Divulgaciones higiénicas (1930)

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EL SAGRARIO DE LA SALUD



. PEDRO FERRER

DIVULGACIONES HIGIENICAS /

TIPOGRAFÍA

CALAFELL

ANDRAITX


EN ESTE LIBRO SE HAN RECOGIDO ALGUNOS DE LOS NUMEROSOS TRABAJOS PUBLICADOS POR PEDRO FERRER


PRÓLOGO Pedro Ferrer Pujo! nació el día primero de Febrero de 1855, e~ Andraitx. Gursó la enseñanza primaria en su pueblo natal; el Bachillerato, en e/ Instituto Balear, y la carrera de Medicina en la Facultad de Ba1celona. Desde 1879 ejerció su profesión en la misma villa, consagrándose a sus enfermos con el máximo desinterés. Hace muchos años que desempeña el cargo de lnspec tor de Sanidad Municipal y también el de Sanidad Exterior. Toda su vida ha sido fervoroso propagandista de las ideas democráticas, cul-


PRÓLOGO

tarafes y educativas, ya mediante la prensa, ya con actos y organizaciones. Fundó el primer semanario que se publicó en Andraitx, y desde entonces viene colaborando en diversos semanarios de dentro y fuera de la población. Presidió durante varios años el partido republicano local y, en 1885, estuvo al frente de la Alcaldía. En ocasión de sus bodas de oro con la Medicina, sus paisanos le dedicaron un homenaje, al cual contribuyeron también diversas personas y corooraciones de otras poblaciones mallorquinas, siendo la edición de este volúmen hecho principal de los varios en que dicho homenaje consistió.


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EL

SAGRARIO DE LA SALUD

Enseñanza primaria de Ja higiene

P

AR.\ que resulte efectiva y sea tomada en serio\

debe la enseñanza de la higiene empetar, como

la de la Religión, en la Escuela primaria, Son los 11iños, ~egun se dice

a menudo, como la

cera y, por tanto, molde<ibles a las disciplinas, ya buell<~S,

ya malas, a que se les sujeten, de donde la gran

i111portancia qne adquie1·e la enseña11za dt~rante los primeros iiños de la vida. La

propaganda

oral o escrita en

la Prensa

diaria, dirigida a los mayores de edad, endurecidos ya

en los malos hábitos, es iHsufíciente a todas luces

para borrarlos. Y si no, ¡que lo digan los fumadores!


PEDRO FERRER

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Prefieren el vicio,

3

pesar de c¡ue están convencidos

muchos de ellos de que realmente les perjudica. Son todavía nmchas

las gentes qt1e creen que

las medidas sanitarias, sino todas, muchas de ellas, no son más que exageraciones de celo de los

médico~

hi-

gienistas e inspectores municipales de sanidad. La cual creencia ha ocasionado en muchos puntos serios desórdenes, cuando pr~r

~n

ellos se ha intentado llevarlas a cabo

medio de la violencia. Querer ir contra la ru-

tina viciada de un pueblo, es exponerse a caer en el ridículo; es querer, como nuevos Quijotes, desfacer

entuertos. L1.1s violencias que nismos

~nvejecidos,

prd~nden

lo que hacen es

enderezar orgH-

romperlo~.

Todo

cuanto se encamine a bent::ficiar el desarrollo orgánico o social , ha de dirigirse y se ha de adaptar, para que resulte

debidamente eficaz, a la potencia

del im-

pulso y del entendimiento con que, bien o mal, nos des21rrollamos. Es

necesario,

pues, siguiendo ~

el ejemplo de

la Iglesia en sus enseñanzas religiosas, que empiece la ensei'ianza de la higiene a medida que los seres van formándose. Y todo lo que no sea dar a los nit!os y a las nii'las en las escuelas, y por los padres en el seno de las mismas familias, una enseñanza de la higiene práctica y como bajo un compendio o catecismo sanitario, resultará inútil para conseguir lo que se persigue, que no es.otra cosa que la perfección en nuestro vivir. Acostumbrados , moldeados desde pequeños a las or ác·


EL SAGRARIO DE LA SALUD

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ticas de la higiene, no habrá necesid'ad de obligar a cum· plirla5, cuando mayores, con medidas co*:'rcitivas. Más aun. Como los ninos y niñas de hoy será11 los padres y las madres y las autoridades de mañana, bastará su buen ejemplo para impon·e r las prácticas higiénicas, en vez de acudir a multas y otras penas para castigar y corregir a los que faltan a los precepto11 sanitarios. Enséñese, enséñese en la eswela primaria hi'· giene, mucha higiene. Y no de un modo teórico, libresco, sino de un modo práctico, realista. Enseñar higie· ne es ya higienizar. Quién en la escuela higieniza,. hi·· gieniza consecuentemente a su pueblo, con lo cual rle· fiende la vida de sus habitantes, toda vez que al evitar con la higienización que el vecino enferme, se previene el que pueda transmitirnos su enfermedad. El que higieniza su casa , sn calle , el pueblo o la región donde· habita, hace por su pueblo. por su región y por sa patria la labor más útil, mAs noble y más positiva quea un humano es dado hacer. Una labor de verdaderacatequiesis higiénica ha de encontrar siempre, necesariamente, eco en toda persona que se precie d'e culta·.. Nada más preciso, más urgente, más hermoso ni máspatriótico que hacer intensamente propagandas hi· gienizadoras. Con tanto interés como se ensena a leer, escribir y hacer cuentas, debe la escuela primaria ensenar a niños y a niñas todos aquellos esenciales conocimientos de los capítulos que la Higiene dedica al agua, a la


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PEDRO FERR'ER

atmósiera, a· la alimentación, a la vivienda, al veslíáo

y a la 1impieza corporal, y a practicar concíenz:nda.rnente los mandamientos de uno cuatquiera de Jos decálog~s hi~ié11icos que hay publicados.. Verbigracia tos siguientes: t."- Tener prese-nte que la salud perfecta es el mejor tesoro qtre se puede poseer y que la higienj.zación es lo que facilita ese tesoro. 2. 0 -No te acuestes tarde, levántate Oemprano, y no duermas más de ocho horas. El que ooctHml>ula oo puede gozar de salud. 3. 0 -Huye de viviendas y loca,es obswros por· que en la obscuridad es donde viven y se r€produccn a millonadas los micróbios productores de )as enfermedades. 4."-Procurar solearte y airearte a diario porque el sol v el aire puro son los microbicidas más enér· gicos que se conocen. 5."-Come para vivir y no vivas para comer; refaccíóJH-Ile a horas fijas y la última comida que sea frugnl, pues de las grandes cenas estan las sepulturas llenas. 6. 0 -Si quieres que tu estóm'lgo trabaje bien, dale, los alimentos bien triturados; para ello lávate a diario la dentadura con cepillo y agua de jabón común y enjuágate la boca despues de las comidas con agua

bueno~

bicarbonatada. 7. 0 -No sólo se respira por los pulmones, sino


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también por la piel; procura, pues, lavártela con fre· cuencia para que los poros estén siempre bien abiertos. 8. 0 -AI levantarte, al acostarte y antes y despues de las comidas, lávate las manos,. si no quieres adquirir por contagio muchas enfermedades infecciosas. 9. 0 - Vístete con

ropas

que no te opriman el

' que es el cuerpo e impidan la circulación de l'l sangre, tren de la v ids que va repartiendo la mercadería alimenticia a todas las regiones de tu organismo. Y 10. 0 -EI precioso triunvirato de la higienización lo constituyen el

~ol,

el aire puro y el agua po·

table: ellos son los elementos de la Naturaleza que más y mejor purifican la salud.



n

El delito sanitario

Y

ERRA,

en nuestro concepto, el que cree que sólo

hay delitos sanitarios en la esfera de las enfer-

medades venéreo -sifilíticas. Tanto como quien propaga una blenorragia, comete delito sanitario el casero qne constnt ye viviendas faltas de aire, de sol y de aguA; y el productor y comerdante que venden art ícu-

los de consumo en malas condiciones; y los padres que llevan a jardines y

parqn~s

ptíblicos a hijos en-

fenuos de dolencias transmisibles; y los afectos de enfermedad infecto-contagiosa qne no han procurado evitarla a tiempo con los recursos profilácticos que la ciencia preconiza . En una palabra: creemos como nuestro egregio poeta Juan Alcover que

Qui acursa, enoerinantla, qua/que vida com el qui mata ab ferro, es homicida.


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PEDRO FERRER

Nadie, nadie tiene derecho a ponerse enfermo de enfermedad evitable, y mucho menos si, ade1uás, es contagiosa; porque nadie, nadie tiene derecho a ser peligroso ni a ser perjudica! para la Mlud de los demás ni de un modo leve ni de un modo grave, voluntariamente, arbitrariamente, caprichosamente ni por negligeucia, imprudencia o incuria. Pensar de otro modo es aceptAr como doctrina buena el abuso del derecho, y para nosotro~ el que abu.~a de manera evidente de su derecho no debe gozar de ninguna clase de protección legal, como así ya tiene consignado en su preceptiva el Código federal de Suiza. La ley ha de amparar nuestra integridad y normalidad fisiológicas, como ampara nuestros bolsillos; ha de procurar, con justas y adecuadas sanciones, que nadie pueda impunemente meno,preciar el derecho de los otros a ver respetada por todos su salud. La salud de cada hombre ha de sér conceptuada como una propiectad sagrada que nadie tient> derecho a violar, debiéndose cousiderar como delito todo acto capaz de acarrear tal violación. El delito sanitario debe ser respecto al derecho a la salud, lo que el robo o el hurto es respecto al derecho de propiedad. Claro que visto asi el asunto, la promulgación de leyes, ordenanzas, disposiciones y penalidades de orden sanitario, tendrá que atentar alguna!i veces a la libertad individual y hasta tendrá que intervenir eri la vida privada; pero ¿hay acaso modo de legislar sobre la


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sahtd pública verdade;amente efkaz, sin que esto ocurr<~? ¿Es que no ha de tener una colt"ctividad derecho

a defenderse, aunque tenga que hacerlo con detrimento

d¿ algunos si asi Jo exige la seguridCJd de todos? Si en la vida ordenaría ia libertad de cada uno está limitada por la ley y la libertad de los demás ¿no es justo y prudente y iitil qne esta libertad individual se doblegue también en asuntos de higiene ante el interés pilblico? Si hemos de considerar a la vida como cosa sagrada, y la verdad es que asi la consideramos, como cosa sagr11da hemos de considerar también en buena lógica la salud y la higiene, y, , por tanto, altamente delicnente y severamente punible toda transgresión que en el campo sanitario se efectue. En delito sanitario incurre, pues, quien se oponga a ser vacunado y revacunado contra las enfermedades epidémias (viruela, tifoideas, difteria, &;) quien estando afecto de enfermedad contagiosa, incumple las medidas profilácticas que se le han recomendado y propaga su mal a otras personas; qnien no ejecuta las prácticas de aseo, limpieza y desinfección a que está obligado (por no desinfectar el barbero los instrumentos que maueja, se provoca a veces el chancro sifilftico llamado de barbería); quien

no ayuda de

veras y calurosamente a las luchas antituberculosas, &ntivenereas,

antileprosas,

anticancerosas, antipalú:

dicas, antialcohólicas, antitracomatosas, &. , puesto que


PEDRO FERRER

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cada una de ellas diezma por su estilo la población util, y sobrecarga además los gastos públicos de asistencia a tales enfermos y los de sostenimiento de las respectivas instituciones profilácticas y curativa."-; quien no combata persistentemente, valienteu1ente, denodadu· mente, y hállense donde se hallen , la suciedad, lA mi· seria y la incultura, fuentes principales de toda enf ermedad infecto-contagiosa; quien

110

presta el debi-

do acatamiento al aforismo romano Salus populí 8Uprema

lex: qLiien, escéptico e indiferente ante las enseñanzas <le la higiene, no concede a la limpieza toda la impor-

·tRncia que tiene, considerándola en el sentido más an¡r,lio de la ¡1alabra, esto es, comprendiendo no sólo la limpiez11 dtl individuo en su toilette personal, ropas, vestidos, &.. , y

cuyo

conocimiento

compete a la

higiene privada, sino también la limpieza de la colectividad y, por consiguiente, de los medios cósmicos que la rodean, tierra, agua y atmósfera, cuyo estudio pertenece a la higiene pública; y, en fin y para con· cluir, en delito sanitario incurren los Ayuntamientos que no se

percat~:~u

de la responsabilidad grande en

q11e caen, si por Rbandono e incumplimiento de las disposiciones sanitarias que a dichas

corporaciones

incumben, se desarrolla alguna enfermedad epidémica que haga morir, y aunque sólo sea enfermar, a un número mayor o menor de personas. · Sin duda, a causa del carácter indefinido e incierto de sus consecuencias perniciosas, no ocupa todavfa el


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delito sanitario en nu<?slros códigos, ni eu la conciencia general, el Jugar que le corresponde. Son mucho$, sí, los actos verdaderameute penables que pasan generalmente

inadvertidos, y que por no comprender la

opinión pública el mal que pueden causar, no son considerados corno delitos. Sin embargo, horu

I.'S

ya de

que sean reputados, si no como delitos actuales, al menos como delitos potenciales. Y hora es ya, también, de que se enseñe a grandes y a pequeños q11é no sólo co11 armas, dinero y ciencia se hace patria, sino que, además, se necesi:a H!gieue, pues únicamente cn11 individuos

sanos de alma y de cuerpo, es posible

formar razas fuertes y pueblos graudes. Por l1aberlo así entendido todas las nacioues que caminan a la cabeza del progreso cien! ífico, proclaman que el secreto de su valor intrínseco e&tá eu la Higiene y que d.,.be ser mirado como delito sanitario todo acto qne poco o mncho la daíie.


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111

De las viviendas

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noble anhelo de que cada familia tenga uu hogar

asegurado preocupa a los economistas, sociólogos, políticos y gobernantes del mundo entero. En todos los paises es este problema hoy día objeto de

e~pecia ·

lísimas atendones. En España , para el fomento de la vivienda barata, se llevan ya gastados 250 millones de pesetas; en Francia se acaba de votar tma ley por la cual se destinan 11 .200 millones para la construccióu, en cinco años, de 200.000 vivie11das; en Alemania se han construido ya 700.000 casas, y en

ln~laterra,

a la

cabeu de todas las naciones, uu millón; en Holanda se han construido 145.000, con un crédito de 2.200 millo· nes de florines, y en Italia, en fin, se viene también dando grandes impulsos a estos mismos empeños. Pero no basta que cada familia tenga un hogar


PEDRO FERRER asegurado, sino que, además, es preciso q~te el ñoga¡r reuna, al· menos, un miuimo de condíciüoes higiénicas.

La vivienda tiene indub-itCJble importancia

~n

graJl

número de eniermedades lnh~cciosas. Entre ellas s~ citan el cánctr y la tuberculosfs. Una casa ítJsalubre , tionde m11ere un tub-erculoso, lleva muchas probabilidades de preparar el lecho del dolor para todos los familiares. El reumatismo, en sus múiHples formas, se ha demostrado que es h•jo d~ determi·nadas viviendas ,

y que persomts diferentes

a~

ir a vivir a éstas habita-

ciones se han conlatz;iado, habiendo ésto servido de prueba a la teoría infecciosa de la mencionada enfermedad. Las fiebres eruptivas (sarampión, escarllltina,

&.) como también la peste bubónica y la lepra, está observado que en las casas insalubres se propagan con mayor facilidad y adquieren mayor gravedad. Des· de el mGJnento en que los microbios patógeuos pueden quedar ac~chados en los iutersticios, rendijas, ángulos y paredes de diferentes habitacioues en que haya estado in~talado un enfermo,

nada más tacil que ex·

plicar aquellos hechos. Ve:Jmos ahora, pues, cuales son las condiciones higiéuicHs mínimas que deben reunir las viviendas . Son l~:~s siguientes: Toda habitación o casa ha de ser seca, esp~ciosa, limpia, ventilada y soleada {donde no entra el sol ha de entrar el médico). En términos ~enerales deberá constar de cocina, retrete independiente, alcoba para


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matrimonio, alcoba para los hijos V<lronP~, alcoba

para las hijas y habitación de estancia común, con la 'l: ltbicación y ventilación en todos esos departamentos, prescritos por la higien~. Toda pieza habitaole de dia o de noche deberá tener comunicacion

dir~da

cor1 el exterior por medio

(le b~:~lcón o vent!lna de un metro ctt<~.lrado como míni mum, que pern;it11 una iluminación y aireación anrplias. Su altura no deberá ser inferior a 2,00 metro~. sea cualquiera el piso en que la pieza esté sitnuda, midiéndost! dicha altuTa desde el oavirnieuto al cielo ra· so, y J¡¡ capacidad por indivit!uo no baj ará de 15 metros cúbicos. La altura podrá reduclrse h11sta 2 '50 metros~ sie111pre que por la colocación de puertas., ventanas y drimeneas, por la instalación de regist ro~, empl~o de ladrillos huecos en los muros u otra disposición ad-ecuad<J, se asegure la constar.te renovación del aire en e l interior de las habitaciones. Las codnas y los retretes requieren

lllt<l

ventilación

muy activa, pues en ambas piezas se producen gases que precisa evacuar rápidamente de 111 vivienda. Por ello debe considerarse insalnb;e todo aloj¡¡mlento ei1 que dichas habitaciones no tengan iluminación y airea• ción directas y dimensiones adecuadas. Como miuimum para los retretes debe tomarse metro

y medio cuadra-

do, y tres metros cuadrados para las cocinas. Para favorecer la frecuente limpieza que exigen, deben los suelos de las cocinas

y retretes ser

~iempre

impermea-


PEDRO FERRER bies y sus paredes tener un zócalo de 1'50 metros o dos de altura. hecho de pastas cerámicas vitrificadas, baldosín hidráulico o enlucido de cemento. Los estHblos, cuadras, pocilgas, estercolero<;, &. , por sus olores repugnantes y perjudiciales y porque pueden inundar una vivienda de moscas que, como se sabe, propagan todas las enfermedades, han de estar lo má5 separados posibles de toda casa. Los pozos, cisternas y demb depósitos de aguas para la alimentación, a fin de reducir las causas de contaminación, conviene que tengan sus paredes impE:nneabilizadas, ya sea construyéndülos con fábrica de ladrillo o mampostería tomada con mortero hidráulico, o enluciéndolas con nna capa de dicho mortero de dos o tres centímetros de espesor, y qae estén alejados por lo menos 20 metros de los pozos negros, fosos o montones de estiercol, basuras, &., en general de todo depósito de materia putrescible. Para la evacuación de ex~.:retas hay los sistemas de alcantarillado, fosos asépticos, fosas movibles, pozos de fondo y paredes imrermeables, las cubetas y tubos de cierre seguro movibles y transport'ables. El sistema preferible es el alcantarillado, pero si éste no es posible se acudirá a los slstemas que mejor convenga a las condiciones particulares de cada caso. Tales son, ap:-oximadamente,las condiciones higiénicas mínimas que una vivienda ha de reunir para que su habitalidad sea debidamente autorizada.


EL SAGRARIO DE U\ SALUD

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Y como aun son nmchos, muchisiruos., los qne deslf"Orrocen la importancia de la vivienda higiénicH; son tnrrrhos, muchisimos los qt~e desconocen qu~ !ft vivien-

tla insalubre, ya por su ernplazamiento defectuoso en ten·enos húmedos, y<~ por la IIHIItt orientación eu relación con el clima, ya por Sl1 deficie11te construcción, ;ya por las malas condiciones higiénicas del interior de las habitaciones, son causa pnncipal de la alta cifra de morbilid<td V de mortalidad, y espedalmente de que la

tuberculosis, y también el cán<er, aumenten consideruque la solución del problema de la vivienda sea, sin duda alguna, uno blemente~ observación que hace

<le los más posWvos medjos de luclm antituberculosa

J &:lticancemsíi.



tV

Algo mas acerca de las condiciones higiénicas de las viviendas

N

U:>~CA

se insistirá demasiad11mente, en este tema

u~:~da lfi grandísima importancia que para la salud individual y colectiva tiene. •Toda pieza habitable de dla o de noche ten· drá-dicen algunas de las reglas fundamentales que htty dictadas como obligatorias-comunicación con el

ex'terior, aparte de la puerta, por balcón o ventana, no inferior en dimensiones a 1'50 metro cuadrado.... La altura de dicha pieza no será inferior a 2'80 metros y su cubicación a 15.... Toda habitación destinada a una familia tendrá, por lo menos, una- cocina y un retrete, y las dimensiones de estos departamentos en planta


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PEDRO FERRER

baja 110 bajarán de tres metros para las cocrnas y ttn metro cuarenta para los retretes, dándoseles ventilt~ción directa al exterior por un balcón o ventana de un mt>lm cnadrctdo como mínimo». ¿Pero es posible que en un país que se estima culto y civilizado se construyan todavía casas faltar.do a esas normas elementales de la higiene? Desgraciadamente sí. T;mlo la casa rural como la casa campesina suele estar bien te;os de reuuir aquellas condiciones de poética y romántica limpieza con que sueñan Jos amantes de la higieue y de la sanidad. A millares existen en las ciudade~ estos antros miserables horribles y asquerosos, que más bien son cubiles, impropios pa~a la vida de seres humanos y racionales. Y cosa semejante ocurre en el campo, en el poblado pequeño y en las poblaciones grandes de todas las provincias de Espaila. ¿Cuantas casas rurales y campesinas españolas serán, si, las que reunan, no ya aquellas condiciones de orientación, de amplitud, de iluminación, etc., que son inherentes a toda casa sana y confortable, sino aquellas otras condiciones higiénicas elementales e imprescindibles en todo pueblo moderno y civilizado para satisfacer las necesidades sanitarias fundamentales de sus moradores? No ya el baño, considerado aun por muchos ¡qué verguenza! como un lujo inaudito, sino la cocina y el retrete cuyas dimensiones mínimas y regltnnentarias


EL SAGRARIO DE LA SALUD

29

dicta la disposición oficidl citada, ¿en cuantas habitaciones rurales dimensiones,

~ino

poseen estas piezas,

ni siquiera una distribución conve-

niente y en a'nnonía modernas? Y

uo ya estas

con la higiene y la sanidad

eso cuando existen esas piezas tan im·

prescindibles para todo el nJundo, pues son innumerable~

las casas que carecen de retrete, siendo el corraJ

vecino o el campo cercuno el que suple sus veces, en tanto que la cocina es la pieza más lóbrega y humosa de la casa. Cuéntasc, a este respecto, una anécdGta gracio· sísima y rigurosamente histórica. Cuéntase que l¡ace no muchos años contrajo matrimonio en Madrid la hija de cierto embajador extranjero con el hijo de uu famoso

expresidente

de

la

República de su

pais; y que efectuada la boda, emprendió la feli~ y simpática

parej<~

el

camino

de

Lisboa, doude

debía embarcarse con rumbo a · los Estados Unidos. Mas sucedió que a consecuencia

de

un incidente

ocurrido en el auto: hubo de deteuerse en cierto pueblo extremeño, y que allí durmieron y descansaron en la mejor fonda. Pero que cuando a la mañ~:wa siguiente pre~untó 11110

de los novios por determinada habitación

reservada, hubo de responderle el fondista, abriendo la puerta, que no existía otra que el corral frontero, recomendando, además, con cierta sorna, que se usara de un palo que había a mano si queria librarse de las voraces caricias de los cerdos que se veían.


PEDRO FERRER

30

Pues bien, esto, por desgracia no constituye en España una excepción, sino todo lo contrario. Así se vive, por lo general, en la mayoría de los pueblos españoles, sobre lodo en los pueblos costeros, en que abundan las casas de los infelices y pobres pescadores, que tan bien describiera la galana pluma del autor de Sotileza. Claro está que no es E~pai'ia una excepción en este asunto, pues casas miserubles, sucias y antihigiéuicas hay en todos los paises; pero, por desgracia, la cultura higiénica y sanitaria de Jos moré:ldores, en pocas naciones tendra uivel medio tan bajo con1o en l11 nuestra; y en esto hállase encerrada la principal clave para solucionar esta cuestión, que con st>gurid11d se resolverá facilmente por sí sola, en cuanto la gente sepa y comprenda

lo que vale y representa la higiene y

sanidad modernas. Cierto que para que esto ocurra en España, hay, al parecer para ré:llo. El probl>:>ma de la vivienda rural y campesina sana, confortable y económica está en Españé:, como tantos otros problemas, en condiciones harto difíciles de poder ser resuelto eu un momento, por muy sabias y atinadas que sean las disposiciones que se dicten, y por buena que sea la voluntad de sus autores. Sin embargo, hay que aplaudir calurosamente todo cuanto esfuerzo se haga para llegar a su pronta y feliz solución.


V

El agua y la salud os son las pdndpales y neresariamente indispel'f·

D

sables medida~ que hay que tomar part~ impedir el desarrollo de enfermedades tifira!': una, la persecución implacable de las moscas; otra, usar pflra la alimenta· ción aguas completam~nte limpias de gérmenes patógenos, esto es, nocivos. Es opinión unánime de todos los grandes especialista, en Medicina preventiva, 1. 0 , que el ¡¡gua que consume una población es uno de los factores que más contribuyen a propagar J¡,s enfermedades infecciosas que llevan el nombre de fiebres tifoideas; 2.", que toda población en que la mortalidad anual por causa de infecciones tificas pasa de una por cinco mil habitantes, es que comsume aguas impuras; 3. 0 , qu~ para evitar el peligro de perniciosas filtraciones, todo


PEDRO FERRER depósito de agua destinaaa a los menesteres domésticos ha de estar alejado por lo menos 20 metros, de letrinas, estercoleros, pocilgas, cuadras. etc.; y 4. 0 , que la depuración de las aguas impuras no solmnente obra de una lll<lilera beneficiosa y tangible sobre la mortalidad por fiebres tíficRS, sino que también sobre la ocasionada por las diarreas y enteritis infantiles, y hasta sobre la producida por congestiones, hemorragias y reblandecimientos cerebrales, bronquitsi agudas, r.eumoniHs y tuberculosis pulmonares. Ninguna de esas afirmaciones es hija de meras lucubraciones teóricas; sino que todas ellas están apoyadas y demostradas por datos y hechos positivos, innegables y ya numerosos, asi en el extranjero como en España. Desje que los abastecimientos de .sus aguas han si do sometidos a una eficaz tsteril ización, la fiebre tifoidea produce en· Estocolmo y en la Haya solo UNA muerte por cada 100.000 habitantes; en Edimburgo, 2; en '· Munich, 3; en Berlín, Viena y Hamburgo, 4; en Londres, 5, en Roaerdam y Dresde, 6,enCopenhague, 7; y en París, 8. C1temos, ahora, lo acaecido en la ciudad · deJ Vendrell (Tarragona) como ejemplo del importantlsimo papel que desempeña el agua en la salubridad de un pueblo. Despaés de una epidemia de cólera sufrida en 1911, dedicose Vendrell a captar sus aguas en buenas


EL SAGRAHIO DE LA SALUD condiciones,

aislándolas y protegiéndolas,

33 de toda

posibilidad de contaminación. Termináronse las obras Hl finali:r.:ar el afio 1912. ¿Cual ha sido el resultado? El promedio de mortalidad anual era ant~s de 1912, el 93'7; después de t912, ha sitio de 75'5; las muert~s por infecciones gastro intestit4ales eran antes, 7'8, hoy son solamente, 4'7; las producidas por giislro enteritis infantiles eran 4'1, actualmente ~'4~ las ocasionadas por bronquitis y pulmonías, as<:ettdían lt 15'4, hoy suman unkan-1ente 7'8; las acaecidas por reblat.dadmientos, hemorragias y congestiones cerebrales, llegabmt a 20'7 en la actualidad solo llegan 11'4. L.a mejora hi'·lrica ha proporcionado, por consiguiente, al Vendrell una gatwncia anual de 18'2 vidas, y ha demostrado bien claramente 1a veracidad de tuta ley general fomwlada por Reincke, Milis y Haten en los siguientes términos~ .:Que por cada muerte de fiebre tifoidea qne la. depuración hídrica suprime, se evitan también dos o tres deflmciones derivadas de otras enfermedades•. ¿Pueden esos C~Jnocimientos aportar alguna utilidad a nuestro pueblo? <;reemos que si. En Andr&itx, durante el decenio 1917-1926 hemos tenido, por una parte, 43 def11nci<lnes por infecciones g~stro intestinales y Fiebres tifoideas; y p·o r otra parte, tenemos que son muchos los pozos y cisternfts que se hallan a pocos metros de los depósitos de inmundicias. Ambos hechos inducen lógicamente a presumir que en Andraitx se bebe agua contaminada y que, por lo tanto, serfa de


PEDRO FERRER

34

!:lita conveniencia someter todo lo que se destina a la alimentación, a la esterilización más completa posible, aunque no se pueda demostrar por medio de los análi· sis bacteriológicos que las mencionadas infecciones sean de origen hídrico. Además en Andraitx, ha habido en el mismo citado decenio, una mortalidad superior a la natalidad,(1 .064 nacimientos y 1.140 defunciones,de las cuales 146 corresponden a niños menores de 5 años). Ahora bien; si la pureza de las aguas influye beneficiosamente como se ha visto en la mortalidad general ¿no convida ese último dato o proceder sin demora alguna a su perfecta depuración? Añadamos para concluir, que los modernos procedimientos de depuración por' el cloro, utilizando los preparados especitlles que varias casas han lanzado al comercio (caporit, cloraminas, agua de javel, etc.), son según se dice de verdadera eficacia, facil aplicación y reducido coste.

