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Sembrar esperanza

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De un vistaz

De un vistaz

Es la primera vez que el papa Francisco recibe en audiencia a la Unión de las Superioras Mayores de Italia (USMI) reunidas en la 70ª Asamblea General. Un total de 240 religiosas Superioras mayores y Provinciales que tienen la sede de gobierno en Roma con las que, a partir del tema de reflexión previsto, Francisco subrayó tres aspectos:

- Mujeres testigos del Resucitado. Esas mujeres valientes que se sorprendieron, acogieron la luz y la fuerza del Resucitado y se pusieron en camino buscándolo. “Si tenemos el coraje de recuperar la frescura original del Evangelio, surgen nuevos caminos, surgen métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual”.

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- En camino sinodal. Mujeres que han caminado juntas para abrir caminos, para llamar a otros y abrirse al Espíritu que educa en la mentalidad sinodal. El espíritu sinodal, acentúa el Papa, no es conseguir respuestas y tomar decisiones. Es caminar, escuchar y rezar.

- Sembradoras de esperanza. El Papa indica la falta de la pequeña y humilde virtud de la esperanza. Ser sembradoras de esperanza no es lo mismo que ser sembradoras de optimismo. El encuentro con Jesús resucitado llena de esperanza y “esto implica ser el fermento de Dios en medio de la humanidad”. Termina el saludo sugiriendo a las religiosas estar atentas a las enfermedades de la vida consagrada en especial la amargura. El espíritu de acidez interior, de amargor que solo se fija en las dificultades, o hace un monumento al “pero, sin embargo...” repitiendo siempre que las cosas no van...“. Dejemos que el Espíritu nos dé la dulzura, que es la dulzura espiritual”.

La depresión, ansiedad y trastornos del comportamiento se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes. El suicidio es la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años, según reporta la OMS.

El abrazo de mamá

Hay datos que, tomados fríamente, reflejan un panorama que conduce al desaliento, a la desesperanza, a la impotencia. No son pocos los estudios, informes y noticias periódicas que alarman sobre el deterioro de la salud mental en toda la ciudadanía occidental, paradójicamente subida al tren del bienestar económica y social, y en los jóvenes en particular. Las estadísticas apuntan a números que, transmutados por rostros y vidas concretas, revelan el sufrimiento de muchos caminando por un túnel oscuro, sin referencias de luz que guíen sus pasos.

La cruz de la ansiedad

Tiene apenas quince años y en su mochila carga con la cruz de la ansiedad. De la noche a la mañana, su prometedora existencia subió a una montaña rusa de emociones que la llevaron a saborear el vacío, el sinsentido, la soledad más amarga, las ganas de mecerse entre los brazos de la muerte. Daba igual su entorno, estable como de manual, su brillante trayectoria académica… su mirada comenzó a estrecharse y solo encontraba bálsamo y consuelo en canciones de alto voltaje decibélico y letra hueca de sentido. Ha estado ingresada en un hospital psiquiátrico casi un mes dejando una familia devastada y ahora se debate entre días en que las ganas de luchar pueden frente a la amargura y días en que ni siquiera encuentra en sí misma fuerzas para levantarse de la cama. Cuando su equilibrio se pierde, su único refugio natural son los brazos de su madre; entonces, sus quince años evocan esos primeros momentos en que más cobijo cálido necesita un recién nacido.

En este mes de María, Madre de la Iglesia, situaciones como la de esta joven nos impelen a ser abrazos de consuelo y fortaleza para tantas personas que, en el túnel de sus vidas, precisan de una luz que les ayuden a recobrar el sentido de la vida. El papa Francisco nos recuerda que ser luz implica una irradiación que puede derivarse no solo de nuestras palabras, sino, sobre todo, de nuestras buenas obras, de nuestro testimonio. Somos instrumentos para que la luz de Jesús, máxime en este tiempo pascual, tiempo de luz por excelencia, llegue al más necesitado. Todos anhelamos los brazos de mamá y todos estamos llamados a serlo para quienes sufren.

Sergio Martín, SS.CC. Educador

Los frutos de las Pascuas Salesianas, año a año, son evidentes. No sólo para adolescentes y jóvenes, sino para familias. Es el caso de la Pascua de Somalo, encuentro vivencial y de fe de mayores y pequeños.

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