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PICASSO Y SUS MUJERES

Sara Gromaz de los Santos Paula Moreira Castiñeira María Mosquera González Carmen Novo Castiñeiras 4º B

Y Picasso dijo:

"Para amar a algunas mujeres me fue suficiente con unas horas, e incluso con unos minutos.¡Es mucho más largo y trabajoso el desamor!"

"No se ama a Venus, sino a una mujer".

También dijo en sus últimos años, que no se había enamorado nunca.

Picasso no era promiscuo sino monógamo y sus infidelidades no fueron con mujeres distintas a sus parejas sino con ellas mismas, a las que nunca renunció o quizás fueron ellas las que no quisieron o no pudieron renunciar a él.

Como consecuencia de lo anterior quizás se puede explicar la fijación de Picasso en sus cuadros, sobre todo en sus grabados por la leyenda del minotauro y su connotación poligámica y fálica. Así se lo cuenta a Françoise Gilot en una de las sesiones de pintura que siempre terminaban en una relación sexual.

«Mira Françoise: Un Minotauro guarda a su lado a muchas mujeres y las trata siempre muy bien, pero reina sobre ellas por el terror, así que ellas terminan alegrándose de que este muerto.

Un Minotauro no puede ser amado por sí mismo, eso cree él. Le parece que eso es imposible. Tiene cara de pensar que ella no puede amarle sencillamente porque es un monstruo".

A Picasso le influye mucho la situación personal y social a la hora de trabajar. Sus relaciones con las mujeres, muy tumultuosas en ocasiones, van a afectar muy seriamente a su obra.

Fueron ocho las mujeres que mayor importancia tuvieron en su vida y que quedaron inmortalizadas en sus cuadros. Sólo se casó con dos, el resto fueron sus compañeras reconocidas e incluso con alguna de ellas tuvo hijos.

A través de los retratos que de ellas hizo plasmó sus distintas fases de relación y enamoramiento: "Hoy te adoro, mañana ya me cansas..." ¿Pero quiénes son y en que fase se encuentra Picasso en cada una de sus relaciones?

Fernande Olivier

Precubismo: etapa azul, rosa,negra, precubismo de influencias africanas

Eva Gouel (1911-1915)

Cubismo

Olga Koklova (1917-1929)

Corrida de toros.

Tauromaquia

Cubismo/Surrealismo Marie-Thërèse Walter (1929-1936)

Corrida de toros, 1934, colección particular.

El Guernica, 1937. Museo de Arte Reina Sofía, Madrid Dora Maar (1935-1943)

Fauno Françoise Gilot (1943-1952)

Las Meninas Genevieve Laporte (1944-1953)

Bañista, 1971. Museo Picasso, Málaga.

Jacqueline Rocque (1955-1973)

Fernande Olivier (1904-1911) En 1904, Picasso se instala definitivamente en París junto con su amigo Max Jacob en el Bateau-Lavoir, un barracón de madera en la subida a Montmartre. Allí, en aquella casa de vecinos, conoció a Fernande Olivier de 22 años como él; bella, corpulenta, holgazana pero buena cocinera y de increíbles ojos verdes.

Cerca, el circo Medrano se había convertido en fuente de inspiración para el pintor con sus arlequines y sus acróbatas, payasos y caballos.

Picasso había encontrado en su amor por la bella Fernande un oasis de paz dentro de la estrechez de su vida cotidiana y no se cansaría de retratarla nunca, como a sus otras mujeres.

En 1909, Picasso vuelve a España, cansado del bullicio y ajetreo de París y se trae a Fernande para instalarse en Horta de San Juan (Tarragona) y presentarla a sus padres. En este pequeño pueblo Picasso comienza sus experiencias cubistas.

Muchos de ellos eran sorprendentes retratos de su inseparable compañera.

Pero ya su relación personal empezaba a marchitarse.

Picasso se estaba cansando de Fernande. Ya no existía el hambre que les unió. El empezaba a ser famoso. Y atravesaba una época en la que quería retirarse de la vida bohemia y asentarse con una chica atractiva y manejable.

Aprovechó la oportunidad que le dio Fernande, que tuvo una aventura amorosa (casi por una apuesta) con un joven pintor boloñés, Ubaldo Oppi, para deshacerse de ella. Era el final.

Mujer con abanico, 1906.

National Gallery of Art, Washington DC

Mujer con peras, 1909.

MoMA, Nueva York

Eva Gouel (1911-1915) En 1911 en una fiesta organizada para presentar el primer cuadro cubista del autor, Picasso conoce a Eva Gouel.

Aquella muchacha que sabía mirar con los ojos entrecerrados sería la primera a la que verdaderamente amó, según confesó más tarde. O quizás a la única.

Menuda, tierna, dulce, muy bella. Su rostro se oculta tal vez en muchos de los cuadros cubistas de aquellos años.

