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Blas Gessel
Blas Gesell Huellas de Fauno
Dueño del taller Huellas de Fauno y licenciado en arte con mención en escultura, Blas Gesell nos habla de su desarrollo como artista, su viaje a estudiar a Valparaíso y su amor por la escultura:
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¿Cómo se gestó tu amor por el arte?
Todo partió de muy chico, siempre me gustó dibujar y crear cosas. Igual uno cuando niño copia harto de los referentes que tiene, harto de la tele y las películas; me gustaba mucho crear objetos. Me acuerdo que prefería jugar con plasticina a que me regalen juguetes, porque lo otro podía cambiar. Si me aburría de lo que hacía, lo molía y armaba otra cosa, era como diversión eterna.
En ese tiempo tenía como la sensación de que todo me quedaba mal, como que me faltaba mucha técnica. Me vino eso ahora que he resuelto varias materialidades al pasar los años. Antes siempre estaban las ganas de hacer cosas, pero también la limitación de la técnica o los materiales. Y al final eso era lo que me motivaba a seguir creando y mejorando.
¿Tu trabajo tiene influencias del mundo de la fantasía?
Si, ahí hay harta influencia de las películas. Miraba hartas cosas sobre brujas, magia y para cuando salió la primera de Harry Potter mi cabeza explotó. Igual a mi hermano le gustaba mucho El Señor de los Anillos y siempre leíamos. De ahí es donde nace más o menos Huellas de Fauno.

¿Qué es Huellas de Fauno?

Es un espacio en donde materializó criaturas fantásticas, ya vengan de mi inconsciente o , sobre todo en un inicio, basadas en mitología en general. Me pasa igual que tampoco me gusta basarme tanto en eso, lo que me encanta es crear cosas nuevas.

Partió como cuando tenía 16 o 17, pero al final fue siguiendo lo que yo ya hacía para mí. Me hacía varitas, mandrágoras y cosas así. De repente la gente me dió la idea de empezar a venderlas y participé en la 3ra Feria Medieval, qué hacemos con la Sociedad Tolkien, me arrendé un puesto y me fue súper bien; eso igual fue como hace casi 8 años ya.

Ya de grande, tomé Huellas de Fauno como una especie de alter ego de mi carrera de artista. Entonces ahí tengo esto como de la fantasía y que es un poco más tierno, si se le puede decir, y si ya quiero volver a hacer algo muy loco, lo puedo hacer desde Blas. Porque pueden haber temas distintos, políticos por ejemplo, que no aplican en Huellas de Fauno pero que sí pueden hacer una obra como para galería.

Para Huellas de Fauno tengo un procedimiento bien marcado. Ya se como son las bases, como puedo ir rellenando y fui desarrollando mi propia técnica. Pero en el caso de las otras esculturas es mucho más lento el proceso, me cuesta caleta, tipo meses. Y cuando estaba en clases sobre todo, porque en los plazos de escultura, por ejemplo si es en piedra se requiere mucho tiempo para tallar, por lo menos 2 meses y el semestre duraba 5. Entonces estaba 2 meses trabajando la idea y después le daba con todo a trabajar. En producir al final nunca me demoro tanto como en la parte de crear la idea.
Igual hay que bocetear mucho, que en la escuela lo recalcaban harto, porque tienes que defender muy bien tu obra. Defender no necesariamente frente a otras personas, pero si que tu estes conforme y que sientas que la obra está redondita, que el mensaje que quieres dar tenga relación con lo que estás mostrando.

Yo fui con la idea de partir de 0 allá. O sea, yo ya venía con una técnica antes de estudiar y quería mejorarla, pero no quería que esa fuera mi único eje dentro de la licenciatura, quería aprender cosas nuevas. Igual era una ciudad nueva, con gente nueva, de hecho mis compañeros se enteraron casi en el último año que yo vendía esas cosas.