Y, añadamos además, para mayor

seguridad un consejo: que no se coma ftutas y horta· lizas sin sujetarlas antes a una esmeradísima limpieza.


VI

Los tres fines ALUD, éxito y dicha son los tres fines-dice el doctor Víctor Pauchet-perseguidos por los seres humanos. Pues bien, esos tres fines pueden ser alean· zados por cualquiera persona siempre que adopte los procedimientos necesarios y adecuados prescritos por la Higiene, empeza11do por el triple baño matinal. La higiene manda a todo hombre que quiera con· servar y mejorar su salud, comenzar su jornada con un baño de agua, un baño de aire y de luz y un bmio interno, que es lo que constituye el mencionado triple baño matinal. 1. 0 -UN,BAÑO DE AGUA-Se puede escoger uno de los procedimientos siguientes: Un gran b11ño calien· te; un tub frio o tibio; una loción; una ducha, o la aplicación de una st.:rvilleta mojada, o más sencillamen·

S


PEORO FERRER

te la a)licación de la mano mojada sobre fa piel de cada parte del cuerpo de modo Hislado- basta un tazórJ de agua-; lo ~::sencial es aplicar el agua sobre la super ticie de la piel. Hay que mojar la piel de todo eJ cuerpo desde Jos pies hasta la cabeza, enjuag:use luego con fuerza, secarse por medio de fricciones violentas y terminar con un masaje. 2. 0 -BAÑO DE AIRE-Lo mejor es .vivir lo más posible al aire libre, dormir con la ventana abierta y tener siempre bien ventiiHdos Jos aposentos. Si esto no puede ser o no se quiere hacer, es conveniente que al levantarse sea inmediatamente abierta la ventana(si ~e temen las miradas de afuera, con poner una cortina queda el mal remediado), y con la vcntm1a abierta practiquense las labores dPI aseo y ejercidos de gimnasia respiratoria. Delante de un e:>pejo, con el torso desnudo, la cabeza bien derecha, el cuerpo en una suelo, brazos -ble; se

posición correcta y bien plantados sobre el respírar lentamente por la nariz poniendo los en cruz y echándolos hacia atrás lo mas posi· mantiene la inspiración inmóvil durante Hlgunos

instantes, y luego se espira lentamente también por la nariz, echHndo los brazos hacia delante o poniéndolos sobre los muslos. Conviene repetir unas diez veces seguidas ese ejereicio. Hay que aprender a respirar profundamente y a expulsar por completo el aire contenido en los pulmones. La respiración purifica la sangre por medio del oxígeno, expulsa el ácido


EL SAGRARIO DE LA SALUD

37

carbónico y al propio tiempo excita de un modo directo las glándulas de secreción interna que ase¡;uran la salud. Por mediación del diafragma, una buena respiración realiza el masaje de Jos órganos abdominales y obra sobre el hígado, la seneción biliar, el intestino y el rit'lón; combate el estreñimiento y facilita las digestiones, destruye las toxinas y destruye los residuos. Una buena respiración, en fin, forütlece a los débiles y hace adelgazar 0

3. --:-BAÑO

a los

gordos.

INTER:-10-En cuanto uno despierte

conviene beber a sorbitos un vaso grande de agua y permanecer acostados algunos insttJntes. Hacer, luego gimnasia

abdominal. De los ejercicios de gimnasia

abdominal, el más útil, el más eficaz, cuando se padece de estreñimiento, es el que lleva el nombre de reptación, que se practica del siguiente modo: Acostados de bruces, con las manos detrás de la nuca o cruzadas detrás de la. espalda ,levantados los pies, sin doblar las rodillas, teniendo el cuerpo la forma de un arco de círculo que descansa sobre su vértice en el suelo, se va avanzando progresivamente, inclinándose a la derecha y luego a la izquierd11, y nada más que por los movimientos de los músculos del abdomen, alrededor del cuarto. Como es fácil comprender, es ésta gimnasia algo fatigosa, pero no puede negarse que resulta, como hemos dicho, altamente beneficiosa para combatir el estreñimiento. Creemos que las molestias, ora ligeras ora pesadas, que la Higiene impone, bien merecen ser sufridas


38

PEDRO FERRER

ya que por medio de ellas nos concede la salud, eJ ĂŠxito y la dicha, fines a que aspira toda persona de entendimiento normal.


o

VII

Baños de mar

P

ENSAMOS que ha de ser de alguna utilidad reme~ morar las principales reglas que para el uso de

baños conviene tener en cuenta. Son las siguientes: HoRA DRL BAÑO.-Los baf\os de mar se deben tomar, según el calor, o por la mañana o de~pués del mediodía.

Si

por la mañana, báñese poco tiempo

después de haberse levantado y de haber dado un pequeño paseo; siempre antes de sentir apetito, comiendo, empero, cuando se haya salido del baño. Si se toma por la tarde, no se olvide nunca que precisa haya un intérvalo por lo menos de dos horas er.tre la última comida y el momento de la inmersión en el mar. Debe prohibirse terminantemente a los niños bañarse durante el anochecer.


40

PEDRO FERRER DEL EjERCICIO ANTES DEL BAÑO.-Puesto el traje

de baño, se paseará algunos momentos en la playa, a fin de equilibrar la temperatu•a del cuerpo con lrt del aire que le rodea. No deberá pasearse más que el tiempo que sea estrictamente necesario pHra perder el exceso de calor que le haya proporcionado la marchH o el ejercicio, poniendo mucho cuidado en no esperar a tener frío para entrar en el mar. Vale más hacerlo teniendo un poco de calor que te11iendo frío. Está perfectamente reconocido al presente que no hay nin· gún peligro en sumergirse en agua fría cuando se tiene calor o se está sudando: el uso diario de los baños rusos y turcos es una prueba concluyente de ella. No es al estado de calor y de transpiración a lo que hay que temer, sino a la fatiga excesiva. MANERA DE ENTRAR EN EL AGUA.-Se entrará en el mar corriendo, haciendo saltar el agua sobre si y a su alrededor. y zambulliendo el cuerpo tres o cuatro veces en el agua. DEL EJERCICIO EN EL BAÑO.-El mejor método dt: bañarse en el mar consiste, sin disputa, en nadar. Si

110

se sabe nadar, se deberá hacer durante el baño

el mayor movimiento posible, a fin de d:sminuir la propensión al enfriamiento que siempre se experimenta en el mar, y que puede ser causa de que el bailo no puede tener la duración que se desea. Es necesario evitar de un modo absoluto es~arse en el mar de pie, con el agua hasta la cintarA y el resto del cuerpo


EL SAGRARIO DE LA SALUD

41

w descubierto, después de que ha sido mojado. Cuando se toma un baño de mar, no debe olvidarse que el cuerpo ha de estar constantemente, o casi constantemente, ene/ agua. DURACIÓN DEL BAÑO .-En general la duración del baño de mar debe ser siempre corta, y ha de serlo tanto más cuanto más jóven y debil se sea, y sea la temperatura del agua o de la atmósfera menos elevada,

y la superficie del mar más agitada. Los débiles y de corta edad, deben permanecer en el agua sólo de uno a tres minutos; pero si se encuentran en buenas con· diciones de salud, la duración del baño podrá ser de t:res a cinco minutos, y se podrá aumentar gradualmente

tl

esta duración a medida que el uso de los baños vaya fortaleciendo el organismo. Se puede decir que, de \¡ un modo general, lo prude-nte es sal ir del mar, cuando 1 '

después de un bienestar bien manifiesto, se siente ulgún escalofrío. SALJDA Dij:L AGÜA¡-AI salir del mar, hay que enjugarse muy ligeramente con un lienzo y vestirse; l

"

y ya vestido, hacer un poco de ejercicio hasta experi· mentar una 'agrad~ble sensación de calor. Bajo ningútt ' l \ ,. • pretexto l'~ meterán los niños en la cama al salir ' .! : ' del bnllo. ,. ~

EDAD A QUE PUEDEN LOS NIÑOS TOMAR LOS BAÑOS DE MAR.-Salvo raras excepciones, que serán 1

siempre indicadas por el. médico, lo& niños menores de tr.es años no deben tomar baños de mar, pero si pueden

.


PEDRO FER RER

42

toma; con grau provecho buños de aire de mar, corriendo y j 11gando en la arenn de la playa. Sobre todo, que jmnás se zambulla a lus nil1os en el mar por sorpresa y a v iv:¡ fuerza. Desde los más remotos tietnpos se lia creido que el mar es un poderosío;imo remedio para muchas de las enfermedades del hombre. Cite1110S

unicamente

la opinión de dos sabios contemporáneos. Para Robín-autoridad enJilletJte-«el clima marítimo es u:: medio capaz de modificar ios temperamentos hereditarios o adquiridns, y de lAvar las taras mórbidas latentes en el organismo llll111anor,. Y paré~ Landouzy -otra autoridad no menos elllinellte- «ti O .:s exagerado el decir q11e todn esa legión de 11il'í<1 S débile~, r~Jquíticos, linfático~.

adeniticos, afectos cíe escrófula

frustrada o confirmada; que todos los degenerados distróficos, hijos de tuberculosos y de alcohólicos fáci'les a adquirir todas las miserias y conh1gios; que ·toda esa legión de mnenazadcs y candidatos a la tuberculosis, con la estancii:l prolongAda en el mar se producirían maravillas, resol viendo imfartos ganglionares, modificando les modalidades nutritivas, así como las otras actividades funcionales del orgunismo, couvirtiendo, en una palabr11,

a nifios débiles y enfermizos en individuos

transformados en su constituc:ón y temperamento. No obstante, conviene no olvidar que los baños de mar tienen también sus contra-indicaciones, por lo que

todo

enfermo que quiera tomarlos, le será

may útil


EL SAGRARIO DE LA SALUD

43

a11tes de hacerlos consultar su caso con el médico, De todos modos, dig<llnos con el ilustrado médim mallorqnín Gimenez Oliveros, tres factores aereoterapia, rapii:!,

q11e

constituyen

•que la unión de los

balneoterapia y heliote-

la

talasoter1:1pia

integral,

forman 11na triada fisioterapie<:t altam ente beneficiosa para la infanci¡¡; siendo muchas

y <lSombrosas

IHS

cura·

dones conseg11idas cun la sola aplicación metódica de los elementos natur1:1les, que ·pateuliZélll de un modo fehaciente lo muy pvllerosa arma terupéutica que es la climatolerapia marítima.


• •

.

.

..


Vlll

·Hig(ene · · alimenticia asentar varias perogrulladas, a saber: que la alimentación constituye la base fundamental de todas las funciones orgánicas; que sin la introducción de alimentos, capac':S de transformars., . en calorías y de mantener en actividad los cambios mttritivos, la vida seria imposible, que el hombre ne· c~sita tomar del medio ambiente materiales que, al transformarse se convierten en nuestra propia subs· t~ncia y en materia de nuestros propios tejido~; y q¡te, en fin, los grandes ayunos !>ólo son posibles de

E

MPEZEMOS por

fqrma transitoria. El hombre, como todos los seres vivos 1 destruye una parte dt:: substancias y gasta cierta cantidad de energfas en forma de calor y trabajo mecánico 1 siendo la alimentación lo que va a reparar esas pérdidas.


PEDRO FERRER

46 Re presenta,

consig1lie nt ement e,

la

al imentación el

primer tramo de las fu nciones de nutri ció n.

Pero si para viv ir es

i tHlispe n s<~ bl e

el comer , bnE'no

es tatnh ién qu e se se pa y que se ten g a sie mpre pre· sent e, que el come r

H

lo ttlll hm y sin t ou ni sen lleva

muchos y serios inconv eni ent es y peligro s. En buena higit'ne ali ment icia h <~ y que part ir de cu atro principios tlllldélmenta les: 1.0 - Qn e la al imentación sea apropi,1da a I:J eda d y

circunstancias del

ind ividnb (la aLmenlación del niño recién nacido ha de di¡t'rir de h1 del niño des teb to, la de éste de la del niñ o de c11<1 tro

r)

cinco añus, y la del hombre joven de

l a de un. ancia no). 2. 0 - Que sea variada, puesto que para repHr<tr las pé rdidas de los tejidos se requieren productos el'" diferen te o~ ige n y composición. 3."-Que sea s.'•!la y suficiente. Y 4.0 -Q tle los alimentos no pu eden perjlldic<~r por ddecto ni por exceso, por ser ingeridos

de

modo

desordeuado

y

por arrastrar

subst anciéiS pernic iosí:ls . E l noventa po r ciento de las enfermedades pro· vien en de una alim emación defectuosa, <ilimentación qu e, precisn mente por ser defectuosa, conduce al uso de los excita nt es , al alcoholismo, al tabaquismo, al carn ivorismo y a la sobrealimentación. «El hombre cav a su tumba con los dientes". «El hombre no muere, se mal a» . Se ha dicho, además, que con el vino por padre , la buena comida por madre y Venus por nodriza, se


EL SA.GRAH!O DE LA SALUD

47

tienen niños gotosos. Pues a parte de la gota, del reumatis111o

y de la

dir~b e!es,

se puede asegurar que

con los errores y excesos en la alimeutación se CJdquie· ren tamhiéu enfermedades de los riñoues, del estómago, del corazón

y de los V?.Sos, la escrófula y

d vtce~

la

tisis pulmonar, el rac¡ui~ismo, la jc~queca, el <~sma, las neuralgias, muchas enfermedades dt: la piel afecciones

de los dientes, enfermedades nerviosas, y, sobre todo, la neurastenia, que cada día 1mís abunda. Todas esas enfermedades

son, puede decirse, obras del hombre,

y que es preciso pouer en oposición. como hac!Hn los antiguos, con aquellas q11e son obra del destino como ocurre con ciertas epidemias. mucha frecuencia

ét

Y

auu éstas se deben con

nuestra ignoranciH o al abandono

de f¡.¡s leyes de la higier.e. CuHndo los alimentos de que se hare uso carecen de vitaminas (substancias mente

determinadas

todavía

in'>uficienlelllente

químicamente,

pero que está

probado son indispensables al crecimiento del animal joven

v al

equilibrio del adttlto), sobreviene el escor-

buto, ~:1 beriberi, la pelagra y el raquitismo. Las carnes y pescados pueden ocasiomw la tuber· culosis, el carbunco, el muermo, las infecciones intesti· tinales, algunas intoxicaciones, la triquinosis y todas las clases de tenias. Los veterinarios son los llamados a evitar estas enfermedades vigilando e inspeccionando cuidat.losamente las reses, antes y después de sacrifi · cadas, realizando en todos los casos sospechosos

las


48

PEDRO FERRER

investigaciones necesarias. Los peces pueden transmitir el Botrio céfalo lombriz del intestino delgado que llega a tener de 6 a 8 metros, y Jos embutidos ocasionan un estado patológico llamado Botu/i.~mo. No son pocas tampoco las intoxicaciones e infec• ciones que pueden causar los alimentos vegetales: el trigo con cizaña o con tizón, léts patatas, la nuez moscada, los hongos, las arveja~, el maiz. el cornezuelo de centeno, etc. Añadamos, además, que el tifus, el cólera y la disentería se propagan con gran frecuencia por el intermedio de hortalizas, verduras y frutas. No estará de más terminar este artículo rememorando y divulgando algunos de los consejos que dicta la hi~iene de la alimentación. Ellos son: no comer sino cuando se tiene apetito y sólo los alimentos necesarios para satisfacerle; no tornar más que tres comidas al día: una coruida de frutas jugosas por la mañana, una comida ligera por la noche y una comida más copiosa a medio día; no comer nunca carne por la noche, entendido como carne también ICJ salchichería, el pescado y la volatería; abstenerse de las pastas, conservas de carne o de pescado, o caza pasada y entremeses; beber agua al levantnrse por la mañana, ya sola ya añadiéndola zurno de limón o zumo de uvas que se vende en el comercio; comer muy lentamente, masticando con ' cuidado hasta las sopas, los caldos y la leche (un ali· ' 1 mento muy masticado queda ya digerido a medias); '

· · ' '


EL SAGRARIO DE LA SALUD

49

observar durante la comida un humor alegre, decir cosas divertidas, y nunca discutir ni disputar (el buen humor y la actitud sonriente y cordial son un t贸nico soberano para el apetito) no comer demasiado ni demasiado poco, y no beber sino al final de la comida ....



IX

Una vieJa cuestión

V

IEJA y m~tchas veces discutida es efectivamente

la cuestión referente al modo de alimentadón más conveniente: ¿es la animal, la vegetal o la mixta? Sabido tS que esta última es la alimen~ación ha· bitual de todos los pueblos civilizados. Y parece que ella es la que correspond~ a la anatomía y a la fisiología de los órganos digestivos del hombre. La dentadura del hombre está dispuesta en condiciones especiales para la alimentación animal, sobre todo de las carnes, pues posee caninos como los carnívoros y los molares difieren mucho de los que poseen las especies her· bívoras. Si se atiende a la longitud exagerada del tubo digestivo, podría pensarse que el hombre perte· nece al grupo de estas especies; pero estudiando detenidamente las condiciones de las diferentes glán·


52

PEDRO FERRER

dulas y sus jugos secretorios, se demuestra que no dispone de fermentos para atacar la celulosa y partes duras de los vegetales. No puede negarse, sin embargo, que la alimentación pununente vegetal ti ene numerosos partidarios: los vegetarianos, los cuales se dividen en dos grupos: los ortodoxos, que rechazan sin distinción todos los al Lmentos de origen animal, y .los liberales, que autoriz~:~n el uso de los productos procedentes del reino animal, siempre que sean obtenidos sin matanza de Jos animales: miel , leche, manteca, quesos y huevos. Muchos y potentes so11 los hechos, dichos, ejemplos y razones que exponen, aducen y al egan en pro de su doctrina y sistema, los vegetarianos. En IH antigua Grecia, dicen, se educaban los jóvenes destinado's a la profesión de atletas, sometiéndolos desde la infancia a un régimen compuesto de nuec~s , higos, quesos, pan basto, sin vino ni bebidas espirituo· sas de ninguna clase; los hombres 111Ís fuertes y vigo· rosos de Francia son los que en algunas regiones (Córcega, Limousin y Bretaña) hacen uso de la alimentación vegetal; el túnel dt San Gotardo pudo ser perforado gracias a la fuerza y resistencia de los trabaj¡¡dores italianos comedores de polenta; los obreros más fuertes de Inglaterra proceden del Norte, de Lancashire, y de York1hire, los cuales se alimentan con pan, pttdhings y harina; en Rusia exi5tian obreros rudos, en los tiempos .del imperio, que trabajaban dieciseis horas


EL SAGRARIO DE LA SALUD

53

odtarias, viviendo sólo de legumbres, leche, pan negro y ajos; los trabajadores y !Jarqueros egipcios no comen más que melones, cebollas, habas, lentejas, dátiles y m~:~iz, y lo mismo sucede en los aguadores y barqueros de Constantinopla y en los mineros de Chile; en Jos Estados Unidos se pudo concluir el ferrocarril del Pacf· ftco con obreros chinos, que solo se alimentan con arroz; los habitantes del Himalaya son hercúleos y tam· pGco usan otro alimento; y, finalmente, hay pueblos in· dios que se alimentan exclusivamente de arroz, y no obstante, pueden aHdar quince y veinte leguas diarias, por espacio de tres semanas. Y si miramos la cuestión- añaden los vegetariános- desde el punto de vista del trabajo intelectual y . d,e la moralidad, encontraremos que gran número de pensadores y de escritores, tales como Neuton, que mur ió a los ochenta y cinco Años, componiendo su Optica; Fontenelle y Chevreul que vivieron más de cien años; Montyon, Bernardin de Saint Pierre, Franklin, Voltaire, J. J. Rousseau y Michelet, ejemplos notables de longevidad; el célebre Curnaro que murió de más de cien años y escribió Mt historia cuando ya tenia ochenta y seis. Patricio O'Neil, muerto a los ciento trece años y siete veces casado; se habfan todos ellos alimentado únicamente de vegetales por un espacio de tiempo más o menos largo. Pueden, además, ser tam· bién citados como notables ejemplos de longevidad, y de sumisión al régimen vegetal, los trapenses y cartu-


54

PEDRO FERRER

jos que sutumben casi todos de vejez muy avanzada; al apóstol Juan, a Pablo el hermitaño y !l San Antonio que murieron a la edad de noventa afios, de ciento cinco y de ciento trece, y a no pocos Santos y Padres de la Iglesia. Pasando luego al estudio de la influencia que el régimen alimenticio ejerce sobre la moral, hállanse los vegetarianos con que setecientos años antes de jesu· cristo ya Homero pintaba la ferocidad de los Cíclopes, comedores de carne, v la dulzura de los Lotófagos, comedores de lotos; que todos los salvajes son crueles, y que esta crueldad se debe más a los alimentos que a sus costumbres; que los perros guardianes son tanto más feroces cuanto más carue cruda comen; que los cerdos alimentados del mismo modo se vuelven también ruine!i y feroces, y que la criminalidad es mayor en los pueblos que abusan del régimen animal. Más aún han observado; han observado que el abuso del régimen animal produce muchas veces enfermedades cutáneas, mientras que el régimen vegetal da frescura y brillo a la tez. Las muchachas de Capri, escribeu, sou graciosas, amables y alegres; trabajan rudarnente y sólo comen frutas y legumbres. Los ahorfgenes de Chile y del Perú, vegetarianos, eran hombres arrogantes y apacibles, y las mujeres conser· vaban la frescura de la juventud más allá de los sesenta años, en cuya época podían todavía concebir y ser madres. Y que los rudos trabajadores de las


EL SAGRARIO DE LA SALUD

55

riberas del Nilo, que no comen siüo harina de mafz o de sorgo, son admirados por su belleza plástica. Claro que todo eso maravilla y atrae. No negamos su certeza. Admitimos además, que la alimentación animal, cuando de ella se abusa, no es alimentación, sino un continuo envenenamiento. Más no pretendamos poner a la humanidad a pan y agua. No olvidemos que desde los tiempos más remotos, el hombre se ha dedicado al pastore~, a la caza )' a la pesca, y que para la alimentación y satisfacción de sus necesidades orgánicas, ha venido siempre utilizando los animales, los peces y los productos de ell~s derivados.


..


X

Del pan y de1 arroz

L

A

base principal de la H~imen~adón es en Mallorca

y scbre todo t:~J el campo, -el pan, un poco de

g rasa y el D EL

ano~,

'PAN.-EI pan, desd-e tiempos

inmemoriales~

e s el principal alimento del hombre~ especialmente del lwmbre letit.o. No tiene nada de extrafto. La composición del trigo (1111 20 por 100 de substancias proteicas, l6 por 100 de f~cula y un 2 por J'(() de substancias minerales) da idea de lo muy alime11tidón q11e hau de ser los productos de él derivados {el pa11, la decocción o tisana de cereales, etc .) Las diversidades de clases de pan provienen de lA calidad de la harina con que se coufecciomm y de la adición de levaduras. El pan fino, blanco, que puede ser llamado de lujo, elaborada con harina de trigo muy 1111


58

PEDRO FERRER

cernida, es escaso de gluten y de fósforo, lo que no ocurre con el pan hecho con harinas menos depuradas. Está demostrado que el pan moreno y el pan llamado integral, desde el punto de vista de su~ componentes, son más ricos en materias azoadas y fósforo que el pan blanco, fino o de lujo, si bien su digestibilidad no resulta tan perfecta. No debe, en efecto, abusar!\e del pan integral, pues con su abuso pweden sobrevenir diarreas, flatulencias y dolores intestinales, por lo que se recomienda a los que de él ten~an que hacer uso (los enfermos de estreñimiento inveterado), que lo empleen de un modo discreto y alternándolo con el pan blanco. Las aplicaciones del pan en materia de cocina son numerosísimas: sopas de pan, pan tostado añadido como aderezo a los purés y salsas, pan rallado, torrijas dulces hechas con pan, rellenos hechos con rniga de pan, polvo de galleta, que al fin es pan, para rebozos de croquetas, pescados etc .• etc . .' Por lo que queda dicho más arriba, las sopas de pan moreno convenientemente tostado, serán más nu· tritivas que las hechas con pan blanco, a pesar de que su digestión, sea, repetimos, más labGriosa, dato que nunca se ha de olvidar en materia de higiene alimenticia. Para los demás usos de cocina se suele emplear el pan blanco; más conviene procurar que no sea duro o atrasado, pues pierde en estas condiciones también su digestibilidad, aunque haya cocineros que crean lo


EL SAGRARIO DE LA SALUD

59

contrario.

Los cocimientos de cereales, llamados también caldos o tisanas de cereales, se confeccionan con varios de ellos; pero comunmente entran el trigo, la cebada. la avena, el arroz y el maíz, previamente quebrantados y tostados (una cucharada

gr~nde

de cada uno), deján-

doles cocer en agua hirviendo.(unos dos litros) hasta reducirse a menos de un litro. Estos cocimientos resultan muy higiénicos y nutritivos

por

conten~?r

asimilables, lccitinas,

en

disolución y facilmente

albúminas fosforadas, sales y

materias amiláceas. Se apela a ellos con mucha frecuencia, como base de alimentación en ciertos estados gastro-intestinales, y aun en plena salud, confeccio· nando sopas de excelente gusto y muy confortantes. En clínica infantil prestan muy apreciablés y útiles servicios. El agua de pan, o agua panado, tisana favorita de la medicina anliguct , se prepara hirviendo una corteza de pan, tostada a las brasas, en un litro de agua; se cuela y se administra en frio o en caliente. Es conside rada como bebida refre.scante y nutritiva, y que puede servir de vehículo a otros alimentos, aumentando asi sus cualidades nutriticias {leche , huevos, etc.). Para mejorar su gusto, se les puede añadir, según se dice , unas gotas de ~:~ceite durante el hervor. Las pastas alimenticias a base de harina de trigo y otros componentes (leche, huevos, manteca), resultan


grata~

a1 paJadar y de digestión r.á:¡:.ida·, L'l'~.~~d~e mucho en cocina dit:'létit'a, pero que conviene que e:'lel~ llée"cocidas,. par;¡ que set.n bromatológicamente sauas. Las torrijas de Santa Teresa son est:madas como lllli buen postre . DEL ARROZ.- P 'M a que resulte el arroz nn alimento sa:oo, es preciso escoge¡r)o d~l mismo año, de color blanco, granado , limpio y seco, y que no huela a tierra ni a moho. Aanque considerado general menf e corno substancia nmy mttritiva, dada s11 b11ja tasa de malt.>rias azoadas. sn valor nutritivo ha de ser muy redncido. lo cual no quita que sea nn alim~nto altamente sabroso y saludabte. El arroz, tan facil de digerir, si ha sido sometida> sólo a una breve cocción o z un exceso de condimentación, ¡mede resultar pesado para el estómago. Conviene tener muy en cuenta en asunto de cocinn higiénica, que el arroz reducido por una cocción prolongada en granos de almidón, es mucho más nutritivo y más sano para el aparato digestivo, que ell todas las demás formas de preparación culinaria conocidas. De los muchos y suculentos platos que con el arroz se confecciouan-¿quién desconoce el deleite de saborear un arroz con pollo, convenientemente :sazonado?-en dietética higiénica o terapéutica debe hacerse tabla rasa de gran número de ellos, y quedarse únicamente con el arroz blanco (arroz cocido en agua durante mucho rato y sazonado con aceite de oli\!a en


EL SAGRARIO DE LA SALUD

6f:

en el momento de comerlo) y el cocimiento de arroz,. cuya agua de cocción viene a ser una tisana tenida

y astringente, de frecuente uso tn la dieta de infecciosos, febricitantes y

como

demulcente,

afecciones

gastro

corroborante

intestinales.

