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John Pawson: la elocuencia del silencio O una belleza esencial
Parece que lo más adecuado ante la arquitectura minimalista sea el silencio: un silencio respetuoso y contemplativo; y no nos referimos sólo a la actitud que des-
María Antonia Frías Sagardoy
pierta en el usuario recreador de la obra, lo cual es evidente, sino también a la del autor e incluso a la del crítico o comentarista. Efectivamente, en el caso de John Pawson -quizá el único arquitecto que se reconoce minimalista- su manifiesto Mínimum
consta más de
imágenes que de palabras, y los autores que presentan o comentan su obra en las monografías y catálogos de exposiciones (como el editado con ocasión de la reciente exposición en el IVAM) se vienen caracterizando por su brevedad. Son efectivamente estas tres obras: John Pawson: Mínimum. John Pawson.
Phaidon Press Limited, 1996,
Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1992,
actualizada 1998, y John Pawson. Temas y
proyectos,
Phaidon Press Limited, 2 0 0 2 , las que han sugerido este artículo y las que bajo esta óptica comenzaremos por reseñar. Las imágenes de Mínimum
-donde las obras de
Pawson son minoría entre otras muchas anónimas o artísticas de diferentes autores, culturas y épocas- se estructuran yuxtapuestas linealmente bajo los conceptos de: Masa, Luz, Estructura, Ritual, Paisaje, Orden, Contención, Repetición,
Volumen, Esencia,
Expresión.
Cada concepto viene apostillado en su inicio por frases que miden entre tres y siete palabras, si bien cada fotografía tendrá después un pie de foto en la hoja en blanco contigua y al final del libro se reseñará para cada una de ellas un comentario algo más extenso. En el catálogo de la exposición del rVAM, John Pawson. Temas y proyectos, que deja para el final algunos proyectos detallados, estos mismos temas -sin cambiar su o r d e n - están Revisiones
| oí
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ya ejemplificados totalmente por detalles dé obras de
Pawson, con un comentario de Anita Moryadas que
ración del caos y del antídoto contra la opresión de las
dedica una página escasa a cada uno de ellos, añadién-
cosas poseídas que esa postura supone, con referencias
dose al final de éstos el de Material. Parece que se nos
a las cimas culturales -sean de personalidades cultas o
dice con ello que antes fue la inspiración ("tipos de sen-
de artesanía a n ó n i m a - conseguidas en Oriente y
cillez que me han atraído a lo largo de años", escribe
Occidente. Pasando al ámbito de su propia producción
Pawson en Minimum
al presentar las imágenes), y que
arquitectónica, detalla su método de creación a partir
después ha seguido la materialización arquitectónica de
de una imagen mental fuerte que se plasma en pocos
su propia obra que viene a expresar en nuevas creacio-
rápidos croquis que relacionan entre sí los elementos
nes lo allá intuido.
arquitectónicos, buscando equilibrios de proporción, pone efectivamen-
escala, luz y geometría. Prosigue con referencias a la
te como centro de sus explicaciones el concepto de sen-
percepción, manifestando su predilección por los pla-
cillez o simplicidad aplicado al arte y a la arquitectura,
nos simples, el interés de tener siempre algo que ver, las
El texto de Pawson en Minimum
que lleva consigo tanto una acepción estética como un
sensaciones obtenidas al pasar entre dos muros grue-
sentido moral, aplicándose también al pensamiento y a
sos, la importancia que (junto con las proporciones)
la forma de vida. N o supone ese concepto asociación
cobra cada detalle en los elementos vacíos y la riqueza
reductora alguna con lo limitado o lo escaso, sino que
del matiz en los espacios monocromos. Hace constar
por el contrario implica la perfección alcanzada por
igualmente su gusto por los materiales naturales rugo-
algo cuando es imposible que sea mejorado por la sus-
sos o mates y por la continuidad del material -emplea-
tracción; sustracción de lo innecesario que conduce a
do en piezas grandes- en el afán de facilitar la concen-
resaltar lo esencial y por tanto a lo altamente signifi-
tración visual sin distracciones. La ascética está presen-
cante. En su dimensión moral remite a la espiritualidad
te, además de en el uso de esta arquitectura, en el
(con el consiguiente desprendimiento de lo material)
esfuerzo requerido para su creación, suprimiendo y
presente en las religiones Orientales y Occidentales, por
simplificando elementos sin dejar de cumplir los requi-
lo que dicho arte o arquitectura produce una beneficio-
sitos funcionales y constructivos; definiendo una y otra
sa influencia en las personas a quienes va destinado.
vez funciones, como han hecho durante siglos los auto-
Pawson trata también de traducir en palabras el análi-
res de la arquitectura vernácula que admira, hasta con-
sis realizado a través de las imágenes, haciendo explíci-
seguir las formas más adecuadas y simples. Sólo de este
tos cuales son los recursos que permiten alcanzar dicha
m o d o -concluye- podemos realzar el espacio vacío que
sencillez: las formas simples de la geometría pura, la
contribuye física y psicológicamente a la serenidad y a la
repetición rítmica en el caso de estructuras más
contemplación, que nos permite una meditación des-
amplias, o la naturaleza de ciertos materiales masivos.
prendida.
