Jóvenes vidas vocacionadas
Una vocación sacerdotal para la pastoral juvenil
P
ablo Guija nació en Córdoba, el año bisiesto de 1984, en el seno de una familia de sanitarios. Su padre es médico y su madre enfermera. Al poco tiempo de nacer, su familia se trasladó a Sevilla. Desde entonces, se encuentra viviendo en esta histórica ciudad andaluza. Es el más pequeño de cuatro hermanos. Todos varones. Entró en el Colegio del Claret con 6 años, donde hizo la Educación Primaria, la ESO y el Bachillerato. Guarda de estos años un gran recuerdo y muchas inolvidables experiencias. Es Licenciado en Medicina. Después de finalizar sus estudios universitarios, realizó una experiencia de voluntariado en México, que
le ayudó a confirmar su opción vocacional. Allí, en medio de una realidad de extrema pobreza, descubrió definitivamente que Dios lo llamaba a ser sacerdote. Después de recibir la ordenación, estuvo varios años de párroco, una experiencia que le ayudó a madurar su ministerio sacerdotal. El contacto con la gente del pueblo, la atención a los enfermos, la catequesis con niños y jóvenes, y la vida sacramental, fueron para él elementos de gran valor que le facilitaron un rápido crecimiento de su corazón de pastor. Como él mismo dice, “esos años en la parroquia fueron para mí unos años muy interesantes. Aprendí mucho de aquella gente sencilla y ne-
El sacerdote Pablo Guija, sentado en el centro con polo blanco y alzacuellos, junto a un grupo de jóvenes, que acompaña en la labor de asistencia religiosa en la Universidad de Sevilla.
cesitada de Dios. Entre ellos me sentí muy feliz”. El curso pasado, el arzobispo de Sevilla, don Juan José Asenjo, le encomendó una nueva tarea pastoral, la de asumir la dirección del Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (El SARUS), tarea que acogió con disponibilidad y obediencia, considerando que el Señor lo mandaba a una nueva misión, diferente a la de párroco, pero igual de válida y necesaria para la evangelización. Ahora tiene la oportunidad de estar en contacto con muchos jóvenes estudiantes en la universidad hispalense, participar en el diálogo, fe y cultura de nuestra sociedad, y atender diversos servicios pastorales en varios colegios mayores. El padre Pablo tiene una mirada positiva sobre los jóvenes. Desde el contacto que mantiene con ellos en su labor de cada día, se atreve a decir que “los ve como personas en búsqueda, idealistas, valientes y con muchas ganas de fundamentar bien la fe, porque son conscientes de que el mundo les exige dar razones de la misma, y se esfuerzan por vivir de forma coherente, porque tienen plena conciencia de que el testimonio es uno de los pilares más potentes para evangelizar”, concluye.
Jorge Juan Reyes, sdb ief@salesianos.edu
Boletín Salesiano mayo 2021 • 21