.

ME DIO POLLITO

E

RASE una vez una hermosa gallina, que vivía muy hol­ gadamente en un cortijo, rodea­ da de su numerosa familia, en­ tre la cual se distinguía un pollo deforme y estropeado. Pues éste era justamente el que la madre quería más; que así hacen siem­ pre las madres. El tal monstruo había nacido de un huevo muy rechiquito. No era más que un pollo a medias. . . No tenía más que un ojo, un ala y una pata: y con todo e3o , tenía más humo:; que su padre, el cual era el gallo más gallardo, más valiente y más galán que había en todos los co­ rrales de veinte leguas a la re­ donda. Creíase el polluelo el Fé­ nix de su casta. Si los demás po­ llos se burlaban de él, pensaba que era por envidia o de rabia,

Be::itríz

M?onor

Franchino

por el poco caso que de ellos hacía.

Un día Je dijo a su madre: -Oig2. usted, madre. El cam­ po me fastidia. Me he propuesto ir a la corte; quiero ver al rey y a la reina.

La pobre mujer se echó a tem­ blar al oír aquellas palabras.

-Hi:o, exclamó, ¿quién te ha metido en la cabeza semejante desatino? Tu padre no salió j a­ más de su tierra, y ha sido la honra de su casta. ¿Dónde en­ contrarás un corral como el que tienes? ¿Dónde un alimento más sano ¡y abundante, un gallinero tan abrigado cerca del andén, una familia que más te quiera... ?

¿No te ves con una pata y con un. oio do menos?

-Puede ser (dijo Medio-polli­ to con la cresta encendida como la grana), puede ser que encuen­ tre un cirujano diestro, que me ponga los miembros que me fal­ tan. Conque no hay remedio; me marcho.

Cuando la pobre m�dre v10 º que no había forma de d suadirle de su intento, le dijo: -Escucha a lo menos, hijo mío, los consejos prudentes de una buena madre. Procura no pasar por las iglesias donde está la imageP.. de San {Pedro. El Santo no es muy aficionado a los gallos, y mucho menos a su canto. Huye· de ciertos hombres que ha¡y en ef mundo, llamados cocineros, los­ e u a 1 e s son enemigos mortales nuestros, y nos tuercen el cuello­ en un santiamén. Y ahora, hijo­ mío, Dios te guíe y San Rafael bendito, que es abogado de los: caminantes. Anda, y pídele a tu padre su bendición.

Medio-pollito se acercó al res­ petable autor de sus días, bajó la cabeza para besarle la pata y le pidió la bendición. El venerable­ gallo se la dió con más dignidad que ternura, porque no le quería, en vista de su carácter díscolo.­ La madre se enterneció, en tér­ minos de tener que enjugarse las lágrimas con una ho�a seca.

Medio-pollito salió, batió e[ ala y cantó tres veces, en señal de despedida. Al llegar a las oriC ENTRA L

o

37

Has de un arroyo casi seco, por­ que era verano, se encontró con que el escaso hilo de agua se ha­ llaba detenido por unas ramas.

El arroyo, al ver al caminante, le: dijo: -Ya ves, amigo, qué débil es­ toy: apenas puedo dar un paso; ni tengo fuerzas bastantes para empujar esas ramillas incómo­ das, que embarazan mi senda.

Tampoco puedo dar un rodeo pa­ ra evitarlas, porque me fatigaría demas:ado. Tú puedes fácilmen­ te sacarme de este apuro, apar­ tándolas con tu pico. En cambio no sólo puedes apaciguar tu sed en mi corriente, sino contar con mis servicios cuando el agua del cielo haiya r e s t a b 1 e c i d o mis fuerzas.

El pollito le respondió: -Puedo, pero no q u i e r o. ¿Acaso tengo yo cara de criado de arroyos pobres y sucios?

-;Ya te acordarás de mí cuando menos lo pienses! -murmu­ ró con voz debilitada el arroyo.

-¡(Pues no te faltaba más!­ dijo Medio-pollito con socarrone­ ría: no parece sino que te has sacado la lotería, o que cuentas de s€guro con las aguas del di­ luvio.

Un poco más lejos encontr:> al viento, que estaba tendido, y ca­ si exánime en el suelo.

-Querido Med:o-pollito, le di­ jo; en este mundo todos tenemos nEcesidad unos de otros. Acérca­ te y mírame. ¿ Ves cómo me ha ¡:uesto el calor del estío; a mí, tan fuerte, tan poderoso; a mí, que levanto las olas, que arraso los campos, que no hallo resis­ tencia a mi empuje? Este día de canícula me ha matado; me dor­ mí embriagado en la fragancia de las flores con que jugaba, y aquí me tienes desfallecido. Si tú quisieras levantarme dos dedos del suelo con el pico, y abanicar­ me con tu ala, con esto tendría bastante para tomar vuelo, y d:­ rigirme a mi caverna, donde mi madre y mis hermanas, las tor­ mentas, se emplean en remendar unas nubes viejas que yo desga­ rré. Allí me darán unas sopitas, y cobraré nuevos bríos.

