Bancarios del Central / Club del Banco Central de la República Argentina. n.6, jul-sep, 1957

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PUBLICACION DEI, CLUB DEL PERSONAL DBL BANCO CENTRAL DE l,A REPJUBLICA ARGENTINA

Año 1

JULIO - SEPTIEMBRE 1957


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-----CLUB DEL PERSONAL DEL BANCO CENTRAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA Sociedad Civil con Personería Jurídico

AFILIADO A LA ASOCIACION BANCARIA ARGENTINA DE DEPORTES COMISION

DIRECTIVA

PRESIDENTE:

Sr. jorge A. Garavaglia SECRETARIO:

VICEPRESIDENTE:

Sr. Alfredo M. Louzán

Sr. Héctor M. lturralde

PROSECRETARIO:

TESORERO:

Sr. jorge P. Cistoldi

Sr. Adolfo A. Beauvillard

PROTESORERO:

SECRETARIO DE ACTAS:

Sr. Alberto R. Gancedo

Sr. José C. Toribio VOCALES:

Sr. Sixto L. Méndez Srta. Nelly S. Diéguez

Sr. Aurelio Pellegrini Sr. Juan Ramito

Sr. Raúl A. Torres Viñas Sr. Julio Rey

REVISORES DE CUENTAS:

Sr. Osvaldo H. frangí

Sr. Avelino A. Femández

Dr. Eduardo G. Antelo

TRIBUNAL

DE

DISCIPLINA SECRETARIO:

PRESIDENTE:

Sr. César A. Caprarulo

Sr. Antonio García VOCALES:

Sr. José A. Orradre

Sr. R-0mualdo ·M. Baragli

Sr. Teodoro A. femández

REPRESENTANTES Asociación Bancario Argentino de Deportes

Federación Metropolitano de Ajedrez

Titular: Sr. Teodoro A. femández Suplente: Sr. José A. Orradrc

Titular: Sr. Jorge A. Craviotto Suplente: Agustín Velázquez

COLABORACIONES VOLUNTARIAS Las colaboraciones voluntarias a la Revista se­ rán centralizadas por la Secretaría del Club, en el 99 piso del Edificio Central (San Martín 275). Allí se recibirán las sugestiones e ideas construc­ tivas tendientes a mejorar estas páginas. 6

CE�TH \L

PUBLICIDAD Y CORRESPONDENCIA En lodc,s los, aspectos reladonados con la publicidad en esta R eví, ta, entend�rá exclusivamente el Admi­ nistr,ador, señor ROBERTO E. ARRARAS, a quien se servirán dirigirse por teléfono a 43 - 9666 o por carta a la siguiente dirección: Admin.istradc:- de la Revista "CENTRAL", Publi­ cación Of:cial d d Club del Personal del Banco Cen­ tral de l a Repúbli�a Argentina, Méndez de Andés 168, Deplo. 2, Capital Federal. Todos los pagos deben hacerse con giro o cheque cruzado a la orden de REVISTA CENTRAL.


Publicación

del

Club

del

Personal

del

Banco

Central

República

Argentina

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BUE:-SOS AIRES, JULIO· SEPTIEMBRE 1957

Registro

Propiedad

Intelectual

de

la

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Sumario------,

Aniversario ... .. .... ........... ....

7

Segundas Jornadas Deportivas Sudamericanas ...... ... .. .... ........

8

Estrellas del Certamen Sudamericano

17

Cu:no vi a los ingleses . .. ......... .. 18 El Album del Recuerdo . ........ .. . 21 Charlas de Cine ... ...... .. .... .. . .. 22 Ccmpetencia por el Trofeo Aniversario

26

ANIVERSARIO e

O N este número CENTRAL entra en su segundo ano de

vida. A través del lapso transcurri­ do, estas páginas han procurado reflejar realidades y anhelos. Nues­ tra revista es ya algo más que una

Poesías de César J . Velázquez . ..... 29

esperanzada visión. Superadas las

El Engañado (Cuento) ... ·.......... 30

primeras indecisiones, g o z a m o s

Páginas Famosas . ... .. .. ..... ...... 33 Nue,tros Retoños .............. 36 y

37

Grata Visita de Colegas Brasileñcs .. 38 El Rincón de los Niños ....... ... ... 42 Torneo Interno de Fútbol ... ..... ... 44

ahora de la seguridad firme y ple­ na de mantenernos fieles a la di­ visa que nos decidió a salir a la

La Joya :y e 1 Estuche ... ...... ....... 46

palestra: umr más c�ñidamente a

Ajedrez ............ ... .. ........... 48

nuestra gran familia, reflejando a

La Página del Hogar .. ..... ..... .... 49 Viajando por el iNcdc ... . . .. .. ..... 50 Actualidad Deportiva

......... .. .. . 55

Reencuentro ........................ 58 Un Espíritu Aventur.ero ... ... ...... 60 Aeronáutica Deportiva .......... .... 66

un tiempo los empeños deportivos y culturales, que son patrimonio de mentes sanas en cuerpos sanos.


El eq1ápo uruguayo. clasificado campeón.

Urtt9'Uay del ,natch m e1 sc e na u

-Paragiia y.

Equi.po que representó a la Asoci!lción Ban:aria Argentina ele Deportes.

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UEGO d e I a laboriosa gestión cumplida por la Confederación -.. Deportiva Bancaria Sudamericana en pr o de la reanudación de las com­ peticiones entre bancarios, iniciadas exitosamente en Buenos A'�es en 1953, se ha llevado a cabo en Montevideo, al promediar el mes de julio último, el segundo certamen continental y Con­ greso de Delegados con la .participa­ ción de representaciones de Argentina, Brasil, Ch'le, Paraguay y Uruguay. Correspondió a la Fcdcmción Ban­ ca'ria de De¡;·ortes del país hermano. en momentos en que por feliz coinci­ dencia celebraba jubilosamente el 409 aniv.ersario de su fundación, constituir­ se en generoso anfitr'ón de un nutrido y entusiasta grupo de deportistas y dirigentes, que animaron con su bu­ llicio y sus afanes de victoria las jor­ nadas, matizadas siempre por un fino humor y una ,amplia camaraderia. Es de destacar el logrado empeño de esa Federación que supo prever y des-


Conjunto de la Agrupación Deportiva Bancaria de Chile.

JORNADAS BANCARIA S �ICANAS arrollar hasta en sus mínimos detalles el complejo y extenso programa de actos deportivos y (estejos hasta el punto de provoca1· el admirado agra­ decim'ent.o de todas las delegaciones. E�e espíritu se vió reflejado desde un comienzo en lac palabra!; prelimi­ nare!: del Pres'dente de la entidad organ'zadora, Contador Alfredo Rega Vázquez, quien en la sesión inaugural del Congreso de De'egados -primer acto cumplido luego del aH·ibo de las delegaciones expresó: ". . . el peque­ ño Uruguay O!; recibe en su seno, cum­ pliendo una vez más su designio de t.ierrn abierta a todas lac manifestacio­ nes de la solidaridad, cerno Jo es para todas las religiones y lodas las ideo­ logías. Tomamos esa responsabilidad con el P1·opós'to de cumplirla sanamente. ho­ nestamente y, en forma principal, en el más llano ,Y ,am;stoso plano de ges­ tión quo sea posible. Fiesta de solidaridad debe constituir esta grata reunión de deportistas ban­ carios, de delegaciones amigas que con­ curren a aportar su prestig:o y cari­ ñoso compañerismo a este Cong reso y a Ja justa depcwtiva, propendida por la tan anhelada y hoy pujante Confe­ deración Deportiva Bancaria Sudame­ :icana, que activa y ponderantemente ha piloteado nues�ro gran amigo Jorge L. Figueroa en sus difíciles y vacilantes primero:; pasos. Bajo el signo de la amistad labora­ remos todos en el campo del deporte

Conjunto de deportistas ele :liversas deiegaciones en el Cerro de Montevideo.

Escuadra representativa de la Federación Bancaria dé Deportes del Paraguay.


para crcat" un lazo más entre todos los que constantemente se generan y íorta 1ecen en!re los hombres de Amé­ rica, hac:endo más difíciles las incom­ prensiones, más fáciles las realizacio­ nes constructiv:is, más efectivos los intercamb:os propendientes al progreso lécnico y más firmes los vínculos espi­ r:tua'es que son el \·erdadero funda­ mento del sano convivir do los seres humanos, la razón de ser de una so­ ciedad civilizada. Unidos, pues. por múltiples lazos, por ser lodos proven'en�es del crisol de razas y orígenes que es la joven forra americana, por la común vocación p,-o­ fesional que nos ha l!evado a ejercer In jerarquizada carrera bancaria y por e) clima propicio que genera el ho­ nesto y sano eje•cicio del deporte, tra­ bajaremos ... t r a bajaremos scnc:lln­ mente, amistosamen�e. constructiva­ mento, para asentar este nuevo vínculo de relación entre hombres de buena voluntad ...''.

LABOR DEL CONGRESO DE DELEGADOS Mucho y bien trabajó el Congreso, cu.vo ¡:f'incipsl obje�i\'O lo constituyó la sanción def:nifva del estatuto de In Confederación Sudamericana, propó­ sito que íuó logrado ampliamente gra­ cias ni entus·asmo y dedicación con que actuaron lodos los congresales.

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Nuestro secretar:.O eon un grupo ele colegas chilenos durante ltt visita al Cantegr;J Country Club de Punta del Este.

Con anterioridad n In snnc1on do dicho esto luto, el Congreso cons:deró y aprobó por unanimidad la Memoria presentada por las autOt"idades pro\•i­ sorias do la Coníedornción que actua­ ron duranlc el periodo 1953/1957. Aprobó diversas ponencias presentadas por las d:stintas delegaciones, en es­ pec:al la del Brasil. Y reso'vió otorgar el titulo de "Benemé1-ito del Deporto Bnncnio Sudamericano·· a nuestro compatriota don Jorge L. Figueroa. l.n propuesta, hecha por la representación ,hilena. contó con la adhesión espon­ tánea y vibrante de todos. ni punto de

o m p a n

Sud

quebrar oposiciones surgidas de IJ modestia del homenajeado, que se i·o­ flejaron en las palabras do los repre­ sentantes argentinos.

AL MARGEN DE LA LID A continuación reseñamos sumarin­ rnente los actos y festejos prep:irndos con encomiable njus•e por nuestros co­ legas uruguayos. DiriciJ se nos haría reílejar en este esbozo el derroche de entusiasmo y la exquisita c<wdialidad de que se vieron rodeadas todas las delegac·ones, hasta hermanars<' sin dis-

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Nuestro compatriota sefíor Jorge L. Figueroci, verdci­ dero gestor de ia organización deportiva continental, es congratulado ai proclamársele "Benemérito dd Deporte Bancario Sudamericano''. lingos en las gratas ,pausas que la pu­ ja consentía. Completado el arribo de las delega­ ciones participantes, que fu e· r o n cómodamente a.ojadas en el Hotel E, m1tage, próximo a las playas de Po­ citos, iuvo lugar en la secte de la Coo­ perativa Bancaria la sesión inaugural del Segunao Ocngreso Bancario 8uda· mencano, del que nos ocupamos prece­ dentemen.c. En horas de la tarde los integra1ttes de las de.egaciones fueron conctucidos a presenciar diversos espectácuios de· poriivos, mient1 as en la sede de la .l<'edcrac,ón Uruguaya de Básquetbol se efe¡,tuó un congreso técnico con pa!"ti­ cipación de los árbitros de cada país competidor del certamen. !El doming o 14 de julio se realizó una breve reunión del Congreso de De· legados y hacia el mecLodía los diri­ gentes de las distintas delegac.ones fueron obsequiados con un v.no de ho­ nor por las autoridades del C,ub Ban­ co hipotecario en uno de los salones de su hermosa sede Social, cuyas ins­ talaciones fueron recorridas previamen­ te por 1a concurrencia. El Presidente de la entidad y los je­ fes de vanas delegaciones v1s1tantes hicieron uso de la palabra para refe­ rirse a la feliz ci1·cunstancia que per­ mitía a los bancarios deportistas suda­ mericanos reanudar tan gratas fiestas de confraternidad, grac:as al esfuerzo cumplido por la Federación Bancaria de Depodes de Montevideo. El lunes 15 de julio, en horas de la tarde, un nutrido grup o de integrantes de las de!egaciones realizó un viaje por la ciudad en modernos micros lle­ gando hasta el Cerro de Montevideo, desde el que pudo observar el bello es­ pec.táculo que ofrece el Puerto y la ciudad. íEI día. martes 16 las delegaciones quedat>on durante todo el día en l1ber· tad de acción. Por la noche y pese a que el t:empo se mostró muy inclemen· te, se efectuó una comida criolla en la sede de la Agrupación Tradiciona­ lista "Potros y P.almas''. Gran anima· ción reinó duran'.e la reunión, que transcurr:ó en un ambiente de grata camaradería. Se comp!etó la r:esta con la actuación de un conjunto C1"iollo que interpretó canciones dedioadas a cada delegación y bailes regionales.

Altos clirigmtes det deporte bancario sudamericano durante la sesión inaupurai del Congreso de Delegados.

El ju�ves 18, fiesta patria uruguaya, fué rendido un homenaje al prócer máximo del país hermano. Las delega· c:ones concurr;eron en pleno al pie de su monumen'.o, donde fué colocada una gran ccTona de flo,es. Inmediatamente se trasladaron a la sede del C ub Banco Comercial donde fueron agasajadas pcr sus dir:gentes. Altos funcionarios de dicha institución bancaria, q,,.e celebraba el centenario do su c'Teación, prest" giaron con su presenc:a In amable reunión. El viernes 19 se realizó un viaje por la carretera in'.erbalnearia, reco­ rriend o las hermosas playas uruguayas para llegar hasta PiriápoJ:s y Punta del Este, donde tuvo lugaT un almuer­ zo Juego de visitar el Cante¡p:il Country Club, e u y as autor;dades atendieron cord:almen'.e a los visitantes. Al regresar de tan hermos o paseo, las delegaciones concurrieron a una nueva recepción ofrecida en la Coope­ rativa BancaTia de Montevideo. El sábado 20 la Asociación de Ban­ carios del Uruguay, entidad gremial, agasajó tamb:cn a las delegaciones con un vino de honor. •Finalmente, el domingo 21 se realizó

en el Parque Hotel el almuerzo oficial en honor de las delegaciones, al que as:stieron altas personalidades, diplo­ máticos de los países par:icipantes en el torneo y funcionar:os bancarios. En la o cas:ón �e efectuó la entrega de premios n los vencedores.

DESARROLLO DE 1.A COMP�TENCIA E) acto inaugural del magno certa­ men bancario continental, cumplido en el •Estadio Peñarol, alcanzó extra· ordinario luc:mien·.0 y contó con la asistencia de nutrida cant:dad de afi­ cionadcs, pese al mconveni:mte que s g­ nificaba la baja temperatura reinante. En primear término tuvo lugar el desfile de las delegac:ones participan­ tes, que en correcta formación y en­ cabezadas por los argentinos fueron hac:endo su aparición en el estadio en medio de entusiastas aplausos de la concurrenc:n, que se convirtieron en verdadera ovación al produc:Tse el in­ greso do la representnc:ón local. Una vez ubicadas las delegaciones con fren'.o al estrado en que se encon­ traban laa autoridades de la enLidad

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organizadora y altos funcionar:os ban• carios e invitados especiales. fueron ejecutador. !o, himnos de cada país y a continuación pronunció breves y conceptuosas palabras de upertu-ra el presidente de 13 Federación Bancariu de Deportes de Montevideo. contador Alfredo Rega Vázquez. Finalizada dicha alocución, las delc­ �aciones se retiraron, con sus respecti­ vos abanderados al frente, rumbo a los vestuarios. oportunidad en que volvie­ ron .a renovarse los cálidos aplausos de! público. Minutos después ingresaron a In cancha los protagonistas del primer encuentro, Argentina y Paraguay, ini­ ciándose así la competencia, aguardo­ da con gran interés por los aficiona· dos. Pero pese u esa expectativa rei­ nante el match no tuvo la jerarquía que cabía esperar en virtud de la po· co lucida actuación que cumplieron Jo., argentinos. a quienes se 11signnhun muchas posibilidades.

..

No obsiante. df'be señ11l11rsc q11e h

escuadra paraguay.a, integrada por nl­ gunos valores muy destacados, cumplió acertada pedormance adjudicándose un triunfo incuestionable, que festeja­ ron jubilosamente sus integrantes al finalizar la brego.

PARAGUAY (51) vs. ARGENTINA (46) Jueces: La,tr:1 (Chile) ,. Castiñeira (Uruguay). Paraguay: Velázqucz (22). Yegros (16). Olabarriela (7), Gamarra (·1) y Eac1iialupo (2).

En el match de fondo. el conjunto uruguayo, gran favorito del torneo. s9lvó el primer escol!o ni derrotar u Chile, p€-ro sin cumplir unu actuac'ón de relieves técnicos desllcudos. El jue­ go de conjunto uruguayo no íué muy eficaz en la e,mergencia. advirtiéndo_e muchas acciones individun'es defec­ tuosas al comienzo.

/\ rg!'11illla: Lagarriguc (13), Lupia­ ni (12). P?rizzb (7). Tavanti (6), C-Jrdón <·!), Trin::ado (4). Poz­ zoli y Ro.ra. l'RUGUAY

Sin embargo, su chance no peligró en n'ngún momento, ya que las posi­ bilidades de los trasandinos estabnn supedi�:idas n los aciertos de sólo dos de sus hombres. Por otra parte, fué evidente en todo momen!o que la va­ lía individual de los jugadores urugun­ yos g·ravitaríu en el rC'sulL11do del co­ tejo, como así ocurrió.

(43)

.luc e�: :\lontcro ele Espinosa (Pa­ rap•:1··) y /\lhiol (Argentina). Uruu11u!J: Slnzinkas (12), Gully (8), Lo:i•bardc- (8). Cortés (6). Paro­ di (61. Chelle (5), Robatto (4). lí�htr r3,, Patiño (3) y Fava. ('In/e: Bra,·o (13) . Gianoni (11), R3mÍt'�z (8). Lobos (6), l\Iutincl­ li (3). Ledcsma (2). Butefüh. Mcicr y Kunkar.

El detalle ele In primc-rn jornad'I e, el s·guiente·

N 1 7

(55) v::. CHILE

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En la perspectiva del tiempo, el año 1757 señala el comienzo fe" haciente de la "dinastia" C I NZANO como productl)ra del en­ tonces famoso vi no aromatizado que hoy en el mundo entero se conoce como sinónimo de vermouth. Esos 'documentos auténticos, permiten celebrar un acon­ tecimiento que honra a CINZANO: DOS SIGLOS DE CALIDAD! .

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CINZANO. .

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• CENTRAL

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[,a segunda etapa del certamen ofre­ cí:1 un atrac'.ivo especial: el debut del equipo brasileño ante Chile y una nueva presentación de Uruguay en­ frentando a Paraguay, ambos ganado­ res en la primera fecha . ,En el encuentro inicial, Chile se re­ cuperó de la derrota experimentada l:1 ncche anterior frente a los uruguayos. superando en juego a su oponente que se mos'ró frío, poco efectivo e impo­ tente ante la enérg'ca acc'ón de su ,ri­ val que finalmente lo venció en forma clara y merecida. Los rálcu!os previos permitían supo­ ner que la siguiente confrontac'ón en­ tre las representaciones de Uruguay y Paraguay alcanzaría relleves excepcio­ nales, per o no fué así, ya que el cqui­ Po guaraní fué fácilmen'.e superado por el conjunto local, que sin cump1 ir tampoco en esta oportunidad una ac­ t u a ción sobresaliente, técnicamente hablando, hizo lo necesario para im­ ponerse, mostrándose una vez más y pese ,a todo como el equipo de mayor fuerza. El .detalle de ambos encuentros fuó el siguiente: CHILE (75) vs. iERASIL (61) Jueces: Bensusan (U r u gua y) y Mon�ero de Espinosa (Paraguay) Chile: Gianoni (25), Ramkez (16), Lavanchy (5), Lobos (12), Ledes ­ ma (5) y Bravo (12) ., BrasiL: Chaves (19), Mo rí (11), Freitas (17), Ferraz (10), M. Cos­ ta (1), Olivcira (1), Cabra! (2), A. Costa y Coutinho·. U RUGUAY (64) vs. PARAGUAY (40)

'

Jueces: Albiol (Argentina) y Lastra (Chile). Urttguay:Corté<; (10), Fava (6) Pa­ iiño (10), Slaz.inkas (4), Gully (22), Pa.rodi (3), Badar.o (4), C he 11 e (2), LO!?nbardo (3) y Matto. Paraguay: Olabar, rieta (7), Bac;ga­ lupo (7), Velázquez (11), Ye¡!ros (9). Caniza (6), Gamarra, Ma­ neglia, Aseretto y Fernández.

Autoridades de La Federación Bancaria de Deportes de Montevideo, que organizaron magníficamente el certamen. En la tecera jornada de l camoeo­ nato se enf•·entaron Argent'na y Ch'le. Nuestra represent11r'ón neresi'11ba for­ zcs�mente ,rehabilihrse del contraste sufrido en su presentar;ón in;ciPI para cont'nuar ah�iganrln esperanzas de ob­ tener una figuración acorde con sus pres:ig:os. Pero concurría otra vez a la lucha imorovisada. �n la rpresurarla :nror­ povación de dos nuevos iugado ves lle­ gados horn� antes de Buenos Aires 11 quienes deb'ó recurrirse para romple­ t0r el plantel ante la ine"olicable au­ SPn�ia de ..tos valores indispensables. Srh'me y Borda, que a resar de com­ p,rome'e� su asistencia. finalmente no llegaron. Pese a es:1 circunstancia, que gra­ vitó enormemente en todos sus desem­ peños. e' equipo argent;n o actuó con grrn e�o'ritu. aunque s'n éxito dado el desorden que imperó en sus filas.

mantenerse siempre al frente en el mFwcadot. Sobi-e el final del match los argen ti­ nos tuvieron una f'rme recuperarión merced a la entus'11sta p,rodigación de toclos sus intei:trante;, ¡:ero ello n'> fué suf'ciente para evitar el triunfo de los trasan<l;nos que a la postre resultó merecido. En el siPu'ente coteio el equipo uruguayo obtuvo su tercet·a victoria conserut:va. Los brnsóleños, sus oponen'es, usa­ ron un p'ante o de juego que tuvo la virtud de dif'cultar la acción de los locales al princip'o, pero la escasez y desa"iertos de sus lanzamientos en ningún momento compromet'e von la chance de les orientales que finalmen­ te írnpus'eron su mayor capacidad in­ dividugl ,v de conjunª o. Comign<>mos a cont'nuación el de­ t11lle de ambos encuen�os:

Los ch'lenos aprovech:\ron 111 situa· c'ón y fueron más prác'.icos emplean­ do ataoues rápidos y !'ecurriendo a lanzs, mientos de media d;stancia, ca­ racterística de juego que les perrr'tió

CHILE (74) vs. ARGENTDNA (70)

Cabecera de la mesa en eL almtterzo oficia! ofrecido a la3 delegaciones en et Parque Hotel de Montevideo. U

CENTRAL

:·u,,ccs: Nir.ola (Urul!uay) y Mon­ tero de Espinosa (Paraguay) Chile: Gianoni (27). Lobos (9), La­ vanrhv (6). füirr,írez (22) Ledt>s­ ma (6), Mutinelli (1), Meier (3) y Krumm. A ra<>ntina: Pari7zia (26), Pozzoli (3). Luo;ani (7), Trincado, Lal'!a­ rrigue (13). Tavanti (6), Rodrí­ ¡!uez <3), Celedón, Roma (8) y Reduello (4). URUGUAY ( 48) vs. IJ3RAS1L (37) Jueres: A lhiol (Argentina) y Las­ tra (Chile). Urumt'.Iy: S1<>zink:ic: (18), G ully (19). Patiño, Cortés <4). Fava (2) Matto ( 1), Usher (2), Robat­ to <2). Parodi y Lombardo (2). Brasil: Chavcs (12). M. co�ta ()3), FPrr::i7. (3). A. Crs + a. Freit�s (7), Cou+inho (2), Olivcira, Vieira y De Souza.


Con Uruguay ya perfilado como se­ guro ganador del certamen, teniendo en cuenta sus exitosas actuac:ones en los tres encuentros dispu�ados, se llevó a oabo la cuarta etapa del torneo. Los paraguayos cumplieron en la oportunidad una lucida actuación, anulando las v;rtudes que anteri�­ mente había exhibido el copjun�o tras­ andino. Tánto en el aspecto defensivo como en el o:ensivo, supieron imponer una neta suterioridad, mientras los chile­ ncs, que actuaron con extraordinario nerviosismo, no ,pud'eron c»"ganizarse en ningún momento de la lucha. Su exagerado propósito de estable­ cer un'!! es�ricta marcación sobre los más hábiles jugadores paraguayos fra­ casó, facilitando Ja gestión de éstos, que lograron triunfa.- en forma amplia. !En el encuentro que a continuación disputaron los equ'pos de Brasil y Argentina, los primeros consiguieron adjudiaarse su primera victoria. Los a.-gentinos actuaron b:en en Ja etapa inicial, dando la sensación de que podrían imponerse, pero luego se vieron 1SUpei,ados por el juego más ve­ loz y profundo de los brasileños. que aprovecharon debidamente las fallas que acusó la labor defensiva argenti­ na. Además, .estuvieron muy precisos en los tkos libres, lo que les permitió acumular sucesivas ventajoas que los nuestros no pudieron neutralizar. He aquí el detalle de esta jornada:

PARAGUAY (62) vs. CHiILE (45)

Jueces: A.'1biol (Argentina) y Castiñeira (Uruguay). ParOJguay: Olabarrieta (6), Bacigalupo (9), Gamarra, Velázquez (24), Yegros (15), Caniui (5) y Aseretto (3). (2), Ledesml'l (5), Lavanchy (4), Mutinelli (1), Bravo (9), Krum.m, Schenke, Kunkar y Meier.

Chile: Gianoni (19), Ramfrez (5), Lobos

BRASIL (65) vs. ARJGENTLNA (58) Jueces: Lastra (Chile) y Bensusán (Uruguay). Brasil: A. Costa (1), Chaves (29), M. Costa (15), Freitas (11), Ferraz (6), Coutinho (3), De Souza, Oliveira y Vieira. Argentina: Parizzia (7), Lagarrigue (22), Rodríguez (5), (Pérez, Trincado (4), Lupiani ( 4), Pozzoli (4), Reduello (5), Roma' (7) y Celedón. ,En la fecha de clausura del cam­ peonato, cumplida el sábado 20 de ju­ Eo, el equipo uruguayo alcanzó su consagración, merecida desde t o d o punto de vista. Su triunfo incuestionable, obtenido ante los argentinos, alcanzó mayor s:gnificación por la ci.-cunstancia de que es�os últimos cumpl'eron en la emergencia la única ,pe rformance des­ tacada de toda su actuación a través del certamen. En efecto, el conjunto <albiceleste exhibió una mejor organizac:ón colec­ tiva mejorando notablemente en los

lanzamientos de cancha, especialmente en lo que se refiere a Parizzia, el ju­ gador de mayor jerarquía, que sólo en ese encuentro final alcanzó el ren­ dimiento qúe en él es habitual. �n cuanto al equipo or:ental, cam­ peón invicto, supo demos�rar una vez más su juego sobrio y práctico, alcan­ zando, romo decimos, un triunfo indis­ cutible. Es justicia destacar que buena parte del éxito obtenid o la debe el equipo uruguayo a la muy ef:caz con­ ducción de su director técnico, señ� J. Dragonetti. En el encuentro preliminar, el equi-

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CENTRAL

i5


po de Brasil confirmó la reacción que había demostrado en su presentac'ón anterior centra los a,-gentinos y 11sí pudo superar a los paragu1.1,yos por cifras concluyentes. La lucha librad11 entre ambos con­ tendores tuvo interesantes 11lternati­ vas. Desde e) comienzo y h:ista pro· media,- el encuentro hubo cierta pa­ ridad, ,pero finalmente la precisión con que accionó el conjunto brasileño desconcertó a los guaraníes. El triunfo de Brasil fué, pues. am­ pliamente merecido, como tamb:én lo fué el título de subcampeón que se adjudicó por aplicación del "gol average", ya que en puntaje igualó In posición con Chile y Paraguay. La sinte;:is de la última etapa es la siguiente:

1 BRASIL (70) vs. PARAGUAY (58) Jueces: Albiol (Argentina) y Nicola (Uruguay). Brasil: Ferraz (14), Freitas (14), M. Costa (5), Chaves (25), Oliveira (5), De Souza (1), Coutinho (6), Cabral y A. Costa. Paraguay: Olabarrieta (19), Yegros (10), Velázquez (15), Ca-( niza (6), Bacigalupo (4), Aseretto (3) y Maneglia (1). ¡ URUGUAY (67) vs. ARGENTINA (49) Jueces: Lastra (Chile) y Montero de Espinosa (P.araguay). Uruguay: tPatiño (5), Badano (23), Gully (29), Matto (5) y Slazinkas (11). Argentina: Parizzia (27), Rodríguez (2), Lagarrigue (8), Ta­ v,anti (3), Trincado, Roma (4), Lupiani, Pozzoli, Reduello ( 5) y Pérez.

Posiciones Finales EQUJPO

J.

Uruguay . . . . . . . . . . Brasil . . . . . . . . . . . . Chile . . . . . . . . . . . . . Paraguay . . . . . . . . . Argentina . . . . . . . . .

G.

P.

Beneficios

Tf.

Te.

Pts

4 4 - 234 169 4 4 2 2 233 239 2 4 2 2 237 248 2 4 2 2 211 225 2 4 - t\ 223 257 -

La clasificación indicada en la tabla preceden­ te corresponde por aplicación del "gol average".

JUGADORES MAS EFECTIVOS Chaves (Brasil) . . . . . . . . . . . . . . . . . Gianoni (Chile) . . . . . . . . . . . . . . . . . Gully (Uruguay) . . . . . . . . . . . . . . . . Parizzia (Argentina) . . . . . . . . . . . . . Velázquez (Paraguay) . . . . . . . . . . . . Lagarriguc (Argentina) . . . . . . . . . . . Ramírez (Chile) ... , . . . . . . . . . . .. . Yegro s (Paraguay) . . . . . . . . . . . . . . Freitas (Brasil) . . . . . . . . . . . . . . . . . . Slazinkas (Uruguay) . . . . . . . . . . . . . .

Duraderos·

85 tantos 82 ., 78 ,, 67 ,, 72 ,, 56 ,, 51 ,, 50 ,, 49 43 ,,

Estos son los remltados ?U.tmé­ ricos del torneo, que premian el tesón, la constancia, el entt<sias­ mo y La caballerosidad de q1<ienes s1lpiero11 imponerse como bue­ no.�. Pero no es ese el único recuer­ do de tan gratas jornadas. Magro saldo resuftaria si no se viese aco1npa.ñado y coronado por be· nef icios más duraderos y funda­ mentales, et<ales s01i el afianza­ miento de los lazos que ya unían a la gran familia bancaria sud­ americana y que ahora se han visto cansolidados en hidalga e:i'l­ presió-n de anhelos y en trimifal derroche de energ·:a!l.

11

11

deJe que

O S1,..-JI.G lo vista!

1

16 • CENTRAL

1


Estrellas del Certamen Bancario Sudamer ic a n o de Montevideo

José Ramírcz, dz Chile. Abajo: Apa­ ricio Velázquez •y Remigio Yegros. de Paragtuvy.

Mario Costa, Fernando Freitas y Alfredo Ch11ves, de Brasil.

Julio G11lly. de Uruguay.

Edgard Parizzia, de Argentina.


INGLESES

lmpresio1ie.s recogidas por un ex colega del B.C.R.A .. quien, desde su cargo diplomático en Lo11d,res, supo atisbar a los ingleses "en su salsa".

por

GERALDO W . VON

N

O creo incurri1" en exager11ción si aíirmo que el pue· b1 o inglés es el más peculiar cn!lre los ocridenta'e1 Su isla constituye un reducto que les permite de­ fender sus hábitos. costumbres e id:csincrasia de la in­ fluencia standardizadora moderna. En mérito II las ra racle1"isticas que Je son propias, el habitant,e de d:cha fortaleza constituye una verdadera espc:·ie que podría­ mos denominar "horno b1"itannicus" para diferenciarlo en la escala humana. Amante de la tradición, la venera por respeto insti:1tivo, hereditario, y, sin confesarlo, la explota para el tu,rismo. Es de rigor. para los centenares de nmer· ca1103 írancescs, alemanes, etc., que visitan la isla todc3 los veranos. aglomernrEe ante la verja del Buckingham Pa­ lace para observar el ceremonioso cambi o de la guar::li:i; concentrarse en Piccadilly Circus -algo así como el om­ bligo del Imperio- a la noche, bajo la estatua de E.os, pa,ra dar culmina A;ón a las andanzas del dia; v·sitar los ''antiques", nego'ios donde se encuen'.ra todo lo vi!!jo 1 un precio muy superior a lo nuevo; tomar cerveza donde

POTOBSKY

,,


lo ha hecho hace doscientos años tal o cual ilustre británico; recorrer la Torre. el Parlamento, lo C!ltedral de San Pablo y la Abadía de Westmins­ ter, etc., e:c. Tod o tiene su histor:a en esta t:e­ rra. Existen libros y íol!etos que re­ latan las anécdotas que se vinculan con cada calle, casa, parque, estatua. El turista comienza a enfrascarse en historias y leyendas, desea conocerlo todo, empnp:irsc de tradición. Cuando vuelve a su patria se da cuenta de que jamás ha prestado tanta atenc'ón a Jo p'l"Opio. Londres es, sin duda, la ciudad más cosmopolita. Es el centro del mundo. La "City", o sen, la por'.e vieja y co­ mercial . e3 un conglomerado de ban­ cos. instilu iones y oficinas que trafi­ can en todo el orbe. Lns representa· ciones diplomát'cas y lns misione� oíicinles pro1 ifcran en íorma gene·o­ sa. Abundnn, sobre todo, las delegacio­ nes orientales, con sus ,·est:mentos típicas, los negros de Africa y los de Jamaica . En los nego· ios importantes de alimen•cs existe una variedad ex­ traord'narin de productos traídos de todos los confines: c!lt'ne nacional. de Australia, Nue,·n Zclandia, Argent'no; quesos de Holanda, Dinnmnrca, Alema­ nia, Austria: manteca de Nueva. Zcl'ln­ dia, Suecio, Austra 1 ia, Hclonda, Fran­ cia. En todns !ns carnicerías existe un mostrador largo dedicado exclus·va­ mente a las distintas var'edades do tocino. Este producto constituye un ru­ bro fundamental en la ración alimen­ ticia del país, ,V les nspectos de su comC'l'cio -principa'mente la importa­ ción desde D'namarca- son tema de interés nac;onal. s:n embargo. en es•e maremágnum de internacionalismo el "horno bl'Ítan­ nicus'' es un nacionulista acérrimo. Para un inglés el mejor producto es inglés. Cunndo debe confesa.· que un artículo es extranjero. lo hace quizá a rcgañad' cntcs, estampando el té-rmi­ no "f-0re'gn" sin aclarnr muchas veces la pro·edencia. Dicho nacionalismo lo impulsa a mantener sus sistemas aun cuando en todo el res:o del mundo s e haya cptado racionalmente p o r olros. Así, por ejemplo, el tránsito en las cal'es es por la izquierda. a pesar de h universo) tendencia en sentido contrario. Y no hoce falta recalcar la obstinación británica con respecto al s:stcma de p�sas y medidas. El cxtran-

•\lurhl,

Ar,·I,,

El "horno britonnicus" posee un e!e­ vado sentido del orden, lo que actúa en detrimento de su elasticidad men­ tal. Es inútil esperar en un nego::io que el vendedor atienda o la vez a dos clientes. No quedo más remedio qut• re­ signarse a esperar que el predceescr íinalice su compra, s·n que el depen­ diente le preste a uno la mínima aten­ ción. No es por falta de cor:csia, pues unu vez en el tu I no, será uno atendido ccn el mismo csmCt'o. Si luego se quie­ re facilitar la 1levolución del cambio, entregando, por ejemplo --en moned:i. nuestra-, un bil!ete de diez pesos ) unn moJ1eda de ,·eint.e centavos para realizar un pago de S 8,2() a fin de que reintegren dos pesos. el empicado de la caja mirara azorado y dará el cambio exac:o sobre los diez peso3, s· n aceptar la moneda adic'.cniil. \/lt1úiu ,t,

l\',•i.,/mtn.,ttr

jero que desee contro'nr su peso ten­ drá que soportar In seria molestia de hacer la eonve:-sión de ''stones" a ki­ logn1mos. No hay poder de raciocinio suíic:ente paro convencer a la ama de c:isa o sirvienta ing 1 esa de las ventajas de los cepillos con mongo. D'ariam,•nte se los ve hincadas, írepndo. en el sentido literal de la palabra, las b(•ldo-

Lo honestidad const'tuyc un rasgo que cautiva. En el ómnibus sucede a veces que el boletero --que, sin em­ bargo, se liorna "conductor"- no cobre el viaje por olvido. El pasajero, en caso de tener que descender sin acer­ carse a aquél por encontrarlo ocupado en otro Jugo'!' del ,·ehículo, le deja sus monedas al compañe·o ocasional de asiento para que abone el v:aje. Se cree en la buena fe y en In palabra de los personas. En 103 nego :os se pue­ de comprar con un cheque, indicando únicamente al dorso del m'smo el do-

Otro ll\f)l'flo ,1, /u \/ladra

sas de sus pasil'os. Pero -eso sí- sin quitarse los sombreros. El amor de las mujeres por el somh1-ero es algo no­ torio. Constitu,vc dicha prenda el va­ demécum indispensable de toda ingle­ sa: desde la "nanny'' e niñera en los parques, la florista en las esquinas. la vendedora de diarios. hasta las damas más elegantes de los salones.

Oxft1rJ Str11 l.

micilio. Más de una vez he comprad o en un comercio de la import:incia de Harrods', donde tenia abierta u n a cuenta c<wricnte, con la simple mención de este hecho, sin que el empicado de una de las tantas secciones aver:guara la veracidad de mi afirmación. Como único requisito me exigían la firma de la factura corrl'spo:idien'e.

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/:n/radu d.-1 H¡•,le Park.

Cambio de guardia n, d palacio Sainl James.

A un señor am'go le sucedió que, habiendo encargado un artículo en di­ cha casa, no lo recibió en su hotel a pesar de haber transcm·rido varios días. Al reclamar ante el vendedor que lo había atend'do, éste procedió de in­ mediato a entregarle el mismo articu­ lo, sin en'.rar a averiguar previamente sobre lo sucedido. Días después, el ge­ rente del hotel le pedía d·scu!pas, pues hacía tiempo que guardaba un paquete que había dejado un reparLldor del negocio mencionado, olvidándcse de enviarlo a su habitación. La casa había cumpEdo desde un primer momento. Una vez 'adquirí una mesa que, des­ pués d� va�ias seinan3s de uso, preszn­ tó defectos en el barn:zado. Hecha la recbmacin, se me a!endió en s-eguida. Como solicitara yo la verificación de! defecto antes de remitírseme una me­ sa nueva, se me manifestó que mi palabn era prueba sufic:ente. Y ahora, otro aspecto. En una op-Or­ tunidad, encontrándonos de visita en Windsor, fuimos varias personas a co­ mer a un pequeñ o restaurante en las inmediaciones del famoso Castillo. ,El local se hallaba vacío, y como las mesas eran chicas, resolvimos juntar dos de ellas para poder comer juntos. La señora que atendía nos manifestó que eso estaba prohibido. Supus'mos que se deb:a a que pronto se llenaría totalmente el si�io, ocasionando así nosotros inconvenientes a les mozos. Cuando nos fuimos, depués de casi una hora de almuerzo, el restaurante �eguia tan vacío como al principio. Divertidos, nos dimos cuenta de que habíamos contribuido a observar las "rule�" ( reias) del establecimiento.

\l'dlin::lon Arch.

/.a esla/ua de Prirr Parr.

Pero Lond•res también sabe $Cr som­ bría. No lo digo por la neb!ina, que suministra un marco adecuado a la lobreguez de sus cal!es solitar:as, sino porque a una cuadra de Piccadi11y Cir­ cus, con sus luces ,Y su trajín, com:enza el barrio de Soho y sus sombras. Atra­ vesado por cal'ejuelas de anchura me. d'eval, constituye el barrio latino, que alberga a los meridionales europeos más modestos. De día pululan españo­ les, italianos, franceses, griegos, e!:c., que t:enen establecidos sus comercios o puestos en la feria. Allí hay que comprar el aceite al que es'.amos acos­ tumbrados -pues los ingleses �ocinan con margarina-, los chorizos españo­ les, los salames, C:deos y ravioles. Jun­ to a los quioscos se encuen�·an vitrinas con avisos que inv:tan, solapadamen­ te, a los mayores vicios. De noche, las cal!ejuelas se tornan oscuras y desier­ tas. Algunas luces revelan la existencia de dancings y bare�. a los que concu­ rre gente de muy dudosa apariencia. No obstante, hay que aventurarse para llegar a los numerosos restaurantes con excelentes menús "no ingleses" que abundan en es'.e barrio. Para mayor seguridad, la policía suele aconsejar, a veces, que se camine por el centr o de la calzada, para evitar así bocacalles y portones oscuros y misteriosos. Tam­ bién a veces se lee en los periódicos sobre alguna pele!! de cuchillo entre gente del hampa. Ello constituye una solución "poco britán'ca" para zanjg,r algún negocio entre felones de sangre meridional, lo que encuentra un marco tío:co en Sobo. (Continú,a en La pág. 32)

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Piua,li//}' Circus.

Trafatgar Squan•.


HI. JlI.BUM DEI.

En 1950, en ocasion de haberse adquirido a una firma de Dinamarca una partid.a de carabinas que hoy resultan, mwy va­ liosas, ei. ministro de dicho país ,ante el Go­ bierno Argentino donó­ un trofeo denomin a d o "Armas Danesas", que fué gcmado por nuestros represent-Ontes en con-· CtLrso realizado frente a Los tiradores del C. A. Banco de la Na ción Argentina. La presente nota. gráfica fué tomada en aquella oportunidad, y en ella puede verse ai mencionado diplomá t i ­ co, autoridades de am­ bas instituciones, a los deportistas que compi tieron y a familiares de los mismos.

M a r i o Chaves, figura notable de la n,at-Oción nacional, i n t e g r ó por 1948 y años sucesivos nuestros planteles re­ presentativos en compe­ tencias interbancar i a s. Mu c h o s f iieron l o s triunfos que logró para nuestra divisa en mo­ mentos en que atrave­ saba la et-Opa más bri­ llante de su c a r r e r a deportiva.


LOS TEMAS HISTORICOS EN LA PANTALLA

1

Por

ARMAN DO ODIARD A índole de varias peli:ulas r2cientemente estrenadas n o s hace recordar la asiduidad con que la industria cinematográfi­ ca de todas partes, y, en modo es­ p.ecial, la norteamericana, prcduce ·'films" bas:idos en temas históricos. Hemos conocido hace poco tiempo ''Tierra de los faraones", donde se relata la historia de la construcción de la gran pirámide de Kheops y se detallan las alternativas del drama surgido de la voluntad del Faraón, quien dzcidió levantar un monu­ mento qu,e, al par que irnmo1·talizara su m·moria, sirvies2 de tumba y depósito de sus tesoros. La película resulta imponent�. con es a :onstruc­ ción gigantc "'ca. verdadera montaña de piedra que, a pesar de los siglos transcurridos, sigue siendo símbolo eterno del orgullo colosal de tales faraones. Es notoria la intención de los productores por hacer películas de grandes proporciones; lo malo ,es que muchas veces, y aquí tene­ mos el ejemplo, el üllerés hu:r¡ino no alcanza los r.:lieves brillantes de la presentación exterior, pues se r:!­ curre a la anécdota vulgar, d:::nd2 no faltan las intrigas palaciegas les per.;onajes ambiciosos y la con"a­ bida secuela de asesinatos. "Tierra de los faraones" fué dirigida por Howard Hawks. y en el reparto se destacan Jack Hawkins en el papel de Kheops y Joan Collins en el de su segunda esposa La historia d:l antiguo Egipto de los faraones ha interesado a los realizadores de Hollywood. los que

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CE ' T R .\ L

Ava Garun._r v Robert Taytor en "Los Caballeros del Rey Arturo".


Rita Hayworth en "Salomé"'.

han llevado a la pantalla el tema de "Sinuhé, el egip­ cio", adaptación de la conocida novela de Mika Wal­ tari, siendo los intérpretes principales Jean Simmons, Víctor Mature, Gene Tierney y Edrnund Purdom. Y próximamente conoceremos la que se anuncia como obra maestra del realrnador de grandes espectáculo�. Cecil B. de MilLe: "Los diez mandamientos'. Allí fi­ guran prcrninentemente el Faraón Ramsés II y su esposa, la reina Nefertiti, y en el reparto de esta co­ losal película actúa una legión de "estrellas". entre las cuales citaremos a Charlton Heston, Ann Baxter, Yul Hrynner. Edw•a,rd G. Rcbin•on, Ivonne de Cario, Nina Foch, Judith Anderson, John Derek, Sir Cedric Hardwicke, Martha Scctt, etc. E-,te tipo de peli:ulas de evocación del pasado es'.a en auge; ello no es más que intensificación de una vieja tendencia. El rinz se ha nutrido, desde rns co­ mienzos, de est a fuente inagotable. Con el pasado co­ mo marco o iccmo pretexto se han hecho "films" de todos los tipos: buenos, regulares y francam:nte ma­ lo5. Muchas veces la historia resultó completamente falseada, y lo que es peor. f:guras insignes, ridiculi­ zadas. Lo que pretendía ser r: lato histórico se conver­ tía, a la postre. en vulgar se�uencia de aventuras. Mucha culpa de e•to la tien.en los adaptadores, que toman generalm:n!e como base una novela famosa, la modifican de acuerdo con sus gustos y posibilida­ des, y la disminuyen, sacrificándola en holc:austo al lu::imiento exclusivo de la "estrella" de la película. Es mu¡ frecuente ve r suprimidos pasaj:s fundamen­ tales de textos famosos, en tanto se introducen otros innece,arios y opacos.