Tras manifestar su predilección por cierta arquitectura moderna como la que supone la perfección de Mies o la falta de ornamento de Loos, entra en el tema de la libe-
La monografía de Gustavo Gili, John Pawson, se abre con el breve artículo Wabi, de Bruce Chatwin, que como indica su título investiga en la pobreza voluntaria
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en el sentido del Zen y sus equivalentes en la cultura
hacen destacar a sus discretas obras dentro del ambien-
judeocristiana occidental, así como en sus manifesta-
te sobrecargado de lo urbano; y el hecho constatado de
ciones en el arte (el propio Pawson la había menciona-
que transmita sensación de sosiego y libertad aún a
do ya por este nombre en el texto previamente comen-
aquellos que no simpatizan o comparten sus ideas, al
tado). Junto a ello ilustra Chatwin las experiencias que
evitar las imposiciones molestas de la vida cotidiana
otros han tenido en este tipo de espacios, según le han
ocultando el equipamiento doméstico y guardando en
referido, y su propia vivencia de la primera obra del
abundantes armarios invisibles todas las pertenencias
arquitecto, mencionando las influencias recibidas en la
del usuario. Entre las breves descripciones que acom-
estancia japonesa de este autor y la paradójica ascética
pañan a la documentación de la obra de Pawson, se
placentera que supone esta recreación artística. El
sitúan en esta monografía, completando el volumen, las
siguiente artículo, titulado Introducción,
de Deyan
Notas sobre una posible biblioteca de Adrián Dannatt.
Sudjic, abunda en detalles biográficos de formación,
Al plantear su aportación, este crítico declara abierta-
influencias e intenciones del arquitecto; habiéndose
mente que sobre este tipo de arquitectura hay poco que
decidido por la arquitectura relativamente tarde,
escribir: "Más allá de los elementos fácticos, todo lo que
Pawson estudió en la Architectural Association de
queda por decir son metáforas orientales y variantes
Londres, después de sobrepasar la treintena, tras traba-
sobre la frase de Picasso: me gustaría vivir como un
jar durante años en la fábrica textil de su familia y de
pobre, pero con dinero"; son temas todos ellos (la
viajar por muchos países, contando con una prolonga-
pobreza reductiva o selección exquisita, y su relación
da estancia en Japón, donde trabó amistad con el arqui-
con el oriente) que, como venimos comentando, ya han
tecto Shiro Kuramata. Se explica así su rotunda postu-
sido tratados por otros autores. Incluso le parece a
ra y autodisciplina, ejemplificada por Sudjic con refe-
Dannatt que, de un m o d o coherente con su espíritu, se
rencias a proyectos concretos, como su intervención en
podría prescindir de mostrar las fotografías de la obra
Dean Clough, remodelando para otros usos las antiguas
de Pawson, remitiendo al interesado a las visitas direc-
fábricas de alfombras, de piedra y hierro fundido, reli-
tas. Tratando de ausencias, tan abundantes en esta
quia de la Revolución industrial, existentes en su ciu-
obra, la ausencia aparente de libros, de bibliotecas, en
dad natal, Halifax. Insistiendo en algunos puntos que
las cultas casas de Pawson, sirve de motivo retórico para
ya nos son conocidos, añade importantes referencias,
introducir, como venganza, unos "títulos para una
c o m o aquéllas a la mano del autor que se mantiene
biblioteca imaginaria sobre y en contra de Pawson". De
anónima y que emplea una artesanía suficientemente
este m o d o relaciona con Pawson y su obra los temas e
humilde para que su intervención parezca invisible; la
ideas contenidos en El manual de JeffKoons de Robert
cualidad de su obra - a un tiempo intelectual y sensible-
Rosenblum, Los límites de la visión de Robert Irwin,
que hace que se encuadre como más próxima al arte
Objetos de deseo de Adrián Forty, El pensamiento
per-
que a la arquitectura; los efectos de dignidad y nobleza
fecto: obras de James Lee Byars de Cárter Ratcliff (intr.
obtenidos, que incluyen cierta monumentalidad y
J.Elliot, B. Oliva y G. Vattimo ed.) y La
provincia
humana de Elias Canetti, a algunos de los cuales nos
pués de que aquel le diseñara su estudio en 1988, El arte
referiremos más tarde.
en la arquitectura, incide en la relación de la obra de
Además de lo mencionado al comienzo, el catálogo de la exposición
del
IVAM
contiene tras
una
arte (aquí pintura) con la arquitectura y con el contexto doméstico, aclarando de entrada, por ejemplo, que el
Introducción de Kosme de Barañano, entonces director
impacto de la obra de arte es mejor si el espacio arqui-
de este organismo, ocho breves aportaciones entre las
tectónico es poseedor de un carácter genuino, lo que
que sintomáticamente volvemos a encontrar Wabi de
debe ocurrir también en un espacio minimalista, pues
Chatwin, además de un relato de La vida en el despacho
no basta para serlo el hecho de que tenga pocas cosas.
(de Pawson) a cargo de Alison Morris. En este caso la
Algunas de las ideas más ampliamente expuestas por el
aportación de Deyan Sudjic lleva por título Definiciones
artista a requerimiento del arquitecto, en las que ambos
de arquitectura, y en ella sitúa a Pawson como arqui-
se muestran coincidentes, son: cómo una obra de arte
tecto que se distancia de la práctica convencional de la
inserta en un espacio contemporáneo, aun siendo de
profesión, permaneciendo (en algún aspecto) cerca del
tamaño reducido o de escasa consistencia física, basta
autodidacta,
postura.
para cargar el ambiente de alta intensidad y participa
Característica suya es una actitud, una visión del
de la contemporaneidad que le presta la arquitectura,
mundo, que conecta con una más amplia sensibilidad
cualquiera que sea su fecha de realización; el gran
en la gente cansada de ciertos excesos. El arquitecto ha
impacto que tiene en el espectador la gran escala de la
que
replantea
su
propia
ido creando su propio lenguaje, capaz de belleza y con
arquitectura actual y la experiencia de la contempora-
un poder comunicativo que ha captado adeptos y que
neidad de la obra de arte vista por primera vez, aunque
está más allá de la moda. Sam Hecht en Cosas que se
no llegue a comprenderlas; y también la conveniencia
mueven a través del aire, se vale de la connaturalidad
de que el usuario de un espacio privado cambie con
que le dieron con esa cultura los años que estuvo vivien-
alguna frecuencia la obra de arte que pone a su con-
do en Japón y del conocimiento de la obra y el espíritu
templación, para evitar que la costumbre la haga desa-
que mueve al diseñador Shiro Kuramata, para acercar-
parecer de su vista y poder así disfrutarla intensamente.
