Inés y la alegría. Almudena Grandes. Guía de lectura

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CLUB DE LECTURA

Inés y la alegría

Biblioteca Central Tecla Sala

Setembre de 2012

Almudena Grandes


Las edades de Lulú rebasó el ámbito estrictamente literario de la mano del director de cine Bigas Luna, quien la adaptó para la gran pantalla en 1990. La película, protagonizada por Francesca Neri y un entonces prácticamente desconocido Javier Bardem, fue uno de los éxitos de la temporada y acrecentó la flamante popularidad de la escritora.

Almudena Grandes (Madrid, 1960) Escritora española, una de las más relevantes de las últimas generaciones, con títulos tan significativos como Las edades de Lulú y Malena es un nombre de tango. Nacida en Madrid, ciudad a la que siempre se ha sentido estrechamente vinculada, Almudena Grandes estudió geografía e historia en la Universidad Complutense y comenzó a trabajar en el mundo editorial como escritora de encargo. Cuenta la autora que se dedicó a la escritura gracias al fútbol y porque no sabía dibujar: “Cuando íbamos a visitar a mi abuelo, mi padre y él veían el fútbol y no se podía hablar. A los niños nos daban lápices de colores, pero como a mí no me gustaba dibujar, me aburría. Y me dijeron que escribiera algo. Aún conservo algunos cuentecitos de regalo de los que obtuve rentabilidad económica. Fue mi primer trabajo profesional”. Entre sus trabajos como redactora y alguna incursión en el cine (en 1982 tuvo un pequeño papel en el filme de Oscar Ladoire A contratiempo), Almudena Grandes obtuvo el reconocimiento del público con su ópera prima, Las edades de Lulú (1989). La novela, una insólita historia de iniciación y aprendizaje, obtuvo el XI premio La Sonrisa Vertical de narrativa erótica, convocado por la editorial Tusquets, y supuso el mayor éxito en la historia de este premio. Desde su aparición ha sido traducida a 21 idiomas y lleva vendidos más de un millón de ejemplares.

Grandes publicó su segunda novela en 1991: Te llamaré Viernes. La obra se apartaba de la literatura erótica y tuvo escasa repercusión mediática. Fue realmente tres años más tarde cuando la escritora se consagraría definitivamente con un nuevo título: Malena es un nombre de tango (1994). Ambientada en la España de la transición, narra a lo largo de tres décadas la adolescencia y la madurez de Malena Fernández de Alcántara, una joven de la alta burguesía madrileña, cuya trayectoria vital y sentimental estará marcada por la relación con su hermana melliza.

Malena es un nombre de tango se convirtió en un fenómeno. Ampliamente elogiada por la crítica y traducida a varios idiomas, como ocurriera con Las edades de Lulú, no tardaría en ser llevada también al cine, en esta ocasión por Gerardo Herrero. El filme, protagonizado por Ariadna Gil, se estrenó en 1996 y lo vieron más de 300.000 espectadores, lo que acrecentó aún más la popularidad de la novelista. Herrero repetiría detrás de las cámaras en 2006 con otro título de Almudena, Los aires difíciles (2002), que había recibido el premio Arcebispo Juan de San Clemente). Tras la estela de Malena, Almudena publicó varias novelas, todas ellas con el denominador común de estar protagonizadas por mujeres. En 1998 presentó Atlas de geografía humana, una obra en la que invirtió cuatro años y en la que demostró un absoluto control del lenguaje y de la estructura novelesca. En ella, cuatro mujeres cuentan en primera persona su propia historia en un tiempo de confusión ideológica y crisis generacional. Una vez más, la novela tendría su versión cinematográfica, en esta ocasión a cargo de la directora Azucena Rodríguez, gran amiga de la escritora. La película, protagonizada por Cuca Escribano, Montse Germán, María Bouzas y Rosa Vila, se estrenó en marzo de 2007. El año 2004 sería el de Castillos de cartón. Como sus novelas anteriores, transcurre en la España del último cuarto del siglo XX o principios del XXI, y muestra con gran realismo e introspección psicológica la vida cotidiana


Y a mediados de febrero de 2007 le tocaría el turno a El corazón helado, considerada por la propia autora como su novela más ambiciosa hasta la fecha. La obra consta de un total de 919 páginas en las que la escritora retrata con maestría una de las épocas más oscuras de nuestra historia; una novela monumental y compleja en la que la vida de dos familias españolas desde la posguerra civil española hasta nuestros días le sirve para examinar la Guerra Civil y su influencia en el presente. Además de sus novelas, Almudena Grandes ha dado a la imprenta Modelos de mujer (1996), una recopilación de siete cuentos publicados anteriormente en varias revistas y periódicos, uno de los cuales, “El lenguaje de los balcones”, inspirado en un poema de su marido Luis García Montero, sirvió de base para la película Aunque tú no lo sepas (2000), de Juan Vicente Córdoba.

