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CLUB DEL PERSONAL DEL BANCO CENTRAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA Sociedad Clvíl con Personería Jurídica
AFILIADO A LA ASOCIACION BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES COMISION DIRECTIVA PRESIDENTE:
Sr. Jorge A. Garavaglia SECRET!tRIO:
VICEPRESIDENTE:
Sr. Héctor M. Iturralde
Sr. Alfredo M. Louzán
TESORERO:
PROSEORETARIO:
Sr. Jorge P. Cistoldi
Sr. Adolfo A. Beauvillard
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Sr. José C. Toribio VOCALES:
Sr. Aurelio Pellegrini Sr. Juan Ramilo Dr. Eduardo G. Antelo
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Sr. Avelino A. Femández
Sr. Osvaldo H. Frangi
TRIBUNAL DE
DISCIPLINA
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Sr. César A. Caprarulo VOCALES:
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REPRESENTANTES ANTE LA ASOCIACION BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES:
Titular: Sr. José V. R. Aubert Suplente: Sr. Teodoro A. Femández
COLABORACIONES VOLUNTARIAS
PUBLICIDAD Y CORRESONDENCIA
Las colaboraciones voluntarias a la revista se rán centralizadas por el señor Aníbal H. Pampín, Oficina 74, Manual 56, sexto piso del edificio de la calle San Martín 275, quien gustoso recibirá las su.gestiones e ideas constructivas tendientes a mejorar estas páginas.
En todos los aspectos relacionados eon la publicidad en esta Revista, entenderá exdusivamente el Admi nistrador. señor ROBERTO E. ARRARAS, a quien se servirán dirigirse .por teléfono a 43-9666 o por carta a la siguiente dirección: Administradoi- de la Revista "CENTRAL", Publi cación Oficial del Club del Personal del Banco Cen tral de la República Arg,e ntina, Méndez de Andés 16'8, Opto. 2, Capital Federal. Todos los pagos deben hacerse con giro o cheque cruzado a la orden de REVISTA CENrrRAL.
4
•
CENTRAL
?ubUcaclón del Club del Personal del Banco Central de la República Argentlnn - Registro Propiedad Intelectual s::5288 AFIO 1
Como, la ·Estrella
BUENOS AIRES, ENERO - MARZO 1957
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Concurso de B elJeza
6
Torneo Interbancario de Natación ..
8
El Collar (Cuento) .... . ... . . ... . . ..
11
Charlas d� Cine .... .. .... • . . . .. • ...
12
El Rincón de los Niños .. . ..... .. . . . 14 Tu Mirada Pálida ... ... .. . ....... .. 17 Un Poeta de Formas y Cc:o:·::; ... . . 18 "Ocaso" . .. .. .... .. . . . .. ..... ....... 20 El Album del Recuerdo . .... .... . ... 23 Reunión Cordial . .... • . ... . ... 24 y
25
La Página del Hogar ..... . .... ... .
2S
Galería de Bancarics Ilus:: es .. . .... 28 Juegos Etimo'.ógicos .... ... . . .... ... 29
�E: hari acallado aún los ecos ' de la reunión con que inaugu ramos las instalaciones de nuestro Qlub. Nuestro flamante local, en clavado en lo alto del edificio que · cubre tantas tareas y afanes com partidos, tiene un poco de atalaya y mucho de buhardilla hogareña. *
Del Teatro. Porteño ...... . . . . ... .... 36 Aercnáutica Deportiva . .. . . . . .... ...
38
Aj edrez .. . .... . . ...... .. .. .. .. . .. . . 42 Actualidad Deportiva ... . . .. . ... . . . .. 44
*
ll
TALAYA sobre el río, con sus ventanales que, tras largas ho ras de labor, invitan, en el cre púsculo fluvial, a la evasión ima ginaria hacia lejanos puertos. ':forre de vigía, sí, pero, por sobre todo, desván amable en que, tras las obli gadas horas de labor, nos retem plamos, en el instante de la cama radería, para retornar renovados a nuestros hogares. *
Gimnasia Rítm,ica ........ , ....... : . 31 Algo Sobre Indumenta1·i:?. . .... . . ..... 34
*
T
*
*
ENEMOS, pues, el local tantas veces anhelado. Es una etapa más de nuestra marcha segura, sin prisa y sin pausa, como la d� esas estrellas que ya comienzan a brillar en el cielo otoñal, a través de los cristales que dan al río, en la hora grata de la reunión amical.
CONCURSO DE e
ON gran animación se llevó a cabo el concurso
para elegir a la Reina de Belleza de nuestro gremio.
La gracia, el donaire y la simpatía de nuestras compa
ñeras del Banco Central es
tuvieron dignamente refle
jadas en la señorita Aideé
Ana Mattio, de Contralor de Fondos.
Nuestra
representante,
señorita
Aideé Ana Mattio
* Confwnto ele participantes.
6
•
Cl::N'l'RAL
BELLEZA Resultó ganadora de la selección la gentil represen tante del Banco de Canadá. No pretendemos rebatir el fallo, ya que de gustos y co lores cada cual sabe lo suyo. Sólo nos remitimos a las pruebas. Ellas permitirán a nuestros lectores formar jui .cio cabal de los méritos que asistían a nuestra reina.
L a representante de l Banco de Canadá, gana dora deL Concurso.
CENTRAL
•
7
,... ,..
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t
De acuerdo con los resultados que consignamos seguidamencte, el triunfo en las dos categorías disputadas correspondió a los re presentantes del Club Atlético Banco de la Provincia de Buenos Aires, que se presentó con un numeroso y disciplinado conjunto. Lo siguió en orden de méritos la representación del Club Atlético Banco Español. NA 14 DE FiEBRERO DE 1957' 1,¡ Prueba - 800 iMts. - Categoría Seniors 19 E. Ur.chipia (Banco Provincia), 12'13"315. . 2(\ Prueba - 100 Mts. Libre - Categoría Seniors 19 B. Aldazabal (Banco Nación), 1'10"8110. 29 R. Paganini (Banco Español), 1'11"6110. 39 C. Sesio (Banco Provincia), 1'11"8110. 49 J. Ibañez· (Banco Provincia), 1'13"5110.
t
brillantes contornos interbaneario
Ca-ritos A. Festai, ganador dei torneo y figura desta()O.�. de nuestra . representación.
D
URANTE los días 14 y 16 de fe brero ppdos. se llevó a cabo en la sede del Club Atlético Banco Español del Río de la Pi.ata el X:X[ll Campeo nato Interbancario de Natación y \Va terpolo, organizado por la Asociación Bancaria Argentina de Deportes·. La competencia, magníficamente or ganizada, contó con la participación de múltiples inscriptos, entre ellos un numeroso conj,unto de nadadores de nuestra entidad que tuvieron destaca da figuración pese a que no lucían una preparación óptima. Las distintas pruebas que cemponían el extens o programa del torneo fueron seguidas con gran interés por el nume roso público que colmó totalmente, en las dos reuniones realizadas, las adya cencias de la hermosa piscina. Hubo incluso durante varios inter valos un programa extra a cargo .de destacadas figuras nacionales, que brindaron su colaboración contribu yendo al mayor lucimiento del cer tamen. 8
•
CENTRAL
Dos gentiles participan
tes dei certamen
59 A. Salsamendi (Banco Provincia), 1'15"8j10. 69 C. A. Festal (Banco Central), 1'16". 3� !Prueba - 100 ,Mts. estilo Pecho
Categoría Seniors
1? 2? 3? 4?
L. C. A. E.
Cabral (Banco Provincia), 1'31"8110. Sesio (Banco Provincia), 1'35"2110. Grisoglio (Banco Español), 1'43"9 10. Garc,ia García (Banco Español), 1'54"5110. 4,, Prueba - Dos largos estilo Espalda
19 29 3'! 49 59 69
C. A. Festa! (Banco Central), 39"6110. J. Ibañez (Banco Provincia), 41"9110. O. Ramos (Banco Español), 43"4 10. B. Al,dazabal (Banco !Nación), 4:5''6110. A. Zabala (Banco Español), 43"7110. R. Ginaca (Banco Central), 48"3110.
Categoría Nov:cios
8� Prueba - Dos largos estilo Pecho 1? 29 3? 4?
Categoría Novicios
M. Acosta (Banco Central), 44"2110. A. Grisoglio (Banco Español), 44"5110. C. Dagasperi (Banco Español), 52"2110. J. Alzaga (Banco Provincia), 59"3110. 9,.. Prueba - Dos largos estilo Pecho Damas
Categoría Seniors
No se presentaron las participantes. 10'! ;Prueba - Posta 4 x 1 cuatro estilos
Categoría Novie,-ios
í? Banco Provincia (A), 1'07"6110. J. Ibáñez, A. Tacento, R. Noceti y B. Tapia. 2 9 Banco Español, 1'12"1110. A. La Madrid, A. Grisoglio, R. Paganini y G. Aguado.
tuvo el XXIII? eaD1peonato le nataeión y ,vate1·polo 5q Prueba - Un largo estilo Libre Damas
Categoría Novicias 1? A. San Martín (Servicios Sociales), 20"8 10. 29 M. Digregori o (Banco Provinc:a), 25"4,10. 6� Prueba - Posta 4 x 2 cuatro estilos
Categoría Seniors l'! Banco Provincia (A), 2'23". J. Ibáñez, L. Cabra!, C. Sesio y R. Gil Tap:a. 2•1 Banco Esproñol (A), 2'47"8110. O. Ramos, E. García García, R, iPaganini y A. Lamadrid. 3,1 Banco Provino:a (B), 2'48". A. Salsamendi, C. Encina, J. Segazeta y A. Minadeo. 49 Banco Español (B), 3'2"4110.
Equipo de water-polo que representó al B. C. R. A.
A. Zabala, E. de Gasper, A. Grisoglio y G. Aguado. 71J. Prueba - 200 Mts. estilo libre
Categoría Seniors 1? E. Urchipia (Banco Provincia), 2'42"6110. 2•1 A. Sal.samendi (Banco Provincia), 3'24"8110. 3? Banco Provincia (B), 1'15"9110. C. Ugarte, P. Matelo, M. Segazeta y L. Bado. 4<1 Banco Central, 1'17". R. Rinaca, A. Maffoni, M. Acosta y T. Juárez. 5'! Banco Provincia (C), 1'21"9110. E. Minadeo, P. Encina, L. Cabra!. y L. Ruiz. 11'-' Prueba - Posta 4 x 2 estilo Libre
Categoría Seniors lQ Ba'YI.CO Provincia (A), 2'13"5110.
Ana Maria Ostera, CiCl!rci I. Píccoli, María E. Stuírez y Alicia Samper, figuras de proyecdón qtte, con sus exhibiciones, contribuyeron al brill,o del certam.en.
N. Minadeo, P. Matelo, L. Bado y B.Tapia. 3? Banco Central, 1'4". C. Maffoni, O. Dolmen, J. Abal y C. A. Festal. 4° Banco Provincia (B), 1'10". A. Segazeta, A. Novoa, R. Alzaga y R. San gineto. 5" Banco ES"J="O,ñol (B), 1'18". R. López Danta, C. Proenza, A. Grisoglio y iN. Ferreiro. 7,, [Prueba - 25 Mts. estilo Pecho Damas Categoría Novicios
No se presentaron las participantes. 8" Prueba - Posta 3 x 1 tres estilos Categoria Novicios
Mariano Acosta y Tomás E. Jv.árez, qv.e ttwieron v.na destacada actuación.
E. Urchipia, ;?. Encina, A. Salsamendi y C. Sesio. 2·1 Banco Provincia (B), 2'16"6110. E. Minadeo, C. Ugart.e, R. Noceti y B. Tapia. 12n Prueba - Saltos Ornamentales Categoría Novicios
l 9 E. Somoukec. 29 R. Gil Tapia. 13•) Prueba - Waterpolo Banco Central vs. Caja de Ahorro: Central ganó puntos. Banco Provincia l Banco Español 7 DIA 16 DE FEBRERO DE 1957 l'-' Prueba - 400 Mts. estilo Libre Categoria Seniors
19 E. Urchipia (Banco Provincia), 5'47". 2ij Prueba - Dos largos estilo Libre 19 2•1 39 4'1 5c.> 6')
Categoria Novicios
C. A. Festa l (Banco Central), 30"9J10. R. Paganini (Banco Español), 31". R. Gil Tapia (Banco Provincia), 31"4110. B. Aldazabal (Banco Nación), 32". N. Minadeo (Banco (Provincia), 32"8110. R. Petti (Servicio s Sociales), 33"4110. 3� Prueba - Dos largos estilo Libre Damas Categoría Novicias
ln G. Mezadra (Servicios Sociales), 47"2110. 2·.t A. San Martín (Servicios Sociales), 47"6110. 4,., Prueba - Dos largos estilo Mariposa Categoria Novicios
1? M. Acosta (Banco Central), 31"9110. 2°1 A. Grisoglio (Banco Español), 49"9.JlO. 5·1 Prueba - 100 Mts. estilo Espalda Categoría Seniors
19 !A. Salsamendi (Banco Provincia), 1'41"9 10. 6" Prueba - Posta 4 x 1 estilo Libre Categoría Novicios
l" Banco Español (A), 59"6J10. G. Aguado, R. Del Solar, A. Zabala, R. Paga nini. 2� Banco Provincia (A), 1'9110.
