Elogio a la lectura abril

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REVISTA DE LA BIBLIOTECA ALHER

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ÍNDICE

Editorial …………………………………………………………………………3. La Biblioteca Alher ………………………………………………………………6 Historia del libro …………………………………………………………………12 Reseñas …………………………………………………………………………. 17 Libros y autores ………………………………………………………………… 20 Fiesta del libro y de la rosa ……………………………………………………… 25 Mesa de opinión ………………………………………………………………… 25

Dirección y coordinación general a cargo de David Apolinar Rincón Pérez

Publicación mensual a través de la página Imagen de portada: El rato de Biblioteca, Carl Spitzweg (fecha) oleo/papel

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EDITORIAL La preocupación para encontrar medios de difusión de la biblioteca del Instituto Cultural Alher, llevó a planear la creación de una revista que permitiera establecer vínculos literarios, culturales y académicos entre su comunidad estudiantil. Producto de ello fue la

creación de Elogio a la lectura; revista elaborada desde la biblioteca de esta institución que tiene como fin analizar temas en general y difundir las novedades editoriales que llegan a la biblioteca, además de dar a conocer el acervo bibliográfico resguardado en ella.

El título es por demás ilustrativo, pero no se tratar de hacer en cada revista un apasionado elogio de la lectura y sus maravillas. Tampoco se busca hacer una alocución para los convencidos, pues sería tarea vana animar a la lectura a los que ya leen y gozan con ella;

pero si deseamos convocar tanto a alumnos, padres, docentes y a los ciudadanos en general a inclinarse en favor de la lectura, pero no desde la imposición, porque la lectura

no puede entrar en la conciencia a través del deber. La lectura es necesaria y vital, pero no el modo como se ha venido enseñando a través del tiempo; no debe ser por obligación sino

por placer, considerando que leer no es un lujo ni una satisfacción privada; ss, antes que nada, una necesidad social, de la que va a depender la calidad de nuestra vida y de nuestra convivencia.

Hoy que vivimos en tiempos de avances tecnológicos, que ponen el mundo al alcance de

un click, es necesario voltear la vista hacia los libros, porque las posibilidades tecnológicas

resultan inútiles si no sabemos aprovecharlas; es necesario que delante de las pantallas de los ordenadores haya gente ilustrada, culta, lectora, capaz de internarse animosamente

por los espléndidos caminos del lenguaje, ya sea a través de ordenadores electrónicos, internet o de un libro. Sin duda, la lectura permite acceder a la cultura, siendo la mayor herramienta para mejorar nuestra relación con el lenguaje, cuestión de gran envergadura, si consideramos que nuestra inteligencia es lingüística: pensamos, hacemos proyectos y entendemos con palabras, permitiéndonos hablar con los demás y mantener un diálogo permanente con

nosotros mismos, explicándonos y comentándonos nuestra vida, dándonos fuerza y claridad para tener una vida más tranquila, alegre y menos deprimente.

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El placer de la lectura, variado y múltiple, es el fundamento de la historia literaria. Quienes gozamos de ella, sabemos que somos lectores de manera individual y distinta, y

como tales compartimos ciertos rasgos, costumbres y formalidades; aunque la lectura no es unánime, es un acto singular, pues no todos soñamos de la misma forma, ni hacemos el amor del mismo modo y tampoco leemos de manera igual. La lectura nos lleva a regiones insospechadas, cohabitándolas. Para el lector, todo libro es un museo del universo o el universo mismo; como diría Rafael Pérez Gay: “Abrir un libro es abrir una puerta y detrás de ella aparece un mundo”. Todo lector conoce el placer de habitar el mundo creado por otros; se dice que el autor escribe la mitad del libro, de la otra mitad debe ocuparse el lector. Como lectores podemos vivir la aventura de Sandokán

de Salgari, recorrer las islas de Conrad, los universos de Lovecraft, entrar con Alicia al País de las Maravillas o angustiarnos con Los miserables de Víctor Hugo. Pero también da placer a la inteligencia, disfrutando del uso de la razón y el cuestionamiento, pues ¿qué

otro arte nos permitiría pensar con Pascal o razonar con Montaigne, Foucault o Nietzsche o meditar con el humanista Unamuno? Leer nos invita a detenernos un momento a

reflexionar sobre una idea, pero es necesario aprender a escuchar sobre lo escrito y pensar en ello. Borges decía que los libros son la extensión de la memoria, y leer nos brinda el placer de una memoria común, esa memoria que nos dice quiénes somos y con quiénes

compartimos este mundo, memoria que atrapamos en delicadas redes de palabras. Leer profunda y detenidamente nos permite adquirir conciencia del mundo y de nosotros mismos. En este primer número se hace una introducción sobre la Biblioteca Alher y los servicios que proporciona, así como sus reglas generales; damos una pequeña referencia a la historia del libro, hacemos una reseña de una de las obras más importantes en la historia

de la literatura (Diario de Ana Frank), hablando además de libros y autores ocupamos un

pequeño espacio para el fomento cultural en Alher que en esta ocasión llevará a cabo su Cuarta semana cultural en sus instalaciones, del 20 al 24 de abril, abriendo con una

plática sobre la Fundación de la UNAM y la conquista de su autonomía, además de otras actividades, entre ellas el Festival del libro y de la rosa, el día 23, proyecto llevado a cabo

por la UNAM y al cual se suma esta escuela gustosamente. La revista cuenta además con una mesa de opinión para que los alumnos viertan sus puntos de vista sobre el contenido de la revista y el funcionamiento de su biblioteca. 4


Se les invita a recuperar el placer de la lectura y la visita a las bibliotecas; dejemos por un momento el mundo virtual, esto nos ayudara a comprender que el auténtico placer, el que nos alimenta y anima nos lleva a tomar consciencia de que somos humanos, que existimos

como pequeños signos de interrogación en el vasto texto mundial. Quienes tenemos la fortuna de ser lectores sabemos que es así, puesto que la lectura es una de las formas más alegres, generosas y eficaces de ser conscientes. El placer se ha denigrado en la actualidad

convirtiéndose en entretenimiento superficial, en distracción y satisfacción egoísta. Confundimos información con conocimiento, amor con placer vano, terrorismo con política, juego con habilidad manual, valor con dinero, respeto mutuo con tolerancia

altiva, equilibrio social con comodidad personal. Creemos que estar contentos o suponer que lo estamos es ser felices. Quienes nos gobiernan dicen que para sentir placer tenemos que olvidarnos del mundo y ser indiferentes, someternos a normas autoritarias, dejarnos subyugar por míseros paraísos y deshumanizarnos.

