comenzó de responder: -Ven acá, el pastorcico, si quieres tomar placer; siesta es del mediodía, que ya es hora de comer, si querrás tomar posada todo es a tu placer. -Que no era tiempo, señora, que me haya de detener, que tengo mujer y hijos, y casa de mantener, y mi ganado en la sierra, que se me iba a perder, y aquellos que me lo guardan no tenían qué comer. -Vete con Dios, pastorcillo, no te sabes entender, hermosuras de mi cuerpo yo te las hiciera ver: delgadica en la cintura, blanca soy como el papel, la color tengo mezclada como rosa en el rosel, el cuello tengo de garza, los ojos de un esparver, las teticas agudicas, que el brial quieren romper, pues lo que tengo encubierto maravilla es de lo ver. -Ni aunque más tengáis, señora, no me puedo detener.
X ENCUENTROS POÉTICOS EN
LA PLACETA DEL OLMO CON...
POEMAS DE AMOR Y DUDAS
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Lugar: Placeta del
Olmo
AMOR Y HUMOR EN EL ARCIPRESTE DE HITA LIBRO DEL BUEN AMOR (COPLAS 430435) Consejos de don Amor: Condiciones que ha de tener la mujer para ser bella (coplas 429- 435) Si leyeres a Ovidio que por mí fue educado, hallarás en él cuentos que yo le hube mostrado, y muy buenas maneras para el enamorado; Pánfilo, cual Nasón, por mí fue amaestrado. Si quieres amar dueñas o a cualquier mujer muchas cosas tendrás primero que aprender para que ella te quiera en amor acoger. Primeramente, mira qué mujer escoger. Busca mujer hermosa, atractiva y lozana, que no sea muy alta pero tampoco enana;
Hora: 10 de la noche. Día: viernes 8 de agosto de 2014. -
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EDAD MEDIA Romance de la gentil dama y el rústico pastor / Anónimo Estáse la gentil dama paseando en su vergel, los pies tenía descalzos, que era maravilla ver; desde lejos me llamara, no le quise responder. Respondile con gran saña: -¿Qué mandáis, gentil mujer? Con una voz amorosa 1
si pudieras, no quieras amar mujer villana, pues de amor nada sabe, palurda y chabacana. Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña, cabellos amarillo no teñidos de alheña; las cejas apartadas, largas, altas, en peña; ancheta de caderas, ésta es talla de dueña. Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes y con largas pestañas, bien claras y rientes; las orejas pequeñas, delgadas; para mientes (fíjate) si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes. La nariz afilada, los dientes menudillos, iguales y muy blancos, un poco apartadillos, las encías bermejas, los dientes agudillos, los labios de su boca bermejos, angostillos. La su boca pequeña, así, de buena guisa su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa, conviene que la veas primero sin camisa pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esto aguisa! SIGLO DE ORO MIGUEL DE CERVANTES Cuando Preciosa el panderete toca... Cuando Preciosa el panderete toca y hiere el dulce son los aires vanos, perlas son que derrama con las manos; flores son que despide de la boca. Suspensa el alma, y la cordura loca, queda a los dulces actos sobrehumanos, que, de limpios, de honestos y de sanos, su fama al cielo levantado toca. Colgadas del menor de sus cabellos mil almas lleva, y a sus plantas tiene Amor rendidas una y otra flecha. Ciega y alumbra con sus soles bellos, su imperio Amor por ellos le mantiene, y aún más grandezas de su ser sospecha. El casto ardor de una amorosa llama...