1•1 Banco Central, 52"1J10. C. A. Festa!, M. Acosta y J. Abal. 2° Banco Español (A), 52"9110. A. Zabala, A. Grisolio y R. Paganini. 3•1 Banco Provincia (A), 53"3!10. J. Ibáñez, P. Ma'telo y R. Gil Tapia. 4? Banco Provincia (B), 53"8110. R. Noceti, A. Salsamendi y N. Minadeo. 59 Ban(?o Espa1íol (B), 56"2110. R. González del Solar, E. García García y G. Aguado. 9" Prueba - 100 Mts. estilo Mariposa Categoria Seniors
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1" Banco Provincia (A), 1'54"8Jl0. A. Salsamendi, L. Cabra! y R. Gil Tapia. 29 Banco Provincia (B), 1'55"2J10. N. Ibáñez, S. Sesio y E. Urchipia. 39 Banco Central, 2'2J10. C. A. Festal, T. Juárez y N. De Abajo. 11� Prueba - Saltos Ornamentales No se presentaron los participantes. 12� /Prueba - Waterpolo Banco Español 7 (siete) vs. Bco. Central 1 (uno)
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Señores Soutadet, Chesi, Pugliese, Ceballos, Mastronardi y Arias. Largador: Sr. Ostera. Jiwces de llegada: Dr. Souvirón y Sr. García. Juez general: Sr. J. Castro. CLASIFICACION FUNAL POR PUNTOS Categoria Seniors
1" 20 3<.> 4<:> 5?
Banco Provincia ..... .. .... . 203 Banco Español . ... .. . ..... . 45 Servicios Sociales ..... .... .. 21 13 Banco Nación .. . . . . . .. ..... Banco Central .............. 10 Categoría Novicios
1" Banco Provincia . .... .. .... . 125 2? Banco Español ............. 102 3n Banco Cent1·al . . ..... .... .. 94 4" Servicios Sociales ..... . . ... 14 5,, Banco Nación ......... . ... . 6 Ganador Torneo Waterpolo: Club Banco Español.
EL.:COLLAR -
Ella sufría constante mente, pues se sentía nacida para tocias las clelicaclezas y todos los lujos. Sufría por la mez quindad de su habitación, por la estrechez de las pai·ccles, por el cles,l!aste de las sillas, por la po bl'eza de los tapizados. Todas estas cosas, que no hubieran sido toma das en cuenta por otra muchacha de su condi ción, la torturaban y la indignaban. La vista de l a pequeña campesina que hacía los quehaceres domésticos despertaba en ella lamentos desoladM v suciios sin sentido. Pen ·saba en antesalas silen ciosas, ornadas de tapi ces orientales, iluminadas por enormes candelabros de bronce, e imaginaba dos grandes lacayos de pantalón corto que dor mían en grandes sillones, embotados por el calor de la estufa. Soñaba con grandes salones recubier tos ele antiguas sedas con muebles ·finos orna dos con carísimos cama feos, y con pequeñas sa las lujosas, hechas para la charla del té con las amigas más íntimas y los hombres famosos y codiciados de quienes to das las mujeres solicitan y desean Ja atención. Cuando se sentaba a comer ante la mesa re donda cubierta con un mantel no muy pulcro ante su marido que des, tapaba la sopera excla mando con arrobamien to: "¡ Ah, qué buen cal do! ¡No conozco nada mejor!", ella so11aba con cenas disting-uidas, con platel'Ías brillantes, con tapices que poblaban las paredes d e personajes antiguos y do aves ex tra1ias en medio de un bosque fantástico; pen saba en manjares exqui sitos servidos en mara villosas vajillas, en ga-
..
(Cuento)
E RAy encantadoras una de esas lindas mu
chachas nacidas, como por el'ror del destino. en una familia humilde. No tenía elote, ni esperanzas, ni medios de ser conocida, comprendida, amada, pretendida por un hombre rico y distinguido, y se dejó casar con un pobre escribiente del Ministerio de Instruc ción Pública. Vestía con sencillez, ya que no podía hacerlo de otra manera, pero se sentía desdichada como si se ha llara fuera de su ambiente, pues las mujeres no tienen casta ni raza, ya qtte la belleza, la gracia y el encanto les sirven de alcurnia y de estirpe. La finura natural, el instinto de ele gancia y la exquisitez espiritual son las únicas jerarquías que hacen de las hijas del pueblo personajes igua k$ a las damas más linajudas.
\
(Sigue en la pág. 30)
Por
"No poseía vestidos Ni joyas... Nada! ¡ Y era lo único que deseaba ! "
GUY DE .MAUPASSANT TRADUCIDO : ESPECIALMENTE PARA "CENTRAL..
E
N diversas instancias la pan talla ha intentado reflejar las manifestaciones más ,¡;erdu rables del espíritu. Nombres como el de Shakespeare podrían sernos familiares por el solo con ducto cinematográfico: tanta es la frecuencia con que se repiten lo.; intentos de adaptación de sus geniales creaciones. Con menor asiduidad surgen otras figuras ilustres, entre las que no falta la del inmortal Cervantes, cuyo Don Quijote, interpretado hace unos años por Fedor Chaliapine en versión lírica, reaparecerá ahora en los soleados campos manchegos de la pantalla por obra y empeño de las cinematografía hispana i con Gary Cooper y Ernest Borgnine, dirigidos por Hugo Fregonese !
LAS OBRAS CLASICAS EN
LA
PANTALL A
Por
GEORGE
Por decenas acuden los ejemplos en el círculo de _los clásicos de antaño; por centenares, en cuanto nos aproximamos a los obras maestras más actuales. Ciñámonos a las primeras, que constituyen tema de mucha miga, y espiguemos algunos trazos. Hace algún tiempo tuvimos la fortuna de ver la adaptación magis tral de una obra maestra: "Romeo y Julieta", dirigida por Renato Castellani e interpretada por Laurence Harvey, $usan Shentall, Flota Robson y Lerv.yn Johns. ¡Feliz conjunción para Shakespeare! Actores ingleses, con su dicción perfecta, cantarina u honda según los mo mentos, como para dar lustre a la pluma inmortal; director italiano con conocimiento íntimo de la Verona ducal, como para "aclimatar" esa leyenda de Montescos y Capuletos. La película llevó así el sello del genio, sin privarnos de un "calor" y una vida muy actuales. Todo estuvo pensado, calculado, meditado con finísimo gusto: la actriz, Susan Shentall, Julieta ideal, elegida entre muchas, había confesado er. las pruebas preliminares no haber leído a Shakespeare, y demostró en la interpretación que conservaba la inocencia indispensable al -¡:;er sonaje; Lervyn Johns fué un Fray Lorenzo perfecto, con sus sabios latines, surgidos de la abundancia de su corazón puro y tolerante... En fin; una jo,ya, reiteración mejorada de aquella otra vinculada a las imágenes de Leslie Howard, Norma Shearer, John Barrymore... � Andy Devine, astro cómico de otrora, que hoy vegeta en las colas de algún perdido reparto. 12
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CENTRAL
MigueL de Cervantes Saavedra
William Shakespeare Hablando de Shakespeare, rufícil se nos hace olvidar otras magníficas versiones, entre las que descuellan -¡::or su vitalidad y su mundo de ilu sión aquel "Sueño de una noche de verano" que interpretaron James Cagney, Mickey Rooney, Anita Louise y otros integrantes del nutrido con junto que compartía las travesuras de Puck Y los sueños de Titania. Más cercanamente, tenemos el "Enrique V" Y el "Hamlct" que compuso Lawrence Olivier y el "OteUo" de Orson Welles, sin olvidar el "Julio César" de Marlon Erando, James Mason y Louis Ca�hein. Fueron presentaciones de levantado to no, algo rígidas y teatrales para el grueso del pú blico, pero de indudable jerarquía. Quizás, ante los efectismos de algún parlamento demasiado fiel al original , hubiésemos preferido una mayor libertad en las adaptaciones, aun con riesgo de caer en aquello de las "bellas infieles", achaque común a películas, traducciones poéticas ... e in tegrantes del sexo débil. Bellas e infieles son, por ejem¡:lo, las versio nes que de las obras de Homero han ensayado los productores e intérpretes de una y· otra orilla. Poco conviene decir de esa "Helena de Troya" que, en su gran despliegue, ofrecía escenas casi ridículas, como aquélla del asalto a la fortaleza, en la que, si olvidamos por un instante los ropa jes, nos creemos transportados a los momentos culminantes de cualquier "film" de la Legión Extranjera (v.gr., una mala versión de "Beau
Geste"), en que los soldados se defienden encar nizadamente desde las almenas, mientras un em bozado grupo de hijos del desierto pretende to mar por asalto los expugnables bastiones. Ello, sin hablar de errores y omisiones de tan grueso calibre como para hacer de determinadas tomas el hazmerreír de mucha gente que poco tiene que ver con el mundo griego. Poco después nos llegó algo mejor en ese mis mo género, aunque sin tantos bombos y platillos: nos referimos a "Ulises", que contó con la ex presividad de Kirk Douglas y se favoreció con la feliz idea -verdadero hallazgo- de hacer des empeñar a Silvana Mangano el doble papel de Penélope y de Circe. En cuanto a Rosanna Po destá, resultó una Nausicaa muy fresca y colori da, pero con un atuendo imitado algo servilmen te de figurines tan antiguos como fantasiosos. En ese punto . es conveniente insistir en un error común de las películas, y, particularmente, de las norteamericanas. Por un falso prurito de fidelidad, para hacer una película "antigua" co pian con minucia irreflexiva los testimonios que nos ofrecen los manuales o las expresiones pic tóricas. Ahora bien; los primeros, o sea, los li bros de ruvulgación, cometen con frecuencia el en·or de acumular todas las referencias posibles sobre cada detalle de la indumentaria. sin discri minación cronológica. Como la historia de estos pueblos de otrora se extiende durante unos cuan tos siglos, hacen un verdadero amasijo, endilgán dole a un pobre soldado, por ejemplo, todas las armas, pertrechos y demás Hndezas que usó su pueblo en el curso de toda su historia bélica. Así aparecen los bravos griegos y romanos disfraza dos con tanto abalorio que nos preguntamos có mo harían para luchar . . . o, al menos, para rus parar. En cuanto a la imitación de las pinturas de la época -lo que, a primera vista, pareciera prueba de conciencia histórica-, también tiene sus vueltas, porque nunca los pintores de cua dros, de vasos o de lo que fuere pecaron de mo derados o faltos de imaginación, ya en los colo res. ya en las proporciones de las armas y pena chos con que obsequiaban a sus representados. Imaginemos por un momento a algún cineasta del año tres mil, que, apasionado por la verdad histórica, buscase la "vera efigie" de los hom bres de este siglo en las impresiones de un Pi casso o de cualquier cubista juguetón. Por lo demás, buena parte del público parte de la base de que si la película es clásica, debe ser, por ende, un tanto aburrida. Tal preconcepto, que es ya lugar común en el espectador, se toma peligroso cuando se apodera de los directores y productores, quienes, para lograr que el asunto transcw-ra en "clima antiguo", procu1·an hacerlo irrespirable. Esto llega a contagiar a veces a los extras, que ponen cara compungida porque están representando "a un antiguo". En esa versión tan hermosa de Romeo y Julieta que hemos mencio nado -la rurigida por Renato Castellani- al autor de los títulos sobreimpresos en castellano
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EL R I Ne o N o E Los N I Nos
Entre tantas hermosas pa.gin�s que nos ha legado el insigne escritor Armando Pala<;io Valdés, pocas con tienen la emoción que des pierta la lectura de si, au tobiografía, ".La novela de
,11111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111
un novelista". De allí tomar mos para nuestros am-:gui tos una narración que tiene mu.cho de la nostalgia y del s,mtimiento profundo que anima a "Corazón", de Ed mundo de Amicis.
