Manuel Belgrano Juventud
Integrantes: Agostina Müller, Charo Calamaro Cardinali, Sofia Falcone T y Xochitl Viaggio. Nací el 3 de junio de 1770 en Buenos Aires. Tengo trece hermanos. Mi madre se llama doña María Josefa González Casero, una joven criolla de destacada familia. Mi padre, Domingo Belgrano y Peri, era un destacado comerciante de origen italiano que había conseguido un permiso del rey de España para viajar a América. Como buen comerciante decidió invertir en mi educación. Yo estudié en el colegio de San Carlos y en 1786 me recibí de Licenciado en Filosofía. Como yo quería seguir estudiando y en Buenos Aires no había universidades, mis padres me ayudaron económicamente para que pudiera viajar a Europa y estudiar en Salamanca, una de las universidades más prestigiosas de esa época. Allí estudié leyes y en 1789 me recibí de bachiller. Completé mis estudios en Valladolid, hasta convertirme en abogado. También me interesé por la economía política; aprendí francés, italiano e inglés; y obtuve un permiso especial de la iglesia para leer libros prohibidos, como la obra del pensador francés Montesquieu. Cuando yo estaba por cumplir 24 años volví a Buenos Aires. Traía todo el entusiasmo que había provocado la lectura de los pensadores ilustrados. Además tenía otro motivo para estar contento: El rey me había nombrado Secretario del Real Consulado de Buenos Aires, un organismo colonial que se dedicaba a regular y fomentar las actividades económicas. En la época en que Belgrano estudiaba, los gobiernos no entendían la educación como un derecho sino como un privilegio.
“Mis últimos años y mi sociedad”
Mi Sociedad
Tuve 2 hijos llamados Manuela Mónica y Pedro Rosas. Mi esposa era María Josefa Ezcurra. Mi padre era Domenico Belgrano y mi madre era María Josefa Gonzáles Casero.
Mis últimos años Mis últimas palabras fueron “OH, Patria mía”. El día de mi muerte fue el 20 de junio de 1820 en una Buenos Aires asolada por la Guerra Civil. Ese día llegó a tener 3 presidentes distintos. Nunca he recibido los $40.000 de oro que me debían. Como no tenía más plata le tuve que pagar a mi doctor con mi amado reloj. Solo un diario, El Despertador Teofilantrópico, se ocupó de mi muerte. Para los demás no fue noticia.
María Primbas , Isabella Caputo ,Galia Ciocan ,Agostina Sonh y María Cantaluppi.
La creación de la bandera
Yo aquel 27 de febrero, el mismo día en que se enarbole por primera vez la bandera blanca y celeste, yo recibí del Triunvirato la orden de hacerme cargo del ejército del norte. Fue por eso que cuando llegó la respuesta del gobierno ya era muy tarde. En esa carta no solo le ordenaba ocultar la bandera: también que en su lugar se enarbolara la que hasta ese momento se veía usando .Esta orden obedecía a preocupaciones del gobierno relacionadas con la política exterior. Como yo no supe del rechazo del gobierno a la nueva bandera, el 25 de mayo de ese mismo año volvió a enarbolarla. El Ejército del Norte se dirigía a Humahuaca, y en San Salvador del Jujuy colocaron la bandera en los balcones del Ayuntamiento, en lugar de la bandera real que comúnmente se utilizaba en las festividades públicas de aquella. Época.
La creación a la bandera A mediados de febrero de 1812, Belgrano instaló en Rosario dos baterías de artillería a efectos de impedir el paso de los navíos realistas por el río Paraná. Denominó a los dos campamentos Libertad e Independencia, respectivamente. Manuel Belgrano se dirigió por nota a los miembros del Triunvirato, sugiriéndoles que establecieran la escarapela nacional que debían utilizar las tropas. Le respondieron que la escarapela debía ser de dos colores, blanco y azul celeste. En el momento de inaugurar la batería Libertad, el 27 de febrero de 1812, Belgrano presentó a sus tropas una bandera confeccionada por María Catalina Echevarría de Vidal, que tenía dos paños verticales, uno blanco – del lado del asta- y otro celeste. Mientras flameaba la bandera, arengó a sus soldados diciendo que: “… la América del Sud será el templo de la Independencia y de la Libertad…” Los miembros del Triunvirato desautorizaron el acto de Belgrano porque comprometía la política prudente que el Ejecutivo sostenía respecto a la declaración de la independencia del país. Desconociendo la oposición del gobierno, Belgrano marchó al norte con sus tropas y se hizo cargo del ejército. El 25 de mayo de 1812, aniversario de la Revolución, hizo bendecir y jurar en Jujuy la bandera celeste y blanca. Será el Congreso de Tucumán quien apruebe oficialmente en 1816 el pabellón nacional.