Con todo, d,e tan extraordinari a canti:lad de pe­ lículas filmadas sobre relatos his'.óri:os hay cierto número que alcanzaron éxito por distintos motivos. Algunas se ha n destacado por el trabajo de los in­ tér:Pretes, otras por la dirección, pero muchas menos p or la f:delidad al libro original o a los datos de historia. Los te.mé\5 bibli·:os han ofrecido buen campo para €1 cine. !Ce entre las películas aceptables podemos rz­ cordar "David y Betsabé", con Gregory Perk y Su­ san Hayward, y "Sansón y Dalila", con Víctcr Ma­ ture y Hedy Laminar. Otra fuente inagotable de películas de todo géne­ ro es la historia de Roma, en e, pecial lo referente a los orígenes del cristianismo ante el Imperio. Es muy extensa la lista de películas que se han hEcho tomando como base di,tintos episodios de esa época. desde "¿Quo Vadis?", de Enrique Sienkiewicz, en qu2 lució sobrz la pantalla ,muda Emil Jannigs, hasta la nueva versión en color.es. que hemos conocido ahora a 'Pesar de haber sido filmada hace un lustro. Es ésta una realización excepcional con un gran des­ pliegue de el:-mentos, impresionant.es reconstruccio­ nes arqu:tectónicas y un lujo exorbitante en inte­ teriores y en el ve�tuario. Fué dirigida por .el vete­ rano M�rvin Le Roy y actúan Robert Taylor, Debo­ rah Kerr, P,eter Ustinov enC'arnando a Nerón y Leo Gcnn en el papel de Petronio. Al recuerdo acuden viejas imágines como aquella lejana versión de "Ben-Hur", donde .el otrora famo­ so Ramón Novarro era requnido por la gallardía de su tipo. Era también adaptación de una novela céCENTRAL

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Richard Burton y Jean Sim,mons en '·EL Manto S:igr:ido".

lebre de Lcwis Wallace. Si siguen en tren de remo­ zar viejos temas, pron�o habrá de llegarno, -:spe­ rlmoslo- una versión moderna de ese "Ben-Hur", perfectamente en uadN1bl 1.n el c:nl n,as o¡... Las mujeres fatales abundan en esos plan·eos. "Cle::patra", en inolvidable interpr:tación de Clau­ det · Colbcrt ton·ó altura en ·'Cés"r y ("'J, rpatra ', adaptación de Shakespeare, con Claude Rains, Vi­ vien Lcigh y Stewart Granger. Más fatal aún re­ sultó la "Saloreé' que nos brindó Rita Hayworth :on un lúbrico Herodc r qu Charles Laughton corn"uso con su habituál maestría,bajo la dirección de William Dieterle. L-s temas del cri'tianismo pr mitivo si1vieron de mucho, hasta ofrecernos la primera pelí,cula n cinc­ mascope: "El manto sagrado", versión del libro de: Lloyd C. Douglas scbre b histeria de la túnica ele Cristo que interpretaron Richard Burton, Joan Sim­ m:ns Víctor Mature y M'chael Rennie, y qu al­ canzó un éxito .cx'raordinario debido en gran partl a la novedad del •istema; además, no carecía de va­ lores plásticos, realzados por la perfe ción té•nic:. d 1 sonido estereofónico, no igualada en pr:.duccio­ nes pcsteriores. La continuac· ón, ''Demetrio el 1•la­ diador ', no repitió les valores de la primera. Tnter­ pre'ada en sus roles pr·neipales por Víctor Mature y Sus:m Hayward aunque inferior en argumento y • cal'ctad, resultó a1wy agrada ·-1e al munro i-f, ,., til con us luchas y aventuras rircenses. No fal�ó tam­ po·o c:lcr y esptct:iculo a "El cáliz de pl3ta ·. adao­ tación de la novela de Thomas B. Costain �obre el viejo tema de la copa de la Ultima Cena, con un reparto integrado por Paul Newmann, Pier Angeli. Virg:nia Mayo y .Tack Palance. Era. con todn. algo

convencional; per0 de ese reproche son pocas las pe­ lículas que se hallan exentas. Otro tema que goza de la predilección de los pro­ du _ to res cinema !ográficos es el referente a 1� Edad Media. Las cruzadas. los caballeros medioevalPs, sus oropeles y torneos, se pr.st,an magníficamente para el despliegue espectacular. Hace más de veinte años que Loretta Young y Henry Wilcoxon intervini:ron t n las primeras ''Cruzadas". . . cinematográficas, a las que siguieron otras, con diferente título, en q11e se repetía n las andanzas de los caballeros en procura de Tierra Santa. Toda la visión de esa época fo� re­ fl jada en "lvanhoe", versión libre de la novel:J. de Walter ·scott, con Robert Taylor, Elizabeth Taylor y Joan Fonta:ne. Allí aparece Ricardo Corazón de León, que es el per•onaje principal de la película homó­ nima encarnado por George Sanders junto a Rex Harrison y Virginia Ma·yo; como la anterior es una adaptación de un 1:bro de Walter Scolt: "El talis­ mán". Aqui la historia queda en segundo plano v la pelicela n0 pasa de ser un común "film de aventuras·'. Pero no otra cosa son las andanz:is de los caballeros de la Tabla Redonda .... es de:ir, "Los caballzros del rey Arturo', según el título de la película interpre­ tada por el infaltable Robert Taylor, secundado por Ava Gardner y Mel Ferrer. Es légi'o que se recurra a estos temas. La vag11e­ dad de lo· datos históricos, el halo de leyenda qu2 los circunda, el .mundo pintores:o que presuponPn, :;on factores que facilitan el despliegue y no exigPn mayor s pre�is:ones. en tanto que el espectador c0rrún, no muy e�tricto en cuanto a la exactitud docu­ mental se retira del cine �atisfccho ... y a veces ad­ ,. i-r·• "lla información que no le proporcionan es­ pectáculos de otro tipo.

Elizabctlt Taylor. CENTRAL

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!:/ Presidente de nurslro Banca, Dr. Laurencena, da t'I p11ntapie /11icial del encuentro de /1ílbol.

fil Pri•s;</cnt,, dr/ C/uh, scrior Oarava¡:lia, en/rega al reprcsrn/aute de Scn•icios Sor/oles el trofeo en disputo, cuya ¡1nscsion com¡wr­ tirá;, ambos í11stlt11cio11l'S 1'11 virtud di'/ em¡,at'e reg:strodo.

Competencia por el Trofeo Aniversario del Banco Central

t:n el Tiro 1:edero/ Ar¡:1•nti110 posan In, tiradores d,· amhos /nstll11cicnes.

OMO adh:sión al XXII aniversario de la creación C del Banco Central, • a•::ontecimiento, que tuvo lu­ gar el 31 de mayo ppdo., se llevó a cabo, apro­

vechando el feriado del 20 de junio -Día de 13 Ban­ dera-, una nueva d:sputa del trofeo "Aniversario del Banco Central de la República Argentina", donado por la Institu.ción en J 956 La comoetencia. realizada como el año anterior en ­ tr.e repreientaciones de nuestra entidad y del Ins'i-

el señor Pfl'sldentc del Banco, doctor et/nardo ,Louri•nccna. es saludado por /ns d,portistas que compíliuon en et 1•ncutntro de bosque/bol.

l>ura111,• d ,h-sarrol/o

11,, los partida, de ojccfr1•:. •111,• ,:anarn11 nue•stros rf'f'ft sc·ntontes.

tute de Servicios Sociales Ban::arios, comprendió prue­ bas por equipos de ajedrez, basquetbol, fútbol y tiro, y su desarrollo, que alcanzó singular lucimiento, fué seguido por numercsos asociados p·erteneci�nles a ambos organismos, familiares y dirigentes deportivos bancarios; entre �Jlos. los integrantes de la Mesa Cj­ rectiva de la Asociación Bancaria Argentina de D:­ portes y <le la Asociación Mutual y Deportiva de Empleados del Mini terio de Hacienda. 0

Conj1111to ,le basq111•thol 1/el Banrn C,·�trol.


(

liquipo representativo de nuestra insfitu,:ión, que t1ct1uí con mucha voluntad ¡,ero fué superado en buena forma. t --- -.__ ..

-,

h'quipo de St'rvicios Sociales, que ganó brill�ntum? ntc d encuentro de fútbfll.

E1¡ui¡,o n:¡,rrsentalii•n tlrt lnstilu/11 ,t,) Sc11 frios Soriults Bancarros. (JIU! R<lllÓ el encucntrn c/t' busque/bol f('ti damt• nt,· disputad?. 1

Invitados es¡;ecialmente, dieron realce con su pre­ sen::ia a la amable reunión deportiva el señor Presi­ dEnte del ·Banco, doctor Laurencena, y el Gn-ente Gsneral del Instituto de Servicios Sociales, señor Héctor (Bista. Se inició la competencia con el concurrn de ajz­ drez, en el que se impusieron nuestros representan­ tes. El encu,entro de basquetbol, que resultó muy emotivo, pues fué disputado tanto a tanto, terminó con el triunfo de Servicios Sociales, cuyos integran­ tes se prodigaron intensamente. Lo mismo sucedió en el mat:h de fútbol, deporte en el que nuestros rivales han descollado notablemente en el año en curso. En la re::tante confrontación, realizada en tiro (fu-

Durante el lunc·h st1 rrido /llf/!O ,k t•{cctuada la disr"rlhuclrin el ..· prcm:os.

sil 150 metros), lograron vencer lo,s nuestros, con Jo que S::! produjo un empate en el puntaje establecido. Por tal circunstanóa, ambas representaciones fue­ ron decla,radas vencedoras, pcr lo que se determinó que retendrá el trofeo por s::is meses cada una has­ ta su nueva disputa, que tendrá lugai· el año ,pró­ ximo. Nos resta consignar que, como digno broche de oro de la comp,etencia, fué servido un lunch del que participaron autoridades y deportistas. En el curso de la agradable reunión se procedió a la correspon­ diente entrega d2 pr,emios.

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LOS DIAGUIT AS •

VIVIERON muchos siglos sobre mis propios llanos; cruzaron las montañas muchos siglos atrás; guerrearon con los huarpes y con los araucanos; de irendición y miedo no wpieron jamás.

CONOCIERON los ritos de los incas lejano�; profesaron los cultos que no han de volver más; y por todos los valles de los montes ancianos lucharon con las fuerzas del mismo Satanás.

CACHAPAMAC, ¿qué has hecho de tus tribus [diaguilas, . que en las horas de sangre de sus n<Y.hes ,maldita:; te elevaron iplegarias con glorios o ademán? C.e..cHAPAMAC, ¿qué has hecho de mis propios [hermanos de sus granfü:s dominios por montañas y llanos dC1nde bramó el torrente, donde estalló el volcán?

LA MONTONERA DE mi nativo suelo surgió" la montonera cCln ímpetus salvajes, indómita y bravía; llevand o a los poblados la lanza ,Por bandera, la fuerza ,por derecho, la rebelión por guía.

LoZANA� vigorosa, fué indom able y austera, sanguinaria ry terrible, fantasmal y sombría; su trágica leyenda resonará altanera con los ecos de bronce de la roja anar-quía. 0

Por

CESAR J.

VELAZQUEZ

e Y

UAL tropel de centauros cruzó por la llanura, donde sembró el espanto de su propia bravura; donde reinó atrevida, rntánic a y tremendq;

ba,jo los mandatos de las rudos caudillos con el sol relumbraban los filosos cuchillos en los recios combates de la virH contienda.

Chilecitc y l.a Sierra Famatina


L decir de todos los A socios de aquel club, la situación ridícula .en

que w espos·a ponía a Conrado Shaw no tení.:1 parangón .ron ninguna de las muchas que se habían .ido suc:::diendo en la institución. Ya no se trataba de la .mujer cequeta y casquivana, de cuy.a conducta ,¡::uedan sospec-har,e infidel i d a­ des; ya eran casos con­ cretos los que se sabían; tanto, que comentarlos no constituía chi�me, !:ti­ no notida. Sin embargo, y a pe­ sar de que la situación resut:,aba tan clara pa­ ra todos, Mr. Shaw no parecía darse cu.enta de nada. Actuaba con su mujer como cualquier otro hombre -al cabo de quince años de ma­ trimonio- y aun fre­ cuentaba el trato , amis­ toso del que, al decir de la gente del club, representaba el clásico papel de te r c e r o en aquel "menage". Como ese estado de cosas duraba desde ha­ cía casi un año, el tono y el sentido de los co­ mentarios había ido evo­ lucionando s e n s i b l e­ mente.En tanto al prin­ cipio las converEac1ones se reducían a tratar jocosamente el asunto y ti tul ar de i m b é c i I a Conrado. al ti:mpo el sent:..niento envid:os.o de las mujeres predominó en el chismorreo y ya todos se in­ clinaban a com.pade-cer al marido, fustigar a la infiel y considerar al amante como un �er sin escrúpulos. A tal punto se hizo dominante esta op'n:én, que los rriembro, del club acostumbrados a nombrar co­ mision2s para cualquier cosa, deci­ dieron encargar a algunos socios, amigos de Shaw, la tarea de poner a éste sobre ,aviso. Reunidos los in­ dicados para tan delicada tarea, dis­ cutieron respecto del modo de pro­ ceder. y e:n tanto alguno propuso que lisa y llanamente se le dijera toda la verdad. el resto decidió ap2lar al tradicional recurso del anó­ ni?r.o. Confia'do el proyecto a la mayo­ ría, la propuesta fué aceptada y una mujer, es::ribiendo con la ma­ no iz,quierda, redactó lo siguiente: "Conrado: Tu mujer le engaña. Vigílala. Una amiga." Una vez enviada la carta, los conjurados se pusieron a vigilar dis­ cretamente la reacción de Shaw, presumiendo que se dejaría traslu­ cir en un trato menos cordial para su mujer, en una atenta vigilancia de sus pasos o en desconfiadas mi30

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EL EN GANADO ,..._,

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radas cuando se encentrara charlan­ do ,con su amante. Sin embargo, nada de fSto ocurrió y, para des­ encanto de lodos, Conrado úguió procediendo con su esposa como si nada hubiese recibido. No faltó entonces quien dije1,a: -Es demasiado noble para pen­ sar algo malo de ella. Pero la in­ sirtencia lo hará dudar. Y entonces se redactó, del mismo modo que la vez anterior, la siguien­ te 1:squela: "Conrado: Es absolutamente cier­ to que tu mujer te engaña. Su aman­ te es un amigo tuyo, socio del club que frecuentas. Una amiga." Como esta segunda carta tampo-

to

por DANIEL DE L LA C OSTA


co diera re .ultados cvidentEs, al­ guien propuso: -Hay que darle pruebas. Repe­ tidas veces. cuando él se halla en reuniones de la comisión directiva, su mujer se llsva el amante a su casa. Es entonces cuando hay que avüarlc. Esta propuesta fué largamente de­ batida porque nadie que1·ia ser el que presta1·a su voz para efc:tua1· la denuncia; pero finalmente una socia, lueg o de llamar cobardes y malo� amigos a todos los hombres, decid:ó encargarse de la comisión. Un día de reunión de la directiva hizo llamar a Shaw. hablándolz de;de el café de en frente, y le comunicó, disimulada su voz por un pañuelo puesto sobre el micró­ fono, "que la amiga que le había est:;ido escribiendo cartas le avisa­ ba que su mujer a:ababa de partir hacia su casa con el amante". "Si usted sale ahora mi;:no -agregó­ Jos sorprenderá in fraganti '. Y col­ gó de inmediato. Los que estaban en el asunto se habían colocado di�cretamente cer­ ca del teléfono, a fin de observar la reacción de Shaw, esperando que algún gesto violento o una actitud apesadumbrada delatara su sorpre­ sa. Sin embargo_ éste recibió la no­ ticia sin evidenciar otra cosa que cierto asombro y volvió a la i·eu­ nión de la directiva sin mayores l;Íntomas de preocupa:ión. No pidió luego permiso para retirarse, ni de-

Ahora,

jó el clt.b has•a muy avanzada la noche. -Es:e hombre tiene un temp:ra­ !l:ento de acero -dijeron todos.­ No es posible hacerlo dudar. Cree en su mujer como en Dios. Y ella -,acotaron las socias- s3 aprove­ ch.a de las bellas condiciones de su ma1·ido para engaiíarlo. ¡No hay de­ recho! Y n,iraban a la infiel casi con odio. Los continuos fracasos obtenidos hicieron pensar a los aso::iados que en la forma anónima como se con­ fiaba a Shaw el engaño de que lo hacia victima rn mujer residía el ta­ lón de Aquiles de sus propósitos. Si alguien, algún intimo suyo se lo di­ jera personalmente .. . Y las muje­ res recorrieron las filas de hombrzs con mi.rada inquisitorial. Estos tem­ blaron. ¿Quién seria capaz de de­ círselo? ¿Cuál serí a la reacción de Conrado? A pesar de que todos lo sabían bonachon e inofensivo, des­ desconfiaban ahora de la entereza que demostrara frente a los anóni­ :nos. -Este hombre se ve que ama a su esposa -dijo uno-. Sería capaz de matar al que le dijera que lo eng:1ña. Pero como el proyecto era una idea firme en todas las mujeres, tuvo que llegarse a acept,arlo y de­ cidir qué hombre se comisionaría. l])ado que ninguno quería sobre si la responsabilidad, se sorteó entre los que frecuentaban más asidua-

(Continú� en la r,:ígin� :1:!)

VARICES

's facilidad / a an didad • º

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mente su trato, el que le correspon­ dería comunicarle la noticia. La tómbola resultó un suplicio pa1·a to­ dos los propuestos y finalmente la suHte eligió a Rufino Cobo, un hombrecito insignificante, que re­ cibió el designio adverso casi con un grito. A pesar de todas sus protesta:;, hombres y mujeres, esta vez unidos como nunca, se mantuvieron firmes y una tard:? de domingo, cuando Conrado se hallaba presenciando un match de tenis, Rufino fué casi empujado hacia él por los conju­ rados. El pobre hombre, más blan­ co que un papel, se sentó prime­ r,amente a su lado e intentó diri­ girle la palabra, p�ro tal .era su tur­ bación, que nada con sentido venía a su boca, hasta tal punto que Shaw lo creyó víctima de una paráfüis facial y se ofreció para llevarlo al consultorio médi::o. Al fin Rufino pudo hilar un •'ten­ go que hablarle", y lo apartó de la concurrencia. Los demás socios pre­ tendieron seguirlos, pero como se hallaban en medio de una canch:i, a la sazón desocupada. debieron resignar sus deseos de escuchar la conversación. Sin embargo, estuvie­ ron atentos a todos sus gestos y movimientos. Rufino, de�de un primer memento, evidenció difi::ultades para hablar y mover a la vez sus manos, por lo que o;,tó finalmente por introdu­ cirlas en el pantalón, pero como éste

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CQMI""") VI Yn A LOS lNG_ E�ES (Viene de La pág. 20) Los crímenes pas'ona'es son es·asos. En cambio, abundan los m niát:cos y pervertidos sexuales, los traficantes do dro¡as, de b'ancas, los delincuentes co­ munes ,Y los pato�e�os, llamados "teddy boys". La prostitución es tolerada y las pobres mujc1"es que se dcd'can a es­ ta actividad -muchas veces irhlndcsas qu:! han dejado su patria para poder subsistir- pertenecen a una "maffia" que las domina y explota . Resulta. a nuestros ojos. chocan'e la publicidad en les prinripa'es paseos y parques, y º desesperante la situnc ón de estas mu­ jeres, que bajo el sol del verano y la nievo del invierno so den'gran con su ir y venir de vampiresas. iLo!l ingleses son muy respetuosos (excepto los estudiantes, que se com­ p'acen en quitarles las gorras a los vigilan�es para guardarlas como trofeo y recuerdo de los años mozos). Es ne­ cesario no olvidarse jamás do! "thank you", que se ppronuncia en íorma cor­ tante y se contesta con otro "thank you". Con el "I am sorry" (lo s'ento) se puede solucionar cualqu:c-r bnrbari­ dad que se haya comet'do. Quizá sea dificil acostumbrarse a un justificativo tan fácil, pero es necesario comprender que el ing'és que nos haya pedido dis­ culpas en esta forma ha dado su máxi­ mo para reparar la ofensa inflig" da. No sé si el inglés es natu'!"almento afecto a la bebida alcohólica o si lo es a consecuencia de las "rcgulations" que le impiden tomar un trago cuando tiene ganas. El expend;o de d:chas be­ bidas sólo es permitido a determinadas horas del día y de la noche. En con­ secuencia, durante las mismas hay que consumir tomando reservas para las horas secas. El efecto no se haco espe­ rar. Si se le permitiorn beber en cual­ qu'r momento, qu'zá e) inglés no sen­ tiria los atractivos del alcohol con la misma intensidad. Estas, como también las otras normas imperantes en materia do comidas, pueden proporcionar mo­ mentos harto molestos a los que aún no se han acostumbrado a la "British way of life" (íOl"ma do vida británica). A tod o extranjero en la isla le ha sucedido buscar una confitería después del cine, a eso de las seis de la tarde, para tomar el té, un vermut o algún refresco. Por de pronto se ha dedo cuenta de que este tipo de confi�ería no existe. Hay un local para cada gus­ to o apetito. Si usted qu:e'l"e echar un trago, s:empre dentro de las horas re­ glamentarias, deberá concurrir a un "pub" ( "public bar"), donde se arri­ mará al mostrador a hacer tertulia con los parr0<1uianos. Si desea tomar la merienda, considerando que las seis de ln tarde es hora adecuada al efecto, deberá recurr·1· al local correspond:en­ te. do11dc le dirán que ya no se des­ pacha es o y que en cambio se está sirviendo la cena.Si uno ha acumulado bas'ante apetito, solicitará un plato típicamente inglés (salchichas con pa­ pas y arvejas, roast-bcef con arvejas y al guna pasta insufrible y salsa de 0

menta, etc.) y un vaso de cerveza. Re­ <ib'rá entonces la not'cia de que este ped:do está viciado de nulidad por la cerveza, ya que el bar sólo ab�o a las siete. Resignadamen�c se espera la hora ansiada, y cuando el mozo trae por fin un J:quido oscuro al natural ---que )'aman cerveza- o un vaso do "lager beer" -nuestra cerveza- con unos trozos de hielo adentro ... uno siente indignac'ón y recuerda con nostalg'as el Richmond do Florida, el Boston u otros locales similares. El ''hcmo bribnnicus" ama el sol. A veces, Jo ve tan poco durante ol vera­ no que aprovecha cualquier día tem­ plado del resto del año para actuar co­ mo si fuera la canícula. L:is mujeres se pondrán entonces sus prendas livia­ nas, pues ign�an si aquella ocas:ón ha de rcpet'rse. Sin embargo, un buen verano inglés es hermoso y compensa º amp iamente los grises invernales. Los parques se pueblan do flores. de ho­ jas, de pájaros y de . . . ingleses que abandonan las oficinas para sentarse en las sillas-hamacas, cuyo alquiler cuesta tres peniques, cara y 'Piernas al sol.En Marble Árch, una de las entra­ das de Hyde Park, se forma un verda­ dero "auditorio" solar, constituido por hileras de s;Jlas con frente hacia los rayos. E¡ césped tiene on Inglaterra su mejor clima. Siempre verde, no lo per­ judica el correr de los niños, .Y su loza­ nía constituye un factor especiul en la insuperable jardinería británica. No quiero dejar de referirme breve­ mente a la libertad de expres;ón en Inglatcna. En �fa1·ble A!'ch ho oído despotricar contra las autoridades bri­ tánicas a un fogoso irlandés,.ante un nutrido auditorio, en uno de los mo­ mentos de apogeo de la lucha solapada contra la corona. He escuchado a un negro africano decir!e de todo al pueblo inglés, calificándolo de saqucadOI", ex­ plotador e hipócrita. He serruido la diatriba de un blanco contra el impe­ rio, haciendo causa común con la gente de color Diez metros mñs allá, una sect;a entonaba mansamente cánticos e himnos religiosos. El público cscuc,ha y opina. A menudo se entablan acalo­ radas conversaciones entre el orador y una porsena cualquiera del auditorio. Pero fuera de esto no pasa nada. A la noche la gente se disgrega y los ora­ dores se llevan sus púlpitos, para rea­ nudar la batalla verbal al día siguiente. Quien haya viv:do un tiempo en Lcndres, a¡:rendiendo a conocer la mo­ dalidad de sus habitantes y convivien­ do, aunque sea en pequeña medida, en sus diarios afanes, sentirá s:cmpre la nostalgia de dicha ciudad. El pueb1 0 inglés sabe ser sufrido. Sin duda, come menos que nosotros, princi­ palmente en lo que a carne se refiere. Pero quizá esto contribuya a que no esté tan sujeto a malestaf'es hepáticos. Tampoco abundan los obesos. Existen negoc·os especiales para la gente gor­ da. Los médicos suministran menos antibióticos, prefiriendo que la natura­ leza y los anticuerpos reaccionen solos contra la enfermedad. Pero la gente lle-

ia a vieja_ Las mujeres ancianas cons­ tituyen abiertamente u n a c a r g a pública. Dejamos la isla en el "ferry-boat" que va de Dover a Calais. Atrás quedan los famosas acantilados. El día es frío y el viento golpea las olas del canal contra el casco. Con el ánimo deprimi­ do ¡:or la par!ida nos encaminamos al salón restaurante, donde nos recibe la algarabía de algunos ingleses en viaje aJ Continente. El "horno brit&nnicus" só!o echa las canas al viento cuando sale de su país. En el extranjero tira manteca al techo y baila sobre un:i me ­ s:i. Atrás quedan la circunspe�ción, el aire de helada sobriedad, el sombrero de hongo .Y el paraguas. Dioen que es e) sol, el vino ...

