Estaba en la calle cuando comenzó a llover mucho, parecía una ciclogénesis explosiva. El agua caía sobre mí atraída por la fuerza de la gravedad, entonces mi sistema nervioso mandó una orden para que corriese a refugiarme. Eso hizo que los movimientos de sístole y diástole de mi corazón aumentase para poder llevar sangre suficiente a todas las partes de mi cuerpo. De repente cayó una maceta de un balcón justo delante mía que podía haberme causado una hemorragia, esto hizo que mis glándulas suprarrenales comenzasen a segregar adrenalina. En ese momento me gustaría ser un oso en plena hibernación cobijado en mi cueva, pero no, allí estaba yo, empapado a riesgo de salir propulsado por el viento cual cohete de la NASA. Ya lo dijeran en la tele, fuertes vientos y lluvias en Galicia, y yo de incrédulo como los fijistas cuestionaron la evolución, no hice caso y salí de paseo, ¡y cargado de bolsas! Xu Chen 4ºA