LA BIBLIOTECA DEL I.E.S ZOCO
ALUMNOS/AS DE 2º BACHILLERATO
DÍA DE LA PAZ 2014 POESÍA Y POETAS PARA LA PAZ
MARTA CENTELLA
Arthur Rimbaud. “El mal”
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Mientras los escupitajos rojos de la metralla silban todo el día en el infinito del cielo azul; mientras escarlatas o verdes, junto al rey burlón se desploman en masa los batallones bajo el fuego; mientras una espantosa locura machaca y hace de cien millares de hombres una pila humeante —¡pobres muertos!, en el verano, en la yerba, en tu alegría, ¡oh Naturaleza!, tú que hiciste a estos hombres santamente—, hay un Dios que se ríe de las telas adamascadas de los altares, del incienso, de los grandes cálices de oro; un Dios que con el balanceo de los hosannas se duerme y sólo se despierta cuando algunas madres, recogidas en su angustia y llorando bajo su vieja toca negra, le dan una perra gorda liada en su pañuelo
María González Soriano
ANTONIO MACHADO LA MUERTE DEL NIÑO HERIDO Otra vez es la noche ... Es el martillo de la fiebre en las sienes bien vendadas del niño. -Madre, ¡el pájaro amarillo! ¡Las mariposas negras y moradas! -Duerme, hijo mío. Y la manita oprime la madre junto al lecho. -¡Oh, flor de fuego! ¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime? Hay en la pobre alcoba olor de espliego: fuera la oronda luna que blanquea cúpula y torre a la ciudad sombría. Invisible avión moscardonea. -¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía? El cristal del balcón repiquetea. -¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!
Clara Almendros y Cristina del Pozo
A LA INMENSA MAYORÍA Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre aquel que amó, vivió, murió por dentro y un buen día bajó a la calle: entonces comprendió: y rompió todos sus versos. Así es, así fue. Salió una noche echando espuma por los ojos, ebrio de amor, huyendo sin saber adónde: a donde el aire no apestase a muerto. Tiendas de paz, brizados pabellones, eran sus brazos, como llama al viento; olas de sangre contra el pecho, enormes olas de odio, ved, por todo el cuerpo. ¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces en vuelo horizontal cruzan el cielo; horribles peces de metal recorren las espaldas del mar, de puerto a puerto. Yo doy todos mis versos por un hombre en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso, mi última voluntad. Bilbao, a once de abril, cincuenta y tantos.
BLAS DE OTERO (Pido la paz y la palabra)
Cristina Campos
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO SOLDADO SÍ Madre dicen que debemos ir a matar o a morir y los que lo dicen madre nos están matando aquí. Soldado así yo no quiero soldado yo soldado contra mi hermano soldado no. Frente al tirano y sus leyes yo mi corazón pondría para que volviera el aire para que volviera el aire por tu casa y por la mía. Soldado así yo sería soldado así soldado junto a mi hermano soldado así.
Yolanda Lozano y Beatriz Bajo
MIGUEL HERNÁNDEZ CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO He poblado tu vientre de amor y sementera, he prolongado el eco de sangre a que respondo y espero sobre el surco como el arado espera: he llegado hasta el fondo. Morena de altas torres, alta luz y ojos altos, esposa de mi piel, gran trago de mi vida, tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos de cierva concebida. Ya me parece que eres un cristal delicado, temo que te me rompas al más leve tropiezo, y a reforzar tus venas con mi piel de soldado fuera como el cerezo. Espejo de mi carne, sustento de mis alas, te doy vida en la muerte que me dan y no tomo. Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas, ansiado por el plomo. Sobre los ataúdes feroces en acecho, sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho hasta en el polvo, esposa. Cuando junto a los campos de combate te piensa mi frente que no enfría ni aplaca tu figura, te acercas hacia mí como una boca inmensa de hambrienta dentadura.
Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera: aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo, y defiendo tu vientre de pobre que me espera, y defiendo tu hijo. Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado envuelto en un clamor de victoria y guitarras, y dejaré a tu puerta mi vida de soldado sin colmillos ni garras. Es preciso matar para seguir viviendo. Un día iré a la sombra de tu pelo lejano, y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo cosida por tu mano. Tus piernas implacables al parto van derechas, y tu implacable boca de labios indomables, y ante mi soledad de explosiones y brechas recorres un camino de besos implacables. Para el hijo será la paz que estoy forjando. Y al fin en un océano de irremediables huesos tu corazón y el mío naufragarán, quedando una mujer y un hombre gastados por los besos.
MarĂa del Carmen Rubio
JORGE GUILLÉN Opina un civilizado. ¿Cómo? Con sus aviones. ¿O es la influencia del Hado? Opina un desconocido. ¿Cómo? Con la pistola. ¿Cae un hombre malherido? Opina un color: el blanco. ¿Cómo? Con algunas balas. ¿El negro ha de ser el blanco? Opina un gobierno fuerte. ¿Cómo? Con tanque en la calle. Muerte, muerte, muerte, muerte.
