Els microrrelats
El microrrelat és una obra literària que es diferencia del conte o la novel·la per la seva breu extensió. Prové de l’Edat Mitja i de la literatura didàctica en forma de llegendes, endevinalles i paràboles. Però no és fins a començaments del segle XX quan es popularitza gràcies a dos fenòmens: l’aparició de les avantguardes i la seva renovació expressiva i de revistes que demanen textos breus i il·lustrats per a les seves pàgines culturals. A la segona meitat del segle XX arriba a la seva maduresa i es converteix en una autèntica proposta literària, com el gènere idoni per a definir, parodiar o giravoltar la rapidesa dels nous temps i l’estètica posmoderna.
Característiques -
són molt breus, la majoria no arriben a una pàgina
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poden o no tenir un argument definit. Quan no el tenen és perquè l’argument està implícit i es necessita de la intervenció del lector per a completar-se
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acostumen a posseir una estructura proteica, això vol dir que poden tenir les caracterísiques de l’assaig, la poesia, el conte, i d’altres formes literàries.
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exhibeixen un compte extrem amb el llenguatge
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els títols ajuden a la comprensió del tema
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presenten un desenllaç inesperat
Augusto Monterroso va ser l’iniciador del boom d’aquest tipus de contes a partir del microrrelat El dinosaurio: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí Té un gran valor ja que presenta diverses característiques que li donen tot el prestigi d’un gran text en tan sols 7 paraules: -
té una estructura sintàctica equilibrada, alternant tres adverbis i dos verbs
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l’ambigüitat semàntica (qui es va despertar? A on és allí?
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la pertinença a la vegada al gènere fantàstic (un dels més imaginatius), al terror (un dels més ancestrals) i al policíac (en forma d’endevinalla)
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ofereix la possibilitat de partir d’ell per a elaborar un conte d’extensió convencional
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el valor metafòric, subtextual, al·legòric d’una espècie real però extingida i la força evocativa del somni
Quatre representacions del microrrelat d’Augusto Monterroso en els que el dinosauro serveix d’al·legoria i representa diferents elements.
Sergi Pàmies, escriptor i periodista català, és un dels representants d’aquest gènere amb més talent a Espanya. Amb Si et menges una llimona sense fer ganyotes, va aconseguir un notable èxit i el reconeixement d’un públic més ampli, i amb La bicicleta estàtica es va consolidar com a escriptor de reconeguda qualitat. El pou. Sergi Pàmies El xarlatà predica davant del pou. «Qui s’hi llanci de cap», diu, «serà feliç». Els que ens aturem a escoltar-lo refrenem la curiositat amb un posat incrèdul. Estem atents, però. D’una banda, perquè l’home sap ferse escoltar i, de l’altra, perquè no tenim res millor a fer. A diferència d’altres pous, aquest es va fer popular quan, amb l’ajut d’una megafonia sensacionalista, el xarlatà va començar a anunciar-lo com si fos una atracció de fira. No cobra entrada, només demana la voluntat. Després de setmanes de pensar-hi molt, un dia m’hi llanço. Abans li pago el que em sembla just a canvi de sentir-li dir «seràs feliç», així, sense donar detalls. En un primer moment, l’excitació m’impedeix experimentar res especial. Caic, això sí que ho noto, i també percebo que el pou és molt fosc, i que el forat pel qual he entrat s’allunya ràpidament. sense veure-m’hi gens, sento que l’obscuritat s’eixampla i que, encara que en tinc cap prova, no estic sol. Crido. Torno a cridar. Com que ningú no respon, dedueixo que els altres també criden i que no els sento perquè cadascú deu cridar per a ell mateix. Caic. I encara caic més. No m’hauria imaginat mai que seria un pou sense fons. Però, quan em va temptar perquè m’hi llancés, el xarlatà no va especificar res, només va dir que, si ho feia, seria feliç. I el cert és que, mentre em precipito cap a una tenebra encara més intensa que la de fa una estona -o de fa mesos, o de fa anys, ara no té importància-, acompanyat per altres éssers que només intueixo, potser sí que sóc més feliç que no era abans. Però fa de mal dir perquè d’abans no me’n recordo, tu.