-Caballero, respondió el mal38

•

CENT H ,\ 1,

vado pollito: muchas veces se ha divertido usted conmigo, empu­ jándome por detrás, y abriéndo­ me la cola como abanico, para que se mofaran de mí todos los que me veían. No, amigo; a cada puerco le llega su San Martín; hasta más ver, señor farsante.

Esto di;o, cantó tres veces con voz clara y, pavoneándose muy hueco, siguió su camino.

En medio de un campo segado, al que habían pegado fuego los labradores, se alzaba una colum­ ni ta de humo. Medio-pollito se acercó y vió una chispa diminu­ ta, que se iba apagando por ins­ tantes entre las cenizas.

-Amado Medio-pollito, le dijo la chispa. al verle: a buena. hora vienes para salvarme la vida. Por falta de alimento estoy en e). úl� timo trance. No sé dónde se ha metido mi primo el viento, que es quien siempre me so:::orre en es­ tos lances. Tráeme unas pajitas para reanimarme.

-¿ Qué tengo yo que ver? le contestó el pollito. Revienta si te da gana; que maldita la falta que me haces.

-¿ Quién sabe si te haré falta algún día? repuso la chispa. Na­ die puede decir de esta agua no beberé.

-¡Hola!, dijo el perverso ani-

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mal. ¿Conque todavía amenazas? ¡Pues tómate ésa!

Y diciendo esto, le cubrió de cenizas; tras de lo cual se puso a cantar, según su costumbre, co­ mo si hubiera hecho una gran ha­ zaña.

Medio-pollito llegó a la capital; pasó por delante de la iglesia, que le dijeron era la de San Pedro; se puso enfrente de la puerta, y al!í se desgañitó cantando, no más que por hacer rabiar al San­ to, y tener el gusto de desobe­ decer é'. su. madre.

Al acer.carse a palac:o, donde qu:so entrar para ver al Rey a la :Reina, los centinelas le gritaron: "¡Atrás!". Entonces dió la vuelta y penetró por una puerta trase­ ra en una pieza muy grande, donde vió entrar y salir mucha gente. Preguntó quiénes eran, y supo que eran los cocineros de Su Majestad. En lugar de huir, como se •lo habia prevenido su madre, cntr>Ó mu¡y erguido de cresta y cola; pero uno de ellos le echó el guante, y le torció el pescuezo en un abrir y cerrar de ojos.

6 ALMIDON COLMAN La plancha vuela con

-Vamos, dijo, venga agua para desplumar a este penitente.

-¡Agua, mi querida Doña Cristalina! dijo el pollito, hazme el favor de no escaldarme. ¡Ten piedad de mí!

-¿La tuviste tú de mí, cuan­ do te pedí socorro, malcriado? le respondió el agua, hirviendo de cólera; y le inundó de arriba aba­ jo, mientras los cocineros le de­ : aban sin una pluma para el re­ medio.

Un cocinero, entonces, agarró a Me::l.io-pollito, y le puso en el asador.

-Fuego, brillante fuego! gri­ tó el infeliz. Tú, que eres tan po­ deroso y tan resplandeciente, duélete de mi situación; reprime tu ardor, apaga tus llamas, no me quemes.

-Bribonazo! respondió el fue­ go: ¿ cómo tienes valor para acu­ dir a mí, después <le haberme ahogado, bajo el pretexto de no necesitar nunca de mis auxilios?

Acércate, y verás lo que es bueno.

Y en efecto, no se contentó con dorarle, sino que le abrasó hasta ponerle como un :carbón.

Cuando el cocinero le vió en tal estado, le agarró por la pata, y le tiró por la ventana. Entonces el viento se apoderó de él.

-Viento, gritó Medio-pollito, mi querido, mi venerab!c vien­ to, tú, que reinas sobre todo, y a nadie obedeces, poderoso entre los poderosos, ten compasión de mí, déjame tranquilo en ese mon­ tóP. do estiércol.

-¡Dejarte!, rugió el viento arrebatándole en un torbellino, ry volteándole en el aire como un trompo; no en mis días.

El viento depositó a Medio-po­ llito en lo alto de un campanario.

San Pedro extendió la mano, y lo clavó allí de firme. Desde enton­ ces ocupa aquel puesto, negro, flaco y desplumado, azotado por la lluvia, y empujado por el vien­ to, del que gaarda siempre la co­ la. Ya no se llama Medio-pollito, sino veleta; pero sépanse ustedes que allí está· pagando sus culpas y pecados, su desobediencia, su crgullo y su maldad.