Picasso sintió hacia ella, durante una relación que la muerte cortó muy pronto, una pasión de adolescente romántico. "La quiero muchísimo y pondré su nombre en mis pinturas".

En la primavera de 1912 Picasso se lleva a Eva a Ceret, un pueblecito de los Pirineos cerca de la frontera con España en donde estaba a disposición del grupo un caserón del s.

XVII al que pronto se le llamó "La casa de los cubistas".

En 1914 estalla la I Guerra Mundial. Eva está gravemente enferma de cáncer y Picasso, ya famoso, la visita en el hospital, y es precisamente ahora, cuando Picasso en plena desesperación va a conocer a otra mujer, viviendo con ella un romance secreto: Gaby Depreye que más tarde, una vez rota su relación con Picasso, tomaría el apellido de su marido, Lespinasse, y que se convierte en amante del pintor. Los dos tienen mala conciencia por la enfermedad de Eva que muere en 1915.

Mujer en silla, 1913 Pintura de Eva Gouel.

col. privada, Nueva York

Olga Koklova (1917-1929) En 1917 Picasso entró en contacto con el ballet ruso de Diaghilev, muy conocido en toda Europa y en Estados Unidos, allí encontró a Olga Koklova, una de las bailarinas.

Esta mujer ambiciosa le haría olvidar muy pronto a algunas amantes circunstanciales como Irene Lagut y especialmente a una mulata de la Martinica, que habían aliviado su soledad, y rápidamente tomaría la decisión de casarse con el famoso y ya rico pintor español.

Olga se presentaba como de noble cuna, cosa que sin duda debió influir en Picasso, e hija de un general. Era bella, pero también muy ambiciosa, intransigente, tozuda y triste. Así aparece en los primeros retratos del pintor. Las pinturas que le haría más tarde, cuando la vida a su lado se convirtió en un infierno, son muy distintas, de una terrible crueldad.

El día 12 de julio de 1918 Olga y Picasso se casaron en la Iglesia Ortodoxa Rusa de París y en 1921 nace el primer hijo del pintor, Pablo.

Picasso abandona el cubismo y crea retratos muy dulces y neoclásicos. Pinturas llenas de vida y de luminosidad, muchachas jugando en la playa, gente feliz. Los largos veranos en la Costa Azul, cuyo paisaje y vegetación le recordaban tanto a su Málaga natal y la compañía del niño, alegran su vida y su pintura y le alivian de los primeros roces con su esposa rusa.

Ella estaba obsesionada por alternar con la alta sociedad parisiense, como una nueva rica, mientras Picasso empezaba a interesarse por el surrealismo. A finales de los años 20, Picasso, huyendo de las peleas con Olga pasea por París. A la salida del metro de las Galerías Lafayette, encuentra a una joven, la aborda directamente y le dice que los dos van a hacer grandes cosas juntos. La chica es Maria Teresa Walter y tiene 17 años.

Olga Koklova en un sillón, 1917. Museo Picasso, París.

Olga con mantilla, 1917, Museo Picasso, Málaga

Pablo vestido de ArlequĂ­n, 1924

Madre y niĂąo, 1921, col. particular.

Marie-Thérèse Walter.(1929-1936) Picasso conoció a Marie-Thérèse Walter en un momento en que sus relaciones con Olga estaban ya rotas, aunque seguían casados y viviendo juntos. La chica fue para él como un soplo de aire fresco y limpio. Y ello se reflejó en los cuadros. La pintura abandonó las crispaciones del cubismo y el surrealismo más duro y se tornó sensual, redonda, tierna, erótica y suave. Había vuelto la paz al corazón de Picasso de la mano de aquella chiquilla.

Marie-Thérèse parece haber sido una mujer admirable.

Era suiza, rubia, saludable, deportista, alegre y de trato muy suave. Totalmente desinteresada y nada exigente.

Enemiga de los convencionalismos y afectuosa. Es decir, todo lo contrario que Olga.

Ella era menor de edad así que tuvo que ocultar su relación. Pocos meses después de conocerla, le compró un apartamento cerca de su casa y aprovechó los conocimientos que ella tenía para conducir automóviles, disfrazándola de hombre-chofer para poder viajar con ella a todas partes Sólo estaban al tanto del secreto algunos amigos íntimos, como el escultor Julio González.

El nacimiento de su hija Maya saca a la luz la relación y Picasso, aún casado con Olga, se instala con MarieThérèse y Maya. Pero esta vida le cansa y la envía con su madre para poder así volver a sus tertulias parisinas.

Para Picasso retratar a las mujeres era una forma de seducirlas. Muchas se identificaron con sus retratos y cuando dejó de hacerlos, todo se acabó para ellas. Maria Teresa fue una víctima del abandono de Picasso y sin poder soportar su ausencia y muerto ya Picasso, se suicidó en 1977. Ella fue la primera, pero no la única.