Desde diciembre de 1996 está casada con el poeta granadino Luis García Montero. Tienen una hija en común, Elisa (1997), y otros dos de respectivas relaciones anteriores, Mauro e Irene. Por el trabajo de su esposo (es profesor de literatura comparada en la Universidad de Granada) viven a caballo entre Madrid y la ciudad andaluza, y siempre que pueden se escapan a Rota, en Cádiz, donde comparten sus veranos con los amigos de siempre: Benjamín Prado, Ángel González, Javier Rioyo, Javier Ruibal y Joaquín Sabina. Tras el éxito de El corazón helado, que en mayo de 2007 se había situado en el número uno de las listas de ventas, aseguró que ya tiene en la cabeza algunas ideas para su siguiente libro y que está preparando un guión para el cine.

En 2003, bajo el título de Mercado de Barceló, publicó una selección de las crónicas y relatos de la serie de artículos aparecidos en “El País Semanal” entre 1999 y 2003, y en 2005 continuó su obra breve con Estaciones de paso, un nuevo libro de relatos en el que se recogen cinco historias cortas de adolescentes abocados a vivir circunstancias que les sobrepasan, pero que, sin sospecharlo, acabarán forjándoles como adultos. En octubre de 1997 la autora recibió en Italia el prestigioso premio Rossone d’Oro. Este galardón, que se concede a personas que destacan en las letras, las artes y las ciencias, había recaído anteriormente en escritores como Alberto Moravia o Ernesto Sábato, y Almudena Grandes fue la primera mujer en recibirlo, así como el primer autor español. En 2002 recibió, a su vez, el IV Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras, “por la gran calidad de su obra literaria y periodística, así como por su compromiso en la defensa y lucha por los derechos y valores de la libertad y solidaridad”. Un nuevo reconocimiento le llegó en 2006 cuando el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares (Guadalajara) quiso bautizar la biblioteca municipal con el nombre de la escritora.

Inés y la Alegría Toulouse, verano de 1939. Carmen de Pedro, responsable en Francia de los diezmados comunistas españoles, se cruza con Jesús Monzón, un cargo menor del partido que, sin ella intuirlo, alberga un ambicioso plan. Unos años después, en 1944, Monzón, convertido en su pareja, ha organizado el grupo más disciplinado de la Resistencia contra la ocupación alemana, prepara la plataforma de la Unión Nacional Española y cuenta con un ejército de hombres dispuestos a invadir España. Entre ellos está Galán, que ha combatido en la Agrupación de Guerrilleros Españoles y que cree, como muchos otros en el otoño de 1944, que tras el desembarco aliado y la retirada de los alemanes, es posible establecer un gobierno republicano en Viella.


No muy lejos de allí, Inés vive recluida y vigilada en casa de su hermano, delegado provincial de Falange en Lérida. Ha sufrido todas las calamidades desde que, sola en Madrid, apoyó la causa republicana durante la guerra, pero ahora, cuando oye a escondidas el anuncio de la operación Reconquista de España en Radio Pirenaica, Inés se arma de valor, y de secreta alegría, para dejar atrás los peores años de su vida. A mi me pasan muchas más cosas escribiendo en casa. Es verdad que este proyecto tiene algo de reto y de compromiso que asumo con los lectores. Si me apetece escribir otra cosa, interrumpiré la serie. Pero en este momento ya tengo escritas dos novelas, estoy escribiendo la tercera y me encuentro con muchas ganas de escribir de un tirón.

Almudena Grandes (Madrid, 1960) promociona estos días su última novela: 'Inés y la alegría', el primero de los 'Episodios de una Guerra Interminable', un proyecto narrativo que consta de seis libros donde se mezclan historias reales e inventadas de la posguerra española. En esta primera entrega, más de 700 páginas relatan la invasión del valle de Arán por 4.000 militantes comunistas. Con 'Inés y la alegría' empieza una saga de seis novelas de pequeñas y grandes historias historias de la resistencia antifranquista. Tiene usted trabajo hasta 2017. ¿No siente ni siquiera una pizca de angustia? No, más bien lo vivo como una suerte que tengo, un privilegio. A mí lo que me gusta es estar en casa escribiendo en zapatillas, es el tipo de vida que prefiero. Mi oficio tiene dos etapas. Una más ‘glamurosa’, que es la que todo el mundo cree que me debería gustar, que es la de viajar, hacer entrevistas y todo eso, pero no me gusta nada. Luego una teóricamente gris pero mucho más intensa.