PICASSO S. A. AVENIDA ROQUE SAENZ PEÑA 615 1

BUENOS AIRES

CENTRAL

•

39

CON UN D

ACIA rato que queríamos c'.1arlar con Raúl Torres Viñas. Empeñados en la empresa de dar a nuestro Club todo el im1;mlso que requiere, sentíamos el deseo de confortarnos con algu ien que, desde los al­ bores de tal iniciativa, no había retaceado su entusiasmo generoso. Cuando lo tuvi­ mos a nuestro alcance, en la mesa común de largas pláticas, no nos costó demasiado llevarlo al tema de los recuerdos, para que, con su palabra pausada, entre bocanadas de la infaltable piipa, nos hiciera desfilar por la imagi­ nación horas felices que han ide> insinuando, cimentando y justi­ ficando la necesidad del Club.

Le preguntamos por sus pre-

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El "rancho'' de los pescadores. Las cañas so� custodiadas con celo ejemplar. ¡Valen 70.000 pesos!

* Aquí aparece Torres Viñas en la (:,poca en que dirigía. al destacado conjunto de nada­ dores del Banco. La nota gráfica corresponde a ur. torneo interbancario y en ella puede verse a C. Maff<mi, H. del Arbol, M. Giacosa e l. Guiguez

*

CUMPLIDO

VE

'i'orreJ Viñas integrando · el conjunto de tiradores del V. C. R. A. Lo acomlpañ.an: Camilo S. Mondelo, lsberto M. Checchi, Héctor L. Fraqu.elli, Roberto Albino y A. G. Mella

ferencias en cuanto a la prácti­ ca de deportes. Sonríe.

-Depende de las épocas -nos dice-. Pero no crean que se tra­ ta de falta de constancia, sino de "tabas". En mis años de inicia­ ción, anduve trenzado en cuanto deporte había. Empecé por equi­ tación, para luego interesarme por el fútbol, la natación, el rug­ by, el remo, el hurling...

-¿El hurling?

-Sí. Es un viejo juego irlandés , que ha dado origen al hoc­ key. Aquí se practicó bastante, pero hubo de suspenderse porque no se importaban los "hurley sticks", o palos, similares a los de hockey, pero más cortos, para ser manejados también con la mano izquierda.

-¿Cómo se juega?

-Los equipos se componen de quince jugadores. El objeto es, como en el hockey, marcar los tantos con la "slitter" o pelota, que puede ser tomada con la mano, pero jugada sólo con el palo. Con todo, cuando el juego está trabado, también puede impulsarse con los pies. Lo· prac­ ticábamos en Gimnasia y Esgrima. Se necesita un f:eld bastante amplio, de 150 yardas por 84, con marcas especiales a las 21, 50 y 75 ,yardas de cada lado. Como ven, no so puede improvisar.

De allí nada me costó saltar al hockey. Al mis­ mo tiempo jugaba baseball y, menos intensa­ mente, basquet y pelota a paleta.

* Ejemplar de dorado de 18 kilos, pescado 'por Tones Viñas

-¿Algún recuerdo vinculado al Banco?

-¡Tantos.. . ! Muchos, unidos a personas que ya no están en la casa .. . Pero entre los que continúan, ¿quiénes olvidarán ;quellas reunio­ nes heroicas, allá por 1937, cuando hacíamos en­ trenamiento de atletismo en el viejo campo de deportes de la Y.M.CJA., el de Paseo Colón e In­ dependencia? Ya se hablaba de fundar el Club, y, especialmente en Títulos había gran entusias­ mo ...

-¿Algún nombre?

-Bastaría c:tar el de los integrantes del primer equipo de rugby formado en el Banco, el "Patoruzú", que actuó por 1938 en la Liga Ca­ tólica. Yo jugaba en tercera línea. Por allí anda­ ban entreverados Castellanos Nocetti Ha-yes Bravo, Gago. . . y muchos m�s. Algun�s ahor� pienan canas y no podrían resistir una corrida, . ..

Luego, en 1943, nos reuníamos en el frontón del Euskal-Jai. Con Horacio Manghi, Cuadrado y An­ geleri formábamos el cuarteto infaltable... y no quiero decir imbatible para que no se ofendan Martínez, tEvangelista y otros que tamb:én ha­ cían punta por allí.

-¿Algún premio, por entonces?

-El primero que obtuve lo gané en tiro, en 1945. Se trataba de un concurso interno del Ban­ co. Lo recuerdo con cariño, ,;orque tiene para mí ribetes singulares, pues actué enyesado...

