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Tema central FRATELLI TUTTI
@jotallorente
2021 UNA ENCÍCLICA MUY ESPECIAL DEL PAPA FRANCISCO
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CAMINOS DE REENCUENTRO: “¡NUNCA MÁS LA GUERRA!”
En este capítulo 7, Caminos de reencuentro, el papa Francisco subraya que la paz es una compañera inseparable de la verdad, la justicia y la misericordia. Lejos del afán de venganza, la paz es ‘proactiva’ y su objetivo es crear una sociedad basada en el servicio a los demás y en la búsqueda de la reconciliación (227229). En cualquier sociedad, todos deben poder sentirse ‘en casa’. Por ello, no hay punto final en la construcción de la paz social de un país, sino que es una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos (230-232). Vinculado a la paz, está el perdón, pero amar a un opresor no es consentir que siga oprimiendo; y tampoco es hacerle pensar que lo que él hace es aceptable. Es más, los que sufren la injusticia deben defender con firmeza sus derechos, y así salvaguardar su propia dignidad, que es un don de Dios (241-242). El papa Francisco también se refiere a la guerra, que no es un fantasma del pasado, sino una amenaza constante que comporta la negación de todos los derechos, un fracaso de la política, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal. Hoy en día ya no podemos pensar en una ‘guerra justa’, sino que debemos insistir con firmeza: ¡Nunca más la guerra! Con el dinero invertido en armamento debería crearse un Fondo Mundial para eliminar el hambre en el mundo (255-262). Francisco expresa una posición igualmente clara sobre la pena de muerte: es inadmisible y debe ser abolida en todo el mundo. Ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal, y Dios se hace su garante. Se reafirma la necesidad de respetar “la sacralidad de la vida” allá donde hoy “partes de la humanidad parecen sacrificables”, como son los no nacidos, los pobres, los discapacitados, los ancianos (263-283).
¿Podemos proponernos ‘empezar de nuevo’? ¿En qué pensamos al hablar de la ‘artesanía de la paz’?
• «En muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz para cicatrizar heridas. También se necesitan ‘pacificadores’, hombres y mujeres preparados para luchar con coraje y creatividad con el fin de poner en marcha procesos de sanación y de reencuentro». (225) • «Reencuentro no significa volver a una época anterior a los conflictos. Todos cambiamos con el paso del tiempo. El dolor y los conflictos nos transforman. Ya no nos sirven la diplomacia inútil, el disimulo, el doble lenguaje, las agendas ocultas y los buenos modales que esconden la realidad». (226) • «En las familias todos contribuyen al proyecto común; todos trabajan por el bien común, pero sin anular la individualidad de cada uno; al contrario, la sostienen y la promueven. Pueden pelearse, pero hay algo que no cambia: el vínculo familiar. Las alegrías y las penas de cada uno son asumidas por todos. ¡Esto es lo que implica ser una familia!». (230) • «No hay punto final en la construcción de la paz social de un país; se trata de «un esfuerzo que nunca se acaba, de una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos, y de un desafío que nos obliga a trabajar sin descanso para construir la unidad de la nación». (232)
¿Qué significa hoy para nosotros la palabra ‘perdón’?
• «El perdón y la reconciliación son temas centrales en el cristianismo y, de diversas formas, también en otras religiones. Sin embargo, existe el riesgo de que una comprensión y una presentación inadecuadas de estas profundas convicciones conduzcan al fatalismo, la apatía y la injusticia, e incluso a la intolerancia y la violencia». (237) • «No se trata de proponer un perdón que comporta renunciar a nuestros propios derechos, que beneficiaría a poderosos corruptos, o a criminales que degradarían nuestra dignidad. Estamos llamados a amar a todos, sin excepción; y también, amar a un opresor no significa permitir que siga oprimiéndonos, o provocar que piense que lo que hace es correcto». (241)
¿Qué relación existe entre ‘perdón’ y ‘olvido’?