En la insuficiencia

hepática, el arroz, asi como otros cereales y legumbres, dícese que

sientan muy bitn. Y, finalmente, bien

sabido es que el arroz con leche debidamente confeccionado, es

1111

postre de suma exquisitez.

No puede negarse que una atimenteción a base de pan y de arroz puede tener sus ventajas; pero htmpocO< puede nrgarse que puede tener sus inconvenientes. En una conferencia pronunciadu en el Ateneo de Palma y con fino e irónico aticismo, decía el joven y culto médico D. Lorenzo Villalonga «que si en Mallorca no se comiera tanto pan y, en cambio, se comiese más carne. las mqjeres no estarían deshechas en plena juventud, se habría ha tiempo terminado la Casa de Correos, tendríase agua camtlizada y el Ayuntamiento no sentiría pánico en lanzar empréstitos y abrir gnmdes vías». En una pHhtbra: que con más carne y menos pan en la· alimentación, Mallorca no séría la Isla de la calma. Corolario:

Que es bueno usar de todo, pero-

que también es bueno no abusar de nada. Ne quid nimis (de nada demasiado) dijo ya Terencio. Atengámonos a esa tan vieja como ~abia sentencia.



XI

Frutas y hortalizas N el maravilloso plan de la Natm·aleza, las frutas y otros vegetales confieren muchos beuefícios a la Humanidad~ estim\slan E:l apetito, por cuanto agradan a l a vista v al pafadar, y nutren el cuerpo al mismo tiempo que lo limpian de los desperdicios que se awmulan en los tejidos. Los efectos saludables de las fruta5 y de cier!os vt:getales se han demostrado de tal modo, que muchos de ellos poseen propiedades verdaderamente medidmiles, pues no éSCasean los ca:;os en que se han dectuado sorprendentes curaciones con el sólo empleo de un determinado régimen alimenticio de esos productos de la Naturaleza. Creemos en virtud de ello, que ha de ser de no poca utilidad divLllgar el conocimiento de las grandes

E .


PEDRO FERRER cualidades que poseen .algunas frutas y hortalizas. Los limones limpian y purifican la sangre. El jugo de una mitad de un limón en nn vaso de agua fresca, tomado en ayunas, una media hora antes del almuerzo, es un suave laxante a la pHr que un tónico general, Lé!S naranjas actuan beneficiosamente sobre los intestinos y son sumamente ricas en vit~:~minAS (principios reconstituyentes de gnu:d!simo valor). Contienen s-ales también de alto valor nutritivo, y es su pulpa una celulosa de fácil digestión. Su jugo es un poderoso eliminador del ácido urico. Lll cidra o toronja tiene un valor medicinal algo semejante a la quinina. Favorece mucho la buena digestión de los alimentos y resulta beneficiosa en las afecciones bronquiales y pulmonares, La manzana está cor:sideraaa como la más saludable de las frutas. Es eficaz para corregir el estreñimiento crónico. y constituye un excelente alimento para el cerebro y los nervios. Los melocotonés son ricos en hierro. A las personas anémicas les c01ivendr!a comerlos en abun· dancia. La piila ayuda poderosatnel1te a la digestión. Las ciruelas, pasas, ·asi como los dátiles, son un remedio agradable para tos individuos que padecen estreñimiento habitual. La aceituna es una de las más valiosas de todas las frutas, tanto como alimento como por su valor


EL SAGRARIO DE LA SALUD

65

terapéutico. Es, no solameute un condimento agradable, sino también un verdadero alimento de reparación. La patata contiene casi todos los elementos inorgánicos del cuerpo, y sus sales de potasio son buenas para los nervios y los músculos. La remolacha se recomienda para hacer nueva la sangre y como tónico de los nervios. La coliflor contiene la más alta proporción de fósforo entre todos los vegetales, por lo que debe considerarse útil para los niños durante su crecimiento. La lechuga se considera como remedio eficaz para la nerviosidad y el insomnio; pero se considera aun mejor para esos tan molestos achaqt¡es, el apio, crudo o cocido. El espárrago es bueno para los riñones. Los pepipos son ricos en fósforo y en sales de potasio, y si se comen en abundancia, dícese que tienen la virtud dt embellecer el cutis, pero dícese también que para conseguir ésto último la zanahoria es todavía mejor. Ningún otro vegetal-según se asegura-es tan poderoso como la zanahoria para limpiar un cutis terroso, particularmente cuando se come cruda. Para la postración de fuerzas ningún vegetal puede recomendarse más altamente que la espinaca. No solamente está en primerA línea cou respecto a la proporción de hierro, sino que tiene un efecto sumamente beneficioso sobre los intestinos y los riñones, no habiendo nada más eficaz que ella para barrer el


PEDRO FERRER sistema de a{:umula€iones de corü:jo de mllles.

toxinas

(:"On

srt fargtJ

La cebüfla, tan dcsdeilfada por su vt~lgaridad entre fas personas tlltrafinas, tiene un alto valor terapéutico, pues actúa como estlmnlaote sobre los }t~~gos digestivos; es un laxante suave y srrve para limpiar el organismo. Pero sobre todo lo dkho está ta ttva moscatel~ reconstituyente por excelencia, nutritiva y sedante de) sistema nervioso, de resuHados magniftcos como alimento de ahorro, en la astenia y neurastenia. En d·efecto de fa uva fresca, se la puede sustituir, hasta con ventaja, por la pasa procedente de ella. Larga es ya la lista; sin embargo, se pueden aun añadir la~ setas, por cuya ·composición química se aproximan más que ningttn otro alimento vegetal a los productos de origen animal; las trufas, muy ricas en principios sabrosos y aromáticos; el ajo, muy recomendado para las enfermedades bronco·pectorale~ crónicas, por sus compuestos sulfurados; la banana (plátano), tan rica en cualidades alimenticias; los nísperos y membritlos, dotados de virtudes astringentes; el tomate, la acedera y otras legumbre ácid11s y salinas, abundantes ~~~ sales tan neeesarias al cuerpo como los alimentos orgánicos, etc. etc. Añadamos, ahora, para concluir, 1. 0 , que ras eualidades organolépticas de las frutas y hortalizas varian mucho según los climas y Jos cuidados del cultivo, siendo las más sabrosas, las más dotadas de


EL SAGRARIO JJE LA SALUD

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aroma, las más d-ulces, las qu~ se recogen en los climas templados., en donde la maduración, no está favorecida por un calor demasiado fuerte; y 2."', qt1e si «na proporción moderada de frutas y hortalizas maduras puede ser muy favorable a la salud, en cambio t.m consumo excesivo y casq \!Xdusivo de ellas 110 puede proporcionar más que in{:onvenientes. Su exceso de agua, la .acider: de St1S jugos., la dispesidón de estos jugos a la fermentación y la cualidad indigesta de los tejidos wegetales pueden pmvGcar la f¡¡tiga de los órganos digestivos.



XII

De la . naranja

E

L :naranjo es un srbol de privilegio:

como es

sabido, sólo vegeta bien y produce estimados fru-

tos en las zonas de !nviernos plácidos. Sus hojas, expuestas durante todo el año a los rayos de sol y magníficamente doladas para sus funciones vitales, sustraen del astro rey energías que acumulan y con· densan en sus preciados frutos. El naranjo necesita del sol durante todo el año para que sus frutos llt>guen a un grado completo de sazón. No deja un sólo momento de aprovechar las energías solares para transformarlas y acumularlas ea su savia. Por eso, la naranja es el fruto que dispone de más poder

energético y estimulante

para

la~

glándulas de secreción interna, debido a la cantidad

y calidad de vitaminas que encierran almacenadas en


ro

PEDRO FERRER

su pulpa.

Una buena nuranja en plena

~Hzón

representa

la suma de cantidaddes enormes de energías solares que las hojas del ll<Hélltjo recibieron durante todo el año. La naranja, para los qae comen alimentos desvitafizados y pélra los que viven fuera de las influencias directas del sol, representa un cúmulo de energías de todo punto indispensables para di'>frutar de plena salud. En una pai<Jbra, la naranja solea nuestro organismo y exalta la vida, y asi como en donde entra el sol

110

entran los médicos, el que come buenas naranjas no ha menester de medicin<~s. No es extraño, pues, que d~das sus excelsas virtudes medicinales, se haya llamado a la naranja el fruto de la salud. La Iwnwja, aparte de ser un alimento de calidad por sus vitaminas, adúa en el tubo digestivo como el más poderoso e inofensivo desinfectante. El zumo de la naranja es Utl formid11ble bactericida de la flora bacteriana dariina de los intestinos, a la par que proporciona al organismo los elementos biogenésicos y energéticos necesarios para alimentar nuestras defensas naturales, y con ello defender la SAlud y luchar con éxito

cor.tra

los agentes funestos productores de

enfermedades. Débese, por lo tanto, ser considerada la naranja, no tomo una golosina, sino como un fruto de la madre ti~rra tan importante como el mismo trigo para la vida del hombre. Preocupa hoy a todos los paises civilizados el


EL SAGRARIO DE LA SALUD aumento progresivo de cancE-rosos que

71

desd~

hace

algunos años se observa en todos el~os. Creen distinguidos

m~dicos

intime~mente

que la génesis de ese aumento está

unid 11 al consumo de productos desnatu-

ralizados por la industriH, al abuso de conservas y a la ingestión de la tnHyor parte de los alimentos prepara· dos por la acción del calcr, todo lo cual, debilitando al humbre en sumo gr<: lL>, a¡.arte de acortar grandemente el término de la vida. le predisponen aJ cáncer y a un sinnúmero más de ag;cntes mortales. Pues bien, según opinan emint>ntes Hutoridades, para evitar el cáncer enfermedad

110

ganismo vigoroso, se

hereditari<l, y sostener precis~

1111

or·

vol ver a la vida sencilla

de tiempos pretéritos y cousumir alimer.tos vivos, sobre todo, naraujas, porr¡u e sólo de ese modo es posible contrarrest1:1r las funestas consecuencias que imponen los alimentos usuales y la civilización adutil (si es que civilización puede ll<nnarse a la nefanda conjunción de egoísmos qne la constituyen.) En las enfenuedades microbianas de los órganos digestivos, la naranja obn-t-dicen no pocos médicosverdaderos milagros. Afirman que

IHS

calenturas gás-

tricas tienen eu el zumo de la naranja el remedio por excelencia, y que los procesos gripales se dominan perfectamente guardando

cama y usando solamentf!

agua de nar,anja, después de exonerar

el vientre.

Hasta el mismo tifus, añaden, que tan elevado r:umero de defunciones produce, puede ser vencido por com-


PEDRO FERRER

72

pleto con sólo una alimentación adecuadii, alternando con naranjadas o limonodas. Pero si necesarias son las naranjas e11 el hombre, e·n el niño resultan imprescindibles. En la lactancia Hrtificial precisa que los tiernos infantes tomen, por lo menos, dos cucharaditas al día de buen zumo de naranja, para numtener a raya los microbios de la diarrea verde, que tantos estra~os causa; despues, en el período del destete, es tambiéu la naranja de la mayor importancia para la defensa de la salud. ¡Cuan· tos y cuantos niños dejarían de rendir su tributo a la muerte si las madres apreciaran en lo que valen los buenos resultados de la naranja! Repitámoslo: siempre que la calentura proceda del tubo digesttvo, dan las naranjas los lllás grandes y beneficiosos resultados. En primavem y en verano debería de ser en extremo 8bttndante el consumo del fruto de la salud. Como resumen, diremos qtte el hombre que vive fuera del aire libre y que se alimenta nnicamente de manjares preparddos por la industria y cocina modernas, necesita comer (sa.l vo casos especiales) muchas naranjas, si quiere vitalizar y fortalecer su organismo. No hay que decir lo mucho que importa que las naranjas estén en plena sazón, sean jugosas y posean exquisito sabor. En una palabra, que no produzcan dentera

y sean eslimada3 por el paladar en grato

superlativo.


xm Algo acerca de las vitaminas el estudio de las vitatninas ~s un tema ttR árido, es tan grande su importancia en la aliment3ción de1 hombr-e y de los mlimHies domésticos, que ha de resultaor interesante, asi a1 menos lo creemos,

A poco

UNQUE

dar a conocer algo acerca de estoi agentes, cuyo papel es primordial en dertas enfermedades de la época del crecilniento, particHimíueute en el ra·

quitismo. Sería inocente pensar que las· vitaminas, descu· biertas hace pocos años por el fisiólogo Funck, no

existían antaño; siempre formaron parte integrante de los alimentos del hombre y de los animales, sino que su presencia y el papel que desempeñan eran del todo desconocidos.


74

PEDRO FERRER

¿Cómo fueron descubiertas las vita,nincts? Observando Funck los plchones atacados de dl"generación nerviosa y alimentados ron arroz descascarillado, advirtió quf' estos animales alimentados con arroz paddy (con cáscara) wraban rapidamente, deduciendo de ello que en esta cáscara debía existir algún elemento imponderable cuya desaptUición provoca ciertos trastornos orgánicos, y al que bautizó con el nombre de vitamina. Esta teoría ha sido confirnnda por numerosos experimentado~es que desde 1925 a 1929 han venido estudiando estas substancias que, si bien operando con dosis infinitesimales, resultan iudispensables a la vida. Estudiando y experimentando sobre series distintas de animales la composición de los régirnenes faltos de vitarninRs, todos. los investigadores han llegado a la misma conclusión, a saber: que la ausencia de estos elementos o factores alimenticios imponderables (avi· tamiT.zosis) o su disminución (carencia) determin!ln trastornos muy graves, e incluso mortales, en el organismo del hombre y de los animales. El hombre civilizado se imagimt, con frecuencia equivocadamente, que la Natural!"za debe ser rectifica· da, y en este orden de ideas inveuta procedimientos para modificar los alimentos, en contrapo?ición con las. necesidades de su organismo y el de los animales. Así, pc;>r ejemplo, emplea la cocción prolongada, el , lavado exageradq, la purificación, la e~terilización, el descortezamiento, la conservación de los slirnento3 para


EL SAGRARIO DE LA SALUD

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hacerlos más sabrosos, más nutritivos y más asimilables, según sus mauipulaciones (ceruido exagerado de la harina, descascarillado del a roz, esterilización de la leche, cocción y pulverización de los huesos; de la carne, del pescado, de las legumbres, fermentación de la remolachF:J , etC .) . Pues bien, después de estas modificaciones es cuaudo ~e ven aparecer enfermedades que durante

lar~o

tiempo no pudieron ser explicadas o

que fueron_mal interpretadas: raquitismo, escorbuto, beriberi, pelagra, eczemas, etc., que son ahora englobadas bajÓ el nombre genérico de enfermedades avita-

minósicás o de carencia, es decir, de insuficiencia de vitaminas. Las experiencias de laboratorio permiten precisar, cada día· con mayor claridad, la presencia y las propied-ades de las vitaminas en la naturaleza, y hasta el presente año de 1929 se ha llrgado a la siguiente clasificación: GRUPO DE LAS VITAMINAS

A .-Ejercen una acción

mn'y marcada sobre el crecimiento de Jos individuos jóvenes; su ausenciH detiene el desarrollo del organismo y provoca el euflaquécimicnto y la muerte. Este grupo ejerce también acción muy importante en la nutrición de los adultos, particularmente en los tejidos de los ojos. GRUPO DE LAS VITAMINAS

B. -Ejercen acción

especial sobre el sistema nervioso, y su ausencia provoca la polineuritis eu los animales y el beriberi en eL


76

PEDRO FERRER

hombre ,. con trastoruos digestivos graves y enflaql!te-cimienlo. La completa digestión de los azúcares ordP11arios, del arroz descascarillado, de las llariua~ tlemasiado purHicadas, EXIGE ta acción complemen· taria de las vitamin<ls B. GRUPO DE LAS VITAMINAS C.- De acción especid !obre la sangíe ~ provocaudo su ausencia una circulación deiidente: hinchazón de las articulaciones, lesiones óseas dolorosas y, principalmente, el escorbuto, de donde el nombre de vitaminas antiesco;blitica:; dado a las de este grupo. GRUPO De LAS VITAMINAS D.-Ejercen acción especial sobr<! el desarrollo del tejido óseo, y su ausencia ·provoca, tanto en el feto como en el recien nacido y en los individuos jóvenes (hombre y animales) las lesiones de raquitismo, y de ahi el 110mbre de vitaminas antirraquítica:; con que se conoce a las de este grupo. GRUPO DE LAS VITAMINAS E.-De acción especiat sobre lo espermatozoides y sobre el desarrollo de la placenta: es el gru¡)O 911e interesa a la reproducción. GRUPO De LAS VITAMINAS P.-Con acción especial sobre el equilibrio nervioso; este grupo ha sido particularmeute estudiado en el hombre.


XIV

Un poco más sobre las vitaminas

N

I en el régimen mineral, ni en las substancias pura!j preparadas por la química con elementos minerales

se encuentran jamás vitaminas. Estos factores · existen exclusivamente en los tejidos vivos de los animales y de Jos vegetales; el régimen alimenticio los contiene siempre v nunca son fabricados en el organismo. En efecto, se ha comprobado que la Naturaleza suministra de un modo general al hombre y a los animales inagotables recursos de vitaminas con los alimentos animales y vegetales, y que la ausencia o la carencia de estos principios vitales es el hombre quien, como se dijo en el número anterior, las provoca con inoportunas manipulaciones. Una manipulación extremada de los alimentos na-


78

PEDRO FERRER

turales- eonstí:tuye un contrasentido, lo mismo cttando· estos alhnenloS'~e destinan a~ hombre que t:uando se destinan a los animfllts. La leche demasiado hervida, et pan demasiado blanco, }as conservas esterilizadas, las prepar~dones alimenlicias al vapor bajo alta presión (marmitas es¡>eciales), las harinas y salvados •excesivamente cernidos, los <~limen tos secos (panes especiales de came y de pescado, etc.); todas las manipulaciones exageradas, en vez de aumentar, como generalmente se cree, las propiedades nutritivas bajo un pequeño volúmen, 110 son más que contrasentidos oruestos a los sabios principios de la Naturaleza. Todas, todas estas intervenciones qne el hombre practica, llevadas al exceso destruyen lí:!s v~taminas, elementos imponderables necesarios a nn desarroHo biológico normal. Dedúcese de ahí que ha de ser de gran importancia práct-ica conocer las substancias en que existen tales elementos. Las vitaminas rara vez están separadas; generahnente se presenhu1 asociadas, siendo, sin embargo, unos alimentos más ricos qne otros en grupos especiales. No obstante su delicadeza y fragilidad, despues .de uua serie ue estudios muy complejos se ha podido al fin establecer listas o relaciones de los alimentos vitaminados. ALIMENTOS QUE CONTIENEN VITAMINAS A, BY

C. -Estos alimentos son: la manteca, el aceite de


EL SAGRARIO DE LA SALUD

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tligado de bacalao, la yema de huevo, la leche, l!!S legumbres frescas (espim:Kas, zanahorias, coles, to· mates, remoladl!IS, lechugas, lentejas, judias verdes, guisantes, el Z\lmo de uva, el limón, lu naranja, el arroz sin descascarillar, la levadura de ctrveza, el maiz, los cereales, el pan integral, las carnes grasas y los riñones. El Rceite de hígado de bacalao es muy rico en vitamiflaS A y O. La patata no contiene casi más que vitaminas C. Las semillas de cereales enteros, los gérmenes de trigo y la alfalfa verde son muy ri<:os en vitaminas E. Para obrar. sobre e4 or~auismo, n~cesitan estos elementos imponderables de la acción del sol y de la 1·uz; las radiaciones ultravioleta del espectro solar activan dichos etemeotos. Las vitaminas son muy sensibles a la acción destructiva del calor prolongado, de la esterilización y de la obscuridad de larga duracióu. La accióu prolongada de un n~gimen alimenticio poco variado y pobre ~n los elementos frescos (ausencia de. verduras, legumbres y frutas), al par que rico en azucar ordinario, en harinas puras, en· salvados de poco valor alimenticio, en arroz d esc.ascHrillado, etc. produce a la larga una hipoalimentHción y una acción muy nociva en los tejidos de los seres, hombres o animales, sometidos a este régimen exclusivo. Dt.:bido a esta causa, los animales que en invierno


80

PEDRO FERRER

están sometidos a un régimen seco necesitan imperiosamente en primavera un régimen v.:rde. Las hembras en esb:tdo de gestación y los jóvenes durante su desarrollo necesitan, sobre todo, vitaminas A; los adultos, vitaminas B; los raquíticos, vitaminas D; y los reproductores vitaminHS E. Desde el punto de vista práctico y terapéutico, hay que citar en primer lugar el aceite de hígado de bacalao blanco y amarillo, cuyo uso no está todo lo extendido que debiera en la cría de animales. Conocido por su acción beneficiosa en los niños y enlos débiles, fué preconizado en Inglaterra por Percival en 1771, después en Holanda y en Alemania en 1800, y por último en Francia por Bretoneau y Trousseau, no habiéndose empleado para los animales sino hasta 1875. Se empleaba empíricamente. pues se ignoraba a que factores era debida su acción beneficiosa; sólo se sabia que contenía yodo, bromo y fósforo, no descubriéndose hasta estos ultimos años que contenía tambión lecitinas, alcaloides y finalmente vitaminas A y D. La radiología ha puesto de manifiesto sus <:fectos eficacísimos en el raquitismo de los niños y de los animales jóvenes, aun empleado en dosis mínimas, de 15 a 20 gotas para los niños en lactancia. Está completamente comprobado que haciendo absorber aceite de hígado de bacalao a una vaca, la leche de ésta se hace antirraqnitica, es decir, rica en vitaminas O; pero también se ha demostrado que toda


EL SAGRARfO DE LA SALUD

81

\'ilaniplllación flsica o química U!lce d~sminuir esa riqueza vitamínica. En los poll<ts, terneros, lechoncillos, per·roS, etc., cuando están raquiticos o convalecientes de enferntedades de la edad primera, se obtienerl beneficios y provechos grandes, añadiendo progresivamente a la ración diaria, aceite de hígado de bacalao atnarillo, sólo que a los animales destinados a ser muertos, debe suspenderse este régimen un mes antes de sacrificarlos. con objeto de evitar que su carne tenga el sabor especial del aceite. A las aves les serán suministradas 1as vitamina::; bajo las formas de yema de huevo, pepitas de uva, residuos de tomate, limón, maiz, arroz sin descasc11ri . Uar, residuos de conchas, caracoles etc. Recomendemos, pttes, a tos cri~:~deros, escoger alimentos frescos, variados y sanos, y no llevar a ellos modificaciones exageradas e inoportunas.



XV

Luchas antialcohólicas altamente beneméritHs son las luchas dirigidas contra el cáncer, la tuberculosis y las enfermedades venéreo-sifilíticas, no lo son menos lAs dirigidas contra los excesos en las bebidas alcohólicas. Muchos y graves son los desastres y dolores que ocasionan aquellas afecciones; pero muchos y graves son también los que acarrea el alcoholismo, aunque no tan vistos ni conocidos por el vulgo . Darwin, cuyo nombre se halla muy por encima de toda sospecha de mojigatez, decía sobre este punto: «Estoy convencido que el más peligroso enemigo de nuestra salud es el alcohol. Las prolongadas experiencias de mi padre y de mi abuelo, que alcazan un espacio de más de cien afios, me han llevado a la p~rsuación de que muchos males, enfermedades y miserias no tienen

S

I


84

PEDRO FERRER

otro origen que el hábito de tas bebidas esprrihrosas•. Y por su parte, nuestro sabio Ramón y CajaJ agrega: «Se ha creído por muchos 7 y en esta ilusi6n vive todavia la generalidad de las gentes, que el vino es un gran alimento y a la vez un poderoso estimulo de las fuerzas digestivas; pero la ciencia va demostrando que tales excelendas son mera apariencia. Es verdad que el alcohol activa las funciones de~ sistema nervioso; mas téngase en cuenta qne las e~citaciones producidas por el alcohol son fugaces . rápidas, durando sólo el tiempo que cuesta al organismo d~scartar ea veneno ingerido, y que este estimulo artificial es a la ¡)ostre la fatiga del mismo sistema sobre excitado, y a la larga una positiva depresión de las fuerzas mentales». No es, por consiguiente, nada extrafio que hombres como Helmholtz y el fisiólogo Muller comprobaran en su propio cuerpo que la más pequeña porción de alcohol dificultaba el curso de sus Ideas, de esas ideas que tanto contribuyeron al progreso científico. No pretendemos que el mundo entero se haga aostemlo. Creemos, como el poeta, que «el vino alegra el cordzón del hombre)). Pero si quisiérumos que todo el mundo se resolviera a no dejarse dominar por la bebida, sino que nprendiera a ponerla a su servicio, s iendo por esto que aplaudimos con todo fervor todas las propagandas y campañas antialcohólicas que se hacen.


EL SAGRARIO DE LA SALUD Si, urge

divulgar,

85

vulgarizar, hacer llegar al

conocimiento de todo el 1111111do, que es cosa deniOstrada de 11n modo cientificHmente evidente, que el abuso const<:mte del alcohol rer judica gravemente

<:~1

corazón

y los riñones, a las arterias y a las venas, al hígado y al bazo, a la laringe y a los pulmones, poniendo asi en muy serio peligro a la s~:~lud dtl orgHnismo entero. Que el sistema nervioso central y todos los ganglios nerviosos sufren,

con el alcohol, 11na excitación que,

a:lllqlle al principio r,lleda pasar inadvertida, acaba por quitarnos todo dominio sobre nosotros mismos. Que en las estadísticas sanitarias y de la mortalidad desempeña el alcohol uu espantoso papel, que las cárceles y manicomios pueden atest•guar lli:lsta que punto llegan los estragos del alcohol. Que el alcohol paraliza la voluntad,

perturba

la

claride~d

del pensamiento y

corrompe el buen gusto estético y el sentido moral. Que sirve de tercern en la Injuria, de tal modo que muchos han empez¡¡do por perder la sobriedad antes de perder la inocencia. Que, en fin, la felicidad de la vida y la paz de la familicJ le son con frecuencia sacrificadas. ¡Cuantos pobres niii,>S, que se arrastran con sus miembros deformes o nos miran con ojos enfermos, dan uu triste testimonio del alcoholismo de sus padres! Sépase que tomar alguna bebida alcohólica es como pedir prestada una cantidad que hay que devolver con sus intereses y aun con interés compuesto, por lo

que el uso del alcohol es tan censurable como el


86

PEDRO FERRER

contraer una deuda en estas condiciones. Y como ninguna de las deudas qut contraemos con el uso del alcohol nos ha de ser condonada, es un deber de propia conservación no tasar demasiado alta la solvencia de nuestro organismo. Y estamos seguros que el premio de esta conducta no se hará esperar. Un estómago sano, que jamás alterará nuestro buen humor, unos nervios firmes que siempre podremos llevar como riendas en la mano para dirigir el cuerpo según nuestra voluntad, y una cabeza clara, y un corazón noble y alegre .... he aqtti la recompensa de una conducta sobria y moderada. Ahora bien; sabiendo todo esto, sabiendo cuán grandes son los males, peligros y desdichas que el alcohol acarrea e11 todos los aspectos de la vida; sabiendo hasta que punto destruye a los hombres y a Jos pueblos, ¿no tomaremos todavía la enérgica, la irrevocable resolución de librarnos de su esclavitud? Concluyamos recordando las bellas palabras de un joven y eximio escritor: «Conozco a muchas personas cuya conducta no ha estado nunca entr!:'gada a Baco y, por consiguiente, tampoco a Venus, y nunca me he selltido tan alegre, satisfecho y animado como en su compañía . Hasta la muerte les habré de agradecer la aytida que me han prestado para conservar fuerzas, pureza y juventud.


