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Misiones Salesianas SUEÑOS ROTOS EN UNA PEQUEÑA MALETA

Sueños rotos en una pequeña maleta

Miles de personas en el mundo se ven obligadas a diario a abandonar sus hogares para salvar la vida. Muchos viajan con lo puesto y se convierten en refugiados en otros países. Los misioneros salesianos las ayudan, acogen, atienden y acompañan en todo el proceso.

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La guerra en Ucrania ha devuelto a la actualidad el drama de la población refugiada. Las imágenes de miles de mujeres y menores arrastrando pequeñas maletas y con mochilas a la espalda cruzando las fronteras europeas nos han hecho empatizar con una situación que sufren más de 88 millones de personas en el mundo.

La violencia, inseguridad, persecución, pobreza y también las consecuencias del cambio climático son los principales motivos por los que muchas personas se ven obligadas a diario a abandonar sus hogares para salvar la vida. En los dos últimos años, además, la pandemia mundial ha marcado a la población refugiada, porque debía quedarse en casa cuando no la tenía y tampoco medios para subsistir… Día Mundial de los Refugiados

El día 20 de junio se conmemora la Jornada Mundial de los Refugiados para ser conscientes de una realidad que afecta a una de cada cien personas en el mundo. Esta situación nos obliga a hacer nuestras las palabras del papa Francisco: “Acoger, proteger, promover e integrar a las personas refugiadas”.

Más de 500.000 personas desplazadas en el mundo reciben atención directa de los misioneros salesianos que trabajan en los lugares en conflicto como Siria y Ucrania, y viven con ellos en campos de refugiados como los de Kakuma (Kenia), Palabek (Uganda) o Pugnido (Etiopía). Pero los Salesianos también ofrecen ayuda de emergencia en asentamientos de desplazados como los de Sudán del Sur, están presentes en las

Alberto López

Más de 6 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares en Ucrania, viéndose forzadas a desplazarse a otros países de acogida donde son atendidos.

fronteras de México, Pakistán, Turquía y Egipto, entre otras, y atienden a los refugiados venezolanos en numerosos países.

“Cuando la guerra llegó a nuestra aldea sólo tuvimos tiempo de coger una pequeña bolsa con algo de ropa antes de salir huyendo. Durante cuatro días caminamos por las noches para no ser descubiertos por la guerrilla y llegamos a la frontera hambrientos, sedientos y con heridas en las piernas”, recuerda Mariatzu, una refugiada sursudanesa que vive con sus dos hijos en el asentamiento de refugiados de Palabek, que atienden los misioneros salesianos en el norte de Uganda.

El testimonio de Mariatzu sólo se diferencia del de Dariya, una joven madre ucraniana también con dos hijos pequeños, por su lugar de procedencia: “Cuando empezaron los bombardeos de Rusia, el 24 de febrero, lo peor fue estar sin luz y sin calefacción, refugiados en un sótano, con todas las tiendas cerradas y tan sólo pudiendo comprar pan algunos días… Cuando decidimos salir de Dnipro yo sólo pensaba en lo que dejaba atrás por mi marido, pero sobre todo en lo que ganaba salvando las vidas de mis hijos”, explica desde los Salesianos en Varsovia (Polonia), donde reside.

Mariatzu y Dariya, junto a sus hijos, se han convertido en refugiados. En ambos casos los misioneros salesianos les ofrecen todo lo necesario para vivir, desde alojamiento hasta manutención, además de acompañamiento personal y espiritual, atención psicológica y la oportunidad de educar a sus hijos en una escuela.

Compartimos el sueño de las personas desplazadas y refugiadas de que la paz llegue a sus países para que puedan regresar a casa. Pero mientras tanto, seguiremos a su lado con nuestro compromiso y ayuda.

Exposición sobre la guerra en Ucrania

El Museo Misiones Salesianas presenta, hasta el 31 de octubre, la exposición fotográfica La vida en una maleta: historias de un conflicto armado, sobre las consecuencias de la guerra en Ucrania y el drama que sufre la población desplazada.

Las estaciones de tren abarrotadas de mujeres y menores de edad, el hacinamiento en los pasos fronterizos, el miedo a los bombardeos de los que no han podido salir del país, el viaje para salvar la vida con muy poco equipaje, la separación de las familias, el miedo, la incertidumbre… son las historias que reflejan las 56 imágenes que firman los fotoperiodistas Olmo Calvo, Ioana Moldovan, Bruno Thevenin y Edu León.

El recorrido por las imágenes de la mayor tragedia humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial en Europa también contiene notas de solidaridad y de esperanza, así como nuestra respuesta salesiana a la emergencia desde el primer momento.

Alberto López Herrero

Más información en: www.misionessalesianas.org

Abrir puertas

Juan Linares, sdb

La puerta es ese espacio para entrar y salir de un lugar. Todas nuestras propiedades tienen una puerta.

Hay otro tipo de puertas, y por eso podemos hablar de abrir puertas a una persona para que tenga oportunidades en la vida. También, nosotros podemos tener abiertas o cerradas las puertas de nuestra vida y de nuestras relaciones con los demás.

Antiguamente las puertas de las casas estaban siempre abiertas, y así cualquier persona podía entrar en ellas. Últimamente lo más normal es encontrar las puertas cerradas, debido a muchas causas. Ciertamente, las puertas cerradas nos aíslan, nos separan…

Las puertas cerradas se han convertido en todo un símbolo que marca un estilo de vida, personal y social, y que nos obliga a protegernos, cuidadosamente, seleccionando al que llega a nosotros y poniendo incluso vigilancia o cámaras de seguridad, pues no se puede fiar del que llama a nuestra puerta. Cuando la persona se cierra, se aisla y se puede imposibilitar para amar.

Es muy bueno ser una persona de puertas abiertas y es necesario que nuestro mundo sea “de puertas abiertas”, pues necesitamos relacionarnos con toda persona con un corazón abierto y vivir en una sociedad acogedora. Las puertas abiertas traen y expresan luz, amistad, alegría, libertad, confianza…

Vivimos una realidad, en nuestra sociedad, donde la acogida al pueblo de Ucrania y a los cientos de migrantes que llegan a nuestras costas necesitan encontrar en nosotros puertas abiertas.

Jesús, hablando de las ovejas de su rebaño, nos ha dicho que Él es la puerta y que es una puerta que siempre está abierta. Imitemos su ejemplo.

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