nos al secreto de la obra de Pawson que -influido por
Los siguientes cuatro escritos comparten el carácter de
aquel- consigue despertar en nosotros sentimientos de
transmitir experiencias vitales. Vivir en una casa de
claridad mental y libertad espiritual partiendo de reali-
Pawson (en realidad en cuatro) de Phoebe Greenwood,
dades materiales tan simples. Destaca su referencia al
tiene el interés adicional de haberlo hecho desde la
tazón diseñado por el arquitecto que, gracias a la arena
infancia, con la identificación necesaria para poder
que aloja en su cavidad interna, es capaz de permanecer
pensar que vivir en una casa diferente le hacía también
estable en cualquier posición, mostrando mejor la pure-
sentirse diferente. Atractivo testimonio que atiende
za de su forma que no necesita una base de apoyo. Un
tanto a los detalles cotidianos y las fantasías infantiles
extracto de la conversación mantenida entre Pawson y
como a la conciencia del mundo que se abre a la mente
su amigo el artista Michael Craig-Martin diez años des-
y al espíritu a través del silencio y la contemplación (en
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primer lugar estética) que esta arquitectura provoca.
ostentación y la mediocridad". Confía en que en este
Robert Winder en Rus in urbe (el campo en la ciudad)
caso la arquitectura - c o n el impacto que produce en el
aborda la peculiar disposición de viviendas privadas
alma- esté al servicio del espíritu religioso, tanto en la
que se abren al jardín comunal interior mientras dan la
vida de los monjes como en su posible apertura -par-
espalda a la calle, reflexionando acerca de las variacio-
cial- a la contemplación de otras personas. Alison
nes que esta disposición supone en los antiguos hábitos
Morris nos sitúa en La vida en el despacho, como no
de vida con relación a los conceptos que rigen lo priva-
podía ser menos, en un estudio blanco, con instalación
do y las relaciones públicas o de vecindad, y reflejando
de luces de neón de Dan Flavin, y archivo de ficheros
tanto la expectación que la nueva casa rehabilitada por
negros: "lugar de depuraciones repentinas, en el que el
Pawson
Katherine
instinto de abarrotar es vencido por el más poderoso
Bucknell, bajo el título §>ué le parece a un vecino, relata
supuso,
como
su
resultado.
instinto de depurar", en el que se trabaja con un equipo
la atracción que la singularidad de la casa le produjo y
que "comparte una visión de lo que debería ser un espa-
aporta su reflexión personal para explicar este hecho,
cio perfecto y se compromete colectivamente a llevarla
viendo que la simplificación llevada a cabo hace que los
a cabo". Cerrando finalmente el libro Cristoph Kicherer
edificios de Pawson planteen "una escena de forma tan
que, con un reportaje fotográfico de la abadía cister-
poderosa que cualquier cosa situada dentro de ella
ciense de Le Thoronet de Provenza, nos traslada a los
adquiere el aura de ser excepcionalmente significativa"
sublimes ambientes anualmente visitados por Pawson.
con lo que aumenta la atención y, no sólo el impacto visual es mayor, sino que puede llegar a ser inquietante, a veces místico. El diseño estricto que no cede a la fantasía ni al capricho, denota una gran energía o poder contenido y reclama del habitante un espíritu grande y la renuncia de sus posesiones; por ello opina que resulta contradictorio quizá al ser aplicado en los ámbitos comerciales, pero es adecuado al monasterio y sacraliza el hogar, lugar donde se ahonda en el amor. Un monje de la Abadía de Sept-Fons/Novy Dvur, en la aportación que lleva por título Los monjes y la arquitectura, plantea el contraste entre las ideas preconcebidas "de que el arte contemporáneo es algo caro y pretencioso, de que la belleza siempre se asocia al concepto de lujo", y la conexión establecida con la arquitectura de Pawson que permite seguir 'las restricciones de la simplicidad y de la pobreza" pero lejos de "las dos tentaciones de la
Es así como unos cuantos conceptos puntuales, certeros y esenciales también todos ellos, parecen resultar de lo más adecuado para caracterizar en su forma y en su contenido esta sintética arquitectura. La brevedad de los comentarios yuxtapuestos que articulan estas obras sobre Pawson, podría efectivamente tener dos lecturas, ambas coincidentes en el mismo sentido de buscar explicar la sintonía mencionada. Por una parte la arquitectura a la que hacemos referencia ha simplificado tanto, consta de tan pocos elementos (ya sean formas, colores o acentos), y son éstos tan patentes, que su descripción o comentario
admite escasa
extensión.
Además, lo esencial, lo que causa sorpresa, no es a veces tanto lo que hay, lo que encontramos en ella, c o m o lo que ha dejado de haber: ¿cómo referirnos entonces a lo que no existe?. Y por otra parte, siendo la arquitectura minimalista la que tiene un carácter más espacial entre
toda arquitectura posible (la que persigue un impacto
despierta esta arquitectura, tienen algo que ver con la
mas instantáneo, negando su temporalidad incluso al
belleza, está fuera de toda duda: desde antiguo vienen
proceso de percepción, como hemos advertido en un
recogidas las observaciones que - c o m o corrobora nues-
estudio anterior), intentar una traducción de la misma
tra experiencia- unen ambos fenómenos. Ello ocurre
al medio expresivo lineal y sucesivo del lenguaje parece
sobre todo si atendemos a la consideración de que esta
tanto más arriesgado.
belleza arquitectónica no es sólo física. La belleza sensi-
Junto a esto, todo puede hacer suponer además que
ble se impone por sí misma, y -efectivamente- poco
a la simplificación formal o espacial efectuada, corres-
podremos hacer con nuestras palabras para que la apre-
ponde también una simplificación de contenidos;
cie quien no la siente. Pero resulta además que esta
Pawson mismo se refería en Minimum
a un m o d o sen-
belleza transciende; y es al ir más allá de lo físico, de lo
cillo, simple, de pensar. La posible significación de la
plástico, cuando puede comprenderse mejor que resul-
obra parece adecuarse más por tanto a un m o d o intui-
te pertinente cierto símil con la belleza del poeta, del
tivo de conocer que a un discurso racional deductivo.
arte literario.