José Cirera y Ana Mª Muñoz
Rafael Alberti Mensaje de Juan Panadero al Congreso Mundial de la Paz Aquí estoy. Aquí ya estamos. No tenemos cara. Somos el planeta que habitamos. Venid. No tenemos nombre. Aunque todos respondamos a una misma luz: el hombre. (...) Matadnos. Nos mataréis. Pero es más fuerte la vida que la muerte que ofrecéis. Y al fin correréis la suerte de los que matando llegan a darle a su vida muerte. (...) ¿Queréis la guerra? No iremos. Con la paz entre las manos por arma, os enterraremos ¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos de millones y millones. Paz para toda la gente. Se abran y cierren los ojos del día tranquilamente.
Paz en todos los hogares. paz en la tierra, en los cielos, bajo el mar, sobre los mares. Paz en la albura extendida del mantel, paz en la mesa sin ceño de la comida. En las aves, en las flores, en los peces, en los surcos abiertos de las labores. Paz en la aurora, en el sueño. Paz en la pasión del grande y en la ilusión del pequeño. Paz sin fin, paz verdadera. Paz que al alba se levante y a la noche no se muera. ¡Paz, paz, paz! Paz luminosa. Una vida de armonía sobre una tierra dichosa. Lo grita Juan Panadero. Juan en paz, un Juan sin guerra, un hombre del mundo entero.
Sandra Molina
Rafael Alberti NOCTURNO Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia, que en los tuétanos tiembla despabilado el odio y en las médulas arde continua la venganza, las palabras entonces no sirven: son palabras. Balas. Balas. Manifiestos, artículos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas. ¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua! Balas. Balas. Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste, lo desgraciado y muerto que tiene una garganta cuando desde el abismo de su idioma quisiera gritar lo que no puede por imposible, y calla. Balas. Balas. Siento esta noche heridas de muerte las palabras
Araceli Caro
Antonio Machado ¡Ya su perfil zancudo en el regato, en el azul el cielo de ballesta, o, sobre el ancho nido de ginesta, en torre, torre y torre, el garabato de la cigüeña!... En la memoria mía tu recuerdo a traición ha florecido; y hoy comienza tu campo empedernido el sueño verde de la tierra fría. Soria pura, entre montes de violeta. Di tú, avión marcial, si el alto Duero adónde vas, recuerda a su poeta al revivir su rojo Romancero; ¿o es, otra vez, Caín, sobre el planeta, bajo tus alas, moscardón guerrero? Poesías de Guerra
Fran Leiva Migueles
Gloria Fuertes CUANDO MADRID ERA SARAJEVO
En Madrid llovía metralla, llovía injusticia, llovían muertos. Me regalaron un cordero. "Tienes para comer un mes" me dijeron. Los ojos del cordero me dijeron otra cosa. Yo, por poco me muero de hambre. El cordero se murió de viejo. Nos cogimos cariño, él y yo solos bajo los bombardeos. Después iba a por hierba a los solares para mi cordero. Le enseñé a comer papel con los partes de guerra a mi cordero.
Marta Reyes, Cristina Benavente y Laura L贸pez
LUIS ROSALES ¡CENTINELA ALERTA! Esta noche cierta y clara se puede morir... vendría la muerte calladamente hasta la sangre sumisa, calladamente durmiendo su pujante valentía. Sobre el campo amoratado, la creciente maravilla del alba, los pardos montes de Alta Coloma, las líneas de trincheras, y el azar de estar todavía con vida... Tal vez intenten mañana reconquistarlas... vendría la muerte calladamente hasta mis ojos, vendría para asombrar la mirada con su presencia tranquila como la noche que eleva a Dios la creación unida.
Tendidos están los cuerpos que mi cuidado vigila, tendidos y ya entregados a la muerte o la fatiga; uniéndolos y abrazándolos, la tierra que nos afirma, casi maternal acoge el silencio y la ceniza de los heridos que sueñan vivir con el nuevo día, y de los muertos que tienen desclavada la sonrisa. Se están uniendo las sangres que no se unieron en vida, solas ya sobre la tierra para encontrarse caminan que la muerte no vendrá vencedora, ni vencida. Ayer desertaron varios soldados de nuestras filas y hoy estoy de centinela: poca defensa es la mía.
Todos los que perderemos un poco más que la vida luchamos juntos... mañana, tendrán carta y alegría los que son queridos... ¡campos de Alcalá, tierra batida con cuerpos vivos y muertos entre olivares y espigas! —Señor que sabes mi nombre... cuando la oración termina la luz revela el milagro de su aparición... vendría la muerte calladamente hasta mis ojos, vendría sin despertarme del sueño, la muerte, la peregrina, y la carne que la niega será carne sucedida.