del moreno etíope al cita blanco, y hará que en balde de laurel honroso espere alguno verse coronado si no os imita y tiene por su blanco. Galatea Tanto cuanto el amor convida y llama al alma con sus gustos de apariencia, tanto más huye su mortal dolencia quien sabe el nombre que le da la fama. Y el pecho opuesto a su amorosa llama, armado de una honesta resistencia, poco puede empecerle su inclemencia, poco su fuego y su rigor le inflama. Segura está, quien nunca fue querida ni supo querer bien, de aquella lengua que en su deshonra se adelgaza y lima; mas si el querer y el no querer da mengua, ¿en qué ejercicios pasará la vida la que más que al vivir la honra estima? Ovillejos ¿Quién menoscaba mis bienes? ¡Desdenes! ¿Y quién aumenta mis duelos? ¡Los celos! ¿Y quién prueba mi paciencia? ¡Ausencia! De ese modo en mi dolencia ningún remedio me alcanza, pues me matan las esperanzas, desdenes, celos y ausencia. ¿Quién me causa este dolor? ¡Amor! ¿Y quién mi gloria repugna? ¡Fortuna! ¿Y quién consiente mi duelo? ¡El cielo! De ese modo yo recelo morir deste mal extraño, pues se aúnan en mi daño amor, fortuna y el cielo.
El casto ardor de una amorosa llama, un sabio pecho a su rigor sujeto, un desdén sacudido y un afecto blando, que al alma en dulce fuego inflama, el bien y el mal a que convida y llama de amor la fuerza y poderoso efecto, eternamente, en son claro y perfecto, con estas rimas cantará la fama,
¿Quién mejorará mi suerte? ¡La muerte! Y el bien de amor, ¿quién le alcanza? ¡Mudanza! Y sus males, ¿quién los cura?
llevando el nombre único y famoso vuestro, felice López Maldonado, 2
¡Locura! De ese modo no es cordura querer curar la pasión, cuando los remedios son muerte, mudanza y locura. LUIS DE GÓNGORA La más bella niña... La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice que escucha su mal: Dexadme llorar, orillas del mar... Pues me diste, madre, en tan tierna edad tan corto el placer tan largo el penar, y me cautivastes de quien hoy se va y lleva las llaves de mi libertad, Dexadme llorar, orillas del mar... En llorar conviertan mis ojos de hoy más el sabroso oficio del dulce mirar, pues que no se pueden mejor ocupar yéndose a la guerra quien era mi paz, Dexadme llorar, orillas del mar... No me pongáis freno Ni queráis culpar; que lo uno es justo, lo otro por demás. Si me queréis bien no me hagáis mal; harto peor fue morir y callar. Dexadme llorar, orillas del mar... Dulce madre mía, ¿quién no llorará, aunque tenga el pecho
como un pedernal, y no dará voces viendo marchitar los más verdes años de mi mocedad? Dexadme llorar, orillas del mar.. Váyanse las noches, pues ido se han los ojos que hacían los míos velar; váyanse, y no vean tanta soledad después que en mi lecho sobra la mitad. Dexadme llorar, orillas del mar... Lloraba la niña... Lloraba la niña (y tenía razón) la prolija ausencia de su ingrato amor. Dejóla tan niña, que apenas, creo yo, que tenía los años que há la dejó. Llorando la ausencia del galán traidor, la halla la Luna y la deja el Sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor. Llorad corazón, que tenéis razón. Dícele su madre: «Hija, por mi amor, que se acabe el llanto, o me acabe yo.» Ella le responde: «Non podrá ser, no; las causas son muchas, los ojos son dos. Satisfagan, madre, tanta sinrazón, y lágrimas lloren en esta ocasión, tantas como dellos un tiempo tiró 3
flechas amorosas el arquero Dios. Ya no canto, madre, y si canto yo, muy tristes endechas mis canciones son: porque el que se fué con lo que llevó se dejó el silencio y llevó la voz» Llorad corazón, que tenéis razón. Los celos ¡Oh niebla del estado más sereno, furia infernal, serpiente mal nacida! ¡Oh ponzoñosa víbora escondida de verde prado en oloroso seno! ¡Oh, entre el néctar de Amor mortal veneno, que en vaso de cristal quitas la vida! ¡Oh, espada sobre mí de un pelo asida, de la amorosa espuela duro freno! ¡Oh celo, del favor verdugo eterno!, vuélvete al lugar triste donde estabas, o al reino (si allá cabes) del espanto; mas no cabrás allá, que pues ha tanto que comes de ti mesmo y no te acabas, mayor debes de ser que el mismo infierno.
