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Jóvenes vidas vocacionadas
uando le pido a Dani que se defina en tres palabras, me confiesa que le resulta difícil: “Es complicado definirse a uno mismo, pero si tuviera que elegir tres aspectos que pudieran ca racterizar mi personalidad podría decirte que soy un tipo alegre, reflexivo y apasionado”.
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Lo de la reflexión lo lleva muy dentro, ya que este joven madrileño de 26 años es graduado en Filosofía y ha realizado el máster de formación del profesora do en dicha especialidad. “Cuando estaba en la universidad tuve la posibilidad de trabajar en distintos escenarios políticos y sociales. Esta experiencia de vida me ayudó a hacerme cargo de distintas problemáti cas, desigualdades y posibilidades sociales. Siempre me he querido dedicar a la educación de los jóvenes, porque la educación comprende a la totalidad del ser humano, incluyendo su faceta más transcendental”.
La relación de Dani con el carisma salesiano viene de muy atrás. Está vinculada tanto a los Salesianos como a las Hijas de María Auxiliadora. La Parroquia de Santo Domingo Savio, en el madrileño barrio de San Blas, y el Colegio de San José, en Emilio Ferra ri, han marcado su vida: “Me he criado en este ambiente salesiano desde mi infancia más temprana, lo concibo como un acto providencial, donde he ido cre ciendo y desarrollando mi fe cristiana, el encuentro con Jesús, desde la alegría y dinamicidad tan propia del carisma de nuestro padre Don Bosco. Para mí, los Salesianos son hogar”.
Durante todo este curso, Dani ha vivido diferentes experiencias pastorales que le están ayudado a discer nir su vida y su vocación. Comprometido en la plataforma social de Pan Bendito, en el centro juvenil La
C
Daniel, en el centro, junto a algunos jóvenes del grupo de Catecumenado del CJ La Balsa.
Balsa y en su parroquia de origen, Dani ha vivido un bonito proceso de acompañamiento en la Casa de Orientación Vocacional de Carabanchel, donde tam bién está realizando el Prenoviciado: “Los Salesianos con quienes convivo son testimonio de que dejar todo para seguir a Jesús es la más emocionante de todas las aventuras. Estoy viviendo esta experiencia con mucha fe y serenidad, en un ambiente de auténtica familia, muy agradecido a los hermanos de comunidad con quienes convivo, que tan bien y con tanto amor nos orientan y acompañan. Creo que Dios me llama a ser salesiano y aquí estoy, comenzando a recorrer el ca mino con mucha confianza y disponibilidad”.
Muchas gracias, Dani. Te acompa ñamos en esta aventura, porque tu felicidad también es la nuestra.