El mar de la tranquil·litat David Castillo

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El mar de la tranquil·litat

dijous, 17 de novembre de 2011 a les 12:00 hores

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David Castillo


dossier “El mar de la tranquil·litat”

biografia David Castillo (Barcelona, 1961), poeta y periodista. Publicó sus primeros textos en 1975, a los catorce años, cuando trabajaba de botones en el Banco Ibérico. En 1976 se afilió a la CNT, era la época de las "barricadas" libertarias, de las fiestas permanentes en la Rambla, de las primeras "manis", del carnaval de Ocaña, del Café de la Ópera, de los striptease de Christa Leem, de los tenderetes de contrapropaganda, de las perfomances contraculturales, de las Jornadas Libertarias y de las fumadas de hachís colectivas. Las publicaciones alternativas aparecían con fuerza: Ajoblanco, Viejo Topo, Alfalfa, Topo Avizor, Star...así como los fanzines Cloaca, Fuera de Banda, Trotón, Tricopo y el cómic El rollo enmascarado. Todo iba acompañado de musica de Bowie, Dylan, Lou Reed ... Era un tiempo de debates continuos e inacabables charlas que emanaban del pensamiento libertario, del situacionismo y del nexialismo. Su participación en la lucha lo llevará a ser detenido. Era tan libre aquella República "A" de la Rambla, que estuvo ocupada "militarmente" por la policía. Jaume Sisa lo describió en una canción: «Han cerrado la Rambla / han echado a todo el mundo / han vaciado los árboles / de los pájaros y las flores». La formación del joven poeta se complementa entonces con la metódica lectura de los grandes creadores universales: Cernuda, García Lorca, Aleixandre, Vallejo, Larrea, Vinyoli, Bonet, Rimbaud, Ashbery, Blake, Milton, Yeats, Coleridge, Auden, Corso ... que se mezclan con el ingrediente metafísico de la filosofía pura y la fuerza dinámica de la música pop. El camino del poeta quedará marcado por el contacto con la realidad, tanto de los barrios de su ciudad, como de los suburbios del mundo, a los cuales no será ajeno. Castillo, nacido en el barrio de Poble Nou, ha recogido el imaginario de los barrios populares de Barcelona: el Carmel, la Ribera, la Barceloneta, el Barrio Chino...Sus compañeros de viaje poético fueron Jesús Lizano, Pope, Enric Casasses, Joan Vinuesa, "Oaixí", etc. Àngel Carmona, director de La Pipironda, organizó por aquel entonces espectáculos poéticos y teatrales que recorrieron los escenarios alternativos de Barcelona. En 1985 inició su carrera periodística, que lo llevó a colaborar en El País, La Vanguardia y, desde de 1988, en Avui, publicando también en las revistas El Món, El Temps y otros. La década de los noventa asumió la dirección del suplemento de Cultura de Avui, dirigió Lletra de Canvi y fue colaborador de las

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prestigiosas publicaciones literarias, Quimera, Ínsula, Leer, ¿Qué leer?, etc. Desde 1995 coordina la Semana de Poesía de Barcelona y tiene un papel destacado en el mundo literario catalán. En 1992 David Castillo publicó La muntanya russa, en la Editorial Pagès de Lleida, un libro lleno de imágenes de ciudades, Valencia, Roma, Barcelona ... La segunda recopilación poética de Castillo, Tenebra (Els llibres de l'Óssa menor, 1994), parte de la vía anterior, de nuevo el tiempo es protagonista, desde la óptica de Bergson y de las insinuaciones, en claroscuro, de Hegel y de la creatividad literaria de Dylan Thomas Con Game Over (Proa, 1998) consiguió el premio más prestigioso de la poesía catalana, el Carles Riba. El imaginario barcelonés de Castillo transita por los versos de Game Over, que analiza la poética de la Biblia y la acerca al mundo de la calle. La mezcla de la cultura anglosajona y la autóctona forman el cuerpo de este libro, donde están presentes los mitos y fantasmas literarios del autor: Fonollosa, Artaud, Burroughs, Tennesse Williams, Lorca y sobre todo Dylan, están presentes en los versos de Game Over, tal vez su mejor libro. En El pont de Mühlberg (Proa, 2000), trobem la obsesión, el deseo, la realidad, la fábula, el amor y el desamor. Desolación y vida son conceptos que parecen ser antagónicos, pero que, a veces, se complementan. David Castillo es un poeta que trabaja la idea sin caer en la trampa de las ideologías, ya que eso restaría valor a sus versos. Su espíritu épico está marcado por un ácido romanticismo, que lo aleja tanto de los poetas posmodernos, como de los poetas vacíos. El poeta del Carmel narra la realidad de una épica barcelonesa que tiene su principal fuerza en El pont de Mühlberg. Es un trayecto por la vía del amor y el desamor, por el sexo, las drogas y el rock. Y así el poeta se escapa a "Place Contrescarpe". Este libro es también un itinerario literario por el Carmel, un barrio que ha sufrido recientemente el ataque devorador del progreso salvaje. El emblemático poema "Rambla del Carmel" es un canto a la desesperación. David Castillo no se ha especializado en un solo género, también es novelista galardonado, El cel de l'infern (1999) [El cielo del infierno], premio Joan Crexells, y No miris enrere (2001) [Sin mirar atrás], premio sant Jordi. Últimamente ha publicado varias antologías bilingües de su obra poética, Bandera negra (Madrid, 2001) y En tierra de nadie (Málaga, 2002), que recogen poemas ya publicados y otros de libros inéditos Doble Zero y Esquena nua. En Bandera negra aparece el poema "Mala memòria" de Seguint l'huracà (Tarragona, 2000). Extrect de: http://www.lletra.com/es/autor/david-castillo/detalle