Torres Viñas ha::e un gesto que interpretamos

Con

un

Cumplido

Deportista

como de nostalgia, paladea su pipa y de pronto una sonrisa ilumina su rostro inconfuidible, ese rostro sin edad de "viejito más joven del mun­ do".

-Me acuerdo en este momento de un episo­ dio gracioso, que pudo ser trágico. Hace unos años estábamos ensa,yando para formar el equi­ po de hockey, ¡:ues debíamos jugar contra Co­ rreos y Comunicaciones. Aubert superv;saba. En eso, Loredo apoya el palo en el suelo. Yo tiro, la pelota viene rasante, le suba por el mango y el cuerpo hasta la cabeza y lo deja "K. O.". Fe­ lizmente, allí no pasó nada, sah·o el soberano susto de todo el mundo.

-¿Y ahora?

-No me he llamado todavía a cuarteles de invierno. Creo que tengo tabaco para rato -di­ ce, mirando su pipa-. Continúo ron deporte3 pacíficos, como el tiro. Allí no :,e perdido el pulso.

-Vaya si es cierto. ¡Que lo digan los compe­ tidores de los últimos concursos! ¡Qué forma de acaparar premios!

El cambia de tema. Nos habla de los clubes a los que está vinculado: Pucará, Gimnas:a y Es­ grima, Buenos Aires Rowing Club y Pique Club.

-Con los muchachos del Pique -un club de pesca, de reuniones casi íntimas-, por agosto de 1952, en una camioneta con acoplado y un jeep, fuimos hasta Paso de la Patria, en Corrien­ tes, lugar famoso por sus dorados. Ese tipo de deporte es apasionante. A veces la lucha es bra­ va. El dorado cansa frecuentemente a su "doma­ dor". Llega a resistirse hasta media hora. El pes­ cador de ley no lo saca hasta que el pez se en­ trega. En esa ocasión obtuvimos piezas enormes.

No nos extraña. Nuestro amigo conoce todos los "trucos" de la pesca. Por lo demás, posee una muy valiosa colección de cañas inglesas, quo le ,_:ermiten sacar piezas desde 200 gramos (ca­ ñas sumamente flexibles, de €5 grs. de peso), hasta pece.s de cien kilos. Pero sus inclinacione.s de "amateur" no se detienen allí. Posee armas antiguas y una interesante colección de pipas.

Sus amigos , que le conocen ese "lado flaco", lo alientan.

-Una de las últimas pipas de la serie me la trajo Panno , el joven campeón de ajedrez -nos dice-. La compró en Holanda, por sugestión del colega Broggi. Es una pieza que yo aprecio mu­ cho.

Torres Viñas sonríe satisfecho. Fiel cultor de la amistad, cumplido deportista y caballero, ha puesto lo mejor de si sosegadamente. en este ideal que t:ene hondas raíces y que se vuelca ín­ tegro en el fomento de las actividades de nues­ tro Club . Su experiencia y su entusiasmo se aúnan para impulsarnos con la acción y el ejem­ plo.

12

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C' E :\' T R .\ L

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1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 BANCO HOLANDÉS UNIPO 1 1 ..J1 L Tradic.ión Bancaria fvfundial

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1 AERONAUTICJ\

DEPORTIVA

Se inicia hoy una serie de artículos destina· dos a divulgar temas aeronáuticos en general, preferentemente deportivos, con la intención de acercar a la familia bancaria al eonocimiento u la prck,!ica de los deportes aéreos y de contri­ buir a orear 'lo que ha dado en llamarse "con­ ciencia aeron<it.4�ca". No es "]Y-1,rcialidad o exagercn;ió,i los que nos lleva a decir que pro­ pugnamos una 1conoiencia aeronáutica; sólo de­ seamos contribuir co1i ello a la difusión de las cie1icias que, como l.a de la aviación, aportan a la humanidad 'los elementos necesarios para /.a consecución de una vida mejor.

E

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L hombre evidenció siempre, entre sus ansias de superación, :.J la de invadir y llegar a dominar los elementos que lo rodean.

Según la mitología, estando Dédalo y su hijo Icaro en Creta, el rey de este país los encerró en el laberinto que el primero, gran escultor, había construido. Dédalo fabricó dos ¡pares de alas de cera con plumas que le permitieron escapar volando por sobre los muros. Así Dédalo llegó a Sicilia, pero Icaro, deseoso de ir más alto, pagó con la vida su osadía cuando el calor del sol der,ritió sus alas. La caída de !caro, que recuerda las de Faetón, Hefestos y Belerofonte, parece tener la misma significación que la de éstos.

También podemos recordar como mitológico vehículo aéreo a Pe­ gaso, el caballo alado que su1'gió de una , ifuente.

