M U S E O
G U G G E N H E I M
B I L B A O
El Emblema El Plan General de Ordenación Urbana que Bilbao elaboró en 1989 preveía la idoneidad de ubicar un museo en la zona de Abandoibarra con el objetivo de representar el emblema cultural de la ciudad. En 1991 comenzaron los trámites y los responsables de las administraciones vascas se pusieron en contacto con la Solomon R. Guggenheim Foundation para proponerle su participación en el plan de revitalización de la ciudad. La fundación artística recibió con agrado
la invitación ya que pretendía crear una estructura con emplazamientos en todo el mundo. Bilbao sería uno de los lugares escogidos. El arquitecto elegido debía ser conocido internacionalmente: Frank O. Gehry, a vista de pájaro, desde el monte Artxanda, eligió el espacio para la pinacotea: en Abandoibarra, abrazando al puente de La Salve. Gehry no creó únicamente un museo, sino que aportó a Bilbao el embrión de un cambio arquitectónico presentado como un ejemplo en medio mundo.
En febrero de 1993 se presentó el diseño esquemático del Museo proyectado por Gehry y se celebró la colocación de la primera piedra. En octubre de 1994 se comenzó a levantar la estructura del edificio y, finalmente, el 19 de octubre de 1997 se abrieron las puertas del Museo Guggenheim Bilbao.
David Herranz
Aunque transciende el ámbito arquitectónico, el edificio exhibe una construcción exquisita. Situado en una parcela de 32.500 metros cuadrados a nivel de la Ría del IbaizabalNervión, es decir, a 16 metros por debajo de la cota de la ciudad y atravesado en uno de sus extremos por el colosal puente de La Salve.
El edificio está compuesto por una serie de volúmenes interconectados, unos ortogonales recubiertos de piedra caliza, y otros curvados y retorcidos, cubiertos por una piel metálica de titanio, un elemento que facilita la identificación del Guggenheim. Estos volúmenes se combinan con muros de vidrio que dotan de transparencia a todo el edificio. Debido a su complejidad matemática, las sinuosas curvas de piedra, vidrio y titanio fueron diseñadas con un programa informático llamado Catia que también se utiliza para el diseño de jets. Hoy, Bilbao no es la ciudad del Guggenheim, sino que el Guggenheim reside en Bilbao. La ciudad ha sobrevivido a la fama del museo y se ha adueñado de todo ese valor añadido: Bilbao es ciudad.