Pero podríamos preguntarnos ¿no es posible articular
Por haber recuperado para la arquitectura la catego-
de algún m o d o el contenido esencial de estas obras? Su
ría de lo bello, de la serena y perfecta belleza, la arqui-
profundidad innegable ¿nos detiene ante la puerta de lo
tectura minimalista de Pawson merece ya todo nuestro
inexpresable? O ¿acaso existe algún otro camino que
reconocimiento. Por abrirnos camino a un mundo
podamos explorar para hacer explícito algo más que lo
superior, espiritual, en el que podemos reconocernos y
ya aportado?
reconocer una guía hacia lo eterno, penetra de lleno en
Con esta inquietud in mente, resulta a primera vista
el mundo más elevado de lo artístico.
paradójico, que fuera precisamente leyendo una obra
Quizá sea pues por esta vía poética, en paralelo a una
dedicada a la poética literaria (arte temporal), cuando
reflexión teórica literaria ya establecida, por la que
nos vino al encuentro una definición de belleza que
podamos caminar con la esperanza de añadir alguna
identificamos inmediatamente con algunos aspectos
articulación a lo que con más autoridad y estilo han
sobresalientes en la intuición que tenemos de la obra de
establecido ya (como hemos resumido), tanto el arqui-
Pawson. Se trata de Poéticas del modernismo
español,
tecto creador, en su presentación, como otros relevantes
de Rosa Fernández Urtasun, que en su página 11 dice
autores -algunos procedentes del campo literario tam-
así: "La belleza en su dimensión más profunda se
b i é n - en su propia contribución. Pondremos pues en
entiende como aquella propiedad que hace a la obra de
juego la mencionada definición de belleza, con sus dis-
arte amable y por tanto singular y capaz de orientar en
tintos elementos, aplicándosela a la obra de Pawson, no
el orden de la acción." Y añade: "En el campo de la lite-
sin comprobar previamente su validez como tal defini-
ratura, este juicio se formula en los tres aspectos funda-
ción.
mentales de temporalidad, identidad y ficción". Que las actitudes de respeto y de contemplación que
Que la belleza despierta el amor, es algo ya probado desde la inmediata experiencia del amor humano que
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simultáneamente (si fuera preciso) hace bello al amado.
Pawson parece despertar cierta fidelidad en aquellos
Que lo bello es uno y único - q u e no podía ser de otro
que reconocen que la obra no podía haber sido de otro
m o d o más perfecto de lo que e s - viene avalado desde
modo. Y ello aun cuando suponga para esos clientes
lejos por todos los artistas y por los entusiastas conoce-
cierta conversión, que podríamos llamar ascética, en
dores de la belleza; baste como muestra Alberti, al
sus propios hábitos de vida, de trabajo o de venta. Es
decirnos que es bello aquello a lo que no se le puede
Bruce Chatwin quien escribe: "Para vivir en uno de sus
añadir ni quitar nada sin que empeore. Que la belleza
interiores no se puede ser perezoso o mentalmente
encierra un extraordinario y nada temible poder, por-
perezoso: se requiere cierto acto de voluntad".
que mueve (como estableció ya Platón) a la consecución
Comprobamos en éste, como en otros casos, que la
incluso más ardua del bien, es algo con mucha frecuen-
recompensa por la contemplación de la belleza supera
cia experimentado. Las adhesiones que la obra de
cualquier esfuerzo previo efectuado. Es el mismo autor
Pawson despierta en quienes conocen de cerca sus cre-
quien comenta a continuación que "esta clase de reduc-
aciones suelen referirse a estos tres órdenes, y han que-
ción no es la antítesis del placer, sino estimulante y pla-
dado revalidadas ya en muchos de los testimonios
centera".
publicados que hemos recogido.
La singularidad que las obras alcanzan en esta poéti-
Son efectivamente numerosas las personas que han
ca arquitectónica ha sido también señalada; de cada una
quedado deslumbradas por estas producciones. Adrián
podría decirse que no puede ser de otro modo, tan depu-
Dannatt se arriesga a escribir: "Los que aprecian a
rada es su forma. "La arquitectura es música congelada:
Pawson constituyen un clan tan específico, tan d e m o -
cuanta mayor es la reducción, más perfectas han de ser
gráficamente concreto, que sus 2 0 . 0 0 0 miembros
las notas", tal como dice Bruce Chatwin: "Cualquier cosa
existentes en el ámbito mundial podrían relacionarse
que se decida conservar tendrá que demostrar siempre
en una lista (...). Más escalofriante resulta ese mercado
su valor. Cualquier cosa inútil que se elimine represen-
secundario cada vez más atraído por la estética de
tará una ganancia". Hemos visto también que Alison
Pawson (...)". Aunque su referencia conecta con el
Morris daba el calificativo de perfectos, a los espacios
grupo de los lectores de libros y con quienes n o los
creados en el estudio de Pawson. La misma celebridad
aprecian, viene a significar en todo caso que a Pawson
alcanzada por Pawson cuando todavía tenía muy poca
le sigue una minoría culta y un público mayoritario
obra, revela el singular impacto que ésta supuso. Esa
que no lo es tanto. Para nuestro propósito ambas
singularidad alcanza incluso al autor, pues Pawson es
atracciones vienen a ser una prueba del amor que des-
quizá el único arquitecto que hace una profesión explíci-
pierta la belleza de estas obras en sus diferentes niveles
ta de este tipo de belleza; muchos otros arquitectos
de apreciación. Es más, al contrario de lo que sucede
apuestan por ella en algunas de sus obras, pero rehusan
en el caso de algunos arquitectos artistas que dicen
ser denominados minimalistas, quizá porque quieren
tener clientes de una sola obra (clientes escarmentados
conservar la puerta abierta a nuevos caminos de crea-
por el elevado precio que han debido pagar por ella),
ción, lo que podría implicar por su parte cierta duda
acerca de que con su práctica extensiva el efecto singular
definición poética de belleza que nos sorprendió en su
se agote. Pawson viene demostrando sin embargo, con
adecuación, porque no incide en las características for-
sus sucesivas obras, que no es así. Singular o diferente se
males, efectos plásticos o determinaciones funcionales y
sentía también, como hemos visto, Phoebe Greenwood
constructivas que han sido tan frecuentemente asocia-
por vivir en una casa que lo es.