Leonardo da Vinci, entre sus múltiples ocur•i-encias, se inter­ nó en Jas especulaciones aerodinámicas y nos legó los p!anos de una máquina volante de alas batientes. La idea era muy avanza­ da para esa época (siglo XV) y si bien hoy se descartaría en con­ junto, no resulta descabellada como de::;lizador o p'.aneador, con algunas modificaciones.

El señor José Manuel Roca. co­ leoa del B.C.R.A.. es un enamo­ rado de la aviación. Posee su breve! de piloto de vlaneadores.

P o r

1

J O S E

M A N U E L

R O C A

El autor de es!e articulo con César A. Ramos, otro colega del B. C. R. A. pilotc> civil y de planeadores No olvidemos la creación fantástica de Cervantes: su caballo Clavileño, que llevaba por los aires a los dos per­ sonajes más famosos de la literatura hispana y les hacía ver la tierra como un "grano de mostaza".

En el siglo XVUI los h e r m a n o s Montgolfier realizaron el sueño de elevarse al espacio con globos lle­ nos de ai,-e caliente. Los primeros "tripulantes" de estos globos, conoci­ dos con el nombre de Montgo1fieras, fueron tres animales domésticos.

A fines del siglo XIX, Otto Lilien­ thal voló por primera vez en máqui­ nas más pesadas que el aire. Después de realizar más de 1.400 planeos con unas alas de perfil parecido a las de las modernas aeronaves, que compen­ saban con su propio cuerpo, pagó con su vida al estrellarse. Su obra .Y sus anotaciones quedaron pa,ra la posteri­ dad y fueron sumamente útiles. Opor­ tunamente nos ocuparemos de su des­ cubrimiento.

Desde principios del siglo actual, los aviones, planeadores y helicópteros hi­ cieron realidad la quimera de los vi­ sionarios del espacio. No falta hoy quien dude de la cordura de los que vaticinan viajes interplaneta-rios. La historia se repite, pero ello no obsta para qi.:e se siga ade!ante. Aun en los Estados Unidos se necesitaron cinco años para que los diarios aceptaran que los hermanos Wright hab:an volado.

Ningún cronista quiso asistir siquiera a los experimentos. Tampoco los nume­ rosos testigos pudie•rnn aportar su in­ formación. Sólo en septiembre de 1908, cinco años despué3 del primer vuelo, el ejército solicitó una demostración. !En verdad, la práctica del vuelo en máquinas más pesadas que el aire y

Planeador Gruncm Baby decolan­ do en Tandil

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no en globos comenzó exitosamnle con LiEenthal y fueron los h e rm ano s Wright sus más grandes paladines.

Uno de éstos, Orville Wright, tuvo la dicha, durante la última gueirra mun­ dial. de ver salir aviones por miles de su fábrica de Patterson, en Estados Unidos. Orville y Wilbur Wright vo!a­ ron por primera vez en América con los mismcs principios que hoy se uti­ lizan. La zona desértica de Kitly Hawk, frente al Atlántico, Jué el esce­ nai·io de sus vuelos.

El desarrollo prodigios"O de la aero­ náutica es impre�ionante y no admite parangón con casi ninguna otra cien­ cia moderna. Prácticamente no hay ya lugar del globo terrestre que no haya sido sobrevolado ..Un mapa que com­ prenda todas las líneas aéreas regula­ <res. sin incluir otros vueles, es una red increíblemente cerrada sobre al­ gunos puntos y con muy pocos clar·os.

Millcnes de habitantes del mundo vi­ ven de la aviación que, por otra par­ te, ya dejó atrás su etapa experimen­ tal para ocupa>r un lugar de privilegio entre las herramientas más útiles creadas pcr el hombre.

A menudo nos encontramos con personas que nos dicen que "la avia­ ción es peligrosa··; ",yo no volaría ni aunque me pagasen"; "ni muerto me llevan en avión"'; " ¡ cuántos accider.­ tes!"'. Sería injusto de nuestra parte tratar de miedosas a esas p€'l"Sonas, aunque a veces, algo de ew hay. En verdad la responsabilidad por esta re­ sistencia pasiva al progreso se divid2 en tres partes que son: 1) demasiada cordura, 2) ignorancia, y 3) miedo.