XVI

Fatales errores muchas, muchísimas las pers'ltJas que creen que en estado de gestación y la que lacta deben tomar vino y licores. La primera, la que está en estado de gestación, ha de tomarlos pHra que no le falten fuerzas y para que el ser en formación nazca robusto, y la segunda, la que lacta, para que su leche sea más nutritiva, para que sea de mayor alimento. Pues bien; tan fatal error causa terribles daftos a la Humanidad. La mayoría de los casos de epilepsia y de las enfermedades mentales y de la médula, tienen su origen en la desgraciada costumbre de ingerir be· bidas alcohólicas las mujeres embarazadas o que lactan. Lo que hacen con tal costumbre es envenenar lenta· mente al tierno organismo de sus hijos, atrofián· ON

S la mujer


PEDRO FERRER

88

doles el cerebro y . el hígado y predisponiéndol~s a contraer peligrosas dolencie~s. Hasta el éllma de las criéltllrlls se degenera cuando se les h11bilua desde pequeños a tonHr bebidas alcohólicas por insignificantes que éstas sean. La mayoría de los criminales que pueblan las cárceles y lo& presidios, o son hijos de alcohólicos o su-; pHLires les acostumbra· ron a tomar licores desde su más tierua edad. Si, horribles e incalculables son los estragos que produce el alcohol en el organismo humano y en la sociedad. Cuán nefastas las consecueucias que engendra. Y, sin embargo, ¡cuán poco se lucha para hacer comprender a los que lo beben con torpe despreocupación,

el

llldl

terrible

que

inconscientemente

se hacen! Personas hay que no tendrían valor para entrar, ni aun p1:1ra pasar por delante de una casa en la cual hubiese

casos de

enfermedades

infecciosas, y no

obstante, estas mismas personéis, con la mayor tranquilidad y sin ningún reparo, ingieren btbidas alcohólicas mucho más peligrosas que las enfermedades que tanto temen. Y no sólo se envenenan ellas lentélmente, sino que si tienen h1jos, envenenan también a estos, creyendo en su ignorancia que contribuyen con ello a darles salud y robustez a las criaturas. Urge poner remedio a tanto mttl. Se persigue,

y muy justamente, a los que venden drogas como la morfina

y la cocaina; y en cambio se dejan en plena


EL SAGRA.i{lO DE LA SALUD ~ibf"rtn~

a los

~ue eRvenemm

a

89!

st~s semejantes

vemHf11·

<loles lico;res que soH tat~to o más d<~íuos que ·<.H,¡uella~

puest<l que con ·esas arogas sólo se efi ve;q1enan -anos a~roltol

se

desde que se agita en

e~

<:uantos d-egeueradO<S, mie11tras qut -cou el

-enveue>Aa a la

tun~atiida4

<:lausbro m.atemo.

Claro qt~e k~ efe ser ml'ly dHidl c0nsegttir desarraigar la preset-üe costumbre de ton'H1r lkores alcoh~­ ~icos; pe.ro no la juzgamos {tn¡Joslil.lle. Si tanto los gobiemos cotn<t las sodedade~ ct1itt1rates y científicas se impusi~an el deber de lvccet com¡wetH1er a la Humanidad el daño qtte ~tl'tonsdent·e tnellte se ~~ace, ya por medio ~e folletos, articulos y c~nferendas, ya por medio de proyecciones, y de lo'S ve~riados recursos que el teatro noy ofrece, elutimer(} de absten\ias aumentaría mucho más de lu que se puede pre~umir. Lentos serian, sin duda, los resultaL1os de esta humanitaria labor) pero ¿qué i111purta? Teuemos la plena seguridad de qt;e día llegaría en el que se podríen felicit<tr de haber contribtddo a la regeneración humana. Además, quien cree eficaz y útil ftt labor cttllural y científica, obligado está a prestarla toda su valiosa ayuda. Toda obra de divulgación y Lle Stlperación cultural y ética es trascencleutal y precisa y urgente, por lo que nec<!Sita la cooperación de todos los hombres de dignidad superior.



XVII

Tabaco y alcohol Jos daños que proceden del uso de sustdncias tóxicas es un factor preponderante la repetición y continuidad de Sll empleo. Nuestros órganos }' tejidos resisten las agresiones de los tóxicos bastante bien en un principio; pero ante su frecuencia y reiteración, acaban por resentirse y con el tiem¡Jo aparecen transtornos funcionales más o menos graves. Y como el alcohol y t!l tabaco son Jos tóxicos más habituales y van casi siempre hermanados, claro es que han de sumar sus respectivos perjuicios. Si los transtornos orgánicos que determina el alcohol son múltiples y se extienden a tos aparatos más nobles v esenciales de la economra humana (lesiona estómago e hígadd, el aparato vascular, las meninges, el cerebro, los nervios periféricos, arruiha el intelecto, produce locuras y demencias, actúa

E

N


92

PEDRO· FERRER'

pernrdt~<Jmente

sobre la

desr~nrlencia.

etc.J, por 31::

parte el tabaco es 1111 fHctor pduct.pal en la génesis de los cáncereS· de la b-oca elabios y· ten_gua) y de la iaringe 7 ttll pro,_.li~ctor

de dispepsias y g:astd:t1s crónkas, utt

coaóytlv;.ml~: ~wguro

de la esderosis vascntar, un pro·

vocador de nf'urosis ca'f'diacas. fanginao de pecho), de <!:'atarro~

cróui.cos Jel arbol respiratori-o, de a~nnes.ias.

etc. , etc. Actúa , alfemá>~, ef tal"t3co sobre los díen•~ acelerando en eHos tas carie.;;; y tlnido al alcoh!JI, sobre f¡• vi-.ióu, prodtlCe la enfermedad lJUe lleva el nombre de neuritis óptica l&xka ltkotínicoalcohólica. Esta neuríl is de les fumadores al paiJ que bebedores se presenta insidiosamente. El paciente 110 sufre desd·e luego una ceguera graduada, pero su visión es neblinofH:l~

puede hacer Slt vida ordinaria y ver groseramente

cuanto tiene cierto tamaño, pero encuentra considerable entnrped•nieuto para la ledura y escritura d.e caracteres finos. La vista de los detalles, de cuanto es minúsculo y delicatlo, se halla alterada. Ante la escala ·de ag11deza visual, t:>l e11fermo de la neuritis nicotinicoalcohólica , en luge~r de visión normal igual a nno, ve sólo un tercio o

1111

décimo. Presenta ¡¡demás un fenó-

meno muy curiosc, que consiste en la mejoría que experimenta sn ag11d eza visual segLÍn mengua la inten· sidad luminica, son enfermos

nictálopes, es decir,

sujetos que ven mejor en la ténue luz crepuscular, mientras que en pleno sol se encuentran deslumbrados,

l


EL SAGRARIO DE L.-\ SALUD

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agravada la torpezil de su vista. Si a pesar de estos síntomas alarmantes persiste el individuo en la intoxicación nicotinicoalcohólica, el déficit visual se estabiliza o se agrava, sin que en general se llegue a la completa ceguera. Se han citado accidéntcs agudos mortalts como consecuencia de excesos únicamente de tabaco, aunque ciertos, son, feliz111enle, raros. Lo frecuente es la intoxicación crónica, esto es. el tabaquismo, que siempre se desarrollla lentumenle, de modo imperceptible. A .menudo, cuando estallan los grandes síntomas-dolores de cHbeza, vértigos, amnesia, pereza mental, palpitaciones-es ya larde para ate~jar el mal. En ese momento, en efecto, los pequeiics vasos que irngiln el sistema nervioso están ya paralizados, y cuando el nervio llamado n¡;-nmogástrico esta at11cado, el corazón empieza a ceder, a perder parte de su actividad y se convierte en Jo qLte se ha C;-tlificado corazón de tabaco, caracterizado 111 principio por la hipertrofia, solo del ventriculo izquierdo, pero acélbando por su hipertrofía total, contra la cual, no snl»mente la abstención absoluta, completa del uso del tabnco, sino también los medicamentos más enérgicos resultan casi siempre imponentes. La intoxicación crónica por el tabaco es, pues,· como ·se ve, notablemente peligrosa. ¿Remedios contra esos males? Suprimir radicalmente el vicio de fumar y de beber alcohol. Claro es que esta m~dida para ser observad;:¡ reclama de parte


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del fumador y del bebedor mucha energía, mucha voluntad. Por desgracia, la humanidad no sólo se aferra u los vicios, así grandes como pequeños, tomándolos muchoS como únicA alegrfa de la existencia, sino que hasta trata no pocas veces de justificarlos, sofísticamente por supuesto. El intoxicado ama la causa, aunque teme el efecto; y en trtuchos casos el estado psíquico del paciente le convierte en un autómata incapaz de ·.librarse del hábito que le envenena.


XVIII

Del vino y del alcoholismo redoblada insistencia vienen altas e indiscuti· bies autoridades predicando que el alcohol es siempre un veneno, y que, por consiguiente, . todo ef que bebe Hlcohol se intoxica, poco si es poco lo que bebe, pero mucho si mucho llega a beber; y que, además, sobre el alcoholizado y sobre su descendencia caen fatalmenu~nte las deplorables consecuencias de esta enfermedad ~ocia!, del alcoholismo, que es una de las principales causas de la degeneración de la especie y del individuo. ¿Pero es, por ventura, todo eso que se dice del alcohol, aplicable al vino? No, por cierto, puesto que se levantan voces también muy autorizadas, muy presti· giosas, que afirman con datos irrecusables que el

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consumo del vino, además de no ser nocivo, es necesario, siempre que el vino sea verdaderamente vino, y no cualquiera de esas porqueríHs y lltf'junjes que circu. Jan por alti detentando su nombre. Y claro que lo que se propugna es el mero uso, y llllnca el abuso. El vino es, dicen sus defensores, como todos los alimentos, útil mientras no se abuse de él o no se sustituyan, por codicia o mala conservación, sus com ponentes naturales y normales. En una Memoria de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (nación que, como es sabido, ha establ ecido ¡que paradoja! la ley seca) se lee «que el <~lcohol no es un veneno sino que, de acuerdo con todfls las Í!JVestigaciones hechas hasta el presente (1 .902) , debe ser colocado a nivel del almidóu y el azúcar como alimento, y aun superior a éstos, puesto que en el peso igual, el alcohol contiene más energías•. De la misma opinión es el gran fisiólogo trances Mr. Duclaux: «El vino-afirmaes un alimento que puede ponerse a nivel del almidón y del azucar; Hlimento naturalmente incompleto como casi todos los que utiliza el hombre, pero que es uno de los complementanos más importautes para poder responder u las necesidades, del organismo.» Y para demostrarlo, toma Duclaux 79'5 gramos de alcohol bueno de vino, que determinan 512 calorias, por una parte, y por otra toma 37 gramos de grasa y 45 gramos de hidratos de carbono, que representan cada uno 520 calorías; somete luego a unos animales {generalmente


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perros) a un régimen en que alternan sustituyendo estas raciones unas por otras, y no se nota que disminuyan ~as calorías ni que se altere nada en la economía de los ~nimales cuando el alcohol sustituye a la grasa o a los hidratos de carbono. Se han confundido, y-tal vez: con muy mala fe, los desastrosos efectos que en el organismo producen tos alcoholes industriales con 1a acción beneficiosa del akohol de vino. M.. Laborde, en unas experiencias que se han hecho célebres, ha demostrado que el alcohot bruto, alcohol de remolacha o de semillas, es, &i, un alcohol peligroso, pero muy diferente del alcohol de 'ltino. Tomó tres perros, a tos cuales se dieron 50 gra· mos de alcohol mezclados con 50 gramos de agua. Al primero se le dió alcohol de vino; al segundo, alcohol de remolaclta, y al tercero, ~alcohol de maiz. Pues bien, despues de este tratamiento, se vió que el primero qae habla tomado alcohol de vino, se acostó, y a la hora y media se levantó, anduvo y comió perfectamente, haciendo su vida ordinaria, sin que ~e -observara el menor trastorno, mientras que el segundo, no despertó hasta las veinte y cuatro horas, y el tercero, el del Alcohol de mafz, hasta las cuarenta y ocho, tardando ambos mucho tiempo en volver a su estado normal. · En 1902 M. Molineau demostró igualmente que les vino§ buenos y ricos en materias minerales, sobre todo en hierro y fósforo, son altamente estimulantes y nutritivos; confirma Brouardcl estas opiniones, y


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Albertoni y Rossi pres!'ntan a las Academia~ de Cíerrdas de Bolonia las siguientes conclusiones: <:Primero, eJ alcohol de vino ingerido es , cati en su totalidad , quemado, y sirve para mantener la !empcnitnra del cuerpo y producir trabajo. Segnndo, tom!ldo a una dosis moderada, aumenta la secredón del tubo digestivo, sobre todo del ácido clorhídrico, teniendo como consecuencia una acción bienhechora sobre la digestión. Tercero, el vino es un alimento de ahorro para la grasa y la albúmina de la economía. Y enarto, el alcohol vinico actúa como estimulante , como tónico del sistema nervioso y aumen- · ta la hemoglobina de la sangre •. Dadas estas condiciones que el vino posee, se comprende fácilmente que constituya, usado con moderación, una bebida higiénica por excelencia. Su acción sobre los aparatos circulatorio, nervioso y urinario , dado en dosis cortas y repetidas, ha servido siempre tattlbién como elemento terapéutico, ya solo, ya como vehículo ayudante de medicaciones tónicas o diuréticas. Durante el curso de 1926 a 19'27 de la Sociedad Española de Higiene, el Dr. Ruiz Santolaya presentó el lema «El vino como bebida higiénica y com" agente terapéutico• . Y después de una apasionada discusión , se aprobó por gran mayoría la siguiente condusión: «El vino puro, sin adulteración alguna, usado mod~­ radamente no es perjudicial; puede, en algunos casos, ser conveniente , y puede también, en determinadas circunstancias, ejercer una acción terapéutica.»


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La Real Academia de Medkina <te BarcclQna, a ~etición del Const:~o de Agricultura y Ganadcria de Tarragona, tieJte Gad<J tHI informe so!M"e el vino, cuyas -conclusiones son las si.g uientes: t.•-Que, en general, el vino natural y puro no puede perjudicar a los individuos que hacen de él un uso moderado, mientr-tts que es tnd~scutible que el abuso de éste o el L~So de los 17i1ws adulterados wns· tituyen daño para el organismo. 2 .e-Que en los sujetos dedkiidos a tTaba;os que ~~requieren gran esfuerzo muscular., cuyas combustiones son, por lo m~smo, más act1va.s, la propio que en determinados estados patológicos, puede el vino, como €stimulante, repartar mucha Ltlilidoui para Ja conserva· t:ió.!~ de J.a ~Hnámka .corporal.



XIX

Más aun respeto del vino y del alcohol que hacer una clara distinción entre lo que los abstencionistas llaman no indispensable y lo que califican de inútil, conceptos que tergiversan en apoyo de su tesis. Está hoy probado de un modo positivo, irrefutable, que sin estómago puede el hombre vivir en un buen estado de nutrición; ¿pero quiere esto decir que el estómago es un órgano inútil? De ninguna manera. El hombre falto de estómago, el agastro, tiene que alimentarse fragmt>ntariamente, se ve en la im· prescindible necesidad de tener que tomar o recibir su ración alimenticia en pequeftisimas porciones y a cortos intérvalos. Por eso no vive menos: pue:le crecer si es joven y engrosar si es adulto. El estómago no es, pues, verdaderamente indispensable al hombre, pero si le

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es muy útil, puesto que aunque tenga la vida vegetativa satisfecha, la social se le llace imposible, por la causa de que su situación le impide tom;;r sus comidas de una vez. Ahora bien; lo mismo puede decirse del vino. El vino, como el estómago, no es indispensable a la vida orgánica, a la vida vegetativa propia , pero es útil a la vida fisiológica normal , y en ocasiones, indispensable en ciertos estados patológicos. , «La cuestióu del valor alimentación del vino-dice el Dr. Pachón, profesor de Fisiología de la Facultad de Medicina de Burdeos - se enlaza, sin confundirse a la cuestión general del valor alimenticio del alcohol; cuestión largo tiempo discutida, pero que hoy puede darse por bien resuelta , en virtud de IHs experiencias reHiizadas al comienzo de este siglo por los sabios americanos Atwater y Benedit. Los resultados obte· nidos fueron extremi:ldamente claros y absolutamente favorables

al

alcohol-alimento,

siempre

que

sea

ingerido en detennim1das condiciones, a saber: que sea tomado en sulución diluida (10 a 12 por 100), en dosis . fraccionadas y en el momeuto de las comidt~s . Según sus d~fensores, el vino no sólo vivifica el organismo, sino que, además, constituye para éste, en algunas ocasiones, ün excelente elemento de defensa contra las infecciones eventuales. Afirman que el vino puro mata fácilmente los microbios patógenos del cólera

y de la fiebre tifóidea. Sea de ello lo que fuese, bien

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sabido es qae una buena parte del pueblo español tiene, · desde

tiempo

inmemorial,

la costumhre de

sustituir el agua por el vino en épocas de epidemias de origen hfdrico. Los pueblos-proclaman los partidarios dd vinosienten como una necesidad fisiológica el deseo de hacer uso del alcohol !-'tílico (vínico), y .es el vino normal la únlca forma de satisfacer esa necesid2d higienicamente , to111ándolo en las condiciones arriba expresadas. Por esto-añaden --los pueblos latinos que desde su iniciación cultivaron la vid,

y tuvieron y

bebieron vino, son los que han asombrado al mundo por s~t

fecundidad, su inteligencia, su valor y su altruismo.

La taza española, cuando descubrió, conquistó y civilizó América, llevaba s1glos bebiendo su vino y bebiéndolo sigue todavía. A pesar de ello, tiene una cualidad de que muy pocos pueblos pueden ufanarse hoy día: la de qne todo es¡Jañol tiene la seguridad de que su madre, salvo rarísimas E:xcepciones, no fué alcohólica, ni hasta siquiera borracha. Y añaden aún más. ¡Quiéu sabe-dicen -si la más grande proeza que vieron los siglos y que llevó a cabo la raza hispana se lo deba a haber tenido vino y a no tener necesidad de buscar sustitutos que te envenenaran moral y materialmente! Lo que de todos modos puede asegurarse es que en España se presentll el alcoholismo en tan exigua cantidad, que casi se puE:de decir que no existe, y que en la mujer netamente española no existe en absoluto. La mujer de


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pura raza española hace siempre uso del vino sólo a las dosis que el instinto, la observación y la ciencia tienen marcado. Nuestros vinos finos andaluces, gracias al ácido enántico que contienen, ori~inan éteres a medida que envejecen y que son lo que les proporciona ese aroma tan característico y apreciado en todo el mundo. Esos éteres son también lo que, con una cantidad pequeña de vino, producen rápidamente esas borracheras agudas y pasajeras que impiden llegar a las producidas por el alcohol. Es así como se explica la falta de alcoholismo en los grandes bebedores de vinos finos andaluces, y también por lo que el instinto de nuestro pueblo o meriqional clasifica a esa borrachera de sana,en contra· posición a la que ocasiona el alcohol que clasifica de mala, o más clásicamente, de mala uva. Igualmente se explica el que los médicos de jerez, y sobre todo el ilustre cirujano Dr. Fermín Aranda, hi:lyan hecho la ob· servación, traJncida en axioma en las clases populares de la célebre ciudad andaluza, de que los cargadores de bocoycs de las bodegas jerezanas, que pueden durante su trabajo beber del mejor vino cuanto deseen, son los que alcanzan mayor longevidad y más vigorosa. pudiendo ejercer Sil oficio hasta edades muy avanzadas,


XX

Cultura antituberculosa s de urgente necesidad hacer

propa~anda

de cultu·

E ra antituberculosa. El problema de la lucha contra la tisis, por desgracia, no interesa ni E:S sentido todavía como debiera interesar y sentirse. Precisa convencer a todo el mundo, predicándolo incesantemente, que la tu· berculosis pulmonar es enfermedad contagiosa y de que se transmite por los esputos. El tuberculoso, ya inconscientemente, porque es ignorante, ya consciente· mente, por ser además amor~! y egoísta, con sus toses y esputos siembra la muerte en la calle, en las tabernas, en los teatros, en los hoteles, en todos los sitios a que concurre. Ahora bien. ¿Tiene derecho en la actualidad a una tibertad sin limites, el individue afecto de tuberculosis pulmonar? ¿Debe o no debe tener derecho este tuber·


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culoso de estar en los cafés, en los bares, en las tabernas, en las fondas, en los t<::'atros, en las iglesias, etcétera, etcétera? El estado, encargado de velar por la salud pública, ¿debe o no debe conseutir que el enfermo tuberculoso beba en los mismos vasos que los sanos, que los niños, que los débiles, que los convalecientes, tan sensibles al contagio deJa tuherculosis? ¿Es o no es necesaria una legislación coerci~i va de la libertad de tales enfermos? Nosotros, desde luego, y como seguramente se supondrá, contestamos a esas preguntas de un modo afirmativo, y creemos que del mismo modo contestará cualquiera que mire consciente y reflexivamente esa cuestión. No, no debería permitirse a un tuberculoso, y sobre todo a los que expulsan violentamente, casi a boca· nadas, masas enormes de esputos, hacer vida libre, sin traba alguna, contagiando, ignorante o ineducado o falto de todo sentido moral, a los sanos y citando para el cementerio a los que enfermarán por sn causa. Los daños producidos por un tuberculoso amoral, egoista, sin sentimiento alguno de piedad y qne sólo se ucupa de si mismo, unicamente se pueden evitar con una legislación sabia y valiente. Esperamos que a medida que vaya subiendo el nivel de la cultura, los tales enfermos dejarán de representar un peligro, porque los mismos miembros de su familia sabrán evitar que se conviertan, como sucede 11hora, en sembradores de la muerte, en silenciosos homicidas y hasta en desen-


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frenados asesinos. Los sacamantecas, los chupadores de sangre, Jos vampiros; todos esos enfermos que matan o hAcen matar a un niño o a un joven pé!ra beber su sangr~, son, en stt inmensa mayorfa, enfermos de tuberculosis pulmonar qu~ intentan curar su enfermedad por medio de tan criminales procedimientos. ¿Y que duda cabe que esos tipos de locos o desdichados enfermos, que surgen de vez en vez y que ocupan a los reporteros y a Jos jueces, llegarán a desaparecer cuando tengamos mayor cultura? Cuenta el doctor Valdés Lambea, notable tisiólogo de Madrid, que no hace mucho tiempo le dijo un médico de Nueva York, hablando de la sucia y asquerosa costumbre de escupir en el suelo: «Allf nadie escupe en el suelo; es una cosa excepcional el que se le ocurra a cualquiera lanzar un escupitajo». «¿Y que hacen ustedes pnra impedirlo»?, le preguntó. Nosotros, casi nada; la gente Jo sabe. Está educada. Apenas se ve un escupidor, y antes que escupir en el suelo degluten los esputos o los recogen con el pañuelo del bolsillo.» Es el sentido de la limpieza propio de pueblos cultos. Y mientras no exista entre nosotros este sentimiento algo colectivo, la higiene no tendrá, no puede tener realidad. Se impone verdaderamente una legislación antituberculosa enérgica. ¿Quién no ha conocido a maes· tros flacos, esqueléticos, expectorando a bocanadas, visiblemente tuberculosos, acudiendo a la escuela hasta


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poco antes de morir, contagiando asi a los niños , siendo más pródigos con esta semilla de la muerte que con la simiente de la cultura? ¿Quién no ha conocido jóvenes tísicos, con cavernas y con abundantes bacilos en los esputos, casarse, inconscientes unos, con la tranquilidad de la ignorancia, y convencidos otros plenamente de que cometían un crimen? Tales ma trimonios no tropiezan con la menor dificultad legal ; sin embargo no cabe duda de que la inmoralidad es notoria, son positivamente criminales. El que comete tal acción consciente a todas luces realiza un acto punible. El contagio de la mujer y de la prole, la regla no falla casi nunca, es seguro. Bien comprendemos que el legislar de manera que tales cosas no puedan suceder, ha de ser empresa algo dificil; pero no creemos que sea imposible. ,Y, sobre todo, dígase lo que se diga y húgase lo que se haga, nada serio sobre la lucha antituberculosa puede hacerse mientras estas cosas existan. Y estas cosas existirán siempre en los pueblos incultos, sucios y atrasados. Mientras el tuberculoso goce de libertad ilimitada, el mal aumentará y los peligros iran extendiéndose. No hay que esperar que l~:~s poblaciones vayan a la higiene, sino que hay que llevarles a ellas la higiene, y esto es lo que se ha de procurar hacer empleando todos los medios.


XXI

Las escupideras en la lucha antituberculosa importancia social que la tuberculosis, por e hecho de su mortalidad aterradora adquiere, exige la colaboración de la sociedad entera en la obra de prevenir Jos estragos de la dolencia. Claro que al Estado le corresponde no poca parte en la luch&; pero muy grande es también la que corresponde a la iniciativa particular. Y para que asi ocurra, urge, ante todo, difundir los conocimientos elementales acerca del modo como el contagio se produce y los medios de evitarle; y para conse&"uir este objeto, ¿quién podrá negar que los folletos, y los artlculos en la prensa periódica y las conferencias públicas, son medios de popularización a qué conviene recurrir sin descanso? No cabe duda que en el orden de importancia como

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medio de transmisión de la tisis, el prñner rngaT corresponde al esputo del enfermo. Millones de gérmenes arroja todos los días al extedor un tisiro que expectora (a 7,200 millones de ellos es el número a que se catcula ascienden los que un sólo enfermo puede arrojar al ~xterior diariamente.) Pues bien, desecados y reducidos a polvo los es-putos, los gérmenes que contienen éstos con~rvan por algún tiempo sn poder infectaote y pueden ocasionar la "enfermedad a tos sujetos sanos que respiren el aire cargado de ese polvillo impalpable. Como puede suponerse, el peligro de infección por ese medio es extraordinariamente mayor en lo~ locale!> cerrados que al aire hbre, pues la luz solar y las fuertes corrientes atmosféricas destruyen pronto los gérmenes infecciosos. También es mucho mayor el peligro cuando se respira por la boca que cuando se hace por la nariz; la configuración interior de este órgano y el moco nasal dificultan la penetración del bac1lo en las ramas' del arbol respiratorio deteniéndole y hasta destruyéndole. La costumbre de barrer con escoba sin humedecer suficientemente el suelo, la de sacudir los objetos y de cepillar la ropa y del quitar el barro al calzado en habitaciones cerrad~s, favorece la impregnación del aire con el susodicho polvillo, al cual va mezclado generalmenta el bacilo de Koch. Resultando, como se ve, que el más importante agente de difusión de la tuberculosis es el esputo, se


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límpcne qu~ todos nuestros esfuerzos deben converger a destruirl-e cuanto antes. L<~ guerra al esputo es la guerra a la tuberculosis. La prohibicióu de escupir fuera de {os recipientes apropiados al objeto debería ser absoluta. La convivencia con los tisi<:os no es peli~rosa cuando sus esputos se destruyen pronto y convenientemente. Y la guerra al esputo debe comenzar · desde la misma Escuela de instrucción primaria, afean· do ante los niños la costt1mbre de escupir en el suelo, haciendoles compreflder que es una práctica grosera

y perjudicial que atenta a la vet a la higiene y a la urbanidad. La prohibición de eS<:upir oo debería de referirse solamente a los tuberculosos, sino a todos los indivi· duos en general. Las autoridades debieran imponerla en los sitios públicos, y los jefes de los establecimien· tos en los locales respectivos. Convendría recomendar en cuanto~ sitios se reun~ el público, por medio de carteles, que no se escupe en el suelo, disponiendo escupideras a una altura conveniente, medio llenas de agua; y desinfectándol&s todos los dias por la ebulltción. En todo lugar frecuentado, aun cuando sea al aire libre, debe prohibirse el escupir; pero con mayor razón en los locales cerrados: cafés, teatros, hoteles, etc., asi como también en los coche:s, autos, tranvías y vagones de ferrocarriles. Mas, si peligroso es escupir en el suelo, no lo es


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menos escupir en el pañuelo, prenda que se usa para todo y a todas horas, que se ha de poner en contacto con el resto de la ropa sucia de la familia y que servirá muchas veces para limpiar al niño si se ensucia o se hiere. El mismo individuo, que tanto manipula su pa· ñuelo contaminado, estará presto a dar la mano a cuantos ::onocidos se encuentre. e Aunque !le le considere como un delicado accesorio de Toilette-declara el doctor Blondet-el pañuelo del bol$illo es verdadera mente un horror, desde el punto de vista higiénico, siendo considerable el papel que desempefla en la propagación de enfermedades infecciosas. japón-añadees el único pueblo que tit>ne conciencia dt:l peligro del pafluelo de bolsillo. Los japoneses empleau peduzos de papel, que arrojan inmediatamente despues de usarlos aJ. fuego, y esto es lo que deberfmn~s hacer todos nbSotros'. , ¿Qué es, pues, lo que hay que hacer? Muy sencillo: instalar en oficinas, talleres, teatros, escuelas, hoteles, estaciones, cafés y demás locales de concurrencia; como también en calles, jardines, paseos y plazas, escupideras para el público, con el correspondiE-nte cartel recomendando se haga de ellas el uso debido. Las escupideras deben ser de las llamadas de pie, dí! ancha v sólida base, con dispositivo de pedal para abrirlas solo en el momento de usarlas y de una altura pe 50 o 60 centímetros. En este soporte va encerrado el


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vaso donde se depositan las expectoraciones y que se desinfecta todos los días. Para el uso individual nada mE-jor que la escupidera

(le bolsillo, recipiente cómodo y limpio, donde con seguridad, por su cierre hermético, se pueden transportar los esputos para ser destruidos por el fuego. medio al alcance de todo el mundo y más eficáz que tQdos aos antiséptic<Os químicos empleados hasta ahora.