EL ENGAÑADO (Viene ele la pág. 31) carecí a de bolsillcs, debió hacerlo por la cintura, adquiriendo una fi­ gur a muy ridícula. Shaw, en cann­ bio, parecía muy tranquilo y eran claros los gestos que hacía para calmar a Cobo. Al cabo de diez mi­ nutos el comisionado indicó con movimientos nerviosos de hombros y pü:s, que ya nada tenía que decir • y que le costaba quedar.:e allí sin salir a escape. Sin embargo. la con­ versación tuvo un fin amable, ya que se estrecharon las manos y Ru­ fino Cobo volvió con sus compañe­ ros, sí baña • do en sudor, con una mueca en el rostro que revelaba su alivio y su triunfo. A los conjurados les faltó tiempo para 11evarlo con presteza a un Ju­ gar solitario donde acribillarlo a preguntas. La conversación fué un éxito -anticipó e 1 hombrecillo. Bueno, bueno, -exigieron los de­ más- cuenta, cuenta. -Bueno, que nada. que le dije todo y al final ane dió la mano. -Sí, sí eso ya lo vimos. Pero ¿cómo recibió la noticia?, ¿qué te elijo, qué ha resuelto hacer? -Ah, qué, qué me dijo?-reca­ pacitó Rufino. Pues me dijo gracias, sí, pero que ya lo sabía. -Pero ¡cómo te va a decir eso! -saltaJ"on todos. ¡No te puede haber dicho eso! '-Pero sí -repuso casi imploran ­ te y evidentemente confundido Co­ bo, que recién entonces reparaba en la contestación que había recibi­ do. Sí, me dijo eso. Y además me dijo que su mujer habia sido siem­ pre igual, pero que él agradecía Jo mismo .mi preocupación. De mas está decir que los miem­ bros de aquell a conjura jamás vol­ vieron a saludar a Conrado Shaw. Por último, y a instancias de sus mujeres, todos se fueron borrando del club, para hacerse socios de otro "donde no hubiese miembros inmorales", según definió una seño ­ ra. Sólo Rufino Cobo, por ser sol­ tero. permaneció en la institución y con el tiempo se hizo más y mas amigo de Mr. Shaw, a quien ya vi­ sita en la casa.


Páginas

Famosas

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ROZO tomado ele ··Mateo Fal­ T cone·'. El ban elido Gianetio Scmpiero acaba de ser -0rres­ tacl,o por los gendarmes, ante la acu­ sación clel peque,10 Fortmwto, hijo ele Mateo. Este es informado por el ayudante Gmn ba.

-Buen día, hermano -dijo el ayudante, tendiéndole la mano­ Hacía tiempo que no te veía. -Buen día, hermano. -Vine, de paso, para saludarte y ver a mi prima Pepa. Hemos hecho hoy una larga jcrnada, pero no po­ demos quejarnos por nuestra fatiga. pues hemos logrado una presa ma­ yor. Acabamos de arrestar a Gia­ nett0 Sanpiero. -¡Bendito sra Dios! -exclamó Giuseppa-. Nos había robado una cabra lechera le semana pasada. Esas palabras alegraron a G2imba. -¡Pobre diablo! -dijo Mateo-. Tenía hambre. -El hombre !::e defendió como un león- continuó el ayudante. un po­ �o mortificado-, mató a uno de mis <:azadores, y, no contento con eso. le quebró un brazo al c,aporal Char­ don ..., pero eso no importa... era un francés ... Después se ocultó tan bien que ni el diablo lo hubiese d2scubierto. Sin mi primito Fortu­ nalo, nunca lo habría hallado. -¡Fertunato! -exclamó Mateo. -¡Fortunato! -repitió Gíuseppa. -Sí. .. Gianetto se había escondido baj o aquella parva... allá ... pero -mi primito me mostró la vuel­ ta. Se lo diré a su tío el caporal,

LA EJECUCION DEI� TRAIDOR por Prosper Merimée

para que le envíe un buen regalo. Y su nombre, y el tuyo, figurarán en el informe que remitirá al pro­ curador general. -¡Maldición! -murmuró Mateo. Habían llegado al destacamento. Gianetto estaba ya echado sobre la litera y listo para partir. Cuando vió a Mateo en compañía de Gamba, sonrió extrañamente. Luego, vol­ viéndose hacia la puerta de la �a­ sa, escupió en el suelo, ex�lamandó: "¡Casa de un traidor!''. Sólo un hombre decidido a mo­ rir habria osado pronunciar esas palabras refiriéndose a Falcone. Una buena cuchillada, sin ne::esi­ dad de repetirla, hubiese sido el pa­ go a tal insulto. No obstante, Mateo no hizo otro gesto que llevar su

mano a la frente. como un hombre abatido. Fortunalo había entrado en la ca­ sa al ver llegar a su padre. Volvió a aparecer Juego ccn un jarra de leche. que, con los ojos bajos, pre­ sentó a Gianetto. "' ¡ Apártate de mí!1" -le gritó !:l proscripto con voz -terrible. Luego. volviéndose a uno ele los cazadores, dij o: ··Camarada, dame de beber". El soldado puso la cantimplora entre las manos, y el bandido bebió el agua que le ofre­ cía un hombre con el cual acababa de tirotearse. Luego pidió que l::! ataran las manos de modo de lle­ varlas cruzadas sobre el pecho, en lugar de tenerlas ligadas a la espal­ da. "Quiero -dijo- estar cómoda­ mente acostado". Nadie demoró en CENTRAL

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hacer su gusto. Luego, el ayudante dió la señal de partida, se despidió de Mateo sin obten:r respuesta y descendió con paso Q·ápido hacia la llanura. Pasaron cerca de diez minutos antes que Mateo pronunciase una palabra. El chico observaba. con mirada inquieta, ya a su madre, ya a su padre. Este, apoyado sobre el fusil, lo estudiaba con expresión de cólera r, econcentrada. -¡Padre! -exclamó el mucha­ chito, adelantándose, con lágrimas en los ojos, como para arrojarse a sus pies. Pero Mateo le gritó: ¡Apár­ ,tate de .mí! El niño se detuvo so­ llozando, inmóvil, a pocos pasos de su padre. Giuseppa se acercó. Acababa de ver que la cadena de un reloj pen­ día de la camisa de Fortunato. -¿Quién te dió ese reloj? -pre­ guntó ella con tono severo. -Mi primo el ayudante. Falcone tomó el reloj, y, lanzán­ dolo con fuerza contra una piedra, lo hizo mil pedazos. L..iMujer -dijo- ¿éste es hijo mio? Las mejillas de Giu.seppa se tor­ naron encarnadas. -¿Qué estás diciendo, Mateo'? ¿Sabes bien a qllién hablas? -¡Y bien! Este chico es el pri­ mero de su raza que ha cometido una traición. Redoblaron los sollozos de For-

tunato, sobre quien tenía Mateo puestos sus ojos de lince. Por fin, golpeó la tierra con la culata de su fusil; luego se lo puso al hombro y tomó la ,ruta del descampado, dan­ do orden a Fortunato de que lo si­ guiese. El muchacho obedeció. Giuseppa corrió hacia Mateo y lo tomó por un brazo. -Es tu hijo -dijo ella, con voz temblorosa, davando sus ojos ne­ gros en los de rn marido, como para leer lo que pasaba por su espíritu. -Déjame -respondió Mateo­ Soy su padre. Giuseppa besó a su hijo y regresó llorando a su morada. Se echó de rodillas ante una imagen de la Vir­ gen y rogó con fervor. Entre tanto, Falcone hizo unos doscientos pasos por el sendero y sólo se detuvo an­ te una pequeña barranca, para des­ cender luego por ella. Tanteó la tierra con la culata de su fusil y la halló blanda y apta para cavar. El sitio le pareció apropiado para su propósito. -Fortunato, marcha más allá de e::a piedra grande. El muchacho .hizo lo que se le or­ d�maba. y luego se arrodilló. -Recita tus oraciones. --Padre ..., padre... n o me mate! -¡Rc::it a tus oraciones! -repitió Mateo, con voz terrible. El chico, balbuceando, sollozante, dijo el Padre Nuestro y el Credo. El

padre, con voz fuerte, respondía: ¡Amén! al final de cada plegaria. -Son esas todas las oraciones que sabes? -También se el Ave María y la letanía que me enseñó tía. -Es bastante larga ... ¡No im­ porta! El muchacho concluyó la letanía con voz desfalleci�nte. -¿Has teruninado? -¡Oh, padre mío. piedad! ¡Perdóneme! ¡No lo haré más! Le su­ plicaré tanto a mi primo el caporal que no condenarán a Gianetto! Hablaba todavía. Mateo había cargado su fusil y hacía puntería mientras decía: ¡Qué Dios te per­ done! El chico hizo un esfuerzo des­ esperado por levantarse y abrazar­ se a las rodillas de su padre, pero no tuvo tiempo. Mateo hizo fuego, y Fortunato cayó definitivamente. Sin echar siquiera una mirada so-· bre el oadáver. Mateo retomó el camino de su casa en busca de una azada para enterrar a su hijo. Ape­ nas había hecho unos pasos cuan­ do se encontró con Giuseppa, que corría alarmada por la detonación. -¿Qué has hecho? -gritó ella. -Justicia. -;.Donde está? -En el barranco. Voy a enterrarlo. Murió como cristiano. Haré que le digan una .misa. Avísenle a mi yerno que venga a vivir con nos­ otros.

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l' nn dt• /a.; dama.'\ ,·isilnnl,'s st:luda al o;,•,ic,r l'rcsitl,·nu tfr ntJt'.'\lrn ln."\tilu,· ún, 1:1 /Jr. l..n11r, 1nrr11a tnn /ns iult�J.! rant,\'-\ cfr fo dt'lt'f!Gl'Íi>fl hrlJ�ilt'lia ,. tllriJ:;;nte . .: \' tfrpnrli.�ta.� ,fr 11111 .,;Ira t'rt/ rla,t.

GRATA VlSIT, el mes de julio último D URANTE estuvo en Buenos Aires y fué

/:'/ sninr (iara,,u�lia al hac1•r r11trt'J.!a ,k. na '1(1(11/Prin ,,.. 1111,• stro C/11/1 al f>r.•side11t,· 1/t' · u ,lt'f1•¡:aci,j11 hrasi/t.'ria, .�t·llnr Frnta Louzoda.

rce:ibicLa oficialmente por nuestra entidad una simpática embajada de bancarios deportistas brasileños que llegaron precedentes del Uruguay, luego de paPtici>par en la disputa del Segundo Campeonato Bancario de Basquetbol, organizado por la F.c­ deración ',B,ancaria de Deportes de Montevideo. La delegación deportiva del país hermano, integrada por colegas re­ sidentes .en Río de Janeiro y S-an Pablo, era presidida por el titular del Centro B1·asil2iro de Desportos Eancúrios, señor José M. Frota Lou­ zada, ·a quien acompañaron su se­ ñora esposa, el señor Adolpho Scher­ mann. otros destacados dirigentes y

\'i.<la parcial ,frl p1ihliro asl�lcntr. al rncu,•n/rn <I,• hasqm•thnl.

38

CENT HA L

los integrantes del equipo de bas­ quetbol, que -según inforrQamos desde estas mismas páginasL tu­ vo descollante actuación en el alu­ dido certamen continental. Su llegada a nuestr.a ciudad !,e produjo pcr vía aérea siendo reci­ bidos en el hidropuerto ·por diri­ gentes de nuestra Institución, quie­ nes dieron la bienvenida a los gratos huéspedes, acompañúndolos luego ,al Hotel Mundial, de la Ave­ nida de Mayo, elegido para su alo­ jamiento. AUPilENCIA CON EL DOCTOR LAURENCENA El primer acto oficial del progra­ ma de agasajos preparado en honor de los distinguidos visitantes tuvo

Ouran/c r/ 1·írr1> tlr l11>11or sefl':cla t'/1 los i11srnlal'io111•s tll'/ C/uh.


('011junlu .. w¡H.:rinrú,· nuestra t·ntidml. tfll< ' actu,; entu­ :,. 'a:damt'lllt· L'II l'I malth con los hrasi/c,;os.

1:·q11ipn hra$ lt.(w, ,¡ue mostru :w ,:a¡,adclwl.

DE COLEGAS BRAS/lENOS #11'

lugar en las últ.imas hor,as del día de su arribo, 22 de julio, oportuni­ dad en que la totalidad de los in­ tegrantes de la delega::ión, a•compa­ ñada por nuestros dirigentes y un nutrido grupo de deportistas hábil­ mente comancludos por José M. Lu110, Presidente de la Subcomisión ele B, asquetbol, fué recibida en audien­ cia especial por el señor Presidente del Banco. El doctor Laurenccna saludó indi­ vidualmente a los colegas brasile­ ños y mantuvo con todos los pre­ sentes una animada conversación que se prolongó por espacio de quince minutos. Al retirarse, los vi­ �itantes se mostraron muy compla­ cidos por la forma cordial en que fueron recibidos por el se11or Pre-

/:11 r/ :lf.'ro¡wt.·r/o Sa­ cio11u/ tfr E::l'i::u ul t•t1rtir d Iill 1110. ¡.:ru¡w d<' rt'J;rt'.'W a .. w·7,atr1a.

(SigHe en ln pág. 40)

Dura11/,' la l'isita rcnli:t1dt1 al Clul• Al/rtfro Hanco de la N11cú111 Argmtina.

.Jlspct.·fo par<.'iu/ ch'/ banqw'lt• $,·n•ldu o, honur cfr las grato.'\ l'i$ilant,·s.

C E N T H .\ L

39


Grata Visita de Colegas Br:isileños sidenle. quien, cerno siempre, puso de manifiesto la .extraordinaria sim­ patía que lodos le reconocemos. ENCUENTRO DE BASQUETBOL Tal co:no se había convenido con af"\lerioridad, el 23 ele julio se lle­ vó a cabo un encuentro amistorn de basquetbol entre el equipo brasile­ ño y el conjunto superior de nues­ tra entidad, que se disputó en el gimnasio de la Confederación Ar­ gentina de Deportes (Comité Olím­ pico Argentino), cedido especial­ mente por sus autoridades. Una regular cantidad de nuestros asociados y sus familiares pr::sen­ ció el match, :il que también asis­ tieron dirigentes de la Asociación Bancaria Argentina de Deportes, en­ cabezados ·por su Presidente, señor Santiago T. Podestá. Como cabía esperar, t>I triunfo correspondió al equipo de Br:isil. no obstante lo cual nuestros repre­ sentantes, que se prodigaron entu­ siastamente, cumplieron destacada actuación. La integración de ambos equipos en el cotejo de refereneia fué la siguiente:

SeLec.:io11rido Brai;ile110 (55): A. B. Chave•, F. Freitas, J. C. Ferraz. R. Oliveira. G. Cabral, C. Ccutinho, I. de P. Pereira. M. Vieira, A. Cos­ ta, A. Lapa. M. Costa 'Y R. Gayoso. Banco Central (37): O. Gallo, J. Moni, R. Wagner, J. González, J. Cayupi. R. González, C. Garch Gan­ cedo. G. Coso H.Martinez y C. A. Sbiza. Arbitraron la lucha los destaca­ dos jueces de la Federación Argen­ tina de Basquetbol señores Humber­ to :s1andini y Alfredo Albiol, quie­ nes prestaron gentilmente ni cola­ boración.

CENA DE CAMARADERIA Luego del encuentro de basquet­ bol, la deleg:ición visitante íué aga­ sajada con una comida servida en un restaurante céntrico, 1 a q u e transcurrió en un ambiente de ale­ gre y g1·ata camaradería. A los postres prcnunc'arcn b:·cvrs pero conceptuosas oalabras de cir­ cunstancias el presidente de la en­ tidad brasileña, señor Frot.a Louza­ da. y .el de nues1ra institución se­ ñor Garavaglia.

OTROS ACTOS Completando el programa ele ac­ tos preparado en honor de los co­ legas bancarios del Brasil, figura­ ron una visita a nuestras instala­ oiones y un pa�eo por la ciudad. visitando la sede del Club Atlético Banco de la Nación Argentina, don­ de fueren solícitamente atendidos por el Secretal'io General de la ins­ :iturión amiga, señor E d u a r d o ::iraiia. No faltó, asimismo, la ccasión pa­ r1 que nue,tros visitantes gustaran del tradicional asado criollo, qu::! les fué ofrecido por el conjunto de basquetbolistas de nuestro Club �n el domicilio particular del consocio �eñor Horacio Martinez. ubicado en la localidad de Ituzaingó. La visita de tan selecto grupo d::! banc2rios del país amigo no, ha brindado una magnifica oportunidad para estrechar vínculos amistosos. Esperamos que su estada en nues­ tra patria les haya resultado grata y que en un futuro próximo poda­ mos establecer nuevo contacto con ellos.

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s te d ... esconocido

y el que le ayuda Aveces todo el dinero que usted necesita ... otras veces algo menos de Jo que usted espera­ ba ... pero sictnprc un apoyo firme; genero­ so, indefectible.. . Quién es ese desconocido que Je pres1a a usied el dinero para construir su casa?

Vene todos los nombres imaginables, 10dos los rostros, todas las edades ... Es ren1is1a, es obrero, es empicado..• Nació en la Capital, nació en cualquier lugar de la República, o llegó al Uruguay desde lejanas tierras...

Ese desconocido de la mano amiga es el

hombre o la mujer que compra Títulos }-Jipo­ tecarios ... el inversionista que recurre al Corredor de Bolsa o el aho'rrista que deposita su confianza en la Caja de Ahorros Valores del Banco Hipotcprio.

su casa Puo toúvld es poco. I.As ltyts dt Jomc-,ito "ílt Id tOtzl• lr11tció11 hau dc-111/dJO 11nt1 vu1igi11osa /itbrt de /11 vi. vitnda. En menos de 11n afio y medio ""ª 11valanch" de so/Jrit11d,1 ha inundado ti Bánco fliporecario. 8200 so/i. cit11des t11 /9J6 p or la sum• d, $ 373.311.700. Es dttir 3117 soliciwdes mJ, 1 $ 192.)48.125 mJ, q111 <n 19JJ.

Esca polític:a ha opcrodo romo barrera de contención para la dcm:anda de crkliro con fines e.spttularivos o de consumo. ÚIJ .solidrudes de prcst:tmos urb:1:nos comunes han q\.::-da· do rcducid:11 • 161 en los 3 primeros meses del cte. :año, mientras qu� en ig ual ptriodo del a,10 pasado se prcscnr:a, ron 422. L:is ompliocioncs so­ licitad.u de enero a man.o combifo bojaron de 2S2 en ti o,io 19S6 • 103 en c.l etc. •ño. Por esta vin se b1111 reducido e11 mds de 10 mi//onts de pe101 las soli,it11dt1 11 jr11a; a la co111/r11uidn.

En los .3 primeros meses de

rste año se h3n rscriturado opn:icioncs por 22 millones de prsos . .. pero se h:1.n agrc· godo 804 solicicudes por S2 millones y medio de pe-sos. Couscieute de 111 /11r,tión so,. cial, d Dan,o ha orit11/4Jo ti crldito hipottc11rio con unA martada prt ftrtn,ia h11cia los prblamos para la <Qmlrtlt· tidu. La t·ii•ituda propia 1 d bloque de vivi111das1 fig1,r11n 'º" ci fras 11br11madousmenle 111¡,er iores sobre los drmÁs ·prlstamos elfrit11r11dos en los ti/Jimos 16 m eses.

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CENTRAL

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tl RINCON Dt LO� NIÑOS

De Sarm'iento, el gran amigo de los ni?1os, es la pági­ na que hoy transcribimos. Forma parte de "Facundo", obra escrita en 1845 y leída por muchas generaciones de argentinos.