es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero parasismo, enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es tu abismo: mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo. En lo penoso de estar enamorado ¡Qué verdadero dolor, y qué apurado sufrir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor! ¡Qué cuidados a millares! ¡Qué encuentros de pareceres! ¡Qué limitados placeres, y qué colmados pesares! ¡Que amor y qué desamor! ¡Qué ofensas, qué resistir! ¡Qué mentiroso vivir, qué puro morir de amor! ¡Qué admitidos devaneos! ¡Qué amados desabrimientos! ¡Qué atrevidos pensamientos y qué cobardes deseos! ¡Qué adorado disfavor! ¡Qué enmudecido sufrir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor! ¡Qué negociados engaños y qué forzosos tormentos! ¡Qué aborrecidos alientos y qué apetecidos daños! ¡Y qué esfuerzo y qué temor! ¡Qué no ver, qué prevenir! ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor! ¡Qué enredos, ansias, asaltos, y qué conformes contrarios! ¡Qué cuerdos, qué temerarios! ¡Qué vida de sobresaltos! Y que no hay muerte mayor que el tenerla y no morir. ¡Qué mentiroso vivir! ¡Qué puro morir de amor!
FRANCISCO DE QUEVEDO, 1580-1645 Definición de amor ¿Rogarla? ¿Desdeñarme? ¿Amarla? ¿Seguirla? ¿Defenderse? ¿Asirla? ¿Airarse? ¿Querer y no querer? ¿Dejar tocarse ya persuasiones mil mostrarse firme? ¿Tenerla bien? ¿Probar a desasirse? ¿Luchar entre sus brazos y enojarse? ¿Besarla a su pesar y ella agraviarse? ¿Probar, y no poder, a despedirme? ¿Decirme agravios? ¿Reprenderme el gusto? ¿Y en fin, a beaterías de mi prisa, dejar el ceño? ¿No mostrar disgusto? ¿Consentir que la aparte la camisa? ¿Hallarlo limpio y encajarlo justo? Esto es amor y lo demás es risa. Definiendo el amor Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, 4
GUTIERRE DE CETINA.ESPAÑA, 15201557 Amor mueve mis alas, y tan alto ... Amor mueve mis alas, y tan alto las lleva el amoroso pensamiento, que de hora en hora así subiendo siento quedar mi padescer más corto y falto. Temo tal vez mientra mi vuelo exalto, mas llega luego a mí el conoscimiento y pruébase que es poco en tal tormento por inmortal honor un mortal salto. Que si otro puso al mar perpetuo nombre do el soberbio valor le dio la muerte, presumiendo de sí más que podía, de mí dirán: «Aquí fue muerto un hombre que si al cielo llegar negó su suerte, la vida le faltó, no la osadía.» Ojos claros, serenos. Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué si me miráis miráis airados? Si cuanto más piadosos, más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira, porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870) RIMA LIII Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán.
y caer como lágrimas del día... ¡esas... no volverán!
Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres... ¡esas... no volverán!.
Tus labios escarlatas de púrpura maldita sorbían el champaña del fino baccarat; tus dedos deshojaban la blanca margarita, «Sí... no... sí... no...» ¡y sabías que te adoraba ya!
Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido...; desengáñate, ¡así... no te querrán!
RIMA LXXXI Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor. RUBÉN DARÍO. Prosas profanas, 1896 Margarita In memoriam... ¿Recuerdas que querías ser una Margarita Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está, cuando cenamos juntos, en la primera cita, en una noche alegre que nunca volverá.
Después, ¡oh flor de Histeria!, llorabas y reías; tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo; tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.
Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán.
Y en una tarde triste de los más dulces días, la Muerte, la celosa, por ver si me querías, ¡como a una margarita de amor, te deshojó! - XXX Amo, amas
Pero aquellas, cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar 5
Por la cima del árbol he de ir, por la cima del árbol has de venir, por la cima del árbol verde donde nada y todo se pierde. Por la cima del árbol iré y te encontraré. En la cima del árbol se va a la ventura que aún no está, en la cima del árbol se viene de la dicha que ya se tiene Por la cima del árbol iré y te cojeré.
