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Plataformas Sociales Salesianas
Ismail, de 20 años, natural de Ghana, relata pausadamente su historia de mi gración. Su sonrisa y sus ojos achispados no deja adivinar que es una historia llena de dificultades y dolor. Pero junto a eso, escon de una historia personal de superación. “Llegué a España el 26 de enero de 2017 y estuve en la calle dando vueltas sin saber a dónde ir. He te nido miedo y me he sentido muy, muy perdido. Hasta que encontré a una persona que me acom pañó a un centro de menores. En ese momento, no fui consciente de lo que iba a cambiar mi vida, empieza a cambiar todo: llego a la Funda ción Don Bosco, tengo un techo, comida, ropa, una gran familia que me acoge, empiezo una formación, a aprender español, a mejorar mi in glés, conozco a mucha gente, mejoro mis competencias… ¡En ese momento tengo la certeza de cómo sería el joven Ismail dentro de dos años! Un chico con un trabajo en España, independi zado y con muchos proyectos. ¡Vaya!, con todos mis sueños hechos realidad”. Y así ha sido para Ismail, porque el año pasado logró un contrato de trabajo en un restaurante con estrella Miche lín de Sevilla y, con él, su independencia tras pasar por los pisos de autonomía de la Fundación Don Bosco.
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Una Fundación con mucho de Don Bosco
La fundación acumula en su haber casi 22 cumpleaños que son testigos en Andalucía, Extremadura y Canarias del trabajo de esta entidad salesiana en favor de los jóvenes más vulnerables. No en vano, a fuerza de creatividad y compro miso, reinventa fórmulas de atención para que ninguno quede excluido. Cuenta, para ello, con un equipo formado por más de 540 profesiona les que se ocupan anualmente de más de 21.500 personas destinatarias. Gestiona casas para me nores, pisos para jóvenes extutelados, programas de inserción sociolaboral, múltiples recursos so cioeducativos, cocinas familiares comunitarias… Una respuesta integral a las múltiples necesida des de las personas a las que debe su misión.
Pero el corazón de la entidad reside en su Programa de Atención Residencial a jóvenes, el Programa “Buzzetti”. Muchos de los menores del Sistema de Protección y del ámbito de la Justicia Juvenil, al al canzar la mayoría de edad, se ven abocados a la calle al no contar con redes de apoyo, por lo que la fundación ofrece pisos de autonomía y acciones de acompañamiento personalizadas e intervenciones educativas estructuradas adaptadas a cada caso.
“Don Bosco me dio la seguridad que necesitaba” relata Abdel, originario de Marruecos, cuando se le pregunta sobre su llegada a los recursos residencia les de la Fundación. Los jóvenes son acompañados a todos los niveles –personal, social, educativo, laboral y también en su dimensión religiosa– por equipos educativos formados por profesionales, personas vo luntarias y salesianos.
Desarrollo integral para la inserción
“Buzzetti” tiene como objetivo favorecer en los jóvenes las posibilidades de desarrollo integral en su propio entorno con el fin de facilitar su inserción, incidiendo en la mejora de su empleabilidad, autonomía y competencia social, posibilitando un adecuado de sarrollo de su proceso de emancipación. La Fundación Don Bosco cuenta con una red de 19 pisos de autonomía, de los cuales 9 son sostenidos con fondos propios y 10 están conveniados con la administración
pública. Con esta red, la fundación ofrece un total de 92 plazas, de las cuales 71 están ubicadas en Andalu cía y 21 en Canarias.
A ellos hay que sumar 3 recursos de acogida a jó venes solicitantes de protección internacional, financiados por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, y que dan respuesta a 12 jóvenes que se encuentran en el proceso del posible recono cimiento de la protección internacional. Una respuesta actualizada y valiente a las necesidades de los jóvenes. “Si Don Bosco viviese hoy tendría una mirada cariñosa y especial hacia los jóvenes refugiados”, afir ma Ana Belmonte, coordinadora de proyectos con personas inmigrantes en los Servicios centrales de la Fundación Don Bosco.
La Fundación Don Bosco tiene cincelada en su co razón la historia personal de los miles de jóvenes que han pasado por sus recursos residenciales. Los buze tti, como cariñosamente se refieren a ellos, no son anónimos ni números o estadísticas. Son “nuestros jóvenes”, aquellos que forman el corazón de esta en tidad salesiana y que han cincelado y unido su historia personal a la historia de la Fundación Don Bosco. “Llegué a Don Bosco para crecer y poder tener una vida más fácil en el futuro, pero nunca me había imaginado que aquí iba a encontrar mi casa y tantas personas que son como mi familia”.