S
US padres tenían un almacén de enseres marítimos no le jos del muelle. Era tan pequeño y estaba de tal modo atestado que apenas pcdrían mantenerse tres o cuatro personas dentro de él. Barricas de raba para la pes ca de la sardina, montones de ca bles enrollados, paquetes de lona, cajas de brea, remos, garfios, anclotes, latas de aceite, panta lones impermeables, todo hacina do de un modo delicioso. Yo, por lo menos, lo encontraba así. El techo era bajo, circunstancia que lo hacía más grato aún a mis ojos, y .de él pendían ristras de anzuelos, alpargatas y botas de agua. Tenía una escalerita estre cha y empinada que conducía al piso primero y único de la casa. Todo est o le prestaba cierta se mejanza con el camarote de un barco; y a:¡uí está precisamente la causa de que esta tiendecita
HISTORIA TRISTE DE MI
AMIGO GEN ARO
Carlos Juliá.n y Estela C. PeiLegrini. ejerciese sobre mí tal fascinación. En a:¡uella época yo amaba el mar sobre todas las cosas: era mi elemento, soñaba con ser marino. Me encantaba, pues, visitar aquella tiende cita tan abarrotada de tesoros marítimos y me hubiese encanta do aun más si el pa dre de mi amigo Ge naro no f u e s e un hombre tan serio y tan barbudo. Su bar ba negra, erizada, le brotaba hasta por de bajo de los ojos, que eran negros también y grandes y sev2ros. Cuando iba a pregun tar por su hijo me in formaba por medio
Por
Alicia Beatriz Martineto. 14
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ARMANDO
PALACIO
VALDES
por ella para llamarle, evitando con esto la barba espinosa de su padre. En vez de esta barba solía recibirme en lo alto de la escalera un rostro halagüeño y hermoso que me placía ver casi tanto co mo los tesoros marítimos de la tienda. Este rostro pertenecía a una joven llamada Delfina, mi tad costurera, mitad amiga de la casa. Venía con frecuencia a ella ¡;ara ayudar a la madre de Ge naro, que, enteramente ocupada con la tienda, no podía atender a los quehaceres domésticos. Esta Delfina, que podría con tar diecisiete o dieciocho años de edad, era un estuche. Cosía pri Franeisco J. CasteLao. morosamente, planchaba aun me jor, dirigía las faenas de la casa de un gruñido señalando al te con la habilidad de una vieja cho o a la puerta, según estu ama de llaves y sabía contar viese en casa o fuera. cuentos mejor que la sultana ci pare nte Scheherazada. Era además bella Genaro tenía basta ente ram segu y e padr como lo eran sus tres hermanas; do con su qu2 sería un perfecto retrato suyo porque tenía nada menos eta coqu te . lmen años igua los tres; y era cuando transcurriesen ar nes jóve las e mis los Entr . na, ellas cetri como La misma tez cuatro s esta és, una Avil y os de negr nas s o o:• tesa des gran mos de cierta seriedad que imponía res gozaban con justicia fama r, deci es ; ntes ués elega Desp y . vista osas herm peto a primera ados cuid más eran amis s en traje él sus con ba que entra que se aun tad resultaba extremadamante y más finos que los demás; por a, esfer su o, de franc se que sin salir simpático. Era un chico una ning po e tiem l igent intel aque en muy no que resuelto, leal, e y un poco aturdido. Todos le es osaba hacerlo. Era además alegr reir a hací nos y c ero, cará como un jilgu timábamos, no sólo por su r.os ter, sino también y especialmente con sus bromas y después mos riése no que Nin a. para a fuerz su zcab y ad pelli agilid por su tenia guno más diestro que él en toda alto; porque ella también de amo del as barb sobre las icios, de miedo clase de juegos y ejerc es, esto , timos casa. la marí todo en los en nadar, remar, trepar a pulso por la jarcia de los barcos, et::. En el arte d� la navegación nos sa::aba a todos g1·an ventaja, pues era ya a los trece o catorce años un perfecto marinero que izaba y echaba rizos a la vela en el momento oportuno, qu2 sabía orzar y arribar y tesar o arriar la escota y dejaba caer siempre el rezón con perfecta exactitu::I donde quería. Por esto, siempre que disponíamos cual::.¡uier ex::ur sión a los puntos extremos de la ría bus::ábamos su c:>mpañía. Felizmente para mí, su casa no sélo tenía entrada por la tienda. En el portal había otra escalera que conducía al piso y cuando la Graciela Hebe Pereyra. puerta no estaba cerrada subía
Liliana Alici.a Pereyra. Así que cuando subía a la pieza de mi amigo para invitarle a algu na excursión, si Delfina estaba en ella, más de una vez y más de dos olvidé de mi propósito y me quedé embelesado con la t'isa y los cuentos de la costurera. Y si se me había caído un botón o me había hecho un siete en el traje, esta encantadora hada se apresu raba a reparar el desperfecto, dándome después una ligera bo fetada que me dejaba con apetito de desgarrarme otra voz el pan talón. Un día, no obstante, al subil' la escalel'a para llamar a Genaro, la encontré excesivamente seria y desde lo alto me despidió seca mente, diciéndome que mi amigo no podía salir conmigo porque su padt'e lo tenía ocupado. Me sorprendió un poco, pero no hice dcmas:ado alto en ello. Aquella misma tarde uno de nuestros amigos me dijo confidencialmenrt"e: -Acabo de saber que Genaro ha robado bastante dinero a su padre y que é:;te le ha dado tan tos palos que ha tenido que guar dar cama. Quedé ::onsternado. Entonces comprendí la razón de la serie dad de Delfir.a. -Pero, ¿cómo ha sido? -No sé. . . Creo que ha metido mano en el cajón de la mesa donde guarda el dinero allá en su cuarto. Me produjo un sentimienlo CENTRAL
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tristísimo. Aquel chico era un amigo a quien yo quería de veras y jamás le creyera capaz de se mejante bajeza. Transcurrieron bastantes días y una tarde le encontré en el muelle. Embarcamos en nuestro bote y nos paseamos por la ría al tenor de otras veces. Yo sentía que mi estimación hacia aquel muchacho mermaba; pero no po día sustraerme a la simpatía que había logrado inspirarme. Sin embargo, desde entonces me abs tuve de ir a buscarle y sólo cuando le encontraba casualmen te en el muelle nos embarcába mos juntos. Pero su asistencia a este sitio, que antes era tan continua, su fría algunos eclipses. Algunas ve ces se pasaban ocho días sin que le viese saltando por las lanchas o encaramándose en la jarcia de los barcos. Por otra parte, cada vez que le veía le encontraba más pálido: la tristeza se esparcía c o mo una nube n e g r a por su rostro.
cinos y le habían hallado en un estado lamentable. Entonces súbitamente desper tóse en mí una compasión infini ta hacia aquel chico; aun puedo decir que creció mi cariño, por que siempre en mi alma la com pasión engendró el amor. Me re belé contra aquella barbarie y me dije con indignación: "Despué:, de todo, ¿qué?.¡No trabaja y aho rra para él? Si se ha tomado an tes lo que más tarde le ha de pertenecer, no hay en ello tan gran delito". He aquí cómo la compasión y e l afecto hicieron brotar en mi cerebro ideas subversivas en el orden moral y jurídico. ', 1
Carlos Alberto Celona. debía conducirle. No recuerdo, o, por mejor decir, no quiero recor dar, si era la Eusebia, la Flora o la Villa, los tres barquitos prin cipales que entonces hacían la carrera de América; pero era uno de ellos. Estaba anclado en San Juan esperando el Nordeste para hacerse ala vela.
Aquel amigo que por relacio nes de familia tenía noticias au ténticas de lo que pasaba en casa de Genaro, me comunicó que és te seguía robando a su padre, y que los castigos continuaban cada vez más crueles y terribles. Al parecer, la noche anterior su padre le había ·azotado de tal manera con unas cuerdas que a sus gritos habían acudido los ve-
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Sergio G<lspar Pu-e1·tas. Algunos días después volví a encontrarle en el muelle, Y, por un impulso repentino que no pu de reprimir, le eché los brazos al cuello. El quedó sorprendido, se puso aún más pálido y rompió a sollozar perdidamente. C o m o nunca había sido blando para llo rar, su llanto provocó el mío, que siempre lo he tenido fácil. No hablamos una palabra. Nos secamos las lágrimas en silencio y montamos en el bote para dar nuestro paseo habitual.
Mónica Susana Pampín. 16
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tAl cabo supe que su padre ha bía resuelto enviarle a Cuba y que estaba señalado el barco que
Aquellos días no vi a Genaro en el muelle. Cuando llegó el de la partida tuve de ello noticias por un viej-o marinero cuyo hijo era 1grumete en el barco. Enton ces me acometió el deseo de ir a despedirle. Lo propuse a otros dos amigos que aceptaron al ins tan!te, pues todos amábamos a aquel chico a pesar de sus fal tas. Y una tarde, después de co mer, nos acomodamos en un bo te y comenzamos a bogar en dirección a San Juan. En el muelle habíamos sabido antes de partir que Genaro ya estaba allá desde por la mañana y que ni su padre ni su madre n i persona alguna d e la familia ha bía ido a despedirle. Sólo un marinero 1 e había acompañado con el baúl. Aquello nos pareció el colmo de la crueldad. Cuando llegamos a San Juan, el barco ya estaba a punto de hacerse a la vela. Nos acercamos a su casco negro y advertimos que a bordo se estaban efectuan-
( Sigue en la pág. 33)
-UE un capricho del destino que unió en una serenata las tinieblas de mi vida con la luz de tu mirada. Es tan oscura mi senda y es tu mirada tan clara. .. Al encontrarla, la sombra se bañó con luz de plata. Bien sé que esa luz, un día se perderá en la distancia y yo volveré a la sombra de mi noche, fría y larga. Bien sé que un día te irás camino de la esperanza y alumbrarás nuevas sendas con tus pupilas tan claras, y que nada quedará del calor que me abrigara y vendrá otra vez la noche, p ero ya no habrá mañana.
TU NllftADA Pt\lJDA • Abroquelado en el anónimo, un colega del B. C. R. A. hizo /legar hasta nuestra mesa de trabajo, sigilosamente, esta coiaboración, que agradecemo.:.
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Sólo la luz de un recuerdo entibiará mi nostalgia ... sólo una pequeña luz en el frío de la nada. Pero será sólo mía esa tenue llama pálida y sólo mío el recuerdo de aquella canción le jana, y cuando escuche las notas de mi pobre serenata, aunque el dolor, con sus uñas , me desgarre las entrañas bendeciré agradecido tus pupilas adoradas y esa luz de plenilunio que un instante me alumbrara. ¡Qué me importa del silencio, de la noche y de la nada y la oquedad de una vida sin luz y sin esperanza, si segu1re en tu recuerdo hecho de luz de alborada, y aquel instante de dicha que con t.u amor me brindaras vivirá siempre conmi go, vivirá siempre en mi alma como una pena muy dulce.. . como una tibia nostalgia.. .! CENTRAL
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Retrato al óleo de María C. Bustos
Retrato al pastei (60 x 80)
,
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U1' FORMAS L
Retrato de ta
�
nor.ita. se(láJ> i
g ce l.ia se
Z) ·
O conocíamos de vista. Antes, en la oficina de Prensa¡ lue go, en Correspondencia. Pero na da más. Un colega nos habló de su obra pictórica y nos acercó a él, que, amable y sonriente, fa voreció la charla. Se llama Miguel A. Sanfurgo Zuloaga. Hace tiempo que pinta. Cuenta en su haber estudios en la Escuela Su perior de Bellas Artes y cur sos en Filosofía y Letras. Búsquedas tenaces han he cho el resto. Su vocación, decidida, se sustenta en el trabajo metódico. Impulso artístico? Esfuerzo? Ambas cosas, en armónica conjun ción. El planteo nos trae reminiscencias de alguna reflexión d e Flaubert: "Para mí, la inspiración consiste en sentarse to dos los días, a la misma arra
Retrato ai lápiz de 50 x 60
Retrat-o ai rpastei de Joroe Quiroga, Senecker
POETA DE Y COLORES nora, ante la mesa de trabajo ... " La obra de Sanfurgo ha supe rado hace ya tiempo la trastien da breve del primer esbozo y ha
logrado resonancia en el ancho ámbito de las muestras máximas: sus obras -que aquí reproduci-
mos en parte-- lucieron en el 4'1 Salón Nacional de Dibujo y en el 43'1 Salón Nacional de Bellas Artes, en el Salón Provincial de Santa Fe y en exposiciones in dividuales de prestigio. Luego de abordar la figura, que facilita la elasticidad de trazos y sirve de comienzo para superar otros as pectos, se lha dedicado a la com posición y el paisaje. Continúa trabajando, sin vanas urgencias, Retrato cd carbón de un amigo
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OCASO �-..---------=-----· ''
.Retrato aL óleo que figuró en el 439 con la firma de Miguel A. Sanfurgo iuloa9a.
Salón Nacion.at de ATtes Plásticas
,
en busca pérmanente de su verdad y en creación constante de su personalidad artística. -Uno nunca sabe pintar -nos dice-. Siem pre se comienza. Saber es algo definitivo, está tico, que presupone abandono de la tensión crea dora. -Y la juventud, ¿no cree saber? -inquirimos. -En buena parte y por desgracia, sí, y demasiado pronto. En arte, al menos, saber es estan carse. En pintura, el peligro consiste en creerse capacitado para dominar previamente los temas. Sin deseos de entrar en polémica, opino que esas manifestaciones de autosuficiencia que anulan la verdadera creación se reflejan con excesiva frecuencia en el arte denominado "de vanguardia". Hemos visto los cuadros de Sanfurgo y com prendemos su posición. El mismo se define como un plástico, y reconoce seguir la línea de Armando Repetto y de Lorenzo Gigli. Insistimos en procura de un planteo y de una explicación. -Hasta no hace mucho -señala- el .":intor sólo procuraba reflejar realidades. El arte era puramente figurativo, literario, anecdótico. . . o como gusten llamarle. Había, sí, deformaciones intencionales, subjetivismo, evasión hacia planos de la irrealidad, pero en la base de todo estaba la imitación del mundo exterior. A finas del sig)o pasado, el gran pintor francés Cézanne analizó las formas y empezó la carrera de las síntesis netamente geomé tricas . que se proyectan en casi todas las expresiones modernas, pasando por el futurismo y por las corrientes abstractas. Estas últimas tendencias ya fatigan, y se procura salir de ellas _¡:or me dio de la sensibilidad , es decir, el color puro o el juego de colo res, lo que destierra lo figurativo y se acerca a lo decorativo y a lo
Paisaje de Merlo. Figura en el S=ilón
de Oto1io de Fernando.
por querer sublimarla, ya por des conocerla de plano, favorece un subjetivismo extremo. -¿Qué males ve en esa ten dencia? -En primer lugar, una mayor ¡:osibilidad de engaño. -¿Engaño al público? -No, no r:le reJería a eso, si bien no descarto que algunas ex· presiones abstrusas y herméticas provocan en el espectador reac· ciones que van desde el asombro y el descreimiento hasta la admi·
Dibujo a 7ápiz
Estudio "Agttada".
comercial. La realidad es ahora apenas un pretexto, y a veces ni siquiera eso. Se pretende una be lleza que no aparezca suscitada por el recuerdo del mundo cir cundante. -¿Y usteed, qué opina de ello? -Es un tema delicado, que se condiciona al sentir y a la capta ción de lo bello por parte del artista. Pero resulta indudable que ese abandono total o parcial de la realidad externa, ya sea
Estudio al pastel. CENT H . .\L
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DON POLICLINICO
rac10n incondicional por lo in comprendido. Más peligroso es el autoengaño en que caen no pocos artistas noveles que, entre tantos cauces, eligen el desborda damiento que lo libra todo al "impulso vital", a la "captación primaria" y a otros caminos por los que se desvían desde un co mienzo creyendo que "saben" sin haber pasado por un tenaz apren dizaje previo. -¿Qué ventaja presenta en es te sentido el arte figurativo? Indudablemente, las f o r m a s tradicionales, que mantienen una estrecha relación con el enfoque objetivo de la realidad externa, permiten con facilidad que todos nos pongamos de acuerdo, al me nos acerca de la capacidad téc nica del artista. L a s estafas -autoengaños de los autores o snobismos de presuntos conoce dores- se hacen más difíciles. No olvidemos que Picasso, antes de ensayar las experiencias que han causado tan diversas reac ciones, poseía a fondo los resor tes de la técnica exigibles a un p,intor de la escuela clásica. Es lástima que entre sus seguidores se cu·enten tantos que no han pa sado por prueba tan necesaria! -¿ Cómo s e reflejan estos planteas en el movimiento artís tico argentino? -De mu�hos modos. En este momento, enfoquemos uno solo. Es triste observar una falta de originalidad casi total: Nuestro
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folklore tiene jugo suficiente co mo para hacer trascender lo par ticular al campo de lo general. Pero las formas no figurativas anulan el aprovechamiento de lo folklórico, que clava sus raíces en la tierra y en la historia ar tística del país, desde Prilidiano Pueyrredón hasta Sívori y Vic t.orica, así sea la de éste una pos tura impresionista. -Con ello, ¿descarta usted las aportaciones recientes? -De ningún modo, ceñidas a los planos que les conciernen. Por lo demás, ya han hecho bastante los intereses creados para apro vechar las ventajas que esas for mas ofrecen en los tratamien tos arquitectónicos y decorativos. Lo malo de ello es que se está cayendo en una copia servil de unos cuantos módulos. Nada hay peor que el plagio cuando éste destruye el sentido y el mensaje del original. En una palabra: no hay que volver atrás, pero tam poco salirse de los cauces que condicionan el arte y que habrán de hallarse en la fusión de lo fi gurativo con los elementos téc nicos des·cubiertos modernamen te. Así concibe su m1s10n este compañero de tareas que sabe evadirse del cotidiano ajetreo con la ayuda de una técnica depura da en paciente búsqueda y acen drada en inconfundible fervor de vocación.