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo: Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo. Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, Amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos! ENRIQUE DE MESA (1878-1929). La posada y el camino, 1928 Erótica Cayó sobre tu espalda la llama de tu pelo quemó la blancura su ondulación de fuego. Entre los áureos rizos, por el amor deshecho, yo vi calientes, húmedos, brillar tus ojos negros. Sin desmayas, erguidos, redondos, duros, tersos, temblaron los montones de nieve de tus pechos. Y de amor encendida, estremecido del cuerpo, con amorosa savia sus rosas florecieron. El clavel de tus labios brindaba miel de besos y fue mi boca ardiente abeja de sus pétalos. De la crujiente seda, que resbalara al suelo, emergió su blancura tu contorno supremo. Y al impulso movido de ardoroso deseo, se cimbró entre mis brazos y quedó prisionero. Me abrasaban tus ojos, me quemaba tu aliento, y apagó las palabras el rumor de los besos... JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. Viento de amor. POR la cima del árbol iré y te buscaré.
FEDERICO GARCÍA LORCA. CANCIONES, 1921-1924 Es verdad ¡Ay, qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero. ¿Quién me compraría a mí este cintillo que tengo y esta tristeza de hilo blanco, para hacer pañuelos? ¡Ay, qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! PEDRO SALINAS, La voz a ti debida, 1933. Para vivir no quiero Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú. 6
Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú. cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres, los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer. Y vuelto ya al anónimo eterno del desnudo, de la piedra, del mundo, te diré: “Yo te quiero, soy yo”. MIGUEL HERNÁNDEZ. El rayo que no cesa, 1936
y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido.
Como el toro he nacido para el luto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hierro infernal en el costado y por varón en la ingle con un fruto. Como el toro lo encuentra diminuto todo mi corazón desmesurado, y del rostro del beso enamorado, como el toro a tu amor se lo disputo. Como el toro me crezco en el castigo, la lengua en corazón tengo bañada y llevo al cuello un vendaval sonoro. Como el toro te sigo y te persigo, y dejas mi deseo en una espada, como el toro burlado, como el toro.
RICARDO MOLINA. Regalo de amante, 1945-1948 Invitación a la dicha Es dulce ser amado pero amar, oh dioses, qué ventura... Goethe Ámame ahora que tengo los cabellos negros y una corona de junco y el perfume del agua y de la jara en los brazos desnudos. Ámame ahora que tengo en los ojos la suave llama de la tarde y la gracia de la sonrisa y la leve frescura de los manantiales.
LUIS CERNUDA. La realidad y el deseo, 1936 Te quiero
Ámame ahora que tengo en los labios el fuego deslumbrante del Mediodía y la serenidad del cielo en las mejillas.
Te quiero. Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como órgano impetuoso;
Ámame ahora que tengo en el cuello el resplandor de los lirios quemados. Ámame ahora que corre por mis hombros el torrente divino del deseo. Ámame ahora que tengo el pecho ebrio como una flor de vino.
Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles 7
y te pareces a la palabra melancolía; Ahora y no luego, ahora y no mañana, ahora que besa mi alma todo tu cuerpo confundiendo su aliento al de mis labios.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.
Bésame ahora que es primavera y el chamariz canta y vuela en un árbol, ahora, amor mío, que estamos en mayo y zumban en el aire las abejas, ahora que todo es hermoso y feliz, ahora y no mañana, ahora y no luego.
Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Bésame los labios, el cabello, los hombros ahora que en los huertos florecidos es tan dulce la flor primera del granado.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Dame todo tu amor ahora, amor mío, ¿no ves que soy en la tierra dichosa, dulce como el árbol del paraíso? Ahora que soy un manantial virgen donde cada onda es una caricia, una colina verde donde cada florecilla es un labio encendido, un valle misterioso donde cada viento es un suspiro, un río de amores cuya música frágil es tu nombre.
“Los versos del capitán” 1952 El hijo Ay hijo, sabes, sabes de dónde vienes? De un lago con gaviotas blancas y hambrientas.