Nuestro compromiso con el mundo debe ir más allá, vivimos entre palabras y nos

entendemos o malentendemos a través de ellas. Cuando el lenguaje falla aparece la violencia, y no hay mejor medio que la lectura para adquirir mecanismos lingüísticos que son imprescindibles para una vida verdaderamente humana.

Considero que esta revista cambiara la imagen de la biblioteca y contribuirá a que tenga nuevos y más visitantes, sacándole el provecho que toda biblioteca proporciona.

Bienvenidos sean a este medio de comunicación que tiene como fin informarles sobre el acervo bibliográfico resguardado en ella y las novedades que vayan llegando, así como entablar un diálogo con toda la comunidad Alher.

David Apolinar Rincón Pérez Abril 2015

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LA BIBLIOTECA ALHER Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca Jorge Luis Borges

En la actualidad las bibliotecas son un instrumento de primer nivel en el acceso a la información para el desarrollo y avance del conocimiento humano, así como para la comprensión de la realidad social nacional o internacional del mundo en que vivimos. El

papel que desempeña resulta primordial debido a que mediante la reglamentación y la administración racional y sistemática de los recursos con que cuenta, se satisfacen las necesidades y demandas de acceso a la información y al conocimiento científico en apoyo a las tareas de investigación, docencia y difusión de la cultura.

Las bibliotecas, siendo un depósito humanístico, científico y tecnológico, preservan con esmero, para la posteridad, todas las manifestaciones culturales derivadas del conocimiento elaborado por las diversas generaciones humanas constituidas en sociedad, de ahí que toda biblioteca es indispensable para la humanidad, pues ellas educan, informan y convierten a los individuos en mejores ciudadanos.

La Biblioteca Alfredo Herrera Meneses de la Institución Cultural Alher, Plantel Aragón,

cuenta con una sala de lectura donde se puede consultar más de 2300 libros de todas las áreas del saber. Dicha colección está conformada por obras de pedagogía, educación, economía, derecho, ciencias sociales, psicología, filosofía, ética, lógica, matemáticas, física, química, biología, historia (universal y de México), geografía, inglés; además de enciclopedias, diccionarios, manuales, biografías, obras literarias en general, atlas, tesis y otras fuentes de información (CDs, videos, documentales); cuenta también con una

biblioteca virtual con más de cinco mil títulos, con obras del pensamiento universal y una pequeña hemeroteca, con revistas y periódicos de circulación nacional. Para su funcionamiento cuenta con un Reglamento, elaborado conforme a lo dispuesto por el Reglamento General del Sistema Bibliotecario de la Universidad Nacional

Autónoma de México; para con ello dar cumplimiento a las disposiciones que establecen que cada biblioteca debe contar con un reglamento que regule las relaciones de la biblioteca con los diversos factores que inciden en ella, de tal forma que facilitan la aplicación de la normatividad.

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El Reglamento de los servicios bibliotecarios establece los lineamientos básicos sobre las

normas y disposiciones que deben cumplir los usuarios que requieren la prestación de los recursos de información y los servicios que se ofrece, estableciendo los derechos y

obligaciones a que están sujetos los usuarios. Pero no sólo pretende instrumentar las normas para su buen funcionamiento sino también motivar el uso por parte de los alumnos de todos los niveles de esta escuela, incluyendo los maestros.

La misión de esta biblioteca es facilitar el acceso a la comunidad Alher a todos los recursos documentales y servicios de información de manera eficiente y oportuna, orientados a

brindar la máxima satisfacción de las necesidades de información de los usuarios a fin de apoyar las tareas sustantivas de docencia, investigación y difusión y extensión cultural, contribuyendo con ello a los planes y programas de estudio para la consecución de los objetivos de la institución, haciéndolo extensivo a la sociedad en general. En cuanto a la Visión:, su objetivo principal es integrar colecciones acordes con los planes y programas de estudio, de investigación y de difusión de la cultura de las diversas áreas

de la escuela, buscando incidir de manera decisiva, oportuna y eficiente en los procesos de 7


generación y difusión de conocimiento en el país, por medio de sus servicios. Pretende llegar a ser un modelo en el funcionamiento y organización de sus colecciones, buscando ser una de las bibliotecas más completas en acervo bibliográfico, e infraestructura y

nuevas tecnologías, para el acceso a la información bibliográfica no sólo para su comunidad estudiantil sino para el público en general.

Funciones de la Biblioteca Dentro de las funciones primordiales de esta biblioteca se pueden citar: 1.- Seleccionar y adquirir materiales bibliográficos de acuerdo a las necesidades de los planes y programas de estudio, y de los profesores y alumnos de la institución. 2.- Organizar, procesar, controlar, preservar, resguardar y difundir los materiales bibliográficos que componen o conforman la biblioteca.

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3.- Proporcionar a la comunidad Alher los servicios de orientación y búsqueda, permitiendo el acceso a la información bibliográfica de su acervo tanto impreso como electrónico.

4.- Proporcionar la información necesaria a los usuarios para el uso y manejo de los servicios y recursos de información, así como organizar actividades para el fomento y hábito de la lectura.

Horario La biblioteca proporciona servicio de lunes a viernes de 9:00 a 14:30 y de 15:30 a 21:00 hrs., salvo en casos fortuitos o de fuerza mayor y en los periodos vacacionales

administrativos de la Institución, también se suspende el servicio los días de descanso obligatorio como lo señala el calendario escolar.

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Servicios: a) Orientación: consistente en proporcionar orientación adecuada al usuario para facilitar el acceso ágil a los medios y recursos de la biblioteca, así como para la utilización de los mismos.

b) Préstamo interno: proporciona a los usuarios los materiales documentales para consulta exclusivamente en el interior de la biblioteca.

c) Préstamo externo: autorización otorgada a los usuarios internos para llevar a su domicilio o al salón de clases los materiales documentales que requiera.

d) Servicio de reserva; consiste en que el usuario solicita el apartado de materiales documentales que en el momento no están disponibles. 

Si el préstamo es a domicilio el usuario podrá sacar hasta tres libros (títulos diferentes), por un periodo de tres días hábiles a partir de la fecha del préstamo; si es para el salón de clase se le prestará un título, mismo que deberá regresar el mismo día.