XXII

Guerra a las moscas los paises del mundo civilizado se hace E hoytodos una guerra sin cuartel a las moscas. Y como N

suponemos que nuestro pueblo no querrá vivir fuera de este mundo civilizado, sinó que querrá tomar parte en tan higiénica-sanitaria campaña, a tal asunto dedicamos estas líneas. Son las moscas, como es harto sabido, insectos de repugnantes costumbres. Su abundancia en un pueblo cualquiera, es el termómetro que marca el nivel de cultura de los vecinos del mismo. Es sumamente peligrosa. Además de las molestias que ocasionan, pueden, según afirman los entendidos en esta materia, propagar enfermedades de mucha gravedad: fiebres tíficas y paratíficas, la diarrea infantil, la disentería, el cólera, y hasta la tuberculosis .


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Nutridas en los estercoleros, de materias fecales, esputos y substancias en descomposicioo, despué& de haber recogido microbios temibles, van las moscas a depositarlos en los alimentos . ya en el interior de las casas, ya en los puntos de venta de la vfa pública. Los que utilizan alimentos por ellas contagiados se exponen a numert'lsos peligros. Puesto pues que las moscas son insectos tan perjudiciales para la salud pública e individual, todo ciuáadano debe preservarse de ellas, tomando las siguientes medidas ; l. o Proteger todos los alimentos contra el contacto de las moscas, no solamente en el interior de las casas, sino también en los almacenes de comestibles, en los puntos en que los mismos se expenden y , sobre todo, en los puntos de venta en 1a vía pública. 2. 0 Impedir qtte las moscas entren en las casas. 3 .0 Destruir las que entren. 4. 0 Evitar en todas partes el nacimiento y reproducción de las moscas , obrando sobre los medios o elementos en que depositan sus huevos. Esta última medida es de primera necesidad, pues la mosca verifica numerosas puestas de huevos durante la época del calor , produciendo más de cien huevos cada vez; una sola mosca puede en el transcurso de un afio, llegar a ser el origen de cien millones de moscas. Como consecuencia de lo que expuesto queda, y ya que la vida y salud es lo que todos más estimamos, toda persona, sin excepción alguna, debe procurar, por


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una parte, la captura y muerte de tan nocivos insectos, y, por otra, impedir su nacimiento y reproducción. Lo primero se consigue con el uso de alacenas de tela metálica, trampas de vidrio, papel de liga, papeles envenenados (matamoscas), polvo de pelitre, líquidos o gases tóxicos y demás medios que para ese ohjeto se expenden en el comercio. El más sencillo de estos medios y de mejor resultado es el formol. Se le utiliza mezclando en un plato hondo una parte de formol comercial, dos dé leche y cuatro de agua ligeramente azucarada, colocando los piJtos así dispuestos en los sitios frecuentados por las moscas. Para lograr lo segundo, esto es, la destrucción de sus huevos y larvas, hay que proceder como sigue: 1. 0 Verificar diariamente el barrido y recogida de todas las basuras de la vía pública y depositarlas en lugares vallados, a un kilómetro, al menos de sitios poblados. · 2. 0 No almacenar en las viviendas basuras domésticas, residuos alimenticios, ni clase alguna de inmundicia. Todo eso, de un modo o de otro, deberá extraerse también todos los días. 3. 0 El contenido de las cuadras, establos, corrales y estercoleros, que son los puntos en donde las mos::as depositan sus huevos con preferencia, será igualmente trasladado al campo por lo menos un día si y otro no. Mientras permanezca el estiércol en las cuadras, se mezclará con capas de polvo de borax, que impide el


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desarrollo de los huevecillos y larvas de tales animalejos, sin comunicar a los abonos propiedades perjudiciales para el cultivo de las plantas. También puede emplearse la cal, su lechada, su cloruro, el sulfato de hierro, el aceite verde de esquisto con partes iguales con agua, etc .. Son también muy recomendados los vapores obtenidos por el calentamiento del creso! o cresyl. Estos vapores son absolutamente inofensivos para las personas y no deterioran los objetos. Son aplicables a todos los rincones inmundos, y de un modo especial a las cuadras, establos y demás lugares abrigados donde las moscas pululan y hallan refugio en invierno. No basta, no, con destruirlas: es necesario, es indispensable evitar que nazcan y se reproduzcan, suprimiendo todo lo que puede fuvorecer su multipli· -cación indefinida. Guerra, pues, y guerra sin cuartel en nombre de la salud , a las moscas.


XXIII

Salud y fuerza que en una tertulia donde se hablaba de un amigo que tenia una esposa encantadora, y, además, todos los bienes de la fortuna , pero tenia al propio tiempo la desgracia de ser dispépsico, exclamó Voltaire: «Pues nada tiene si no digiere•. Cuéntase también que cierto se~bio griego fué una vez consultado por un discípulo suyo acerca de sus proyectos matrimoniales, y que al decir el muchacho que su novia era hermosa, escribió el maestro un cero; y al añadir que era rica, escribió al lado otro cero; y que como insistiese en que era noble, elegante, distinguida, el sabio siguio poniendo juntos ceros y más ceros; pero que cuando el discfpulo dijo que la futura madre de sus hijos gozaba de espléndida salud, e1 maestro exclamó entonces: ~Esto ya es otra cosa; esto bien

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UÉNTASE


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vale un Uno•, y colocó esta cifra delante de todos los ceros que habia escrito. ¿Qué quiso el sabio significar con tal proceder? Pues sencillamente que la salud no sólo tiene un valor por si, sino que además tiene una extraordinaria influencia sobre la felicidad; que es la cifra que, colocada delante de los ceros de la vida, les da su valor verdadero y positivo. En efecto ¿de qué sirve hacer una fortuna, si la acompañan incesantes padecimientos? ¿Qué importan las distinciones sociales, si con ellas va la enfermedad? ¿Quién no ha de comprender de ana manera clarivi· dente, que una buena digestión, un pulso fuerte y un genio alegre son los elementos de felicidad que jamás se podrán suplir con ventajas exteriores de ninguna especie? Las afecciones crónicas tienden siempre un velo sombrío sobre la vida más brillante, mientras que el buen humor de la salud es capaz de embellecer hasta la mls1na desll:racia. Afortunadamente cada día se van convenciendo más y más las gentes de que los asuntos colectivos e indiv·iduales que mayor interés ~e debe tener en resolver son los que se refieren a )a vida y a la salud; siendo por esto que, loS' problemas de higiene social sean los que más pl'eocupen iiCtualmente a tos gober· nantes de todos los pueblos cultos y civilizados. Todos ellos van si ya aceptando y cumpliendo aquel sabio aforismo de julio Rochard que dice: «todo gasto hecho , en nombre de la higiene es una economía».


EL 'SAGRARIO DE LA SALUD Pero conm todo -eso no

bast~.

1'2\

como en ese 1eneno

1resta· todavia mucho que 'hacer, :precisa que por todos l.QS medios y con · tma perservera11da sin límites se <difunda e incnh¡¡ue en 'i a <eonciencia del mundo entero

~a creencia de ~11€

el conservar l:a sah1d

es un deber,

>de que hay algo que se pttede llamar moralidad fisica ~ <de que todos los atentados rontra la satud S<>n verdade-

r os pe¡;adas jtsicos;

de que

es

uR

yerro perni<:iosísimo

pe.nsar que se tiene. el derecho de tratar el cuerpQ como mejor les plazca. Precisa e1evar en el pueblo, en la masa, el nivel medio del amor a IH Higiene y a la Sanidad, hasta

conseguir un verdadero est-~do de

opinlt)n y un movimiento v\vQ, popular, en su favor. Precisa, en fin, persuadir a 1a mujer que d-e todos los elementos que

unidos proporcio11almente

enamoran al hombre

atraen y

y producen en su corazón esH

emoción, ese s-entimiento compl·e jo q\le llamamos amor, l os más poderosos

son los atract i vos Hsicos~ unas

mejillas S'Onrosadas y unos ojos txpresivos~ un o1erpo

y sanamente desnrrollado; tma alegria y uu buen humor emanados de nm1 salud completa y

bien formado

robusta. Quizás sólo cuaudo todo eso sea gen<oralmente bie11 sabido, será cuando obteugan toda la ateución que se merecen la salud, la higiene y la sanidad.

Lo que hily que hacer es

110

confundir, como

ocurre muy a menudo, la salud y la fuerza muscular. Puede un atleta tener una salud muy escasa , y, en cambio un hombre de bufete poseer una salud de hierro


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PEDRO FERRER

coexistente con una mediana potencia muscular. Estar bueno es digerir bien, respirar libremente, tener una circulación enérgica y regular, un sistema nervioso bien templado y equilibrado. Pues bien, todas estas cualidades 'f condiciones no tiene ningún vínculo de causalidad con la fuerza muscular. Lo mejor es tener salud y fuerza-es miel sobre hojuelas-pero que nunca se procure adquirir fuerza con menoscabo de la salud. Claro que ::on la conquista de la salud sucede como con la conquista de la Bbertad: no es el resultado de un [iat, sino de multitud de pequeñas acciones que hay que realizar centenares de veces por mes. Es necesario fijar la atención sobre muchos puntos y conceder a cada detalle su importancia. Es necesario atender al calor , al frio, a la humedad ; cuidar de IR pureza de la atmósfera, del alumbrado, de las comí· das etc., etc .. Pero, se dirá, ¡talas cuidados harán la vida ridícula y consumirán todo el tiempo! Puro sofisma. Esos cuidados son cuestión de costumbre. El mismo tiempo se emplea, p. e. , en comer según las buenas reglas que de cualquier modo . El único motivo, y esto es la verdad pura y neta, para no obrar razonablemente es la pereza: pereza intelectual para prever, y pereza física para ejecutar.


XXIV

La leche y la tis¡s

C

ONSTITUYE

la ieche, despues de 1a carne, nuestro

~1limento nit,rogenado más importante. Contiene todas las substancias rmttitivas esenciales para la vida en la composición y proporción más convenientes y en

forma facilmente utilizable. Para el niño es un alimento completo; pero para el adulto normal tiene déficit en hidrato de carbono y es pobre en hierro. Un litro de le· che representa 168 unidades alimenticias y 690 calo· rias; contiene tantas unidades nutritivas como 240 gra· mos de pan y 94 gramos de lomo de vaca. Siendo la leche uno de los alimentos más utiliza· dos, sobre todo en la niñez, y constituyendo la base de la alimentación de los enfermos, no hay que ponderar la suma importancia que tiene su estudio desde el punto de vista bromatológico y desde el punto de vista hi-


124

PEDRO FERRER

giénico y sanitario. Ocupémonos de éste. L1:1 bacteriología enseffa que la leche constrtLrye 1

uno de los mejores medios de c~Jitivo para •os micmbios, y que, por to tanto, walquiera transgresión en las práctkas higiénkas de la il)dustri:l lechera tiene que traduLirs·.c en producción de enfermedades. :La ·le 2 che puede ser, pu~s. un medio transmisor de enfermedades . ya porque proceda de animales enfermos, .ya · porque ~el':l contaminada e impurificada desplles del ordeño. Muchas son las epidemias, unas caseras y otras de bardo, limitadas a la dien~da de un determinado industrial, que se pueden citar, propagadas por la leche. Las enfermedades que pueden transmitirse por ~a leche son numerosas , pero hay que poner en primer lugar la tuberculosis. Como es sabido, la leche que más se consume eg la de vaca~ y resulta, para infortunio nuestro, que entre lo~ animales domésticos es la vaca quién con mas frecuencia sufre la tuberculosis. El profesor Bang de Copenhague, que es seguramente quién ha hecho mayores investigaciones en este sentido, akma que de 224, 969 reses vacunas sometidas a la prueba de la tuberculina, 64, 707 habían presentado la reacción de la tuberculosis. Esta proporción realmente enorme de ani· males tuberculosos demuestra la gravedad del daño, ya respecto del hombre, ya respecto del ganado.


EL SAGRARIO DE LA SALUD

125

¡Calcúlese la cantidad de leche que puede producir en eJ largo

CurSO

de

SU

enfermedad Una SOJa vaca

tubercnlosa, y el número de niños, los cuales están más predispuestos que los adultos a .la tuberculosis del intestino y de la.s glándulas linfáticas, qae usándola ' pueden por semanas y meses introducir en su propiÓ intestino los gérmenes· del co~tagio!

Y. el hecho de qu e los bacilos tuberculosos existen en la leche del animal tub erculoso , ha sido demostrado en todos los paises del Mundo, con la agravante de que la leche ya puede llevar tales bacilos aunque eÍ ¡

'

animal ofrezca' todavía la apariencia de verdadera salud. Bn los libros de Higiene hállase la historia de una niña de Ginebra que, intestinal, no se quiridola

enfer!n edad,

que la taza de leche dos Jos días

muerta

de tuberculosis

pudo .determinar dónde había ad-

procedía

hasta fresca

que se puso en claro que

solía: tomar to-

de una quinta

en

la

que

de cinco vacas , sunas en apariencia , cuatro fueron reconocidas

como 'tuberculosas; y de

que en ·tin

convento en el cual habían muerto de \ tuberculosis ' en el esp<~cio de dos años cinco educandas, que no 'tenían antecedente alguno, ni habían sido expuestas a forma alguna de contagio, se examinó cuidadosamente la vaca productora de la leche y se la encontró tuberculosa. A esas dos historias, puédese añadir aun que en la Escuela de Agricultura de Grignon de 23 vacas de hermosa apariencia y tenidas por sanas, nada menos


126

PEDRO FERRER

que 12 se reconocieron tuberculosas, primero con las inoculaciones de tuben:ulina v despues con el exámen cadavérico. Ahora bien: ¿no servirán esos ejemplares de eficaz advertencia a las personas y a las familias que, engañadas por el aspecto robusto de una vaca, emplean su leche sin precaución alguna? ¿No servirán de motivo y estímulo para pedir y exigir 'ahincadamente que se ejerza una rigurosa vigilancia higit':nica-sanitaria en la industria lechera, una rigurosa higieue de los establos, lecherías, lecheros, vaqueros, pastores y demás personas que intervienen en el ordeño y manipulación de la leche, y que sea eliminada de la producción de este alimento toda vaca que por el exámen clínico o por las inocuhtciones de tuberculina se demu estre que está tnberculosa? En una cuestión de tanta importancia para la salud, no debemos dejarnos impresionar por las vacas que tengan que ser excluidas como tuberculosas. El mal es grave y, por tanto, urgente el remedio. La guerra a la tisis implica y comprende ineludiblemente, la guerra a las casas insalubres y a las vacas tuberculosas.


XXV

La tisis y las profesiones las autoridades en tisiologfa que para la

D aparición de una tnbercnlosis evolutiva se necesita, ICBN

además de la inoculación de numerosos bacilos de Koch, un terreno favorable y preparado. No tiene, pues, nada de raro que el factor profesional sea uno de los elementos más importantes en la etiología de la tuberculosis. Las estadísticas, efectiva111ente, demues· tran que, según !.as profesiones, la morbilidad y la mortalidad por tuberculosis presentetn diferencias considerables. Ciertos oficios parecen ser relativamente respetados, confiriendo algunos hasta una verdadera inmunidad; mient as que otros, y desgraciadamente son estos los más numerosos, pagan a la tisis crecido tributo. Añadamos, ahora, que todos los elementos que ocasionan una disminución de la resistencia orgáni·


PEDRO FERRER

128

ca en el individuo: la fatiga excesiva y continuada , li!S intemperies , la ·aireación ínsuf'ici eute, la falta de luz y de sol , la inhalación de polvos irritantes, ciertas· intoxicaciones, y sobre todo el alcoholismo y la ' sífilis, son otros tantos coadyuvantes del poder

patógeno

del bacilo de Koch. La profesión médica es un~ de las más castigadas por la tuberculosis, siendo 'los jóvenes, los estudi<mtes, donde la enfermedad hace más víctimas, y especial· mente en los que se dedican de un modo preferente al estudio de esta enfetmetlad. Entre 150 de ellot>, se corryprobaron en 1926 nada menos qne siete casos de tnb~rculosis.

Ofrece también numerosas víctimas el

personal hospitalario. Letulle ha demostrado que la mayor parte de las Hermanas Agustinas de la caridad , en París, morfan tuberculosas; por término medio, de

11 O fallecimientos 82 S'()n

debid~s

a

1~ h;b~rculosis.

En

Jo que concierue al personi:il de enferm eros, en la tesis de Et!gene se encuentran las cifras sig11iente: d,e 4.470 ¡ndividuos <;mpleados en 'los hospitales d~ París, fueron encontrados 526 tuberculosos, o sea tll.lél pr?porción de 7'20 por IQO ,Es, por consiguier.te, indisc11tible que el person. ~l

em,pleado para el cuidado de los tuberculosos

corre u.n rie,sgo profes.ioná1 suman,nte peligroso. Debiera, ep vista de ello ,. ser ese personal cuidadosHmente seleccionado y '·

compuesto solamente por enfermeros

o enfen11erqS de salud:: prohada de cierta edad, y ante todo per,fect¡:¡ment.e edticado' y al corriente de las pre-


EL SAGRARIO DE LA SALUD

129

-cauciones indispensables para prcstrvarse del contagio tuberculoso. Los lavanderos y las lavanderas se encuentran igualmente expuestos a la tuberculosis, a causa de las suciedades bacilíferas que se hallan en los pañuelos y ropas de los tuberculosos. El resultado de las estadísticas hechas por Laudouzy en los lavanderos de los alrededores de París, indican que la tu~rculosis es causa del 75 por tOO de los fallecimientos en los hombres y del 56 por 100 en las mujeres. De todos los fa::tores profesionales que favorecen el desarrollo de la tuberculosis, ninguno tiene la importancia del polvo. Las profesiones en qite se producen polvos duros predisponen a la tu~rculosis probablemente a causa de las erosiones superficiales bucales, faríngeas, tal vez pulmonares, producidas por esos polvos. Los más castigados parecen ser los obreros sometidos a la inhalación del polvo silicoso, como los cuchilleros constantemente expuestos a 111 inhalación de las partículas silicosas producidas por las piedras de afilar. Entre estos, Desayore ha encontrado una porción de 50 a 60 por 100. En lo que respecta la industria del nácar, Voridge y Hayens hallaron en 1920 entre 33 cortadores de nácar 22 tuberculosos y 7 entre 12 torneí!dores. En las minas de estaño el promedio de las defunciones por tuberculosis según las estad!sticas de la


130

PEDRO FERRER

Prudentiaf Compagni de Nueva York, lfega" af 40 por 100. Entre Jos panaderos y Jo~ confiter~s . la iuben:ulosis es muy- frecwente. En e) Congreso de la Tuberculosis celebrctdo en 1:905, Barra! wnsideraba que entre los 400,000 obreros panad€ros que tralroja~ en Francia·, 28,080 eran tuberwlo~o:>. En CUéill~o a }as prostituta~. Spillmann encontró e!l 1905 entre tas de Nancy un 3& por lOO de tuberculo· sas , y en 1909 Bernheim halló 197 entre 480. Las estadísticas de ciertas proiesiones que felizmente parecen ser respetadas pvr ~a tisis, son más satisfactorias. Los agricultores, los abogados, Jos ingenieros, los comerciantes y loo eclesiástiws dan un porcentaje de tuberculosis bastantt: reducido. Pero hay otras dos proiesio11es que, no obstante ser verdaderamenie activas , presentan estadistkas aun más bajas: los mineros de carbón y los caleros. La insignificante mortalidad por tuberculosis entre 1as:trabajadores de las minas de carbón es desde hace tiempo conocida. Es la profesión que proporciona las más favorables estadísticas. En el Congreso de la Tuberculosis más arriba mencionado, Fleury indicaba que el porcent<Jje de mortalidad por tuberculosis en Jos mineros de Saint-Etienne era sólo de 2,58 por mil. La inhalación del polvo de carbón, causa de la antracosis, lejos de favorecer el desarrollo de la tuberculosis, parece dotar al organismo, a pesar de trabajar los


EL SAGRAR!O DE LA SA.L1ID

Bl

~n'irteTOS '00 Ull<l atmósf-era mÍnl€da, 'COI1~Ínada y 'CaSt -exenta dt! luz, de una resistenci~ es pedal <eontr<tt esta -enfermedad. Los obre-ros de h~s caleras parecen gozar de uni'l verda<lera i1rmunidad -contra el ~acHo d-e Koch. En '1906 Rénon seftHió la curiosa rare~:a de la tubercul-osis entre los caleros de Yonne, lo cual qHeoo comprobado e11 ~909 por f'ischberg. En \922 fuedell lleva a cabo una grande tncuesta enti'e las direcciones de todas las fábricas de yeso y cal de Paris, de los Estados Unidos, Canadá y Nueva Escocia. ·L as contestaciones fuero'lt ttr.ánimes~ ningutla de las empresas cmtsultadas había -observado ni tm sóto (:8SO de tuberctllosis entre sus Qbreros. Este autor . atribuye esta inmunitlad a la inhaloción de partículas de Gil qu.: >d·e ben -estimular la resistencia del organi.smo contra el bacilo de Koch. Segtin recientes experiencias dt: otros atttores, este ~esultado parece ser sobre todu deb!do a{ caldo más que a la caL Creemos que el estudio relativo a la fr~cuencia de la tisis en las diversas profesiones, encierra grandísimo interés para la organización de la lucha coutra esta plaga social.



XXVI

Mortalidad infantil

E

N

todos los paises llega la mortalidad infantil a

elevadas cifras. En Andraitx mueren por término

medio todos los años 15 niños antes de cumplir 5 aflos de edad , ocurriendo la mayor parte de esas defunciones en los dos primeros años. Según las estadísticas, una de las principElles causas de esas muertes prematuras es la enteritis o diarreas. Y como a juicio unánime de higienistas y pediatras, esos trastornos gastro intesti· nales son debidos IR mayor parte de veces a la igno· rancia de las madres , se impone la necesidad de divul· gar, aunque sea rudimentariamente, nociones de mater· nología y de puericultura . Asentemos ante todo 'el principio de que una mujer para ser dignamente madre de sus hijos no basta con engendrarlos y lanzarlos !11 mundo, sino que preci·


134

PEDRO FERRER

sa luego criarlos con su leche, seguir nutriéndolos, una vez fuera del claustro materno, de idéntica manera que que cuando los lleva eu sus entrañ<.~s a expensas de sus jugos, prolongando el mayor tiempo posiblE: ese intercambio cie vida que constiiuye un<~ de tantas sublimes características de la maternidad. Muchas madres aducen que tienen poca leche; mas sépase que un poco de régimen y el estimulo constante y sostenido determina· do por la succión del niño, basta casi siempre para po· ner en actividad una glándula al parecer deficiente en su función. Pero no basta que la madre amHmHnte a su hijo; es es necesario también que lo lwga s.:gún ciertHs reglas y con las indispensables condiciom:s higiénicas y hasta psíquicas, parél que se beneficie el ni11o de todas las ventajas de esta lactancia. En el momento de nacer, el niño debe estar sin ma· mar duran!~ el primer día , en dieta absoluta de todo; ya al segundn dfa puede ser alimentado con alguna cucharadita de leche diluida con agua hervida (mitad de leche y mitad de agua), pero en pequeñísima dosis, y solo durante el tt:rcer día es cuando puede ensayarse a aplicarle el pecho. Como a medida qae pasan los días la cantidad y calidad de la leche materna varia, hasta quedar ya definitivamente normalizada la secreción láctea, es imposible regularizarlas durante los cuatro o cinco primeros días de lactancia; eso unido a que aun el niño no sabe mamar, succiona lentamente, se cansa


EL SAGRARIO DE LA SALUD

135

y hace largas interrupciones, que obligan a tenerle en el pecho más tiempo; sin embargo, desde el · principio deben guardarse intérvalos de tiempo entre mamada y mamada que basten para vaciar entre una toma y otra de teche el e&tómago del niño. Es generalmente al final de la primera semana cuando queda ya reguraliza· da la lactancia y cuando debe establecerse el método. La cantidad total de leche debe distribuirse en seis u ocho tomas en las veinte y cuatro horas, procurando que durante la noche el niño este varias horas sin mamar, pues no hay que olvidar que el sueño es una función reparadora de energías tan intensa casi como la

Hlimentación, y que

durante él el intercambio

nutritivo está reducido al mínimun y hay menos pérdidas de todo género . Durante el día no debe darse e) pecho al niño sino cada tres horas v ni debe dejarse pasar más de cuatro sin darle alimento. Cada mamada debe durar un máximo de quince minutos, y fuera de estas horas y esta duración de mamada, toda energía será poca pllra no consenti:- la menor !rar.sgresión de régimen. No saben las madres el peligro que entraña para sus hijos esa perniciosa costumbre de al menor lamento, llanto o intranc¡uilidad del lactante atribuirlo a hambre y pretender tranq1lilizarle aplicándole al pecho, dándote de mamar cuando quiere y atiborrando su e~tómago,

de reducida capacidad, de masas de leche

que aún no han sido digeridas cuando ya están llegando nuevas cantidades, que sufren estancamientos con sus


1.36

PEDRO FERRER

consecuencias de fermentaciones, dilataciones de estómago y regurgitaciones por rebosamiento, q_ue acaban por trastornar todo el proceso digestivo y conducirlo a la muerte. Para seguir la marcha de la nutrición del niño hay que acudir al uso de la balanza. Ella nos hará cono~er si el peso del niño corresponde fisiológicamente a la edad del mismo y despues nos servirá para graduar la duración de la tetada, según la cantidad de leche ingerida. Es necesario pesar al niño cuando menos cada veinte días, para saber el a.umento de peso del nii'io y si la secreción láctea es suficiente, Una vez expuestas, siquiera sea de una manera tan somera que lo hemos hecho, estas nociones de Jactancia, que toda madre debe conocer, réstanos dat algunos consejos referentes a los cuidados y precauciones que por su parte la madre debe tomar para cumplir bien su papel de nodriza de su hijo. Toda limpieza local y general es poca durante la época de la lactancia: los pezones serán cuidadosamente lavados antes de cada tetada y esta limpieza se repetirá despues de mamar el niño. Respecto al régimen alimenticio, se procurará que la alimentación sea sana, variada, abundante, facilmente digestible, pero con abstención absoluta de vino y licores. Se procurará, además, tranquilidad de cuerpo y espíritu, respirar aire puro, y alejarse de fatiga, emociones y disgustos. Tal es el gran secreto para que una madre vea


โ ข EL SAGRARIO DE LA SALDO

l37

<:CJlmadas ~us aspkaciones de ser apta pat"a criar a su ~ijo en ~a pienitud de vida, y C{lntrJ:bttir, p<>r lo tanto, a la disminuciรณn de la mortalidad infantil, por tod~ 'lo cual recibirรก luego de la Naturaleza la mayor :recompensa con que p[!ga el -cumplimient0 de !a mรกs el.ev.ad~ ~isiรณ11 de Ja ~u.jer.



