Poemas del otro día

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POEMAS DEL OTRO DÍA

FRANCISCO MATA GARCÍA


CUANDO… Cuando de amor se vistan las palabras y coronen de cielo toda el alma, se beberán los ojos las distancias y brillarán los labios como en ascuas. Cuando las manos busquen la esperanza, cuando la paz construya las cabañas, se aumentará de soles la mañana e hilvanarán los dedos que no hilvanan. Cuando los pechos alcen llamaradas que enardezcan la sangre ya apagada, se quedarán los llantos a la espalda y se amará la vida más que nada. ___


NOCHE DE AMOR Noche de amor con que sueño, algarabiada de alondras, pujante como cien frondas en torno a un brote sin dueño. Noche de amor, la que espero con el corazón alerta que llegue un día a la puerta para traspasarlo entero. Noche de amor jubilosa en que estalle la verdad y el germen de cada cosa. Noche de amor sin maldad que se acerca sigilosa. Silencio todos, callad. ___


ANTIGUA SÚPLICA Arrópame con la mirada aquella que calentó mis huesos otro tiempo, recuéstame sobre tu amor descalzo, sin adornos, con las caras de frente. Hoy no disfruto del sabor a dulce, lo negro ronda mis pies y mis manos, y te siento lejos, inalcanzable, y te añoro junto a mi soledad. Perdí esa sonrisa que tú esbozabas y me enseñaste a esgrimir cada día, mi boca se llenó de todo estrago y me surcó una gran arruga triste. Un reguero de dolor barrió el alma que con tu alma tanto llegó a igualarse, y el arco iris que brilló en mi cielo se fue haciendo parco, turbio, intrincado. Hoy estoy cansado de tempestad y me duele cada aire que respiro, como una devoradora serpiente que me engulle en su estómago profundo. Por eso emprendo mi lamento en ti, martillean mis puños tu memoria y adquiero este pueril tono de voz, a punto de ser horrísono llanto. Por eso enjarcio de verde mi barca, y me enfilo a ti, como a una catarsis, llevando escritas a borde de labio palabras mismas de una antigua súplica. ___


¿CÓMO SERÍA? Si el día es triste, tengo tu risa. Si el sol se esconde, tus ojos brillan. Si muere el viento, sopla tu vida. Si tú te fueras, ¿cómo sería? ___


AMOR DE HELECHOS Calor de nido y ropa tibia es tu regazo. Pétalo amigo, flor sin espinas tu rojo labio. Me das asilo y bienvenida, mi cuerpo agrario. Mujer conmigo, mujer amiga, mujer del campo. Parda de tierra, azules cielo, la piel, los ojos. Válidas piernas que hacen el suelo más esponjoso. Hilos de arena hay en tu pelo presuntuoso. Tu voz que truena es ventisquero humano y hondo. Tú estás debajo, yo estoy encima, no existen techos. En paz barajo tu doble cima, subo a tus pechos. Cuando el badajo llama y anima, sonando a trechos, yo aún te alhajo, y aún te lima


mi amor de helechos. ___


PARA HABLAR Y HABLAR Baja ya de arriba. Puede caer la escalera y dejarte allá, solo en tu nube blanca. Pisa fuerte el suelo, oye crujir la tierra, y el ruido de arena, como resquebrajándose. Pronuncia verdad que se entienda sin duda, con labios de un hombre que está viviendo hoy mismo. Y, si tiran piedras, protégete la boca, para hablar y hablar mientras quieran callarte. ___


GRITOS Gritan sangre en el tendido, y un toro negro revuelve la testuz enardecido. Miles de gritos de muerte. Vacilante se derrumba un cuerpo, sudor caliente, grano a grano, como azĂşcar. Miles de gritos de muerte. Brilla en tierra una amapola tan vĂ­vida y tan ferviente como un desgarrĂłn de aurora. Miles de gritos de muerte. Una mujer ha llorado lĂĄgrimas amargamente. Otra grita un grito ingrato. Miles de gritos de muerte. ___


TRES POEMAS DE AMOR I LA ESTATUA Juraría haberte visto sobre un cúmulo —fue en esa nube— por azar. Yo esculpía la mayor piedra. Andaba ensimismado y golpeador el martillo. Las esquirlas lo sufrían. En la penumbra, la imaginación era engendradora estéril. Amagando suspirar, lancé una blasfemia insatisfecha. Y, de un cañonazo, emergiste. Girabas boquiabierta en torno a mí, en una peripatesis anchamente femenina. Sobre un mar de nubes te incorporabas, gigantesca, y todo significaba un eclipse mate a tu alrededor. Languidecía el aire de tenerte. Pisé el umbral de lo real. Quise fotografiarte en el barro dócil, amasador de recuerdos. Deseé eternizarte en la cálida labor de mis manos. Y ahora —un tiempo después— conservo en la retina la cotidiana realidad de una risueña estatuilla. II EL SALTO Te acecho en emboscada. Saltaré sobre tus palabras ingenua, felinamente. Acribillaré tus ojos con los míos, aguzados a la intemperie.


Al socaire de añosos vientos, en exagerado mutismo, arraigado tal vez en la sombra, encorvaré mis huesos e ignoraré mi peso. Será un brinco nómada, alentado en tu búsqueda, hasta uncirme a ti, yugo liviano. Mis alas de saltamontes, mi momentáneo fuselaje rielarán al sol con trémulo alcance. Resbalaré por la enferma quietud del aire, presintiendo ser ave de presa. Y llorará estridencias la cigarra, como un preludio ajeno a la trampa. III EL ABRAZO MUERTO Es verdad que los abrazos mueren: a cada segundo de abrazo, va agonizando su eternidad. El deseable abrazo —perdurable siempre— se encenaga en la limitación: las manos aspirarían a injertarse mutuamente y atrofiarse en torno al compañero, en buscada catalepsia. Ah, pero el tiempo existe, draconiano. Es un espectro que amortaja los abrazos cuando están aún en pubertad. Es un ente corrosivo que mortaliza la unión, malograda aprendiz de futura. Yo, cuando las falanges de mis dedos inician la travesía de cabotaje que circundará tu cintura, planeo anclar allí, aletargado en tu cuerpo, hasta que el moho corrompa todos los planetas.