das a la definición de belleza en arquitectura. Es por el
En tercer lugar, respecto a la capacidad de la belleza
contrario una belleza que se reconoce desde fuera,
de orientar en orden a la acción, es el propio Pawson
desde el hombre, por sus efectos: fundamentalmente
quien como hemos visto comenta que mínimum
se
refiere también a un m o d o de vida; y podríamos decir
por la atracción amorosa, fiel e impulsora que despierta.
más explícitamente que esa belleza además de sugerir-
Bastaría pues lo dicho para dar por probado que esta
lo lo reclama como algo indispensable, pues es evidente
arquitectura es bella. Pero para ser totalmente sinceros,
que se destruiría sin él. El respeto que toda belleza des-
para ceñirnos más a ella, tendremos que mostrar
pierta, mueve a obrar en consecuencia con ella para
siquiera algo que particularice esta belleza, algo que
proteger su conservación. Como nos decía Katherine
muestre cómo la consigue; pues efectivamente cabe
Bucknell, cualquier cosa que salga de su sitio en ese
encontrar otros tipos de arquitectura distintos, pero
ambiente minimalista llama poderosamente la aten-
también bellos, en los que por tanto estos fenómenos,
ción, y por tanto o bien se carga de significación - c o m o
estas reacciones, se reproduzcan igualmente. Tenemos
ella apuntaba- o está clamando por su recomposición.
para comenzar los (ya citados) once conceptos propues-
La conclusión después de examinar estos tres aspec-
tos, ordenados aunque no numerados, por el propio
tos, podría ser entonces que, efectivamente, desde el
autor: Masa, Luz, Estructura, Ritual, Paisaje,
efecto causado en el espectador, estamos ante una belle-
Contención, Repetición, Volumen, Esencia, Expresión, y
za considerada era su dimensión más
el Material añadido después. En principio casi todos
profunda.
Pero incluso también por parte del creador, podríamos asegurar que aquí, de un m o d o bastante más evidente que en otro tipo de creaciones arquitectónicas, el acto creador es un trabajo arduo que busca la solución esencial, aquella que ya no es posible reducir más, guiado por un fervor casi místico que exige una fidelidad inquebrantable. El autor antes que nadie viene movido
Orden,
ellos parecen formar parte de toda arquitectura posible. Pero si tenemos en cuenta que son éstos y sólo éstos los aspectos enfatizados, y los consideramos además tal y como vienen apostillados en Mínimum
o explicados
por Moryadas en Temas y proyectos, y sobre todo ejemplificados por imágenes y obras en ambos, alcanzan el rango de un manifiesto estético.
por el amor de la belleza perfecta - ú n i c a - que presien-
Acerca de su orden, y considerando los dos primeros
te y que le guía en el esfuerzo de su consecución, hacién-
conceptos (masa y luz), podríamos recordar en primer
dole - c o m o nos decía Katherine Bucknell- inflexible.
lugar que la arquitectura desde sus orígenes utiliza para
Es así por tanto que resulta muy aplicable a este caso
su definición fundamentalmente materia y energía. La
- e n las experiencias del receptor y del creador- una
energía es en su origen histórico la procedente de las
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fuentes naturales, y la arquitectura más primitiva es
énfasis en un espacio Contenido y la proporción clara
fundamentalmente materia (Material masivo) inter-
de su Volumen, es el contrapunto del Paisaje exterior
puesta entre aquéllas y el hombre para regular sus efec-
controlado por las marcas que llevan la huella humana.
tos. N o cabe duda de que entre las energías naturales la
Los últimos conceptos vienen a ser algo así como el
más importante es la procedente del sol, con su calor,
resultado: la Esencia, el irreductible mínimum
pero principalmente con su luz. Sin embargo, con el
arquitectura realmente configurada, y la Expresión,
tiempo, se han incorporado a la arquitectura muchas
aquello que transmite, lo que el hombre puede captar
de la
fuentes de energía artificiales, y los nuevos materiales
en ella, que se resume precisamente en el silencio como
hallados permiten aislar o conectar los espacios respec-
lenguaje.
