1.- INFORMACIÓN PRELIMINAR. Desde hace tiempo vengo observando que gran parte de nuestra sociedad padece de una grave desviación del pensamiento respecto a los animales. A este modo de pensar me gusta llamarlo “humanización de los animales”. Este término lo aplico cuando alguien atribuye la dignidad propia y exclusiva del ser humano a los animales. Se les considera sujetos de pensamiento, inteligencia y voluntad cual se tratara de personas humanas. Hace poco oía por la radio un programa en que se hablaba de “la amistad” y “virtudes” de los animales. También que, no sé en qué lugar, se había hecho el primer concierto de música clásica exclusivamente para perros. ¿Cómo hemos podido perder el juicio de esta manera? Conozco multitud de personas que tributan más amor a sus animales que a las personas que les rodean. Hemos pasado de tener simples animales de compañía, a compartir todos nuestros caprichos con los animales que conviven en nuestro espacio, no llegando ya ni a extrañarnos si vemos a los animales vestidos a la moda humana.
2.- JUSTIFICACIÓN DEL TEMA. Una vez asumido que gran parte de la sociedad tienen gatos y perros humanizados y que eso ya se considera dentro de la normalidad, me planteo, casi de manera fortuita que pasaría si esas atribuciones se la dieramos a cualquier otro animal que no sea doméstico. Para ello planteo con mis hijos un “experimento didáctico” : criaremos pollos, los trataremos como si fuesen miembros de nuestra familia, esto quiere decir, que conviviran en nuestros espacios, dejaremos que todo discurra con la máxima normalidad y no plantearemos nada que sea forzado. Los animales solo formarían parte de la familia, durante un breve periodo de tiempo, no más de un mes, pasado este tiempo los dejaríamos en una granja y documentaríamos gráficamente todo el proceso (fotografía y video) y lo subiríamos a las redes sociales diariamente contando las novedades, tanto del “embarazo”, como del “parto” así como de la vida de cada uno los pollos. Tácitamente regulamos una serie de reglas: - Regla principal: Respeto a los animales, no haríamos nada que pudiera provocar daño físico al animal. - Segunda regla: Higiene - Tercera regla: Tratarlos con cariño y afecto Lo que comenzó como un “juego didáctico” acabó siendo un proyecto artístico gracias al discurrir de los acontecimientos.
Para llevar a cabo nuestra experiencia adquirimos huevos fecundados y los introdujimos en una incubadora. Sabíamos que a los 21 dias exactos de la fecundación tendriamos nuestros pollitos.
Cada uno de mis hijos se hizo cargo de 6 huevos (esperabamos que no todos llegaran a nacer) y durante 21 dias fueron dandole un cuarto de vuelta a cada huevo dentro, siempre, de la incubadora.
El vigesimo primer dia, todo estaba preparado para que los pollos nacieran, los niños se fueron al colegio y dejaron grabando para no perderse el momento del nacimiento. Ya nos habian dicho que a la primera persona que los pollos vieran, ellos interpretarian que es su madre y tendría que hacerse cargo de su crianza. Cada uno de los niños se haría cargo de sus pollitos.
De los 12 huevos, solo nacieron 2 pollos, uno amarillo y otro negro, el amarillo no pasó de un día, y nos quedamos sólo con el pollo negro.
Es sorprendente el crecimiento en volúmen de un pollo en solo horas.
El pollo pasó a ser uno más de la familia y salía fuera de la incubadora sólo breves momentos. Una vez pasado los primeros dias, y viendo la necesidad de sacarlo de su espacio natal planteamos meterlo en una caja para que conviviera en el mismo espacio en que nosotros haciamos la vida diaria.
Mi hijo decidió que esa caja tenía que tener una casa como “la de todo el mundo que tiene casa” y la caja pasó a ser “el pisito del pollo”
En ese instante, descubrí las posibilidades artísticas y estéticas que podía tener el animal y decidí humanizar al pollo de manera artística pero sin disfraces, jugando sólo con la manipulación del espacio y de la escala. Con ello ponía de manifiesto la humanización a la que sometemos a los animales de manera grotesca y divertida y convertía mi reflexión en una interpretación tanto estética como artística.
3.- DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO. Análisis de los espacios y volúmenes, estudio de los elementos fundamentales y simbólicos. Para llevar a cabo el proyecto artístico realicé una caja-maqueta que serviría de soporte a las distintas escenografías, en donde introduciría al pollo para realizarle una serie de retratos.
Elegí de varias revistas algunas fotografías de espacios que pudieran servir para la puesta en escena de “la vida social del pollo” Los espacios que dispuse para la realización del proyecto artístico fueron sacadas de anuncios publicitarios de distintas revistas de decoración y divulgación artística – AD Architectural Digest, Revistart, Matador y Flúor – y son los siguientes: 1.- El hogar (1 fotografía de un dormitorio con baño) 2.- El juego (1 fotografía de una zona con color neutro, de aspecto metálico con objeto real -un minimonopatin de juguete-)
3.- El colegio (1 fotografĂa con una mesa dirigida por monjas, simulando el despacho de la madre superiora) 4.- El viaje (1 fotografĂa con una maleta) 5.- La tienda (1 fotografĂa de una tienda de molduras de cuadros)
6.- El arte (3 fotografías, la primera una lámina del cuadro “La Muerte” de Marat, la segunda una sala con un caballete y un retrato pintado al oleo y la tercera, una composición con un candelabro y un retrato de Goya enmarcado)
7.- La naturaleza (1 collage con una alegorĂa a un bosque)
8.- El paso del tiempo (2 fotografías, 1 de una obra pictórica con un reloj y otra un collage con un mensaje escrito “Aún no has visto nada”)
Todas las escenas tienen en común una escala proporcional al tamaño real del pollo.
4.- ANÉCDOTAS. Historias sobre nuestra convivencia con el pollo podría contar muchísimas, la más triste cuando decidimos entregar al pollo en una granja de animales, no había pasado con nosotros más que 15 días, pero la relación con él, sus vuelos, sus cagadas y el olor que desprendía era insoportable.
La anécdota más llamativa es que al pollo lo humanizamos nosotros, pero creo que él nos animalizó, porque su forma de comportarse era como si nosotros fuesemos de su misma especie. El pollo se levantaba todos los dias y saludaba a mi hijo Rafael, ya que lo consideraba su madre, puesto que fue el primer ser que vió
Nos hacíamos retratos con él como si fuese un amigo de la familia.
La anécdota más didáctica fue la de meter el resto de huevos en vinagre para que la cáscara desapareciese y comprobar en que fase se pararon el resto de los huevos que no llegaron a nacer. Sorprendentemente hubo alguno sólo con yema, otros en los primeros días y otros casi al final de la gestación. Estos huevos los entregamos en el colegio para que los niños pudiesen ver el proceso de nacimiento de un pollo.
Pero lo que sin duda fue m谩s divertido es el impacto que caus贸, sobre todo, en las redes sociales.
Hubo amigos llegaron a interactuar con el pollo...
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