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Alimentos que perjudican el hígado

Lo que comemos y bebemos repercute sobre nuestro cuerpo. Al igual que hay alimentos que protegen y fortalecen sus distintos órganos, hay otros que son perjudiciales para el organismo y su actividad. Son puro veneno. Sin darnos cuenta, poco a poco, lo van deteriorando hasta afectar su capacidad de funcionamiento. El hígado, un órgano esencial, es susceptible de enfermar dependiendo de nuestra dieta. La alimentación diaria puede afectar a su buen funcionamiento y, con los años, provocarle daños irreversibles que se manifestarán como enfermedades hepáticas. El hígado es vital para la actividad del organismo. Es el órgano interno más grande del cuerpo. Se sitúa debajo del diafragma, en la parte superior derecha de la cavidad abdominal. Tiene múltiples funciones. La principal es filtrar la sangre que procede del tracto digestivo antes de dirigirla al resto del cuerpo. La metabolización de las toxinas, los productos químicos, las hormonas, los medicamentos, la conversión del amoniaco en urea, la realiza el hígado. Y sintetiza gran parte de las sustancias que necesita el cuerpo para su buen funcionamiento. Produce proteínas, factores de coagulación de la sangre, sintetiza glucógeno, albúmina, carbohidratos, produce bilis, triglicéridos y colesterol. Actúa como unidad de almacenamiento de las vitaminas y de las sustancias químicas que el organismo necesita.

Pensemos en lo que de habitual comemos y bebemos. Si tomamos alimentos veneno, la salud de nuestro hígado se deteriorará seguro. Por su bien hay alimentos y bebidas que debemos evitar. El alcohol es una de ellas. Por ser hepatotóxico, es el principal causante de las enfermedades del hígado. Consumir de continuo alcohol provoca enfermedad hepática.

El azúcar, en todas sus formas y presentaciones, es otro enemigo hepático. Los dulces, bollería, refrescos azucarados y zumos de frutas aumentan los niveles de azúcar en sangre, lo que provoca su acumulación en forma de grasa en el hígado. De idéntica forma actúan las harinas refinadas, la pasta y los cereales no integrales, con un elevado índice glucémico que influye sobre el depósito de grasa en el hígado.

El sodio de la sal es otro causante de daño hepático. Su consumo excesivo causa fibrosis, primera etapa de la cirrosis. El exceso de proteína puede provocar un mal funcionamiento del hígado. Los alimentos ricos en grasas saturadas, como la carne roja, los fiambres, la mantequilla, los alimentos fritos y la comida basura, produce inflamación del hígado que degenera en cirrosis. •

Raúl Martínez, Dietista-Nutricionista, biólogo

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