XXVII

Gimnasia respiratoria

D

E

todas las gimnasias, la más ímportante, la más

útil, la más necesaria para la salud, es la respira·

toria, ya practicada directamente, ya alcanzada in di· rectamente, mediante la práctica .de otros ejercicios. Es la respiración la función directora, que manda sobre todas las otras. Bien sabe todo el mundo que cualquiera que sea la causa de un estado grave, en que las funciones vitales se hallen momentáneamente suspendidas, procuran los médicos ante todo restable· cer la respiración. Si se acaba de sacar del agua a un ahogado, o si una hemorragia grave ha provocado en otro un estado de muerte aparente, lo primero que se intenta es despertar la función respiratoria, efectuando la llamada respiración arttficial, ora imprimiendo moví· mientas de vaivén al pecho, como si se quisiera hacer


140'

PEDRO' FERRER

funcionar un fuelle,. ora insuflando directamente ef aire en 1-a boca del paciente. Y si se consigue restablecer la respiración , se observa inmediatamente que fa circula·ción de la sangre rec{)bra su marcha t y que ras funciones nerviosas se restablecen; en una palabra, que despierta la vida. Tal es el irrflujo de la respiroción sobre las demá& funciones vitales , deb>iÉ:ndose tal influjo a que el aire encierra un prindpio de capitalísima importancia en la nutrición ~ el oxígeno. El o-xígeno es llll verdadero alimet1to gaseoso, más indispensable a la vida que el agua o el pan, puesto que se puede vivir muchos dias sin comer ni beber, mientras que no se puede vivir muchos minutos sin respirar. .Además es el oxígeno el excitante por excelencia de todas las funciones vitales. Se ha demostrado por curiosos experimentos que el contacto de una sangre muy rica en oxigeno despierta en cierto modo todas las energías vitales :.te los órganos con que se pone en relación. Si se inyecta en un músculo vivo sangre privada de o'Xigeno, se ve que pierde inmediatamen!e su fuerza y se produce como un músculo fatigado. Si, por el contrario, se inyecta en un músculo fatigado, e incapaz ya de trabajar, una corriente de sangre saturada de oxígeno, el músculo recobra inmediatamente sa fuerza y puede de nuevo entrar en contracción y ejecutar el trabajo. Más aun; se ha conseguido comunicar, durante algunos segundos,


EL SAGRARIO DE LA SALUD

141

todas las apariencias de la vida en la cabeza de un perro, separada ya del tronco, inyectando en las carótidas una corriente de sange muy oxigenada. Las modificaciones vitales que produce el ejercicio m1tscular en un niño ahilado por una vida sedentaria , son debidas precisamente a que este ejercicio obliga a hacer gimnasia respiratoria , lográndose por medio de t:lla la introducción en la sangre de una mayor cantidad de oxígeno. Una prueba superior a toda demostración, es el hecho de que el '!iño debilitado por la falta de ejercicio puede recobrar sus fuerzas por la acción de ciertos agentes higiénicos, que no son el ejercicio, pero a condición de que estos agentes sean a su vez modificadores de la acción respiratoria . En esta forma actúan; por ejemplo, las llamadas curas de aire . Si se lleva al niño a orill~:~s del mar o a las montañas , se le ve restablecerse prontamente, sin que haya necesidad de someterle a ningún aumento de ejercicio. Y es que el aire de la montaña, lo mismo que el aire del mar, activa la respiración , es más vivo, más oxigenado y estimula la necasidad de respirar. En ambos sitios, se e'ucuentra el niño llevado por la sola acción del aire a hacer respiraciones más profundas y siente dilatarse el pecho. El desarrollo del pulmón es , por consiguiente, desde el punto de vista higiénico, lo más esencial que debe buscarse crear en el niño, puesto que la cantidad


142

PEDRO FERRER

de oxígeno que penetra en la sangre está subordinada .a la extensión del campo respiratorio. El pulmón sufre las mismas leyes de desarrollo que los demás órganos del cuerpo; su volumen aumenta en proporción de su funcionamiento. Así como el músculo engruesa cuando aumenta su trabajo, así también el pulmón adquiere más volúmen cuando se activan sus movimientos respiratorios. De aqui proceden los grandísimos beneficios que reportan a la salud los ejercicios de velocidad, y sobre todo la carrera, a que una predilección tan marcada muestran los niños. Durante la carrera , el niño trabaja tanto con los pulmones como con las piernas; se ve obligado a hacer respiraciones profundas y frecuentes. Se ha observado que un niño corri~udo absorbe siete veces más aire que si se está quieto. Cuando el niñ 0 corre, puede decirse que todo trabaja en el organismo, pero que la región que más trabaja es justamente la que más precisa desenvolver, la región del toráx, la región pulmonar. Resultado: que el más natural de todos los ejercicios, la carrera, es también el más higiénico, puesto que con el se hace, consciente o inconsciente· mente, verdadera gimnusia respiratoria.


XXVIII

Del excursionismo de que en este pueblo, especialmente en E suvista elemento joven femenino , va al parecer desperN

y

tándose la afición a la. forma de turismo a pié que lleva el nombre de excursionismo, lo cual es muy digno de ~plauso, creemos que no ha de ser inútil dedicar ~lgunas lfneas, a esta clase de deporte. Es el excursionismo el menos costoso y el más higiénico,sobre todo, para personas jóvenes y robustas, de los deportes turistas. Más, tanto para él como para las demás formas de turismo, son convenientes algunos preparativos, tales como el establecer el plan de la excursión y adquirir el conocimiento de los medios de comunicación con que se pueda contar; la elección de un equipo apropiado al género de turismo que se ha de practicar, adoptando la indumentaria precisa para


144

PEDRO FERRER

afrontar el sol, la lluvia, el frio, etc.. Un mapa y el manejo de una máquina fotográfica, pueden prestar mucho provecho e interés al turista. Una de las prendas de la indumentaria que el excursionista ha de procurar sea apropiada, es el calzado. Ha de ser éste hecho a la medida, con punta redonda y lo suficientemente amplia para que deje libres Jos pulgares; ha de ajustarse bit>n a los pies, pero sin oprimirlos y dificult~r la circulación de la sangre; la suela ha de ser gruesa y blanda y ha de formar reborde alrededor del pié para aislarlo del barro y dar más seguridad a la marcha; para amortiguar el choque no h&y tacones mejores que los de goma. Para conservar este calzado hay que rellenarlo de avena, que absorbe la humedad del cuero y mmttiene la forma, siendo, además, necesario recubrir el cuero con lánolina, que se extiende por toda su superficie, dejándolo secar hasta que la haya absorbida. Tomando estos cuidados, un calzado de turismo puede durar muchos años y puédese con él recorrerse millares de kilómetros. El viaje a pié por gusto de recorrer y visitar un país o excursionismo, ha de hacerse por etapas no superiores a ocho horas de marcha y con paradas al menos de diez a quince minutos ::ada hora. Realizados estos viajes de placer, que traen consigo un continuado cambio de lugares, en las expresadas condiciones, más el interés y la admiración


EL SAGRARIO 'DE LA SALUD

145

'Sentidos por las bellezas naturales, y la necesidad de •e jercido y de hacer vida al aire libre, comunican al excursionista elementos higiénicos de suprema calidad. Rousseau no conodó

ferroc~rriles

ni automóviles;

pero creemos qtte aiin cuando los hubiese conocido, no se rectificada en aquello que di~ o de andar a pié: «Yo no concibo una manera de viajar mas agradab1e-di· jo-que la de ir a pié: sale uno cuando quiere. se para uno donde quiere, se hace tanto ejercicio cuanto se flecesita. Se observa todo el país, se vuelve uno a la derecha o a la agrada~

izquierda~

se examina todo I'O que nos

se reposa en todos los puntos de vista ....

Viajar a pié, es viajar como lo hicieron Tales, Platón y Pitágoras. Viajar de otro modo es despojarse a si mismo del exámen de las riquezas con que tropiezan los pies y que la tierra prodiga a su vista. ¡Cuantos placeres diferentes congrega uno por este agradable modo de viajar, sin contar la salud con que se robustece

y el humor con que se alegra! ¡Cómo goza el corazón cuando se acerca un descanso! ¡Cuán sabroso parece un almuerzo grosero! ¡Con qué placer se sienta uno en la mesa! ¡Qué buen suefto se hHce en una mala

cama! ¡Ah, sí! Cuando se quiere viajar es necesario ir a pié». Más sería torpe manquedad no decir nada respecto de la fatiga,

después de haber hablado del

excursionismo o de otro deporte cualquiera . Digamos, pues,

algo acerca de

ella, aunque sean solo dos


146

PEDRO

FERREl~

palabras.

A fin de evitar los peligros que un exceso de ejercicio puede acarrear, hAY quien resume todas las recomendaciones que es necesario hacer en la aplicación higiénica del

ejercicio en la fórmula

de: t¡Mucho

ejercicio, pero nada de fdtig&!», Esta fórmula, que parece tan sensata en su trivielidad, es irrefutablemente erróuea. Si es cierto que existen personas

para

lHs cuales toda

fatiga

es

dañosa, éstas no sou más que una excepción. Puede asegurarse que para casi todas, la sensación de fatigA señala un grado de ejercicio que hace f<~lh1 alcanzar y hasta pasar. Para algunos, la fatiga constituye hasta un agente higiénico útil. Si se considera la sensación de la fatiga como una especie de non plus ultra, indicador del límite del ejercicio permitido, se obliga al individuo a quedar indefinidamente eflcerrado en sus hábitos de inercia, pues no puede salir de ellos sin fatigarse. Para nosotros es más acertada la fórmula propuesta por el Dr. Tissié, a saber: «Hay que buscar la pequefla fatiga que tonifica, y huir de la gran fatiga que enerva». Es ley general a la que niuglin ser viviente puede sustraerse, que todo hombre que quienl pasar de la inacción al ejercicio, o llevar a c¡¡bo una proeza que exige fuerza y

resistencia,

necesita, si no quiere

exponerse a graves peligros, prepararse por un trabajo


EL SAGRARIO DE LA SALUD

147

graduado, llamándose adiestramiento a esta preparación previa para el ejercicio. El adiestramiento físico puede resumirse, según el doctor Tissié, en las proposiciones siguientes: Realizar todos los días y progresivamente, sin gran

fatiga, un esfuerzo mayor que el de la víspera, hasta que se haya alcar¡zf:lllo el estado o condiciones F.l que. se aspira.-No proceder jamás por sacudidas-Poder y saber respirar bien.- No pBsar nunca de una sofocación ligera.-No forzar jamás el corazón.-Suspender el ejercicio cuando el pulso acuse de 140 a 160 pulsaciones.-Evitar todos los excesos de comida, de vigilia, y sobre todo de bebidas alcohólicas.-No adiestrarse jamás en ayunas, ni inmediatamente despues de haber comido, ni durante la noche-Y, finalmente, no olvidarse nunca que todo adiestramiento que suprime el apetito y aumenta la sed, es nocivo. En último análisis-añade el citado Doctor-puede resumirse el adiestramiento en el anunciado siguiente: Se camina con los músculos, se corre con los pulmrJnes, se galopa con el corazón, se resiste con et estómago y se llega con el cerebro. Una gran fatiga, un sobrecargo de fatiga, un surmenaje, puede ocasionar gravísimas enfermedades y hasta la muerte. Téngase esto siempre presente.



XXIX

La anormalidad infant¡l

•QuE crueles

y penosas vidas las vidus tristes de los niños tontos, torpesr idiotas, imbéciles, retrasados, inexpresivos!. Y, sin embargo, en el ochenta por ciento de los casos la tragedia pudo evitarse. Porque nada hicieron los pobres pequeñuelos; ningún pecado cometieron; nadie podrá encontrar para ellos la menor responsabilidad.... son simplemente víctimas del pec<:~do ajeno: pecado de incultura, ligere· za y egoismo. Pec1:1do contra el cuol de nada sirven llantos y lumentos una vez consumado. Antes, sí, hubiera sido oportuno. Pese a los que llorando mucho f creen ~aldar las cuentas todas de su conciencia. Laslágrimas ya entonces nada resuelven. ¿Pero es ciertamente posible reducir la frecuen• cía de la anormalidad infantil, de los cerebros deficien•

!


150

PEDRO FERRER

tes, de !a inferioddad mental? Sí, y de urr mt"lao considerable, ror1testa la Ciencia rotundamenteT fundándose en hechos y ¡:.mebas irrefutavles. ¿Cómo? Preocupándose de la herencia patológic1ll' propia y de la conespondvente a Ja persona escogida como objeto de amor; prescindiendo, los díias de unión, de toda bebida alcohólica y de todo motivo de fatiga Hsica y excitadón

nerviosa, estimando siempre er

instante sagrado de la pmcreación como el más sublime, grave y majestuoso de la existt:ncia, pues nad& puede compararse a ¡a gloria y

responsabHidad de cr-ear

nuevas vidas, de engendrar nuevos seres, de aproxi • marnos a Dios; cuidando a la mujer durante el embarazo con la prolija y delicada atención con que se cuida a las

flores

preciadas;

y, finalmente, coniiando la

asistencia del parto únicamente a técnicos capacitados, rehuyendo celosamente toda intervención de mujerucas audaces y empíricas, sucias e ignorantes. Como se ve, el remedio ha de ser necesariamente obra de mucho tiempo. Hay

que destruir infinitos

prejuicios y qoe sembrar en los corazones una verdad rechazada por muchas gentes: la verdad que dice que la única finalidad de la vida, del matrimonio, es la procreación, y que su más noble propósito es hacerlo con los ojos puestos en el perfeccionamiento de la especie. Pues bien, ¡cuán lejos estamos de eso!. Pocos son, seguramente, los novios que hablan de como van a


EL SAGRARIO DE LA SALUD ser sus hi1os. Las gentes se

CélSHrl

~54

por infinidad de

razones; muy .pocas veces puesto el pensamiento en tener hijos. El hijo res, para la "1aycwía d-e l-os matrimenios, un acddef!te, no ttTJa finalidad. Urge, por tanto, ensefíar, persu11dir, inculcar, que 1

.antes de engendrar, es preciso, elemental, forzoso :saber si. se es~& en condiciones de <q1re los hi1os nazca1~ sanos, y no

tonto~

imbéciles,

pf1raliticos, ciegos,

rrnudos, etc., etc .. Claro <!Jlle esto pod-rá producir horribles rew.tnciacion..:s; pero más, mucho más hGrrible ha de ser ver perpetwido en un nifío desgraciado el propio error, la propia insensatez. Digamos, pues, con urt ilustre psiquiatra

espafiol y selecto publicistf! que

'~antes

de embarcarse para Cite!fea constituye esencial y sacratísimo deber, lanto en el hombre como en la mujer, enterarse de si se está en c011diciones de hacer la travesia.~

¿Y que diremos del al-cohol qne no sepa ya tod-o el mundo medianamente ilustrado? No hay psiquiatra que no afirme la .suma frecuencia de anormalidades infantiles, en los hiios de los afici0nados al alcohol. que únanimamente proclttnwn que {<el acto magnífico, s.fntesis, de la vida, de crear un nuevo ser, debe llevarse a cabo completamente libre de toda influe!l· cía alcohólica. Tantq,

Más no son la herencia y el alcohol las únicas causas de la anormalidad.

Quedan aun varias por

enumerar, siendo una de ellas la tristeza, la inquietud,


152

PEDRO FERRER

el sobresalto. Cuando no hay paz en el alma y acechan dolores, disgustos y preocupaciones, engendrar tiene mucho de imprudencia temeraria. Acaso éstá sea la razón de la conocida inferioridad mental de los hijos de los gra11des hombres, puesto que la graudeza intelectual tiene siempre por cortejo sinsabores, inquietudes, preocupaciones y disgustos. Por eso aconseja con mucho ahinco la ciencia priquiátrica, que cuando se decida a cumplir el sagrado y divino deber de la reproducción, se procure hallarse con el ánimo perfectamente tranquilo y sosegado al mismo tiempo que con el corazón lleno de ilusiones halagueñas y de cariño. El embarazo tiene también importancia grandísima para la anormalidad inf&ntil. Puede asegurarse que los embarazos desarrollados con incidencias patológicas o circunstancias antihigiénicas, son verdaderos viveros de anormalidades infantiles de toda especie. Hay que cuidar, consecuentemente, el embarazo con esmerada higiene. Alim entación, casa, vida, deben ser atendidas con viva solicitud . Ni inquietudes ni sobresaltos. Buena y sana comida. Aire y sol. Habitación limpia y ventilada. Si. La mujer embarazada merece la máxima consideración. La máxima recompensa y 'el máximo apoyo social y económico. El parto difícil o mal atendido es otro de los factores de la anormalidad infantil. Es por consiguiente, un absurdo confiar el grave momento de ayudar


EL SAGRARIO DE LA SALUD

153·

a bien nacer a mujeres empíricas, tan audaces como ignorantes, sólo capaces de sal ir airosas en élqtlellos. casos donde la Naturaleza lo hace todo. Concluyamos. La gazmoñería al uso levanta un ambiente de· silencio alrededor qe las funciones sexuales, y este· ambiente es lo que hace posible que las gentes no· vean en la unión del hombre y de la mujer sino su aspecto económico, o su é!Specto sensual, o su aspecto lírico. No se .atiende a los preceptos del arte di vino de tener hijos. No se siente la debida responsabilidad, ni· se siente la noble y legítiml:l ambición del perfecciona miento de la especie. En t!n ambiente de tal naturaleza,. tienen que darse abundantemente uniones rutinarias, sin ilusión, sin entusia!>mo, sin fervor,

y,

por ende,

productoras de anormalidades infantiles de todo jaez. Sépase que para tener hijos sanos y hermosos y robustos, precisé! que en los padres haya, además de salud, amor puro, exaltación pasional, ambición de· n1útua dicha, convmidAd de ilu<>iones y esperanzas, y de afanes y deseos.


,


XXX

Consejos importantes para los candidatos al matrimonio es el título de unas hojas de propaganda T higiénico-sanitaria pre-nupcial que, con gran AL

profusión, son difundidas entre los habitantes de los Paises Bajos. Y como merecen que sean bien conocidas y bien divulgadas, tenemos mLtcho gusto en transcribir aquí una copia de ellas. Dicen así: «El cuerpo sano, con un espíritu sano, encierra capacidad y amor para el trabajo. Del cuerpo sano emana la fuerza física y moral, factor importante del bienestar conyugal y familiar. La enfermedad de uno de los esposos afecta al


156

PEDRO FERRER

-otro e involucra para los dos un acrecentamiento de 11ecesidades; la enfermedád reduce las alegrías de la vida y reporta trastornos e intranquilidad a toda la familia . Además, la enfermeda~ dtl uno puede ser transmitida al otro, y la salud precaria de los padres ha de repercutir sobre los hijos . El bienestar del mfltrimonio está comprometido desde el momento que d padre o la madre tienen ·mala snlud, y la· armonía del hogar no puede existtr ya. Pero la situación se hace más dramática aun cuando la enfermed<ld de los padres, por causa de su carácter especial, es transmitid~:~ a los hijos, con detrimento de su físico y de su moral. . La experiencia nos mues! ra, por otra parte, que la unión de padres enfermos produce, generalmente, umt progenitura debil y enfermiza, o bien que tal unión resulta estéril. Constituye, pues, un deber sagrado par a toda persona que desea casarse, tanto por interés propio como por el de la fntura familia, el capacitarse, el enterarse en tiemro oportuno, sobre si puede aceptar, desde el punto de vista físico, la responsabilidad del acto que va a emprender. Constituye un deber para los dos cónyuges el considerar seriamente, no sólo el afecto mútuo y las condiciones pecuniarias, sino más aún el estado de salud de las dos partes, al objeto de poder realizar un matrimonio feliz y apacible. Esta responsabilidad alcanza igualmente a los padres y a los tutores, puesto


!E.t. SAGRARIO DE LA , SALUD ~ue

157

su deber comprende el procurar el bienestar de

sus hijos. Ellos deben preconizarles las ventajas de tm examen concienzudo de las condiciones ñsicas de 1os canrlidatos al mfltrimouio.

Tengamo~

presente que

puede muy bien ocurrir que alguno de tos futuros <:ónyuges sufra

alguna

enfermedad -que

el mismo

ignore y que es el médico el tinko que puede descu· brir estas enfermedades secretas que implican, desde luego, un aplazamiento del malrimouio por tiempo más o

m~nos

largo.

Si los cónyuges deseatl cumplir con su deber, obligación suya es consultar a1 médko que les ofrezca -coMfianza, quien, como puede suponerse, deberá guar· <lar siempre el secreto profesio nal. Y si el médico se ve en el casü de tener que aconsejar, por <:ausa del -estado

de selud, el aplazamiento

atiéndase et consejo de

la

del matrimonio,

ciencia, escúchese la

voz de la conciencia y aplácese

temporalmente el

matrimonio. La contrariedad podrá sin duda alguna resultar grande en tal caso, pero lo sería mucho más todavía y la tristeza mucho más amarga, si por desatender los consejos del facultativo, se encontraran, dentro de la vida matrimonial, solamente

decepciones,

penas y

dolores en vez de la dicha y felicidad que se buscaba. En la mayoría de.fos casos el médico podrá dar a los candidatos al matrimonio un consejo favorable e informales sobre su estado de salud y sobre las satis·


PEDRO FERRER

158

facciones que tienen derecho a esperar del matrimonio. Pero si él se ve obligado a hacerlo de otra manera, se estará entonces en situación de aprovecharse de sus saludables consejos y de emprender la curación de los defectos de que adolezcan. Y después de un cierto tiempo, podrán quizás, con la conciencia tranquila y con una esperanza bien fundada de bienestar para el porvenir, encontrarse en disposición de realizar sus hermosos y piacenteros proyectos. Antes que el matrimonio esté firmemente concerta· do, constituye un deber de los jóvenes el comunicarse mútuamente, directa o indirectamente, la opinión del médico. Quien falte a este deber, comete un crimen contra su futuro consorte y contra los hijos que nazcan del matrimonio. Comete, lgualmente, un crimen contra la patria, puesto que ella no puede ser servida sino por una generación sana y vigorosa. » Añadamos, ahora, que en los Paises Bajos, ade· más de la intensa y extensa propaganda que por medio de esas hojas se está haciendo entre el público para que se compenetre bien

v

debidamente de toda la

importancia y de todo el interés que para todo el mundo tiene lfl salud de los candidatos al matrimonio, existen 720 consultorios abiertos a todos los candida· tos que voluntariamente quieran utilizarlos. En estos consultorios hay tres médicos que hacen cada uno su examen

correspondiente:

general ,

ginecológico

y


EL SAGRARIO DE LA SALUD

159

v~néreo. Cuando no existe obstáculo médico para el matrimonio, es expedido un certificado, si así es pedido por el interesado. Y bien, querido lector, ¿no es verdad que tales prácticas y enseñanzas urge que sean imitadas y seguidas en todas partes? ¿No es verdad que si así se hiciera muy otro seria el gallo que nos cantara?

Muy sabiamente dicen aquellos dos adagios: Antes que te ca$eS, mira lo que haces y quien lejos va a casar, o va engañado o va a engañar. Si, mucho conviene que se conozcan y traten las personas que se han de casar, para el buen acierto de los matrimonios.



XXXI

La ley de herencia certeza puede afirmé!rse que las enfermeC dadestodavenéreo-sifilíticas del padre, obran de una ON

manera perjudicial, aunque hayan sido consideradas como ya curadas, en la formación y desarrollo del embrión. Es esto la ley de herenciél, el pecado hereditario, el cumplimiento de aquella sente11cia biblicH: 4 Los pecados de los padres caerán sobre los hijos has~a la tercera y la cuarta generación.» E11 efecto. Demostrado está hoy que la mayor parte tle lBs distrofias de la infancia, debilidad congénita, atrepsia e hipotrépsia, raquitismo, infantilismo, etc., como también muchos ciegos de nacimiento, sordo-mudos, imbéciles, idiotos y locos, escrofulosos, tuberculosos deben la pesada y cruelísima cruz de su existencia a las enfermedades, venéreas y sifilíticas del padre, y si no a las enferme-


1162

'PEDRO rFERRER

dades por lo menos al dermche de sus energías físicas · en el trato sexual ilegítimo, que le ha hecho ir.capaz de engendrar un hijo normal y robusto. Muchísima razón tiene un joven escritor alemán , · Hans Wegener, cuando dice .que si la pena de ozotes pudiese aplicarse alg1111a vez, es l·a pena que aplicaría a los jóvenes, y a los que y.a no son jóvenes, que cometen la infamia, la brutalidad de casarse sabiendo que están enfermos todavía de las enfermedades que :Ú:bieran ser llamadas, no secretas, sino vergonzosas . Si, merecen tales canallas para los c11ales no bastan la vida y la salud ;de una mujer para arranca~les una honrada confesión, ser públicamente abofeteados. Pues que ¿estamos protejiendo.a los animales contra todos : los contagios, y hemos de dejar a las infelices mujeres, l

indefensas, expuestas a la horrible ponzoña de las

• enfermedades venéreo-sifilíticas? . Los padres que de veras aman a sus hijas cual • ellas,merecen y deben .ser t~madas, no han de esperar •¡ quedos)bel1e·t<Héritos

abolicionistas de la prostitución

· ofídaL y.Jf:gal consigan el pleno triunfo de su ideario l (que la

transmisión,

avariosis sea

inoculación o contagio de la

considerado como delito, dentro del

· derecho común e igual en los dos sexos, que el médico · intervenga en el expediente matrimonial, que el juez no autorice enlaces que la cienda estime fun~stos, que sea motivo de divorcio el contagio consciente de la avariosis; etc., etc.), sino que al ser pedida su mano,


Et

SAóRAI'~IO

D'E LA SALOD'

T63\

han de exigir al pretendiente sea examinado por un 1nédico, y exigir a éste después, béJjo palabra de honor, qut diga si, exa•ninado, t:stá sano o enfermo. No, n(} puede un padre verdaderamente amante de su hija consentir que sea la sangre de ésta, bajo ningún concepto ni por ningún motivo, corrompida por un vicioso vil y desvergonzado. Bien sabemos, qt\e es el instinto sexual el más fuerte de todos los instintos¡ que unas veces es fuego que nos consume, y otras ola irresistible que nos arrebata; que h<~y nw111entos en que los demás instintos parece que han llluerto y que solo él vive, o que todos los otros se han aliado para hacerle a él más poderoso

y convertirle en tormento continuo e inaguantable; que es como una invencible atracción hacia la mujer, como una imperiosa necesidad unirnos íntimamente a ella

y de tenerla por compañera en toda nuestra vida. Pero también sabemos que la principal razón de ese instinto es la perpetuación de la especie-; que en él duermen generaciones que no esperan más que ser despertadas; que en él están encerrados los cuerpos y almas de nuestros hijos, y que nuestro mayor deseo ha de ser dar vida a hijos sanos, robustos y cariñosos, transmi· tiéndoles lo más puro que de la nuestra tengamos para bien de todos nuestros descendientes y de nuestra patria en el porvenir. Si. La

fuerza sexual es el

porvenir. Y pues ese porvenir germina en el presente,

y pues lo llevamos en nosotros mismos, apreciemos, la


T64

PEDRO FERRER

fuerza sexual en todo su valor, y aprendamos a amar

1!1

nuestros hijos en nnestra propia fuerza generatriz. Téngase por cosa muy segura que quien sepa conservar intacta y pura hasta el matrimonio su facultad creadora, se hará un gran bien a sí mismo y prestará un gran servicio a sus descendientes. Lástima-se dirá-que no pueda ser verciad tanta belleza. Pero es imposible. ¡lmposibler «No me digais nunca-solia decir Mirabeau a su escribiente-esa palabra tan neda•. Aqui no hay más que una disyuntiva: o ser el corcel que se deja excitar v castigar por un bárbaro jinete hastll que estén agotadas todas sus fuerzas, o ser el jinete que, empuñando las riendas con mano firme, doma al .caballo con puño vigoroso. O dejarnos arrebatar como nave sin timón en un mar sin orillas o ser el piloto que señala ~ la nave el rumbo fijo y la conduce al puerto. Pues bien; existe una dirección segura a la que podemos encomendar nuestra vida sexual: TENE· MOS UNA VOLUNTAD. Cuando la voluntad interviene en el momento oportuno y en la dirección natural, aunque los ob~tá­ culos la cerquen y pesen sobre ella Jos más terribles vicios hereditarios, toJo lo vence con su poder.