Elena Caro y Blanca RodrĂguez
Luis García Montero Consejos para ciudadanos pacifistas Si una noche de luna te sientes intranquilo y reptas por la calles igual que un cocodrilo en busca de otro cuerpo con el que convivir, si te lleva a su casa, si te invita a dormir, cuidado camarada, puede haber un misil bajo la almohada. Si no encuentras a nadie en toda la ciudad y buscas un remedio para tu soledad, si salvas con alcohol las horas más oscuras de estos malos momentos, quizá mientras procuras salir de la tristeza, flotando está un misil en tu cerveza. Si vences la resaca y logras despertarte y llevas las ojeras por único estandarte, si la voz amaestrada del tiempo o la rutina te dice que hoy debieras volver a la oficina sombrío, cabizbajo, te esperará un misil en tu trabajo.
Misiles por la cárcel, misil de las barriadas, misiles en palacio y entre las barricadas apuntan los relojes con minutos serviles que marcan el horario feroz de los misiles o mucho más sencillo: puede haber un misil en tu bolsillo. Porque a veces el aire es pólvora, los sueños se convierten en turbia pesadilla, las balas aprenden de memoria su destino y el cuerpo a su destino acude, en busca de la bala. En pie de paz, yo vuelvo, regreso a las palabras, a vosotras antiguas camaradas del mundo
Raquel Jiménez
Vicente Aleixandre El niño raro AQUEL niño tenía extrañas manías. Siempre jugábamos a que él era un general que fusilaba a todos sus prisioneros. Recuerdo aquella vez que me echó al estanque Porque jugábamos a que yo era un pez colorado. Qué viva fantasía la de sus juegos. El era el lobo, el padre que pega, el león, el hombre del Largo cuchillo. Inventó el juego de los tranvías, y yo era el niño a quien pasaban por encima las ruedas. Mucho tiempo después supimos que, detrás de unas tapias lejanas, miraba a todos con ojos extraños.
Elías Mérida
RAFAEL ALBERTI VIETNAM Lo grito fuerte desde Roma: !Afuera! Afuera esos fusiles y cañones, esos cohetes, esos aviones, esa bandera extraña, esa bandera. Afuera el que en la paz tan solo espera invadir por la paz otras naciones y planta por la paz sus pabellones y pide por la paz la tierra entera. Triste paz tan traída y tan llevada, triste paloma tan apuñalada que se puede morir tan de paloma. Pido la única paz, la verdadera, la paz de un solo rostro, antes que muera. !Pido la paz! Lo grito desde Roma
Claudia MarĂn y Rafa Valenzuela
CÉSAR VALLEJO MASA Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: "¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Lo rodearon millones de individuos, con un ruego común: "¡Quédate, hermano!" Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces, todos los hombres de la Tierra le rodearon; les dio el cadáver triste, emocionado; incorporándose lentamente, abrazó al primer hombre, echase a andar ...
CRISTINA MORALES
RAFAEL ALBERTI SE EQUIVOCÓ LA PALOMA Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte, fue al sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era cielo; que la noche, la mañana. Se equivocaba. Que las estrellas, rocío; que la calor, la nevada. Se equivocaba. Que tu falda era su blusa; que tu corazón, su casa. Se equivocaba. (Ella se durmió en la orilla. Tú, en la cumbre de una rama).
Mar铆a de la Rubia y Elena Buscat贸
PABLO NERUDA Yo fui cantando errante, entre las uvas de Europa y bajo el viento, bajo el viento en el Asia. Lo mejor de las vidas y la vida, la dulzura terrestre, la paz pura, fui recogiendo, errante, recogiendo. Lo mejor de una tierra y otra tierra yo levanté en mi boca con mi canto: la libertad del viento, la paz entre las uvas. Parecían los hombres enemigos, pero la misma noche los cubría y era una sola claridad la que los despertaba: la claridad del mundo.
Yo entré en las casas cuando comían en la mesa, venían de las fábricas, reían o lloraban. Todos eran iguales. Todos tenían ojos hacia la luz, buscaban los caminos. Todos tenían boca, cantaban hacia la primavera. Todos. Por eso yo busqué entre las uvas y el viento lo mejor de los hombres. Ahora tenéis que oírme.
Mercedes Becerra
Blas de Otero EN NOMBRE DE MUCHOS Para el hombre hambreante y sepultado en sed -salobre son de sombra fría-, en nombre de la fe que he conquistado: alegría. Para el mundo inundado de sangre, engangrenado a sangre fría, en nombre de la paz que he voceado: alegría. Para ti, patria, árbol arrastrado sobre los ríos, ardua España mía, en nombre de la luz que ha alboreado: alegría.
La biblioteca del IES Zoco Os pide la PAZ …….. porque vosotros tenéis la palabra