Pcr si entre los lectores hubiera al­ gún "cont,ra" de la aviación voy a ex­ plicar est-os tres conceptos antes que nos manden alguna respuesta contun­ dente a la revista. Por "demasiada cordura". me refiero precisamente a la falta de locura, al pesimismo, a la fal­ ta de conciencia progresista, de acti­ tud amplia hacia cualquier eviden::ia

El genio ex·raordinario de Leon:irdo da Vinci previó y desarrolló ,m dibujos, la concepción mecánica de uri aparato pa.ra surcar el espacio en vuelo

i

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de conocimientos prácticos que nos ca­ ncteriza e impide que nos realicemos más plenamente, obligándonos a lla­ mar a un especialista cada vez que se nos cae un cuadro del living, se nos hernia un libro, o se nos sale un bo­ tón del saco. En los programas de los establecimientos de enseñanza media y secundaria se incluyen elementos de física, química, higiene y otras cien­ cias, pero. si bien no es en esas casas de estudio donde se cbtienen sólidos cono · cimientos té:nicos se p o d ria n agregar para estímulo de las mentes Los hermanos Montgolfier, que en el siglo XV/ll realizaron el sueño de elevarse con globo3 llenos de aire

revolucionaria de la técnica; me re­ fiero a los que prefieren cortarse y rasparse la cara con hojitas de afe:­ tar y navajas porque las máquinas e 1 éctricas "no sirven", o "patean" y son "muy peligrosas"; o los que se sa­ crifican por tener en sus casas un m u s e o (también llamado comedo�·) donde todo brilla ,Y nada se usa ni cuando vienen visitas por temor a en­ suciar o manchar los muebles. Parece absurdo. pero el mundo sufre tremen­ damente por esta cordura, y la actitud general hacia la vida se advierte en detal'.es como los nombrados. El mun­ do moderno ne:esita de muchos locos.

No me animo a nombrar a los que ya aportaron su contribución porque se­ ría injusto que olvidase a alguno.

Al decir "ignorancia" no deseo ofen­ der a nadie. sino reterirme a la falta

Otto Lilientha!, uno de los gra11des precursores y pilar de la aeronáutica. de la era moderna

CENT R.-\ L

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·15

Los he:nianos Wilbur y Orville Wright. dos de lo; más grandes paladines de la aviación. que volaron por primera vez en A::1é­ rica con los mis:nos princi­ pios que hoy se utilizan.

La zona desé:tica de Kitty Hawks fué eJcenario de su hazaña

jóvenes 11'.guncs conocimientos sobre el principio del funcionamiento de mu­ chos e'.ementos que nos rodean, como calefones, automóvi!es , ventiladores. etc., sin ampl:ar los ,programas que ,va incluyen dichos detalles, aunque sin ncmbrarlos. En los colegios aprende­ mos mucho que no sabemos usar .Y pronto olvidamos. Dijo Charles Lind­ bergh que "los azares de la aviación $e abultan en la noche de la ignoran­ cia y se empequeñecen con el alba del ccnocimiento".

El último punto, "miedo", se rela­ -ciona íntimamente con el segundo, ya que generalmente la igncrancia o la fal­ ta de conccimiento dan lugar a aquél, y, ¿por qué no decirlo?, también a la imprudente temeridad. El ccnejo que en la selva escapa del león no lo h�ce por miedo sino porque sabe lo que Je espera si ccmete la tontería de enfren­ tar al terrible enemigo. En general. siempre tememos lo desconocido hasta que lo conocemos. A veces un gurru­ mín de vez gruesa nos inspira temor por teléfon·o, pero, al conocerlo, el te­ mor se nos convierte en risa.

No quiero seguir p,,ctestando sin predicar ccn el ejemp'.o, y para ello voy a intentar exponer una clasifica­ ción general de las actividades aéreas fundamentales.

* 46

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CENTRAL

Atendiendo a princ1p1os científicos e h i s t ó r i e os debemos considerar des g,�andes divisiones de máquinas vo­ lantes: l. máquinas volantes más livianas que el aire o aeróstatos; II. máquinas volantes más pesadas que el aire o aerodinos; I. - Aeróstatos: se trata de les glcbos aerostáticos y dirigib!es de to­ dos los tipos que, poi· tener un depó­ sito con capacidad para suficiente can­ tidad de un gas muy liviano. tal c:mo el hidrógeno, helio, aire caHente u otros, se elevan en virtud de la dife­ rencia de peses resultante3. En las for mas desarrolladas hasta el presen­ te no resultan e'.ementos prácticos. pe­ ro con�tituyeron en su hora el ¡:·:·imcr medio real de separarse del suelo. En nuestro país, la primera institu:ión aeronáutica, el Aero Club ;\rgentino, comenzó su actividad con globos ae­ rostáticcs el 13 de ene•ro de 1908 y e! primer cruce de los Andes lo e�ectua­ ron el ingeniero Eduardo Bradley y el actual brigadier general Angel María Zuloaga el 24 de junio de 1916. Los dirigibles, globos rígidos impulsados pcr motores, desperta1"on gran curiosi­ dad en su época y tuvimos oportuni­ dad de ver uno en Buenos Aires en 1934, pero no prosperaron.