Retratto

Retrato de MarieThÊresè, 1937

Mujer sentada junto a una ventana, 1932

Maya con muñeca, 1938. Museo Picasso, París

Dora Maar (1935-1943) En una de sus tertulias parisinas conocerá a una muchacha de pelo negro y hermosos ojos verdes; joven de rostro delicado, serio e intranquilo. Dora tenía 28 años; había tenido una vida privilegiada pero conectó enseguida con los surrealistas y con la extrema izquierda.

Protegió a Picasso durante todo el proceso de creación del Guernica. Además, fue el testigo gráfico ya que fotografió todos los bocetos. Dora era muy buena como fotógrafa. Su error fue querer dedicarse a la pintura.

En plena creación del cuadro, Marie-Thérèse Walter fue a visitar a Picasso. Dora no la dejó pasar. Los gritos de la pelea de las dos mujeres despertaron al pintor que les dijo que se quedaran las dos o que se fueran las dos. Pero Marie-Thérèse era ahora claramente la perdedora.

La relación de Picasso con Dora Maar fue menos tranquila que la de Marie-Thérèse Walter. La crispación de los retratos que le hizo no fue solo por la angustia de la guerra civil. Esa era una primera lectura. Pero había más.

Había una lucha de dos fuerzas casi igualadas y en esa lucha perdió finalmente Dora.

Dora acabó perdiendo la razón cuando Picasso la fue abandonando tras conocer a sus dos siguientes amores, casi a la vez, Françoise Gilot y su otro amor secreto, Genevieve Laporte.

Mujer con los brazos levantados, 1936. Museo Picasso, MĂĄlaga.

Retrato de Dora Maar, 1939. Museo Reina SofĂ­a, Madrid

François Gilot (1943-1952) En 1943, en plena resistencia francesa, cuando aún se mantiene firme la relación con Dora, Picasso conocerá a su nuevo amor, Françoise Gilot. Picasso tiene 62 años.

Françoise, 23. Sus brillantes ojos castaños y su actitud inteligente y soñadora le conferían una realidad bucólica, pero también muy terrenal y física. Además le interesaba la pintura y tenía talento en este arte, cosa que no hizo sino entusiasmar más a Picasso. Su nivel social, de clase media alta, fue un atractivo más para el pintor.

En esa época la situación sentimental de Picasso comienza a ser caótica. Seguía con Dora pero también veía clandestinamente a Marie-Thérèse Walter con la excusa de visitar a su hija Maya.

Con ella tuvo dos hijos: Claude y Paloma. Poco después la relación comienza a deteriorarse y esta vez no sería Picasso el que provocara el abandono a pesar de mantener relaciones clandestinas desde 1950 con Genevieve Laporte, sino Françoise que harta de la vida que llevaba junto al pintor se marcha en 1953.

Mujer en una silla, 1946

Dibujo de Franรงois Gilot

Claude con su caballito, 1949.

Franรงois, Claude y Paloma, 1951.

Paloma, 1951

Genevieve Laporte (1944-1953) Se llevaban más de 40 años pero Picasso consideraba que un hombre no se hacía nunca viejo para el amor.

Fue también su modelo pero sobre todo, fue un espejismo pasajero entre otras mujeres.

Dibujos de Genieve Laporte realizados por Picasso

Jacqueline Rocque (1955-1973) Sus últimos 18 años los pasó con Jacqueline de la que le separaban 47 años. Ella tenía 27 cuando comenzó su relación. Era menuda, más baja que Picasso siempre acicalada, rigurosa, abnegada y dispuesta a convertirse en la secretaria, mensajera, enfermera, amante, ama de llaves e incluso esclava y carcelera del pintor. Cuando éste acepto vivir con ella, anunció: «Has entrado en sacerdocio. Me llamarás monseñor». Y así fue. Jacqueline enjabonaba el cuerpo de Pablo a la hora del baño, le contemplaba durante su trabajo aunque cayera la madrugada y ella se durmiera en la silla. Al igual que las anteriores mujeres hizo de modelo una y otra vez.

Se casaron en 1961, seis años después de la muerte de Olga pues ésta nunca le concedió el divorcio.

Jacqueline se suicidió en 1986.

Jacqueline con flores, 1954 Jacqueline en el estudio, 1956

Mujer con gorro amarillo, 1961

Bibliografía ✗

LÓPEZ TAPIA, Mamerto. Las mujeres de Picasso . http://servicios.diariosur.es/picasso/mujeres2.htm

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Artehistoria.com

https://juancarlosboverimuseos.wordpress.com/category/pinturas-de Museo Picasso de Paris. ✗

Museo Picasso de Málaga.

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http://elpoderdelarte1.blogspot.com.es/2015/07/picasso-entre-los-an ✗

http://www.museoreinasofia.es