Pero apenas llevo unos minutos, unas horas o unos dĂ­as fondeado, el tiempo me saca a empujones de ti, mi isla mujer. Y llorando me voy a la vida entre palabras de amor, muertas como mi abrazo. ___


UN MAL PROFUNDO Hoy tengo como un rugir de fieras en los ojos, un llanto estridente que me inunda las mejillas, que lucha y se crece en la batalla poco a poco e intenta dejarme las entraĂąas malheridas. No es cosa que pueda yo afrontar sin la tristeza de verme temblando, alborotado y subvertido, pues tengo un dolor que no es de aquellas medias penas que pasan y mueren fĂĄcilmente de un suspiro. Arraiga mi mal en los rincones de la carne, en todos los goznes de mi vida irredimible, tropieza en la esencia elemental e indescifrable del tiempo, del tiempo que me falta y que me oprime. ___


SANGRE DE GUERRA Rojo es mi alarido enorme, roja la mancha que aterra mi cerebro, tan deforme de pensar tanto en la guerra. Sangre es esta lava roja, salida de un volcán —pecho herido que la sangre arroja—. La tierra ya está al acecho. Un gatillo de fusil, uña cobarde de muerte, vocifera en lengua hostil y otra lengua deja inerte. Un filo de bayoneta, hambriento de piel y llanto, sube sobre la escopeta, vuela con terrible encanto. Muestra las fauces al viento, las mandíbulas de baba, y despoja del aliento a un cuerpo que aún vibraba. Una boca, ya truncada, da un suspiro, como en celo, y una roja y gran cascada se precipita en el suelo. ___


UN CHIQUILLO Hay en la obra un chiquillo con manos de hombre. Catorce años cuelgan de su pelo largo y negro. Diestramente maneja el pico, y diestramente suda gotas de sudor de hombre su frágil torso desnudo. Sube y baja la escalera, baja y sube del andamio. A la una se detiene, y respira, y come, y hasta quizás orine generosamente. Luego, con agua turbia, se arranca lo sucio del anochecer. Entre broncas y gritos, incluso ríe. Mira bajo y apenas habla. Después de seis días, recibe un jornal barato, y él lo lleva donde madre, para que lo gaste en comida y ropa. Comida y ropa de esperanzas perdidas. ___


UN HOMBRE ALTO Un hombre alto vendrá. Él nos tenderá su mano, pero nosotros correremos a refugiarnos en nuestro miedo pánico. Él nos mirará con desaliento y, cogiéndonos el alma, se acercará más. Habrá alguien que responda y continúe el diálogo, y ése se hará grande. El hombre nos anegará de perfección y nos transmitirá nuestro primordial bien, nosotros mismos, y ya no golpearemos animales, y ya la sabiduría se sentará en nuestra mente. Él llegará del cielo, cruzando el firmamento, con su equipaje cargado de savia nueva y años luz. ___


TÚ Y EL MAR El mar es como tú: hace que el barco navegue, pero también lo hunde. Yo voy bogando en el océano tuyo, transparente y azul, pero soberbio. Cuando levantas una ola de huracán y de desprecio, mi barca cruje y debo, pronto, arriar las velas, porque está soplando tu viento. Es entonces cuando hay que remar, con el alma y con la fuerza, para llegar a la playa, cubierta de punta a punta de restos de naufragios. Y es entonces cuando, en el paroxismo ya del pánico, amaina de repente la tempestad y el agua vuelve a acariciar suavemente la quilla. En ese instante tú vuelves a ser tú misma, y una brisa favorable me anuncia tu sonrisa. Y hay a popa una mano blanca que empuja despacio. ___


BRILLO DE LUNA En fiestas brilla la luna, en alta verbena blanca, y al cuerpo de la aceituna luces de verde le arranca. Ay, luna que reverberas sobre filos de guadaña, sobre el oro de las eras y los tallos de la caña. Ay, luna, si por mí fuera, caricias quisiera darte para los velos de cera que luces de parte a parte. Fiel a tu espera me tienes, prendido de tu llegada, para que toques mis sienes y gozar la madrugada. En la tierra hay una gota que aluniza cada día, esta lágrima ya rota de un corazón que te ansía. Ay, mi luna de avatares en donde cuelgo la pena, dame tu luz de azahares y dame tu vida llena. ___


ABRO A LA VIDA Abro a la vida, que me cerrรณ las puertas de los aires. Abro a la vida, que me privรณ del vuelo del halcรณn. Abro a la vida, que me excluyรณ de un sol interminable. Abro a la vida, que me dejรณ por fuera del amor. ___


EL JUGLAR Ven de mi mano a la parra, y préstame la guitarra y el cantar. Que no te escuchen las uvas cuando tarareando subas al lagar. Ven aquí a pulsar las cuerdas, y la risa no la pierdas por llorar. Que tu boca no se ensombre, y toca, tú que eres hombre y juglar. Ven pronto, que el sol se pierde, si quieres vestir de verde el pinar. Que no se vaya este día sin que prenda tu alegría en mi hogar. Ven por mi pena, que avanza sin dejar a la esperanza un lugar. Que en ti mi dolor acabe, y encadénalo con llave bajo el mar. ___


TRISTEZA Ahora están tus labios cerrados de tristeza, tu boca, que fue siempre caja abierta de sonrisas. Y yo, que sufro al verte, maldiciendo con los puños cerrados a la muerte. Ya no tienes en ojos el rápido vaivén, ni la profundidad alegre de cuando jugabas a soñar. Y yo te miro frente a frente, pero me esquivas sin quererlo, y arrastras una lágrima creciente. Porque llegó de noche un viento frío, traspasó el quicio de tu puerta, y se te llevó a quien te dio los rasgos, a quien llamabas padre con ternura. Y yo he sabido de tu dolor hiriente, y me abrumo con la carga de tu pena, y te abrazo sin decir nada más tristemente. ___


FRUCTIFICACIÓN Tú fructificas, mujer, das a la tierra tu fruto, porque te pide la tierra un hombre por cada surco. Tu árbol es verde continuo, siempre verde de retoños; tu puerta está descorriendo continuamente el cerrojo. Eres la esposa del río y la madre de esos hijos que has parido como espumas del agua de tu molino. Condenada al embarazo, pisas cargada el camino, sin porvenir en la frente y en el vientre con un niño. Algún día, amanecida, vendrá la paz a buscarte y a dejar en tu regazo el más tranquilo oleaje. Algún día serás libre, al cabo de los mil años, pero, hasta que llegue el tiempo, seguirás fructificando. ___


AVENTURA Se desbordรณ desde el cielo la luna llena, y al derramarse en espejos se quedรณ entera. Electrocutรณ los aires sin arrebato, y apacentรณ los panales su ancho cayado. Fingiendo amores nocturnos, calรณ en el agua: burbujas sin un murmullo la acariciaban. A riesgo de ser felina, buscรณ las copas: las encelรณ desde arriba y anduvo en todas. Pletรณrica de hermosura, viviรณ de prisa su noctรกmbula aventura sobre las lilas. La sorprendiรณ la maรฑana jugando al corro, y huyรณ, pisando descalza cerros de lodo. ___