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Obligaciones de los usuarios: a) Presentar su credencial actualizada cada vez que solicite material para préstamo interno y externo.

b) Preservar y cuidar los recursos documentales, mobiliario y equipo de la biblioteca. c) No introducir o escuchar radio dentro de las instalaciones de la biblioteca.

d) Guardar silencio, no fumar, no introducir o ingerir alimentos y/o bebidas; respetar el espacio de trabajo de otros usuarios y el horario establecido. e) Revisar conjuntamente con el personal de la biblioteca el estado en que se encuentra el material al momento de recibirlo en préstamo externo.

f) En caso de extravío reponer el material que se le haya proporcionado.

g) Devolver en la fecha u hora señalada en la papeleta de devolución, el material que se le haya prestado para uso externo o interno, y en caso de que este exceda de los quince días hábiles, deberá aportar un título señalado por la dirección de la Institución.

h) Llenar las papeletas o formatos de préstamo interno-externo, así como registrarse en la hoja correspondiente cada vez que ingrese a la biblioteca y haga uso de algún material. Cuando el material bibliográfico en calidad de préstamo sea devuelto en una fecha posterior a la establecida (tres días hábiles), el usuario se hará acreedor a una sanción

económica por cada día natural de retraso por cada libro, incluyendo periodos vacacionales. Las bibliotecas son un instrumento de primer nivel para el acceso a la información y el desarrollo y avance del conocimiento humano, así como para la comprensión de la

realidad social nacional o internacional del mundo en que vivimos. Su papel es primordial debido a que mediante la reglamentación y la administración racional y sistemática de los recursos con que cuenta, satisface las necesidades y demandas de acceso a la información y al conocimiento científico en apoyo a las tareas de investigación, docencia y difusión de la cultura.

Antes de Internet estábamos los bibliotecarios... ¡y seguimos aquí! En el chat, en Facebook, en Twitter... o personalmente en tu biblioteca

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HISTORIA DEL LIBRO Hablar de la historia del libro implica realizar un recuento de de cinco mil años, que va desde la arcilla, papiro, pergamino, seda, papel hasta las bibliotecas online y el ciberespacio; es hablar, ante todo, de un pasado. El libro, sin duda, lo tiene, sea que incluyamos en él los rollos egipcios, los pergaminos del Asia Menor, los códices romanos y los devocionarios medievales, sea que nos limitemos, lo que sería injusto, a los libros salidos de la imprenta de tipos móviles, que inventó un caballero de Maguncia, ocultó bajo el nombre de Juan Gutenberg, y a lo que sucedió después de este invento que, por lo demás, ya había sido inventado, como casi todo, por los chinos. En el origen de cualquier civilización, al comienzo de más de una religión universal, en la génesis

de revoluciones políticas y científicas, está invariablemente un libro: La Biblia, el Corán, El

Capital, de Marx; La Memoria sobre la teoría de la relatividad, de Einstein; La Interpretación de los sueños, de Freud. El libro fue artífice de grandes cambios en el ser humano, la educación ya no fue la misma después de Emilio de Rousseau, tampoco la cuestión política después de El príncipe de Maquiavelo o la Biología después del Origen de las especies. Para los que ejercemos, de una u otra forma, el vicio de la literatura, el libro es un inevitable fetiche: ¿qué sería de nosotros sin La Divina Comedia, sin Los Demonios, de Dostoievski; sin De Profundis, de Wilde; sin las Iluminaciones, de Rimbaud; sin la Gaya ciencia Nietzsche o sin su Zarathustra, qué sería del erotismo sin Sade, seríamos los mismos sin Saramago?, ¿Sería el amor lo mismo sin la poesía?

digo después de leer a Bécquer o Byron? Bacon decía que sólo somos lo que sabemos, y contradiciendo a Nietzsche yo diría que Sólo somos lo que leemos, recuerdo al viejo Mauricio Achar (fallecido en 2004) cuando le preguntaron cuántos libros vendía y orgulloso y un poco irónico contestaba: “Yo presumo de los libros que leo no de los que vendo”.

Esta frase del inolvidable librero, fundador de nuestra querida Gandhi (1971), me hace pensar en

el protagonista de El gran Gatsby, la clásica novela de Francis Scott Fitzgerald, que presume sus

estantes llenos de libros auténticos, no meras maquetas de cartón, pero a los que, discretamente, jamás ha leído ni ha llegado a separar sus páginas, porque si los libros no se leen, da lo mismo que estén en una casa humilde o en la mansión de un presuntuoso nuevo rico. Siendo justos, el libro tiene una historia formidable, que no atesora quizá ninguna otra creación humana. Hay dos pasiones en torno al libro, una de ellas es el afán de acumularlos, coleccionarlos y la otra destruirlos, y esta es a veces más enérgica que la primera. Por eso debemos decir que en toda la historia de la cultura, la del libro no ha sido miel sobre hojuelas, la historia del libro y su sobrevivencia ha pasado por grandes acontecimientos desde los primeros escritos, ya sean cuneiformes o papiros, ha sufrido la pasión bibliocida, como le llama Lucien Polastron en su 12


fabulosa obra Libros en llamas, esa malsana tendencia a quemar, dispersar y anular colecciones de libros, esto aunado a las fuerzas de la propia naturaleza, terremotos, inundaciones, incendios,

demoliciones, saqueos (como en la Revolución Francesa), es un doloroso recordatorio de la fragilidad del libro. No hay un solo régimen dictatorial que no los haya destruido, ni secta que no los haya perseguido hasta formar una gran pira con ellos. Acordémonos como a Nikos Kazanzakis

se le prohibió ser enterrado en tierra santa por su Última tentación.; tanto el bloque socialista como el régimen fascista los quemó y persiguió a sus autores. Y en menor o mayor magnitud en la

actualidad sigue esa persecución, por ejemplo la condena a Salman Rusdhie por sus Versos

Satánicos, sigue vigente, Fernando Savater está condenado a muerte por ETA a causa de sus textos, o en nuestro amado México que han tratado de impedir la circulación de obras de Carlos Fuentes y García Márquez.

El libro es un doble del hombre y quien busca destruirlo, lo que pretende es erradicar su espíritu, quemarlo equivale a matar a quien le dio forma.

