1 minute read

Manolo Sanmartín Giner

El tiempo pasa. Es inevitable e inapreciable, pero los años transcurren sin percatarnos apenas de ello. En esta época de ir contrarreloj, de agendas, de tiempos marcados… tenemos la fortuna de poder detenernos a apreciar su paso de la mano del pintor Manolo Sanmartín, a través de cuyos cuadros volvemos la vista atrás y regresamos a la Chella de hace algún tiempo.

El patio del Palacio de los Condes de Buñol “El convento”, con su fuente originaria situada en el centro y la vegetación rodeando la escalera de acceso.

Advertisement

El Parque de la fuente, que por aquel entonces no existía tal y como lo conocemos ahora y que solamente llegaba hasta los chopos, los mismos que siguen acompañándonos hoy en las cálidas noches de verano.

El Polvorín, inmutable al paso de las estaciones, rodeado ahora de vegetación y de campos que ya no se trabajan, donde han crecido los árboles y donde la espesura nos deja apenas vislumbrar sus blancos muros.

Las Cuevas del Turco, inalterables al paso del tiempo y a la historia que les rodea. Excavadas en la roca por los antiguos moradores de Chella, que siguen conservando en su interior todos sus secretos. Un instante en el pasado, detenido por los pinceles del pintor, que nos muestra a través de su sensibilidad y de la madurez de su arte, la evolución del tiempo tal y como lo ha hecho su pintura. �

1 Manolo Sanmartín. Patio del convento. Óleo sobre lienzo. 1978. 55 x 65 cm.

2 Manolo Sanmartín. La fuente. Óleo sobre cartón. 1981. 35 x 35 cm.

3 Manolo Sanmartín. El polvorón. Óleo sobre cartón. 1985. 26 x 30 cm.

4 Manolo Sanmartín. Atardecer cuevas del Turco. Óleo sobre lienzo. 2022. 35 x 25 cm.

This article is from: