La habitación de invitados HELEN GARNER

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Escritora y periodista australiana nacida en 1942, Helen Garner es una destacada autora ganadora de premios como el National Book Council, el Ned Kelly Award o el Queensland Premier. Además de su obra narrativa, en la que habla de la sociedad australiana, incluso desde la novela criminal, también ha escrito ensayos y artículos en revistas como TIME, además de éxitos como The First Stone, libro en el que habla de abusos sexuales en colegios. Famosa en Australia; hacía, sin embargo, dieciséis años que no publicaba ficción y su regreso a la escena literaria con esta intensa, hermosa y por momentos bestial novela fue sumamente exitoso. Desde el comienzo de su carrera, a fines de los ‘70, se la consideró una de las más interesantes escritoras realistas y feministas de su país. En 1977 publicó Monkey Grip, una novela sobre desocupados, artistas y adictos que vivían en una casa comunitaria con ayuda del Estado en Melbourne; muchos años después contó que el material para escribirla había sido tomado de sus diarios personales. Su siguiente novela, también autobiográfica, fue The Children’s Bach, sobre un matrimonio que entra en crisis cuando se le presentan alternativas sexuales. Los años sin escribir ficción, que van desde Cosmo Cosmolino en 1992 a este La habitación de invitados, los ocupó, sobre todo, en libros de no ficción, en general sobre 1


crímenes sexuales –muchos de ellos fueron best-sellers–. Sus temas son los ámbitos privados; su mundo es la vida cotidiana. “No creo que nada sea completamente inventado –dice–. Nadie siente la necesidad de contar una historia completamente imaginaria. Antes sentía la obligación de inventar cosas. Me sentía un fracaso porque no escribía la gran novela australiana, o épicas del desierto. Pero ya no me siento así. Desde hace mucho tiempo.” "Cuidados intensivos". En: Mujeresenlablogsfera [en línea] [Consulta: 19/03/2012]. http://mujeresenlablogosfera.wordpress.com/2011/04/27/cuidadosintensivos/

“Por la noche tuvo sudores. Sufrió dolores en el vientre y el hombro. Cada vez que yo oía moverse entraba en su habitación sin decir nada. Ella intentaba sonreírme: hacía ver que no padecía. Lo único que tenía para aliviarla era la última dosis de Digesic del día. Le llevé agua en la jarra de porcelana con un dibujo de hortensias rosadas y se la serví en uno de mis vasos más bonitos. Yo también bebí, para acompañarla. Por lo visto, la vitamina C administrada por vía intravenosa le destrozaba la columna vertebral: no podía permanecer erguida. La cuidé, retirando sábanas y haciendo un rebujo con ellas, sacando otras limpias, refrescando la cama y volviendo a refrescarla. Mientras lo hacía, ella se sentaba en la silla de madera del rincón, con la cabeza inclinada y las manos largas unidas sobre el regazo. Finalmente concilió un sueño profundo. Yo volví a rastras a mi habitación y la casa quedó en silencio... Siempre había pensado que la pena era la emoción más agotadora. Ahora sabía que era la ira”. La habitación de invitados es una conmovedora novela que describe la relación de dos mujeres mayores, modernas, independientes y emancipadas. Una de ellas, Nicola, tras serle diagnosticado un cáncer decidirá trasladarse a casa de Helen —su gran amiga— mientras lleva a cabo, durante tres semanas, un tratamiento de medicina alternativa. Helen preparará con mimo la habitación de invitados de su casa, para ofrecer apoyo y aposento a su amiga enferma. Durante este intervalo de tratamiento, Nicola se da cuenta de que está mucho más grave de lo que había imaginado y de lo que ella misma estaba

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dispuesta a aceptar. Helen, por su parte, se convierte en enfermera y cuidadora con todo el cariño y paciencia posible, pero apenas puede disimular su disgusto por la extravagante cura en la que su amiga confía ciegamente. El desacuerdo entre ambas afecta a su amistad y así comenzarán a interrogarse hasta qué punto están dispuestas a sacrificar los intereses propios por la otra persona, y dónde están los límites de la aceptabilidad y la generosidad de cada una. La autora de esta obra hermosa y emocionante, Helen Garner, escritora y periodista, nació en Australia en 1942 y a lo largo de su carrera ha sido galardonada con destacados premios como el National Book Council, el Ned Kelly Award o el Queensland Premier. El carácter autobiográfico de esta exploración del ser más profundo queda reflejado en Helen, su protagonista principal. El libro aborda ciertos temas muy controvertidos: por un lado, habla sobre los tratamientos alternativos, de cómo convivir con una enfermedad terminal y el apoyo de los familiares y amigos de los enfermos; por otro lado, ahonda en sentimientos más complejos: hasta dónde puede llegar el apoyo a una persona, cuando no se comparten sus mismos opiniones y creencias, sin renunciar a la propia vida y a los intereses particulares; si son múltiples los sacrificios que exige una amistad y qué responsabilidad y qué limites tiene cada persona hacía las otras. En la novela se exponen, de una forma sentimental, inteligente y graciosa, estos dilemas a través de la amistad íntima entre dos viejas amigas. "La habitación de invitados". En: Elimparcial.es [en línea] [Consulta: 19/03/2012]. http://www.elimparcial.es/libros/helen-garner-la-habitacin-de-invitados72032.html

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Malouf, Leight, Tsiolkas, Garner, Stead, Cook, Goldi, Jones, Reece, Silvey, Lindsay, Winton... ¿Le suenan estos nombres? Quizás no mucho. No es para menos. Son algunos de los escritores australianos que están ampliando, en todo el mundo, el territorio literario de su país más allá del premio Nobel Patrick White y del doblemente distinguido con el Booker Peter Carey. ¡Ah! y del creado por Colleen McCullough en su popular El pájaro espino, globalizada en la serie homónima de televisión. Y ese renovado oleaje de la literatura australiana ha llegado hasta España donde ha empezado a aumentar desde hace un par de años. Nuevas o desconocidas voces que dialogan con sus orígenes entrecruzados de razas y culturas y con el presente contemporáneo de su sociedad más cosmopolita o advirtiendo del porvenir, desde escenarios que están en cualquier lugar del mundo. El sur de Francia, por ejemplo. Allí sitúa Helen Garner La habitación de invitados (Salamandra), en la cual repasa las fronteras de la amistad en momentos difíciles cuando dos viejas amigas se enfrentan a la muerte, la verdad y la esperanza. Fuera de su país y también con la amistad como espina dorsal, David Malouf relata en El gran mundo (Libros del Asteroide), la relación de dos soldados australianos prisioneros en un campo japonés durante la Segunda Guerra Mundial, cuya amistad trascenderá múltiples ámbitos. Las relaciones personales y los lazos rotos son algunos de los temas frecuentes. Lo plasma Julia Leigh en Inquietud (Mondadori), donde las sombras del pasado se mueven, mientras afloran problemas como el alcoholismo y el maltrato y acechan los secretos. La australiana es una literatura joven, apenas pasa de la centuria. Y es el resultado de un país hecho con partes de todo el mundo. Una diversidad y pluralidad en su raza cuyo ADN ha heredado su creación literaria. El mundo y la vida desde las antípodas. Incluidas en exitosas novelas de aprendizaje y aventuras como la de Craig Silvey en Jasper Jones (Seix Barral). La historia de un niño poco popular y un mestizo rebelde que vivirán y descubrirán cosas horribles y conmovedoras. Otro mundo adolescente es el de Rebecca James en Bella Malicia (El Aleph). Un thiller psicológico sobre la atracción de ciertas amistades de por medio en Sidney. De más amistades y amores adultos, pero en el occidente australiano, se ocupa Tim Winton en Música de la tierra (Destino). El pulso del amor y la redención a través de tres personajes y donde la música funciona como curación y catarsis. Tabién está Markus Zuzak con La ladrona de libros (Lumen)con más de 225.000 ejemplares vendidos en España. Entre los autores a punto de llegar están Cristina Stead con El hombre que amaba a los niños (Pre-Textos), Kate de Goldi con La pregunta de las diez de la noche (Mondadori), Gordon Reece con La ratonera (El Aleph) y Kenneth Cook con Pánico al amanecer (Seix Barral), un clásico de 1961; El koala asesino. Relatos humorísticos de la Australia profunda (Sajalín editores), y Dorothy Porter con La máscara del mono (La Otra Orilla), una novela negra en verso.

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Una literatura que va más allá de etiquetas y del imaginario colectivo de la Australia del otro lado del mundo, del pasado como penal de los ingleses, de tierras a conquistar como el clásico western y que el cine ha potenciado con películas como Mad Max, Cocodrilo Dundee o la Australia, de Baz Luhrmann, con dos de sus estrellas, Nicole Kidman y Hugh Jackman. Estos escritores quieren borrar tópicos y mostrar su universalidad, al fin y al cabo, los cuatro puntos cardinales han ido hasta allí y ahora ellos vienen hasta nosotros.

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