Manuel, Mateo, Benjamín, Eric y Luca INVASIONES INGLESAS
Después de prepararme como militar, nuevamente vinieron los ingleses a tratar de tomar nuestras tierras. Yo tuve que ir a la Banda Oriental por no haberle jurado fidelidad a Beresford. Volví para pelear. Yo quise defender mi patria. Pero eran ocho mil soldados ingleses, eran demasiados. Nosotros teníamos muy pocos soldados, pero con ayuda de los habitantes que tiraban agua hirviendo y piedras a los soldados ingleses pudimos vencer. Estábamos muy contentos. MISIÓN AL PARAGUAY Después de la Revolución de Mayo, renuncié al Consulado y me mandaron con una fuerza militar al Paraguay, para que ese territorio reconociera la autoridad de la Junta de Buenos Aires. En mí camino conocí numerosas “Misiones”: aldeas donde se explotaban a los indios. Entonces redacté un reglamento que debería aplicarse en los treinta pueblos de las Misiones: que todos los nativos de Misiones serían libres. Mí misión al Paraguay fracasó. Vencí en Campichuelo pero fui derrotado en Paraguarí y en Tacuarí. EXODO JUJEÑO Después de la misión al Paraguay, con el ejército del norte fuimos a Jujuy. Fue muy difícil decidir qué hacer porque sabíamos que los realistas nos iban a derrotar, entonces decidí quemar la aldea para que los realistas no pudieran robar los productos de la agricultura, la ganadería y todo lo demás de ese lugar.
Tucumán
Después del Éxodo Jujeño luché en la batalla de Tucumán. Me puse muy contento por ganar esta batalla y darle orgullo a mi patria. Aún me quedaban soldados para luchar en mi siguiente batalla y enorgullecer a mi patria otra vez. Aunque no me crean una manga de langostas, ¡Si una manga de langostas!, nos pegaban a los dos bandos pero mas al otro. Entonces los realistas pensaron que estábamos matándolos a tiros y a cañonazos, entonces como pensaban que pasaba eso se retiraron. Salta Después de la batalla de Tucumán, los realistas retrocedieron a Salta. Entonces nosotros los seguimos. Luchamos un largo rato. Fue una batalla muy dura. Pero estoy contento por haber ganado, me dieron 40.000 pesos en oro por las dos dura, pero vencimos, tuvimos muchos muertos y muchos heridos. Me sentí victorioso. Vilcapugio: Batalla perdida Después de ganar mi batalla en Salta, seguí avanzando hacia el Norte. Llegué a Vilcapugio y también llegaban refuerzos españoles desde Lima. Pero fui derrotado y me fui muy triste por haberle fallado a mi patria. Ayohuma: Batalla perdida Creí que me quedaban soldados para luchar. Pero perdí la batalla en Ayohuma y me sentí más triste todavía porque le fallé otra vez a mi patria. Me sentía muy enfermo, y me di cuenta que tenia que retroceder hasta Salta.
Posta de Yatasto
Retrocedí hasta Salta porque estaba muy enfermo y herido porque perdí esas dos batallas. Estaba triste y fui a la Posta de Yatasto y me encontré con mi amigo San Martín, creador del Ejército de Granaderos a Caballo. Y le dije: “Amigo San Martín, me encuentro en un muy mal estado así que te entrego el Mando Ejército del Norte”. Y le dí un abrazo inolvidable. Y me dijo: “Usted es el hombre más metódico de toda nuestra América”. Y le entregué el ejército. Le dije: “Le deseo el triunfo en el Norte y consiga la libertad del Virreinato del Río de la Plata.”
Manuel Franco, Álvaro, Pedro, Santiago, Agustín
BELGRANO IMPULSA LA INDEPENDENCIA En 1815 el gobierno revolucionario me envió a una visita diplomática a Europa con el objetivo de obtener apoyo y reconocimiento para las Provincias Unidas. De regreso al país, en 1816 yo volví a dirigir campañas militares. Aunque no fui enviado como diputado, yo participé del Congreso de Tucumán. Yo era uno de los partidarios de declarar la independencia. En un “Acta secreta” propuse que se establezca una monarquía como nueva forma de gobierno del país independiente. No era el único que tenia Esta propuesta; sin embargo, la mía tenia cierta particularidad. Después de que el gobernador de la provincia dio por terminada la ceremonia, yo tomé la palabra y arengué al pueblo con mucha vehemencia, prometiéndole el establecimiento de un (que todavía existen en Cuzco) de la familia imperial de los incas.”
María Cantaluppi, María Primbas, Isabella Caputo, Agos Sonh Y Galia Ciocan