MENTIRAS Sin alma en los adentros, se adornan día a día las heces que pregonas, tus míseras mentiras. Quieres amamantarlas con híbridas sonrisas, con fingimientos brutos y brutas zancadillas. Despacio, casi quietas, fluyen a la deriva por mares malolientes de orillas imprecisas. Contagian lo que tocan de celos y de envidias, las piedras despedazan y todo lo asesinan. Si en un latir distante pudieras sacudirlas, lo que ahora no consigues quizá entonces tendrías: Un despertar más alto, ocaso de alegría, un norte de gaviotas, el sur junto a la vida. ___


CANCIÓN DE CUNA Ya tienes cuatro lirios por edad y un palomar abierto en cada encía, y tu boca es gemela a la verdad porque anda en la verdad a cada día. Llorar como es llorar, a voz de lágrima. Reír como es reír, en pie de risa. Ser hielo confundido en una llama. Todo lo has hecho tuyo tan de prisa… Reposas en un aire de inquietudes y habitas una casa fantasiosa. Al yo acudir al gesto a que tú acudes me siento más inútil que otra cosa. He horadado tus ojos con mis besos, tú has besado los dedos de mi mano, que han venido, más libres y más presos, a ser la cima de este ser humano. Será tu crecimiento un desconsuelo para el afán que guardo de niñez. Cuando vivas capaz de alzar el vuelo yo volaré más bajo cada vez. Hermana, ten la pena fratricida y cambia en risa tuya mi tristeza. Yo soy joven y tú empiezas la vida. No nos cuesta ser dos en una pieza. ___


LUCHAR Y AMAR Luchar amando es luchar hasta el aniquilamiento. Amar luchando es amar pereciendo en el intento. Luchar y amar. Sin una calma. Amor y lucha. En cuerpo y alma. ___


CASA Aún debo argamasar el último ladrillo de mi hogar litoral y solitario. Ya he tan casi construido esta ideada casa, que mi tiempo de ausencia es una mota. A dos pasos del mar y a dos manos del cielo, mi nicho propio. Música de arrecifes, túnica de reposo tendrá su techo. Ya los veo sonar, los secretos del cuerpo dichos en un susurro hacia la tierra. La tierra, socavada sin trampa ni señuelo, erigida en altura como un icono. Y el mar dándome brisa, en levitación fiel sobre mis huesos. (No haré ya más palabras, y acabarán mis cosas y laberintos.) ___


EN ESE MOMENTO “¿Qué vida, qué alegría hay sin la dorada Afrodita?” Mimnermo Lo sé. Llegará un momento, un inesperado momento, en que mi alma deje de darse al amor. Y en que la sangre, este precioso líquido que atesoro, rehúse galopar a borbotones por mis venas. En ese momento, yo os lo aseguro, estaré ya tomando el sol crepuscular de la vejez. O quién sabe si tendríais que buscarme bajo tierra. ___


DORMIR Toneladas de noche en muerto viento quieren quitarme la vigilia viva, y desnudos los párpados de aliento van de arriba abajo y de abajo arriba. Me busca el peso de un sueño avariento que quiere poner mi vida en pasiva, dar a mis labios el oscuro acento de un pedazo más de paz colectiva. Y así vuelco todas las madrugadas, luchado a rajatabla por el sueño, fatigado de andar en las andadas. Dibujo de memoria el fiel diseño de un ruido reptilíneo de pisadas, y me quedo dormido como un leño. ___


GRATITUD Yo te agradezco mi resurrección, porque tan sólo en ti estuvo el milagro de injertar estos latidos antiguos en un cardíaco troncón reseco. Yo te agradezco mis alientos nuevos, guardados por un tiempo en el desván y hoy tendidos así a la fantasía, tal y como entonces, a cielo abierto. Te has adelantado a mirar el mundo, apresándolo todo con los ojos, y me lo has traído aún palpitante, con la justa eclosión del crecimiento. Derramando a cántaros gratitud, desgajaré el mármol de las montañas y lo pondré ante ti, firme y cordial, sereno y tenue, agradecido y bueno. ___


ASEDIO Tú le apartaste los ojos y él acercó la mirada. ¡Qué dilema en pensamientos tuvisteis sobre la cara! El valor le puso viento para las manos aladas, y fue abarcando tu piel con un nudo en la garganta. Mientras él se decidía, tú tan indecisa estabas, que daba no sé qué verte tan asediada, adolescente y blanca. ___


FANTÁSTICO VIOLÍN Quejido de fantástico violín, tú soliviantas mi razón apagada y le das a beber llanto y luz. Eres un roce de dos mundos, y del centro vuela tu melodía, llamada a desbordar mi corazón de un aire que desconozco. Sin quererlo, prestas a la mano que te agita plenitud de trance, y los dedos se vuelven vibración, y se frunce el alma en un suspiro. Fantástico violín: lucha mía partida en dos mitades, como tú, entre risas y dolor de sentimientos. Como tú, denodada ansia de mar, flagrante agobio del amor urgente. ___


COMPADECEDLO Salís a la luz y os subís al aire, cometas alegres de aquella infancia que lucháis por volver de entre los muertos. Está ocupado el puesto que dejasteis —quién os lo iba a decir— por todo un hombre. Pero a él no le sirven vuestros recuerdos, y anda como un despavorido y ciego que ve el asco cada medio minuto. Mirad su pecho y escuchad sus ojos: no es sangre, sino polvo, lo que tiene. No caminan sus pies: sólo gravitan a intervalos de olvido y amargura. Compadecedlo. Es el eterno triste, la jerarquía del dolor lo ocupa. No hay vestigios, ni un indicio del ancho sonreír de que entonces disponía. Es tan aguda la lezna en los años… Un uniforme pálido de tumbas le macera las entrañas. Viviendo con los pasos sonámbulos de un loco lo veréis. Compadecedlo mucho. No muere a cosa hecha, voluntario, pues la vida se le escapó hace tiempo. No es su espíritu ese dolor que explota, que deja en las manos hilos de lágrimas, sino que tiene un escape su adentro que lo socava con incesante calma. Él, como todos, no quiso arriesgarse a seguir lanzando al viento cometas, y, como todos, fue a desnudarse en vez de llevar su inocencia puesta. ___


EL SOL DE MAÑANA Tosco y apenas camino por el que vienen la azada y el hombre, ambos fatigados de tanto día, pájaros con alas viejas. Ese nubarrón los sigue porque tiene la orden, de más arriba, de cumplimentar con ellos la luz y dormir en su tejado. Mañana puede haber sol y trocear el cielo en dos rodajas, y quizá un nuevo sol penetrará por esa rendija abierta. Pero ahora buscan el sueño los párpados de la azada y del hombre. No se acordarán del sol de mañana mirándose el uno al otro. Y setenta veces siete repetirán su acción sobre un torcal, sin contemplar la mica lujuriante que salpimenta las cumbres. Siempre la nube, así siempre, tan cárdenamente fuerte y grosera, sardónica en su risa diluvial, y atroz ya por precisoria. Pero tal vez con el sol de mañana querrán el hombre y la azada blandirse mutuamente y rebelarse, desarraigar la vida de estos fangos, del ojo de la tormenta. ___


