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Misiones Salesianas EL SUEÑO MISIONERO DE DON BOSCO, MÁS VIVO QUE NUNCA
El sueño misionero de Don Bosco, más vivo que nunca
EN LA IMAGEN SUPERIOR: Los misioneros salesianos están con la población refugiada y viven con ellos.
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EN LA SIGUIENTE PÁGINA: Reparto de ayuda humanitaria de los misioneros salesianos tras el terremoto de Nepal en 2015.
AUTOR: Misiones Salesianas El 11 de noviembre de 1875 la iglesia de María Auxiliadora de Valdocco acogió una gran celebración: el envío, a la Patagonia argentina, de los primeros diez misioneros salesianos. Don Bosco, aunque nunca fue a las misiones, vio así cómo se hacía realidad su sueño misionero.
Miles de salesianos han sido enviados desde entonces a tierras de misión, y por eso el 11 de noviembre es el día de las Misiones Salesianas. Casi un siglo y medio después, la labor educativa de los hijos de Don Bosco se extiende en la actualidad por más de 130 países de los cinco continentes.
El quinto sueño misionero que Don Bosco tuvo durante su viaje a Barcelona el 10 de abril de 1886 resultó definitivo. Vio una inmensa cantidad de jóvenes que corrían hacia él y le decían: “Te hemos esperado tanto y ahora ya no te escaparás”. Don Bosco veía montañas, mar, colina... Leía un cartel que ponía Valparaíso, otro Santiago y en otro unos niños leían Pekín. Entonces una doncella le dijo: “Tira una línea de Santiago (de Chile) a Pekín pasando por el centro de África y tendrás una idea de lo que deberán realizar tus salesianos. Pero, para ello los salesianos deberán cultivar el amor a María”.
Don Bosco participó en el envío de las primeras nueve expediciones misioneras: 1875, 1876, 1877, 1878, 1881, 1883, 1885, 1886 y 1887. La última, que ha sido la número 153, tuvo lugar en septiembre pasado. En ella, el Rector Mayor envío a las misiones a 25 salesianos y 9 Hijas de María Auxiliadora.
El Sistema Preventivo
El Sistema Preventivo de Don Bosco continúa siendo actual y dando frutos en todo el mundo. Los misioneros salesianos viven junto a la población más desfavorecida, ofrecen educación de calidad, ayudan a transformar el futuro de los menores y de los jóvenes y contribuyen al desarrollo de las comunidades en las que trabajan. Quienes mejor hablan de la labor de los Salesianos en el mundo y de cómo el encuentro con Don Bosco les cambió la vida son los beneficiarios de las miles de obras salesianas que hay en 134 países.
Los que pisan una obra salesiana siempre destacan la familiaridad, aco-
gida y alegría de los salesianos. También la importancia de las actividades recreativas, la preocupación por la situación familiar y educativa y, sobre todo, la invitación a soñar con un gran futuro y animar a cumplir esos sueños gracias a la educación.
Desde Misiones Salesianas llevamos más de medio siglo acompañando a los misioneros salesianos por todo el mundo y desarrollando proyectos en favor de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que viven situaciones más desfavorables.
Unidad y apoyo
Por eso nos sentimos unidos y apoyamos a los salesianos que viven y trabajan en un país en guerra, a los que comparten su vida con la población refugiada en los asentamientos, a quienes ayudan a reconstruir una zona tras un desastre natural, a los que trabajan a diario para combatir el tráfico de menores y la esclavitud infantil, a los que salen a las calles para rescatar a niñas en situación de prostitución y también se hacen cargo de los menores huérfanos que viven en las calles, a los que entran en las cárceles para llevar esperanza, a aquellos que contribuyen a superar los traumas de los niños y niñas que han participado en un conflicto armado, a los que atienden a los menores enfermos… estamos al lado de los que reparten alimentos y medicinas, de los que construyen pozos y escuelas, de los que consiguen que la luz y el saneamiento lleguen a los barrios más pobres, de los que preservan la cultura y tradiciones de las comunidades indígenas y, en definitiva, de los que evangelizan con su ejemplo de vida acercando el Reino de Dios a los que menos tienen y más necesitan, contribuyendo a su desarrollo integral.
Los misioneros salesianos son nuestros ojos y las manos para construir un mundo más justo, solidario y humano. Sin embargo, su labor de servicio no sería posible sin miles de personas, familias, grupos, asociaciones y empresas que creen que un mundo mejor es posible y que confían en Misiones Salesianas para hacerlo realidad.
Sigamos comprometidos con el sueño educativo de Don Bosco y con los cientos de miles de menores y jóvenes que atienden a diario los misioneros salesianos en el mundo. Con la ayuda de todos y con la de la Providencia, podremos seguir teniendo presente a María Auxiliadora con la frase de Don Bosco: “Todo lo ha hecho Ella”.
Alberto López Herrero
Más información en: www.misionessalesianas.org
Acoger al forastero
Juan Linares, sdb
Educar en el asombro es el título de un libro de Catherine L’Ecuyer, en el que propone el asombro como el más oportuno punto de partida y la más adecuada fuerza motora del mejor aprendizaje para el niño, pues el aprendizaje debe brotar del interior.
Nos dice: “Educar en el asombro es replantear el aprendizaje como un viaje que nace desde el interior de la persona, una aventura maravillosa facilitada por una consideración profunda de lo que reclama la naturaleza del niño, como el respeto por su inocencia, sus ritmos, su sentido del misterio y su sed de belleza”.
A los niños no hay que adoctrinarlos, sino estimularlos para que su motor interno funcione y puedan observar, preguntar, imaginar, crear, inventar y llenarse de asombro. Necesitan tiempo abundante y de alta calidad para jugar y disfrutar de la forma más natural y espontánea. Los estímulos educativos que hemos de favorecerles son aquellos que provienen de su misma condición de niños, de su situación o identidad. Cuando los estímulos provienen de adultos y son ofrecidos en sobredosis, se corre el peligro de eliminar la curiosidad y matar el asombro en ellos.
El mejor lugar educativo es “la realidad”. Para ello, es necesario no quemar etapas en la vida del niño, haciéndole mayor antes de tiempo, y favorecer los ambientes naturales de relaciones interpersonales y espacios donde desarrollar la originalidad y fantasía que hay en su interior. De este modo, el niño va descubriendo y haciendo propia la belleza de la realidad.
En la Naturaleza, los niños aprenden a observar los cambios que se producen, donde desarrollan mejor su capacidad de atención y donde se quedan asombrados.