XXXII

Selección humana o Eugenismo

L

A principal finalidad que la Eugenesia persigue es

impedir en la mayor medida posible la reproducción

de los cacogénicos, a la par que aumentar la de los aristogénico:S. ¿Pero quienes son los primeros y quienes los segundos? Pertenecen

él

aquellos todos los criminales,

los alíenados, los imbéciles, todo individuo de respon· sabilidad disminuida, o que sea malo, pei1denciero o amoral. Son esas personas las que causan más daño a la sociedad y las que la transmiten más gérmenes nefastos. Eliminar sin temor también el canalla robusto, a pesar de su fuerza y de su salud física, y hágase lo mismo, con los narcotizados por el alcohol; el opio, etc., que, aunque pueden ser capaces bajo otros aspectos, nos


PEDRO FERRER

166

infectan con sus vicios y aberra€iones. Sola qtre aqui' el único remedio consiste en )a supresión del ttso de los narcóticos, pues de ttada servirá eliminar alguno::; narcotizados si se sigue produciendo artificialmente un número de ellos cada vez mayor. Las personas predispnes~as por herenda para la tuberculosis y el cáncer, los inválidoS , Jos raquiticos , los hemófilos, los seres imperfectos de todas dases ; así como ~as demás gentes que sean incapaces de procrear nna raza saua porque padezcan enfermedades que se heredan o e~dolez.can de mala constítudón, deben o debieran ser incluidas igualmente én )a categoría de personas que deben evitar el reproducirse o hacerlo al menos con la mayor parquedad posible. Pertenece 11 los segundos, esto es, a los aristogénicos, a los tipos que conviene multiplicar, los que manifiesten seutimientos altruistas de deber, de veracidad, de honr11dt:z, de un verdadero amor al trabajo, y los que sean de carácter igual, padiico, bueno y amable . Estos , y los que además estén dotados de una inteligencia clara y de un espíritu activo o de uua imaginación creadoril intelectual o artística, y posean por añadidura robusta salud corporal, gran resistenciR a la fatiga y a las enfermedades, y una sana longevidad, han de ser los que deben coustituir la exceleute y utilísima clase de reproductores para el porvenir. La verdadera energía de la voluntad, es decir, la perseverancia

en el

cumplimiento

de

las resoluciones


1

1EL

SAGRARIO DE. LA SALUD

l'67

, ra'!onadas que se hayan tomfldo, y 110 el porfiado y tiránico espíritu de dmnin'ficióu, ,¡¡ le úbstinacióu en el error, debe figurar también en el numero de las <:ualidades más deseables qtte se ha de procurar reproducir. U 11 punto capital efl la cuestión de lüs tipos -a reproducir consiste en e4 cuitladoso estudio de los valores l•ereditarios rorporales y mentales de su t-lscerder~cia paterna o mateina, pues la c..slidad de los reproductores es a su ver: una resultaute o combinación de las energías hereditarias de los ascc11dientes. Imposible es negttr bo11dad, belleza 11i itlta ni noble conveniencia al ideal eugénko. Lo que uhora hace falta es demostrar la posibilidad de sn realización. ¿Es realizable, efectivamente, el eugenismo? Si, contestan llenos de convicción sus partidarios. ¿Cómo? Por un lado creando la corrciencia de la responsabilidad genesica. Con una pertinente educación, y la enseñanza y conocimiento de los factores que son ya benéficos ya r:ocivos para las necesidade'i de la raza, se puede despertar esta conder\cia y sugerir ec;ta responsabilidad. Y por otro lado aplicando a los reproductores más inferiorizados de la especie; al grupo de inconcien· tes natos irresponsables, criminale&, idiotas, epilépticos y degenerados mentales de toda clase; a los individuos dominados por vicios consuetudinarios que han tomado el caracter de enfermedad crónica: alcohólicos, eterómanos, morfinómanos, etc.; aplicando, dicen, a


168

PEDRO FERRER

todos esos seres que animalizados va, ora por la enfer. medad, ora por el vicio, son incapaces por su estado de obscuridad intelectual de Jos. actos reflexivos del espíritu, y por Jo tanto, de tener conciencia y responsabilidad, procedimientos que, sin privarles del acto sexual, les impida, no obstante, perpetnar<¡e en otros seres. Hoy que se puede asegurar que ~i no está en nuestras manos el modificar nuestro apetito sexual instintivo y hereditario, dispouemos, en cllmbio de todos los medios necesarios para regular y mejorar las procreaciones, no se concibe como el hecho de la reproducción esté completamente descuidado en nuestras sociedades actuales. No, no se con::ibe la indiferencia con que se deja cumplir una función que interesa tanto a la colectividad como al individuo. La Jibertad absoluta de la reproducción es un calamitoso error. Respetamos esta libertad tan malhechora y no t¡tubeamos eu ·restringir 'libertades menos peligrosas en beneficio de intereses colectivos meuos evidentes. Es un prejuicio que hay que combatir con toda ener2ía. No, no se puede tener el derecho de procrear hijos, cuando no se es apto para engendrarles sanos de cuerpo y de espíritu.


XXXIII

Un gravísimo error opinión tan extendida de que la continencia sexual resulta o puede resultar perjudicial a la salud, constituye un gravísimo yerro que urge combatir y desvanecer, a la par que una superstición ya enteramente anticmtda. Toda la ciencia especialista se pronuncia hoy únicamente, contra tales creencias, y afirma que, en todo caso, las pequeñas molestias físicas que puedan provenir de la castidad, no valen ni siquiera la pena de ser mentadas en comparación de las consecuencias casi seguras que trae consigo la frecuentación del vicio. Citemos al pié de ·la letra, en corroboración de lo que venimos diciendo, algunos pasajes de las primeras autoridades en la materia, no de austeros

L

A


1i0

PEORO FERRER

moralístss, sino de

hombres de mucha experferrde

práctica , que llétblan principalmente desde el punto de vista de la salud. El profesor Oesterlen escribe en su «Manual de Higiene» ; (( Aun a los qne acostumbran a prescindir de razpnes de conciencia, les interesará saber que la castidad, o sea el dominio de la bestia que llevamos dentro de nosotros , toriavia . no ha producido ningún grave mal, y si alguno acaso haya producido, puede asegurarse que es cien veces menor que los acarreados por el comercio sexual prematuro,_o excesivo, o ajeno al matrimot1io. Como en todas las debilidades, lo que hay que evitar ante todo, es el primer paso, porque es más fácil vencer la concupiscencia al principio que no después de haber probado ya la fruta del arbol prohibido. Reflexiónese que no hay mérito alguno en hacer lo que cualquier imbécil, cualquier anim~:~l, ha::e tan bien o mejor que nosotros; sino que el mérito del hombre ha de consistir precisamente en el dominio de · si mismo y en la rígida moralidad». En su «Neuropathia sexual virorum », dice el profe· sor Eulembrug: «Nadie, llevando una vida razon1.1ble, ha contraído, por su abstinencia sexual enfermedad alguna. El criterio, contrario , tan repetido y parafraseado, me parece una charlatanería hueca e insustancial, que sólo sirve, consciente o inconscientemente, para dar pábulo a la idolatría poderosa, extendida y cómoda, del prejuicio. Es ne::esario luchar enérgicamente contra


EL SAGRARIO DE LA SALUD

171

<este prejuicio. Hay en ello un noble campo de accton para los médicos, que pueden coutribuir a rectificar el falso camino etnpremiido con la reglamentación oficial <le la prostitt1dón. El erréneo criterio que considera dañosa la abstención sexual, 'nfltiye de un modo funesto, lastimoso sobre la juventud, lanz·ándola inevi· tablemente a las relaciones seJtuales ilegítímas, y en general, a la prostitución. Nunca, nunca nos opondre· mos con bast-ante energía a tal criterio . • En un libro t.La cuestión sexual,, e1 profesor forel. sabio neuropatólogo de .lurich, se expresa en los términos siguientes: «Jamás he visto un~t enferme· dad del espíritu nacida de la cac;tidad, y, en cambio, he visto innumentbles a consecuencia de ta sífilis y de los excesos de toda especie. Es preciso convencerse de que, para el joven. antes del matrimonio, le castidad es, no soto lo mejor para la ética y la estética, sino también, cuando se piensa en la p~stitución, lo menos malo para la higiene. En condiciones normales, un joven del tipo medio normal, que trabaja ir.telectual· mente y fisicamente, y apartado de excitaciones artifi· dates, sobre tode, del alcohol, que paralizan la voluntad

y la reflexión, puede perfectamente, sin riesgo alguno, observar una vida de castidad, es decir, de abstinencia sexual.

Basta de citas. Aquel a quien no baste el testimo· nio incontrovertido de la ciencia que afirma por boca de sus más autorizados sabios que la 11bstención sexual


172

PEDRO FERRER

no es ni ha sido nunca dañosa, mire a su alrededor a ver si entre los camaradas de su edad encuentra algun joven casto, compañero en la lucha. Seguro que lo encontrará, pues hay jóvenes puros en mucho mayor número de lo que se cree . No es preciso que sea ningún puritano infeliz y aburrido, pero si de firme voluntad; que sepa vivir una vida oculté! de heroísmo, en la que la lucha que se sostiene no disminuye sus fuE:rzas, sino que las aumenta. Busque la compañía de jóvenes de esta naturaleza, asocíese cordialmente a ellos y verá, tocará y comprobará prácticamente, como la conducta honesta y casta de la continencia sexual, en vez de perjudicar a la salud, la favorecen grande· mente,

tonificándola

y embelleciéndola en

los sentidos. Esto por una parte."Y por otra , si

~e

todos

quiere que

el cuerpo sea un buen compañero de armas en la lucha por la pureza, démosle un tratamiento adecuado a este fin, a saber; que en lugnr de preocuparnos y de discu· rrir tanto y tan réciamente acerca de tos peligros imaginarios de la abstención sexual, dirijamos pertinaz

y valientemente todos nuestros esfuerzos a hacer una vida higiénica de endurecimiento, trabajo y ejercicio corporal, y a luchar sin tregua ni descanso contra las tendencias y hábitos nocivos, y, en especial, contra los excesos del tabaco y de la bebida.


XXXIV

Un poco de maternología onos los indi.viduos hutmn'los desarrollan su vida en una serie de circulas sucesi vos, qtte vienen a ser como grados del ser correspondientes a deter• mida época. El primer círculo de la vida del l}iño abarca sólo el peque\'!o periodo de unas seis semanas. E.l recién nacido no sabe más que chil.lar, pero hacia las seis semanas aparecen las lágrimas y las risas . La pequefla majestad-como dice Heinrich Lohizk-ha aprendido en esas seis semanas a reir y a llorar, o sea, a asentir alegremente o a negar con toda su alma. Los cuidados para con el niño en este tiempo pueden condensarse en dos palabras: limpieza y leche pura, sobre todo leche materna. Pero una cosa hay que añadir todavía como complemP.nto de estas, a saber: procurar que el

T


174

PEDRO FERRER

alma en su desarrollo encuentre más motivos para afirmar que para negar. Hay que ofrecer pues, al niño más ocasiones :ie reir que de llorétr. Sépase que el estado natural del nifio es la alegría . Cuando llora, no lo hace nunca sin algún motivo. Sólo la alegría nos ata a la vida. Ella nos comunica espléndida salud. Afirmar alegremente la vida y no negarla entre llantos, constituye el arte supremo. La amargura debe, por tanto, desaparecer en lo posible , y en lo posible, se han de suprimir las causas del llanto. Dos únicas maneras hay de tranquilizar a los nifios cuando lloran. Consiste la una en que, con tiempo y por si mismos, se sosieguen. Lo mejor es que ellos mismos se distraigan. La otra manera es la de conso· larlos con la paz y la alegría de que les rodea la madre. Nadie, como las madres, sabe consolar. Más no se acuda nunca a la cuna. Este desdichado artefacto no deberla existir ya. Mecer a un niño es como embo· rracharlo de una manera mecánica . Queda más tran· quilo porque queda 11tontado. Pero cualquier clase de embriaguez es muy perjudicial. Es mucho más im;Jortante de lo que generalmente se cree, que el niño aprenda, cuando ya ha entrado en el segundo círculo de su vida, a sosegarse él solo, porque asi, de este modo, aprenda a encontrarse y a reconcentrarse en sí mismo. El que no aprende esto en la infancia, dificilmcnte lo aprende luego. Muchas madres se figuran que deben evitar a sus pequel\uelos


EL SAGRARIO DE LA SALUD

175

este trabajo. Les perjudican grandemente. Repitámoslo. El niño que llora en el segundo círculo de su vida, debe empezar a acostumbrarse a bastarse a si mismo; es preciso que le demos ocasión de domiuar por sí mismo sus pequeños dolores. Hay muchos adultos que no saben soportar el dolor . Viven mal, y no logran vencer las dificultades de la existencia . Pues todo esto se debe, en gran parte, a que en la primera infancia no supieron sus padres tratarle razonablemente. Otro yerro lamentable es infundir en el ánimo del niií0 los senli1uieutos de miedo

y de temor. Hay

madres que temen constantemente por sus hijos, y les transmiten este miedo que imposibilita luego la paz del alma. La inquietud y el miedo acaban por convertirse en enfermedades nerviosas y en toda suerte de perturbaciones físicas. La vida trae consigo infinitos peligros, de los que no se puede precaver enteramente. Sólo un medio hay de dominar estos peligros: la propia energía. Pero. ¿cómo va a desarrollarse esta energía si se asusta al niño a cad~ paso? S0n muchos los niños que sufren toda la vida los resultados perniciosos del miedo estú· pido con que se rodeó su infémcia; y es mucha la gente que muere antes de tiempo, no por Jos peligros de la vida, sino por el temor, por el miedo a estos

pefi~ros.

Es bueno acostumbrar al niño desde el principio de su vida al agua fria y al aire puro. Claro que no hay que olvidar que el cuerpo del niño es muy deli-


176

PEDRO FERRER

cado. Pero el aire y el agua robustecerán su naturrareza. Además, estos elemeutos habitúau a lo áspero y duro de la vida , desarrollan la energía y tonifican el ánimo. Toda la molesOa de los constipados, que en la mayor parte de los casos proviene unicamente de ha torpeza y temor de los padres, puede suprimirse para siempre con el prudente empleo del aire y del agua. Piénsese eu lo mucho que con esto se habrá ganado. 'Por lo que se refiere a la comida, llegado el niño a este círculo de su evolución, mucho se ha discutido sobre ello. Parece que lo mejor es no forzar al uiño a comer lo qae no le gusta. Muchos niños que en la época de la primera dentición se resisten a comer, cambian de tal modo, al aparecer los segundos dientes, qne nunca ltegan a hartarse y piden insistentemente todo lo que antes rechazaban. Procúrese despertar principalmente el gusto por las legumbres, frutas y verduras; y entre los dulces y confituras, dese la preferencia a la miel , La miel es el dulce mejor y más noble, al mismo tiempo que el más sano. En ninguna casa con niños debería faltar la miel pura de abejas.


XXXV

La boca en la infancia inculcar, no sólo en los niños, sino también P en los padres y madres, la suma importancia y RECISA

trascendencia que tienen los cuidados de la boca y que desconecen la inmensa mayoría de las gentes. Por no darles la importancia que en sí tienen a la profilaxis de la cáries dental en los niños y a los cuidados que la boca de estos delicados organismos requiere, se presentan males que una vez implantados pueden acarrear fatales consecuencias. Además de la innegable influencia que el poner el estado de su aparato dentario en condiciones normales, tiene sobre la salud del nifio, el aumento de la capacidad intelectual mostrado por las diferentes pruebas psicológicas, es extraordinariamente grande en no pocos casos. En la mitad de ellos, el término medio de mejoramiento en las funciones


178

PEDRO FERRER

intelectuales examinadas, varia entre el 27 y el 16 por 100. Se puede, pues, muy decir que con la higiene bucal se posee un arma de riquísimo valor para comba· tir la degeneración de la raza, el retardo mental y pedagógico y para disminuir enormemente la cifra de mortalidad infantil. Desde que nacen, dt: ben d~ ser sometidos los niños a la limpieza ininuciosa y delicada de su mucosa bucal en toda su extensión; operación que ha de ser practicada con uu poco de algodón montado en umts pinzas y empapado en una solucción de perborato sódi· co. y realizada por lo mer.os dos veces al día, aunque nada anormal en ellos se perciba. En el momento que empieza la erupción de los dientes temporales, es necesario intensificar los cuidados de la boca, haciendo la madre la limpieza de los dientes con un cepillo de tamaño apropiado y de cerdas suaves, y pasando el cepillo con sumo cuidado, para no herir la mucosa, en la parte de encía en que no hayéln hecho erupción todavía las piezas dentarias. En aquellos niños en los que por su est<~do general se veél que son pobres en sales de cal, se les administrará compuestos cálcicos solubles, con el fin de remineralizar estos organismos débiles predispuestos a un sinnúmero de infe::ciones, y desde luego a menor cantidad de compuestos de cal en el diente, que los hará tributarios de cáries múltiples desde sus


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primeros ai'los, cáries que, además de las molestias que en si lleva esta lesión, por el dolor y dificultad para masticar, que les hace rehuir en muchos casos el querer alimentarse, pero que una vez corregida esta alteración del órgano dental, el niño nota inmediatamente su mejoría y se alimenta de un modo normal. En lo que se refiere a la enseñanza de la higiene l"n general y de la higiene bucal en particular en las escuelas, es mucho más importante inculcar el hábito o costumbre de las prácticas de higiene que inculcar e¡ conocimiento teórico de ellas. «Es infinitamente mejor tener el hábito de limpiarse los dieutes, que saberse de memoria todo uu volúmen con la descripción de la estructura y las funcioues dentarías•, ha dicho un eminente higienista. Expongamos ahora los principales preceptos higié· nicos odontológicos: l. 0 -LHS cáries dentaria es una puerta de entrada del bácilo tuberculoso. 2.0 -No dejarse besar en la boca. 3. -No hacer uso de los dientes más que para masticar. 4. 0 -No dejar de enjuagan:e y cepillarse los di en· tes despues de cada comida. 5. 0 -Conviene, por lo menos una vez al año, hact:rse examinar la boca por un dentista. 6. 0 -Conviene acudir al mismo a la menor molestia que se sienta en la boca. 0


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7. 0 -A Jos niños se les vigilará con mucha atención la erupción de sus dientes. 8. •-Si se observa que el nii'io durante el sueñe> respira con la boca abierta, es porque tiene algo que le impide respirar normalmente; hay que llevarle por consiguiente, al especialista de garganta, nariz y oidos. 9."-EI cepillo de dientes y el vaso para higiene de la boca han de ser de uso rigurosamente personal. 10...-No dejar que los niños usen cbupones de goma, ni juguetes que tengan por objeto de introducirlos en la boca para distraerlos. 11."-En caso de enfermedad infecciosa o ell épocas de epidemia, hay que exagerar los cuidados de la boca. Y 12. 0 -Es necesario cuidar la boca como una joya de valor inestimable.


XXXVI

Andraitx se muere gritamos en vista de las cifras de mortalidad, E nupcialidad y natalidad que ofrece la demografía STO

de este pueblo correspon~iente al afio de 1928. 90 defunciones con sólo 65 nacimientos y 23 matrimonios bien claramente demuestran que Andraitx se está muriendo, o que por lo menos ha entrado en fatal decadenci'a. ¡Cuánta tristeza invade nuestro ánimo, cuando en este terreno parangonamos el pui!blo que nos ha visto nacer con otros de la misma Mallorca! Ahi tenemos, p. e., a la Puebla. La Puebla con 8,523 habitantes, presenta en su demografía del año próximo pasado nada menos que 224 nacimientos y 74 matrimonios con solo 91 defunciones. Compárense estas cifras con las de Andraitx, que de hecho sólo cuenta con 4,948 habitantes, y dígase Juego si hay o no motivo para de


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veras apesadumbrarse. ¿Tiene remedio este mal? El problema de la n~pdalidad y natalidad es mrry complejo; hállase intirnRmente relacionado con otro& de índole ética, sociológica y econótnica muy complicados y de mt~y dificil solución. En cambio, el de los fallecimientos ofrece mucha mayor simplkid&d; más que todo, es un problema de mera higiene y sanidad, y la higiene y sanidad no son otra cosa que problemas de instrucción y edncación, de escuelas y maestros, de cultnra intelectual y moral, de enseñanza. y sobre todo de enseñanza primaria. Hay, pues, que higienizar y sanear, empez1mdo por enseñar catecismo5 de higiene y de sanidad. Y la verdad es que bien vale la pena de llacerlo. Si Andraitx en vez de tener anualmente, como viene teniendo desde hace muchos años, una mortalidad de un 18 por mil habitantes, llegara a tener una de sólo un 10 o un ll, como ya ha llegado a tener La Pue • bla por mil, sus defunciones no pasarían de 50 o 55 en lugar de las 85 o 90 que ahora ocurren ¿y quien 110 comprenderá que una tal disminución anual de muertes, que 30, 35 o 40 mllertes menos todos los años, han dt> representar de un modo seguro un aumento notable de riqueza y bienestar general?. Pero ¿seria posible ~lcanzar en nuestro pueblo un resultado tan halagueño? Claro que sí. ¿Cómo? Pue!'l haciendo lo mismo que han hecho tos pueblos que ya


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Vu han conseguido~ llevar a cabo sin contemplacio11eS l'l'Í

miramientos

particulares y egoislas de ninguna

especie, todas las obras de higienización y saneamiento que hayan sido precisas y necesarias. Eso sí. Las bases y fundamentos de tales obras deben colocarse, y colocarse de una manera firme, en las escuelas de primera enseñan~~:a. Y se comprende

y se explica facilmente. PQrque ~no es cierto que el progreso mectínico, haciendo más cóm'Oda y más alegre a la vida, y más asequibles a todas las clases sociales a tos bienes y beneficios todos de la civilización, Ita de terminado una supervaloria;ación de aquella? ¿Y 110 <:s cierto que esta supervalorización de la vida, ha

llev<~do

al hombre de

hoy <lía a no conf-ormarse como anles con saber morir, sino que quiere antes que nada saber vivir? Pues s¡ tanta es la importancia que a la vida co11cede el hombre 1rlctual; si a ella y a su ejercicio dedica principalmente su atención y preo_cupación; si se refiere, al menos en estado normal, vivir mucho y con salud, que no poco

y alegremente, ¿no es natural y lógico y de sentido común que en las escuelas se enseñe desde el principio a niftos y niñas a regir, dirigir y administrar la vida de una manera verdaderamente inteligente? ¿no es natural y lógico y de sentido común,que siendo la higiene

y la sanidad las fuentes únicas y auténticas de la salud y de la vida, las escuelas primarias dediquen con ahir.co y en primer lugar sus esfuerzos y atenciones a


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PEDRO FERRER

la enseftanza y práctica de aquellas disciplinas? No somos tan cándidos que esperemos qu~ con sólo prédicas, consejos persuaciones, y convencimientos; que con sólo la pulabra, cartillas, hojas y libros, se llegue a la consecución de la debida higene y sanidad públicas y privadas. Buenísimos y útiles son esos medios. Si asi no lo creyéramos ni los usaríamos ni los recomen· daríamos con la insistencia que venimos haciéndolo. Pero hay que confesar que se presentan casos en que no bastan; y entonres ¿Que remedio sino acudir a medidas violentas, autoritaria~, coercitivas y coacti· vas? ¿Que remedio, cuando la fuerza de la razón resulta ineficáz, que echar mano de la razón de la fuerza? Por algo se pinta a la Justicia con una espada en la mano y no con un libro o un rosario. Si, hay casos en que precisa recordar aquel refrán que dice: A Dios rogando y con el mazo dando, o aquel otro que proclama: Hága$e el milagro aunque lo haga el diablo. Andritxoles, sólo una disyuntiva tenemos: o con· ,t emplar ind.iferentes) criminalmente, como nuestro pueblo se va muriendo, o disminuir con medidas de higienización y saneamiento el porcentaje de su mor· talidad, hasta reducirla al nivel de La Puebla, o sea a un 1O por mil habitantes. A elegir, pues, y cuanto más pronto mejor.


XXXVII

Médicos y maestros A obra admirable, sapientísima, humanitaria de la Medicina de nuestros días, va enfocada a la sani· dad social y reclama el concurso de todos los ciudada· nos conscientes. Bien ~abido es que vida y salud son inseparables; y por esto no hay que olvidar que si en manos de los maestros se depositan los niños para que se ~iga con tino el proceso de su evolución psicológica y social, la acción mental y la vida en común reclaman el primor· dial postulado de la preservación de la 6alud. La función real de la escuela no ha de consistir, por tanto, en «el noble arte de leer, escribir y contar•, sino en el arte bello, útil, de vivir, y su sentido cabal-si es que la escuela tiene algún sentido-es que ha de ser elaboratorio de la vida•, esto es, vivero de hombres sanos,

L


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conscientes y sociables. Lo que primero importa es que jamás sean las escuelas absurdos encerraderos de chicos y reventadores de maestros. No se puede dar iniquidad mayor que esR iniquidad social, en la que si algo se enseña al nifiQ-como dice el ilustre maestro y publicista Luís Huerta-- es a declinar, dando a esta palabra el signifi· cado de la más acerba

ironía. Sí, en tales antros declinan verdaderamente los niños inclinados sobre el viejo y antihigiénico material pedagógico. Es, pues,

de todo punto imprescindible, urgentísimo, cambiar de raiz el tipo de nuestros escuelas, y que la opinión pública se haga cargo de los modernos ideales pedagógicos. Precisa, urge que se

vaya

venciendo la

indiferencia y lu hostilidad de los medios cerriles que nos ahogan. Si inseparables son, como hemos dicho, vida y

.salud, inseparables hHn de ser médicos y maestros, es decir, la escuela y la higiene. Por muy importante que sea el conocimiento de las letras del alfubeto y de las tablas de calcular, no Jo es menos el cultivo esmerado de la integridad ana· tómica y fisiológica de la piel del niño, esa admirable barrera de defensa

que se opone al paso de los

enemigos microbianos que atentan contra su salud. La biología nos ensefia que mientras sepamos mantener en buenas condiciones a esa muralla protectora del organismo infantil, ltt salud del niflo estani asegurada.


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En cambio, desde el momento que se descuide la vigilancia de la frontera salvadora de la vida, el niño queda expuesto al peligro más inminente. El niño debe aprender a saber, consiguientemente, Jo mucho que vale su piel, ya como murallll defensiva, salva guardia del organismo, ya como capa ornamental, ya como aparato termorregulador, ya como órgano de varios sentidos corporales (del tacto, de la presión, del dolor, del fria, del calor, de la electricidad) ya como agente de intercambio de productos entre el organismo y el mundo circundante. Pero este conocimiento de ta piel (y también de las mucosas que no son sino piel interior) no ha de ser verbalista, sino práctico, por lo que la obra de la escuela requiere, además de monitores, la actividad de un técnico que enseñe a los nifios a cuidar de su piel, de sus uñas, de sus dientes, de sus ojos, de sus oidos, de su nariz, de su cuero cabe· lludo, etc.. Debieran también las escuelas estar provistas de tiendas de campaña, para que pudieran hat:er asi eficaz la enseñanza viva, yendo al campo siempre que el ti~mpo lo permitiese, y pusiesen de este modo al niño en contacto con la Naturaleza, aprendiendo a conocerla y amarla a lo vivo, y no mirando las estampas de un libro. Pero esto no basta aun. La escuela de hoy no puede funcionar sanamente si no tiene un archivo escolar que contenga no sólo Jos datos de contabilidad y administración, sino el registro social escolar, el regís-


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tro científico, la documentación de enseñanza, nna ficha personal de filiación, un ficha pedagógica de progreso escolar, una ficha médica (hoy se pide también una ficha psicográfica y vocacional), y una ficha biometrica, que debiera ser la primera y fundamental , donde se registre con todo esmero la euolución y los ritmos biológicos del niño. Como se ve, el concurso de médicos y maestros es altamente necesario en el problema escolar moderno, si se quiere seguir el desenvolvimiento higiénico-pepagógico mundial.


XXXVIII

La higiene, fuente de riqueza cierta que la riqueza no es más que S trabajocosa acumulado, y que cuanto mejor sea la salud IENDO

mayor y más bueno ha de ser el producto del trabajo, y que la Higiene es la ciencia y el arte que ensefía a tener, conservar y perfeccionar la salud, cosa cierta será también, al par que natural y lógica, que la higiene es necesariamente una fuente de riqueza. No es extraño, por consiguiente, que así lo demuestre el raciocinio y que asi lo confirmen los hechos. Todo individuo hasta llegar a la época de poder con su trabajo rendir utilidad a la ::olectividad, no hace sino producir gastos, gastos que ciertamente han sido valorados y analizados por distintos autores con el más escrupuloso cuidado.


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lOO

Y como par término medio hasta los dieciocfrn año§ no se empieza a trHbHjar, decHcándose todo el tiempo a11terior sólo a cor.seguir una educación que les permita rendir un trabajo útil, tanto mejor remunerado CllHilto más útil, resulta bien darameute que jndiv;duos que unicamente vivan hHsta los veinticinco años rendirán utilidad sólo duri:lnte siete años (los que van desde los

18 a los 25), mientras que los qne vivan hasta los stsenta y Cllé<tro años ta har3n cuarenta y seis años (los que

VHII

desde los 18

¡¡

los 64).