EL TIGRE EN LA TRAVESIA

E)DlA. entre las ciudades de M San Luís y San Juan un di­ latado desierto que, por su falta completa do agua, recibe el nombre: do travesía. El aspecto de aqusllas soledades es, por lo general, triste y desamparado, y el viajero que vieue del oriente no pasa lci. última represa o aljibe de campo, sin proveer sus chirles de suficiente cantidad do agua. En esta travesía tuvo una vez lugar la extraña esc:ena que sigue. Lar. cuchilladas, tan fre:::uentes entre nuestros gauchos, habían forzado a uno de ellos a abandonar precipitadamente la ciudad de San Luis, .y ganar la travesía a pie, con la montura al hombro, a fin de escapar de las persscuciones de la justicia. Debían al­ canza1•:o dos compañeros tan luego como pudieran robar caba­ llos para 'los tres. No eran por entonces sólo el hambre o la sed los pe[gros que le aguardaban en el desierto aquel, que un tigre cebado andaba hacía un año siguiend o los rastros de los viajeros, y pasaban ya de ocho los que habían sido víctimas de su predilección por la carne humana. Sue-:e ocurrir a veces en aqu�llos países en que la fiera y el hombre se disputan el dominio de la naturaleza, que éste .cae bajo la garra sangrienta de aquélla; e·ntonces el tigre empieza a gustar de preferencia su carne, y se Jlsma cebado cuando se h a dado a este nuevo género de .caza, la caza de hcm­ bres. El juez de la campaña inmediata al teatro de sus devastaciones convoca a 'los varones hábí�es para la correría, y bajo su autoridad y direcc· ón se hace la persecución de) tigre cebado, que raza vez se escapa a la sen­ tencia que lo pone fuera de la Jey. Cuando nuestro prófugo había caminado cosa de seis leguas, creyó oír bramar al tigre a lo le­ jos, .y sus fibras se estremecie­ l on. Es el bramido del tigre un gruñido como el del chancho, pe­ ro agrio, prolongado, estridente, y que, sin que haya motivo de te­ mor, causa un sacudimiento in­ voluntario en los nervios, como si la came se agitara ella sola al anuncio de iJa muerte. '12

CENT HA L

Foto Ma11rí,·1•.


Algunoz minutos después el bramido se oyó máz distinto y máz cercano; el tigre venía ya sobre el r,astro, y sólo a una larga distancia se divisaba un pequeño algarrobo. Era preciso apretar el paso, correr en fin, porque los bramidos se sucedían con más frecuencia, y ei; último era más disthllto, más vibrante que el que l e precedía. Al fin, arrojando la montura a un Jado del camino, dirigióse ,el gaucho al árbol que hac�a di­ visado, y no obstante la debili­ dad de su tronco, felizmente bas­ tante elevado, ,pudo trepar a su copa y mantenerse en una conti­ nua oscilación, medio oculto en ­ tre el ramaje. Desde a]í pudo observar la escena que tenía lu­ gar en el camino; el tigre mar­ chaba a pas o precipitado, oliendo el suelo y bramando con más frecuencia a medida que sentía la proximidad de su presa... Pasa adelante del punto en que aquél se había separado del camino y pierde el rastro; el tigre se enfu­ rece, remolinea, hasta que divisa la , montura, que desgarra de un manotón, esparciendo en el aire sus prendas. Más irritado aún con este c, hasco, vuelve a buscar el rastro, encuentra al fin la di­ rección en que va, y, levantando la vista, divisa a su presa ha­ ciendo con el peso balancearse el algarrobo, cual la frágil caña cuand o 'las aves se posan en sus puntas. Desde entonces ya no bramó el tigre; -acercábase a saltos, y en un abrir y <:errar de ojos sus po­ derosas m a n o s estaban apo­ yándose a dos varas del suelo sobre el delgado tronco, al que comunicaca un temblor convul­ sivo que iba a obrar sobre los

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1

EMPLEADO NUEVO

-Como 1•e,-¡ormo111os 111111 gran familia. ¡ Vamos, muchachos, .sonrían ...• sonrian/

nerv:os del mal seguro gaucho. Intentó la fiera un salto -impo­ tente; dió vue'lta en torno del ár­ bdl midiendo su altura con ojos enrojecidos por la sed de �angre, y, al fin, bramando de cólera, se acostó en el suelo, batiendo sin cesar la cola, los ojos fi'os en su presa, la boca entreabierta y re­ seca. Esta escena horrible dura­ ba ya dos horas mortales; la pos­ tura violenta del gaucho y la fas­ cinac1on aterrante que e5ercía sobre 61 la mirada sanguinaria, i,nmóvil, del tigre, del que por fuerza invencible de atracción no podía apartar los ojos, habían empezado a debilitar sus fuerzas, y Y·a ve.:a próximo el momento en que su cuerpo extenuado ica a caer en su ancha boca, cuando el

rumor lejano de galope de caba­ llos le dió esperanza de salva ­ ción. En efecto, sus amigos habían visto el rastro del tigre y corrían sin esperanza de salvarlo. El des­ parramo de la montura les reve­ ló el lugar de la escena, y volar a él, desenrollar sus lagos, echarlos sobre el tigre, empacado y ciego de fw·or, fué obra de un segundo. La fiera, estirada a dos lazos, no pudo escapar a las puñaladas re­ petidas can que, en venganza de su prolongada agonía, lo traspa­ só e'l que iba a ser su víctima. "Entonces supe lo que era tener miedo" -decía el general don Juan Facundo Quiroga, contan­ do a un grupo de oficiales est.J suceso.

La plancha vuela con

ALMIDON COLMAN CENTRAL

43


Equip., ''A" ele la Gerencia d2 Administrac:ón. puntero del certannen. IN duda alguna el Torneo Interno de Fútbol S viene acaparando la mayor atención en lo que respecta a las actividades deportivas i n t e r n a s

dtl Club. Efectivamente, el campeonato que conti­ núa disputándose en el campo de deportes de la Aso­ ciación Mutual y Deportiva de Empleados del Mi­ nisterio de Hadenda, se dernrrolla dentro de un marco de gran entusfasmo por ,parte de quienes in­ tervienen en el mismo, como así también de todc,;¡ los aficionados adeptos a este deporte. La paridad de fuerzas entre algunos de los equipos con aspiraciones al codiciado título, como de los que luchan para continuar ,militando en la divisién 'Pri­ vilegiada, mantiene y acrecienta el interés de la com­ petenci,a, llevando por propi a gravitación a disputas de intenso trámite y gran emo:::ión. Entrando a considerar el torneo en sí, y según puede verse en la tabla de posiciones que se con­ sign a por separado, podemos decir que se ha enta­ blado una muy refüda lucha entre los equipos re­ presentativos de Administración "A", "Intendencia "A'' y Títulos "A", quienes, ,al término de la novena fecha, a.parecen con mayor,es posibilidad::s para al­ canzar el triunfo final. Cabe mencio ,nar, asimismo, que las Gerenci,as de Bancos, Administración "B", Inspecciones y Sumarios de Cambio y Contabilidad "A" también vienen actuando con· singular acierto y se mantienen a la expectativa. En lo concerniente a los equipos que aspiran a per­ manecer en primera división, surge evidente el re-

Títulos "B'', 1in equipo sin posibiiidades pero -niuy entusi<ista. ,14

CENTRAL

Cc;njunto de lntlnclencia "B''.

TORNEO INTERNO

DE

FUTBOL

Equipo "B" de la Gerencia de Cambios. Es siempre un rival de cuidado.


En la Secretaria del CLub, los delegados consideran semanalmente probLrmurs relacionados con la disputa deL interesante torneo interno de ft'ttbol. punte en las úlfmas fechas de Intendencia "B"' y Cambios •'B'', aunque todavía nada puede adelantar­ se ccn r·sp.ecto a un cálculo de posibilidades, ya que restan por disputar las ruedas finales. que habran de resultar decisivas. Entramo•, pues, en la última parte de este torneo, y por ende .en su punto de mayor interés y emoción. Es en estos momentos cuando debe privar el sentido de espíritu deportivo y compañerismo en todcs los que, d.e una u ot ra form , a ¡:articipan en él. Sólo así JI garán ,:i v!.'r!"e coronados por el éxito tantos esfuer­ zos realizados.

TABLA DE POSICIONES EQUIPOS

Administración "A" Inlenclc11cia "A'' .... Títulos "A" ....... Bancos ............ Administración "B" Contabilidad "A" ... lnsp. y Sumarios ... Cambios "B" ...... Intendencia "B" .... Normas y Psos. "A" Cambios "A" ...... Normas y Psos. "B'' Contabilidad "B" ... Títulos ''B'' ........

J. 9 9 9 9 8 9 9 9 9 9 9 9 8 9

o 8 7 6 6 5 5 4 4 4 3 1 1

E.

1 2

2 1 1 2 2 1 2

P.

1 1 1 2 2 4 3 4 4 4 6 7 6 9

Uf.

17 40 22 20 12 18 23 28 24 13 6 6 5 5

Oc

TRANSPORTE DE CARGAS Wfü @b::JtM Y EQUIPAJES

l'1s.

4 16 6 15 9 14 9 13 8 11 13 10 15 10 13 9 9 18 8 10 17

42 34 41

GUARDAMUEBLESlffüfü füNU CONTRARREMBOLSOS At\UDANZAS füdfd %f:W CARGAS AEREAS

4

3 2

ENCOMIENDAS ,@)i.5[

.-����-GOLEADORES����� Tanios RIVERO, Gregorio (Intenden:ía "A") 13 COFAN, Juan (Intendencia "A") . . . . . . . 12 QUARLERI, Jorge M. (In p. y Sum. de C<') 11 !J ACOSTA Mariano (Contabilidad "A') . . 9 ALBERT, Robcr:o (Titules "A') . . . . . . . . 7 SAPIA, José (Intendencia ''B") . . . . . . . . 6 LEMOS, Benito (Bancos) . . . . . . . . . . . . . . . 6 ORTIZ José M. (Cambios "�") . . . . . . . . . 6 RELLAN, Héctor (Adminis'radón "A'') . . 5 FUNES, Alberto (Cambios '·B") . . . . . . . . PONTE, Juan (Cambies "B") . . . . . . . . . . 5 4 EONOl\10, Julio (Intendencia ''A") . . . . . 4 CABRERA Carlos A. (Insp. y Sum. de C'·') GIAMBRUNI. Héctor (.Norm. y Perm. "A") 4 4 GONZALEZ, José (Administración "B'') . . 4 RODRIGUEZ, Osear (Bancos) . . . . . . . . . .

#im VIAJES Y EXCURSIONES SERVICIO INTERNACIONAL i;Jl

·M.T.N.

ADMINISTRACION GENERAL

E.F.E A·.

:villalonga - furlong DIVISION TURISMO NACIONAL E INTERNACIONAL

PERU 22 T. E. 33-8543

BALCARCE 473 T. E. 33-7541 CENTRAL

45


La

JOYA

/!,ntrí' tus que han compar11ao ,:,ut•stros 0Ja11c.,. <i,·argcs de La Fo11rh11rriiJrc, fr11nCl's, .�e /111 carac­ lai:allo por su 1•i1·acidall lit espíritu. De .ws //bro.� rc.cnrdamos ·· t\11 lt'mps pour ft.•s crosses'', "Balt�·s s<,ns rés11//at", "Cent /Jlag11cs", "Chercha la f,•m­ me", •� Le cTiabfr tlans li! bén.i/. e,·,. ºLes mCdicins matgré nous il , ult.1S ofrs du Ca11ilole", "La pro· chaine dt·rniCrr'>, "\1;1,e rArméc", "la machinc ti galopcr" y "Amours ... toujaurs". De esta 1illima abra lrad11cimos, en primera ,·ersión, uno de sus cuentos.

L título de un artículo, en el diario, atrae E mi atención: "La .mujer que los hombres no aman ... "

1899

Este anuncio me incita de manera i.rrzsist1ble, pues yo siempre trato de instruirme. L�o el texto: "La mujer que los hC1:nbres no aman es la que sufre de los pies ... " Me han atrapado. Trátase sólo de una pro­ paganda en favor de ci!'rto pclvo maravilloso para curar juanetes y otras pedestres p.rotube1·ancias ... Pero en lugar de sentirme ofend,i­ do, como sucede casi sie.rr.pre en casos s�mejan­ tes (los redactores de publicidad comercial deberían pensar en el es'.ado de ánimo del su­ je . to qu� jamás llegará a comprador porque ha sido engañado como lector), en lugar de ofen­ :lerme, digo, he quedado como entancadc, no ·ya por la n�uestra d,e ingenio publicitario, sino por la fórmula sintética que supera, en agu­ deza y ·profundidad dé? observai::íón, todas las nove las de psicología femenina escritas por Paul Bourget y sus discípulos. Es la verdad, la terrible verdad: Les hombres no aman a una mujer que rnfre de los pies. En tal pensamiento se encierra toda la expli­ cacién del fracaso amoroso. El amor es una planta frágil; si queréis que dure, cuidaos la planta de -lc,s pies. Este consejo parece no ,tener nada de poético. No ob,tante, un verso conocido de un gran poz­ ta lírico dice, más o menos, así: ·'Al des::ubrir el pie, J.a pierna se adivina ..." Dicho vers o explka icórño nace el amor. Veremos cómo muere. En nmstra época <le revelaciones, no es ya necesario adi­ vinar o imaginar la pierna. Tanto mejer para los afic:onados que, en nuestros días, no pueden apreciar la belleza de la mujer por el rosh·o. Esté, en la dél!l11 a moderna, es un pro­ ducto artificial, industrial, ecm. -puesto de carbón, cuerpos gra­ sos y colores quimlcos inofensivos. Imposible, pues, a menos que se proceda a un lavado profundo, prever las sorpresas ordinariamente descorazonado1·as que esperan con e-1 alba al buen hombre seducido por los espejismos de las noches triun­ fales. La pierna, en tanto, es sincera, y las mujeres no han ha­ llado aún la trampa para despistarla. Si no ocultan las pier­ nas .es porque tienen EUS ilusiones <:-On respecto a la armonía de ese c,riterio leal. Ahora bi:n; un hombre que se ha ilusionado con tal a1vno­ nía no tarda en advertir que la mujer tiene también pies y que ésto s- son, por así decirlo, un factor esencial de con!:or­ dancia y ,paz conyugal.

y el

ESTUCHE

1916 Por GEORGES DE LA FOUCHARDIERE


1940

1931

1922 No trato aquí de incr;minar a la mujer que tiene los pies fríos. Po­ dría ser, no obstante, causal de di­ vordo. La mujer con pies fríos per­ t€'ncce a esa variedad a la que se incorporan las de bigote naciente, k3s de admirabl:;; espíritu de mando .r todas las imposibles . .. Pero no e.; culpa de ella . .. Incr:mino, sí, a la mujer que es odiosa porque su­ fre de los pies, y que sufr? porqU<.! quiere ... La mujer, en general, tiene unu admirable vocac.ón pcr el martirio voluntario. Cuando compra u n par de zap·atos, busca dos cualidades: l'-', es nrcesario que la hagan sufrir; 2'-'. es indispensable que le irr.p:dan c¿.n,inar. Así, por sus molestas extre.:nida­ des, la occidental se a cr�a a l:i oriental, del mismo medo que las miniaturas que vend? el zapatero de clamas se acercan a los calzados que otrora ajustaba el verdugo. La moda permanente y absurda de los tacos altos -o tacones- desa­ fb a un tiempo la estéü:a y el equil:brio. La mujer, por la calle. va a la rastra detrás de su marido, al que trata de alcanzar con �ontor­ siones ridículas, a meno, que, ccl-

1952 gada de su br.no, se abandone a un remolque sin gracia. Y, encima, gruñe y protesta ... La mujer con los pies martiriza­ dos halla una hora d:- serenidad cuando se sienta a la ,me,a ... , si

por deb3jo de la mesa se saca los zapa-tos. Meditemos en la célebre orden del día publicada hace tiempo por el bravo general Poiloue de Saint­ Mars. que comandaba una división en el Sud-Oeste: "El pie es la joya más preciada dal soldado. Es necesario que el estuche sea digno de una joya. Calzados he­ chos para el pie, así como el pie es hecho para el calzado. asegura­ rán 1 3 resistencia y la moral de las tropas." Se hace necesario colocar en to­ das la$' zapaterías la acl!mirable fór­ mula lanzada por el promotor del callicida: "La mujer que los hom­ bres no aman es la que sufre de los pies ..." R�rnltaría un mal chiste para el inventor de la fórmula que el de­ fecto desapareciese: entonces no podría ya vender su re�:edio. Pero, ,refü:xionándolo bien, pocas posibilidades de éxit o ,aguardarían al zapatero audaz que lanzase el modelo paradoja) e insensato: un calzado f.emenino que permitiese a una mujer elegante camin,ar con co­ modidad.

Adolfo Bullrich & Cía. Ltda. S. A. CASA FUNDADA EL 8 DE ABRTL DE 1867

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C E N T R ,\ L

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• Mi¡a:/ Br,tvinnik (a la i::quierda) l' Vasili Smrln1•. tlurant,• la ¡,rimero partida d, I cam¡a•o11at11 mundial dt' ajcdre;: qm• se jugá en Mo.�cti <11 mar::o pasado.

CONCURSO DE PROBLEMAS Y FINALES ARTISTICOS en este número nuestro con,::urso de J !N1CIAM0S finales y problemas. En esta difícil rama del

:ajzdrez podrán intervenir todos los aficionados. del Banco que lo dereen, sin distinción de categorías. ya que tratarerr.os de comenzar por ejercicios de fácil solución, para llegar poco ,a poco a resolver problemas mucho más complejos. Ello, indudablemente, reforzará 1os conocimientos ajedrecísticos de todos y servirá para manten�r en "traln:ng" a aquéllos que por una u otra razón, no pueden acercarse a nuestro local del .9v piso. LAS BASES En nuestra revista aparecerán dos problemas que. de a::uerdo con el grndo de complzjidad que pr.esenten, tendrán un valor de 5 y 10 puntos. Los aficionados .que vayan presentando sus soluciones, irán acumu­ lañdo el puntaje que obtengan por cada resultado acertado. Se presentarán en cada número un problema y un final. En el problema ba�tará con dar la jugada cla­ ve. En el final corresponderá indicar la variante com­ pleta, y no serán aceptadas soluciones incompletas .aunque se haya acertado ·c on el camino a seguir. El concurso se extenderá hasta el número diez (10), foclusive, de la revióta. Al finaliza,r el certamen, si 48

C ENTRA L

dos o más partici,pantEs hubieran igualado el puntaje máx:mo, se efectuará un sorteo en presencia - de las autoridades de nuestra subccmisión, para resolver, en definitiva, quién �e ,hará acreedor al premio estable­ cido. PREMIOS El único premio consistirá en una hermosa copa instituida por el Clut del Banco, que será exhibida en nuestro local del 99 piso. Las soluciones deberán enviarse en sobre cerrado al "Club del Perwnal del Banco Central -Subcomi­ as hasta sión de Ajedrez-, 99 piso". y serán aceptad, . 15 días después de la aparición de nuestra revista . Los problemas del presente número son los si­ guientes: N• l - 5 punto'o. NEGRAS BLANCAS D4AR R3AR RlTD P6R C4CR P2AR TlAR C7CR P6D P4R A2AR T8CRP5TR D8AR A8R Juegan las blancas y dan mate en dos jugadas. ,NQ 1

10 puntos.

BLANCAS RlTR RlTD T3AR AlAD T3AD Juegan las blancas y ganan.

NEGRAS


·LA

PAGINA

DEL

r.--·HOGAR RECETAS DE COCINA "RAGOUT" DE CORDERO:

Por GISBERTA KURT DE VAAMONDE

•1

Se pone a freir carne de cordero cort.ada fina; una vez dorada se le agrega cebolla, zanahorias cortadas, .ajo, tomate, laurel y pe­ rejil sazonándolo a gusto. Se hace cocinar cinco minutos y se le echan dos cucharadas de harina, pimienta, un vaso de vino seco y agua hasta cubrir 1a carne; se deja cocer a fuego lento alrededor de una hora.

PAPAS SUSPffiOS: Se ponen a cocer papas, una cebolla y perejil; se pisan bien y se mezclan con un poco de manteca derretida y yemas; se fríen por cucharadas. Se sirven acompañando carne o aves.

SALSA DE ANCHOAS: Se lavan las anchoas y se les quitan las espinas; se deshacen bien y se les agrega manteca derretida y perejil picado; se pone esta salsa sobre bifes, acompañándolas con puré o papas fritas.

PARA MATAR CUCARACHAS: Disuélvase con agua caliente ácido bórico hasta saturar el lí­ quido. Imprégnese miga de pan, y distribúyase en trocitos en los lugares más frecuentados por los insectos. El sistema es muy eficaz y ofrece la ventaja de no comportar peligro para los animales do­ mésticos.

QUEMADURAS:

TaH(ev.r de primavera, a rayas en blanc o v negro. Bajo el cueUo de piqué se Lleva un cha.Leco, ·también de pique blanco. Modelo: Geliringer & Glupp.

Si la piel se ha enrojecido, pero no se ha formado ampolla. aplíquese vaselina esterilizada o cualquier ungüento suavizante. Cú­ brase la parte afectada con varias capas de gasa. Cuando se forman ampoHas o se levanta la piel, mójese una almohadilla de gasa en una solución de ácido bórico (dos cucharadas en un litJ·o de agua caliente); póngase sobre la quemadura y hágase un vendaje flojo. hasta tanto el médico aplique otros remedios. Cuando la quemadura es de "tercer grado" � ha causado heridas profundas, cúbrase con gasR esterilizada y llámese al mécl:co inmediatamente. CENTRAL

49


1 VIAJANDO

POR EL NORTE (Continuación)

D

EJE un día Rosario de Lerma en demanda de Salta: algo más de una hora de ómnibus, dispuesto a seguir a Yacuiba, pues me martillaban en la imaginación esos parajes. Al llegar a Salta, a eso de las once, encontré en la estación el tren que desde Retiro se dirigía a Antofagasta (Chile). Salía a 1las doce, pues se dete­ nía en Salta una hora. La atracción de esos lugares me inclinó a cambiar de rumbo. Consulté precios de viaje, documentación, certificado de vacuna, etc.: todo podía ser ,allanado. !En vista de ello, me dispuse a formar en ia larga fila de los que esperaban ante la boletería. Cuando ya me llegaba el turno para sacar el pasaje (hasta Socompa; luego habría que obtener otro), cambié nuevamente de idea y me dispuse a pasar Ja noche en Perico, em­ palme a Yacuiba, para no hacerlo nuevamente en Salta, y, al mis­ mo tiempo, viajar menos al día siguiente y poder dormir un rato más por la mañana, pues me ha•llaba muy cansado. A eso de las dos de la tarde, tomé el coche motor que va a Jujuy, y ;ya en viaje, conversando con un joven saltei'!O, me enteré de que en Pa'1palá -una estación despué!: de Perico y una antes de Jujuy- Fabri­ caciones Militare!: estab2 exp!otanc!o una mina de hierro, de gran importancia futura. Seguí hasta Palpalá, para volver al anochecer a ,P erico, don­ de busqué hospedaje hasta la mañana siguiente, a la espera del coche motor que me habría de •llevar hasta Tarta.gal. Mi idea era trasladarme luego a Pocitos, y pasar a territorio boliviano, en tren de conocimiento de regione!: nuevas y avanzadas de civiliza­ ción. En Perico pretendí alojarme €.n un hospedaje sencillo, y, al entrar, hallé el patio replet o de bolivianas, con sus maridos e hijos, dispuestos todos a pasar la noche al raso, en un patio cir.::u­ lar protegido por una leve galería. La verdad es que hacía bas­ tante calor; el c:e�o estaba Limpio y estrellado al máximo. Con

por VIRGILIO JO SE NARDINI 50

CENTRAL

El ,puerto de Formosa sobre el río Paraguay.


