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Be Innovation - Julio
TRIBUNA:
LO QUE IMPORTA
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POR WALID HAKIRI
El estrago (los estragos) del COVID-19
provoca muchas más incógnitas que certidumbres. ¿En qué mundo nos despertaremos del confinamiento global tras la hibernación de la economía y de la vida que creíamos estable y cierta? Antes de este año, la palabra virus designaba más que nada los ataques a distancia sufridos por ordenadores. Hoy nos confinamos por miedo a ser contagiados por un virus, real, que ha probado su letalidad tanto en las personas como en las economías. La muerte ha llegado; aunque siempre estuvo aquí, acompañando nuestra cotidianidad, quizás oscurecida y negada, pero ahora todos pueden verla. Y puede que muchos entiendan que hay ámbitos, como
la sanidad, que no pueden regirse más por intereses políticos, o la industria, que quizás replantee su alta dependencia de la globalización, o inclusive la financiera que sin duda tiene que repensar su relación con sus usuarios. Hasta la fecha, el distanciamiento social es la regla de oro que predican científicos y políticos avisados de todas partes del mundo, es el único remedio conocido mientras se intenta,
reloj, descubrir un tratamiento o una vacuna que perdure y nos de la seguridad de que vamos a regresar a la normalidad, aquella que regía nuestras vidas y marcaba el ritmo de crecimiento de nuestras economías. Pero la normalidad (esta) dejará de serlo, el desastre exige un nuevo amanecer, sin duda. La cura actual no es más que una prevención mediante el distanciamiento entre miembros de una misma familia, entre compañeros de trabajo, entre empresas y sus proveedores, entre un empleado y su patrón, entre un banquero y sus clientes, entre el jefe y su equipo, un distanciamiento masificado que causo una congelación total de un sinfín de actividades económicas. Y mientras se aclare el escenario macroeconómico que lo más probable oscilará entre recesión y depresión, nos toca pensar en una reingeniería de las relaciones, por lo menos las profesionales y racionales. Desde hace un tiempo nos venimos haciendo unas preguntas que, hasta ayer, eran para visualizar los retos del futuro, pero la coyuntura actual nos indica que son oportunidades “Del Hoy”. ¿Cómo digitalizar nuestras relaciones de interés?, ¿Cómo digitalizamos nuestros hábitos? El distanciamiento vino a quedarse, y la palabra “digital” ya no es un objetivo: es una necesidad.