Planeador austríaco Superspalz U. - Aerodinos: son máquinas ca­ paces de volar o mantenerse en el aire por medio del aprovechamiento de la resistencia de ese aire sobre perfiles con­ venientes del movimiento real o rela­ tivo. Comprenden los aviones en ge­ neral, los planeadores o aviones sin motor, helicópteros y autogiros, pro­ yectiles dirigidos y cualquier otra má­ quina que se invente ,Y responda a las especificaciones del párrafo anterior.

En los aviones y planeadores, el motor o una descomposición de la fuerza de

impera un clima de trabajo ,Y de es­ trecha camaradería. e) Paracaidismo: se practica gene­ �·almente en los mismos aeroclubes desde avionet:1s y cuenta con bastan­ tes cultores en el país. Es interesante destacar que la mayor parte de los

gravedad imprime un movimiento de avance que genera sobre las alas l a i:ustentación necesaria. En los helicóp­ teros, o aviones de ala circula'!", la v2locidad re!ativa de las palas de la hélice se cbtiene por rotación de esta última.

Las actividades aerodeportivas ac­ tuales se agrupan de la siguiente ma­ nera, de acuerdo con las distintas de­ nominaciones: a) Aviación civil o a v i a e i ó n con motor; b) volovelismo, velivolismo, aviación S!n motor, vuelo a vela o vuelo en planeador; c) paracaidismo; d) aer-::modelismo.

Dentro de estas actividades y tam­ b:én al margen de ellas se 'l"ealizan siempre experimentos muy variados, algunos de los cuales van incorporan­ do especialidades a la categoría más :apropiada. Como ejemplo pueden n-om­ brarse las "puleas del cielo" o peque­ ñas avionetas con un novedoso siste­ ma de comando, que originariamente se fabricaban en forma clandestina en Francia y ho y se conccen en todo el mundo. Un piloto argentino, J u a n B. Churrout, tuv-o un accidente en Francia m'entras conducia un "pcu du cie:" con derivaciones imprevistas por :haber caído sobre una vaca campeona que en vida se llamara Valentina, cu­ yo dueño era bastante irascible y co­ rrió "al asesino" con una guadaña. a) La aviación civil o aviación con motor se practica con máquinas de turismo o avionetas de potencia ,;·edu­ dda, en aeroclubes o escuelas de vuelo que en nuestro país son fiscalizadas por el Ministerio de Aeronáutica. Hay muchcs aeroclubes en el país y sus máquinas de escuela para alumnos· -pilotos argentinos son de propiedad estatal. Los alumnos exfranjeros de-

!:en utilizar aviones de propiedad pri­ vada. Existe intensa actividad en todo el país y se efectúan numerosas nave­ gaciones o viajes a luga'fes distantes.

Son frecuentes los festivales y las ca­ rreras aéreas en que se exhil:en las habilidades de los pilotos civiles, en­ tre los que no falta el elemento fe:ne­ nino. b) El volovelismo se practica en les -¿Así que no sos piloto? ¡Qué macana/ 'Y:o tampoco ...

-........-.·�.

' ·óori.

clul:es de planeadores con máquinas de distintos tipos, gimeralmente cons­ truidas, o por lo menos armadas, por los mismos volovelistas. La Argentina posee algunas marcas que sobrepasan los 400 kilómetros de distancia y los 5.000 met,ros de altura, y el piloto ar­ gentino José Cuadrado resultó cam­ peón mundial de distancia libre en el concurso recientemente finalizado en Francia. También esta actividad es fiscalizada por el Ministerio de Aero­ náutica. En los clubes de planeadores

Cho. ¿hacemo:; olro looping?

paracaidi.stas no son pilotos, ya que la mayoría de éstos prefieren aterriz!lr con aviones. d) Aeromodelismo: esta actividad se realiza ccn moaelos de aviones, pla­ neadores o helicópteros confeccionados en semiescalas que vuelan por princi­ pios similares a los de las máquinas que imitan. Oportunamente hablare­ mos detalladamente de estas activida­ des que tienen carácter formativo y constituyen el primer paso en la edu­ cación de los futuros hombres del aire.

El plan ideal del:e iniciarse con el aeromodelismo, seguir con volovelis­ mo y llegar por fin a la aviación con mote'!". Los aficior.!\d0!i :::-¡;cntinos han conquistado triunfos mu,v signi.ficati­ vos dentro y fuera del ,país, lo que habla elocuentemente de sus aptitudes. !En ,general, a -pesar de las dificulta­ des económicas creadas por el nivel de vida a que estamos acostumbrJ.dos y a la escasez de materiales, los depor­ tes aéreos son relativamente baratos en nuestro país y es cada d:a mayoi· el número de aspirantes.