·todo, como respeto pero no tolero la prOmiscuidad de persona9 y alimentos, mo alojé en otro hotel, donde me hice de amigos como en Rosar'o de Lerrna. D'alogamos hasta pasada la medianoche, sobre mil temas. Tuve que hablar hasta de fútbol, pues les dije que vivía =ca de la cancha de River Plate y no concebían que estuviese .:ijeno al moment-0 futbolístico. 13-0ca Juniors andaba pe­ leando los últimos puntos para asegurarse el c;1mpeona­ to, y tod o el mundo estaba electrizado con el aconteci­ miento. No solamente en Perico ello ocurría. En todas partes se hablaba del asunto, y puedo .asegurar que sa­ ben tant o del deporte como los porteños. Me defendí co­ mo pude, hablando de antes, y cre o que lo hice bastante bien, porque quedaron reconocidos con Jo que les conté. Y hasta recité algunos ve,r.::os de ambientes futoclístico, que tuve que dejar cop�!ld-os. entre la alegria de todos. Al día siguien'.e fuí de compras a un almacén de ra­ mos generales. ¡Qué "stock" inmenso! AJlí había de to­ do: desde sardinas y yerba hasta guarniciones ,Y coches; he1 aderes a ke'!"o,ene y ferretería en general. Estos ne­ gocios son comunes en nuestra rica campsña bonaerense y s:intafe3ina, pero en Perico, ¡ quién lo hubiera creído! Ec1 hs calles hormigueaban las boliv:anas, con sus hijos a cuestas. Tranquilas y cómodas, con una especie de ,galera por sombrero y un palo a modo de bastón, se ap:>yan echadas hacia .adelante cuando están de pie, a efectos de equ:Jibrnr e! peso de la criatura. Algunas ve­ c.es llevaban el popular "chambergo" criollo. Y, según me dijeron, venían de la ¡,¡afra en Ledesma --que había llegado a su término- y esperaban combinación para dirigiorse a Tupiza, Sucre o •La Paz. Dispuesto a seguir la ruta que J!evaln en la imagina­ c'ón, dejé Perico casi al mediodía, n o sin antes oír co­ mentarios sobre el calor que me esperaba en el viaje. Hay que tener en cuenta que r.asta ese momen'.o todo se desarrollaba en un clima seco y tolerable a más de mi¡ metros de a!tura sob'f e el nivel del mar. Llega el diese! repleto de pasajeros de toda cOnd'ción social. Pa­ quetes por todos lados, cajones, bolsrs. En fin: me insta­ lé lo mejor que pude en el furgón, sentado sobre un cajón, junto a la puerta corrediza, dispuesto a resp:rar al máximo. Sa'e el �·en, toma el empalme y, en segu'da, zona montañosa: desfiladeros, puentes in'.erminables. naturaleza hcstil, selva, tierra, p:edra, oasis de vegeta­ c:ón . . . t-0do coronado por un hálit o de grandeza que embarga · el espíritu y nos empequeñece. Después de dos O tres es'.aciones, l!egamos a San Pe­ dro de Juju:y. La r'queza os la made,r:i. Hay lugares en que la poda de cada árbol se amontona junto al tronco pe!ado. Al correr del tren, no se term:na de ver esa avenida de árboles con sus respectivas podas. a modo de vigías de sus propias tumbas.

Ei autor de esta 11ota recibiendo ima meck1Ha 1•eco ,rdatoria en reciente homenaje. Al salir de San Pedro, se nota que el ken baja. Un calor progresivo ncs va qui'.ando el ánimo. Ledesma, con su ingenio y su gran supe:fic'e de p!ant:ición de azúcar, pasa a nue'stro lado. Ondulaciones leves de t:erra. Cada tanto, un árbol solitar:o. Calilcgua, Saucelito: mucha nananja y tomate. Los naranjales son inmensos y geo­ mé�·icamente pedectos en toda su extensión. Hay luga­ res que so mezclan con la selva y dan la sensación de resistencia al avance de la civilización. L:is estac'ones del ferrocarril están llenas de vagones de carga, que -según comentan los del lugar- no dan abasto a tanta demanda. Se habla de cien vagones diar:os, que la línea t-ansporta ec1 é;:oca pr::p:cia.

Campamento de cuadrilla en un obraje. CENTílAL

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CENTRAL

Pichanal, empalme a Tabacal y Orán: o:ra obra de esfuerzo, con un porvenir incalculable. Algo de caos se nota, pues el vergel se mezcla con la selva. Llegamos a Embarcac:ón, luego de pasar un extenso puente sobre el Río Bermejo. Ya empieza a cambiar el paisaje: tr;ste, terroso. zona no trabajada, calor . .. ¡Much o calor! Me decían en Salta, al hablar de esos parajes, que "la gente escapa al horno" . Mucha !·azón tenían. ¡Es un horno! Un poc o acobardado, no quise seguir adelante. Encon­ tré en ·Embarcación la comb:nación a Formosa, prepa­ rada para salir en ese instante. Bajé del diese! y lo dejé partir con algo de disgusto pe ro seguro de que para mí no había en ese momento ou·a solución. Salimos para Formosa en un largo tren, a eso de las diez de la noche . Según los horarios, eran veinticuatro horas de viaje para recorrer se'.ec-ientos kilómetros. Pude comprobar la lentitud de la marcha en cuanto arran­ camos. En seguida, selva y siempre se l va. Pasamcs al­ gunas estaciones tristes y solitarias, con ranchos des­ tartalados. Gente silenciosa que subía y bajaba. Todos, con caramañolas forradas de a!'pillera. Algunos llevaban un odre con tapa hermética. Al aclarar, pude ver el ma­ tiz de la selva que me acompañó todo el día: algarrobo, quebracho .. . y unas plantas de hoja lisa y dura, algo coloradas en su centro. ¡Siempre lo mismo! La vía corre por una picada algo ancha, limitada por un alambre a ambos lados. Cada cuatro o cinco varillas, un durmiente de quebracho a modo de poste, y otro, y otro ... En esa monotonía desesperante, veíamos subir el c11lor y la t.emperatura. Antes de mediodía, el calor era .va ago­ b:ante. En las estaciones había canillas, pero no agua. Algunos oobladores, a) ver parar el !!'en, cerraban 1;us puertas por temor a una invasión. No obstante, apar­ tándome del g1"ueso de viajeros y usand o todo mi poder de seducción, pude conseguir agua. A eso de la una de la tarde, el tren paró en una esta­ ción desierta. Al descender, ví todo una región salitrosa y pelada. Algunos árboles muertos enmarcaban tris:e­ mente aquel paisaje desolador. Debajo de un arbolito. vacilante en su endeblez, esperaba el ken una anciana como de noventa años, recostada en un catre. La acom­ pañaban personas de su familia. Venía de un puesto cerca do! Pilcomayo , y había sido transportada en una rastra tirada por dos caballos. Hacía diez días que es­ taba con fiebre. Pequeña, delgada, silenciosa. Ni una queja. La ún:ca ex.presión de vida eran sus ojos, que "bailaban" por todos lados. La subieron al tren, en segunda clase. Le pusieron una manta y un poncho, a modo de respaldo. Y así sentada hizo sus se's horas de viaje sin mo!estar a nadie. Pude ver cuando la llevaba una ambulancia, un poco más allá de Las Lomitas. Subió también al tren un matrimonio salteño. Ella, una morocha algo cOrpulenta. con un pañuelo en la ca­ beza que le envolvía casi todo el rostro, padecía de un mal que le atacó en el ken, pues ví que los acompañan­ tes le frotaban las muñecas. Iban a Formosa para luego seguir en ómnibus a El Zapallar, donde había -según decían- un curandero famoso. El marido, con mucho mist<>r:o, me diio que el curandero vivía a mitad de camino entre Formosa y El Zapallar, pero que, pa1"a no despertar sospechas, había que sacar pasaje hasta el final del recorrido y bajarse en lugar conven'ente. Todo esto habla de esfuerzo, de valor, de solidaridad. Gente sukida basta lími'.es inconcebibles, sin alarde alguno en sus actitudes: todo, como una obligación, cuy o mérito y precio es la esperanza que llevan en el alma. Los pobladores de esa zona crían ganado vacuno y caballar. Cada uno es dueño de un puñado de animales, y viven cerca del Pilcomayo para asegurarse el agua en época de sequía. No obstante, en ocasiones, la morbandad se hace general entre las bestias, al no conseguir los vagones necesarios pa1"a transportarlas a los mercados compradores. No hay más remedio que dejarlas morir, porque apenas ellos tienen agua para beber, y allí so­ breviene la ru;na de un año de trabajo. Los animales suelen irse a más de cien kilómetros del lugai' en procu­ ra de agua, ,Y la búsqueda significa un esfuerzo agotador.


No cbstante, los puesteros visten buena ropa a la usan­ . za salteña y llevan en su equipaje menudencias bien porteñas y de buena calidad. Al llegar a Las [,omitas, la fisonomía del paisaje y el carácter de la gente van camb:ando algo. Los pues­ teros que subían por acá tenían otro tono, y uno me dijo: "Sírvase agua fresca''. Ante mi extrañeza, agregó: "Tengo u na he'adera a kerosene". En fin. muy lenta­ mente, el optiin:smo iba renaciendo. Como era sábado, mucha gente subía "paqueta" para concurrir a fiestas a mucha distancia de sus casas. Ya empezaba a senfa·se en el tren la influencia guaraní: muchachas parlan(hinas, con el martilleo palabrel"il del "abáñeé" (lengua del indio), interminable, monótono, y, s'n embargo, agradable. Un acordeón a piano en manos de un viejo paraguayo desgranaba polcas y chamamés. Mucho gusto y sentimiento encerraban sus notas. Hace años anduve una larga temporada pOr esos parajes, y la música me lo ,recordaba, acompañada por los gritos de muchos viajeros jóvenes. Obsequié al músico con cerveza, un par de pesos, y le pedí la polca "Chirifc". Titubeó el viejo, Estaba prohibida desde hacia mucho en el Paraguay. "Estamos en la Ar­ gentina -!e dije-, Por ahí arr!lncó, con aplauso ge­ neral, llenándome sus notas de una gran emoción. Un muchacho paraguayo, sentado a su kente, acompañaba la música golpeand o con ambas manos en una valija que apretaba entre sus piernas. Le obsequié cerveza y me di­ jo, al verme tan entusiasta: "Le voy a cantar y dedicar la polca "Cuatro de Febrero" . ¡Hermosa! Un guaraní li­ gero, enérgico, (Ontagioso y un fervor en el canto que no disimulaban sus ojos . La cantó dos veces, a mi pedi­ do, y si no la repitió más ta rde fué porque se quedó dormido ... ¡bastante pesadito! Por ahí, una pelea entre marido y mujer. Era el cantor. Yo ignoraba que viajara con su familia. La pa­ raguaya lo ,·ecriminaba en guaraní, pues le pedía la hijita, sucia y preciosa. Hubo un momento en que la mujer se dejó llevar por la desesperación y trató de vencerl o por la fuerza . El, completamente borracho, se ti,-ó contra la ventanilla, apretando a la hijita con un brazo. Corno me había dedicado sus cantos, resolví in­ tervenir, pues la nena cor ría peligro. Me acerqué y le dije a la mujer, que no tenía más de quince años: "Se­ ñora, lo que usted va a ganar, es que se lastime su hija". Ella me contestó: "Es que usted no lo conoce a mi marido, señor!". Optó por pedirle yo la niña. El me m:1·ó pro�undamente y luego me la dió. Se la entregué a la madre, que salió corriendo para otro vagón. Me sentí reconfortado y hasta orgul'oso de mi acc;ón, pero los demás pasajeros ni caso hicieron . Parecían no darse cuenta de lo que ocurría. "Es cosa de siemp,re" -comen­ taban-. El cantor bajó equivocado en Palo Santo, con una enorme valija. Gran alegría de su mujer, pues hasta el lunes no había tren. Entretanto, la gente juntaba agua en los charcos con jarritos, oue volcaban en alguna botella, para luego to­ marla en el tren cuando estuviera asentada. Yo no mo atreví a beber. Así, andando las horas , llegamos a For­ mesa a las once de la noche. La estación estaba repleta de gente esperando. M�­ chos eran los que llegaban, pues el tren era extenso: como ocho coches dormi'.orios, comed01·, cocina, primera, segunda, furgones, correo y hasta vagones con hacienda. S!llí hacia la calle lo más rápido que pude . .. y me encontré con una Formosa muy diferente de la que yo conocía. La estación es la misma, alta y amplia. Ca­ miné dos cuadras antes de preguntar por un hospedaje. Hab!a baile en un bar esquinero. [,as mozas, muy bien vestidas. Las orquestas dejaban escapar notas de música tropical. Me acordé al instante de "mis tiempos"; del Café de Yuni. donde bailábamcs alrededor del brocal de un pozo. Piso de ladrillos. Tocaba la orquesta de "los siete hermanos". Polcas y tangos. La mujeres f¡tmaban en el baile ("po guazú"). Llegaban a veces chapaleando el barr o de las cal'es. Ya en la puerta, con un palito, se quitaban como podían lo más grueso, y ahí no más

Típica vended.ora de naranjas.

se ponían las medias y los zapatos. �l parloteo guaraní de todas, sentadas en ,·ueda, rivalizaba con la música pobre de la orques'.a. El turco Yuni, casado con para­ guaya, hablaba e l guaraní corno ella. En ocas'ones la recriminaba con energía, y entonces nos era dado com­ probar la soltura del hombre parn hablar con vigor la lengua india. ¡ Estos turcos son colosales! A machos he conocido en mis años, sembrados como reguero por todo el país, especialmente por el norte y el oeste. Comerdan­ tes, vivos y honrados al mismo tiempo; comunicativos; amantes del juego y las mujeres, aunque con mucha resocva y dignidad; con algo de niños y con asombroso sentido humanitario ... Golpeé en un hospedaje. Me abrieron... y me trata­ ron. bastante mal. Me indicaron una cama, y luego me dejaron sin luz y sin saber dónde bañarme. Protesté con altura y fuí atendid o de muy mala gana. Luego de asearme, afeitarme ,Y cambiarme -sería la medianoche pasada- salí a la calle dispuesto a contemplar el Río Paraguay, mirar hacia Villa Alberdi y extasiarme en mis recuerdos de tantos años atrás. Luego de atravesar los rieles del ferrocarril, bajé la barranca que lleva al muelle flotante. La encontré más corta. Al mirar hacia la costa paraguaya, no la hallé igual. Me pareció más lejana. ¡Qué sé ye! Aquello no era el pasado ... La fábrica de tanino, a la derecha y a la distancia, e,-a lo único que quedaba en p:e, sosteniendo mis recuerdos ... Vo1 ví al hospedaje, no sin antes recorrer algunas ca­ lles. Me impresionó la magnitud del adelanto. Negocios modernisimos; confiterías con ampli o confort; calles as­ faltadas y arboladas, y la avenida principal, que va des­ de el puerto a la Plaza San Ma1·tín. con jardines centra­ les bien cuidados. Con mucho calor y el corazón fla­ queado me fui a dormir. M:e levanté a eso de las .nueve. Era domingo. Dispuesto a cambiar de hospedaje, me fui con mi maleta al Hotel España, sencillo y amplio, de eonstrucc:ón antigua. Me dieron una pieza grande con ventana a la calle. Me pa­ recia mentira tanta comodidad. Salí de paseo y pronto me cansé, pues el calor era insoportable. Además, no me agradó el amb:ente. G€ndarmeria, comerciantes in­ teresados, viajantes de comercio en la puerta de los ho­ teles. La gente, como en Buenos Airs, activa, poco dada a d:alogar un rato. Soló oí hablar de precios y salarios. El Formosa de hace años era igual.. . pero con menos dinero y adelanto. Se respira un amb;ente de frontera. Los gendarmes cumplen una misión delicada ,Y peligrosa; la zona limítrofe, muy extensa, conspira cont.ra la rá­ pida pe1'secución de malhechores y contrabandistas. Recorrí lugares que me eran habituales, y aunque el adelanto ha dado por tierra con casi todo, encontré ves­ tig'os del pasado. El "Café de Yuni" ya no es tal, aun­ que el edificio permanezca exacto. Consultó a un vecino y me indicó que Yuni estaba en "la línea", es decir, afuera. Ya algo cansado, más por el calor que por el viaje, C E N 1' R A L

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decidí regresar, no sin antes tratar de visitar Villa Al­ berdi. E! desembarco en tierra paraguaya requiere hoy documentación esmerada. Estuve en la prefectura, y con algo de conversación, algún documen'.o oportuno y la buena voluntad del oficial de guard'a, pude pasar. Hici­ mos el viaje en lancha, parn desembarcar en un lugar bastante más lejano. Antes se pasaba en bote, con unas cuanta!! remada!:, La :Primera impresión de Albercli es que nos encontra­ mos en otro país. Si!encio, tranquilidad, casas pequeñas y limpias, vegetación abundan'.e y muy verde; unifor­ mes cl:fe:-entes, escudos gubernamentales de otra forma y colorido; muje,r-es lavando ropa y a sus hijos en el río; vendedores de "ch:pa" sin espíritu mercantil; hom­ bres delgados ,Y de poco cuerpo, morochos y algo seve­ ros, pero comunicativos y alcg�es si toman alguna!! copas. 1Entré a un a'macén f•rente m!smo a la barranca y al río. El dueño era español, cas;1do con paraguaya. Te­ nía unos cuantos hijos mestizos y estaba bastante com­ pene'.rado con el país que lo acog:ó. Hab!amos. me con­ vidó c.:on unas ,añ!ls.. . y no me hubiera ido en todo el día. El almacén era amplio por dentr o y bastante sur­ tido. Piso de tierra dura, mostrador sencillo y ccn latas de bizcochos en un extlremo. Aproveché para ccmprar caña y yerba. Poca cosa, porque si no en Buenos Aires hay cuestión. Almorcé en una fonda. Estuve en el correo. Caminé unas cuadras. Pasé a despedirme del español. F.uí luego a la aduana, certificando las menudencias que l!evaba, y me llegué a la barranca esperando la lancha que me devolviera a Formosa. AIJí hab'é un rato, sen­ tado b!ljo un árbol, con la d;rectora de Alberdi. Ella también viajaba. Era una mujer de unos cuarenta años, morocha, elegante, inteligente, orgullosa de su estirpe, como buena paraguaya. Todo el mundo la saludaba. Me habló de los niños escolares .y de los desvelos que ellas tienen para devolverlos al camino que han pe,rdido hace

¡SIEMPRE PRIMEllA EN R&DIO, EN DISCOS EN

á4.

TELEVISI ON !

CENTRAL

tantos años. "Se lucha por quitarles -me dijo- su in­ diferencia por el progreso, que a todos afecta, aún a loa que son mu,y trabajadores". Fácilmente se descubre que la mujer paraguaya mar­ cha a pasos acelerados hacia su emancipación. Ya no es la que conocí hace tn'einta años, pues ahora se rebela contra la indolencia de sus maridos. -Finalmente, al volver de Alberdi, entré en la sucursal del Banco Nación en Formosa, dispuesto a saludar a do� compañeros que envió el Banco Central por esos luga­ res para informar sot,-c el estado del diner o circulante. No tuve la suerte ni el placer de encontrar?os. Tomé el "Ciudad de Corrientes", ,Ya de noche, en Formosa, de regreso a m;, hogar, y pude contemplar nuevamente la inmen:;:a vía que e!l el Pa,-aná, con su caudal in!lgotable, con su anchura de mar -como suced-e en Corrien­ tes- y con )119 maravillcsas prade1·as de sus oril1as. Un p:1raguayo joven que venía por pr'mera vez a Bue· nor. Afre� me dijo en viaje si lo podía guiar, ¡:ues iba a Ciudadela. Quedamcc en que Yo lo iba a i:compañar h::.s­ ta que tomaie en Retiro un ómnibus que !o !levase a Once. E! muchacho bajó primero que yo. Al salir de la edua­ na, "libro do cu'pa y cargo", me encuentro con que un roche·�o "m:iteo" le quería sacar cuarenta pesos para l'evarlo hasta el Once. No era tont o el paraguayo, por­ que escuchaba atento y nada con'.estaba. Pero al verme, mucho se alegró. Al enterarme del "asalto", Je digo, delante del ap:ovechad0 conductor: "Vení conm'go, que con c:ncuenta centavo!l vas a ir al Once''. E! cochero , haciéndose el desen�endido y buscando suaviza,- el atra­ co, se dir'ge a m• y comenta: "Acompáñe!o, señor! Po­ bre muchacho! Quiere ir hasta el Once .Y no sabe có-

mo . . . ".

Me sentí vencido ante tanta audacia y me acordé por un moment o de Formosa y de su ambiente fronterizo. Pero no ... ¡la verdade,a frontera es'.aba aquí!


ACTUALIDAD DEPORTIVA •

• TORNEO INTERNO DE PELOTA A PALETA Un éxito ro,tundo, que superó en mucho al alcan­ zado en 1956, logró .este año la Sub:omisión de Pelota en la realización del campeonato interno de dicho deporte, que finalizó el 2 de julio ,ppdo. El entusiasta concuTso de los numerosos y califi­ cados pelotaris con que cuenta nuestra institución fué factor principal de tan exitosa disputa, coronada con la amplia demostración de caballerosidad y alto es­ píritu deportivo de que hicieron gala los integrantes de las veinticuatro parejas par, ticipantes.

La ccmpetencia, que sirvió de base para la selzc­ ción de nuestros representantes al próximo certa­ me n bancario que organizará la A.B.A.D., se llevó a oabo -según informamos ya desde estas páginas­ en las canchas '·!Cenen Echea" y Centro Vasco-Fran­ cés, y los resultados regisfrados fueron los siguientes: Categoría "A". - J?) Osear Erramouspe y Roberto En-amouspe; 2V) Raúl H. Perés y Ricardo Wagner. Catego1fa "B". - 19) Carlos A. Festa! y Pedro Suá­ rez; 21>) José Trigo y Carlos Dicnisi . Categoría "C". - JI') Mario ·Paissan y Oscru.· H. Ga­ llo; 2") Migu,el López y Adolfo Cotarzlo. Categoría "D". - IV) José D. Cocina y José M. Aimu­ let; 2v José M. Ortiz y Sebastián .N. Catalic,ti.

