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El secreto de un pelo sano puede residir en el intestino

El intestino es conocido como el “segundo cerebro”. Y es que su compleja flora intestinal, el conjunto de microorganismos que residen en él, juega un papel destacado en nuestra salud. Por ello, y a pesar de lo que podemos creer, el sistema digestivo va mucho más allá de procesar la comida que ingerimos: tiene impacto sobre nuestro sistema nervioso, el sistema inmune y hasta nuestro estado de ánimo.

Esto incluye, por supuesto, nuestro pelo. Recientes investigaciones científicas han demostrado que, en ocasiones, la genética no es la única responsable de la pérdida de pelo, sino que el secreto de un cabello sano y fuerte puede residir en nuestro intestino.

Empecemos por el principio. Habitualmente el pelo sigue un ciclo natural y regenerativo: crece sano y fuerte (fase anágena), empieza a desprenderse de la raíz (fase catágena) y termina cayendo para que nazca el pelo nuevo (fase telógena). Sin embargo, a veces la caída puede producirse de forma focalizada, dando lugar a la pérdida capilar en zonas del cuero cabelludo o la barba, que normalmente son pequeñas y redondeadas.

Es cuando se desarrolla la alopecia areata, una enfermedad que afecta tanto a mujeres como a hombres y que puede aparecer en cualquier momento de nuestra vida. Porque, aparte de la genética, puede ser provocada por múltiples factores: cambios hormonales, la dieta, el estrés o incluso la contaminación ambiental. Una serie de desajustes que, según algunas investigaciones, tendrían su origen en la microbiota intestinal.

El conjunto de microorganismos que albergamos en nuestro intestino es muy susceptible a nuestro ritmo y estilo de vida, de manera que puede verse fácilmente desequilibrado. De ahí que el modo en que nos sentimos, qué comemos o nuestro estado físico pueden manifestarse, por ejemplo, mediante la caída del pelo.

Una mala alimentación basada en dietas con déficit de fibra, el abuso del alcohol, el uso excesivo de antibióticos o el consumo de edulcorantes artificiales (como la sucralosa, el aspartamo o la sacarina, por ejemplo) son factores que repercuten en el estado de nuestras bacterias intestinales. Para mantenerse saludable, nuestro pelo requiere de nutrientes como la biotina, una vitamina (B7) que el cuerpo usa para metabolizar los aminoácidos que producen queratina, la proteína principal de nuestro cabello. Así, un desequilibrio en las bacterias intestinales podría interrumpir su proceso de síntesis y favorecer a determinadas alopecias.

El estrés, además, puede tener impactos negativos en nuestro cuerpo. Según un estudio publicado en la revista Brain and Behaviour, cuando estamos estresados, nuestro cuerpo activa un mecanismo de defensa, generando inflamaciones y liberando cortisol, una hormona que altera el ciclo natural de nuestro pelo: éste se acelera, por lo que el cabello pasa rápidamente de la fase de crecimiento a la fase de caída. Una flora intestinal sana regula nuestros niveles hormonales, entre las que se encuentran hormonas responsables del crecimiento capilar, como la testosterona y el estrógeno. Una disminución de éstas puede derivar en la interrupción de la fase de crecimiento de nuestro pelo.

Por otro lado, existen evidencias científicas de que el intestino alberga un 80% de células inmunes. En 2014, investigadores de la Universidad de Texas comprobaron que un sistema inmunológico hiperactivo puede, en ocasiones, confundir sus propias células con células peligrosas, de manera que nuestras defensas podrían atacar los folículos pilosos, alterando su funcionalidad. Mantener un intestino sano, implicaría disponer de una buena respuesta inmunológica y, por ende, positiva para nuestro pelo.

Prebióticos y probióticos, grandes aliados

Los probióticos (alimentos o suplementos que contienen organismos vivos que ayudan a las bacterias buenas del cuerpo) y los prebióticos (alimentos que actúan como nutrientes para la macrobiota humana) son actores de gran importancia para conseguir una buena salud intestinal y, por tanto, mantener el buen funcionamiento de nuestro organismo.

Obviamente, no existe ninguna dieta milagrosa que nos asegure que no vamos a padecer pérdidas de pelo, pero sí que podemos reforzar nuestra salud capilar mediante una dieta variada y equilibrada. Por ello, las fuentes de fibra, como las frutas y las verduras, y los alimentos fermentados ricos en probióticos (como el yogurt, kéfir, miso, tempeh, chucrut, u otros alimentos fermentados) son poderosos aliados para mantener nuestra flora intestinal en buen estado y, por ende, lucir una buena melena.

Ariadna Coma, Periodista elbotiquin@elbotiquinnatural.com

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