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ONñ la presencia del se or Gerente G eneral Y de otras altas autoriclades de la ª se llevó a cabo una arn�t1,e re.unión en m1estras fl ª�tntes instala ciones, en noveno piso del Edificio C entra!. Lueg o ele oportunas 1 palabras del Presidente el e__C_l�ib , señor Garavaglia ' líllCIOSe u n a
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LA
PAGINA DEL
�-·HOGAR INTOXICACIONES Primeros Auxilios
OMENCEMOS por señalar que estos consejos son de urgencia, y en modo alguno pretenden reemplazar al médico, sino tan sólo facilitar su tarea en tanto él llega. Cualquiera sea el grado de apremio o la cantidad tóxica ingerida, hágase vomitar al enfermo procurando incitar con los dedos el fondo de la garganta. e
Por GISBERTA KURT DE VAAMONDE
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En los casos en que·no se conozca el origen del envenenamiento, su minístrese un purgante de agua tibia con dos cucharadas de sal co mún y practíquese un lavaje intestinal con un litro de agua y una cuc:iaradita de sal. Dos claras de huevo batidas, disueltas en medio litro de agua, pueden beberse como calmante. Conocido el origen de la intoxicación, los primeros auxilios se
practicarán de la siguiente manera: Si se trata de ácidos, hágase beber abundante agua jabonosa. Si es por arsénico, procúrese el vómito y dése agua caliente salada, aceite comestible en abundancia y café o té. Si es por fósforo, hágase vomitar, adminístrense dos gramos de trementina cada media hora y, finalmente, una purga.
Si es por opio, láudano o morfina, hágase vomitar y evítese que e:1 paciente se duerma.
Si es ¡:or álcalis (soda, potasa, amoníaco), que beba agua con una cuarta parte de vinagre o de jugo de limón. Des pués, agua con claras batidas. Si es por cocama, dar calé.
Si es por estricnina, hace vomitar y dar carbón
de madera pulverizado.
Finalmente, si es por ácido cianhídrico o pr{, sico o por cianuro de potasio, nicotina o digital, 26
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La Página del Hogar dar de beber una solución de 30 gramos de sul fato de hierro y 30 gramos de carbonato de soda y hacer vomitar. Después, dar ginebra u otra be bida alconólica, café o té muy cargados, con 5 go tas de amoníaco. Poner botellas calientes en los pies.
Método preventivo: Para evitar estos estados, adminístrese al futuro enfermo una buena dosis de felicidad. Colóquense etiquetas visibles en to dos los frascos.El primer sistema es muy indicado contra la intoxicación voluntaria; el segundo aho rra fatales distracciones.
La receta oculta ( P-ractiquesc prim<JT() en familia)
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Impcrtaciones - Exportaciones - Representacione s
Escuche la radio o charle con los suyos durante un cuarto de hora. Vuelva corriendo y coloque en una sopera trozos de pan finitos, cubiertos con queso rallado. Viértase de a poco el caldo sobre el pan ... y después, ¡a la mesa!
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PARA CONSERVAR LAS FLORES CORTADAS Si usted tiene la dicha de poseer un jardín, no necesita arrancar flores. Si el jardín es de otro, procure cortarlas al amanecer y antes de su plena expansión. Si las ata en ramo, no las apriete. Cámbieles el agua diariamente, cepillando el ex tremo inferior de los tallos bajo una canilla co rriente. Córteles luego unos dos o tres centíme tros de esa extremidad, usando tijeras o cuchi llos filosos. Guárdelas durante el día en las pie zas y durante la noche a la intemperie. Rocíelas con agua fresca. El agua tibia -y aun caliente- es recurso pa ra volver a la lozanía algunas flores como las rosas. Una tableta de aspirina disuelta en el agua produce muy buen efecto en todos los casos. También se aconseja el agua azucarada. Las violetas no deben colocarse sueltas, pues se marchitan en seguida. Contrariamente a las otras flores, hay que apretarlas en ramillete y colocarlas así en el florero. Se protegen de ese modo mutuamente y durante muchos días.
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GALERIA DE BANCARIOS ILUSTRES ''Cre o que pocos eran los capaces de avalr>rar en ar¡uel hambre humilde y leve, que se contraí:z, tímido. cuando el concurso de sus oyentes 'µasaba el de sus íntimos; al hombre gran ler.:tor, paciente compulsadc.r de daños y fecha:;, hurgador de libroc viejos, revolvedor de librerias y bibliotecas, acaparador de conocimientos los má.s exótico:;", Asi define a Ernesto Morales el prologuista de su obra póstuma, el amigo de siempre, Enrique Herrero. Quienes conoci mos a Morales sabemos cuánta verdad encierra tal juicio. que sólo pondera algunas facetas de ese afable polígrafo que supo co,mpartir sus horas de regodeo bibliográfico con las que le imponían sus tareas en la Casa Central del Banco de la Nación. Allí hizo toda su carrera y alli se jubiló. Mientras tanto. su saber y su. sensibilidad se deSParramaban en mil empresas de cultura. El mismo Herrera lo recuerda así: "Fundó -con Leapoldo Durán- "Ediciones Mínimas" ( 1918). •cuadernillos en los que, por un precio insignificante. se daban al pilblico obras y nOmbres que por primera vez llegaban a él, seleccionados. Con el poeta Diego Novillo Quiroga fundó "Hebe", publicacióa mensual (1919), algu nas de cuyas entregas traen, por ejemplo, pequeñas anto:ogias de escritores rusos, de poetas catalanes y de jóvenes poetas argentinos o exhumaban "el Matadero" de Echeverria o "Los qu.e pasan". comedia de Evarü:'.'o Car-riego. Más adelante, dirigió "Crisol", también revista •mensual. en donde continuó sus prapósitos de dar al público por unos pocos centavos las mejores obras de /.a literatura universal, a la vez que l.as de .algunos nombres nuevos... Después de ''Nuestro Parnaso" de Ernesto Mario Barreda (1912) y antes de la '· Antologi'.L de la moderna poesía argentina", de Ju.lío Noé (1925), publicó Morales, también en colaboración con Novillo Quiroga. su "Antología contemporánea de poe tas argentinos", (1917). Por primera ·vez, en este libro, puede decirse que el público lector tomó contacto con los poe!as argentinos 1/eg(ldos siguiendo la ruta abierta por Rubcin... En su obra de mitólogo cabe anotar -además de lo realizado en sus revistas- una ''Antología gauchesca" (1927), una "Anto'.ogía de poetas americanos (191¡1), cuyo �egundo tomo. en el que se incluyen los contemporáneos, quedó inédito, lista para entrar en prensa, y una "Antología poéti;a argentina" (191¡3). desde la época colonial hasta B-:m:hs. .4rrieta, Capdevila, Fernández Moreno. Güira,ld.es. Storni, Martinez Es'.rada y Yunque, es decir, los poetas pos!mcdemistas aparecido,s antes de 1930. Pe1�aba en una segunda edición, cuyo plan ha quedado entre sus inm�meros papeles . .. ". La muerte, Tepentina, ineSPerad.a, cortó sú� años -no contaba ,aú1i sesenta- pero su recuerdo y su in/11,encia perdurarán largamente. Había nacido en 1890. Entre las múltiples páginas que dejó ,escri�:is -prosa y verso- elegimos tm trOzo en que Morales combina su tilmente la trislez:(l y la admiración por alguien que, en su bohemia, o/recia con él no pocos puntos de coincidencia.
Matías Behety, el Bohemio e ORRE el año 1885. Desde la puerta del Hospital Melchor Romero, J en La Plata, parte un convoy fúnebre, ¡menguado convoy! Lo forman dos coches, nada más. Comienzan a andar los caballejos por las anchas, solitarias calles de la ciudad recién fundada. El viaje es ,argo. Van al cementerio de Tolosa. En el coche compañía, sólo dos hombres. Uno, muy delgado. El otro, de cabellera gris y ojos plácidos. Son Leandro Alem, el caudillo revolucionario, y Antonino Lamberti, el dulce poeta. Acompañan a Matías Behety, el bohemio que acaba de morir, solo, olvidado y misérrimo, en una cama del hospital. Los coches ruedan sobre el tosco empech-ado. Los acompañantes callan, meditan. Piensa Alem en lo que el hombre a quien acompa ñan pudo ser y no ha sido. Estudiante sobresaliente, periodista de talento, poeta inspirado, orador enjundioso. Tuvo éxito, amistad, amor. La vida, promisora, abría ante él sus halagos. Pero acaba de morir, apenas cumplidos los 36 años , en el olvido y la soledad, anó nimo. Piensa Lamberti en que ese frustrado al cual van a enterrar pudo ser el Alfredo Musset de América. Y no es nada. Una tragedia le rompió la voluntad, lo ahogó en la copa de Verlaine ... .. .Alem escucha con lágrimas en los ojos. Recuerda tal vez los días de examen, hace quince años, cuando su condiscípulo Matías Behety, flor de su generación -Norberto Quimo Costa, Aristóbulo rlcl Valle, Eugenio Cambaceres, Dardo Rocha, José Melchor Romero, Victorino de la Plaza, Delfín Gallo, Bernabé y Mariano Demaría, Carlos Pellegrini, José Terry ... - obtenía "sobresaliente por una nimidad". Luego, su iniciación en la jurisprudencia, junto a Manuel Quintana. El coruvoy se ha detenido. Bajan los acompañantes. Un hoyo, unas paletadas de tierra, una cruz de hierro. El poeta y el hombre de acción se vuelven al mundo. Dejan allí su juventud , flores, re cuerdos ... Muchos años después -Alem muerto-, cuando las re rnociones del cementerio de Tolosa para su traslado al de La Plata, Ernesto Morales disertando en el Antonino Lamberti se ocupó de ello. Ya no estaba la cruz sobre la Tn.stitllto Pop¡¡lar ele Conferencias.
(SigHe en la pág. 33)
ii----==-• JUEGOS ETIMOLOGICOS E
N nuestro lenguaje cotidiano empleamos multitud de término! cuyo significado primitivo se aleja bastante del sentido que les vtribuimos ahora. Y como en estos temas es fácil deslizarse por la pendiente de la erudición cargosa, vayamos al grano, como los po llos, limitándonos a algunas expresiones vinculada:;; a nuestro que hacer bancario. La palabra sueldo, por ejemplo, proviene de la denominación latina de una moneda, el "sólidus", que en su nombre llevaba im plícita la noción de solidez. Aquél que recibía tal "sólidus" estaba a sueldo, es decir, era "soldado", término aplicado en principio a aquellos guerreros que recibían paga. En buen castellano se decía "dar soldada" por pagar sueldo.
