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Refuerza tu inmunidad de manera natural

Los cambios de temperatura, el estrés o una alimentación inadecuada pueden provocar una alteración del sistema inmunitario que popularmente se conoce como una bajada de defensas, una puerta de entrada para los virus oportunistas.

El final del verano es una época delicada porque todavía hace calor, pero hay que ir preparando el cuerpo para el otoño-invierno. Si esperamos a que haga frío, llegaremos tarde.

Es el momento de empezar a introducir alimentos con más densidad nutricional y cambiar el tipo de cocciones para mantener el calor corporal: sopas, caldos, cremas, infusiones, etc.

Nutrientes clave para nuestra inmunidad

Una alimentación limpia, basada en verduras, hortalizas y frutas de temporada, proteína vegetal y grasas de buena calidad, nos ayudará a tener un sistema inmune activo y fuerte.

Algunos micronutrientes muy importantes que siempre tenemos que tener en la despensa son:

• Vitamina C: coliflor, brócoli, col, pimientos, cítricos, kiwi o perejil. Esta vitamina contribuye a un buen funcionamiento del sistema inmune en diferentes niveles: aumenta la fagocitosis, la formación de linfocitos y la liberación de interferón, entre otros.

• Carotenoides: hortalizas de color anaranjado como la calabaza o la zanahoria. También en alga nori, yema de huevo o queso curado.

• Vitamina E: estimula la formación de anticuerpos. Presente en frutos secos (almendras y avellanas) y semillas.

• Zinc y selenio: nueces de Brasil, huevo y sésamo. También intervienen en una correcta respuesta antiinflamatoria.

Además, las setas shiitake, maitake y reishi son reconocidas por ser inmunoestimulantes y con propiedades antivirales. Las podemos añadir en múltiples preparaciones como guisos, arroces, sopas o salteadas.

No os olvidéis del ajo, con propiedades antibióticas y un gran aliado del sistema respiratorio, ya que ayuda a fluidificar los mocos.

Suplementos para fortalecer el sistema inmune

Echinácea: es una de las plantas más conocidas para activar el sistema inmune. Contiene sustancias activas que protegen las células del organismo de agresiones víricas y bacterianas, alcamidas con propiedades antibacterianas y antifúngicas y otras sustancias con efectos antiinflamatorios.

Es reconocida para tratar enfermedades infecciosas, ya que influye en la actividad de los anticuerpos (monocitos y macrófagos), aumenta la producción de leucocitos y de la proteína interferón, clave en la lucha contra organismos infecciosos. Actúa sobre diversos sistemas, pero especialmente en el respiratorio superior: laringitis, amigdalitis y procesos catarrales de nariz y senos nasales.

Própolis: es una sustancia natural elaborada por las abejas para defender la colmena contra las infecciones. Su nombre deriva del griego “pro” y “polis”, que se traduce como defensor de la ciudad.

El própolis posee importantes propiedades: antiséptico, antiinflamatorio, analgésico e inmunoestimulante. Actúa como un potente antibiótico natural. Muy útil para tratar las infecciones de las vías respiratorias altas: laringitis, gripe u otitis, etc.

Vitamina D3: la vitamina D se considera una hormona por la gran cantidad de funciones en las que interviene, entre ellas es muy importante para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. La principal fuente de vitamina D es el sol y de cara al otoño-invierno es interesante tenerla en cuenta. De hecho, muchas personas, incluso en verano, tienen niveles bajos por la exposición solar con protección. La forma más biodisponible es la D3. •

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