to a las diferentes energías de un m o d o diferenciado,
Es así como el tipo de atracción, la fidelidad y el
con lo que se ha llegado a definiciones de una gran c o m -
impulso a la acción que esta belleza provoca quedan
plejidad. Hablar hoy día de masa y de luz c o m o prime-
bien caracterizados. Amor que se despierta ante lo refi-
ros elementos de la arquitectura, y sobre todo de una
nadamente simple, que sin renunciar a ninguna con-
masa de belleza no complicada y de paredes sin ador-
quista técnica se pone al servicio del aprecio de lo más
nos, o de una luz que produce sombras y de su poder de
auténtico y esencial, que por ello mismo es valorado
transformación - c o m o hace Pawson-, es sin duda una
como uno y único, y que mueve a una acción quasi
apuesta para recuperar esa belleza primitiva, sencilla,
sacra, Ritual y contemplativa, transcendente. De todo
fuerte y dura, lejos de las complejidades desarrolladas
ello hemos tenido testimonios de experiencias vitales en
en los sucesivos vaivenes culturales. Aquí Masa va
lo ya mencionado. Encontramos también que si esta
unida a permanencia, solidez, habla de una presencia
arquitectura mueve al silencio contemplativo, lo hace
que se impone, de gran escala, en cohesión también con
en definitiva porque ella misma pretende ser silenciosa,
el terreno en que se asienta. La Luz es vista como ele-
expresar silencio. Su esencia se consigue borrando toda
mento purificador y como instrumento para concentrar
huella de otros posibles lenguajes arquitectónicos cul-
nuestra atención en cierta materia, percibir las propor-
turalmente elaborados: calla la historia, calla el autor,
ciones de un volumen o los límites fronterizos de exte-
calla la industria, el constructor o el artesano. N o quie-
rior e interior.
re transmitirnos ningún mensaje venido de fuera;
Respecto a los siguientes conceptos, la Estructura,
somos nosotros quienes debemos formularlo escuchan-
que evidencia la disciplina de las matemáticas, o la
do en ese silencio el mensaje procedente de nuestro
Repetición de los elementos, que introduce simplicidad
interior o de la naturaleza de las cosas.
en lo compuesto, lo mismo que el Orden, la razón hecha
Dando un paso más en el programa que nos hemos
visible, o el Ritual que rige con referencia a la atractiva
propuesto al inicio, acometeremos ahora los campos de
pobreza voluntaria el m o d o de actuar, establecen pau-
la temporalidad, identidad y ficción -ejes de la reflexión
tas claras y contenidas a l a mínima diversificación nece-
poética de la modernidad según R F. Urtasun- tal
saria El interior de la arquitectura, caracterizado por el
como podemos constatarlos en esta obra arquitectónica.
La temporalidad, se ha dicho, es la dimensión finita
evidentemente a lo hoy por hoy habitual, replanteándo-
de la eternidad. Esta expresión reacciona contra aque-
se desde su origen funciones y soluciones; no repitien-
lla otra que (mvirtiendo los términos de preeminencia)
do nunca sin más los recursos hallados por otros para
pretende que la eternidad sea un tiempo detenido. La
resolver los problemas constructivos o funcionales.
capacidad que cualifica al artista es precisamente saber
Utilizando por método precisamente la depuración que
captar en la realidad temporal lo eterno, con su inspira-
simplifica y oculta, reforzando la identidad de lo que
ción, y saber mostrarlo a los demás, a través de su obra
resulta digno de permanecer. En un ambiente arquitec-
creada que es también temporal. Esta arquitectura
tónico así, donde nada distrae, la mirada del usuario se
minimalista (se dice con frecuencia) se centra en lo
vuelve refleja hacia uno mismo, buscando la propia
esencial, que se resalta a base de prescindir de todo lo
expresión de lo que él es (en otro lugar hemos escrito
accidental. Pero la esencia se contrapone a la existencia,
acerca de la autoconciencia que la estética arquitectóni-
llena de avatares y de circunstancias. Consigue así por
ca minimalista suscita).
tanto borrar la huella que deja el tiempo en las cosas.
La ficción no supone alejamiento de la realidad sino
Tanto la huella de la fabricación o construcción (parece
un m o d o de conocer -reproduciéndola- que permite
todo de una sola pieza, nacido así), c o m o la huella del
penetrar en su sentido último, ver lo esencial en las
uso (se hace aparente una sola función cada vez); igno-
cosas y en los hombres, en los acontecimientos y en las
rando simultáneamente la huella de la historia y mucho
acciones. La realidad por sí misma es tan compleja y
más la huella del proceso de creación. También podría-
superabundante, tiene -diríamos- tan infinitas facetas,
mos afirmar que pide a los usuarios su complicidad
que su sentido podría ocultarse a la mirada habitual,
para borrar en el futuro la huella de su acción, de la
distraída e ingenua. Es precisa, para hacerlo explícito, la
actuación de las personas. Por ello parece que en estos
trascendencia que aporta la religión, o bien el ser capta-
espacios no hay tiempo. Podríamos decir que por eso
do por la intuición del artista que lo trabaja en una
llaman a la contemplación mas que impulsar a la
reflexión acompañada del dominio de esos medios de
acción. La identidad se relaciona con el despojo interior obtenido por la distancia o la soledad, que permite el conocimiento propio, tener conciencia de sí. Algo que nos sitúa lejos de lo habitual, de la repetición de la rutina, cuando nos vemos suplantados en nuestras decisiones, influidos por las situaciones que definen los acontecimientos, las cosas u otras personas. El literato o el artista busca con su obra su propia identidad que es también la identidad del lector o espectador en cuanto refleja la de la humanidad. Esta arquitectura escapa
expresión de que disponen las artes, con el fin de facilitarlo a los demás. La arquitectura (que ha sido llamada microcosmos) es también una ficción de los espacios y materias naturales que albergan la vida humana individual y social representándola, y que con el correr de la cultura se ha distanciado tanto de aquéllos que podría parecer totalmente artificial. La ficción arquitectónica minimalista de Pawson, recupera mucho de la inicial visión directa, poniéndonos en contacto inmediato con el esplendor del material natural en unos casos y con la desmaterialización de la luz en otros. Aunque todavía
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más, la ficción en la arquitectura podría darse en cuan-
necesariamente repetimos cotidianamente; al recono-
to se toma el continente por el contenido, dando por
cerla como tema de su arquitectura parece querer decir-
representado el m o d o de vida que ella misma postula,
nos con ello Pawson que esas acciones cotidianas pue-
como
den continuar haciéndose sin vaciarse de sentido, por el
hemos visto ocurre con la propuesta
de
contrario acentuándolo, si esa rutina la reconvertimos y
Mínimum. Pero resulta (no podía ser menos tratándose de la
la realizamos a la manera de un ritual (una fotografía de
belleza, una manifestación del ser, que es uno), que
Pawson descorchando una botella de vino junto a una
temporalidad, identidad y ficción, como aspectos en
mesa simple y exquisitamente dispuesta en su jardín,
que se manifiesta la búsqueda de la belleza, conectan
ilustra este apartado en el catálogo del IVAM) ¿Cómo
entre sí.