ADENTRO Vamos, conmigo, a penetrar el mundo. Que nada nos quede en secreto, que nada nos vuele lejos, que el horizonte esté a un paso. Si fuimos niños una vez, nos arderá en la memoria todavía lo que ansiaban nuestros ojos errabundos: la copa de un árbol nuevo; el musgo, cegadoramente limpio, de un arroyo hecho casi de agua; la colina rubia con el vientre preñado de amapolas. Si fuimos niños: yo y mis manías infantiles. Pero no: en igual de recordar, yo os reclamo a plena voz que juntos sigamos buscando los rincones, los vértices más agudos de las cosas. Escudriñantes, con ojos de bisturí os quiero y me quiero, dando ya tirones al forro de la ropa que iremos estrenando poco a poco. Ea, adentrémonos sin ruido, así, pero con las huellas firmes y semejantes, por el postigo abierto de parte a parte. ___


LETRAS Ahora vivo de tus rúbricas. Y cada arañazo tuyo, en el papel, me acelera los latidos: es tu voz, viene escrita con los labios. La distancia es sólo magia, porque estás aquí y te encuentro con los mismos pensamientos en la boca, desandando los lugares del recuerdo. Tus letras van en volandas, y no pueden atreverse a bajar sobre la tierra. Demasiado tuyas, tuyas, vienen de ti y a ti llaman. Llegan y cierran los ojos, sueñan que están ellas solas, pero rozan tus palabras, son brisa de tu garganta. Yo las aprendo de cerca, las conduzco a mis oídos, como a recovecos anchos, y allí se van a vivir, a vivir como hijas nuestras. Y esto ocurre cada vez que amanece la alegría. ___


PROVENGO Provengo del subsuelo de mi estancia en esta tierra. Aminora tu paso cada vez que sientas que te me acerco. Yo no soy de este paisaje, sino del de más abajo, velado por la cueva en que lo tienes, privado su rostro del color moreno de la vida. Nací cuando tú, me envolvieron en tus mismos pañales y me dieron a beber los mismos pechos que a ti. Jugábamos juntos —¿ya no te acuerdas?—, sentados en piedras idénticas, en iguales arcoiris, retozando en pensamientos gemelos. Era la época de nuestra hermandad. Entonces, el aire se teñía de algodón para nosotros, moríamos por ver el estallido del día, nos rodeaba el anhelo de vivir y crecíamos con cada nueva y gloriosa nimiedad. Pero llegamos al cénit. Y tú seguiste subiendo, subiendo, subiendo. Y yo sólo pude bajar a la cólera y descender a un lecho de olvido, donde ya no había iridescencia posible para mis ojos. Como estaba escrito, nos separó finalmente la edad. Mientras una triste barba de caminante se arremolinó en tus mejillas, mi piel y mi voz de terciopelo andan gimiendo hasta hoy, porque te perdí, porque te he perdido, porque dejaste ya de llamarte con mi nombre, y sólo permanezco yo, su recuerdo. ___


FLOR CERRADA ¡Qué flor tan avarienta la rosa, y tan hostil! Su sépalo guardián besa el color delgado y lo ama en una cárcel. Escapa a duras penas el preso. Desconfía del aire que lo mira y se hace crisálida por mil años enteros. Luego vienen mis ojos, vindican su estallido, pero él, ese reacio, sigue mudo y recela, igual que el primer día, de espaldas a la luz. Hasta la última hora, en que caigo de muerte, en que ruedo a la tierra, cuando él se exorbita y, con el pelo al viento, se ríe en mi sepulcro. ___


TRAMANDO ALEGRÍA Eres labor y treno, hermano mío, cansado de callejear esquinas, de escalar la copa de la tristeza que penetra a raudales por los ojos. Eres el precio de la calle hambrienta, la interesada usura que no muere, porque la muerte seguirá en sus trece, luchando cuerpo a cuerpo con nosotros. Estás inundado de pensamientos sin aliento, y tus pies andan llorando sobre unos zapatos ya resignados que se enseñaron a no maldecir. Me da este sobresalto de mirarte y encontrarte, yacente o caminando, con un sollozo a la espalda —turbión que amenaza arrancarte de ti mismo—. Tú, siempre habitante del sonreír, bello como una virgen bizantina, andas en cuclillas hoy, más abajo de donde antes volaba tu camino. Y no, no es que estés vacante de horas, de tiempos o siglos o porvenires. Es que acabó la primogenitura que ejercías y eres viudo del gozo, dubitante hasta el arco de las cejas. Recuerda cómo nombrabas la vida, con alias y apodos triunfantes, íntimos, sin argucia ninguna en la llamada, como haría un niño que ya adolesce. Y te daba brazos, te seducía, uníais las dos respiraciones, y ella se llamaba tuya, y tú de ella. Pero la muerte llegó pronto a asediarte, te sudó de miedo toda la pelvis y te amargó el inesperado encuentro.


Desde entonces eres como describo, tu garganta se extraĂąa a alegres cĂĄnticos, pero yo sigo entonando preludios, aguardando a que vuelvas del exilio, ya tramando alegrĂ­a para entonces. ___


REALISMO Si el corazón te sangra de repente y dudas en un polo de la esfera, invoca la verdad del suelo pardo que tienes, porque vives y lo habitas. Es la razón de tus pies, el cimiento de esa forma humana que tanto finges. Pero tú no acostumbras a mirarla y das la vista a azules infinitos. No es cuestión de creencia, es biología. Pues cada pez es un hijo del agua. Tu medio, tu casa —oh, ecología— respirarán cuando tú no respires. Y así te digo que habremos de verte, dispuesto, con las manos en nosotros, sereno en realidad al desenlace, siendo un labio tendido para el beso. ___


NUESTRAS MANOS Tu mano no es tuya. Su quíntuple destino es entregarse, cobijarse en otra mano. Mi mano no es mía. Pertenece a quien el tiempo, a quien la vida designa. Nuestras manos no poseen. Trasvasan el ansia de persistente eternidad que nos alienta, como humildes vasos comunicantes de pobre vidrio. Por eso una caricia es un disparo. Porque matas sin rencor al otro, porque lo conviertes en camino tuyo, en prolongación de ti, en segunda piel con que te vistes. Por eso acariciar significa engendrar y dar a luz al otro. Porque le arrancas su miedo solitario, lo resucitas de su aplastante miedo solitario, haciéndolo libre y envidiablemente hermoso. ___