¿No son nuestros estos días tan bellos? ¿No es hermosa la tierra bajo el sol y la luna? ¿No habla todo de amor desde el alba a la tarde?
Junto al agua de invierno ella y yo levantamos una fogata roja gastándonos los labios de besarnos el alma, echando al fuego todo, quemándonos la vida.
¡Ámame! ¡Ahora y no mañana; ahora y no luego! PABLO NERUDA Veinte poemas de amor y una canción…, 1924 Poema 15
Así llegaste al mundo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
Pero ella para verme y para verte un día atravesó los mares y yo para abrazar su pequeña cintura toda la tierra anduve, con guerras y montañas, con arenas y espinas. Así llegaste al mundo.
Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 8
De tantos sitios vienes, del agua y de la tierra, del fuego y de la nieve, de tan lejos caminas hacia nosotros dos, desde el amor terrible que nos ha encadenado, que queremos saber cómo eres, qué nos dices, porque tú sabes más del mundo que te dimos.
No me quites la rosa, la lanza que desgranas, el agua que de pronto estalla en tu alegría, la repentina ola de planta que te nace. Mi lucha es dura y vuelvo con los ojos cansados a veces de haber visto la tierra que no cambia, pero al entrar tu risa sube al cielo buscándome y abre para mí todas las puertas de la vida.
Como una gran tormenta sacudimos nosotros el árbol de la vida hasta las más ocultas fibras de las raíces y apareces ahora cantando en el follaje, en la más alta rama que contigo alcanzamos.
Amor mío, en la hora más oscura desgrana tu risa, y si de pronto ves que mi sangre mancha las piedras de la calle, ríe, porque tu risa será para mis manos como una espada fresca.
El cóndor Yo soy el cóndor, vuelo sobre ti que caminas y de pronto en un ruedo de viento, pluma, garras, te asalto y te levanto en un ciclón silbante de huracanado frío.
Junto al mar en otoño, tu risa debe alzar su cascada de espuma, y en primavera, amor, quiero tu risa como la flor que yo esperaba, la flor azul, la rosa de mi patria sonora.
Y a mi torre de nieve, a mi guarida negra te llevo y sola vives, y te llenas de plumas y vuelas sobre el mundo, inmóvil, en la altura.
Ríete de la noche, del día, de la luna, ríete de las calles torcidas de la isla, ríete de este torpe muchacho que te quiere, pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van, cuando vuelven mis pasos, niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero tu risa nunca porque me moriría.
Hembra cóndor, saltemos sobre esta presa roja, desgarremos la vida que pasa palpitando y levantemos juntos nuestro vuelo salvaje. Tu risa Quítame el pan si quieres, quítame el aire, pero no me quites tu risa.
MARIO BENEDETTI 9
Hagamos un trato, 1973 Compañera usted sabe puede contar conmigo no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo si alguna vez advierte que la miro a los ojos y una veta de amor reconoce en los míos no alerte sus fusiles ni piense qué delirio a pesar de la veta o tal vez porque existe usted puede contar conmigo si otras veces me encuentra huraño sin motivo no piense qué flojera igual puede contar conmigo pero hagamos un trato yo quisiera contar con usted es tan lindo saber que usted existe uno se siente vivo y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos aunque sea hasta cinco no ya para que acuda presurosa en mi auxilio sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo. JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO Palabras para julia Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable. Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada te sentirás perdida o sola tal vez querrás no haber nacido. Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto que es un asunto desgraciado. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor. Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno son como polvo, no son nada. Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras pienso también en otra gente. Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas que les ayude tu alegría tu canción entre sus canciones. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo. La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos. Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio. Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino. Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
LUIS GARCÍA MONTERO. Diario cómplice, 1987 Recuerdo de una tarde de verano 10
Aquel temblor del muslo y el diminuto encaje rozado por la yema de los dedos, son el mejor recuerdo de unos días conocidos sin prisa, sin hacerse notar, igual que amigos tímidos.
pero te quiero.