puede hacerse esto? Al encabezar el conjunto de foto-
Comenta Adrián Dannatt, a propósito de la arqui-
grafías en Mínimum,
junto a ritual se apostilla: la
tectura de Pawson, que "todo exceso de buen gusto
pobreza voluntaria y su perdurable atractivo. Mas que
pone en evidencia algo que se reprime, el miedo a la
una definición parece ser una delimitación de las con-
fealdad" y que en el esfuerzo por rechazarla está el peli-
diciones que debe cumplir ese ritual propuesto. Porque
gro de exclusión de un elevado porcentaje de realidad
ya en el catálogo del rVAM Moryadas señala abierta-
cotidiana. Resulta así que lo reprimido por Pawson es la
mente que el poder del ritual que rige el rito deriva de la
fealdad de la realidad cotidiana, y siendo la fealdad
puesta en escena, "Es la propia acción lo que considera-
ausencia de belleza (esa manifestación de la realidad
mos relevante. Y es a través de su reiteración como
positiva que conecta con el ser), equivale a decir que
adquieren su trascendencia..." (Moryadas p. 21).
Pawson viene a evitar el déficit de ser auténtico que
Comenta también que mientras ciertas actividades
tiene la realidad considerada en el sentido vulgar de la
poseen un valor intrínsecamente ritual, como los ritos
palabra. Quizá sea la apostilla cotidiana que la adjetiva,
de la liturgia, otras se asocian a este valor por factores
la que la limita en su realidad auténtica. Al suprimir lo
externos: en este caso sería la puesta en escena que
que tiene de cotidiano entroncamos con aquella identi-
Pawson les otorga con su arquitectura y el tipo de vida
dad que nos libra en la vida diaria de la rutina, de lo no
asociada que propone. Pero esta idea tiene implícito
auténtico. Si ello es así, no supone pérdida sino ganan-
algo más. La alimentación, con las relaciones persona-
cia, pues nos hace más conscientes de lo que no debería
les que lleva usualmente asociadas, el baño, incluso el
ser.
hecho mercantil de contemplar, desear y comprar o el
Pawson habla de ritual, como algo cuya sencillez
de revestirnos, "...los rituales que dan forma a nuestras
bajo ese título un
vidas" como dice esta autora, pueden impregnarse de
conjunto de fotografías de lugares, algunos de los cua-
cierto carácter sacro si se realizan reflexivamente, sien-
les -efectivamente- están relacionados con la religión y
do movidos a ello por el clima en que se inscriben. N o
valora, englobando en Mínimum
figuradamente
es la primera vez que se insinúa que hay algo sacro en
esa palabra (ritual) para referirse a esas acciones que
las acciones más comunes: las personas religiosas saben
el teatro. A veces se utiliza coloquial y
que efectivamente lo hay, y el arte siempre ha estado
Pero es también Adrián Dannatt quien hace impor-
intuitivamente muy cerca de las verdades transcenden-
tantes observaciones que podríamos referir a los con-
tes. Este tipo de arquitectura no nos lleva entonces a
ceptos de temporalidad/eternidad y de
excluir parte de la realidad cotidiana, sino que nos
que afectan a la identidad del hombre. "En ningún
ficción/realidad
ayuda precisamente a elevarla toda ella, incluyendo la
aspecto de su obra Pawson cede a las leyes de la entro-
realidad más común.
pía, de la descomposición o del caos sino que sigue
Encontramos también que si bien hacer un ritual de
manteniendo una inconcebible integridad estética con-
la vida cotidiana supone introducir en ella algo de fic-
tra toda contingencia o eventualidad." Efectivamente,
ción, algo que no viene inmediatamente solicitado por
vemos por ejemplo cómo Pawson reacciona directa-
las necesidades ni dado por su inmediata satisfacción
mente contra esa proliferación de cajas de registros,
- l o instintivo- (ese porcentaje de realidad cotidiana
rejillas, señales, interruptores o enchufes que, como
que esta arquitectura excluye, como decía Dannatt),
constatamos con tanta frecuencia en los edificios y en
con su carácter de repetición incurre en el ámbito de la
las ciudades, han ido colocando sucesivamente manos
eternidad; que la repetición en la liturgia hace referen-
no intencionadas, superponiéndolos sin control al
cia a esa eternidad, se muestra especialmente en la
orden previsto, llenándolo todo de confusión e impi-
Santa Misa católica que es la actualización del mismo
diéndonos percibir el orden inicial que alguien quiso
sacrificio de la Cruz; cada vez que se celebra es uno y
primero imponer. Su función es imprescindible, pero
único, el que tuvo lugar una vez históricamente en la
- c o m o afirma Deyan Sudjic- Pawson "no soslaya las
tierra y permanece en la eternidad (y un creyente puede
cuestiones prácticas, sino que su propósito es el de
unir a ella sus propias acciones). La repetición nos
resolverlas de tal manera que no se impongan en el
remite al tiempo en el que estamos inscritos -porque
espacio que las rodea." Pide también esa sencillez en el
implica sucesión- y a la vez a la eternidad que no cam-
estilo de vida que exige disciplina para tener poco y
bia (la repetición verdadera es eternidad,
tenerlo oculto, o para borrar enseguida los rastros de las
dice
Kierkegaard ) . Repetir parece indicar además que se
acciones imprescindibles. Escapar a las leyes de lo tem-
trata de algo inagotable, cuyo sentido intuido nunca es
poral y lo material, que siempre se degrada, es una labor
aprehendido del todo; poseedor de una riqueza inago-
imposible, como lo es escapar a la muerte. Tomando
table en el tiempo. Simultáneamente la falta de rutina,
motivo en The perfect Thought: works hy James Lee
la profundización en la esencia del habitar, en la esencia
Byars, donde considerando los trabajos de este artista
de cada función, permite que el usuario, saliendo de sí,
parece establecerse una conexión entre ' l o Perfecto y su
pueda contemplarse a sí mismo actuando, reconocién-
opuesto, o quizás la culminación, la muerte (...)",
dose como artífice de algo que le sobrepasa. Por eso
Dannatt pone en conexión con el instinto mortal la per-
Phoebe Greenwood podía afirmar refiriéndose al espa-
fección imposible que Pawson pretende: "la mortali-
cio de su casa, obra de Pawson: "Vacuo nunca, irreal por
dad, la entropía arquitectónica, toma cada vez mayor
supuesto, era todo una ficción."