ACANTILADO Lo presiento: es inútil que busques acantilados remotos, en la última isla de la Tierra. Porque es en ti mismo donde existen mar y roca, donde anidan las fuertes aves de la presencia, donde chapotea la delicada gaviota. Aquí vas a encontrar el aire de cristal que tanto ansías para tus alas de golondrina recién nacida, o el territorio ancho y sereno para galopar en tus momentos de caballo liberado, sin riendas que te frenen el corazón. Ay, me consuela hablar contigo de esto, que es lo que incesantemente confío a mi alma dolorida, a esta vieja amiga que me sigue soportando. Yo también, como tú, ando enfervorizado por construirme una ardiente morada, allá o aquí, donde cada estrella me haga cosquillas al mirarme de reojo luminosamente. Y así, cuando a tu corazón le sobre trabajo, cuando notes que te cunde el pánico, cada vez que te veas lastimosamente encadenado, puedes llamarme, debes llamarme, llámame. ___


AQUEL CEMENTERIO Buscadme aquel cementerio donde haya noches más blancas que el alba, donde me nazca la risa a mansalva, donde el aliento no huela a misterio. Buscadme aquel cementerio con tumbas verdes de verde alegría, donde un ciprés turbulento se ría de la seriedad de un muerto muy serio. Buscadme aquel cementerio en que las flores no sean de llanto, ni el ceniciento perfume de un santo me deje lelo al estilo sumerio. Buscadme aquel cementerio capaz de echarme de nuevo a la vida, de darle un corte a la muerte jodida, porque el amor hoy me tiene en su imperio. ___


TU NOMBRE Tu nombre, tu sencillo nombre, la muralla con que velo la tristeza, un resplandor que despierta mis labios al pronunciarlo. Tu nombre, tu acariciante nombre, con el que desayuno y duermo cada d铆a, que me lanza a una acci贸n de torbellino o me amansa en la quietud de tu recuerdo. Tu nombre, tu enamorado nombre, toda la historia que escribo cada noche sobre el papel en blanco de mi coraz贸n. ___


ENCUENTRO El sol atardece en los ladrillos y dora nuestro encuentro. Todo el día he estado fermentando este momento, apremiando su llegada con las manos abiertas y el alma en un puño. La fragilidad de las palabras rebosa en nuestros labios, y arden tus ojos ya colgados de las estrellas. Tú y tus silencios hacéis emprender el vuelo a mis manos huérfanas, ávidas del cariño de tu piel. Y te llevo en cada dedo un laberinto de adoración y toda la paz de mi pecho, que de vez en cuando también se ensangrienta con espantosas lágrimas negras. Pero ahora soy un dios de alegría, y, al acariciar tu garganta, tu boca, tus ojos, ya no me pertenezco, me transfiguro en ti y me acuno en el círculo de tus brazos. Sólo sigo esperando el beso que tarda en llegar, porque teme encontrar violencia en mi boca de algodón, en esta inocente boca que ya envejece esperando, continuamente esperando. ___


SEPARACIÓN Esta mañana todos los pájaros se vuelven contra mí, y cada trino es un calvario. Hoy la cigarra me mira y calla, ciegamente abrazada a un rosal vacío de flores. Cada cosa en la que descanso los ojos se ha convertido en más distancia, en más desmayo, en más polvo. La tierra acoge mis pisadas compasivamente, como cuando las manos reciben el peso de un pequeño pájaro moribundo. Hoy es el día del último abrazo, de la mirada baja y dolorosa, del definitivo beso completo, de las lágrimas. Hoy es el día. Puede que quieran mis brazos estrecharte hasta hacerte daño. Puede que quieran mis dedos deslizarse sobre la duna fresca de tus caderas, o extenderse y aletargarse en tu espalda, como una escarcha cálida de terciopelo. Puede que quieran mis labios cobijarse de la noche en el claro refugio de los tuyos. Déjalos. Quizá pueda así retenerte y conservar arraigada en mí tu geografía, y alimentarme incesantemente con ella cuando el aire que nos separe sea mucho. Pero, sobre todas las cosas, enséñame hoy a sonreír. Que mañana no inicie yo la marcha llevando en los hombros una pesada carga de tristeza, sino que desde mi boca se derrame al viento una canción alada de esperanza, mientras tu recuerdo camina fielmente pegado a mi costado. ___


TODO SUFICIENTE Rompería los oídos por oírte a lo cerca. Que la lluvia de una tarde plomiza no fuera nada. Que el ladrido de un perro no sonara más que un sonido, y no me recordara que soy la mitad del mundo. ¡Cómo se eternizarían mis ojos con la vecindad de tus ojos! Entonces no tendría mi mirada esta frontera de cartas, esta meta de escrituras o fotografías, y se ahogarían las pupilas nadando y riendo, sumergidas en otras pupilas. Tampoco deseo otra cosa que no sea olerte, posar en la casa más transparente del olfato el sudor de tus axilas, después de que un ligero aleteo de ave marina le ha hecho acariciar el plumaje y salpicar en una roca oleante. ¿Y no sería bueno aprender y repasar el sabor de unos labios, de ésos, de ésos, agridulcemente únicos? ¿Y luego inventar abrazos de espuma, y recorrer serenamente, y luego detenerse, y sentirse completo, y ser ya todo suficiente? ___


EN UNA ALCOBA Yo quepo en una alcoba desvaída. Mi vorágine de enigmas ya no me hacen esfinge entre esta pared, un cofre ceniciento donde los días no progresan. He aquí que todas las veintipico horas me nombro vigía sin título y me ausculto las entrañas con ínfulas de harúspice. Ello es que sonrío con mis valientes arañazos o mordeduras, que no sangran por no pecar de anarquistas o mártires. Como un a modo de caos voluntario, me meto y me saco de la duda, veo la neutralidad como mínimum, continúo deduciendo que no sirvo para nada. ___


ESTO Esto es amor. Juro por todos los días del mundo que esto es amor, lo que se insinúa en una caricia o en una mirada o en una canción en la boca. Y que esta canción suena a la desgarradura de una lágrima cuando no la tengo. Y que entonces doy lo que soy por ser hoy una copa cálida entre sus manos, o un profundo suspiro de los suyos, cuando no un sencillo recuerdo en su memoria. ___