CAMPEONATO DE TRUCO En las ,confortables instalaciones del Club, ubicadas en el noveno pi:a del Banco, se está llevando a cabo un interesant� torneo de truco. difundido juego que constituye actualmente el motivo principal de las animadas y muy concurridas reuniones que diaria­ mente tienen lugar en el Bar y Salón de Juegos. Al cierre de esta edición las posiciones del concur-

• Escena captada mientras se desarro!fo una de la.s partidas del Campe.:niato Interno de Truco

CENTRA L

5:>


Los hermanos Osear y Roberlo Erramo11s111•. ganadores de la Categoría "A".

Carlos A. Frsta/ J' P1•dro Suárcz, campeones d,• la Cat ..gnria "B".

so, en el que participan numerosos aficionados, eran éstas: o. E. P. Pts. PAREJAS J. 19 8 3 Cora-'Bea,uvillard . . . . . . . . . . . . . 11 2 1 18 Rizzo-Amulet ................. 11 8 1 2 14 Mulli-Iglesias .................. 10 7 2 14 2 6 Frangi-Stancato . . . . . . . . . . . . . . 10 1 14 4 5 Fagioli-Mondelo . . . . . . . . . . . . . . . 10 2 2 14 6 iBañón-Pellegrini . . . . . . . . . . . . . 10 2 13 3 5 Mancini-Tasso ................ 10 2 13 3 5 Iván-López . . .. . . . . . . . . . . . .. . . 10 3 11 5 Miranda-González . . . . . . . . . . . . . 11 3 2 4 10 4 Mella-Pacheco . . . . . . . . . . . . . . . . 10 2 4 4 8 Riccardi-Tejero ............... 10 3 1 7 7 Gamud-Frassi ................ 11 1 4 6 6 Waldoke-Pastorini . . . . . . . . . . . . 11 6 3 7 Ort�ga-Acostá . . . . . . . . . . . . . . . . 10 1 8 3 1 Lugo-Ca.rvajal . . . . . . . . . . . . . . . . 10 9 2 2 M artínez-Chervcro . . . . . . . . . . . . 11 10 Alvar,ez-Forno . . . . . . . . . . . . . . . . 10

CONCURSO DE TENIS PARA DAMAS Y CABALLEROS

Osear Gallo y Mario Paissan, tri1111/ant<'s ,.,, ta Cat,•gorla "C".

Cumpliendo con lo prcmetido, po<lemos anunciar ya que la importante ,cc.¡rnpetición -que será el bro­ che de oro de las actividades deportivas internas del año en curso- se inicia,rá en la primera quincena del mes de octubre, siempre que no se presenten obstáculos imprevistos. Por otra parte, se puede adelantar, aun cuando falta la aprobac,i ón de la C. D., que la Comisión Es­ pecial ha dispuesto la inclusión de los siguientes de­ :J)ortes: ajedrez, .atletismo, basquetbol, bochas, bow­ ling, fútbol, juegos de salón, -pelota a paleta, pesca, tenis, tenis de mesa y tiro.

TRIUNFO DE DOS ATLETAS DE NUESTRA ENTIDAD EN UNA PRUEBA PEDESTRE El 23 de junio ppdo. se llevó a cabo, organizada por la institución amiga el Club Atlético Banco de l a Nación Argentina, una prueba pedestre denomina­ da "Circuito de la Costa", ,que contó con el auspicio de la Federación Atlética Airgentina. La competencia se desarrolló sobr.e un recorrido de

La subccrnisión de dicho deporte, que preside el se­ ñor Victorio O. Ginepro, 1·ecienteanente designado por fa C. D., está ultimando los preparativos necesarios ,para iniciar el Campeonato Interno <le Tenis corres­ p on . diente al año rn curso. El ce1·tame'n," en el que podrán tomar parte toda,s las socias y socios del Club, se llevará a cabo e-n las eancbas de la Asociación Mutual y Deportiva de Em­ pleados del Ministerio, de Hacienda (Estación Lisan­ dro <le la Tone, F. C. Mitre).

OLIMPIADA INTERNA La Comisión Especial Organizadorn y Fiscalizadora de la Olimpíada Interna, designada oportunamente, continúa trabajando activa.mente a fín de dar •térmi­ no a la redacción del Reglamento General de la com­ petencia, el que será dado a conocer en breve. 56

CENTRAL

... IJ11ra11t.: ta tlisp11/a ,i..

11110 1/c

los enc11c111ros de /a catr�oria superior.


.\nt,,nio

.).

Afoti'llu.

l�o/a11<10 Sulnrú,

/o,é U. Cod11a y José M. Amult'l ,,,.,,,,.;,·r1111 1111 11111•11 lri1111fo "" la Catcwuíu "I)".

14 kilómetro . s, y en ella participaron los más cali­ ficados atletas fondistas argentinos de todas las ca­ tegorías de federados, libres y bancarios. La largada de la prueba se efectuó en Plaza de Mayo, frente a Banco Nación, y la llegada en las hermosas instalacicnes que dicho club organizador posee en la localidad de Vicente López. Walter Lemas, el extraordinario atleta de IBoca Ju­ niors, y Juan .Guerra, de la misma entidad, fueron los mejor clasificados, en ese orden, en primera catego­ ría; Luis Sandoval, -de Indepenfüente, en segunda; Mario Díaz, de Comunicaciones, en tercera; 'Y Nor-

berta Méndez, de la Unión Deportiva Argentina. en la categoría libres. La, categoría correspondiente a bancarios fué ga­ nada por nuestros represrntantes Rolando Subirós y Antonio S. Moreno, quienes cumpliendo brillante ac­ tuación sumaron l·S puntos contra 5 que obtuvieron los del Club Banco Nación. Por dicho triunfo ambos atletas se hicieron acreedores a un hermoso trofeo que •pasó a enriquecer la colección de nuestra entidad. Por la importante conqu:sta, lleguen a Subirás y Moreno los plácemes de las auforidades y socios del Club, a los que unimos los nuestros.

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CENTRAL • 67

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A planchada descendió lentamen�e. Abajo, entre las enormes grúas, se agolpaba la muchedumbre rumorcsa. Yo ta contemp!aba desde cubierta, observando gestos y reacciones. En verdad, me sentía un poco ajeno a aquel reencuentro. Ninguna de esas emociones me pertenecía. En m1 regreso, después de tanto tiempo, ni un pariente, ni un am'go. Es decir ... pero no, ellos no vend1"ian a recibirme. Ya comenz!lban a descender los más presurosos. Abrazos, lágrimas, gr'tos ... En el fondo, los galpones som­ bríos, con sus grandes le'ras negras, serv'an de marro igua l que hada cinco años, en aquella mañana gris y fria de mi partida para el Viejo Mundo. Entonces babia menos gente, ¡:C1"0 los dos habían llegado a últim o momento, para desearme buen v:aje. Era el m!smo barco, el ''Campana", y yo estaba en ese sitio de cub:erta cuando se despñ'taban a lo lejos y me hacían gestos incomprensibles de despedida. En realidad, era ella qu:en llevaba todo el peso de la ceremonia. Peque­ ña, móvil, se afenaba al brazo de mi amigo, com o pa1"a retomar fuerzas. El me miraba largamen:e. Tanto, que sus ojos se me quedaron clavados hasta buen Tato después. j Qué muchacho curios o este Jorge! Lo hab'a eonoc·do en In oficina, no hacia mucho. Era alegre, decidor. oportuno. Supe que no tenía familia; apenas unos amigos circunstanciales. Me confesó una vez que nuda hondo lo retenía. Cuando lo llevé al club. parecía que todo su ap1 omo se hubiese dis:pado. Una tensión molesta lo empe­ queñec;a . Por suerte. allí estaba e 1 la, Luisn. Los presenté. Pron�o observé que él camb'aba envue'to por el torbelli­ no cordial de la mucbaéha. No pod'a ser de otro modo. Y o la conocin desde hacia añcs, compañera, amiga, confi­ dente ... Eramos como hemanos. Su risa fresca. su simp�tía a flor de p'el, terminaban siempre por :mponef"sc a las nostalgias que por en'onces me aquejab,n. Una vez m:ís. el'a tr:1.1nfaba. Jorge se sentía seguro. Había vuel to a ser el muchacho decididor, el del mote apropiado, el del chiste que hacía sonreir hasta al jefe. ·--- -- Supe que intimaban. Una noche. él me invitó. Vivía por Congreso, en la cal'o Solis. La portef"a. una españo'a parlanchi­ na, me condujo arriba. Era un departamento an­ tiguo. de var:as piezas. J o r g e estaba inquieto. Ella vendría ¡:or primera vez. Quería que yo estu­ viese presente a ese té... la cosa iba en serio. pensé. Hablamos de va­ rios temas. El me mi,-aba fijnmente romo quer·en­ do que yo le dijera algo que no se 11trevia a pre­ guntarme. Confieso que empecé a senfrme moles­ to. Llamaron a la puerta. Era ella. Su presencia inundó de risas el am­ bien'e. Y hasta el depar­ tamento p!lrec:ó más chi­ co, más accgedor. Conti­ nuamo9 hablnndo de mu­ chns cosas. Y él siguió 1 miTándomc. Es derir, nos m"raba a los dos, intermitentemente. Por ratos, ella lograbA envoh·erlo con su desborde de vida, y él tornaba a ser el impagable Jorge do las tertulias of'cinescas. Al term:nar la visita, ceremonioso. concen' rado, nos dijo que mi presencia allí respon­ por d:a a que ,YO los había p·esentado, y que era un viejo amigo de ambos ... Y esto de "viej o amigo" sonaba a re­ prcche cuando se di1"igía a ella. Poco afecto a suspicacias. procuré no frecuentarlo. Su¡:e, con todo, que el romance proseguía . Una c'rcunstan­ cia económicamente feliz me permitió real'zar el v:efo sueño: un largo viaje a Europa. El lo supo cuando lo co­ menté en la oficina, al despedirme. Me pidió la direcc:ón c!e París, y ha3ta se 11egó al puCf"to, con Lu'sa a su lado, en aquella mañana gris y fria de ha­ cia cinro años. Los galpones sombríos, con sus grandes letras negras, servían do marco.

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SEGA P

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Hab:an pasado \'arios meses cuan­ do recibí la participación de casum'en­ to. Era por abril. Primavera en Pat>ís.


REENCUENTRO Y me sentí alegre de pensar que mis am'gos -únicos amigos porteños- no me habían olvidado. Pasaron dos in­ viernos. Una tarde en el casil'ero siempre vacío de mi hotel bohem;o, me estaba esperando una carta. Era la le!Ka de Luisa, menuda y nerviosa, in­ ccnlundible. Aquello era at-oz. Me hablaba de una vida insoportable, he­ cha de desconfianza, de manías, de celos, de repro<'hes por la "vieia am:s­ tad" que nos había un'do. Me pedía C'onsejo, pro:ección ... ¡ Pobre! Me sen­ tí un poco culpab'e de haberla entre­ gado, sin quererlo, a un ser que esta­ ba anulando su alegría y marchitando su juventud ... Contesté, sí. Pero le es�ibí a él. s'n reparos, sin negar nuestros felices mo­ mentos, sin ocultar1 e nada .. . porque nada ten'a que ocultarle. No me res­ pondió. Ella tampoco tornó a escribir. Y la ide>t de dos vidas desgrac;adas se me quedó clavada largamente, com o la mirada de él en aquella lejana des­ pedida.

• •

Y ahora, yo estaba en el mismo sitio de cub'e1"ta. Apenas dos días, los ne­ cesarios para liquidar mis últimos asuntos, y nuevamente a embarcarme, para no regresar. Do todos modos, na­ dio mo recordaba siquiera. ¿Nadie? Bajé lentamente por la es­ calerilla. Ya en mi a!ojam'ento de la Avenida de Mayo, la idea rontinuó a'.enaceándome. Nad'e ... No pod;a aceptarlo. Y por un momento. pensé en la oficina. Tantos años juntos ... ¿Qué seria del iefo? ¿Y de Ar.turo? ¿Y de Jorge? ... Sí. c'aro .. . Jorge tam­ b!én estaría allí. Quizás así, s:n abor­ darlo d;rectamente, pcdr;a yo entablar de nuevo relación con él, disipar ren­ cores, aclararlo todo. Me quedaban unas horas !'eres. Me decidí. Al entrar en el local, me pare­ ció por un momen:o que retornaba a mi vida de tantos años. El ordenanza me saludó. ¿Me habría reconocido? Vac'lé ante la puerta de todos los días, pero, como el hábito se hubiese im­ puest o una vez más, me hallé de golpe ante mis compañeros de tareas. A'gu­ nos, nuevos me m'raban desde sus esrritorios como con desconfianza. Los otros corr'eron hacia mi, rodeándome. Sí. Todavía me quedaban amigos en Buenos Aires. Les conté lo que se me ocurrió de mi v:da parisiense. No fal�ó la pregunta int.encionada, el recuerdo de otras horas, el chiste oportuno ... Oportuno ... pero, ¿y Jorge? Pregun­ té- por él. Se 'PUS'eron algo serios. El jefe me llevó aparte . -¿Cómo? ¿No sabe? Hubo que des­ pedirlo hace dos meses... No traba­ jaba... Estaba muy raro. Quisimos ayudarlo, pero resultó imposible ... No conocíamos nada de su vida ni de sus problemas. . . Sí .. . Hubo que despe­ dirlo .. . Pobre, ¿no? Volví con los muchachos. En la se­ cretaría conservaban el teléfono de la

casa de Jorge. Me despedí de todos. Desde la esquina llamé. Re·onocí la· voz de la española pa•lanchina. Sa 1 :ó corriendo a llamarlo. El tono grave de Jorge resonó en el teléfono. Le dije que estaba por unas horas, antes de la partida def'nitiva. El comentó: -¿Ah, sí? Sabía que vo!verias ... Má5 aun ... te estaba esperando ..'. ¿Por qué no vienes esta noche a tomar algo con nosotoros? Estoy seguro de que a Lu;sa Je encantará verte después c!o tanto t'empo ... El tono er!I na'ural. casi coard'al. No pude ne¡¡arme. Además, quería ayu­ darlo. Mi s'tuación económica me Jo permit;a. Con todo, había que ev•lv.r una dádiv>1 ofensiva. Pero no ... no se ,podía andar con sutilezas. Lleg-ado ni hotel, tomé un papel y escr'bí: "Co­ nozco tu situación. Créeme: lo siento mucho" . Doblé un b'llete de mil. 1 o cerré en la esquela, la e·hé al bo 1sillo, y salí, 1·umbo a mis trámites urgentes.

• •

Cuando qu:se advertirlo, ya era la hora do la v;si'a. Tomé un taxi. La ca�a de la calle So!ís me pareció aún mári sombría. Y también más v'eja. Mucho más vieja, como la portera parlanchina, que en el rel'ano de la es,..alera me saludó. Iba a entab!ar conversación, cuando Jorge ap:1reció de pronto en el VPno de su puerta. Con gesto imperioso le ordenó que sr. re­ tirara . Luego más afable, me convidó a entrar. Estaba muy delgado, casi esquelét'co. La camisa, sucia: las ro­ pas, raídi>s. En un rincón de la enorme sala aparecía tendida la mesa. con treg cub'er�os. Pero, ¿y Luisa? No me atre­ ví a p-eguntar. El lo adivinó. -¿Sabes? Tendrás que disculpar1R .. . Cuando le dije que venías ... no sé .. . parece que se emocionó ... ,p'dió que la excusaras ... está C'on jaqueca ... En fin ... no tiene importancia. Al dec'r esto. me miraba fijamente, con esos ojos fríos que me aterrab11n. Nos sentamos. Comimos a'go, como pr comprom;so. Yo no sab•a de qué hablaorle. No me atrevía a mencionarle que había andado por la oficina. Por fin. l'egó la hora de la partida. D's­ traidamente deposité el sobrecito bajo el cenicero. El me acompañó hasta abajo, como temiend o que la portera se me acercase. Y y,a en la puerta, me entregó una misiva . -No la abras ahora ... T'enes tiem­ po. .. Léela cuando estés en viaje. Te traerá recuerdos ... Adiós. 'Le estreché fuertemen�e la mano, en la seguridad do que no volvería a ver!o, y eché a andar calle· arriba. Las ideas ba;Jaban en mi cerebro. No. Decididamente, n o pod:a coordinar planteos y emociones . Me acosté, y al poco rato el sueño me había vencido.

A la mañana siguiente, desperté in­ quieto. ¿Qué contendría esa carta, para que yo tuviera que leerla ya em­ barcado, en viaje sin retorno? Y si

fuese de ella, disculpándose por su ausencia? Rasgué el sobre. Sí; era de el'a. Su misma letra, nerviosa y menuda. Pero su contenido ... "Espero que mi acti­ tud, que es clara y defin'tiva, te con­ venza de que entre nosotros todo ha terminado desde hace mucho, muchís:­ mo tiempo. Te tengo despre"io y lás­ tima, porque nos has sabido mantener un amor ni una am'stad. Luisa" . Releí esas l'neas. No podía dar crél <lito a mis ojos. ¿Su ausencia �e l1t noche anterior tenía ese sign',ficado? Pero no ... ella debía haberse vuelt-0 loca. .. Si entre nosotrcs jamás había existido otra cosa que una am'stad limpia ,Y a'egre ... ¿Cómo era posible? Comencé a sent:rme inqu:eto. Había que aclarar eso. No pedía partir 1tsí, sin saber lo que había pasado. Era aún tem,...rano. Disponía de una hora. Me vestí de pr'sa La Avenida de M>1vo me pareció inte-m'nable. Por fin, Pla­ za Lorea ... la calle Solís ... Llegué a la CPsona. Mucha gen'e en la puerta. Logré abirme paso. El depaortamento de Jorge estaba abierto. A'guien to­ maba datos. Pude entrar. Junto a la mesa de nuestra chaorla, él yacía exá­ n;me. Un frasco. Algunas píld oras. Veneno. La portera se me acercó. �¿Dónde está Luisa?- inquirí. -;.Cómo? ¿N o lo sabe? Ella ... eJla se eliminó ... ¡pobrecita! ... hace va­ rio'J meses ... Fui la primera en des­ cubrir el cuerpo. No supe qué decir. Atontado, como un autómata, le mostré la esquela. La mujer hizo un gesto. de reconoci­ miento. -¿Quién le ha dado a usted eso? Ese pape\ estaba sobre la mesa junto a ella, cuando se ma�ó ... �ra para su mar'do ... ¿Qué hace usted con él? Corno en un fogonazo, comprendí de golpe la horrible realidad. Aquel po­ bre monstruo, con sus celos infunda­ dos, hab'a llevado a Luisa al suic:dio. Su temperament o le había impedido toda sa'ida; encerrado en sí mismo, cavilando siempre, había perdido el trabajo y s.e había hundido def'nitíva­ mcnte. Y yo me le aparecía como el amante de su esposa, el causante de todas sus desdichas. Cuando lo llamé por teléfono, urd:ó su venganza y, creyendo herirme en lo mas ín€imo, preparó la escena de la ausencia y me entregó la carta dirigida a é 1 , como quien devuelve una puñalada. "Espero que mi actitud, que es clara y defini­ t:va, te convenza de que entre nos­ otrcs toda ha terminado desde hace mucho, mucbís'mo tiempo ...". Me sen�í invadido por una profunda lástima. Con todo, no llegaba a com­ prender el porqué de la macabra de­ cisión de ,Jorge. Me acerqué a su cuer­ po. En su mano crispada había un billete de mil pesos y un papel escrito. Era mi letra: "Conozco tu situación. Créeme: Jo s:ento mucho" Estas pala­ bras, en su imaginac'ón febric'ente, hab:an debido encerrar una burla atoroz. Para él, Yo lo sabía todo y ha­ bía descubierto su juego. Mí pobre amigo no habla tenido ni siquiera la satisfacción de una venganza,


e

UANDO nos dijuon que se llamaba Rivanera nos resistimos por un momento a creerlo. Nos b habíamos figurado con un apellido típica­ mente óajón. más en coincidencia con su aire nórdi­ co. con su espigada figura de "globe-trotter". Bue­ no ... , en eso acertamos, porque Ernesto Raúl Luciano Rivanera, para ser más precisos, es el pro­ totipo del andarín. Pero no un andarín cualquiera, de esos que recorren el .mundo por carreteras y cen­ tros poblado,. ¡No! cuando él se echa .a andar, no s:empre los hcmbres prudentes están dispuestos a acompañarlo .,-Desde muy corla edad -nos di::e- sentí el lla­ mado de la selva. El Matto Gros,o fué sie.,npre pa­ ra mí una atracción .extraordinaria y ha ejercido una fuerte presión sobre mis actos. Y ahora estoy dis­ puesto a tentar la aventura ... -Pero ¿es la primera vez que ensaya algo así'? Sonríe, presintiendo la ironía. -No, ya estoy hecho a esas cosas. Desde hace mu­ cho. a escondidas de mis allegados, fuí formando mi equipo: un Winchester 44,40; una pistola Luger 9 mir..; una escopeta 12/70 de cinco tiros; un Halcón calibre 22, herramtentas, brújula y todos los ense1·es comunes. -Sí. pero ¿basta e�·o? Nueva soru-isa, más amplia. -Por supuesto que no. Mucho más imporlant(' es el entr1rnamiento. Para mi, éste se ha redu:ido a .i;o­ -cas cosas, oero es:nciales: habituarme a estar hasta cuatro noches en vela conservando la lucidez, a so­ portar varios días sin comer. . . y a algún otro de­ talle. -¿Cuál, por ejemplo? -�Do.1..nir toda la noch:! sin hacer el menor movimiento. Esto en la selva es fundamental.

Riv«nerci sc1iala tm maclrctuzo en !u cauczn del pu.mu.

UN ESPIRITU

AVENTURERO

Estaci&,i de radionjicionados. 60

CENTRAL


-¿Lleva alguna experiencia r.ealizada? -Como por ensayo, me interné no hace mucho en plena selva misionera. Me preparé bien, ,y después de algunos tropiezos me embragué solo el día 8 cte agosto del año pasado, en el vaporcito "Wáshington", rumbo al 1 Noreste. Llzgué al otro día a Concepción del Uruguay y allí tomé el tren hasta Posadas, a la que arribé bajo una lluvia torrencial. Instalado en el hotel, traté de averiguar dónde podría cazar. No sin muchcs rodeos, un señor que allí se hospe­ daba -qufrn más tarde se hizo gran amigo mío­ �e ofreció a indicarme un buen lugar. Me presentó a los se1i.ores Raciopi, Soasnabar y Cibil, y convinie­ ron en que el mejor sitio sería San Pedro, donde los dos primeros timen una fábrica de made. ra ter­ ciada. Me embarqué en un camión cuyo guía era llamado afectuosamente Paraguay. En toda la no­ che no dormí, pues me fascinaba la ruta llena de curvas, subidas y bajadas. Hubiera deseado encon­ trai: algún animal. . . 0 algún bandido, pues Para­ guay me contaba que los asaltos por allí son frecuen­ tes, especialmente cuando los camiones ,cargados van subiendo las cuestas empinadas. por lo que deben ir muy despacio. Entonces los asaltantes aprovechan. Pel'O nada aconteció. Llegamos .el 14 a la tarde. Los dueños del establecimiento Eytip Unión me recibie­ ron cordialmente y me dij.eron que desde Posadas ya les habían hech'O saber que iba para allá el "ca­ zador blanco", apodo que no me ,pµde quitar. Los señores Vecchi y Zientek, propietaTios del estable­ cimiento ubicado en el paraje conocido por Yaboti, fueron también muy cordiales y me adelantaron que vendría a buscarme Salvador Machado, .excelente guía y gran cazador. Mientras tanto, sin decir na­ da, calcé mi Luger, tomé mi 44,40 y salí sólo a "ver· •. Pronto me convencí de que me había extraviado en Un i11c/íge11a · 'klwró · ele la selvct brasilefü1.