importancia en los espacios de Pawson a través precisa-
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mente de su ausencia." Y continuando con el comenta-
sensación opresiva que provoca la acumulación de ele-
rio de la obra de Elias Canetti: The human
mentos, y del caos visual de la complejidad superflua
Province
recuerda cómo éste "odiaba las posesiones porque
(...). En su lugar ofrece el confort de la exactitud, de las
ablandaban la lógica de la muerte"; efectivamente, las
pequeñas cosas bien hechas". Algo muy distinto del
poseemos como si no hubiéramos de morir, aunque
símil de Dannatt, que de nuevo apoyado en Canetti, ve
sabemos que con la muerte deberemos por fuerza aban-
una violencia potencial y una psicosis utópica, en ese
donarlo todo. Esta interpretación, la afirmación hecha
orden imposible considerado tal c o m o éste lo presenta
a través de la ausencia, podrá quizá ser válida como
(un desierto de creación propia que un simple pelo
recurso retórico, o lo sería mas bien si la omisión fuera
basta para deshacer). Su conclusión es que la idea de un
una represión inconscientemente motivada por temor.
espacio arquitectónico perfecto es una estrategia implí-
Pero en el sentir común la contemplación directa de los
citamente filosófica igualmente imposible, igualmente
espacios de Pawson no nos trae la presencia temida de
valerosa, comparable a la de Canetti, quien quiso vencer
la muerte, ni siquiera nos hace pensar en ella c o m o una
a la muerte con su propia determinación.
liberación ante la violencia opresora de un espacio
Nos parece sin embargo que podemos decir más sen-
imposible de mantener. Precisamente la liberación ha
cillamente que Pawson afirma lo que admite y niega lo
sido citada repetidamente como algo inmediatamente
que mantiene ausente. Al hacer posibles ciertos espa-
experimentado en los interiores de Pawson. En pala-
cios y cierta vida en ellos, y en mayor grado cuanto más
bras que Chatwin pone en boca de un antiguo discípu-
imposibles parezcan ser, se está afirmando aquello a lo
lo de Mies van der Rohe, "el mayor de todos los lujos es
que el hombre está llamado, pues el hombre - c o m o
el de poder andar sin obstáculos de muebles o cuadros
compuesto de cuerpo y alma- al mismo tiempo que
entre tus propias paredes desnudas. Pues no importa lo
material y caduco es espiritual y perdurable. Sus espa-
pequeña que sea tu habitación, mientras tu ojo pueda
cios arquitectónicos tan perfectos, son quizá precisa-
deslizarse libremente a su alrededor, el espacio abarca-
mente una llamada para hacernos advertir que lo que
do no tiene límites". Y, comentando que "repetía en
puede exigir esfuerzo en esta vida - q u e el alma domine
efecto, la premisa subyacente al monacato medieval,
al cuerpo y a la materia- es precisamente lo que libera,
según la cual el monje encerrado en su celda era libre
no sólo en una vida futura, sino también en esta vida
para viajar a cualquier lugar", añade refiriéndose a la
mortal.
primera obra realizada por Pawson "sentí que ahí había
Si la belleza profunda del arte literario lleva al h o m -
finalmente alguien que había comprendido que una
bre creador y receptor, según se reconoce habitualmen-
habitación -cualquier habitación, en cualquier parte-
te, a descubrir mejor su propia identidad y la de la rea-
ha de ser un espacio donde se pueda soñar". Pawson
lidad que le rodea, a la captación profunda del sentido
nos libera también de otro tipo de opresión; como dice
de su vida y de todas las circunstancias temporales que
Deyan Sudjic: "En cierto sentido, la arquitectura de
la acompañan, abriéndole al ámbito de lo eterno, pare-
Pawson es un ejercicio de control, de supresión de la
ce que algo similar podremos decir acerca de la arqui-
tectura de Pawson. Con armas muy diferentes, las de un lenguaje espacial y simultáneo, su arquitectura es también capaz de poner al hombre ante sí mismo y ante una realidad que transciende la materia, moviéndole a dotar de interioridad a sus propias acciones, aun las más banales, y a buscar su sentido transcendente. En definitiva, nos pone ante una belleza que va también más allá de lo físico, pero que paradójicamente se apoya en el silencio. I
María Antonia Frías Sagardoy Profesora de Estética y Composición arquitectónica Universidad de Navarra