¿ Y si a uno no le pagan? Pues ... hace huelga, que es lo mismo, que holgar, o, conservando la aspiración andaetimológicamente, . luza de la "h", hacer "juerga". Holgazán, holganza, jolgorio y otros derivados tienen relación directa con Ja huelga. . . etimo lógicamente, :,e entiende. ¿ Y el banco? Pues era simplemente el asiento, mostrador o ''mesa de cambiadores", como se la llamaba en castellano antiguo, en que los cambistas negociaban al público sus documentos y di nero. De allí se extendió el término a todo el edificio. En cuanto a "bancarrota", es término que recuerda el hecho de romper sim bólicamente el mostrador del cambista que, en juicio, resultaba diminado del comercio legal en las aldeas antiguas. La voz "cheque" ya tiene más larga historia. Comencemo:, por decir que es adaptación del inglés "check" que guarda co mo primer sentido el de "o b s t á .� u I o, impidiendo, estorbo", todo ello surgido del juego de aiedrez, en que el asedio final 1111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111 � � al rey es l.lamado "check", o sea, jaque. "Jaque al rey" o "rey jaqueado" equivale a de cir "rey estorbado", o perse guido a muerte. Pero la forma inglesa "check" es a su vez copia del francés antiguo "eschec", escrita ac tualmente "éche.::", que signifi ca fracaso, jaque, y, en plural, juego de ajedrez. "Echequer" es, por tanto, jaquear, y de allí, impedir, retener en observa- c1on. analizar, controlar. El "Exchequer" o Tesoro inglés proviene de un mismo origen. Una variante de esa palabra � �� es la italiana "scacchi", que en � -No. por el momento no pensamos castellano tiene su correspon-
UJ
Por
SALVADOR C O S T A
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( Sigue en la pág. 33)
CENTRAL
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EL COLLAR
(Cuento) (Viene de la pá.g. 11)
lanterías murmuradas y escuchadas con sonrisas de esfinge que se esbozaban en d deleite de una rosada carne de trucha o de una tierna ala de faisán. No poseía vestidos ni joyas... ¡Nada! ¡Y era lo ünico que deseaba! Se s,entía nacida para ello. ¡ Le hubiera gustado tanto agrndar, ser envidiada, resultar seductora y codiciada! Tenía una amiga rica, compañera del colegio, a la que no quería visitar ya, porque al regresar sufría. Y lloraba durante días enteros, de pena, de anhelo, de desesperación y de miseria.. Una tarde, su marido retornó a casa con aire de triunfo. Tenía en su mano .un ancho sobre. -Toma -le dijo-. He aquí algo para ti. Ella desgarró apresuradamente el papel y sacó una tarjeta impresa que decía: "El ministro de Instrucción Pública y su esposa ruegan al señor Loisel y señora quieran honrarlos el lunes 18 de enero por la noche, en el Hotel del Mi niste1·io". En lugar de mostrarse entusiasmada, como lo es peraba su marido, ella arrojó con desgano la invitación sobre la mesa, murmurando: -¿ Qué quieres que haga con esto? -¡Pern, querida! ¡Yo creía que te iba a agradar! ¡Jamás sales, y esta es una ocasión! ¡Una verdadera ocasión! Me ha costado mucho conseguirla. Todo el mundo quería, y no suelen darlas a los empicados. Conocerás allá a todo el mundo oficial. Ella lo miraba irritada. Perdida la paciencia, dijo: -¿ Qué quieres que rne ponga para ir? El no había pensado en eso. Balbuceó: -¡Pero ... el vestido con el que vas al teatro. Yo ... ¡yo lo encuentro muy lbien! Calló, asombrado, al ver que su mujer lloraba. Dos gruesas lágrimas descendían lentamente de sus ojos hacia la comisura de los labios.El tartamudeó: -¿ Qué te pasa? ¿ Qué tienes? Con violento esfuerzo, ella dominó su pesar y res pondió con voz calma, aJ tiempo que enjugaba sus mejillas: -Nada. Sólo que no tengo vestido. Y, por consi �uiente, no puedo ir a esa fiesla. Regala tu invitación a algún colega cuya esposa pueda ponerse algo me jor que yo. El estaba desesperado. Insistió: -¡Vamos, Matilde! ¿ Cuánto costaría un vestido apro piado, que pudiese servirte también para otras ocasio nes ... algo simple? Reflexionó ella algunos segundos, hizo cuentas y pensó
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CASILLA DE CORREO No. 51
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CE NTRAL
en la suma que podía pedir sin provocar el rechazo inmediato y una exclamación despavorida de su tenedo1· de libros. Finalmente, respondió dudosa: -No lo sé con certeza, pero me parece que con cuatrocientos francos podríamos hacer algo. El se puso algo pálido, pues reservaba justamente esa suma para comprar un fusil e ir de caz.a, el verano siguiente, por los llanos de Nanterre, con algunos amigos, en busca de alond!·as. No obstante, Je dijo: -Bueno. Te doy cuatrocientos francos. Pero trata de comprar un buen vestido.
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Se acercaba el día de la fiesta, y la señora de Loisel parecía triste, inquieta, ansiosa. No obstante, su ves tido estaba hecho. Su marido le dijo una tarde: -¿ Qué tienes? Te veo rara desde hace tres días. Ella respondió: -Me molesta no tener una joya, una perla siquiera, para ponerme encima. Pareceré una miserable. Casi preferiría no ir a esa fiesta. Insistió él: -Ponte flores naturales. Están de moda esta tem porada. Por diez francos tendrás dos o tres rosas magníficas. Ella no parecía convencida. -No ... Nada hay más humillante que parecer pobre en medio de mujeres ricas. El protestó: -¡ Mira que eres tonta! Ve a lo de tu amiga la señora Forestier y pídele que te preste alguna joya. Eres suficientemente amiga de ella como para hacerlo. Ella lanzó un grito de alegría: -¡Es verdad! ¡Ni había pensado! A! día siguiente íué a casa de su amiga y Je contó sus cuitas. La señora Forestier fué hasta el arma1·io, tomó un cofre, lo trajo, Jo abrió y dijo a la señora de Loisel: -¡Elige, querida! Había pulseras, un collar de perlas, una cruz vene ciana de oro y perlas... ¡Admirable joya! Ensayó las piezas ante el espejo, dudosa, no pudiendo deci dirse a <iejarlas o a devolverlas. Una y otra vez preguntaba: -¿ No tienes otras? -Si. Busca. No sé qué puede gustarste. De golpe descubrió, en una caja de raso negro, un soberbio collar de diamantes. Su corazón comenzó a latir de deseo. Sus manos temblaban al acariciarlo. Lo colocaba alrededor de su cuello y sobre su vestido, permaneciendo como en éxtasis ante sí misma. Luego, ansiosa, preguntó: -¿ Puedes prestarme éste ... nada más que éste? -¡Claro que si! Corrió hacia su amiga, la besó con arrebato y salió huyendo con su tesoro. o
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Llegó el día de la fiesta. Fué todo un éxito para la señora de Loisel.Era la más hermosa: elegante, g1·a ciosa, sonriente, loca de alegría. Todos los hombres la miraban, preguntaban su nombre, procuraban serle presentados. Todos los empleados del Ministerio querían bailar con ella. Hasta el ministro advirtió su presencia. Ella danzaba embriagada, con arrebato, dominada por el placer, sin pensar en nada, triunfal en su belleza y en la gloria de su éxito, envuelta en una nube de felicidad hecha de todos los homenajes, de todas las admiraciones, de todos los deseos desper tados, de esa victoria tan completa y tan grata al corazón de las mujeres. Partió a eso de las cuatro de la mañana. Su marido, desde la medianoche, dormía en un pequeño salón con otros tres señores cuyas esposas se divertían mucho. El le colocó el abrigo que había traido para la sa lida ... modesto abrigo de la vida ordinaria, cuya (Continúa en la pág. 32)
�IMNASIA DITMICA
Reprod1icin1-0s otros movimientos básicos en inlustraciones de los cd:egas Rovira y Fon talva, con el asesoramienbo del se1ior Chara valli. GentUeza tleL señor Albino, quien gustoso se ofrece a ampiliar detaL!es.
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32 movimientos PCS:
32 movimientos PCS:
FIRMES
32 movimícntos
1 - Brazos a los costados, pie
FIRM.ES
izq. al costado. <en punta de pie). 2 - Firmes. 3 - Brazos a los costados, pie der. ni costndo. (en punta de pie). 4 - Firmes.
l - Brazos arriba. ple izq. atrás. 2 y 3 - Impulsos hacia ntrás. 4 - Firmes. (ldem ple der.).
POS:
FlRM.ES
1 - Brazos
ntrás. 2 - Firmes. 3 - Brazos atrás. 4 - Firmes.
nrriba,
pie
Izq.
arriba,
pie
der.
32 movimientos POS: PIERNAS SE?ARADJ\S; MANOS A LA N'UCA
32 movimientos
1 - Inclinación
n
23-
a
4 •l -
del tronco la izquierda. Volver Pos. lnic. Inclinación del tronco la derecha. Volver Pos. Inlc. Volver Pos. Inic.
POS: PIERNAS SEPARADAS; BRAZOS ARRIBA
1 - Inclinación del tronco y
tomar pie izq. por ade lante. 2 - Volver Pos. lnlc. 3 - (ldem ple der., .
.. -�.:-·,
]@) 16 movimientos 16 mo\'lmientos POS:
FIRMES
1 - Flexión de piernas brnzos al frente. 2 - Firmes. 3 - Flexión de piernas brazos al frente. 4 - Firmes.
16 movimientos POS: PIERNAS JUNTAS MANOS A LA CADERA 1 2 3 4
-
Flexión Volver Fle"ión Volver
de .Pos. de Pos.
piernas. lnlc. piernas. Inic.
!POS: SENTADO. PIERNAS JlJNTAS. BRAZOS EXTEN DIDOS HACIA ATRAS
1 - Flexión de piernas, brazos
al trente. 2 - Volver ,Pos. Inic. 3 - Fle"ión do piernas, brazos al frente. 4 - Volver Pos. Inic.
EL COLLAR
(C11e11to)
(Viene de la pág. 30) pobreza desdecía de la elegancia del vestido �e fiesta. Ella. lo sintió y quiso huir para q�1e no _la vieran las otrns mujeres que se cubrinn de neas pieles. Loisel la retuvo: -Espera un poco. Vas a tomar frío afuera. Voy a llamat· un coche. Pero ella no lo escuchaba y descendía rápidamente la escalera. Cuando estuvieron en la calle, no encon traron vehículos y se echaron a andar, procurando atrae1· a los cocheros que pasaban n lo lejos. Bajaron hacia el Sena desesperados, tiritando. Por fin hallaron, en el muelle 'uno de esos viejos cupés noctámbulos que no se ven �n Paris sino cuando ha caído la noche, como si tuvieran vergüenza de su miseria durante el día. El coche los llevó hasta su casa, en la calle de los }1ártires. Subieron tristemente. Aquello habia tenni nado para ella. El pensaba que al día siguiente debía estar en el Ministerio a las diez. Ella se sacó el nbrigo ante el espejo, parn contem plarse una vez más ante la gloria. Repentinamente, lanzó un grito. Le faltaba el collar. Su marido, ya n medio desvestir, preguntó: -¿ Qué te pasa? . Ella se \"Olvió hacia él, enloquecida: -¡Tengo ... tengo ... me falta el collar de la señora Forestier! BI se levantó, despavorido: -¿Qué? ¿Cómo"!... ¡ No es posi?le!... . Buscaron en los pliegues del vestido, en el abrigo, en los bolsillos. pt>r todas partes. No aparecía. El preguntó: . . -¿ Estás segura de que lo telllas todavia cuando salimos del baile? -¡Si ... si lo toqué en el vestíbulo del :\'linistel'io! -Pero si lo hubieras perdido en la calle, lo hubiéramos oído caer. Debe estar en el coche.
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-Sí. Es probable. ¿ Recuerdas el número? -No. ¿Y tú? -No. Se miraron asustados. Finalmente, Loisel !e vi�tió de nuevo. -Voy a rehacer todo el trayecto que hemos reco rrido a pie para ver si Jo encuentro. Salió. ElÍa permaneció con su traje de fiesta, sin fuerzas para. acostarse, abatida, sobre una silla , sin ánimo, sin ideas. _ . Su marido regresó a eso de las siete de la manana. No habla hallado nada. Anduvo luego por la Prefectura de Policía, por los diarios, hizo prometer una !·ecom pensa... Fué a todas partes a donde lo conduJo una i:ospecha de espernnza. Ella esperé todo el día, en el mismo estado de des concierto, ante aquel espantoso desastre. Loisel retornó por la noche, con el rostro demacrado, pálido. No habla descubierto nada. . -Es necesario -dijo- que escribas a tu amiga diciéndole que has roto el cierre del c?lla_r y que lo has enviado a aneglar. Eso nos dara tiempo para hacer algo. Ella escribió lo que él le dictaba. Luego de una semana, l)a�lan perdido _toda es�e :·�nza. _ Loisel que había enveJec1do cinco anos, dec1d10: que tratar de sustitufr esa joya. -Al día siguiente, tomaron la caja que había guardado el collar y fueron a la joyería cuyo nombre figuraba dentro. El joyero consultó sus libros: -No, señora. Yo no he vendido ese collar. Por lo visto, solamente el estuche es de esta casa. Ambos anduviernn de joyero en joyero, buscando un collar similar al perdido. consultando sus recuerdos, enfermos los dos de dolor y de angustia. En un negocio de Palais-Royal hallaron uno que les pareció completamente igual al �u� buscaban .. Valía cuarenta mil francos. Se lo deJanan en trcmta y seis mil. Rogaron al joyero que no lo vendiera antes de tres días. Y dejaron conV'enido que poddan devolverlo luego, a cambio de treinta y cuatro mil francos, si el prime1 collar aparecía antes de fines de febrero. Loisel tenía dieciocho mil francos que le había dej.1do su padre. El resto, lo obtendría en préstamo. Pidió prestado. :\1il francos a uno. quinientos a otro, cinco luises por aquí, tres luises por allá. Firmó pa garés, contrajo ruinosos compromis ?s, se ligó a us�1� rcros y u toda la gama de prestamistas. Compromet10 ¡;u existencia y arriesgó su firma sin saber si podría pagar, y, asustado por las angustias del futuro, por la negra miseria que se �bat !ria so!)l:e él y por la perspectiva de todas las pnvac1ones f1s1cas y de todas las torturas morales, íué en busca del nuevo collar. Y depositó sobre el mostrador los treinta y seis mil francos. Cuando la señora Loisel llevó la joya n la señora Forestier, ésta Je dijo, algo contrariada: -Deberías habérmelo devuelto antes. Podía haberlo necesitado ... Y no abrió el estuche. cosa que su amiga temía. ¿ Si se hubiese dado cuenta de la sustitución, qué ha bría pensado? ¿ Qué habría dicho? ¿No la habria to mado por una ladrona?