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premsa Escriptors TV: David Castillo

El periodista, poeta i escriptor publica la novel·la 'El mar de la tranquil·litat' David Castillo (Barcelona, 1961) va néixer al Poblenou, però quan tenia dos anys, per qüestions de salut de la mare, la família es va establir a Vallcarca. Era un racó inhòspit, sense asfaltar. Allí l'autor va passar la infantesa i la primera joventut i és el paisatge que protagonitza 'El mar de la tranquil·litat' (Proa), una novel·la generacional, sobre l'amistat i sobre la recuperació de l'amor. És una novel·la generacional: el protagonista, l'Àngel, es refugia en aquest barri d'infantesa i retroba els amics quaranta anys després. 'L'amistat és la tesi del llibre. La memòria no em motiva, m'estimo més jugar en el territori de la percepció que no en el de la realitat.' 'El mar de la tranquil·litat' s'ha cuit a foc lent: 'Quan vaig publicar el 2001 'No miris enrere' (Premi Sant Jordi), ja havia començat a escriure aquesta novel·la. He anat i he tornat unes quantes vegades. M'encallava en el temps: havien passat molts anys, no trobava el final… Però quan el meu editor, l'Isidor Cònsul, va agafar el càncer, vaig voler acabar-la perquè la pogués llegir. Al final es va morir sense llegir-la, per ben poc. Per això la hi dedico.'el llibre de poemes 'Doble zero'. Diu Castillo que aquest nou poemari té relació amb 'El llibre dels mals catalans', que inclou dos poemes o tres de 'Doble zero'. Perquè sempre treballa els llibres de dos en dos: 'Sóc molt dual, tinc sempre una visió doble de les coses, sovint contradictòria, sóc de signe bessons; potser és això. I sempre faig llibres de dos en dos. Vaig presentar dos llibres al premi Carles Riba de poesia el 1997, 'Game over', que va obtenir el premi i 'El pont de Mühlberg'. Trobo que va guanyar el pitjor, que 'El pont' era millor. Em va desconcertar bastant.' És home d'obsessions? 'Sí i no. Ara tinc una certa obsessió pel pas del temps. La vida és un període curt que passa com un sospir. Potser per això sóc partidari de l'amnèsia històrica. No vull recordar guerres i derrotes, no vull recordar la guerra civil, ja la van explicar molt bé els escriptors que la van viure (Piniella, Rodoreda…). Ells van explicar la seva història i ara nosaltres hem d'explicar a nostra.' Extrect de: http://www.vilaweb.cat/noticia/3774856/20100913/escriptors-tv-david-castillo.html

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“El mar de la Tranquil·litat” David Castillo (Barcelona, 1961) ha tardado ocho años en escribir una nueva novela desde su galardonada, con el Premi Sant Jordi, No miris enrere. Y lo ha hecho con una obra que reivindica una Barcelona diferente, aquella que quedó olvidada en los barrios de los años setenta. En El mar de la Tranquil·litat se habla del valor de las primeras amistades, de las calles de un Vallcarca y un Carmel que ya no existen, y de la crisis económica. Un empresario que, perseguido por las deudas y la rutina, decide volver a las mismas plazas donde jugaba a fútbol en su adolescencia. Pero el tiempo no perdona a nadie, y los compañeros de banda, y fechorías, también tienen sus propias cicatrices. En ese ejercicio de autoficción, en el que la memoria construye un edificio nuevo, hay cierto determinismo escondido entrelíneas. Determinismo por haber nacido en un barrio concreto, que se mete en la piel de por vida, y determinismo por las decisiones que se tomaron y que marcan, ya, una ruta demasiado concreta. Àngel, nuestro protagonista, vuelve al bar que huele a carajillo y suena a futbolín viejo. Y se encuentra con una suerte de espejos, que son sus amigos con los que entendió algunos de los valores fundamentales en toda formación vital. Por un lado, el desolador Freddy, al que la vida le pesa demasiado. Por otro, un Èric que escupe envidia y rencor. Y, por último, Dani Casanellas, doppengalger, lector de Nietzsche que nos muestra lo que pudimos ser y jamás seremos. Seguramente, por fronteras impuestas por nosotros mismos. La editorial Bruguera, ahora en ruinas, sirve de metáfora de un mundo destruido por la moda y la especulación urbanística. Una vez más, en una obra de Castillo, aparece el humo del anarquismo, más como un recurso que como una verdadera alternativa. Pero lo que podría acabar en una novela triste, con exceso de melancolía post romántica, se soluciona con un diálogo que apuesta por la ironía y el sarcasmo. Pero, sobre todo, por el personaje de Blanca, una adorable prostituta que devuelve a Àngel la esperanza, para volver a creer – creer en sentido estricto – que el ser humano es algo que aún no está en vías de extinción. No del todo.

Extrect de; http://www.revistadeletras.net/en-tres-parrafos-el-mar-de-la-tranquil-litat-dedavid-castillo/

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