En próxima ocasión explicaremos con el mayor cuidado posible los fun­ damentos científiccs en que se basa la aeronáutica, para mejor ilustrar acere!! las distintas facetas de la actividad aérea.

!'ENTRAL

o

47

NUESTRA CAPITAL El Cabildo en 1880

El autcT de esl:i colaboración es un colega que alte'rna sus tareas bancoTias c.on investigacicnes históricas. Graduad.o en el /11sti!uto Na­ cional del Profesorado Secundario. es 'f)'TO/ernr de la materia en la Es­ c.uela Industri!i/ de l.:i Na.ión No. 1. de Avellaneda.

L

POR

TEOBALDO H. RODRIGUEZ

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C E � T H .\ l.

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A ciudad de Buenos Aires fué fundada en 1536 por Pedro de Mendoza, aproximadamente dond0 está en la actualidad el Parque Lezama. La pequeña población estaba rodeada de una empa­ lizada exterior y sus habitantes vivían, en su casi totalidad, en chozas construidas de barro ry paja. Al poco tiempo, los indios las destruye­ ron en su mayor parte. Añ9s después, el reducto fué abandonado po;· los pocos pobladores que sobrevivieron.

En 1580 la fundó por segunda vez Juan de Garay un poco más al norte de donde fuera establecida por Mendoza, entre dos zanjones hoy désaparecidos. Garay hizo la distribución de las tierras deter­ minando la parte que debía servir para la ciudad, al igual que las que debían destinarse a las quintas, chacras y estancias.

Esta pequeña ciuda:l fundada a fines del siglo XVll fué cre­ ciendo con el transcurso de los años. Las descripciones de viajeros que estuvieron en Buenos Aires en el siglo XVII nos muestran los a d e 1 a n t o s alcanzados en esa época.

En el siglo XVIII se destaca la obra progresista del virrey Vértiz, quien se preocupó de em­ bellecer la ciudad. Para ello man­ dó empedrar algunas calles y co­ El Cabildo en locar pasos de piedra en las es­ 1829 quinas de las arterias de tierra. , Fundó el Teatro de la Comedia, .,� el Asilo de Mendigos, la Casa ¿e :.-� Niños Expósitos, estableció el alumbrado público e introdujo mucho� otros adelantos.

Luego de la Independencia, a pesar de las graves dificultades ele los primeros gobiernos pa­ trios, la ciudad siguió avanzan­ do. Merece destacarse la acción pogresista de Rivadavia duran­ te su ministerio en el gobierno de Martín Rodríguez. La obra €dilicia se señaló en todo senti­ do, se dictaron normas sobre co­ rridas de toros, disposiciones so­ bre edificación, trazado de calles :" ochavas en las esquinas. Se €stablecieron dos mercados de frutos, uno al oeste y otro al sud el& la ciudad. Se creó la Univer­ sidad y el Banco de Descuentos.

En la etapa de la organización nacional m e r e c e señalarse, en primer lugar, la acción dinámica del gobernador Pastor Obligado.

Durante su gobierno se dictaron leyes para la construcción del muelle de pasajeros del Puerto de Buenos Aires y para otros adelantos. Se inauguró así el fe­ rrocarril a Floresta y se inició la <:onstrucción del edificio de la Aduana.

Surge luego la obra inmensa de los presidentes Mitre y Sar­ miento. Durante el gobierno de este último sé crean numerosas escuelas, se inauguran los actua­ les jardines de Palermo, se pro-

F'achada posterior del Cabildo actual

yectan e intensifican las vías de comunicaciones, se renuevan in­ quietudes, problemas y proyec­ tos. No podemos pasar en silen­ cio la acción del intendente Tor­ cuato de Alvear. Hasta su época, buena parte de las calles conti­ nuaban sin pavimentar. Con las aguas acumuladas en tiempos de lluvias, se formaban verdaderos zanjones. Para corregir esta difi­ cultad, Alvear ordenó empedrar muchas calles, construyó la Ave­ nida de Mayo, mandó demoler la recova y arreglar las plazas, al­ gunas de las .cuales estaban en completo abandono. Se fundaron

hospitales y asilos y se me;oró el servicio de gas.

Resultaría sumamente extenso reseñar aquí la obra realizada por todos aquellos que pusieron su grano de arena para alcanzar la hermosa realidad de nuestra actual metrópoli, la mayor de habla castellana, cerebro y cora­ zón do Latinoamérica.

Amémosla por lo que fué y por lo que es. Colaboremos en su progreso edilicio y cultural, pues ella es para muchos de nosotros la "patria chica", ;y, para todos, espejo de la enorme pujanza del país.

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