-Hay
o
O;
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La señora Loisel conoció la horrible vida ele los me nesterosos. Pero tomó las cosas heroicamente, como era necesario y de un:1 vez. Había que pagar esa espantosa deuda. y' pagaría. Despidieron a la sirvienta. Cambia ron de alojamiento y fueron a vivir a un altillo. Ella conoció los duros trnbajos serviles , las odiosas tareas de la cocina. Lavó los platos. gastando sus ro �adas uñas sobre las vasijas grasientas y sobre el fondo de las cacerolas. Enjabonó la ropa sucia, las camisas y los trapos, que colocaba a secar en una cuerda. Descendió a la calle, cada mañana, con la
(Continúa en la pág. 45) 32
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C E N T R .\. L
lllSTORIA TRISTE DE MI . AMIGO GENARO (Viene de La pág. 16)
merciante se precipitó por la es calera sin hacer ruido y sorpren dió al ladrón in fraganti. Era Delfina, la bella costurera que a todos nos tenía hechizados. Fué entregada a la justicia y el padre de Genaro se apresuró a escribir a Cuba para hacerle ve nir.La carta llegó demasiado tar de. No mucho después de arribar a La Habana fué atacado por el vómito negro y había dejado de existir. Esta es la historia triote de mi amigo Genaro. No roguéis a Dios por aquel ni ño mártir. Rogar por sus ver dugos.
do las maniobras preliminares. En torno de él había tres o cua tro lanchas con personas que ha cían adiós a los pasajeros. Estos, inclinados sobre la borda, habla ban a gritos con sus amigos o deudos. Dimos la vuelta al buque y no vimos por ninguna parte a Genaro. Entonces nos pusimos a llamarle con toda la fuerza d e nuestros pulmones. --Genaro! Genarol Al cabo apareció en la popa. Con una mano se sujetaba a un cable y con la otra nos envió un Aníbal Osear Pampín. saludo acompañado de una triste (Viene de la pág. 29) sonrisa. Jamás olvidaré aquella sonrisa Juego s diente en "escaques", término que signilica "ca de dolor, de vergüenza, de resig da una de las casillas del tablero de ajedrez". Etimológicos nación, de desprecio ... Y de dónde surge el francés "eschec" y nuestro "jaque"? Pue;; del árabe. "Jaque mate" no es Quisimos hablar, pero no sa más que la arbitraria adaptación de la fórmula bíamos qué decirle. Un mar:nero arábiga "shaaj maat", o sea, en buen romance se acercó a él y le apartó brusca "(el) rey (está) muerto". La voz "shaaj" es ori mente y se colocó en su sitio pa ginariamente persa, porque de Oriente tomaron ra . ejecutar una maniobra. los á1·abes este juego y varias de sus palabras sig -Ai d i ó s, Genaro!- le grita nificativas. mos. ¡De tan lejos viene nuestro cheque! Pero acer El nos hizo otro saludo con la quémonos al presente, y reconozcamos que el mano. Y no volvimos a verle. "cheque" comercial tiene como antecesor inme Entonces comenzamos de nue diato el documento usado en los ferrocarriles (en vo a navegar la vuelta de Avilés. los Estados Unidos se lo denomina todavía Bogábamos silenciosos, melancó "check") que entre nosotros es llamado "guía", licos. Los tres sentíamos en el esto es, "control" de equipaje, y en España, "co fondo del corazón que una gran ncci miento". infamia se acababa de comerl'er Y por hoy, basta. en este mundo. Pocos días después lo habíamos olvidado. Sin embargo, al cabo de dos o tres meses se produjo un acontecimiento m i s terioso (Vien� de la pág. 28) que llegó hasta nosotros y nos causó una profunda impresión. humilde sepultura de Matías Behety. Reflexionó el poeta: El padre de Genaro, al abrir un Hasta las cruces que levanta el pobre día el cajón de la mesa de su son las primeras que derriba el viento ... cuarto, se enteró con estupor de Y sus palabras sirvieron de epitafio para la nueva, definitiva que había sido robado. sepultura del bo'hemio desventw·ado. Entonces se le ocw·rió a aquel Buenos Aires siempre ha tenido bohemios. Antes, cuando sólo bárbaro lo que mucho antes de era una gran aldea, y después, cuando alcanzó categoría de gran bió de habérsele ocurrido. Buscó urbe. "El último bohemio", como se escribía al hablar de alguno, se una traza ingeniosa para averi convertía siempre en "el penúltimo", porque la raza, al 'Parecer, guar quién le robaba. aunque cada vez más rara, era inextinguible. Pero en el recuerdo Amarró una cuerda al fondo de todos, al decir "bohemio", surge un nombre: Matías Behety. Es del cajón por la parte exterior, "el Bohemio". Talento que se malogra, esperanza que se amustia, taladró la mesa, taladró el piso gloria que se tira sobre las mesas de las tabernas; esto es el bohemio y la hizo pasar hasta la tienda, de raza. A veces, teniendo, como Poe, tiempo suficiente para dejar d o n d e colocó disimuladamente una obra que durará siglos; otras, como Behety, desparramándose una campanilla. sobre el diarismo cotidiano, desdeñoso de toda celebridad, dejando En efecto, algunos días des sólo unos pocos versos, anuncio de algo todaVJ,:-. no logrado sobre pués sonó la campanilla: el co- el papel hostil.
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J'
• -¿Qué estás haciendo?
-Buscando una. forma honesta de
ganarme tia vida..
-¡Magnífico! No tendrás mucha
competencia.
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D
ESDE el momento en que la primera pareja hubo de avergon zarse por su desnudez, mucha agua ha corrido bajo los puentes. Sólo los muy niños o los muy salvajes continúan sin esfuerzo en la etapa edénica. Los demás hemos superado el taparrabos, compli cando gradualmente los primeros esbozos de vestido. Las necesi dades materiales y las exigencias éticas y estéticas han concurrido para que el hombre -único ser que, como dice Plinio, es lanzado desnudo sobre la tierra desnuda- se llene de atuendos ,hasta dejar sólo visibles la cara y las manos, cuando aquélla no se cubre con velos o antifaces, o éstas con guantes.
ALGO
Tanto se ha dicho de las modas femeninas, que convendrá ha cer justicia a ciertas prendas del sexo íuerte, siquiera sea para mostrar que el hombre lleva encima, como preciosa carga de siglos, la más curiosa y abigarrada mezcla. Comencemos po r algo fundamental: los pantalones. Su origen se remonta a las bragas de los galos y a los calzones de los orientales. Y nos consta que, en épocas del Im perio Romano, un ciudadano que llevaba pantalones era mirado como extraivagante y afeminado, pues su uso presuponía una dudosa ten dencia por lo exótico. En cuanto al nombre, viene de Pantalón, ¡:er sonaje de la comedia italiana, el cual llevaba calzas a la marinera que bajaban hasta los tobillos.
SOBRE 1 N D U M E N ·r A R I A 34
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CENTRAL
Y, hablando de calzas, convie ne aclarar que, según las varia ciones de la moda, es frecuente la confusión de tales calzas con las bragas -o pantalones- y con las medias. Ello se debe a que en los documentos medie vales a veces aparecen denomi nadas calzas las vestiduras de ¡:unto ceñidas a la pierna que después se llamaron mallas. Cal zas enteras eran las que cubrían d pie y la pierna. Las había con
Algo sobre indumentaria suela de cuero. Desde mediados del siglo catorce 'hasta fines del siglo quince se generalizaron las calzas completas, que iban desde el pie hasta la cintura, ajustán dose al talle por medio de nudos o herretes. Las mujeres las lle vaban separadas, o sea, una pa ra cada pierna, sujetas con· ligas, tomando desde el siglo dieciséis el nombre de medias. Entre los hcmbres, también se llamaron medias calzas, o simplemente me dias, las que no pasaban de la rodilla. Por aquel entonces, los caballeros comenzaron a usar calzas anchas, como los gregües cos. a las que se dió el nombre de calzones, que, cuando no lle gaban a la media pierna, se deno minaban calzones cortos. Y cuan do las calzas quedan muy, pero mu.y reducidas, ocultas 'POr deba jo del zapato, pues entonces las llamamos . . . calcetines. E s t o tampoco es nuevo, pues, entre otros antepasados, la p r e n d a cuenta con el calcetón, que era
CHARLAS
u.n paño o lienzo que usaban de bajo de la bota .de montar los soldados de ciertos cuerpos de caballería. E r a generalmente blanco y se lo llamaba vulgar mente boca.botín. Y pasemos a otro detalle de la indumentaria mas::ulina: la corbata. Su origen es militar, pues fué difundida por los cróa tas que, en los primeros siglos de la edad moderna, sirvieron co mo mercenarios en diversas re giones de Europa. 'Dales solda dos de Croacia, de los que existía en Francia un regimiento real en tiempos de la toma de la Basti lla, eran conocidos en París con el nombre de "era.vates" y por ello la prenda se llamó también "craivate" -corbata-, paño con que cubrían el cuello, y cuyas puntas pendían sobre el pec·ho. De los za ·patos es muc:10 lo que podría decirse: baste señalar que nada de nuevo tiene la ten dencia de presentar esas formas estrechas y terminadas en punta que hoy lucen algunos elegantes
a costa de sacrificios. En los si glos trece y catorce se extendió por toda Europa la costurnbre francesa de los brodequines pun tiagudos. La punta era más o menos larga según la condición social de la persona. Los de un príncipe eran de más de dos pies; los de un barón o conde, algo más cortos; menores los c,le un caballero; mínimos los de la gen te vulgar. Pero a veces razones de ortopedia influían en tales manías: se dice que 'Enrique Il de Inglaterra introdujo esa moda i;-orque tenía los pies muy lar gos, y no falta quien afirme que, para disimular sus grandes jua netes, el duque de Lerma adoptó los zapatos cuadrados, uso que siguieron los cortesanos. Similares razones de comodi dad llevarían a los indígenas de América del Norte a utiliz,ar ese calzado de piel o cuero sin curtir que, casi irreconocible ya en al gunas formas actuales , conserva aún su nombre primitivo: el de mocasín.
DE CINE
(Viene de La, pág. 13)
le acometió dicha manía, reflejada en la siguiente forma: cuando se llegaba a un recitado pleno de sabor shakespeariano, este buen señor, para dar el tono, traducía echando mano del estilo más furioso, cambiando el orden de las palabras para "hablar en difícil". Con ello, el público ya com prendería que venía la parte "clásica", vale de cir, cargante y artificiosa ... De más está insistir en el enorme daño que tales desviaciones pedantes hacen a la cultura. Muchos hombres de preparación media van re trayéndose ante lo que ellos · llegan a considerar como imposibilidad ¡:ara acercarse a las fuentes de la más pura belleza, y que, en realidad de ver dad, no es más que resultado de la petulancia o de la falta de conocimientos de quienes deberían brindarnos esas joyas con la mayor sencillez po sible para no empañar su. brillo. El día en que productores, directores y acto res comprendan cabalmente que por la ruta de la llaneza se harán más asequibles en la pantalla las obras maestras del pensamiento, el público perderá su resistencia hacia los que ahora sólo aparecen como sombras temibles o sagrados mons truos, evocadores del amargo sabor de las repe ticiones escolares .
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S!' L progresista virrey J u a n (0 José de Vértiz y Salcedo había hecho construir, a fines del siglo XVIII, un teatro en el para je denominado de la Ranchería, pero en la noche del 16 de agosto de 1792 uno de los cohetes dis parados en celebración de una ce remonia religiosa cercana <lió en el techo de la primitiva construc ción, que a poco quedó reducida a cenizas. Por allí se ubicaría años después el Mercado Viejo, des truido también por la acción del tiempo y del progreso. Don José Antonio 'Wilde, en su sabroso libro "Buenos Aires se tenta años atrás" de:lica un capí tulo pleno de sugestiones a esa primera época del teatro porteño. Pasa por sus memorias el recuer do del primitivo Coliseo, destruí El repartidor de pan, wn.-0 de los tipos populares del Btienos do también, el martes de Carna Aires de la co!onia. val de 1832, por el incendio de un depósito de maderas. Mejor suerte la cabría a l.a sala de la Casa de Comedias, o Teatro Argentino, construído a comienzos del siglo pasado frente a la iglesia de la Merced. No era, por cierto, un modelo de arquitectura, pues su frente carecía de todo ornato, y la entrada parecía la de un galpón. /Pero hasta 1833, año en que se edificó el Teatro de la Victoria, fué centro obligado de manifestaciones escénicas. Co mo tal, no podemos olvidarlo. \Penetremos en su interior, acompañados por el mismo Wilde, ama ble cicerone que desde su libro nos dice que los
DEL TEATRO por
., S ( LA [ O M ( DI A ( S P ( J O Dt LA VIDA" - Andrés Rey de Artieda 36
• CENTRAL
(LAQU�
decorados, bastante pobres, habían sido pintados, en su mayor parte, por el maquinista de la sala, don Mariano Pizarro. En cuanto al telón de boca y los bastidores eran resultado de la buena voluntad y el mal gusto de los aficionados, generalmente extranje ros y de paso por el país. Agreguemos que el apuntador, un tal Insúa, hablaba siempre en voz tan alta que el públi.co oía por anticipado la pieza entera. En cuanto a la maquinaria teatral, apunta Wilde que no es taba ciertamente muy adelantada, y, como prue ba, nos narra la manera en que se subía y bajaba el telón. "Para subirlo, colocábanse uno o dos hombres de cada lado, en la parte más alta de la boca del proscenio, detrás del telón, entre las bambalinas; allí permanecían sentados. Cuando se hacía la señal para subir el telón, abandonaban
Otra imagen del Buenos Aires col0nial.
su asiento, y, bien asidos de las cuerdas, des cendían al suel o por su propio peso", haciendo, en cierto modo, función de poleas. El telón subía a medida que ellos bajaban. Aseguraban luego las gruesas cuerdas en unos postes destinados al efac to. Cuando querían que el telón bajara, soltaban las cuerdas, dice Wilde, como quien suelta el hilo de un barrilete. El público no podía quejarse, porque el precio estaba en consonancia. Apenas unos centavos pa ra la entra::la general, y hasta había descuentos para los que se abonaban por temporada. La pla tea contenía alrededor de 250 asientos. Las lune tas, algo más caras, estaban constituídas por unos bancos largos y muy estrechos. Este sitio jamás era ocupado por las damas, que preferían los pal cos, cuyo precio o,:.::ilaba entre dos y tres pesos. Un detalle curioso: en cada palco cabían varios asien1cos, pero ellos no estaban comprendidos en el precio. Había, pues, que pagar extra, o traer las sillas de casa. Ante el proscenio figuraba la inscripción: "Es la comedia espejo de la vida", verso tomado del autor español Andrés Rey de Art:eda. Enfrente estaba el palco de Gobierno, decorado con c:ntas de colores patrios. La cazuela era ocupada por hombres o por las damas que no deseaban o no podían ir con tocados suntuosos, porque en ese sentido los palcos constituían la más variada muestra de gustos, que a veces llegaban a entor pecer la visual de los caballeros, como cuando se implantó, la moda de las peinetas descomunales, que tanto dinero aportarían al aprovechado señor Masculino, propulsor de tal extravaganc:a. Bastante numerosa era la orquesta del Teatro Argentino, aunque no siempre la veintena de eje cutantes estuviesen de acuerdo en la interpreta -ción del limita::lo repertorio. Sólo cuando el maes tro Massoni se hizo cargo de la batuta hubo con ·Cordancia absoluta de sonidos. El maquinista Pizarro andaba a veces escaso de dinero, y salvaba la penura preparando en su beneficio al;guna función de tramoya, es decir, una· representación en que se efectuaban trans-
formaciones imprevistas, mientras los personajes salían volando por la escena. Estas cosas asom braban al público siempre y cuando no fallase el artificio, caso en el cual los trucos quedaban en evidencia, ante los siseos del recatado concurso. Por l.o demás, eso de dar beneficios era cosa tan corriente que los actores, llegado su turno en la prebenda, acostumbraban anunciar su pro pia función, y repartían personalmente los im presos en que se hacía alabanza de sus méritos y de los del público. Pero éste era paciente y gene roso, y sabía premiar a esos primeros luchadores que embellecían con su empeño aquellas veladas de candil, que tenían algo de hogareño y mu.cho de heroico.