• «Perdonar no implica olvidar. O, mejor todavía, ante una realidad que de ningún modo puede ser negada, relativizada o disimulada, el perdón siempre es posible. Ante una acción que nunca podrá ser tolerada, justificada o excusada, todavía es posible perdonar. El perdón libre y de corazón es algo sumamente noble, es un reflejo de la capacidad infinita de Dios para perdonar». (250) • «Los que perdonan de verdad no olvidan. Al contrario, estos optan por no rendirse ante la fuerza destructiva que les causó tanto dolor. Estos rompen el círculo vicioso; estos frenan el avance de las fuerzas que destruyen. Prefieren no esparcir en la sociedad el espíritu de venganza que tarde o temprano surgirá. La venganza nunca satisface a las víctimas. La venganza nunca resuelve nada». (251)
• «Hay dos situaciones extremas que pueden llegar a presentarse como soluciones en circunstancias particularmente dramáticas, sin advertir que son respuestas falsas que no resuelven los problemas que pretenden superar y que, en definitiva, no hacen más que agregar nuevos factores de destrucción en el tejido de la sociedad nacional y universal. Son estas: la guerra y la pena de muerte». (255) • «Puesto que de nuevo aumentan las condiciones que favorecen las guerras, solo puedo reiterar que la guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al medio ambiente. Si queremos un verdadero desarrollo humano integral para todos, debemos trabajar sin descanso con el fin de evitar las guerras entre las naciones y los pueblos.
Para ello, es necesario asegurar el imperio indiscutible del derecho y el incansable recurso a la negociación, a la mediación y al arbitraje». (257) • «Todavía hay otro modo de eliminar a los otros, uno que no se dirige a países, sino a individuos. Es la pena de muerte. San Juan Pablo II declaró de manera clara y firme que la pena de muerte es inadecuada desde el punto de vista moral y ya no es necesaria desde la perspectiva de la justicia penal . No hay ni puede haber marcha atrás». (263) • «El firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que él o ella tiene un lugar en este universo. Si yo no niego esta dignidad al peor de los criminales, no se la negaré a nadie». (269)
Invitación a la reflexión y al debate:
• «Todo acto de violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; toda muerte violenta nos empobrece como seres humanos. […] La violencia causa más violencia, el odio más odio, y la muerte más muerte». (227) ¿Estoy de acuerdo con estas afirmaciones del papa Francisco? ¿Qué motivos pueden aducir los que intentan justificar la violencia, del tipo que sea? Y tú, ¿tienes algún motivo? • «Cuando los conflictos no se han resuelto, sino que quedaron escondidos o enterrados en el pasado, el silencio puede hacernos cómplices de graves errores y pecados». (244) ¿Conozco algún conflicto del pasado que me haya afectado y que todavía está pendiente de solución? ¿Si ha afectado a otras personas cercanas, cabe la posibilidad de ponernos de acuerdo para ‘enterrar’ ese conflicto? • «Pidamos al Señor que unja todo nuestro ser con el bálsamo de su misericordia, que cura las heridas causadas por errores, incomprensiones y discusiones. Pidámosle la gracia de emprender el camino exigente y enriquecedor de la búsqueda de la paz, con humildad y mansedumbre». (254) Si he cometido el error de romper las buenas relaciones con alguna persona o un grupo de personas, ¿qué recursos tengo a mi alcance para reencontrarme con ellas y restablecer nuestra amistad? ¿Seré capaz de aprender a evitar los errores que me condujeron a esta situación? • «El perdón libre y de corazón es algo sumamente noble, es un reflejo de la capacidad infinita de Dios para perdonar. Si el perdón es gratuito, entonces todavía puede mostrarse a alguien que se resiste al arrepentimiento y es incapaz de pedir perdón». (250) A lo largo de mi vida, ¿he tenido la oportunidad de perdonar a personas que me habían ofendido o perjudicado de algún modo? ¿Conservo un buen recuerdo de esa experiencia? ¿Estoy en condiciones de repetirla siempre que me encuentre en una situación semejante? ¿He agradecido este regalo al Señor?