CONDICIÓN ¿Cómo sería posible que el agua de lluvia fuese azul, si antes no hubiera besado el agua del mar? Si el aire libre no penetra en tu flauta de caña, ¿cómo puedes pretender que se convierta en armonía? Siempre hay necesidad de una condición. Si quieres fatigarte hasta el rendimiento, tendrás que correr con pies vertiginosos y sentir la sangre aglomerarse en tus músculos. Cuando vayas a reír de alegría, te será preciso abrir la boca hasta la saciedad, desatar los dientes que antes habías tenido ocultos. No tardando, llegará entonces la risa. Así es todo, mi buen amigo. Todo tiene alguna condición, ajena a sí mismo. Esto es verdaderamente cierto. Pero evaden la regla ellas dos, ellas dos son las que me asombran, la vida y la muerte. Porque sin la una no existe la otra, y la segunda no existe sin la primera. De modo que se necesitan mutuamente y son una condición recíproca entre ellas mismas. Deja de apenarte, amigo. Porque, si ahora estás muriendo, es porque has vivido. Y tú has vivido para morir. ___


TÚ Tú, inevitablemente. Devora. Aniquila. Tú, voluntaria y frágil. Besa, sueña. Antes que tú, yo, hecho polvo y exánime. Hoy, en ti, corpóreo, ángel de alas amplias, centella. Se ha cumplido el cambio tanto, tan esperado, y lo acusan todos los ángulos, cada partícula de este ser en que aterricé. No había un oráculo capaz de predecirlo, porque tú no te ocultabas en ningún futuro, sino que venías hacia mí desde fuera del tiempo. Mira de qué forma te has convertido en presente. Procedías, creo, como del agua, o no sé si eras barro. Me recordaste al mirto, cuando joven, dudando entre aromar el aire o hacerse canción vegetal y tibia. Aquello fue grande. Me figuro que, sin dejar de mirarte, deambulé en torno a ti, cabizbajo o arrogante en ocasiones. Imagino que debí aparecer como un pobre infeliz enamorado, preguntándome perplejo sobre la verdad del asunto. Ni tuviste que triunfar. Me entregué sin lucha ni remordimiento, me rendí por dentro y por fuera, y mi vida latente, y mi furiosa realidad, y lo que sería mi casa proyectada, te acataron. Hoy tú me besas, me sueñas, voluntaria y frágil. Hoy tú me devoras, me aniquilas, inevitablemente. Hoy me enorgullezco de ti y de tu prodigio, me valoro en donde está tu precio, me reclino en tu mullida risa, y te consagro el vaivén, el trajín de un corazón,


el sensitivo descanso de unos labios y la mirada hecha promesa de mis ojos. ___


CUERPO A CUERPO Iba despertando del sueño al que me obligaron, y afloró a mis labios y a la nebulosa abierta de mi mente el sonido repetido de su nombre, la indecisa forma de su imagen. ¿Qué podía pedirse a una cabeza que gira en su estrecho círculo loco, a un cuerpo con la sangre todavía anestesiada, a un derrumbado cuerpo dolorido, sino apoyarse humildemente en la distancia del otro cuerpo al que se entrega a manos llenas, con el que lucha amantemente cuerpo a cuerpo? ___


CARTA Hoy me ha llegado tu carta, compañera, envuelta en un abierto revuelo de manos infantiles. He rasgado sin miramientos el sobre, el desgraciado sobre que se obstinaba en separarme de tus letras. Han caminado mis ojos sobre ellas con ansiedad, con rabia, sin aliento. Y ahora ya, saciado, las paso y repaso lentamente, atado a ellas y a su enamorado trazo. Y en cada sílaba que releo vienen saltando todos los cómplices de tu recuerdo, risas, miradas, besos. Hoy me ha llegado tu carta, compañera, envuelta en un abierto revuelo de manos infantiles. ___


ESTAR ENAMORADO DE TI Estar enamorado de ti significa despedir el día entre los ecos de tu voz, y despertar cada mañana con la esperanza de mirar tus ojos. Estar enamorado de ti quiere decir el galope insaciable de la sangre por las venas, y el latido feliz y enérgico de un corazón que ya se disponía a morir. Estar enamorado de ti es lo mismo que respirar el aire que te rodea, y que me sobre todo lo demás, porque así estoy suficiente y entero. Estar enamorado de ti se parece mucho a amarte con todos los rincones que tienen mi alma y mi cuerpo, que también están, los pobres, completamente enamorados de ti. ___


HAS LLEGADO Has llegado como una violenta tormenta de primavera. Has derribado sin esfuerzo la débil empalizada con que yo pretendía proteger mi dominio. Has arrancado de cuajo los cerezos y olivos que mis manos cuidaban y recolectaban con mimo. Has arrasado de un soplo todos los muros de mi casa, como si fueran de estúpida mantequilla. Yo te esperaba. Yo te temía. Te aguardaba desde el principio del tiempo, desde que supe articular palabras, desde que aprendí a apreciar la vida. Te temía porque no sabía, no sabía si serías un sueño, o un simple y ardiente deseo disfrazado en una rutilante figura de mujer. Pero, ahora que te he visto, y ahora que empiezo a conocerte, me doy cuenta de que ya eres de verdad, de que vives en carne y hueso, y de que has venido para limpiar todo lo que de triste y podrido conservaba bajo mi nombre. Y ya siento que ahora me conviertes en otro ser, y a través del contacto de tus manos y de tu boca me transfiguras en un dios poderoso y bello. Cuando no te veo me sorprendo embobado sin tregua en tu pensamiento, y, si estás frente a mí, el fascinante brillo de tus ojos, y la serenidad de tu mirada, y la graciosa mueca de tu nariz, y el vértigo provocador de todo tu cuerpo me anuncian que finalmente has venido para quedarte. ___


PRIMAVERA Hoy les diré a mis amigos los árboles que ya está llegando la primavera, y ellos me sonreirán, porque lo saben, y se calzarán sus raíces verdes, y dibujarán en todas sus ramas pájaros blancos, azules y rojos. Hoy le haré saber al pequeño arroyo que ya está llegando la primavera, y él llenará de transparencia el agua, y acunará miles de peces nuevos, haciendo cosquillas en la ribera, resbalando siempre corriente abajo. Hoy le contaré en voz baja a mi madre que ya está llegando la primavera, y ella me besará como a una niña, y me pondrá aquel vestido de raso, y atará una cinta rosa en mi pelo. Hoy les diré a mis mejores amigas que ya está llegando la primavera, y ellas se agarrarán a mi cintura, lanzarán a los aires sus zapatos, sujetarán el borde de sus faldas y jugarán hasta el anochecer. Hoy le contaré a mi amante secreto que ya está llegando la primavera, y él dejará en mis labios su ternura, borrará de mis ojos el invierno, y caminará abrazado a mi lado, hacia el horizonte que nos espera, hacia el horizonte de la esperanza. ___