UN MUNDO SIN LIBROS Una reflexión puramente descriptiva no es suficiente, la necesidad del libro debe extenderse a las políticas públicas y a las decisiones sociales. Don Jesús Reyes Heroles decía: “Educar a un mexicano cuesta mucho dinero, pero no educarlo cuesta más?”. Hoy día la educación de los jóvenes se ha visto gravemente vulnerada por enseñanzas sin libros, y por la preeminencia de la improvisación y la facilidad frente a las complejidades de la lectura. Sin duda el Internet es una herramienta indispensable, pero a menudo, se ha pasado a las nuevas tecnologías sin haber tenido tiempo ni recursos para ejercitarse en las tradicionales, que están lejos de haberse marchitado. En la Feria Internacional del libro de Buenos Aires, en 2008, una de las más distinguidas expertas en lectura y escritura, la argentina Emilia Ferreiro, resumía así el problema:

El real desafío es el de la creciente desigualdad: el abismo que ya separaba a los no alfabetizados se ha ensanchado aún más; algunos ni siquiera llegaron a los periódicos, los libros y las bibliotecas y otros corren detrás de hipertextos, correos electrónicos y páginas virtuales de libros inexistentes. ¿Seremos capaces de crear una política del acceso al libro, que incida sobre la superación de esta creciente desigualdad? ¿O nos dejaremos llevar por la vorágine de la competitividad y la rentabilidad, aunque la idea misma de democracia participativa perezca en el intento? Una problemática real existente es la falta de apoyo por parte del Estado a la cultura del libro, es decir, se podrían otorgar subsidios a la Industria Editorial, promocionar la lectura y la cultura en 13


general. Hoy día es necesaria una política articulada entre el Estado y la industria editorial, que no se limite a la simple compra masiva de libros, tan apreciada por los editores, pero tan alejada de toda estrategia de futuro. Es increíble, pero creo que en México está todo por hacerse. Un reto consistiría en imaginar cómo sería un México sin industria editorial y sin librerías. No es posible, pues una sociedad sana no existe sin imaginación ni memoria, elementos propios del libro, es más no se puede hablar de una democracia sin la existencia de libros.

SUPERVIVENCIA DEL LIBRO Poco a poco ha dejado de tener vigencia los vertiginosos pronósticos sobre la progresiva desaparición del libro impreso y editado en papel, y su reemplazo por experiencias intertextuales beneficiadas por una (supuesta) mejor interactividad, una mayor velocidad de aprehensión y una festiva correspondencia con la civilización de la imagen. Con todo, debe reconocerse que la multiplicación de los blogs, la facilidad para cruzar links, las bibliotecas online, la enorme disponibilidad de información y las facilidades para la comunicación interpersonal han contribuido, entre otras cosas, a quitarle sacralidad al viejo libro, depositario de la Razón occidental, y a situarlo en una misma línea competitiva con los nuevos artefactos culturales. Sin embargo, el libro todavía lleva una pequeña ventaja a la cultura cibernética, ferias como la de minería y la de Guadalajara son las mejores muestras. A pesar de que hoy en día Google y otras páginas están poniendo millones de libros en línea, y pueden enviarse en bloques de mil palabras a una Black Berry, el libro, el viejo libro, tiene aún un 14


papel que desempeñar en este mundo, con todo y crisis. Creo que a pesar de lo sombrío del panorama, las personas que acuden a internet van a regresar a las librerías, como los sábados y domingos en que las librerías son visitadas a modo de paseo, y se compra un libro, una revista, un disco o un video. No quiero finalizar esta reflexión sin dejar de reconocer a los grandes y pequeños autores que nos han legado su sabiduría, porque ellos también son lectores, situados en una red, que los vincula a través del tiempo, en sus propias lenguas y tradiciones, como nuestro amado Jorge Luis Borges (ojo no José Luis Borgues, como dijo nuestro ilustre ignorante Fox), que se consideró a sí mismo antes un lector que un autor, y cuyos mejores textos demuestran que era ambas cosas en grado superlativo. Es cierto que el libro ha superado las pruebas del tiempo pero no estaría de más la creación de un instituto del libro nacional o el impulso de una legislación de protección y fomento al libro y la lectura; el apoyo activo al autor nacional, sería una de tantas rutas de un largo camino del libro en que deberían colaborar la decisión estatal y el ingenio privado. Es importante que también nos demos cuenta de que la cultura no debe regirse sólo por las leyes del mercado, debemos apostar a los libros y autores de calidad, esa distinción y selección así como la divulgación y el fomento de la cultura y el mercado permitirá la sobrevivencia de las editoriales. Nietszche en uno de sus más hermosos aforismos decía: “un hombre profundo necesita amigos, a menos que tenga un Dios. Y yo no tengo Dios ni amigos”, en lo particular digo, sin por ello querer

significar que soy un hombre profundo: “Yo no tengo ni Dios ni amigos, pero tengo libros”. Y si el paraíso existe mi compañía sería una mujer, una taza de café y uno de mis mejores libros. Creo que el libro es aún vigente; para mí seguirá siendo la opción cultural y educativa más idónea. y es que la lectura es un espacio de libertad, siempre dispuesto a recibirnos y a rescatarnos, si hiciera falta, de otras tristezas cotidianas o no tanto. Por eso debemos de fomentar el hecho de que la lectura no debe ser una obligación si no un placer. Algo que se puede y debe disfrutar. Hay que hacer el amor con los libros. Lucien X. Polastron en su obra Libros en llamas, nos dice: “la revolución francesa no habría sido en el fondo tan mala si se hubiera abolido la pena de muerte e inculcado la intangibilidad del libro. Pero estas virtudes estaban lejos de ser un ideal”. Sólo Sade aconseja la primera y quizás hubiera deseado la segunda, pero era tal el ambiente que imperaba que si Voltaire y Rousseau hubieran estado ahí los hubieran guillotinado, como a sus obras. La hecatombe del libro llega el 2 de noviembre de 1789, cuando todas las posesiones eclesiásticas y religiosas pasan a “manos de la nación”; el asunto de la expoliación es simple para los terrenos, inmuebles, copones incrustados de rubíes; se sabe qué hacer con ello, pero qué hacer con las bibliotecas? Cientos de libros fueron quemados en Marsella, Toulouse o París. El 19 de julio de 1792, escribe en su diario un testigo 15


alemán, una “inmensa cantidad de volúmenes fue quemada en la plaza Vendome, ante la estatua de Luis XIV”. La República de esos años no tenía la necesidad de sabios, pero necesitaba libros; la guerra contra Europa los requiere para fabricar cartuchos de papel y escasea bastante. El castillo de Sceaux será arrasado por el Directorio para obtener plomo para fabricar balas, lo sacan del techo del castillo y el mismo destino tendrá la biblioteca del duque de Penthièvre, que brindara el papel para los cartuchos. Uno de los casos más terribles de destrucción de libros tendrá lugar en París en 1871, durante La Semana Sangrienta; en una noche de mayo, tres grandes bibliotecas fueron reducidas a cenizas. Nada quedará de las 80 mil obras raras y ricamente encuadernadas; obras prohibidas o suprimidas por alguna orden, extraordinarias ediciones y bellos ejemplares cuidadosamente conservados, que pocas manos podían tocar, serán consumidas por el fuego. Sí, la historia de la destrucción de bibliotecas y quema de libros es muy larga y cruenta, solo mencionaré dos hechos más.