MEDIAS
PARIS CENTRAL
•
37
1
AERONAU.TICA
DEPORTIVA L
A aviac:ón civil o avia·ción con motor se practica con avionetas o aviones de esca sa potencia eu aeroclubes o en escuelas de vuelo, cuyas actividades son fiscalizadas por el Ministerio de Aeronáutica. En los alrededores de Buenos Aires hay algunas escuelas privadas de vuelo, pero en. la mayor parte del -país la instrucción se imparte en aeroclubes. Estos son, como su nombre fo indica, clubes dedicados es pecialmente a lo s deportes aéreos. La instruc ción en sí es idéntica en todos los casos, con la única diferencia que puede imprimir el fac tor humano en los distintos instructores. Para in-iciar un curso, el interesado, después de hacerse soc:o de un aeroclub, debe cumplir ciertos trámites ante el Ministerio de Aeronáutica a fin de que se lo autorice a ha·cer uso de avionetas de 'propiedad del Estado. Uno de estos trámites consiste en un examen psi cofísico a cargo de un médico especialmente autorizado. To do piloto se somete a este examen por Jo menos una vez al año. Recib:do el permiso oficial, el alumno piloto queda a cargo de un instructor (cada club tiene uno o más). 1.-0s conocimientos teóricos se adquieren gradualmente, por con sulta con instructores y mecánicos. La instrucción ,práctica es un proceso de imitación. En un avión con comandos dobles e intercomunicados, el instruc tor vuela llevando al alumno como acompañante. Ambos se ub,:can con las manos sobre la palanca y el acelerador, y los pies sobre los pedailes, de modo que el alumno advierte todo movimiento del instructor y éste, después, controla estrecha mente los movimientos del alumno. Así se aprende a decolar, volar en línea recta, hacer virajes y toda otra maniobra y aterrizar. Poco a poco se van conociendo distintas técnicas, hasta que con un mínimo de ocho horas de vuelo en "dob!e comando", con instructor, y con Ja autorización de éste, el
POR
J O SE MANUEL ROCA
Charles Lindbergh
'"'as''
mundiaL :le aviaición.
3';'
1
NOTA
alumno corona la primera victoria de su carrera: el primer vuelo solo. Después del primer "decolage" sin tutela, ,el novato afloja sus nervios con alaridos, palmoteos, lágrimas, carcajadas y toda suerte de exte riorizaciones ruidosas. En este ca so, por regla general, el alumno grit a después de decolar, y el ins tructor después de aterrizar. Los gritos del instructor son, .por su puesto, las críticas que el alumno merece en su desempeño. Después que un alumno vuela solo, es ob servado desde el suelo o desde otros av,:ones, y de tanto en tanto el ins tructor lo acompaña para verific:1r los progresos logrados o la posible adquisición de defectos. Cumplido el tiempo reglamentario de vuelo y conocidos "todos los secretos", un inspector toma los corr.espondientes exámenes p rácticos, que se comple mentan con una prueba escrita. Los aspirante s que egresan se conv,:er ten en. "pilotos .privados", y a par tir de ese momenito comienzan a acumular horas, es decir, experien cia de vuelo, practicando distintas maniobras, navegaciones a otros ae ródromos, a,crobada, et'.:. Los aviones en que vuelan alum nos se distinguen por un banderín rojo para qu.e los demás pilotos en vuelo cuiden de no acercárseles. La vida de los aeroclubes se ma tiza a menudo con episodios varia dos, tales como el ocurrido hace unos años en una provincia medi terrán.ea. El presidente del club había comprado una avioneta d e comando simplificado, e s decir, sin . pedales y a prueba de todo lo ma lo que pueda ocwTirle a un neó fito .en un avión común (tirabuzón, pérdida, etc.). Este buen, señor no era piloto, pero sabía que su avión era muy bonito, que al apretar tal cotón ponía en marcha el motor, al to·::ar tal pedal frenaba, etc. Así las cosas. Jlegó de visita al club un ofi cial de la aeronáutica militar. El señor presidente igr:oraba que no
todos los oficiales son pilotos, y creyó que lo más oportuno era in vitarlo a dar una vuelta en su avión nuevo. Se acomodaron en la cabina, el dueño de la máquina la puso en .marcha, hablaron de la ca za de la perdiz, del tiempo, de las polleras largas y otras cosas, y ca rretearon hasta la cabecera o ex tremo de la pista. Al a:elerar el motor, la avioneta ganó velocidad y altura y no tardaron en ver los alrededores del club desde otro án gulo más amplio . En eso estaban cuando el orgulloso anfitrión ofre ció los comandos a su huésped. Es te repuso humildemente, mostran do sus doradas insignias, que su es pecial,:dad era la fotografa aérea ¡y que jamás había piloteado! ... La mento que la escena no se haya podido filmar. Eran dos personas a bordo de un avión, a 600 metros del suelo y al que no sabían cómo lle gar sin. romperse la crisma. Afor tunadamente triunfó la razón; re cordaron las virtudes de la maqui nita y al cabo de tres o cuatro tra gicómicas maniobras que obligaron a sus¡:e. nder toda otra actividad en la pista, lograron aten•zar. Así ter minó el episodio. Hemos visto, a grandes rasgos, el curso de piloto civil. Lógicamente, toda hora que se agrega al historial es una garantía má s de suficienda, seguridad .e idoneidad. Para llegar a ser piloto comerc:al hace falla un mir..imo de 200 horas de vuelo co mo piloto privado y un curso teó rico práctico en la Escuela Nacional de Aeronáutica u otra incorporada. En todos los casos, las autoridades aeronáuticas y el médico dan la úl tima palabra sobre la capacidad de un piloto. Como en lodo club, se realizan competencias de diversa índole, ta les como concursos de aterrizajes en que se pone a prueba la pre cisión de las maniobras y se estimu la la mejor preparación y el per manente entrenamiento. También se realizan carreras aéreas de regu laridad que abarcan todas o casi to das las .provincias. A menudo cola boran en los festivales los para caidistas civiles. que se forman en algunos aeroclubes que han incor porado esa modalidad. En paracai dismo. la Argentina tiene algunos récords sudamericanos y mundia les. Como es de imaginar, todo fes tival aeronáutico term·na con asa do y baile, circunstancias éstas pn que se pone de manifiesto el esoi rit11 juvenil que anima a todos los cultores del vuelo, cualquiera sea la edad registrada en los documen tos. Consideraremos ahora la forma ción de los volovelistas . Dentro de todas las actividades aeronáuticas, ésta es precisamente la deporfva por excelencia. Se trata de un c_:12porte científico, al que la aeronau-
1
\ Lica debe la mayor parte de su pro digioso adelanto. Para ini:iar lo aue oficialmente s2 llama curso de "piloto de avión sin motor" se requiere ser socio de un club de planeadores. de los cua les hay .más de veinte . .en. el pa!s: Y c.umplir después los tr2.m tes of1c!a les indicados para el curso de avia ción civil. La instrucción con:,\. a de varios cursos: A, B, C, .perfeccio namiento, a::robacia· y remolque p�r avión. El de acrobacia es optati vo, pero el último es. indispensable para poder intervenir en concur sos. Hasta hace pocos años se apren día a volar en planeadores o "des lizadores" elementales, conocí d o s como "primarios", de construcción muy sólida,de velocidad y perfor mance muy bajas, pero muy segu ros 'Para el pricipiante. Se ini.cia ba 21 cu1·so con un tema denomrna do ··prácti::a fija'', en que el alum-
no sentado en el primario detenido, tr�taba de mantenerlo dere c h o aprovechar.do el viento de los co mandos. Posteriorm2nte el •·prima rio" era remol�ado con un auto móvil aunque sin volar todavía, hasta' que el alumno "carreteaba", o sea que corría por el camp� �ei: tado en el planeador y fam11Jar1zándose con sus comandos hasta conseguir reacciones instintivas o automáticas. Después venia la par te emocior.an•te: el "aligeramiento", en que se permitía dar el planea dor algunos saltos de 1 ó 2 metros de altura, siempre remolcado por el auto. Al término de la prueba se le ha::ia al novato la elási�a pre gunta: "¿A qué a.Jtura volaste?" La respuesta generaJmente daba cuenta de decenas de metros: 10, 50 o más, cuando en verdad no ha bía alcanzado a 3 metros. Luego, Y siempr,e en forma gradual, se iban
CENTRAL
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39
haciendo planeos en línea recta, hasta que se autorizaba al alumno a cortar el remolque en el aire y aterrizar solo. Los planeos aumen taban en longitud y altura y se perfeccionaban los aterrizajes en todos los estilos, hasta cabeza aba jo. Las condiciones de seguridad del primario son tan extraordina rias, que hast a en sHuaciones to talmente fuera de lo convencional aseguraban al alumno contra todo peligro. En verdad, el mayor peli gro está en las "ceremonias" con que se celebran las graduaciones de i:uevos pilotos, los errores du rante el curso o las situa:iones rarí simas que sólo un neófito puede crear en determinados momentos. Estas ceremonias -decía- incluyen desde el simple convite en el buffot hast a las más depuradas técnicas de aplicac.'ón de judo, inmersión forzada, baño de barro, r:udismo, se cuestro y afines. Ter, mina el curso A cuando el alumno vuela en primario hacien do pequeñas desviaciones controla das, que no llegan a ser virajes y que culminan en un perfe-:to ate rrizaje. En el curso B se remolca ba el primario a mayor altura, 250 metros, y se aprendía a hacer vi1·ajes a ambos lados y aterrizar con gran precisión en un lui:?ar estable cido antes del vuelo. El curso d e perfeccionamiento servía para pu lir el curso B tripulando planeado res secundarios, o sea máquinas de mejor rendimiento y velocidad, con cabina e instrumentos. Toda esta primera parte del curso fué mo derr izada. y ahora es mucho más sencilla. Desde el primer día, el instructor y el alumno se sientan en un planeador biplaza y salen a volar. remolcados por un av:ón, cumpliendo el proceso de imitación ya mencionado para la aviación con motor. Así, el curso el más barato. más rápido, y según los resultados ya comprobados, el alumno gana 40
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C EN 'r R A L
más seguridad de acción y se adap ta más Iáci!mente a otros tipos de máquinas. No obstante, los que hi cimos el curso en primarios sent: mos por ese armatoste un entraña ble y bien ganado cariño. Hasta ahora me he referido al vuelo sin motor casi exclusivamen te desde el punto de vista de su ap,rendizaje, pero es muy importan te recordar su gran valor como de porte, ya que los volovelistas ac túan en grupos, denominados bri gadas, que generalmente tienen a su cargo un planeador. La consti tución de bri,gadas obliga a sus in tegrantes al cumplimiento de todas las reglas del compañerismo y la camaradería. La cooperación entre socios debe ser estrecha o no se vuela, y a menudo varios pilotos se privan volutariamente de volar para dar oportunidad de cumplir una posible prueba o batir deter minado récord al más capacitado para ello o a un compañero elegido por sorteo. Durante el curso, el alumno que llega primero al cam po es el pr'mero en volar, y el que llega último cumple funciones de "fichero" (controla y anota los vuelos con minutos y segundos), vuela en último término y dirige el orden de rotación de la brigada. Para ter.er derecho a volar debe acreditarse cierto número de horas de trabajo en el taller. El fin de rsta medida, a·parte de crear há bitos de trabajo. es la de que cada
piloto sepa cons�ientemente en qué vuela. Sólo construy.endo o repa rando maqu,.nas y volando alterna damente puede apr.eciarse la ver dadera estructura y tolerancia de !os distintos planeadores. Se cum ple así .el lema del volovelismo, que es: construir, volar, investigar. Ac tualmente, en algunos clubes cer canos a grandes ciudades el traba jo de taller puede redimirse con dinero. Ello se justifica en la prác tica, porque debido al ritmo febril de las grandes urbes, un hombre que trabaja diariamente 11 ó 12 horas por día no puede concurrir al tailler del club, donde dógicamen te habría de ajustarse a un deter minado horario. De todos modos, son muy frecuentes las reuniones, formales o no, entre instructores y alumnos, para discutir toda clase de aspectos técnicos y cambiar infi nidad de preguntas. Los días de llu via o los no aptos para volar se aprovechan de algún modo. Así �I volovetsmo va estrechamente uni do a un sinnúmero de virtudes y buenos sentimientos propios de la vid a campestre. la camaradería, el trabajo sin distinción de categorí;is y, en grado superlativo, el vuelo silencioso con sus impagables atrac tivos. Negar esta intima relación es aesvit,tuar esta act'vidad esencial mente deportiva y científica. El lector habrá notado que se menciona indistintamente vuelo a vela, volovelismo, vuelo sin motor, vuelo silencioso, planeo, etc . En tér minos .generales, todo se refiere a vuelo en planeador. Pero ahora de limitaremos las dos modalidad�s principales. Vuelo s'lencioso, vuelo sin motor o planeo significa lógica mente vuelo en planeador en sen tido amplio; pero volovelismo o vuelo a vela es algo más que eso: significa también vuelo en planea dor, pero con aprovechamiento de las corrientes aéreas naturales. Un planeador se remoka con automó vil, avión o torno. Si a partir del lugar en que se encuentra al fina lizar el remolque vuela efectuando cualouier maniobra con su carac terística pérdida gradual de altura hasta aterrizar. habrá planeado o volado sin motor; pero si gana al tura o se man-tiene en el aire más tiempo de lo que le correspondería de no med'ar esta circunstancia, er.fonces habrá volado a vela. Vo lar a vel a es, entorces. el objetivo I'
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.,
directo del vuelo sin motor. Es de imaginar que para aprovechar las corrientes ascendentes aéreas el pi loto debe tener conocimientos si quiera elementales de meteorología. Así se logra una interesante iden tificación con la naturaleza. Hace pocos meses, el 30 de octubre de 1956, dos planeadores argentinos fueron remolcados en Bariloche has ta 300 metros de a.Jtura. Sub'eron en virtud de los principios ya enu'.1ciados y lograron cruzar la cordi llera de los Andes, hazaña sin pre cedentes en el mundo y queda bue,na idea de las posibilidades de este tipo de vuelo. Oportunamen te haremos conocer a los lectores los detalJ.es de esta · travesía, se ,g'ún el relato de sus protagonistas, los señores Claudio Dori y Heinz Schei dauer. Como el volovelismo se practica e n todo el mundo, se reaL:zan com petencias regionales, nacionales, in ternacionales y mundiales. El em blema que distingue al volovelista es un pequeño circu,lo azul con las iniciales de su país y una gaviota plateada por cada curso aprobado. Tres gaviotas repr.esentan el ctu·so "C". Posteriormente, y como premio al cumplimiento de mayores exi genc:as, los distintivos se orlan con
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laureles de plata, oro o roble. y por último se colocan ojos de dia mante a las gaviotas. Hay poquísi mos "C" de diamante en e.J mun do. En nuestro país, si bien todavía no hay ninguno. existen pi,lotos que ostentan uno o dos diamantes, ya que se van ganando de a uno. La
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Argentina está reconocida en el mundo como uno de los países con pilotos más capaces. El día que con temos con equipos que, dadas las cir::unstancias, no están ahora a nuestro alcance, podremos ocupar un lugar muv destacado en el con cierto mundia 1.