VENUS Venus ha desaparecido. Los demás dioses la buscan con desesperación, porque debe atender sus obligaciones, porque debe seguir inspirando el amor entre los mortales. Pero ella no está. Se ha ido como el humo. Se busca una explicación lógica, se lanzan hipótesis, se aventuras posibles causas para su desaparición. Pero ella no está. Han enviado los dioses a exploradores aguerridos hacia todos los puntos de la tierra, del mar, del cielo, del inframundo. Uno de ellos, hastiado ya de buscar, ha recalado aquí. Y te ha visto. Y lo ha comprendido todo nítidamente. Venus ha desaparecido, Venus no está, Venus se ha evaporado por tu causa. Porque desde que supo que tú existías ella ya sabía que había perdido el trono, que había sido derrotada, que había tenido fin su supremacía en la belleza, en el deslumbramiento, en el amor. ___


TUS OJOS Tus ojos, mira, tus ojos. Cada vez que me clavas tus ojos, me clavas dos aceros que me hieren. Cada vez que me hieren tus ojos, me clavas dos heridas que me asesinan. Cada vez que me asesinan tus ojos, me clavas dos muertes que me resucitan. Tus ojos, mira, tus ojos. Cuando me das la mirada de tus ojos, me das el sosiego y la calma. Cuando me das el sosiego y la calma de tus ojos, me das el alma y la vida. Cuando me das el alma y la vida de tus ojos, me das un corazón nuevo y fuerte. Tus ojos, mira, tus ojos. Si me sonríes con tus ojos, me traes toda la alegría. Si me sonríes con toda la alegría de tus ojos, me traes el júbilo absoluto. Si me sonríes con el júbilo absoluto de tus ojos, me traes la felicidad de estar amándote. Tus ojos, mira, tus ojos. Si me acaricias con la pasión de tus ojos, me llevas al cielo más alto. Si me acaricias con el cielo más alto de tus ojos, me llevas a las estrellas. Si me acaricias con las estrellas de tus ojos, me llevas a donde ya no necesito mirar con mis ojos. ___


RULETA En esta ruleta hay que apostar todo al blanco. En esta vida que nos han dado para vestirnos con ella, que está hecha de un tejido tan frágil, y que lleva una etiqueta en la que dice “Víveme”, no deberíamos jamás vivir a medias. Tú no deberías regalar tu vida, ese tesoro que es tan sólo tuyo, a alguien a quien quieres “un poco” o “bastante”; a alguien con quien eres “un poco” o “bastante” feliz; a alguien con quien cada día deseas “un poco” o “bastante” despertar; a alguien a quien tus ojos buscan “un poco” o “bastante” entre la multitud. Tú deberías regalar tu vida a aquél por quien suspiraras todos los minutos del día; a aquél cuya sola presencia te quitara de repente la tristeza; a aquél con quien estuvieras dispuesta a caer y a levantarte en cada recodo del camino; a aquél por cuyo amor lucharías como una leona herida; a aquél a quien fueras capaz de mirar a los ojos con los ojos repletos de deseo. A ése deberías. ___


CUANDO ME ALEJO DE TI Cuando me alejo de ti siento un vacío de muerte, que sólo se me apacigua con la esperanza de verte. Cuando me alejo de ti, aunque sólo sea un día, el dolor me pertenece, la amargura es toda mía. Cuando me alejo de ti te busco, desesperado, en las risas, los abrazos y los besos que me has dado. Cuando me alejo de ti al corazón se le olvida seguir latiendo a tu ritmo, y se le olvida la vida. Cuando me alejo de ti, cuando estás en mi cabeza, sólo es cierto que en ti pienso, sólo tengo esa certeza. Cuando me alejo de ti mi rabia es un sufrimiento con el que grito tu nombre cuando ya no tengo aliento. ___


TU CUERPO Y MI CUERPO Mi cuerpo fluye sin remedio hacia tu cuerpo, como el río ansía el agua del mar desde el origen mismo de su nacimiento. Mis ojos se eternizarían en los tuyos, y hasta evitarían parpadear para no desperdiciar ni un segundo en mecanismos y movimientos inútiles. Cuando mi lengua busca tu garganta húmeda, será para saborear sin estorbos la extraña acidez del éxtasis que reside y anida en tu boca. Si notas que mis manos se aventuran temerariamente en tus muslos, imagina que es porque presienten que ese calor pertinaz de la vida se engendra y se magnifica en el interior de tu vientre. Cuando veas que mi sexo se endurece con prisa y hace acopio de su fuerza, suponte que se prepara para un combate sin tregua, para una batalla quizá de noche, cuerpo a cuerpo, sin escudos, deseando poder vencerte para dormir exhausto junto a ti. ___


AMARLA A ELLA Amarla a ella es la condici贸n de la vida que tengo. Amarla a ella es la realidad que huele a su perfume. Amarla a ella es la confianza en un futuro que ya viene. Amarla a ella es la culminaci贸n de todo mi tiempo posible. Amarla a ella es la plenitud del deseo enloquecido. Amarla a ella es la paz constante que bebo de sus ojos. Amarla a ella es una confabulaci贸n del azar y del destino. Amarla a ella es el motor que mueve prodigiosamente mi mente. Amarla a ella es el r铆o que me empuja hacia las estrellas. Amarla a ella. ___


¿POR QUÉ HAS TARDADO TANTO? ¿Por qué has tardado tanto? ¿Qué excusa tienes para haberme dejado vivir tanto tiempo si ti? ¿Es que no sabías que la vida pasa más rápida cuando el gris es su color? ¿No presentías que yo estaba aguardándote encerrado en la esperanza? ¿No tenías claro que tu futuro apuntaba directamente hacia mi tiempo? ¿Cómo te entretuviste y cómo te entretuvieron? ¿No era evidente que tú y yo éramos hijos del mismo marcado destino? ¿Acaso no pensaste que en un lugar lejano yo hacía nacer la hierba para ti? ¿En qué te fundabas para creer que todo estaba ya perdido? ¿No sospechabas que yo ya estaba aquí? ¿No veías en mis ojos que yo ya te quería? ___


SI TÚ TE FUESES Si tú te fueses, querría irse también mi vida por cada poro del cuerpo. Si tú te fueses, la tristeza intentaría ponerme el pie en el cuello, y sojuzgarme, y abatirme. Si tú te fueses, todos los ángeles negros del olvido lucharían por capturarme y sepultarme bajo tierra. Si tú te fueses, la agonía de la nostalgia y del extrañamiento se esforzarían por invadirme y dejarme encadenado de pies y manos. Pero no. Si tú te fueses, el amor que ahora siento se multiplicaría por cada metro de distancia entre nosotros. Si tú te fueses, las imágenes que de ti conservo hablarían conmigo mañana, tarde y noche, y me contarían los pocos secretos tuyos que aún desconozco. Si tú te fueses, el roce de tus labios vendría a vivir a los míos, y la dulzura de tus ojos quedaría marcada a fuego en mi retina. Si tú te fueses, el fantástico cúmulo de felices recuerdos tuyos formaría parte de mi cotidiana existencia, y me acompañaría a pasear, a hacer la compra, a dormir por las noches. Si tú te fueses,


yo te buscaría una y mil veces, y cada vez que de nuevo te encontrara te devolvería con creces lo que me hubiera arrancado tu ausencia, de manera que creerías que nunca habíamos estado separados. ___