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61


Aifredo, Magro, Rolín, Salvador, Jorge y Rannón Machado. la selva. Con calma, comencé a buscar mi ra.sti-o. que no tardé en hallar. Con todo, sufrí una caída seria y terminé mi p�queña aventura, bastante ara­ ñado 'y picado. No obstante, consideré que aquella salida era "tarea cumplida". Con mi nuevo .amigo nos dirigimos a unos tres kilómetros, sobre el arroyo Yabotí, pero más al sudoeste. Tras aguantar algu­ nos chaparrones, frecuente s. en la región durante el mes de agosto, cazamos dos hermosos venados, que saboreamos esa noche en el Establecimiento. Después de este pequeño éxito volvimos a salir con Salva­ dor y su hermano para la Barra del Toro. Siempre íbamos acompañados de sus magnüiicos perros. En el camino nos encontramos con un tal Almeida. quien en plena noche, descalzo y sin armas, andaba por todos lados, sin úquiera llevar machete. Durante el viaje, nuestro iperros rastrearon un p2carí de colla1· y lo cercaron. Como debíamos llevarle la cabeza sa­ na al señor Vecchi, pues las colecciona, y dado que yo tenía interés en el cuero, no había otra �olución que tfrar al ojo. Efectué el disparo con absoluta pre­ cisión. A la media hora saboreábamos un gustoso asa­ do de pecarí. Después que hubimos cargado todo, nuestros ,perros ladraron nuevamente, pero ahora de otra manera. Es curioso cómo por cada anjmal la-

El cuero del anta joven luce hermosos dise-iíos.

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LUCKY STRIKE "ffS TOASTED"

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CENTRAL

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Nod,ontl,> a la pr, ,11

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drán distinto. Todos c.oincidieron en que era un an­ ta o tapir americano. Efectivamente era así, pero muy joven todavía. Tendl·ía unos veinte días y no pesaba más de cuarenta kilos. De�arrollado. ese ani­ mal alcanza a más de trescientos kilos. -¿Qué hicieron con él? -Como era dócil y pequeño, nos dió mucha litstiJlna. Decidimos no matarlo, sino atraparlo vivo. Yo pen­ saba traerlo al zoológico de Buenos Aires, donde no existe un ejemplar así. Tras mucho trabajo y después de recibir bastantes patadas conseguimos re­ ducirlo y llevarlo hasta nuestro destino, que era la Barra del Toro. Cuando anochecía, se cementaba su captura como una cosa íuern de lo corr.ún. De pron­ to me asaltó el temor de que fuera cebo para las fieras, pues emitía una especie de silbido al llamar a la madre. Como ya mi entrenamiento había si­ d? completo en materia .de sueño, decidí hacel· guar­ dia,. par.a lo que prepare imi 44,40 con doce balas y la lmterna. Me senté al lado del fuego, mientras mi pequeño anta ponía su hocico sobre mi bota, cari-

d,• la frnn/,ra hra,,frña

11osamente. No hubo novedad durante esa noche, y al día siguiente regresamos. Al llegar, mi mayor preocupación fué procural· ubicación para mi ani­ malito. Los señores Vecchi y Zientek tienen una es­ tación de rndioaficionados en medio de la selva. Des­ de allí traté de obtener una comunicación con el · Zoo" de la capital. No hubo ,caso. Al otro día, mi pequeño animal amane::ió muerto. Consen.:o su c:ue­ rito como recuerdo. -¿Cuánto tiempo estuvo por allá? -En una de las p1·ácticas de tiro, una de mis a1·ma:;, la de calibre 22, sufrió desperfectos, por lo que tuve que volver urgentemente a Buenos Aires pa­ ra su reparación. ya que de ese calibre tenía mu­ chos proyectiles, En tant o que me restaban muy po­ cas balas para las otras armas. Tenia. además, cua­ trocientos cartuchos, pero no los utilicé, pues consi­ dero que el cazador debe emplear ,ólo bal3s. Volví, pues, a Buenos Air.es el 19 de setiembre. Arreglado todo, retorné a la selva el 21 de ese mes. Para ello me serví de un camión de cuyo conductor me haría más tarde gran amigo. Era Edmundo Zientek, her­ mano del dueño del establecimiento del paraje Ya­ botí. -¿Pensaba internarse solo nuevamente? -/No. Y no hubiese sido posible. Ya éramos muc:hos para la siguiente cacería, pues por todos lados había corrido la voz de que llegaba un cazador de Buenos Aires. Me acompañaron Salvador, Ramón y J_orge M�chado, Alfredo, Magro y el simpático Ca1 rxto R_olm. No pued� precisar a qué lugar llegamos. pero solo sé que estubamos a tres kilómetros de la frontera con el IBrasil. Ahí cazamos en dos días mu-

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<::hos animales, de entre los que merece d�staearse un puma de noventa y seis kilos, que nos costó un tiro <le . escopeta, tres de Luger y dJs fuertes ma­ chetazos. También trajimos cinco jabalíes, dos ve­ nados, una pa:a y otras piezas menores. En total, alrededor de qu ;nientos kilos de :arne. La lengua del ,puma era ccm:, una lima. En cuanto a sus ga­ rras, las fui regalando a las personas d.e mi apre­ c:o. Con todo, conservo su cuero. -¿Ha dejado an;ig::s por allá? -En cantidad . Y me están aguardando para otra salida. Muchas noch:s íbamos a "es.perar pacas" (roe­ dor muy grande, de preciada carne). Nos trepába­ mos a los sobrados, que son plataformas practicadas en los árboles y donde uno debe permanecer quie­ to con la linterna y las armas listas. Por allí an­ d�n muchísimos ratcnes ele maizal. Inmóvil. he te­ nido que soportar varias veces a los ratones mar­ chando sobre mis botas. Otras noches recorríamos Jo.; lugares buscando armadillos. -¿Todos sus aco:npañantes hablaban castellano? -No. En medio del silencio. se escuchaba a veeeJ una interjección O un chiste en lengua extraña, pues era frecuente oír hablar portugués y guaraní. -¿Piensa superar estas cacerías? -Más que cacerías, estos episodios han sido para :-:í un entrenamiento algo duro, que he realizado como en�ayo para emprender el gran cruce. --;.El gran cruce? -insistimos. -Si. Ya les dije. El cru:e de Matto Grosso. -¿Hasta dónde? -Hasta Barranquilla, en Colombia. Pienso partir de Posadas el año próximo. No desconozco los pro­ blemas y peligros que se me van a presentar en la '.ravesía. Hay tribus absolutamente salvajes como l0s jíbaros, chavantes, cherentfs y ctros. pero confío en mis fuerzas y en mis conocimientos. -¿Con quién piensa ha::-er el viaje? -En verdad, existen unas pocas personas que podrían acorr.pañarme; pero confío en ellas, pues las

Vista de una fábrica de terciados. he prcbado. Uno es mi hermano Raúl, que trabaja en el Banco de Londres. La otra es nuestro colega del B. C. R. A. Carlos Lufrano, con los cuales fS­ pero compartir las alegrías y dificultades de esta expedición. En t:do caso, tiene su importanct:i. la licencia que pudieran acordarnos ... -¿Qué otros detalles puede darnos? -Prefi,ro hablar de r ealizaciones y no de proyectos. Ya charlaremos al retorno. ·Easte decir que esta empresa de atravesar el Brasil por las zonas que yo he elegido no ha sido lograda aún pcr hombre algu­ no. El caso del ,coronel Fawcett es aleccionador. Ya se cansaron de buscarl::i. Rivanera se ha puesto seri o por un instante. Pero su sonrisa, ésa que aflora en él sospechando nuestra ironía o nuestra incredulidad, vuelve a jug.uetear en el brillo ele sus ojos y en la comisura de sus labios, como diciéndonos: " ¡ Esperen un poco y verán!"

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1 J\ERONAUTICA DEPOR.TIVA H

ACE poco!: díts tuve el placer de conversar con el veterano instructor e inspector de vue:o s'n motor, Sr. Claudio Dori, quien con la simpa­ tía y sencillez que lo caracterizan me describ'ó de­ talladamente la hazaña que cumpliera en octubre del año pasado, al igual que el S r. Scheidauer, otro avezado piloto de planead·ores, al unir el aeródromo del Aeroclub de Bariloche con el de Ensenada, en la hermana república de ,Chile, volando sobre las cumbres nevadas de los Andes con sendas máqui­ nas sin mot.OI!'. El señor Dori, que llevaba en Bariloche sólo una semana y había efectuado dos o tres vuelo!l �e estudio, utilizó un planeador Sky de la categona altove�ero, mientras el señor Heinz Scheidauer Jo acompañó con un planeador de tipo ala volante Horten construido en Córdoba y denom:nado Urubú, con el que había experimentado du­ rante dos meses en Bariloche. IEl ala Horten es un tipo de aerodin o func:onal, es decir con el menor número posib!e de elementos no indispensables para el vuelo. Este modelo que es biplaza ;¡ planeador, no tiene cola ni más fus :­ Jaje que el necesario para alojar a dos pilotos. Los ccmandos estan comb:nados mecánicamente de modo que los alerones, que entonces toman el nombre de elevones, tamb:én actúan como timones de pro­ (undidad. El timón de dirección está reemplazado por una aleta eclipsable o freno en cada pun'.a de a l a y accionado pc.1· los pedales. El manejo es prácticamente convencional. Ya se han fabricado va­ rios modelos en el país. La permanencia de los dos pi'otos en Bariloche obedecía a una misión de estudios meteorológicos para determinar las condicione� de los vientos de la región y otros factores de utilidad para la aero­ navegación. Jndudablemente, el cruce del macizo andino era una idea an­ tigua, pe1'o se confiaba más en la posibilidad de lograrlo aprovechan­ do corrientes dinámicas (es decir las corrientes ascendentes provo-

POR

JO SE MANUEL ROCA

5«:

NOTA

El al.:1 Horten en v1iclo.

Claudio Dori. cada:i por el viento al chocar contra accidente:; orográficos) que en la!l as­ cendentes térmicas que permitieron esto vuelo. No obstante, al encontrar buenas oportunidades n o las desper­ diciaron y decidieron cruzar a Chile. Los corrientes ascendentes llamadas térm:cas tienen su or'gen en el des­ igual calentamient o de la superficie terrestre por los rayos solares. Este ca ­ lentamiento es mayor donde la tiena �e muestra más obscura y menor so­ bre las partes más claras. Así, un campo arado absorbe más calor que un trigal maduro; en consecuencia, el aire se calienta más sobre el trigal mientras brilla el sol. y de noche, so­ bre el campo arado. Estas desigualdadades de temperatura del. airo dan lugar a térmicas, debido a que las m a s a s relativa­ mente má!: calientes sor más Hviana� y suben mientras las más frías bajan. Lot. planeado­ res cuentan con ins­ t r u m o nt- c s bastante · sensibles que acusan esta!l corrientes verti­ ca1 es. V o 1 a n d o en círiulos dent.1-o de una ascendencia do sufi­ ciente velocidad as­ censional so llega 11 alturas bastante con­ s:derables. Como las térmicas llevan cierto porcentaje de hume­ dad, siempre están co­ ronada� po,· una nu­ be "cúmulut.". Previas obsc,rvac¡o. nes meteorológicas y algunos vuelos de son­ deo, se decidió esperar el momento opor-


tuno pare. ganar, a partir del remol­ que, la altura inicial que permiti�ra llegar a los cerros donde se buscanan las condiciones más convenientes. El señor Scheidaucr hizo un intento el 27 de octubre, pero las formaciones de nubes cambiaron y hubo de volver al punto de partida. Tre:: días después. el señor Dori fué remolcado p:>r avión a 300 metros de altura, donde encon­ tró corrien'.es térmicas que le permi­ tían ascender a un rég'men de 4 a 4,5 metros por segundo. Pr<mto comenzó a sob,revolar la dudad de Bariloche, que está a unos 12 kilómetros al oeste del aeródromo del acrcclub local, hasta llegar a las cercan:as del cerr o Otto. La ascendencia llegó a ser de 6 metros por segundo y, en parles, sumamcn'.e arri:chada. Cuenta el piloto del Sky que toda­ vía sobre Bari!cche, un cóndc,r le ha­ cía compañia en el ascenso, pero, de­ bido a las diferencias de peso. tama­ ño y técnicas, el planeador d!'lba un viraje cuando el cóndor comp'etaba des . Por esa razón no íué posible co­ ordinar un correcto vuelo en "escua­ drilla" y en dete,·m'nado momento "el calvo morador de In montaña" se puso delante del p!aneador. El señor Dori inclinó su máquina a la izquierda para que el cóndor pudiera pasar por debajo de su ala derecha ,Y éste, ante el peligro, abr;ó cerno dedos las p!u­ mas de los extremos de sus alas y en actitud de evidente sobresalt o llevó las garras abiertas hacia adelante como si tratara de frenar sobre el sucio y se dejó caer unos cuantos metros. Fué un gran cspcctácu'o con un wl o tes­ t:go a muy poca distancia. A par�ir Je ese momento no vclvió a aparecer por allí. Ante el ya aparente éxito del señor Dori, decoló también el Sr. Scheidnuer con el aJn Urubú. Volaron mante:n'cn­ do entre si una dis'.ancia de 200 me­ tK:s, comunicndos por radio con el ae-

Rumbo a la meta chilena.

ród,-omo y se dirigieron hacia el cerro Catedral en busca de apoyo o·ográfi­ c0 (corr:entes dinámicas), que no en­ centraron. Después de pasar a bar!o­ ,·enlo de este cerro o sea del lado es'.c -<?! \'iento era nordeste- y ante la inseguridad de cumpl'r el inten�o. ,¡:ensaron iniciar el regreso. pero en­ tonces lograren ascender más siempre gracias a térmicas sobre las canchas de esqui. Cada vez que encontraban una tér­ mica se "enroscaban" en virajes tan cerrados como fuera necesar:o hasta ganar el máximo pcsib'e de altura. Desde las blancas laderas del Tronador s'guieron hacia el cerro López. cerca del cual encontraron otra buena térmi­ ca que les permitió c,-uz'.!r el brazo

Itinerario de la Hazaña

Tristeza del Lago Nahuel Huapí y sal­ tar a las inmediaciones del cerro Ca­ pilla. También alli encontraTOn térmi­ cas, con las que alcanzaron 2500 me­ tros con respecl-0 a la p:sta de Bari­ loch<:. Con esa altura siguieron hacia el Tronador. adonde Jlegarnn a 3600 metros sobre el nivel del mar. Fué entonces cuand o el ala volante enfiló al oeste por sobre los picos. El señor Dori pensaba pasar con el Sky 12 kilómetros más al norte, por un claro o de�filadero menos alto, y con­ siderando la posibilidad de un ntorri­ znje en Peúlla, de ser ello necesario. El ala, en cnmb:o, cruzaba sobre una zona totnlmcnte inhóspita donde un aterrizaje no era aconsejable por tra· tarse de lugares no transitados. Pero su piloto ya conocía las posibilidades de la rula por habe-rln estudiado an­ te::.

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La lín!!a cortada indica la rttta seguida por Dori: la

de puntas. el rumbo de Sclieidcmer.

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61


En el reino de los ci;ndores. La decisión del rnñor Scheidauer provocó inquietud en el señor Dori que no conocía el lugar. Debe tenerse en cuenta que en la cordillera la natu­ raleza hizo todo a escala gigantesca. Las piedras que se ven sobre los ce­ rros a menud o t'enen de 30 a 100 me­ vros de diámetro. A veces se ve una montaña al írente, aparen'.emente cer­ ca, pero que dista 20 kilómetros o más. El cerro Catedral, pcr ejemplo, no es un simple pico, como se indica en los mapas, sino una verdadera muralla -peñascosa de más de 15 ,kilómetros de norto a sur. Él ala cruzó casi arectamente desde el Tronador hasta Ensenada por el sur del lago de Todos los Santos, mientras el Sky se dirigía a Peúlla suponiendo que la Urubú so encontraría allí. De Peúlla, con 3500 metros de áltura. si­ gu'ó hacia el sur del cerro Techado y

enfiló hacia el cer•ro Puntiagudo bor­ deando el lago de Todos los Santos por el norte. En esa etapa y hasta el final vo'ó s'em_pre por sobre el techo, o sea, pcr encima de las nubes más bajas. entre las que podía ver el terreno. Después de saludar al volcán Oso�no siguió hacia el Oréano Pacífico sobre el extremo este del gran lago Ll!rnqui­ hué con la in:enc:ón de llega•r a Puef­ to Montt guiándose por el volcán Cal­ buco, de 16.40 metros. Al sobrevolar Ensenada vió que el ala volante había aterr'zado allí. Mientras el viento sur estropeaba gradualmente las condicio­ nes cPmáticas, ent'.·e los copos suaves ,v desgarrados de las nubes se veía al fondo el Océano Pacífico, abajo bos­ ques y ríos y a la derecha el agua del enorme Llanquihué. El inventa•rio de la situac'ón ponía en duda la po­ s'.bi1 idad de llegar a Puerto Montt, o

Dori, Scheidm,2r y otros e:t'p€rtos. <tiS

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C E� T R :\ L

!:ea al Aeroclub La Paloma, con altura suficiente No recordaba entonces la tase m'litar de Chamiza, adonde hu­ biera podido llegar. En esa situación decidió volve: sobre sus pasos Y ate, rr;za1· en Ensenada, cerca del Llanqui­ hué. Con la alegda del reencuentro con el ccmpañero y de la misión cum­ plida, saludó a los chilenos con gra• ciosas maniobras de acrobacia y ate­ rrizó en el país hermano tres inten­ sas ho-:-as y 25 minutos después de de­ jar la pista de Bariloche, que dista algo más de 120 kilómetros, de los que 100 corresponden a teneno muy montsñoso, ya que se t-rata de incon­ tables p·cos con nieves eternas. •El mismo día. los dos aviones de remolque no encontraron las condicio­ nes necesarias para cruzar el macizo y acompañar a los planeadores. Des­ pués llovió incensantemente du•rante cat-crce días. En uno de el1 os, los avio­ nes consiguieron cruzar. Con semejan­ te humedad, los planeadores. que es­ tuvieron a la intemperie en Ensenada. sufrieron algunos daños en el entela· do. Ello deb'ó repararse con medios improvisados. hasta que se dirigieron a Chamiza en vuelo remolcado. Allí comp'etaron las reparaciones y J,os trá­ mites de documentación pa1'a poste­ riormente inicia,- el remolque de re­ greso, pasando sobre Ensena:la y si­ guiendo casi la misma ruta hasb cer­ ca del cerro Catedral, desde donde s:guieron en vuelo librado hasta Bari­ loche. Sobre la zona chilena volaban sobre las nubes bajas y a menudo los picos se asomaban por sobre el col­ chón blanco como atisbando a los in­ trusos. Del lado argentino el cielo estaba complet.a mente despejado. En ausencia de antecedentes. el cruce de la cordillera a remolque de aviones de ese LÍ:JJO es casi tan merito­ rio como el cruce hacia Chile con los planeadores. Cabe epilogar el relato con una acla­ ración. Desde que se concció la noti­ cia, gente del aire y profanos dimos nuestras opiniones o expusimos nues­ tros comentarios. En .el ,amb:ente aeronáutico en ge­ neral, la hazaña confirma las bien conocidas condiciones de deportistas y de pilotos de los dos hombres. Para los choferes de aviones ( no todos me­ recen el nombre de pilo'.os) que toda­ vía miran a los planeadores como en­ debles barriletes. juguetes del viento, ésta ha sido una lección bastante pro­ vechosa. Para los volovelistas, la not:cia cons­ tituyó una ve1·dadera fiesta, y si b'en una prueba de esta naturaleza depen­ de en parte del íactor suerte en cuanto a la localización de las corrientes fa­ vorables, sigo sosteniendo que cada hombre tiene la suerte que se merece, y quienes, como los señores Dori y S:: he:dauer, se han tomado tan en se­ rio la cienc:a y el arte de volar, son precisamente los indicados para lograT estos triunfes. El éxito no saca a na­ die de la cama.


Entre los profanos, la noticia causó ciert-0 interés por lo e::pectacular. /No falta quien atribuya el éxito a la ca­ sualida d y abundan los que hablan de la valentía suicida que S3 necesita pa­ ra meterse en la cordilleTa sin motor. No pretendo convencer a estos últimos de Jo contrari o en cuanto a valentía pero Jo de suicida e�á de más. El cruce se inició con la altura necesaria para llegar a lugares de aterrizaje de emergencia dentro de la zona monta­ ñosa; se estudió la ruta de antemano para saber tod o lo necesario en caso de un descenso antes de tiempo, y, si bien se trat.9. de una verdadera haza­ ña, és:a pareciera no serlo cuando se oye el re 1 ato sencillo y desapasionado de labios del señor Dcri. Sólo se emo­ ciona al tratar de describi-r lo indes­ criptible, la majestuos3 y aterradora belleza n:itural de las montañas neva­ das que vencieron, y al recordar la tragicómica frenada del cóndor. Ha llegado la hora de que el hom­ bre de la calle se entere de la impor­ tancia de la c'encia aeronáutica y sepa que ni los aviones ni los p'aneadores "se caen" o se "precipitan" como dice la c1·ónica periodísti: a Les accidentes se deben en casi un lOÓ % de los casos a negligencia y al exce::o de confianza en lo que no se debe coní:ar: la im­ provisaúón.

Discutiendo det'1L!e:; de L'.1 travesfa. Una línea comercial acaba de cum­ p!ir 25.000 cruces de la cordilJera por Mendoza; otra, a dos meses de la inau­ gun,c'ón de su l'uta polar, h a b i a

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O¡;eración

de remolque.

briinsportado más de mil pasajeros so­ bre el Artico; el año pasado salieron del terr:tori0 de los Estados Unidos de Norteamérk a 45 millones de pe-son as en av'ones no mi1itares; en fin, si bien el vo'umen ex'.raordinario del tránsito aéreo no tiene derecho a causar acci­ dentes. bien justif'e!I los mu,v pocos que <::curren y que muchas veres se publican en términos sensacionalistas e improp:os. Un periód'co de esta ca­ pital, hac'endo alarde de igno·ancia en la ma'eria, conv'rtió tres aterrizajes forzosos sin v'ctimas, ocurridos en un dír. do temporal del año pasado, en cinco acridenle� ante los ojos del Jec­ to1·. Indudablemente la propaganda no nos favorece, pNo la aercnáatica !.iguc abriendo rutas y cosechando triunfos en p�ovecho propio y de la huma­ n'dad.

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