Fue la tarde anterior a la tormenta, con truenos en el cielo. Tú apareciste en el jardín, secreta, vestida de otro tiempo, con una extravagante manera de quererme, jugando a ser el viento de un armario, la luz en seda negra y medias de cristal, tan abrazadas a tus muslos con fuerza, con esa oscura fuerza que tuvieron sus dueños en la vida.
Pero esta noche tristeza obliga, más que a la amante, quiero a la amiga. Más que tu pan, quiero tu miga. Esta noche contigo. (Joaquín Sabina Benjamín Prado - Pancho Varona - Antonio García de Diego)
Te quiero. así de burdo, así de absurdo... pero te quiero.
Que no arranquen los coches, que se detengan todas las factorías, que la ciudad se llene de largas noches y calles frías.
Bajo el color confuso de las flores salvajes, inesperadamente me ofrecías tu memoria de labios entreabiertos, unas ropas difíciles, y el rayo apenas vislumbrado de la carne, como fuego lunático, como llama de almendro donde puse la mano sin dudarlo. Por el jardín, el ruido de los últimos pájaros, de las primeras gotas en los árboles.
Que se enciendan las velas, que cierren los teatros y los hoteles, que se queden dormidos los centinelas en los cuarteles. Que se mojen las balas, que se borren las fotos de las revistas, que se coman a besos las colegiales a los artistas.
Aquel temblor del muslo y el diminuto encaje, de vello traspasado, su resistencia elástica vencida con el paso de los años, vuelven a ser verdad, oleaje en el tacto, arena humedecida entre las manos, cuando otra vez, aquí, de pensamiento, me abandono en la dura solución de tus ingles y dejo de escribir para llamarte. LUIS EDUARDO AUTE Te quiero Te quiero, así, de pronto, así de tonto... pero te quiero.
Que se toque la gente, que no lleguen los trenes a la frontera, que sean cariñosas con los clientes las camareras. Porque voy a salir esta noche contigo se quedaran sin beatos las catedrales y seremos dos gatos al abrigo de los portales. Que se enfaden las flores, que vuelvan las cigüeñas al calendario, que sufran por amores los dictadores y los notarios.
Te quiero, así de claro, así de raro... 11
Que se muera el olvido, que se escondan las llaves de los juzgados, que se acuerde Cupido de los maridos abandonados.
no va a caber en ningún bolero te me desbordas dentro del pecho me robas tantas horas de sueño me miento tanto que me lo creo. Si no me hicieran falta tus besos...
Porque voy a salir esta noche contigo se quedaran sin coartada los criminales y serás mi invitada en paraísos artificiales.
Querer como te quiero no tiene nombre ni documentos no tiene madre no tiene precio soy hoja seca que arrastra el tiempo medio feliz en medio del cielo. JOSÉ LUIS PERALES Celos de mi guitarra Yo sé que tienes celos de mi guitarra yo sé que lloran tus ojos cuando me ves abrazarla, yo sé que tienes niña, herida el alma. Ya sé que por las noches cuando te marchas cruzas llorando mi patio como una luz que se apaga así yo sé que tienes niña, herida el alma
Cuando llegue por fin mi mensaje a tus manos en la gasolinera vieja esperaré; y tomaremos juntos al abordaje la carretera que te conté. Dejaremos colgada la caprichosa luna sobre los cines y las estatuas públicas derribadas en los jardines.
Yo sé muy bien que te has sentido feliz sentada junto a mi hoguera dejando tu primavera pasar y sé también lo mucho que me has querido y alguna vez has sentido dolor.
Porque voy a salir esta noche contigo se quedaran sin medallas los generales y seremos los gatos más canallas de los portales. VICTOR MANUEL No se porque te quiero No sé por qué te quiero será que tengo alma de bolero tú siempre buscas lo que no tengo te busco en todos y no te encuentro digo tu nombre cuando no debo.
Yo sé que tienes celos de mi guitarra yo sé que tiemblan tus manos cuando me ves abrazarla, yo sé que tienes niña, herida el alma. No puede ser mi adolescencia pasó dormida está como un niño entre unos libros que nunca aprendí recuérdame y vive tus quince años . y te prometo soñarla.., adiós... JOAN MANUEL SERRAT Balada de otoño Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados, sobre los campos, llueve.