Con sus ‘Episodios de una guerra interminable’ rinde de alguna manera homenaje a los Episodios Nacionales de Galdós. ¿Qué ha supuesto para usted este escritor? Galdós es un escritor muy importante para mí biográfica y literariamente. Yo veraneaba en Becerril de la Sierra, en una casa muy grande que era de mi abuelo, donde había muchos libros pero antiguos y como raros. Me gustaba mucho leer y siempre compraba libros en la Feria del Libro, pero a mediados de julio ya me los había leído. Entonces leía lo que había por allí -novelas de Agatha Christie, best-sellers...-. Llegó un momento que ya me lo había leído todo hasta que llegó un verano, cuando tenía quince años, en el que lo único que no me había leído era una colección de las obras completas de Galdós. Digamos que yo empecé a leer a Galdós porque no podía estar sin leer. Tuve la suerte de que la primera novela que elegí fue 'Tormento'. Aparte de que me gustó mucho porque es estupenda me impresionó. Yo iba a un colegio de monjas y leer la historia de un cura perverso que acosa a una huérfana y que explota todas las miserias de la burguesía madrileña me pareció impresionante. A partir de ahí me leí a Galdós de un tirón y he vuelto a releerle constantemente. ‘Fortunata’, que es uno de mis libros favoritos, me lo he leído cuatro o cinco veces. Además lloro siempre en los mismos sitios (risas), y eso tiene mérito porque sé todo lo que va a pasar. Y decidió utilizar el esquema de los Episodios Nacionales. Cuando empecé a escribir estas novelas, que son un poco una consecuencia de ‘El corazón helado’, me fui documentando de historias que me gustaban.


Me encontré muchas historias pero no las podía meter en esta primera novela, porque había decidido exiliar a los Fernández y ya no podía contar la posguerra desde dentro. Entonces comprendí que tenía que convertir esas historias en novelas, y el modelo de don Benito surgió inmediatamente. Me pareció que era un modelo insuperado. Era una solución muy fácil y muy buena, además para mí es un orgullo. Dicen que tiene predilección por sus novelas impares. ¿Esta lo es? No, yo no tengo predilección, a mi me gustan las pares y las impares, lo que pasa es que las impares me suelen ir bien. Son las que me han ido consagrando. ‘Las edades de Lulú’ fue la primera. ‘Malena es un nombre de tango’ fue la tercera. La tercera novela creo que siempre es la más importante en la carrera de un novelista porque la primera sale bien con frecuencia, la segunda se escribe con tanto miedo que sale mal y la tercera está escrita con naturalidad y da un poco la medida de lo que va a pasar. ‘Los aires difíciles’ también es impar y fue una novela muy importante para mí porque hizo de bisagra para cambiar de ciclo. ‘El corazón helado’, también impar, comenzó otro ciclo. Ahora como he iniciado una serie de seis he conseguido astutamente que todas sean pares e impares. ¿Ha sido esta novela difícil de escribir? Sí, mucho. No tanto porque la historia sea complicada, que también, sino sobre todo porque me ha costado mucho trabajo decidir cómo iba a meter la historia real en la novela. Me encontraba desde el principio con un problema, y es que era una historia completamente desconocida. Si yo no hubiera metido la no ficción en el libro ni las razones reales de la invasión, un lector contemporáneo español habría entendido que me lo he inventado todo. Y como argumento de ficción es inverosímil. ¿Cómo me voy a inventar yo que en octubre de 1944 entran 4.000 tíos y toman el Valle de Arán? ¿Cómo se planteó la narración? Al principio intenté que hubiera solo una narradora, que era Inés. Pero era insostenible que una militante de base supiera lo que estaba pasando en el Kremlin o en el Pardo aunque estuviera en la cocina con el oído abierto. Hice una primera versión que no funcionó y decidí escribir de nuevo el libro sacando la parte de no ficción. De ahí salen los capítulos que llamo paréntesis –tienen el título entre paréntesis-. Estoy muy satisfecha con el resultado. Y eso más que mérito mío es mérito de la historia.

¿Cree que España todavía sigue pagando los platos que se rompieron durante la Guerra Civil? Yo creo que la guerra civil está muy lejos y sucedió en un país que no se parece al nuestro. España ha cambiado, no es el mismo país que en el 36. Pero lo que sí creo que todavía sigue marcando la forma de entender España fue el tratamiento de la Guerra y la Dictadura que se hizo en la Transición. En esa medida creo que la guerra sigue pesando mucho en la vida de todos. Después de la muerte de Franco la clase política se puso de acuerdo, pero fue un acuerdo muy brillante a corto plazo que a largo plazo ha demostrado su deficiencia. La democracia española se construyó a sí misma en el aire, sin deberle nada a nadie, sin ligarse a ninguna tradición específica. Fue como hacer que cuarenta años de dictadura no hubieran tenido importancia. Yo creo que ese pacto irreal, que se puede comprender, ahora ha generado los grandes problemas de este país: el conflicto de identidad nacional permanente que vive España, la debilidad de la economía, la situación de la judicatura, los servicios públicos, la educación, los problemas con la Iglesia, etcétera. Luego ya a un nivel más personal creo que es verdad que la guerra sigue pesando en muchas familias españolas. Tampoco es un fenómeno exclusivamente español: ahí están los alemanes que le siguen dando vueltas a lo mismo.

"Entrevista: Almudena Grandes” [Consulta: 10/07/2012]. En: http://www.madridiario.es [en línea].


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