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variante ya desusada, pero sumamente peligrosu, por las complicaciones que encierra 4- . . . P3D adoptando una continuación pasiva 5 67 8 9 10
C3A A5C A2D P4R PxP C5D
CD2D P3TR 0-0 P4R PxP
Esta jugada rnsulta evidentemente inferior, ya que el cambio de alfiles perjudicará al bando
hoy esta sec I NICIAMOS ción con el análisis de la
partida que nuestro representan te del tablero NQ 1, señor José J. Paradela jugó contra el cam peón argentino, señor Raúl San guineti, quien enfrentó a los ju gadores de nuestro Club en diez simultáneas, en ocasión de inau gurarse las instalaciones de la institución. BLANCAS Paradela 12 34-
P4D iP'4AD C3AD D2A
NEGRAS Sanguineti C3AR P3R A5C
Ante la muy en bog�1 defensa Nimzowi:tch, el blanco juega una
blanco. Obsérvese que de los alfiles que quedarán en la lucha, el negro será muy superior debido a la conformación de peones dispuesta. 10- ... 11 - C,aA desalojando al intruso. 12- C3R
A.xAj. ¡>3A
Hubiera resultado más efectivo CxC, seguido de C3A o A2R, es decir, simplificando para ablandar un tanto la presión que comienza a ejer cer las piezas negras. 42
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CENTRAL
12 - ... 13 - A2R
buscando fortificarse en
14 - C3A 15 - D3D
5D.
CxA C3R C5D
Lógicamente, el cambio de caball.os daría al negro un 'Peligroso peón pasado.
15 - ... 16 - PxC
CxC D2R
evitando el cambio de damas con buen criterio, ya que se desea conservar esta pieza luego de haber obtenido un mejor planteamiento.
17 - 0-0-0
Las blancas tratan de imprimir a la partida un .desarrollo violento en vista de su posición desfavorable 17 - ... C4T buscando la debilidad del punto 5A.
18 19 20 21
-
D6D TxD R2D TRlD
DxD C5A
A3R
Indudablemente el blanco ha mejorado un tanto su posición. Las torres actuarán ahora en la columna abierta y el rey tratará de resolver el :problema que crea el fuerte caballo negro.
21 - 21...
P4TD
Una demostración en el flanco dama, !tenien do en cuenta que el centro está dominado por el adversar:o.
22 - RlR 23 - Tl2D
TRlR RlA
llevando al rey a colaborar para el cambio de torres y tratando de entrar en un final de aliiles y caballos favorable.
24 - P3TD
R2R
Se juega con gran cautela por ambas partes. No se vislumbra un plan que permita inclinar las accir,nes a favor de uno de los dos bandos. 25 - P5A P5T fijando peones con miras a un final.
26 - A4A
Es necesario cambiar el ominoso alfil por el fuerte alfil negro, ya que ahí reside la diferencia posicional que favorece a las negras.
26 27 28 29
-
... RlD PxTj. AxiA
TRlD TxT R2D RxA
Si CxA; 30 - C4A con dos graves amenazas CxP y C6Cj. Inesperadamente, la partida ha da do un vuelvo fundamental. 30 - C5A El blanco equivoca en forma lamentable el procedimiento de asalto a la posición negra. Ju gando igual.mente 30 -C4A se amenaza C6C con fuerza incontenible.
30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46
- C>QP - R2A - PxP ._ P7D - R3A - R4A - T1D - T6D - CxP,i. - TxCj. - T6C - T7Cj. - T6Cj. - T7Cj. - T2C - P4T
P3CR P4AR R3A PxP C3R TlA
R2R
RlD
R2R
TxC RxP TxP
R3D R2A R3C T6CD
T6T Al llegar a esta altura del juego, se alcanza una situación potencial de paridad, por lo que las blancas sugieren tablas. Las negras no acep tan, pero el ulterior desarrollo confirma el plan teo propuesto, ya que se llega a un final de torres y peones de neto equilibrio. El maestro Sangui neti, no obstante, maniobra con habilidad, a la espera de alguna imperfección en el juego de nuestro representante. Este, a pesar de su ma:g nífico desempeño, paga tributo a la mayor expe riencia del campeón, que logra imponer la po sición de un peón, hasta llevarlo a coronar. Ante tal amenaza, las blancas abandonan.
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Deportiva
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SE INICIARON LOS TORJNEOS INTERBANCARIOS DE FUTBOL DE 1957
EN
la segunda quincena del mes de marzo último dió comienzo la temporada oficial ínter bancaria de fútbol que patrocina la Asociación Bancaria Argentina de Deportes. Este año la actividad en el popular deporte ofrece una nueva modalidad, ya que por primera vez se está disputando el tradicional torneo "Co pa de Competencia" con anterioridad al campeo nato anual, cuya iniciación tendrá lugar a me diados del mes de abril. La· medida adoptada en tal sentido por la A.B.tA.D. nos parece muy acertada, pues ello per mitirá a los distintos equipos que tomarán parte en el certamen alcanzar una adecuada prepara ción luego de la prolongada inactividad impuesta por la temporada de verano. Nuestros equipos representativos se hallan lis tos ya para intervenir en la importante compe ten::1a, en Ja que, no dudamos, habrán de cumplir, como en años. anteriores, destacada actua::ión. DISTRIBUCION DE iPREMIOS La Subcomisión de Premios del Club ha dado término a los preparativos para proceder a Ju distribución de l.os trnfeos obtenidos por nues tros deportistas en los torneos bancarios de In temporada de 1955 y los correspondientes a los concursos internos llevados a cabo durante el año 1956. En consecuencia, y de acuerdo con lo que nos informa la C. D., el correspondiente acto de en trega se cumplirá en el curso de la primera quincena de mayo próximo, en lugar y fecha qu:i oportunamente serán dados a conocer. 44
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CENTRAL
Los 1•re111 ios
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Trofeo "Hor.orable Directorio del Banco Central de la República Argentina" y demás premios que se disputarán en, la Olimpiada. Interna.
SE CONSTITUYO LA COMISION ESPE:IAL ORJ3ANIZAD()R:AJ DiE LA Ol.LMPIADA IN""TERNA De acuerdo con lo que anunciáramo¡;, la Comi sión Directiva ha designado la Comisión Especial a cuyo cargo estará la organización y fiscaliza ción de la Ol"mpíada Interna, cuya disputa será reanudada en el corriente año. Dicha comisión, constituída en un acto reali zado a fines de febrero último, es presidida por el señor José V. R. Aubert e iffiegrada además por los señores José D. Cocina, José A. Guanziro li, Guillermo A. Mülli y Camilo S. Mondelo, todos destacados y entusiastas deportistas de la en tidad. Aun cuando la comisión de referencia no ha producido el informe correspondiente, pode-
Actualidad Deportiva mos anticipar que se encuentra trabajando in tensamente en la confección de los reglamento:, que regirán la disputa de las numerosas activida des que comprenderá la importante competición y que, como primera medida, ha llegado a un acuerdo para proponer a la C. D. que la misma se lleve a cabo en los meses de septiembre octu bre, época del año en que todos los deportistas habrán alcanzado su mejor grado de preparación. En el próximo número de CE>1TRAL darzmos amplias referencias resp::-::to de este intercs:mb evento, cuya realización constituirá, sin lug-:ir a dudas. el mayor acontecim'ento dzportivo ¡nter no de nuestra institución. COMIENZA LA TEMPORADA INTERNA CON LOS TORNEOS DE FUTBOL Y BASQUETBOL El anuncio de que se realizan los preparativo.;; previos para iniciat· la disputa de los campzona tos internos de fútbol y de básquetbol cones pondientes a la temporada 1957 ha provoca:!o v·sible entusiasmo entre los numerosos asocia dos aficionados a dichos deportes. Las sub::omisiones respectivas, que, como siem pre, desarrollan in"ensa labor, han dado a cono cer las correspondientes reglamentaciones, de clarando abiertas las :nscripciones hasta me:lia dos del mes de abril. Según referencias que hemos obtenido, los citados torneo s -cuyas características serán si milares a las del año anterior, salvo que se reali zarán por puntos en lugar de doble eHminaciór. contarán con numerosos equipos participantes, lo que permite anticipar el éxito que seguramenb habrán de alcanzar.
El Collar
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¿ Qué habría ocurrido si no hubiese extraviado ese collar? ¿Quién ;;abe? ¡Qué extrafia es la vida! ¡Qué mudable! ¡Qué poca cosa es suficiente para perderse o salvarse!
Un domingo, la sefiora Loisel fué a dar un paseo por los Campos Elíseos, para distraerse de las difi cultades de la semana. De pronto, reparó en una mujer que paseaba con una criatura. Era ;;u amiga, In sefiora Forestic-r, siempre joven, siempre hermosa, siemp1 e seductora. La señora Loiscl se emocionó. ¿ Le hablaría? Sí, por supuesto, y ahora, que había pagado, le contaría todo. ¿ Por qué no'! Se acercó. -Buen día, Juana. La otra no la reconocía, extrañ:índose de ser tra tada tan familiarmente por esa mujer ele pueblo. Bal buceó: -Pero sefiora . . . No sé ... Debe de confundirse. -No. Soy i\latilde Loisel. Su amiga lanzó un grito. -¡Oh! ... i\latilde quuida ... ¡Cómo has cambiado! -¡Sí . .. He pasado días muy duros desde que nos separamos ... .illucha miseria ... y todo por tu causa! -¿Por mi causa? ¿Cómo? -¿ Recuerdas el collar de diamantes que me prestaste para la fiesl:I del i\linisterio? -Sí ¿Y? -Y ... ¡Lo perdí! -¿Cómo? ¡ Si me lo devolviste! -Te devolví otro igual. Y me costó diez afios pagarlo. Comprenderás que no era f:ícil para nosotros. que nada teníamos . .. ¡ Bueno! ¡ Eso ya pasó. y estoy contenta! La señora Forestier se había quedado pensativa. -¿ Dices que comp1·aste otro collar de diamantes para reemplazar el mío? -Sí. ¿ Tú no te diste cuenta, ch? ¡ Eran tan pareci.:los! Y sonreía, orgullosa e ingenua. La señora Forestie1·, emocionada, le tomó las manos. -¡Oh. mi pobre l\Iatilde! ¡Pero ... si mi collar era falso! ¡ ::,.i'o valía mús de quinientos francos ... !
----------------------�� LA SUPERIORA
Vi1iedos. Boclc gas, Olivares y E:r pen.dio S. A.
Administración: (Viene de la pág. 32)
lrnsura. y subió el ag-ua, 1>enosamcnle, deteniéndo�e en cada piso para tomar aliento. Vestida como ur:1 mujer de pueblo íué al mercado, al almacén, a la carnicería, con la cesta bajo el brazo, regateando, 1·ecibicndo insulto;;, defendiendo centavo a centavo su miserable dinero. Cada mes era preciso pag-ar vencimientos, renovar otros, ganar tiempo. El marido trabajaba, por la no che, llevando las cuentas de un comerciante, y a veces hacía copins a veinticinco centavos la púgina. Esta vida duró diez año!'. Al cabo de ellos, habían devuelto todo , lodo, con intereses usurarios, con acumulaciones, con todo. La señora Loiscl parecía vieja ahora. Se había tor nado una mujer fuerte, clm·a, ruda, la de los hog-ares pobres. :\la! peinada. con las polleras torcidas y las manos enrojecidas, hablaba alta y fregaba los pisos a balclazos. Pero a veces, cunnclo su marido estaba en la oficina, se sentaba a la ventana y pensaba en el baile de antaño, en aquella noche en que había sido tan cortejada, en que había estado tan hermosa ...
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