¿Que se d·esprende de estos datos? Pues, sencillamente, que aqnellos paises ql!e tengan nna vida media de veinticiuco años, hao de soportar sus habitates con sólo siete Mios de trabajo, los gastos que acarrean la edncadón de los jóvenes, las enfermedades de los que no pueden trabajar, etc., etc., por lo que por muy rico que sea E:! suelo de esos paises, la vida se dese11volverá en enos con la mayor pobreza, como

así ocurre eu la India. En cambio, en Norte América, por ejemplo, doude la vida media es de sesenta y cuatro años, aunque el individuo esté edttL·ánd<>&e hasta los veintidós élños, con lo cual se perfecciona más y más en la clase de trabajo que ha de llevar a cabo, le quedan todavía cuarenta y dos años (los ql1e van desde los 22 a los 64) durante los cuales puede rendir con su trabajo una utilidad tal a su pais, que le permite poder soportar fácil J cómodamente la carga de la educación de los


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. Ji;venes y d-emás .g11stos, sobráudole atw potenc-ialidad para ser, corMo ya ha

lleg~do

a ser, rwo de los paises

más ricos del mundo. ¿Cuál es la caus:a de la dtferet1da que ofr€cen esos dos psises de la misma riqueza naturaf? Pues, sencillamente, la presencia de una buelJa organización sanitaria, pues ella es, y solélmentE: ella, lo que ha conducido a alarg11r la media en la vida humana en los Estados Unidos, practicando priucipalmente una lucha eficaz y p€rsisteP.te contr-a las enferme-dades llamadas evitables, El GHtges, ctcyas agu-as sagradas tienen múltiples aplicaciones. tanto que lo mis111o · sirve para beberllt c<'.lrno para lavar ropétS de enfermos o ¡>urificar los cadáveres, sostiene, transmite y

propag>~

las eufermedétdes

contagiosas con gran facilidad en la lndia, horra de toda higiene, mientras que el aislamiento precoz y S<Jbre todo la hospitalización,

evi~a

en Norte América

que se presenten tales enfermedHdes en forma epidémica. Pero h<iy más aún. La labor del médico higienista en Norte América, no es sólo la de obl1gar al aislamiento en los casos de enfermedadas coutHgiosas, sino que debe evitarlas por todos los medios conocidos, imponiendo la vacunación y revacunación, la desinsectación, la desratización, el uso de una buena agua potable, la construcción de un buen alcantarillado para las aguas residuales, cte., y además, poner al individuo en las mt:jores condiciones de resistencia, mediante la


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educación y enseñanza de las reglas de alimentación de la higiene prenatal, preescolar y escol21r, de la higiene del trabajo, etc., etc. Claro que todo esto cuesta dinero, mucho dinero; y por eso, la frase que encabeza como buena el cBo· letin San!tario» :ctel Estado de Nueva York, y que debe recomendarse a todas las autoridades y a todos los pueblos por insignificantes que sean, es la siguiente: cLA SALUD PUBLICA SE PUEDE COMPRAR. CON LAS NATURALES LIMITACIONES UN PAIS PUEDE FijAR SU CIFRA DE ,\\ORTALIDAD•. Hace veinte años, la vida media en Norte América era igual que la de España, cuarenta y seis años. Su Sanidad, su higienización, ha conseguido prolongarla dieciocho aí'los más. Espaí'la. gracias a la labor realiza· da en estos últimos al\os, ha alar~ado la vida media de sus habitantes seis años, pero aun qtLeda mucho que hacer. La posibilidad de una vida media .de sesenta y ocho años es un hecho bien comprobado. Debemos, por lo tanto, tender a que estos dieciseis años más de vida probable Jos puedan wlcanzllr los espaí'loles. Y si esto se consi¡ue con dinero, siendo la salud la mejor fuente de riqueza, y la higiene el único manantial de la salud, el escatimarlo para tales objetos resultaría una supina insensatez, una insigne torpeza, puesto que dinero de ese modo gastado produce el más alto interés posible en riqueza, salad y bienestar de un país.


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No nos cansemos de repetirlo. Es un craso error ~reer que la riqueea de un pttebl(}

se debe casi exclu·

:sivamente a los dones recibido-; de la naturaleza. No tal. Eu el podene de los ptteblos entran -otros factores que depe"deA por cot111pleto de nuestra voluntad, y eN· üe estos factores descmel·IM la S!llttd. pí&blica, fuente de trabajo y ·ric¡¡ut:2:a. Si, pmede asegurarse qtte mucho más ·~ue 'l.tn

las tique~as naturales., infiHye en el poder'Ío de ·

pais la ca111tidad de traba,j o de sus habitantes. Por·

que si la ri~neta, corRo se Ita didt'>, no es más trabajo acutrmlado, la de

1111

pais ha de

qne

depender

f!ecesariamente de la capacidad de trabajo que tenga.

Coroi!M"io.: htg.iene y sanldact.



HIGIENE Lecciones de rudimentarias nociones higi茅nicas dictadas y explicadas durante un curso. escolar a los al u m nos de las Escuelas de este pueblo, por el autor de este mismo libro. Lecci贸n t.-La higiene es el conjunto de conoci路 mientas y de reglas que tienen por objeto conservar y perfeccionar !1:1 salud. Conservar la salud es un deber sagrado que todos eshtmos obligados a cumplir. Porque tod() individuo que se halla ~nfermo es un gravamen y una amenaza para la sociedad entera; y por liberales que 路 seamos, hay una libertad que no podemos admitir: la de alrededor de uno mismo.

extender la enfermedad


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Leccíón 2'.- Para wnservar la salud es necesarío que el agua que se beba sea buena, qn€ los alimentos que se coman estén sanos, que el ake que se respire sea puro, que la casa que se habite sea saludable, que el cuerpo esté &le'Upre limpio y otras más cor.}didones de que se hablará.

DEL AGUA Lección 3.-Las aguas

destinada~

aJa bebida se

11aman aguas potables. Un agua p1tede ser considerada como buena y potable, cuando tiene una temperatura fresca en verano y ligeramente tibia en invierno, y es limpia , transpMente, inodora, insipida e incolora; disuelve el jabón sin formar grumos y cuece bien las legumbres. Lección 4.-Además de reunir las condiciones de potables, las aguas destinadas a ser bebidas han de estar libres de gérmenes patógenos, pues estos gérmenes pueden prodncir muchas y graves enfermedades. Por esto , las cisternas, aljibes, pozos y fuentes han de estar situados lejos de retretes, estercoleros y demás depósitos de basuras. Lección 5. -A fin de impedir con mayor seguridad que las aguas sean invadidas por microbios patógenos, conviene que las cisternas,aljibes y pozos tengan todas sus paredes impermeables por medio de buenas capas de cementación; que no seon recogidas las aguas plu· viales hasta que abundantes lluvias hayan limpiado bien tejados y canalones, y que se extraiga el agua sólo


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por medio de bombas. HIGIENE ALIMENTICIA Lección 6.-Constituye la alimentación la base fundamental de la vida. Sin la introducción de alimen· tos, la vida es imposible. Los alimentos pueden perjudicar por insuficiencia y por exceso, y también por ser ingeridos de un modo desordenado o por llevar substancias perniciosas. En buena higiene alimenticia hay que partir de tres principios básicos: l. 0 -Que la alimentación sea apropiada a la edad y circunstancias del individuo; 2. 0 - Que se¡¡ variada; y 3. 0 -Que sea sana y suficiente. Lección 7.-No deben con'>ttmirse carnes, leches ni pescados, sin la garantía de haber &ido estos alimentos inspeccionados por el veterinario; ni deben comerse frutas, verdurás y legumbres crudas, sin haberlas lavado de un modo completo, con agua potable y de buena calidad. La cocción de los alimentos es excelente microbicida: media hora de una temperatura a 100 grados (agua en ebullición) destruye casi todos los microbios patógenos. Lección 8.-Para hacer buenas digestiones es · conveniente comer muy despacio y masticar bien los alimentos. Y como para masticar bien es necesario tener buena dentadura , se impone el consejo de que en la boca no falten la higiene, la limpieza y la sanidad. Allevantflrse por la mañana y despues de cada comida se cepillarán los dientes con tlll polvo dentrifico o con


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una solución jabonosa, acabando de limpiar la boca con agua tibia. GIMNASIA RESPIRATORIA Lección 9.-De todas las gimnasias, la más saludable es la respiratoriH. Con ella se hace penetrar en el organismo una cantidad grande de oxigeno, se benefician todas las funciones, se destruyE:n venenos, y se aumenta la energía vital. El oxígeno del aire constituye el mejor de los medicamentos, y, además, no cuesta nada. Lección 10.- Para empezar, se hace la gimnasia respiratoria del modo siguiente: dos, tres o cuatro veces por día, y durante cinco minutos cada vez, se aspira por la nariz muy profundame11te todo el aire que se pueda absorber; se aguanttt un instante antes de espirarlo, y cuando se espire, se expulsa con lenti· tud y por completo el aire absorbido. Se cuentan cinco segundos para la aspiración, otros cinco para la espiración, y otros cinco para conservar el aire aspirado. La gimnasia ha de hacerse al aire libre y limpio de todo polvo y de toda impureza. Lección 1t.-Conviene hacer gimnasia respiratoria hasta conseguir los tres términos siguientE:s: 1. 0 -Hacer una inspiración a fondo por la nariz y luego espirar contando en alta voz y sin tomar aliento hasta sesenta (se ha llegado a contar hasta ciento). 2. 0 -Hacer una inspiración jambién a fondo y por la nariz y espirar Juego sin tomar aliento de cuarenta a cincuenta segun-


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dos, reloj en mano. Y 3. 0 -Después de hacer una inspiración siempre profunda y por la nariz, llegar a apagar una bujía a un metro y veinticinco centímetros de distancia, soplando por la boca. HIGIENE DE LA VIVIENDA Lección 12.- Toda casa destinada a habitación de una familia, debe reunir las siguientes condiciones generales: ha de ser seca, soleada, ventilada, limpia y espaciosa; constar de cocina, retrete independiente, alcoba p::tra el matrimonio, alcoba para los hijos varones, alcoba para las hijas y habitación de estancia común, dotando a cada una de esas piezas de la cubicación y ventilación prescritas por la higiene, Lección 13.- Toda pieza que ha de ser habitada de día o de noche y sea cualquiera el piso en que esté situada, deberá tener una altura no inferior a dos metros y medio, midiéndose dicha altura desde el pavimento al cielo raso , una capacidad que no bajará de quince metros cúbicos por individuo, y comunicación directa con el exterior por medio de balcón o ventana de un metro cuadrado como mínimum. Las dimensiones mínimas de la extensiói1 de la co::ina serán de tres metros cuadrados, y de metro y medio cuadrado la de los retretes. Las de las ventanas de ventilación con el exterior de los retrete.s no ha de ser inferior a veinti· cinco centímetros cuadrados. Lección 14.-En materia de viviendas, el ideal es que las casas además de reunir por lo menos las


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condiciones que . van expresadas, estén aisladas, rodea· das de jardín con bastantes árboles, provistas de abundante agua y de habitaciones de verano y de invierno, con las alcobas situad¡¡s en planta alta, y sin que falte el cuarto de bal'ios. Que sean además construidas con materiales refractarios a la humedad, y situando las pocilgas, cuadras y todo depósito de basuras lo más lejos y aislado que sea posible. ENFERMEDADES EVITABLES Lección 15. -Está hoy demostrado que t:xiste un grupo de enfermedades numeroso que con la adopción de medidas higiénicas y sanitarias pueden ser evitadas, por lo que se las llama evihtbles. Son producidas p'o r microbios o bacterias y son contagiosas, transmitién. dose bien directamente del enfermo al sano, bien por intermedio de objetos, como ropas, o de vehfculos como el agua y el aire. Lección 16.-Los microbios o bacterias son unos seres extremadamente pequefios, pues sus dimensiones no pasan de la 5 milésima de milímetro. Unos pertenecen al reino animal y otros al vegetal; unos son perjudiciales y son llamados patógenos y otros no lo son y son llamados saprofitos. Pero todos tienen la propiedad de multiplicarse con rapidez asombrosa, por cuya propiedad los patógenos producen facilmente una epidemia. Lección 17.-Los microbios pueden penetrar en el organi,mo bien con el aire, el agua y los alimentos,


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bien por las heridas y por las picaduras de determina· dos insectos, como las pulgas, chinches. piojos, moscas

y mosquitos. Muchas especies de microbios mueren si son sometidos a una temperatura de 60 a 70 grados centígrados y ninguno se salva a la de 1 10; en cambio resisten las más bajas temperaturas, pues viven hasta a 200 y 300 grados bajo cero. La obscuridad favorece su vida. Lección 18.- A las enfermedades causadas por los microbios se las llama infecciosas; al trabajo dirigido a destruir los microbios y evitar las enfermedades que producen se le llama profilaxis y también desin· fección, y a las sustancias que se emplean para con· seguir esos objetos, desinfectantes y también antisépticos. Si en vez de destruir los microbios, se destruyen los insectos que son portadores de ellos, se llama desinsectación, y si se trata de ratas, desratización. Lección 19.-Para impedir la propagación de las enfermedades

contagiosas

hay

que

siguientes medidas- de profilaxis g e neral:

practicar

las

t.• -Aislar al

enfermo. 2.•-Vigilar a los que cuidan y rodean a¡ enfermo, imponiéndoles reglas especiales. 3. 8 -Desinfectar todo lo que pueda haber ensuciado el enfermo, y todas sus excreciones (ropas, cama, vivienda, esputos, orinas, materias fecales etc.) 4. 8 -Difundir el uso de las vacunaciones preventivas. Y 5. 8 -Destruir los animales peligrosos.


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Lección 20.=Los animales que principAlmente hay que destruir desde el punto de vista higiénico y sanitario, son: las moscas, propagadoras de las fiebres tifoideas, la disenteria, el cólera, la tisis, la viruela, el tracoma y otras enfermedades; los mosqui· tos, propagadores del paludismo y de la fiebre amarillu; los piojos, propAgadores del tifus exantemático, y las ratas, propagadoras con sus pulgas, de la peste bubónica. Todas esas enfermedades son muy graves y contagiosas.

LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE LA SALUD Lección 21.-Primer mandamiento: Hay que tener en cuenta que la salud es el tesoro mejor que se puede poseer y que sólo la Higiene nos puede proporcionar tal tesoro.-2. 0 mandamiento: Conviene acostarse y levantarse temprano y no dormir más que unas ocho horas; es cosa bien probada que el que noctambula no puede gozar de buena salud y que un reposo suficiente repara y fortifica, mientras que un reposo demasiado prolongado enmohece y debilita. Lección 22.-Tercer mandamiento: Hay que huir de viviendas y locales oscuros, porque en la oscuridad es donde viven y se reproducen a millones los microbios productores de las enfermedades.-4. 0 mandamien. to: Hay que procurar salearse y airearse a diario, pues el sol y el aire puro son los microb icidas más enérgicos


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que se conocen. Asi como el pan y el agua son indis· pensables para la vida, el aire puro y el sol son indispensables para la salud. Lección 23.-5. 0 mandamiento: Hay que comer para vivir y nunca vivir para comer; comer a horas fijas y que la cena sea siempre muy frugal, pues dice un refrán que «de cenas están las sepulturas llenas •. La sobriedad y la frugalidad son los mejores produc· tores de una,.larga vida. Si se quiere que Lección 24.-6. 0 mandamiento: 1 el estómago trabaje bien y con provecho para la nutri· ción, hay que darle los alimentos bien triturados y masticados; y para ello hay que lavarse a diario la dentadura con cepillo y agua de jabón común y enjua· garse la boca después de cada comida con agua bicarbonatada o perboratada. Lección 25.-7. 0 mandamiento: No sólo se respira por los pulmones, sino también por la piel; hay que lavarse, pues, con frecuencia para que los poros estén siempre abiertos por completo.-8.0 m<mdamiento: Al levantarse y al acostarse, y antes y después de cada comida, hay que lavarse bien las manos si no se quiere adquirir por contagio muchas enfermedades infecciosas. La limpieza preserva de la herrumbre, y por esto las máquinas más limpias son las que ' prestan más largos servicios. Lección 26.-9. 0 mandamiento: Hay que vestirse


PEDRO FERRER con ropu5 que circulación de movimientos; necesario y le

no opriman al cuerpo r.i impidan la libre la sangre ni estorben la libertad de pero que con&erven al cuerpo el calor preserven de los bruscos cambios de

temperatura.-10. 0 mandamiento: No olvidarse nunca que el sol, el aire y el agua son los tres elementos de la Naturaleza que más y mejor purifican la sangre y restauran la salud: constituyen el más precioso triunvi· rato de la higienización. APÉNDICE COMPLEMENTARIO Lección 27.-Higiene moral: El espíritu descansa y se depura con la distracción y las diversiones; pero el abuso excita las p~tsiones y conduce al vicio.-Hi· giene intelectual: La alegrfa hace amar la vida y el amor a la vida es la mitad de la salud, mientras que la tristeza y el descorazonamiento aceleran la vejez.-Hi· 'iene profesional: El que vive del trabajo del cerebro no debe dejar entumecer los brazos ni las piernas; y si gana su sustento con la azada en la mano no ha de descuidar la cultura de la inteligencia. Lección 28.-Prescindir del tabaco y de las bebí. das alcohólicas; huir de las emociones fuertes y de las excesivas fatigas, y evitar la estancia prolongada en locales cerrados con gran aglomeración de gentes, pues el aire enrarecido y sobre cargado de microorganismos y de gases que impurifican la atmósfera, es muy apto para la propagación de toda clase de enfermedades.


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EPiLOGO

(Un volumen de Higiene en diez lineas y en forma de décima de [).jasé de LetamendiJ Lec1:ión 2~.Vida l<loResta y arreglada, Usar de poGcos remedios, Y poner tod<ls los medios De no alter~e por nada; á,.,a comida moderada, Ejercicio v diversión, No tener nunca apret1sióu:; Salir al campa algún rato, Poco encierro, mucho trat~ V c~ntintta ocupación.

FIN



1NDICE Página

Prólogo . l.-Enseñanza primaria de la higene 11.-EI delito sanitario 111.-De las viviendas IV.-Aigo más acerca de las condiciones hi¡:iénicas de las viviendas V.-El agua y la saluct VJ.-Los tres fines VIL-Baños de mar

VIII.-Higlene alimenticia IX. -Una vieja cuestión X.-Del pan y del arroz . XL-Frutas y hortalizas Xli.-De la uaranja XIII.-AI~o acerca de la§ vitaminas . XIV.-Un poco más sobre las vitaminas

XV.-Luchas antialcohólicas . XVI.-Fatales errores XVII.- Tabaco y alcohol . XVIII.-Del Vino y del alcoholismo •

7 9 15

21 27 31

35 39 45 51 57 63

69 73 77

83 87 SH

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IN DICE

X!X.-Más a1111 respecto del vino y del alcohol . XX.-Cultllrél antituberculosa XXI.-Las escupideras en la lucha antituberculosa . XXII.-Guerra a las moscas • XXIIi.,....-Salud y fuerza . XXIV.-La lE-che y la tisis XXV.-La tisis y las profesiones XXVI.-Mortal:dall infantil XXVII.-Ginmasia respiratorio . XXVIII.-Del excursionismo XXIX.-La anormaNdad infantil . XXX.-Consejos importantes para los candidatos al matrimonio XXXI.-La ley de herencia XXXII.-Sel~cción humana o Eugenismo XXXIll.-Un gravísimo error XXXIV.-Un poco de mat~rnología XXXV.-La boca en la infancia . XXXVI.-Andraitx se muere XXXVII .-Médicos y maestros XXXVIII.-La higiene fuente de riqueza . Lecciones de rudimentarias nociones de higiene .

101 105 109 115 119 123 127

133 139 143 149 155 161 165 169 173 177 181 185 189

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Han contribuido a la .edición de esta obra las entidades siguientes: Ayuntamiento de Andraitx, Colegio Médico de Palma, Pósito Pescadores de Andraitx,

Sindica~o

Agrí-

cola Andraitx y S'Arracó, Sociedad Unión Obrera de Andndtx, Ateneo de Palma, Agrupació11 Socialists de Palma, Gas y Electricidad de Palma, Salud y Cultura, El 1. 0 de Mayo - Panaderos, La Igualdad, Sociedad oficios varios de Alaró, Juventud Socialista de Palma, Unión General Trabajadores Baleares, Unión Tranviaria de Palma, Unión Algodonera de Palma. Unión Curtidores de

Palma,

Unión 'Ferroviaria Regional

Mallorquina, Centro Obrero de la Viletll, Sindicato del Ramo Metalürgico, Unión · Tipográfica Balear.

y los señores: D. Miguel Srtlóm Piljol, D. Gabriel Terrades Covas, D. Mignel Pujo! Mir, D. José Barbosa, D. Juan Se.rra Bonet, o.~ Pedro Gonz'alez Juan, D. Pedro Gnnz;:¡iez · Fustei-, D. Francisco Gonzalez Fttster, D. Barlolorné Gonzalez Fuste~, don José Gonzalez Fuster. D. Vicente Morilgues Pujol, D. Luís Alemany Pujo!, D. Juan Rieril Alemany, D. José Enseñat Alemany, D. Mateo Simó Valen!, D. Antonio Mir Victory, 0. 8 Mé!gdalena Alemany Enseñat, don Jaime Puig Barceló, o.a Catalina Salvá Castell.


O. Cristobal Ser ra Carbonell, . O. Gaspar Forteza Canrbra, D. Juan Sastre Llobera, O. Pedro A:emany Colo!llar, D. Vicente Enseña! Moner, D. Luís Covas Alemany, D. Jorge Pnjol Alemany, D. Sebastián Ferragttt, D. Esteban Moragues Pujo!, D. Ratael Moragues E11señat. D. Jnan Moragues EnseñHt, D. Baltasar Moner Juan, D. Antonio Roca Alenrany, D. Fran· cisco Craxell Alemany, D! Cat~lina Mulet Porcel, D. Antonio Colaft~ll Juan, o.• Isabel Covas Calafell, o.• Catalina CHiafell Covas, la ni' íia Francisca Calafell Covas, la nifía Isabel Calafell Covas. D. Luís Mulet Ferragut, O. Rt~inumdo Díaz, D. Bartolomé Alemany Esteva, D. Jaime Covas Alenumy, D. Sebastián Llobera Ferrer, D. Gui· llenno Juan, D. Juan Balaguer Valent, D. Guillermo Alenrany Pujo!, D. Jose Calafell Juan, don Jaime Covas Calafell. D. Antonio Hernández Ballesteros, O. Fran~isco Moner ]llélll, D. Gabriel Juan Mir, don Antonio Alemany Terrades, o.• Sebastiana Pujol, D. Jaime Tortella Covas, D. Rafael Ct~lafell Fe.rrer, D. Gabriel Afemany Planas, D. Balt<~sar Alemay Planas, D. Pedro j. Calafell Pujo!. D. Jaime Colomar Covas, D. Jaime Alemany Enseñat. o.• Josefa Pujo! Frontera, D. Vicente


Flexas Juan, D. Gabriel Alemany Roca, D. Gabriel Covas A'emany, D. Antonio Covas Alemany, D. Guillermo Moner Valent, D. Pedro A. Man dilego Alemany, D. Antonio Miquel Alemany. D. Pedro Porcel Alemany, D. jorge jofre Pallicer, D. Baflolomé Enseñat Enseñat, D. Jaime Calafell Roca, D. Bernardo jofre Roca, D. Rafael Colo mar, D. Pedro j uan Colomar, U. Jaime Zanognera Colo1nar, D. Antonio Petit, o.• Mar· garita Moner. D. Rafael Ferrer, 0 .8 Catalina Ferrer, don Francisco Vicens Morey, O. Juan Pi eras, D. Sebastián Castell, D. Antonio Bosch Vicens, don Juan Colomar Comas, D. Lorenzo Bosch Ale many, D. Jaime Bosc.h Aleman~, D. Antonio Bosch Alemany. D . Rafael Ferrer Alemany, D. Jaime Ferrer AlemHny, D. Miguel Simó, D. Antonio Pallicer Pallicer, D. juHn Pallicer Pall!cer, o.r Sebastiana Pallicer Paflicer, D. Jaime Flexas Pujol, D. Juan Flexas Pujol, D.a FrHncisca Flexas Covas, don Sebastián Cañellas Palmer. O. Antonio Alemany Pniol, D. Bernardo Juan Juan, D. Antonio AJorda, D. Rafael Ramis Tugores, D. Gaspar Vida! Covas, D. Jaime Vida! Covas, D. Gabriel Moragues Gonzalez, D. Pedro Mor~gues Gonzales, O. Vicente Moragues Gon-


zalez, D. Bernardo Fermgttl Flexa~ . D. MatíHS Calafell Covas, D. Vicente Ca· lafell Alemany, D. José Beméll Bizañez, do11 i".1atías -Covas Coll, D. jai111e Tortella Piera::, D. Bemardo Riera Pou, D. Matías E11señat Ferrer, 0. 11 Francisca Bosch Covas, la niña Catalina Enseñflt Bosch, el niño Gabriel E11señHl Bosch. D. Jaime Enseña! Ferrer, D. Andrés Obrador Colomar, o.• Margarita Enseñat Ferrer, D. Ga· briel Alemany Ferrer, D. Jr~illle Alemany E11señat, D. Matias Cañellas Ale111any, D. Guillermo Pients Pujol, D. José Massot Tortella, D. Jaillle Puree! Tortella, D. Francisco Bonnin Pom:-n. Sres. H:nnanos Esc11elas Cristianas, do11 Guillermo Enseña! Bosch, D. Sebastián Frait García, 0. 8 Jlléma M.a Alem::tny f<'rrer, D. Ga· briel Colo111ar Pttjol, D. Antelmo Ferragut Massot, D. Pedro] Jufre Pujol, D. Bemardo Colomar En· esñflt, D. Gc~briel Colomar Calafell, D. Lamberto JuncosH . D. Baltasar Jnatl Bosch, D. Baltasar Bosch Enseñat, 0.8 Catalina Enseña! Cova~, D. Matias G tslell Simó, D. Gaspar Enseña! Alt>tnatty, do.1 Alejandro J c!llme Roselló, D. Jna11 Alemany Va· lent, D. Baltas<tr M01·agues Alemany, D. G<tbriel M 1raguez Alemany, Sres. Colomllr y Sastre Sociedad Eléctrica.


Recantlación de lét conferencia del Dtor. Za· mora Ribas en el A•genti110, D. Pedro Massot Vida!, D. Pedro Massot Pujul, D . j.Jsé Alemany Vida!, el niño José Alemany 8 ¡.;clt U. Juan Tones Gnasp, D. Antonio Juan Ferrer, D. Mateo Pou Pujo!, D. GHillermo Alemaoy Alemany~ don Gabriel Pujo! Mir. D. Juan Mflssot j11¡m, D. GHbriel BHIIester Pujo!, D. Jitan Porcel Alemany, D. jai1ne Sa!om Cov<~s, D. Antonio Roselló G1vHs, D. Esteban Moragues Bosclt, D. Juan Terrasri Esteva, <Ion MatíHs Euseiial Enseiiat, D. G 1briel Rúselló Mir, D. Pédro EnseñHt Rosel .ó. D. Pedro jllflll Pujo! Pallicer, D. Jaime For1eza CHtPbrH, D. Jaime Terratles Honwr, Ó. Juau Covas Cañellas, D. Antonio Mlls!.ot Alemany, D. Jaime Pujo! Alemany, la niña CiltHiinH Pujo! Porcel, D. Onofre Alemany Bosch, D. $arto lomé Balaguer Pallicer, D. juHII Calafel! jua11.

D.a Magclalella Tttr Colo111ar, D. Jaime Man· di lego Juan, Sres. herma11os Reus, D. Guillermo Esteva Morey, D. Pedro Massot, D. José Riera Alernany, D. GHbriel Terrades PHI111er, D. Ante! uro Pujo! Alemany, D. Barlolomé Matas Alemauy, O. Jaime Palmer Roselló. D. Gabriel Enseña! Simó, D. Ciflndio Fuster, O. Jaime Covas, D. Miguel Pujo!, D. Pedro j.


Alemany, D. Gabriel ColoHtar, D. Jnan Cotr, D. Sebnstiá11 Palmer Palmer, D! Francisca Snlóm Alem;:¡ny, D. Mignef Pasota! Roca. Sres. Alemany y Porcet de Réglita, D. Lo· renzo Bish<tl, S. C , D. Jaime Moll, D. Antonio fernáudez Ferrag11t, D. Malías Enseña! Enseñat~ D. Santiago Puente, D. Antonio Salvá, dÓn Pedro jnHil AlemHny, D. Antonio FlexHs. D. Edua1do M<tllo, D. Juan Alemany, D. Juan .ferrá, D. Guillermo Flexas, D. Sel>astián Pujo!, D. Jai111e Alemany, D. Antonio PHimer, D. Victoriano G<~rcía, D. José Catalá, D. Felipe Gonzalez. D. Santiago Martín, D. ÜHbri~l Salóm, dou Jorge Porcel, D. Pedro Pu;ol~ D Antonio Cerdoí , D. Jaime Potcel, D. Pedro Juan Barceló, D. All· tonio Bauzá, D. G-t~pHr Pujol, D. Matías Flexas . D. Antonio Alemar.y, D. Francisco Flexas , D. Guillermo Caslell , D. Juan CastelL





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Antonio Calafell el 31 de Julio de 1930

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