No sé por qué te quiero si voy a tientas tú vas sin freno te me apareces en los espejos como una sombra de cuerpo entero, yo me pellizco y no me lo creo. Si no me hicieran falta tus besos me tratarías mejor que a un perro piensa que es libre porque anda suelto mientras arrastras la soga al cuello. Querer como te quiero 12
Pintaron de gris el cielo y el suelo se fue abrigando con hojas, se fue vistiendo de otoño. La tarde que se adormece parece un niño que el viento mece con su balada en otoño.
La tarde en el colegio y un corazón Clavado en el pupitre entre los dos. Estas algo más rubia y así de pie Pareces aún más alta de lo que pensé Cuando tú eras la envidia y yo el por qué Que tu padre decía me iba a perder Quiero echar la vista atrás Donde se encuentran Mi plumiere y mi compás Y tus trenzas Y volver a rebuscar por un solar Yo mis ganas de pelear y tú el susto Que te daba no verme más A fin de curso. ¡Ay amor, amor primero Y de segundo, tercero y cuarto! ¡Ay amor, te quise tanto Cuando el beso era amor Y el amor, canto! Amor desde el gimnasio a la excursión Desde la geografía, amor sin razón Amor de tinta y tiza Amor de portal Amor de cada día y en cada lugar. Amor que aun ahora guardo en la piel El beso, la caricia, el toque, temblor Amor perdido, amor de nunca volver...
Una balada en otoño, un canto triste de melancolía, que nace al morir el día. Una balada en otoño, a veces como un murmullo, y a veces como un lamento y a veces viento. Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados sobre los campos, llueve. Te podría contar que esta quemándose mi último leño en el hogar, que soy muy pobre hoy, que por una sonrisa doy todo lo que soy, porque estoy solo y tengo miedo.
“¡Camarero, por favor, otro café!” ¿Dónde están, donde se encuentran Mi plumiere y mi compás Y tus trenzas?... Y volver a rebuscar por un solar Yo mis ganas de pelear y tú el susto Que te daba no verme más A fin de curso. ¡Ay amor, amor primero Y de segundo, tercero y cuarto! ¡Ay amor, te quise tanto Cuando el beso era amor Y el amor, canto!
Si tú fueras capaz de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar con esa porcelana que descubrí ayer y que por un momento se ha vuelto mujer. Entonces, olvidando mi mañana y tu pasado volverías a mi lado. Se va la tarde y me deja la queja que mañana será vieja de una balada en otoño.
ARMANDO MANZANERO Contigo aprendí Contigo aprendí Que existen nuevas y mejores emociones Contigo aprendí A conocer un mundo lleno de ilusiones
Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve sobre los chopos medio deshojados... PATXI ANDIÓN Amor primero Se me ha dormido un sueño en el café Perdido por el tiempo de nunca volver 13
Aprendí Que la semana tiene más de siete días A hacer mayores mis contadas alegrías Y a ser dichoso yo contigo lo aprendí
y cruel y despiadado de todo te reías, hoy imploras cariño aunque sea por piedad.
Contigo aprendí A ver la luz del otro lado de la luna
A dónde está tu orgullo, a dónde está el coraje, por que hoy que estás vencido mendigas caridad. Ya ves que no es lo mismo amar que ser amado, hoy que estás acabado ¡qué lástima me das!
Contigo aprendí Que tu presencia no la cambio por ninguna Aprendí Que puede un beso ser más grande Y más profundo Que puedo irme mañana mismo de este mundo Las cosas buenas ya contigo las viví
Maldito corazón me alegro que ahora sufras, que llores y te humilles ante este gran amor. La vida es la ruleta en que apostamos todos y a ti te había tocado momás la de ganar, Pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado, Fallaste corazón no vuelvas a apostar.
Y contigo aprendí Que yo nací el día en que te conocí CUCO SÁNCHEZ Fallaste corazón Y tú que te creías el rey de todo el mundo; y tú que nunca fuiste capaz de perdonar
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