La biblioteca de la Asamblea Nacional francesa, de espíritu enciclopédico, con sus miles

de libros arderá el 25 de agosto de 1944 al ser ocupada por Alemania. Sólo fueron salvados 80 incunables y cientos de manuscritos, entre ellos las Confesiones de Rousseau y el Códice Borbónico, obra prehispánica mexicana, adquirida en 1826, durante el

abandono del Escorial después de la ocupación napoleónica en España. El otro caso es de historia reciente, en 2003, durante la invasión norteamericana a Iraq donde fueron incendiadas y saqueadas la mayoría de las bibliotecas.

Concluyo con una frase de Henry Miller que escribí en una Nota Editorial para la Gaya Ciencia de Federico Nietzsche: “De qué sirven los libros si no nos hacen volver a la vida; si no consiguen

hacernos beber en ella con más avidez?”. El principio que nos debería de llevar a abrir un libro es el de dinamizar nuestra existencia, de tal modo que al cerrarlo, tengamos mayores y mejores razones para vivir, y en nuestro camino encontraremos libros que nos harán más feliz el hecho de vivir, por el simple hecho de la oportunidad que nos da el saber. David A. Rincón Pérez

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RESEÑAS La niña judía Anneliese Marie Frank, más conocida como Ana Frank (1929-1945), fue una de las miles de víctimas de la violencia nazi. Nació en Frankfurt del Main. Tanto ella como su familia, siendo judíos, abandonaron la Alemania nazi en 1933 y se establecieron en Amsterdam, Holanda. Pero cuando las fuerzas de ocupación alemanas invadieron Holanda las familias judías ya no pudieron cruzar libremente las fronteras y en 1942, se ocultaron durante los dos años que duró la ocupación nazi, junto con otros cuatro exiliados, en las habitaciones traseras y aisladas de un edificio de oficinas para evitar ser arrestados por los nazis. Sin embargo, el escondite fue descubierto en 1944 y todos fueron detenidos. Cuando Ana Frank falleció en 1945, a la edad de 15 años, devorada por de Berger-Belsen, conservaba su calidad alemana.

los piojos, en un campo de concentración nazi

A través de los años y por diversos medios y voces de todos los orígenes, nos han llegado múltiples

testimonios de la barbarie nazi; pero pocos han sido tan intensos y perdurables como este Diario que escribió Ana Frank durante la época que pasó en Holanda, en el que describe con humor y

ternura esos dos penosos años de reclusión. Se publicó en Amsterdam el 25 de junio de 1947 y fue

adaptado al teatro en 1956 (El diario de Ana Frank) por Frances Goodrich y Albert Hackett, y al cine, en 1959, por George Stevens.

En su Diario Anna, que inicia diciendo: “Espero confiártelo todo como hasta ahora no he podido hacerlo con nadie”, imagina que escribe a una hipotética amiga llamada Kitty y le narra las peripecias de su vida en el escondrijo donde vivió desde el 14 de junio de 1942 al 4 de agosto de 1944; dos años de zozobra, prevenciones y cuidados, en donde cada instante fue intenso. En ese entonces Ana tenía trece años, pero la incertidumbre le enseñó a reconocer los más ocultos y profundos pliegues de la sensibilidad humana. La Gestapo descubrió el refugio en el que vivían ocho personas: la familia Frank (compuesta por los padres, Ana y Margot, su hermana mayor), la familia Van Dann (madre, padre e hijo Peter) y el dentista Dussel, con la vana esperanza de escapar a la captura de los nazis, y fueron capturados. 17


A pesar de la situación en que se escriben estas páginas, a menudo se vuelven alegres y divertidas, dejando ver el desarrollo intelectual y físico de una jovencita, sus problemas, estudios, inquietudes y diversiones; sus relaciones y sus juicios a sus familiares y compañeros de aislamiento y sobre la humanidad en general. Denuncia de la injusticia apocalíptica que trasunta con ferocidad nuestro tiempo y nuestra historia. Con sencillez, fuerza y verdad, narra la vida cotidiana en ese pequeño espacio que les servía de refugio. Los acontecimientos y fases alternas de la guerra y de la política mundial, de acuerdo a como llegaban hasta ese refugio, adquieren un aspecto nuevo y diferente. Así, denuncia y testimonio de hacen uno para revelar las verdades esenciales del hombre: vida y muerte, soledad y amor, compañía y ternura. Con una mirada clara y objetiva, mordaz y valiente en la crítica de su conducta, la joven se juzga a sí misma y a los adultos, analizando todo con gran libertad. Habla de sus aspiraciones a corazón abierto y también de los peligros pero sin perder la esperanza. En la narración aparecen dos personajes externos: el Sr. Kraler, amigo de Otto Frank y Miep, secretaria de Frank y luego de Kraler, quienes como promotores del ocultamiento de los Frank, parecen redimir al resto de la humanidad de sus culpas de complicidad y miedo. Leer El Diario de Ana Frank –originalmente escrito en holandés– significa adentrarnos al mundo

sensible un diario de vida adolescente, profundo, desgarrador y, en ocasiones, trivial. Ana aprendió los secretos del abecedario en alemán, pero escribió por su voluntad en holandés. Esta

obra fue escrita entre el 12 de junio de 1942 y el 1º de agosto de 1944; es un diario en forma de cartas que inicialmente las escribió para sí, hasta que en la primavera de 1944 escuchó por radio un discurso del ministro de Educación holandés en el exilio, donde invitaba que al término de la guerra se compilaran y publicaran todos los escritos, por ejemplo los diarios, que testificaran los sufrimientos del pueblo holandés durante la ocupación alemana. Así, el 12 de mayo de 1944 escribe: “Después de la guerra quiero de todos modos editar un libro

bajo el título de El Anexo. Si resultará, no lo sé aún, pero mi diario será la base”. Pero no vivió para ello; sin embargo, nos legó uno de los documentos testimoniales más importantes sobre la

inhumanidad del siglo XX, donde pareciera que se hubiera industrializado la muerte. Esta obra que iba a llamarse, El Anexo (Het Achterhuis) finalmente se llamó Diario: Het Achterhuis, título original de la obra, en holandés, representa la parte de la casa que sirvió de escondite a las dos

familias. Achter significa detrás o atrás, y huis: casa, de ahí que Ana se refiera a este escondite como El Anexo.