¿QUIÉN ES ELLA? ¿Me preguntáis quién es ella? Ella es la criatura más querida de la creación. Ella es el centro de toda la bondad. Ella es el corazón más grande que existe. Si no existiera ella, el mundo no sería el mundo, ni la tierra estaría tan hermosa, ni yo sería yo mismo. Si ella no hubiera venido, este lugar estaría oscuro y en tinieblas. Desde que llegó ella, todo reverdeció de nuevo, y los pájaros mustios volvieron a cantar con nueva energía. Si me preguntáis por ella, os diré que es la razón última de mi vida, que existo porque ella me mira, que hablo porque ella me escucha. ¿Qué más queréis que os diga? Si ella no fuera ella, yo no sería yo. Por eso yo os aseguro que, mientras me quede un soplo de fuerza, mientras mi corazón siga latiendo, yo estaré junto a ella, y ella estará junto a mí. ___


DEUDA Estoy en deuda contigo. No te debo esto ni aquello, ni lo de aquí ni lo de allí. Te lo debo todo. Te debo el despertar de cada día. Te debo el sueño de cada noche. Te debo el resto de cada jornada. Te debo el alimento que tomo, y la sangre que alimenta mi corazón, y el aire que alimenta mi sangre. Te debo la risa, te debo la alegría, te debo el gozo. Te debo mis labios, te debo mis manos, te debo mi cuerpo. Te debo mis sentimientos, te debo mis emociones, te debo mi mente. Yo, la verdad, ignoro cuándo y cómo podré pagarte la totalidad de esta enorme deuda. Sólo hay dos cosas que no te debo. No te debo mi corazón ni mi amor, porque te los entregué gratuitamente el primer día que entraste en mi vida. ___


CERCA DE TU MIRADA Vivir cerca de tu mirada se parece a vivir junto al cielo. Vivir junto a tus ojos es lo mismo que respirar a bocanadas el aire de la vida. Ver cómo me miras me quita los vacíos temores, los ridículos miedos, la inquietud de cualquier clase. Yo viviría continuamente junto a tus miradas, yo caminaría con ellas a mi lado, yo dormiría con ellas, pero tal vez no podría resistir una felicidad tan tremenda. Por eso en ocasiones me alejo de tus ojos, y miro para otro lado, para evitar lo inevitable. Pero, claro, si tú no me miras empieza a trabajar mi cabeza como una loca desesperada, y ya te estoy imaginando mirarme, y ya retorno a caer en la misma red, y ya vuelvo a ser tan tuyo como siempre. ___


CINCO SENTIDOS Si mis ojos no te ven, todos los colores del mundo son pura indiferencia, los rojos del amanecer del mar se oscurecen hasta el negro, el plumaje de las gaviotas es de un pardo ceniciento. Cuando no te escuchan mis oídos, el rumor de las olas sobre la playa me parece un bronco ruido turbio, y las canciones de todos los pájaros son tristes como la amargura, y el sonido de mis propias palabras suena como un eco vacío, hueco y lejano. Cuando no puedo aspirar tu aroma, cuando no puedo adueñarme de tu perfume, el olor de la arena empapada en salitre se asemeja al hedor de la putrefacción de las algas, de los peces destrozados, de las medusas sin vida. Si a mi boca le falta tu boca, los alimentos son como zarzas, y lo que bebo me sabe a fango, y mi saliva, que nace para ser tuya, se niega a humedecer mi garganta, y la sal marina es desoladoramente amarga. Si mis dedos no pueden tocarte, el tacto de la arena que aprieto en mis puños me parece frío y rígido, y cruel, y afilado como un cuchillo. Pero, cuando todo esto acaba, cuando finalmente te veo, te oigo, te huelo, te beso, te toco, de repente el mundo recobra su sentido, y empieza a girar febrilmente de nuevo, y otra vez suben las mareas, y las gaviotas me guiñan con dóciles ojos, y siento que ya estás definitivamente a mi lado.


COSA TUYA Frente a ti me siento otro, mucho más alto, encumbrado. Si te miro francamente, la distancia que les tengo a las cosas se reduce. Abrazado a mayo te recorro, maleable a la medida que certeramente me impones. Tienes que decirme cómo lo haces, gracias a qué mecanismo me obligas a girar por donde tú giras, en qué agenda me tienes apuntado. Vas a confiarme tus secretos, quiero que abras la boca para ver brotar la vida, sólo la vida. Tú —¿para qué decir?— te regodeas en esa decidida voluntad de anegar lo que en mí se revela de odioso, y me conviertes en un enorme ángel al que las alas embellecen. Y no voy a recordarte que, mientras el agua siga mulliendo la tierra y trayendo la fertilidad al limo, mientras el que amanezca siga siendo el sol de todos los días, me maravillaré de estar amándote como te amo, de seguir siendo —a conciencia— cosa tuya. ___


Y ASÍ Se arrastran los minutos a ritmo lento, con la cadavérica lentitud de un muerto. Me aprisionan las horas, me ahogan los momentos, me aniquila el tiempo arrastrándose hacia el futuro. Siento en todas las gotas de mi sangre el hastío más descomunal, la desesperanza abierta, abierta, de par en par abierta. No sé su duración, su estratagema, su alevosía. Como un vástago verde extraviado en un desierto, vuelvo los ojos aquí y allá, desorientado en medio de la soledad, dudando si me ha llegado la existencia. Hay cierto olor a testículos machacados, el aire se marchita indolentemente, y veinte leviatanes me abruman impúdicamente con los sexos húmedos. ¿A dónde dirigir mi corazón? ¿Por qué camino liberarlo? Surja una cerilla, una chispa capaz de calentarme. Cáete, estrella, ven. Mi fatalidad de hombre, mi predestinación, se confabulan, me matan. No podré encerrarme en un bastión. Necesito agarrarme a un clavo ardiendo y aferrarme con las uñas a la roca. Y así, de pronto, todo el mal muere, y resucita el brillo de mis ojos, y nota el aire que dos brazos tibios y limpios se aproximan. Y así, de pronto, me disparas. ___


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