Las chicas Amelié
A las “chicas que andan en sus bicis de paseo creyéndose Amelié”
La chica Amelié entre París imaginado y Av. Lyon Montada en su bici de paseo, lleva la primavera gritando en sus párpados violetas Respingada la cola y en entre los labios una coqueta de cerezas El viento le levanta el vestido… ¡Ah rubor el apocalíptico del cielo! En las terrazas de edificios cien suicidas a la orden de su gesto Los obreros, chacales lascivos, súbitamente enmudecidos estrellándose de a miles en las pecas de su cuerpo
La chica Amelié montada en su bici de paseo En un zigzagueo gozoso de caderas en las calles destapando parietales con la lengua afuera burlándose de los que lloran abrazados de los que palpan enloquecidos las cuencas vacías de sus ojos de los que en una ráfaga de viento fueron emasculados los que envejecieron de golpe y el tiempo les cayó a hachazos heridos de muerte por un día en que vieron a la chica Amelié montada en su bici de paseo
En su canastito, rodeado de flores, lleva el corazón empollando a la muerte.