Diez millones de automóviles. Ramón Gómez de la Serna El orgullo de la gran ciudad se había cumplido por fin. Ya tenía diez millones de automóviles. Casi nadie pasaba por las calles y las aceras se habían suprimido. A lo más en algunas vías de la ciudad habían dejado una especie de alero para peatones desgraciados. Pero aquella tarde de un domingo estival, caracterizado por una atmósfera pesada, los gases de los diez millones de automóviles intoxicaron toda la ciudad y los turistas que llegaron en la madrugada se encontraron con el triste espectáculo de todos los habitantes raseros de las calzadas, caídos en los sofás de sus coches, catalepsiados para siempre por la asfixia. La verdad sobre Sancho Panza. Franz Kafka Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de Don Quijote, que éste se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese debido ser Sancho Panza, no hicieron daño a nadie. Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de un cierto sentido de la responsabilidad, a Don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin. Pensamientos del señor perogrullo. Marco Denevi Pobre pero honrado. ¿No deberían decirlo los ricos? Rico pero honrado.
Gabriel García Márquez "...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida" Un milagro. Llorenç Villalonga Le habían asegurado que la Sagrada Imagen retornaría el movimiento al brazo paralizado y la señora tenía mucha fe. ¡Lo que consigue la fe! La señora entró temblando en la misteriosa cueva y fue tan intensa su emoción que enmudeció para siempre. Del brazo no curó porque era incurable. Tragedia. Vicente Huidobro María Olga es una mujer encantadora. Especialmente la parte que se llama Olga. Se casó con un mocetón grande y fornido, un poco torpe, lleno de ideas honoríficas, reglamentadas como árboles de paseo. Pero la parte que ella casó era su parte que se llamaba María. Su parte Olga permanecía soltera y luego tomó un amante que vivía en adoración ante sus ojos. Ella no podía comprender que su marido se enfureciera y le reprochara infidelidad. María era fiel, perfectamente fiel. ¿Qué tenía él que meterse con Olga? Ella no comprendía que él no comprendiera. María cumplía con su deber, la parte Olga adoraba a su amante. ¿Era ella culpable de tener un nombre doble y de las consecuencias que esto puede traer consigo?
Así, cuando el marido cogió el revólver, ella abrió los ojos enormes, no asustados, sino llenos de asombro, por no poder entender un gesto tan absurdo. Pero sucedió que el marido se equivocó y mató a María, a la parte suya, en vez de matar a la otra. Olga continuó viviendo en brazos de su amante, y creo que aún sigue feliz, muy feliz, sintiendo sólo que es un poco zurda. Ictiocentauros. Jorge Luis Borges Licofronte, Claudiano y el gramático bizantino Juan Tzetzes han mencionado alguna vez los ictiocentauros; otra referencia a ellos no hay en los textos clásicos. Podemos traducir ictiocentauros por centaurospeces; la palabra se aplicó a seres que los mitólogos han llamado también centauro tritones. Su representación abunda en la escultura romana y helenística. De la cintura arriba son hombres, de la cintura abajo son peces y tienen patas delanteras de caballo o de león. Su lugar está en el cortejo de las divinidades marinas, junto a los hipocampos. El sueño del Rey. Lewis Carrol -Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes? -Nadie lo sabe -Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti? -No lo sé -Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela FIN
Dolores Zeugmaticos. Guillermo Cabrera Infante Salió por la puerta y de mi vida, llevándose con ella mi amor y su larga cabellera negra.
Naturaleza muerta. Rubén Darío He visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas pálidas, sobre un trípode. Por fondo tenía uno de esos cortinajes amarillos y opulentos, que hacen pensar en los mantos de los príncipes orientales. Las lilas recién cortadas resaltaban con su lindo color apacible, junto a los pétalos esponjados de las rosas té. Junto al tiesto, en una copa de laca ornada con ibis de oro incrustados, incitaban a la gula manzanas frescas, medio coloradas, con la pelusilla de la fruta nueva y la sabrosa carne hinchada que toca el deseo; peras doradas y apetitosas, que daban indicios de ser todas jugo y como esperando el cuchillo de plata que debía rebanar la pulpa almibarada; y un ramillete de uvas negras, hasta con el polvillo ceniciento de los racimos acabados de arrancar de las viñas. Acérqueme, vilo de cerca todo. Las lilas y las rosas eran de cera, las manzanas y las peras de mármol pintado y las uvas de cristal. ¡Naturaleza muerta!
Por escrito gallina una. Julio Cortázar Con lo que pasa es nosotros exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe estamos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmo el, carajo qué.