La mañana del 4 de agosto de 1944, la Field-Polizei irrumpió en el Anexo, un automóvil se detuvo

frente a la casa de Prinsengracht 263, del cual bajó un sargento de las SS alemanas, de uniforme, junto con tres miembros armados de la llamada Policía verde (holandeses). Era obvio que alguien había delatado a los que ahí se hallaban escondidos, los ocho fueron arrestados. 18


Ana Frank y sus acompañantes en el refugio permanecieron detenidos durante cuatro días en el centro penitenciario de la Weteringschans, de Amsterdam, tras lo cual fueron enviados a Westerbork, un campo de concentración transitorio holandés para judíos. De donde serían deportados el 3 de setiembre de 1944 en los últimos trenes que partieron hacia los campos de concentración del Este, y tres días más tarde llegaron a Auschwitz, Polonia. Edith Frank murió allí de inanición el 6 de enero de 1945. Hermann van Pels (Van Daan) fue enviado a las cámaras de gas el 6 de setiembre de 1944, día de su llegada a Auschwitz, según datos de la Cruz Roja holandesa; sin embargo, Otto Frank menciona que murió unas semanas más tarde, o sea, en octubre o noviembre de 1944, poco antes de que las cámaras de gas dejaran de funcionar. Mientras que Auguste van Pels (la señora Van Daan) fue llevada al campo de concentración de Theresienstadt, Checoslovaquia, el 9 de abril de 1945, tras haber pasado por los campos de Auschwitz, BergenBelsen y Buchenwald. Luego fue nuevamente deportada. Se sabe que murió, pero se desconoce la fecha. Peter van Pels (Peter van Daan) fue trasladado el 16 de enero de 1945 de Auschwitz a Mauthausen, Austria, en una de las llamadas marchas de evacuación. Allí murió el 5 de mayo de 1945, sólo tres días antes de la liberación Margot y Ana fueron deportadas mediante una operación de evacuación de Auschwitz a BergenBelsen, al norte de Alemania, a finales de octubre. Como consecuencia de las desastrosas

condiciones higiénicas hubo una epidemia de tifus que costó la vida a miles de internados, entre ellos Margot y, unos días más tarde, también Ana. La fecha de sus muertes ha de situarse entre finales de febrero y principios de marzo de 1945. Arrojando los restos de las niñas, seguramente, a las fosas comunes de Bergen-Belsen. El campo de concentración fue liberado por las tropas inglesas el 12 de abril de ese mismo año. En dos ocasiones distintas, Ana se dirige directamente a Buddy en su diario, mencionando un día en que soñó que iban de compras juntos en Basilea y en otra en la que le dice que se había enterado que Buddy terminó sus estudios de teatro. Buddy recuerda con mucho cariño a su prima: "era una chica diferente, mayor, más inteligente, escribiendo sobre cosas que un niño no suele

escribir". No ha olvidado cuando vio por primera vez el Diario y dice: "Otto, el padre de Ana, me lo dio y dijo: 'Mira es el libro de Ana'. Estaba llorando, fue un día para recordar". "Vi la foto de Ana en la portada y me sentí tan feliz y orgulloso, aunque también tan triste". Desde entonces de este Diario se han vendido millones de copias en todo el mundo al ser traducido diversos idiomas. Es uno de los testimonios más impactantes y dramáticos de una joven, casi niña, o viceversa, que alguna vez intentó escribir cuentos de hadas y que el destino la orilló a dar un testimonio literario de una de las etapas más características de la animalidad del hombre al provocar el sufrimiento de sus semejantes. 19


LIBROS Y AUTORES ROUSSEAU y

Emilio

Jean Jacques Rousseau, uno de los grandes entre los grandes de la ilustración francesa, es uno de los pensadores centrales de la modernidad y sus declives. Rival de Voltaire y

debelador de los enciclopedistas. Fue de los primeros que percibieron los peligros de la racionalidad

instrumental

homogeneizantes arrastran

y

y

y

sus

efectos

uniforman-tes,

terminan

por

destruir

que las

diferencias y las singularidades de los pueblos y las culturas, y que, ahora, el capitalismo globalizado ha exacerbado. Él desea el progreso, la libertad y el bien de la humanidad, pero lo quiere por otros medios. Voltaire es el racionalista e intelectualista, Rousseau es el hombre del sentimiento y del corazón. Fue un crítico del sistema de propiedad privada que comenzaba a instalarse en el mundo en el siglo XVIII, viendo en ésta una forma de sujeción, control y desigualdad. Una de sus frases célebres dice: “El hombre ha nacido libre, pero en todas partes vive esclavizado”. A mediados de ese siglo, él sabía que la sociedad había llegado a un punto donde se hacía necesario una reforma a fondo y propuso el pacto social que aparece en su libro El contrato social (La Jornada, 28 de junio de 2012, p. 3a).

Para entender la singular personalidad de Rousseau es importante conocer su inquieta y errabunda vida; quizás consciente de ello y para auxiliarnos en la comprensión de su pensamiento

nos legó dos obras autobiográficas, las Confesiones y las Divagaciones de un paseante solitario, que figuran entre los ejemplos más perfectos de la literatura introspectiva. Al comienzo de sus

Confesiones dice: “…quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la

Naturaleza y ese hombre seré yo. Sólo yo. Conozco mis sentimientos y conozco a los hombres. No soy como ninguno de cuantos he visto y me atrevo a creer que soy como ninguno de cuantos existen. Si no soy mejor, a lo menos soy distinto de ellos. Si la Naturaleza ha obrado bien o mal rompiendo el molde en que me ha vaciado, sólo podrá juzgarse después de haberme leído”.

