Reseña Corpo (a) Terra Una nueva edición del Festival Corpo a Terra se llevó a cabo del 7 al 9 de julio de este año. Las actividades habían comenzado una semana antes con workshops y cursos de alto nivel para la comunidad dancística local. Nosotros llegamos el 6 a la noche a la bella Ourense, que nos esperaba con sus termas vivificantes y su intensa actividad artística. DÍA 1 Fue un gusto encontrarse con caras y nombres conocidos, como el de Raúl Martínez o el de Jesús Rubio Gamo quienes abrieron el festival junto a Clara Ferrao. Usando como escenario el centro histórico de la Ciudad de Ourense, las tres propuestas nos llevaron por caminos bien distintos. Ferrao nos invitó a un viaje de gran intensidad física y con una fuerte carga poética, enfrentando al público desde la mirada deformada por unas lentillas como de Thriller (una de las imágenes más inquietantes de todo el festival) y el acierto de terminar yéndose entre el público que se había dado cita esa noche en la Plaza de Santa Eufemia. De ahí nos fuimos a la Escalinata de Santa María a presenciar el Bolero de Jesús Rubio interpretado por Clara Pampyn y Alberto Alonso. Rubio demuestra con esta pieza que la composición coreográfica tiene mucho por decir todavía. La obra es un ejemplo de fina factura combinada con la inteligencia escénica de los dos intérpretes. La presencia de los dos fue justa y al mismo tiempo de una extrañeza intrigante, ya que hablan entre ellos de manera tal que nos instalan en un aquí y ahora que contrasta con lo conocido y repetitivo de la música. Y para terminar la noche, desde Costa Rica Los INnato con un dúo entre lo acrobático,lo dancístico y lo clown.. El público disfrutó a lo grande y la prueba fueron los copiosos aplausos que cerraron esta primera noche. DÍA 2 Ya habituados al calor y a la energía de la ciudad, nos dispusimos a disfrutar de la segunda noche. Iniciamos otra vez en la Plaza de Santa Eufemia, esta vez con una propuesta para niños: un pic-nic frutal musical. Por medio de un sencillo y creativo procedimiento electrónico Juanma Lodo invitó a los más pequeños a hacer música con frutas y verduras. Una fiesta de colores y sonidos se apoderó de la plaza generando las atmósferas más variadas en base al ruido. Una vez atomizados nuestros cuerpos por las frecuencias sonoras alcanzadas nos dispusimos a ver la siguiente pieza de la noche: el solo de Gabriel Rodríguez, quien mostró la precisión y la delicadeza en ejecución que lo hicieron ganador del certamen Sólodos en Danza. A continuación nos cambiamos de locación y nos instalamos frente a una fuente de aguas termales a ver A temperatura O temperamento de Fran Martínez. Así como Clara, Fran decidió presentarse con el cuerpo alterado desde el maquillaje. En el primer caso las lentillas, aquí los brazos pintados de violeta oscuro, transformaban a estos humanos en algo distinto, en algo más animal o más primario. En el caso de Fran la imagen nos proponía algo situado entre lo primitivo (la música antigua usada en la pieza apoyaba esta idea) y lo futurista. Algo que Hito Steyerl ha denominado lo
“neo-medieval” refiriéndose al regreso del freelance (lanzas libres, mercenarios de la Edad Media que no respondían a ningún rey) como figura central de la economía contemporánea, y la que la mayoría de los artistas “libres e independientes” encarnamos. Fran parece sensible a esa realidad y lo refleja en la estética que propone. De eso se trata ser contemporáneo, de ir con su tiempo. Después de cenar nos dirigimos a lo que sería la cuarta presentación de la noche: el Entremés de Matías Daporta y Angela Millano. Cual viaje en el tiempo y en el espacio, de pronto nos encontrábamos en un patio circular enorme, atravesado por hilos blancos. Es una guitarra gigante, pensé. ¿Me puedo sentar aquí? Dijo una chica. No sé, yo creo que si, dije yo. Nadie sabía muy bien dónde sentarse hasta que nos indicaron que podíamos ubicarnos donde quisiéramos. Boca arriba bajo las cuerdas, que eran elásticos, y que al ser movidos por los brazos de Ángela generaban frecuencias que se traducían en sonidos. Pulsa cuerdas al viento y tendrás sonido. En la noche. Boca arriba. Viendo las estrellas y la luna de Ourense. Gracias por este privilegio. Equiparable a los huesos de terciopelo y piel tibia al salir de las aguas termales. Y de ahí a las escaleras, Mira-me-mira, un inteligente ejercicio conceptual que dio el tono que faltaba a la noche, el giro ingenioso que de tan complejo parece simple. La noche finalizó con la invitación a una clase de dibujo en el Claustro de San Francisco de la mano de la artista Fabiola Augusta, quien tomó el dispositivo de una clase para hablar del cuerpo femenino como objeto de representación asumido por el arte occidental. El performance fue una mezcla de concierto en vivo con proyecciones escondidas que apuntaban a sostener la presencia del cuerpo desnudo. Los asistentes se prestaron gustosos al juego de tomar esta particular clase, a la luz de la luna también, pero ahora en el patio central de un claustro medieval y misterioso. DÍA 3 Último día del encuentro. La cita una vez más fue en la Plaza de Santa Eufemia, ahora para ver al grupo del argentino Lucio Baglivo con su trabajo Solo Juntos (junto a Anuska Alonso y Maximiliano Sanford). Con música de Gilda este trío poderoso demostró un total control de la escena y de cómo manejar la distancia con el público, llegando muy cerca de todos tanto física como afectivamente. La pieza terminó con un baile de todos con todos, anunciando la fiesta que seguiría esa noche. Las siguientes piezas se presentaron todas en el Parque Alameda, con una gran afluencia de público, como fue la constante de todo el festival. Cía Caí con No es la boca la que va a la cuchara sino la cuchara la que va a la boca nos compartió una reflexión sobre la figura de las abuelas como determinante en su subjetividad actual, dejando ver a través de los recuerdos personales, la impronta de toda una generación que creció en los estertores del franquismo y la educación religiosa. A continuación la colaboración entre la compañía costarricense Los InNato y nueve artistas gallegos que demostraron una amplia versatilidad escénica, desde lo físico a lo gestual. Y le tocó cerrar al grupo Ladoaldao con una original propuesta que conjugaba poesía y música.
Los encargados de ponerle sabor a la noche fueron C.A.T.(é)Ring quienes articularon el buffet con las frutas electrónicas de Juanma Lodo. El festival fue un suceso se mire por donde se mire. Desde la programación, la oferta de workshops, la entrega de los artistas y organizadores y la respuesta del público, este festival es un sí a la construcción de sensibilidades críticas y a su vez creativas con su entorno. Es también un ejemplo de organización horizontal y sensible a las particularidades de cada participante. Pocas veces se ve un festival tan aceitado, tan potente y al mismo tiempo tan amoroso con la comunidad. Es importante que este tipo de emprendimientos sean apoyados pues dada su antigüedad y compromiso, ya son patrimonio cultural del lugar que los acoge. La sociedad del futuro (y del presente) necesita al arte como motor de cambio y apuesta a nuevas modos de organización y producción. Solo desde el afecto y lo sensible podremos alcanzar cambios duraderos que son urgentes hoy. Bravo a Corpo (a) Terra por no esperar la utopía sino construirla en el presente. ANA LP