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MI FOTO: DÍA DE MUERTOS EN MICHOACÁN
MI FOTO NOCHE DE MUERTOS
Si bien todo México se viste de flores de cempasúchil y ofrendas para recibir el primer fin de semana de noviembre, ningún estado lo espera tanto como Michoacán. La celebración de día de muertos en el lago de Pátzcuaro es una de las más ricas y coloridas del país.
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Iniciamos el viaje entrada la noche del 1º de noviembre, cargados con más ropa abrigadora (y nísperos para ofrendar) que equipo de foto. Visitamos Santa Fe de la Laguna, cuya plaza de armas se convierte en una cancha por la que rueda una bola prendida en fuego, el cementerio de San Francisco Uricho, donde se coloca uno de los arcos florales más altos para que los difuntos crucen el umbral entre mundos, y el pueblo de Arocutín, cuyo cementerio nos sorprende con “una tumba hecha para todas aquellas almas que nadie se acuerda de ellas [sic]”.
Para fotografiar la noche de muertos lo ideal sería contar con equipo de luces y varios tripiés. Pero, técnica aparte, la idea resulta tan incómoda como inviable. Lo que hace especial a este recorrido, por encima de las escenas por sí solas, es el ambiente que las acompaña. Una docena de flashes que, más que ayudar, estorban. ¿La alternativa? Tiempo, mucho tiempo, un tripié y exposiciones largas son la mejor opción para retratar cementerios que, irónicamente, están llenos de vida. MARCK GUTTMAN es un colaborador asiduo de NGT, es el autor del reportaje La buena educación publicado en octubre de 2015.
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