20


Aparte de las autobiografías antes citadas, las referencias de su vida y obra las podemos encontrar en tratados de historia de la pedagogía, filosofía y de las religiones, en antologías de textos literarios, estudios históricos o disquisiciones políticas, por lo que sólo daremos una breve semblanza de su vida, para dar espacio a un humilde análisis de su obra. Rousseau nació en Ginebra,Suiza, el 28 de junio de 1712 y murió el 2 de julio de 1778, en Ermenonville, Francia, pocos días después que Voltaire. Su padre, Isaac Rousseau, fue un relojero protestante de ascendencia francesa. Su infancia fue relativamente serena, no obstante el fallecimiento de su madre, Susana Bernard, en el puerperio; fue criado por una tía y después fue enviado a un colegio; al salir de ahí fue amanuense con un notario, pero como este oficio no le agradó entró de aprendiz en casa de un relojero. Desde niño se inclinó por la lectura que le producía gran excitación imaginaria y aunque sin método, leyó mucho. En general su educación fue descuidada lo que lo llevó a una juventud errante; su espíritu vagabundo le llevó a abandonar Ginebra y recorrer el mundo. Este personaje descomunal, solitario, beligerante, autodidacta y en ocasiones contradictorio y lleno de sentimiento, que contrastaba con la sequedad habitual de los enciclopedistas e iniciador de una nueva manera de sentir y expresarse, es uno de los filósofos, políticos, escritores y literatos, más sobresalientes de la historia. Sus obras le valieron la devoción de miles de lectores y la abominación de los poderosos, tanto la censura eclesiástica como gubernamental intentaron

frenar la circulación de los libros, con los que le cambio el rostro al mundo. Desde un principio fueron objeto de persecución tanto en Europa como en la Nueva España y fueron quemados. La Inquisición novohispana prohibió importar, vender y por ende leer obras como El contrato social, intentando con ello detener la influencia de este pensador (Gaceta del FCE, núm. 498, junio 2012).

Casi todas sus obras tienen por objeto la filosofía social, sobre todo: Discurso sobre los orígenes y

fundamentos de la desigualdad entre los hombres, El contrato social, Emilio, La nueva Eloísa y Profesión de fe del vicario saboyano; de ellas se desprenden nuevos modos de entender la convivencia y la educación de niños y jóvenes, así como el origen del Estado.

Es uno de los grandes pedagogos de la historia, que, con sus fallas y aciertos, comprendió que existe una estrecha relación entre educación, ciudadanía y los destinos de una nación y de una sociedad. Sabía que no sólo se trataba de una buena o mala educación, sino también del tipo de

educación para el tipo de sociedad que se desea reestructurar y reorientar (La Jornada, 28 de junio de 2012, p. 3a) .

Considero que Emilio llega en el momento adecuado, porque más que una reacción contra el pasado y una prospectiva de cara al futuro, es un punto de convergencia. Como hemos visto, las

teorías pedagógicas no tradicionales son anteriores a Rousseau y sin duda le influyen; tanto 21


Rabelais, como Montaigne, Locke y otros pensadores humanistas, caracterizados por actitudes

liberales en educación, influirán sobre Rousseau y harán posible Emilio. A su autor se le considera como un precursor porque con esta profunda obra, que según su título es una novela, pero según el subtítulo es un tratado de educación, se convierte en el primero en escribir sobre la materia. El 28 de junio de este 2012 se conmemoraron los 300 años de su nacimiento y gran parte de su

vida y su carácter son dados a conocer por él mismo en sus obras póstumas: Confesiones y Sueños

de un paseante solitario, publicadas en 1782.

El siglo XVIII está considerado como el siglo pedagógico por excelencia, en el que la educación es la principal preocupación de los pensadores, reyes y políticos; se trata de formar al hombre ilustrado del mañana. Por ello este siglo tendrá una enorme trascendencia en el plano educativo, tomando en cuenta que surgirán dos de las figuras mayores de la pedagogía y la educación: Rousseau y Pestalozzi, desarrollándose la educación estatal e iniciándose la educación nacional.

Voltaire utiliza la historia con fines pedagógicos y Diderot trazó el Plan de una Universidad (1773), se multiplican los proyectos de educación pública. Pedagógicamente, esta centuria será el

signo de la instrucción sensorialista y racionalista, del naturalismo y el idealismo en la educación, así como de la educación individual y nacional. Por primera vez se le reconoce una personalidad propia al niño, reconociendo además que la tarea educativa debe ser integral. Es importante resaltar que con Rousseau adquiere importancia el estudio sistemático del alma del niño y la introducción en la educación de los principios del método experimental.

En cuanto a educación, en ese siglo se pueden observar varios movimientos, a saber: Un desarrollo en la educación estatal, una educación del Estado con mayor participación de las autoridades oficiales; el comienzo de la educación nacional, de la educación del pueblo por el pueblo, o por sus representantes políticos. Se establece el principio de una educación universal, gratuita y obligatoria en la escuela primaria. Se inicia el laicismo en la enseñanza, sustituyendo la enseñanza religiosa por una instrucción moral y cívica, dando primacía a la razón, es decir, creer en el poder de la razón en la vida de todo individuo y a cada pueblo, al mismo tiempo que se reconoce a la Naturaleza y a la intuición en la educación. Se organiza la instrucción pública como una unidad orgánica, desde la primaria hasta la universidad, etc. Todas estas ideas recibirán contribuciones de

Emilio y de otras obras de su autor.

Rousseau desea establecer, en esta obra, los principios de una educación natural. Es incisivo desde el principio, comienza diciendo: “Todo sale perfecto del autor de la Naturaleza; en las del hombre todo degenera. Obliga a la tierra a alimentar los productos de otra […], mezcla y confunde los climas […], mutila a su perro, a su caballo […] lo trastrueca todo, lo desfigura todo; ama la deformidad […] no quiere nada tal como la Naturaleza lo ha creado, ni siquiera al hombre […]; necesita moldearlo a su modo, como a un árbol de su jardín”. Una educación natural, dice el autor, 22


no es la basada en las formas de la sociedad o sobre las tradiciones escolares, sino sobre el conocimiento de la verdadera naturaleza del hombre y, por tanto, sobre una investigación rigurosa de la naturaleza del niño; un punto de vista pedagógico, señalado previamente por Locke, a quien Rousseau reconoce como su único precursor. Realmente el relato, de esta novela, sólo comienza de forma continua en el momento del encuentro de Emilio con Sofía, su futura esposa, en el libro V; en los cuatro primeros el relato se limita a algunos episodios contados a título de ejemplo y cuyo personaje no siempre será Emilio, el cual es presentado como un ser inconsciente destinado a destacar el valor de los supuestos efectos de las máximas que el educador se propone poner en práctica. Pareciera que en Emilio el autor estuviera diciéndonos lo que más tarde escribirá al principio de

sus Confesiones: “Emprendo una tarea de la que jamás hubo ejemplo y que no tendrá imitadores. Quiero mostrar a mis semejantes a un hombre en toda la verdad de la naturaleza, y ese hombre

seré yo. Yo solo. Siento a mi corazón y conozco a los hombres. No estoy hecho como ninguno de cuantos vi y, aún me atrevo a creer que, como ninguno de los que existen. Si no valgo más, soy, al menos distinto”. No obstante la persecución a la que se ve sometida –fue quemada en 1762 y se dicta orden de captura contra Rousseau, que se ve obligado a huir–, derivadas sobre todo de la heterodoxia en el capítulo dedicado a la Profesión de fe del vicario saboyano “Conciencia, instinto divino…”, el

