2013
[POR QUÉ LEONARDO DA VINCI ERA UN GENIO]
Pero, ¿Por qué Leonardo Da Vinci era un genio?
Leonardo Da Vinci era el dueño de una de las mentes más desarrolladas en todos aspectos ¡De una mente genial!
Él se cuestionaba sobre todo aquello que veía, oía, olía, decía y sentía. Además observaba, investigaba, experimentaba, probaba, erraba y corregía.
Era un hombre bueno, alegre, feliz, emprendedor, dedicado, entusiasta, imaginativo, etc.
Leonardo desarrolló siete principios que todo ser humano podría seguir para tener, también una mente genial.
Dichos principios nos pueden permitir conocernos a nosotros mismos, a nuestros semejantes y a las cosas, todas aquellas cosas que podemos tener y disfrutar.
Pero comencemos por conocer los siete principios davicianos:
Curiositá
El primer principio desarrollado por Leonardo Da Vinci estaba relacionado con la curiosidad (Curiositá). Una aproximación a la vida, marcada ésta por una incesante búsqueda del aprendizaje continúo. “…en verdad el gran amor nace de un gran conocimiento del objeto amado”. El buen observador descubre todo aquello que a simple vista no se ve.
Dimostrazione
El segundo era la demostración (Dimostrazione). Leonardo cometió muchos errores y tuvo que experimentar terribles calamidades en la búsqueda de la verdad y de la belleza, no se dejó vencer. “Un compromiso para poner a prueba el conocimiento a través de la experiencia, persistencia y la disposición a aprender de los errores”.
Sensazione
En cuanto al tercer principio, este se refiere a las sensaciones (Sensazione). “Todo nuestro conocimiento proviene de nuestras percepciones”. El refinamiento continúo de los sentidos, particularmente de la vista, como medio para enriquecer la experiencia.
Sfumato
El quinto principio es el esfumato (Sfumato). Literalmente volverse humo, y es la disposición para aceptar la ambigüedad, la paradoja y la incertidumbre. “El pintor que no tenga duda no logrará gran cosa”.
Arte/Scienza
Otro de los principios, el sexto, era la relación que hay entre el Arte y la Ciencia (Arte/Scienza). Este se refiere al desarrollo del equilibrio entre la ciencia y el arte, la lógica y la imaginación. “Pensar con todo el cerebro”, “Estudiemos la ciencia del arte y el arte de la ciencia”.
Corporalita
La corporalidad (Corporalita). Se refiere al cultivar la gracia, la ambidestreza, la condición física y el porte. Goethe se expresa así de Da Vinci: “Apuesto y con un físico esplendido, parecía un modelo de perfección humana”.
Connessione
El último de los principios de Da Vinci era la Conexión (Connessione). Que es el reconocimiento y apreciación de la interconexión de todos los objetos y fenómenos. Este es el pensamiento sistémico. Para Leonardo, un paisaje, como un ser humano, formaba parte de una enorme máquina que debía ser comprendida parte por parte, y, de ser posible, en su totalidad.
PROPUESTA: DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA Y DEL PENSAMIENTO CREATIVO
Todos hemos sido dotados de un potencial creativo y de aprendizaje prácticamente ilimitado.
Al aprender de una manera práctica, aplicando los principios esenciales del genio de Leonardo, nuestra vida se enriquecerá. Se descubrirá una forma divertida y original de ver el mundo y disfrutar de él, mientras se desarrollan estrategias poderosas de pensamiento creativo y nuevas formas de expresarse.
Al ver el mundo desde el punto de vista de Leonardo, quizá lleguemos a saborear la soledad que trae consigo el genio, pero nos sentiremos estimulados por su espíritu, inspirados por su búsqueda y exaltados por su asociación con él.
Leonardo siempre llevaba un cuaderno consigo para poder anotar sus ideas, sus impresiones y sus observaciones a medida que éstas ocurrían.
El trajín de la vida ocupada y el trabajo y sus responsabilidades laborales hacen que a veces prefiramos las conclusiones definitivas y los resultados mesurables, pero la práctica daviciana de mantener un cuaderno exploratorio, libre, inconcluso y carente de juicios de valor estimula la libertad de pensamiento y la ampliación de horizontes.
Los principios clave de la forma como Leonardo Da Vinci concebía el aprendizaje y el cultivo de la inteligencia son muy claros y se pueden estudiar, emular y aplicar, “son intuitivamente obvios”.
Para desarrollar el principio de curiosidad, debemos tener una actitud ante la vida de curiosidad insaciable y búsqueda continua del aprendizaje. El deseo de saber, de aprender y de crecer es el motor del conocimiento, de la sabiduría y del descubrimiento.
En cuanto a la demostración, debemos interesarnos en pensar por nosotros mismos y en liberar la mente de los hábitos limitantes y de las preconcepciones. Leonardo en su búsqueda de la verdad insistió en cuestionar la sabiduría convencional y le dio mayor importancia al hecho de aprender por uno mismo a través de la experiencia práctica.
La sensación, se basa en la agudeza consciente de los sentidos. Leonardo creía que el refinamiento de la percepción sensorial era la clave para el enriquecimiento de la experiencia.
A medida que los sentidos se agudizan, se exploraran las profundidades de la experiencia y se despierta la capacidad casi infantil de preguntar y se enfrentará con la incertidumbre y la ambigüedad. La tolerancia a la confusión es un rasgo característico de las personas altamente creativas. El esfumato o esfumarse es una guía para sentirse más a gusto con lo desconocido, para familiarizarse con la paradoja.
El arte/ciencia, nos enseña el equilibrio entre la ciencia y el arte, lógica y la imaginación; nos ayuda a pensar con todo el cerebro.
Para Da Vinci el equilibrio no era solamente mental, la corporalidad, la cual se identifica con otro principio clásico “Mente sana en cuerpo sano”. Cultivemos la gracia, la ambidestreza, la condición física y el porte.
El reconocimiento de la interconexión de todas las cosas y de todos los fenómenos, y de los patrones de las relaciones es la conexión, es pensar en términos de sistemas. La conexión lo reúne todo.
La vida de Leonardo y su accionar puede servir de guía para ser más de lo que verdaderamente somos. Pues, el inspirarnos en una de las mentes más grandes de la historia, es una invitación a respirar el aire vívido y a sentir el fuego en el centro de nuestros corazones, con miras al pleno florecimiento de nuestro espíritu.
Ahora podemos saber a lo que se refería Leonardo al decir que “El deseo de aprender es natural en los hombres buenos” y además sabemos que podemos hacer realidad este decreto.