Aquel día a Clara le parecía que le iba a dar un infarto de miocardio. Clara tenía un examen y casi no había estudiado, pensaba en ese examen como si fuese una gran materia oscura. Esto nunca le había sucedido ya que era muy estudiosa. Para ella esto era como un horrible experimento. Cuando llegó a clase y se sentó junto a sus compañeros se sentía más incompleta que una célula sin su núcleo, necesitaba ponerse a estudiar. Pensaba que era casi imposible. En la gran biodiversidad de alumnos de su clase, pocos eran buenos estudiantes, más bien estudiaban menos que lo que dura lo vida de una bacteria. Tras varios intentos de concentración mental, comenzó a customizar sus esquemas y apuntes para así ser más deductiva en su estudio. Por fin, estaba concentrada memorizando lo máximo posible como un depredador persiguiendo a su presa. El corazón le latía tan rápido que se oía como en una ecocardiografía. Tras numerosas elipses en sus apuntes se quedó con lo esencial. Era la hora del examen, Clara estaba cargada de entelequía, sabía que podía conseguirlo. Y así fue, tras varias días le dieron la nota y no solo había aprobado sino que su nota era la mejor de toda la clase, eso sí que había sido un sigmotropismo perfecto. Andrea Moreira 1º BAC