Emilio ha resistido el paso de los siglos, llegando hasta nosotros, para dar constancia que el autor

no niega el valor de la educación sino más bien la promueve pero no bajo los principios que regían en su tiempo. A la distancia, la audacia de esta obra no puede ser valorada, debido a que hoy en día, y desde su publicación, varias de sus ideas han penetrado a la práctica de la educación y sus principios siguen adoptándose frecuentemente. Penetró a gran parte del mundo; incluso a comienzos del siglo XIX, en lo rincones más apartados de América sujeta al dominio español, en Argentina y Venezuela, los libros de Rousseau fueron leídos y puestos en práctica. Por ejemplo en Caracas, Simón Rodríguez, conocido como el maestro del Libertador, trataba de aplicar sus métodos educativos en una de las más vigorosas plantas humanas que han visto la luz en territorio de América: Simón Bolívar, que a los doce años, en agosto de 1795, es llevado por la fuerza, por disposición de la Gran Audiencia de Caracas, a casa de Simón Rodríguez para que se ocupe de su formación. El maestro pronto se ganará la confianza del discípulo que será educado según los

preceptos del filósofo del Emilio. En México, el ilustre José Vasconcelos, quien decía que la

docencia, más que una profesión, era un apostolado, se dedica en importantes páginas en su De

Robinson a Odiseo a analizar y criticar el pensamiento pedagógico de Rousseau.

Me he alargado demasiado en esta nota, pero creí necesario dar al lector, sobre todo si es

estudiante de pedagogía, una visión introductoria para una mejor comprensión del Emilio; y aún queda mucho por decir, pero le robaría espacio a la propia obra, que hasta hoy sigue inspirando a 23


corrientes pedagógicas, y ¿cómo no? si supo ver en lo más profundo de la personalidad humana. Quienes hemos estado frente a un grupo de estudiantes, tratando de enseñarles, sabemos que la tarea del maestro es la base y condición del éxito de la educación; a él le corresponde organizar el conocimiento, aislar y elaborar la materia que ha de ser aprendida, en una palabra, trazar el

camino y llevar por él a sus alumnos. Emilio o sobre la educación llega hoy como una obra

preclara y necesaria en las escuelas y sus maestros. Y aunque no es propiamente un tratado pedagógico, aunque tenga material suficiente para serlo, es necesario que cada maestro, cada

educador, que se precie de serlo la conozca. El propio autor en Las Confesiones, escrita entre 1765 y 1770, señala: “Jamás hubo publicación alguna que obtuviera tantos elogios particulares, ni tan poca aprobación del público. Lo que de ella me dijeron, lo que me escribieron las personas más capaces de juzgarla, me confirmaron la creencia de que ésta era la mejor y más importante de mis obras”. Es cierto que innovar la educación no consiste en modo alguno en retomar lo que en el pasado era nuevo y que por circunstancias históricas o políticas no pudo evolucionar, pero es importante incorporar aquellas teorías a los trabajos que la ciencia aporta hoy en día, ya sean los descubrimientos relativos a cómo se desarrolla la inteligencia en el niño y el adolecente, que se

originaron a partir de los trabajos de Piaget o, desde luego leer o releer Emilio, ese cuadro penetrante de la especificidad y la originalidad del niño, que permitió su descubrimiento, y que,

por otra parte, atestiguaba los progresos de la intimidad familiar; con lo que se podrán crear nuevos sistemas de pensamiento y nuevas formas educativas. El libro sigue siendo un instrumento cultural privilegiado, es un agente esencial en la difusión del pensamiento y este es una muestra de ello. Regresando a sus Confesiones, se puede leer esto, que retomo para colofón de esta nota: “Que la

trompeta del Juicio Final suene cuando quiera… me presentaré ante el Juez Supremo y diré resueltamente: He aquí lo que hice, lo que pensé y lo que fui. Con igual franqueza dije lo bueno y lo malo. Nada me callé ni me atribuí nada bueno… me he mostrado como fui, despreciable y vil, o bueno, generoso y sublime cuando lo he sido. He descubierto mi alma…” juzgue el lector estas palabras y saque sus conclusiones después de leer esta obra, que cada año es reeditada como un homenaje a su autor a 300 años de nacido y a 250 de haber sido publicada.

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FIESTA DEL LIBRO Y DE LA ROSA Dentro del fomento cultural de esta institución, este año se llevara a cabo la Semana Cultural del 20 al 24 de abril y dentro de sus actividades tendrá lugar la Fiesta del libro y de la rosa. Esta festividad fue instituida por la UNESCO como la fecha en la que se recuerda y rinde tributo a tres grandes escritores (Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y “El Inca” Garcilaso de la Vega), el 23 de abril iniciará las actividades para celebrar el más importante logro humano: el libro, resultado del pensamiento y de la conciencia, símbolo de libertad y el mejor estandarte de la transformación personal y social. Habrá venta de libros, presentaciones conferencias y charlas literarias, además de música, cine, exposiciones y danza. La idea de una “fiesta del libro y la rosa” como la que organiza la UNAM viene propiamente de Barcelona. Hace ya bastantes años que el 23 de abril, día de San Jorge o Sant Jordi, como se le llama en aquellas tierras, en esa ciudad se regalan y venden cantidades llamativas de libros y rosas rojas. ¿Por qué el 23 de abril? Primero, a causa de una peculiar y a la vez propicia confusión de calendario. El lugar común dice que ese día murió Shakespeare y fue enterrado Cervantes; la Unesco decidió en consecuencia que no hay mejor ocasión para un Día Internacional del Libro. La verdad es que España e Inglaterra se regían por calendarios diferentes y el manco se le adelantó unos días en el camino al cisne.

Mesa de opinión Es un espacio para los lectores para que puedan dar su opinión a lo aquí vertido y pueden dirigir sus comentarios a al correo: popieluzco@yahoo.com.mx

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