Nunca lo apliqué tampoco, porque recuerdo que tenía ramos de vaciado en cemento, tallado en madera, fierros, etc. Todas cosas en las que no podía aplicar esto que hago de modelar esculturas. Y fue bueno porque lo mantuve ahí un poco guardado, aunque en ramos como anatomía del cuerpo humano o medidas, ahí si lo podía trabajar. Finalmente cuando terminé de estudiar, todo lo que aprendí se complementa de manera súper orgánica y se nota caleta. Fue bacán ver las fotos de antes y después.

¿Cuáles son tus referentes a la hora de crear?

He tratado de no buscar muchos referentes en realidad, pero de a poco muchas compañeras con las que estudié se han vuelto modelos a seguir. Como fui viendo su evolución, ahora veo su trabajo y me encanta.

Tengo referentes de moda más que nada, como Alexander Mcqueen por ejemplo. Siempre he considerado al diseño de vestuario como parte de la escultura porque es escultura el cuerpo en el fondo. Tengo muchas fotos de vestidos guardados o trajes de Lady Gaga; ella igual es una gran referente.
¿Cómo descubriste tu pasión por la escultura?

Fue cuando era más chico y me hice una elfina doméstica para que esté en mi pieza. Ahí me di cuenta de la capacidad de crear entes desde la escultura. La pintura y el grabado siempre van a ser en 2D, pero la escultura tiene esto de que la puedes recorrer, que está como presente y me llama mucho la atención ese fenómeno de que si una escultura es muy realista, incluso podría pasar por una persona. Y entré a la escuela queriendo escultura, aunque me anduve confundiendo con pintura porque tuve una profe maravillosa.

¿Cómo ves la escena del arte visual a nivel nacional?
Yo siempre trato de ser optimista pero es difícil, está super tirado. Por lo menos en Valpo, a las galerías que son más accesibles les falta mucho financiamiento y las que tienen recursos o son de universidades a cualquier artista emergente se le va a hacer más complicado acceder a ellas; se necesitan más políticas sobre el arte.
De hecho, mi escuela depende de la Municipalidad de Valparaíso y uno aprende de lo precario, muy brígido, trabajar con máquinas malas, a veces con poca seguridad. Igual ahora valoro haber aprendido eso porque todo lo que he ido consiguiendo es como “wow, esto es muy bacán”. Pero por otro lado tampoco está bien po. No deberíamos tener que estar llorando por lucas para estudiar arte.
Aun así, veo como van mejorando las cosas y se van generando espacios para la visibilidad, que ayudan demasiado. Me acuerdo que cuando me fui a Valpo no conocía ninguna galería acá en Punta Arenas y ahora ya hay varias. Me encanta que hayan posibilidades de exponer y harta autogestión. Igual es una característica de los artistas de hoy, el hacernos nosotros no más los espacios, pero tienen que estar las ganas de hacer cosas y mostrarlas.
¿A qué te habrías dedicado de no haberte metido en la escultura?
Cuando era más chico quería ser actor, pero me daba demasiada vergüenza. También me gustó siempre la arqueología y la historia, por influencia de mi hermano igual, porque siempre he visto la historia como cuentos del pasado, las mismas leyendas, que a veces parecen teleseries o el saber cómo vivió la gente antes.

¿Qué le dirías a alguien que está pensando en dedicarse al arte?
Hay que ser súper constante. Si decides dedicarte al arte hay que tomárselo bien en serio y nunca sobre idealizar. Cuesta pero como costaría hacer cualquier otra pega y si estudias cualquier otra cosa te vas a ver en la misma situación, independientemente de que hayas elegido el arte o no. Porque es un trabajo y tienes que vivir de eso, entonces necesitas tomarle el peso a una decisión así.
Pero si sientes ese llamado a expresarte yo creo que hay que darle no más. De alguna forma siempre te va a ir bien si haces las cosas con ganas. Porque con el arte es como que la energía que tu le pones a lo que haces y que te satisface, le puede llegar y mover a otros. Hay que ser consciente de que la cosa está precarizada y luchar para revertirlo. La cosa es atreverse no más y ser constante.

Fabián Sánchez
