Historia de cómo el lesbianismo pasó de ser una cultura establecida al mal del siglo XX, contada por

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1 Historia de cómo el lesbianismo pasó de ser una cultura establecida al mal del siglo XX, contada por Cristina Domenech @firecrackerx- (Compilación de hilos de Twitter)

Antes de nada os voy a decir una cosa feísima pero que debéis saber: Irónicamente, estudiar hechos históricos es una de las ciencias menos exactas que existen. La historia es la mayor de las movidas, es un follón, es un caos absoluto, es como se queda tu cocina después de intentar hacer una tarta de cuatro pisos en dos horas. Pues así es la historia. Es como si te dicen que hace cuarenta años se montó una pelea en un concierto de diez mil asistentes y ahora intentas descubrir quién empezó la pelea y quién se peleó con quién y cuántas patadas se dieron. Pues así es la historia. Y aunque tengas pruebas y testigos da igual. Aunque encuentres once testigos que digan que la pelea la empezó Pepe Penas, a lo mejor los once son primos de Paco Pupas, y Paco Pupas odia a Pepe Penas porque le robó la bici un día. UNA MOVIDA. Total, que la historia es un sindiós. Que hay cosas que sabemos con certeza, pero otras son a la vez verdad y mentira... Bueno, vamos a las señoras que se comen la cara: En los siglos XVIII y XIX había una separación social entre hombres y mujeres muy extrema. Dos mundos distintos, dos esferas sociales separadas. Si eras una señora te tocaba la esfera privada, la casa, y ser dulce, espiritual y maternal. Y ser muy pasiva. No tomar la iniciativa en nada. Los señores tomaban la iniciativa en todo: los negocios, las conversaciones, el cortejo... Todo. Y eso significa que sólo los señores tenían la capacidad de empezar el sexo. Por eso una señora soltera no podía quedarse sola con uno en ningún momento, porque ellos tenían el Sexo y si te quedabas sola con uno pues a saber qué has hecho con ese señor los diez minutos que habéis estado en el jardín. Tu reputación, a la papelera de reciclaje. Como hasta que se casaban las señoras trataban casi exclusivamente con otras señoras de forma más o menos personal, pues nació una cosa muy bonita que es la amistad romántica femenina, o como yo la llamo, las amistades intensitas. Esto consistía en que tenías una amiga del alma y la querías tanto que le dabas besos, y querías estar todo el día con ella, y le regalabas cosas, y le escribías cartas de amor y le prometías que la amabas por encima de todas las cosas. Todo como muy a fuego. Vamos, lo que hoy en día es echarte una novia, sólo que sabiendo las dos que al final os vais a casar con un señor cada una. Y no pasa nada, mientras no descuides el matrimonio, luego seguís siendo intensas juntas y tan contentas. Y claro, como la ciencia y la medicina decían que las señoras no tenían el sexo, pues daba igual lo que hicieran, porque todo este amor está libre de las tentaciones de la carne, así que ES PURO, VERDADERO, VIRTUOSO, y cuanto más achucharas a tu amiga, MÁS VIRTUOSA ERAS. Y más te aplaudía la gente y decían que eras una crack porque mira cuánto amor puro tienes dentro y qué buena señora dulce, moral y tierna eres. Ya le podías comer todo el hocico a tu amiga, que no pasa nada. A todo esto la gente comprando libros de porno lésbico en librerías victorianas de mala reputación, que había una calle donde nada más que se compraba porno, pero el lesbianismo es una cosa exótica que vamos a hacer como que en Inglaterra no existe, AQUÍ TODO BIEN Y VIRTUOSO. Aunque durante la era victoriana se triplicó el número de burdeles en Inglaterra y se inventó la comercialización de la pornografía como la conocermos, PERO TODO BIEN Y VIRTUOSO AQUÍ EN INGLATERRA, NO COMO LOS FRANCESES QUE SON TODOS UNOS FRESCOS. Total, que como el Decoro es muy importante, muchas mujeres de clase media-alta y alta ni siquiera sabían muy bien en qué iba a consistir el sexo hasta que les tocaba casarse. En clases más bajas es otro lío totalmente distinto, nada que ver. ¿Véis lo que os decía de la historia siendo una movida? E incluso entre mujeres de clase media-alta y alta, la amistad romántica tenía detrás muchas cosas diferentes, no todas eran iguales. Muchas amistades románticas eran sólo amistades intensitas con besos, regalos y suspiros profundos, porque era así como se entendía esa clase de amistad que estaba tan de moda, sin más. Pero otras son amistades intensitas que duraron DÉCADAS aunque nunca tuvieran nada sexual. Hoy en día no podemos entenderlas como amistad ni como romance, porque es un concepto que está en medio y que no manejamos como sociedad hoy en día. Y otras Señoras de Bien aprovechaban todo esto para tener relaciones románticas y sexuales con mujeres porque sabían lo que querían y tenían la cortina de humo perfecta. Sabemos que existía la amistad romántica como concepto social

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2 en las clases altas y que se consideraba que no tenía nada que ver con el sexo. Ahora, lo que pasara ahí a nivel individual con cada cual... eso es otro tema A los historiadores les encanta llorar y decir que las amistades románticas no tienen nada que ver con las lesbianas, pero mira, que no, que eso es mentira. Además, no es por nada, pero el romance heterosexual de hoy tampoco tiene que ver un carajo con el de aquel entonces y no oigo a nadie decir que ningún victoriano era heterosexual… JUST SAYING. Desde mediados del XIX las señoras habían empezado a sospechar que hacía falta cambiar algo en el mundo porque prácticamente lo único que podían ser sin marido y sin romper la ley era institutriz, pero la cosa no empieza a cambiar hasta las últimas décadas de este siglo. ¿Por qué, qué pasa en las últimas décadas del siglo XIX? Pues jóvenes, pasa que el feminismo está empezando a organizarse lo suficiente como para empezar a meterle el dedo en el ojo a la parte más rancia de la sociedad victoriana. Esto unido a que la clase media ha subido un poco de categoría económica y ahora hay muchas más Señoras de Bien que pueden permitirse soñar con una vida que consista en algo más que en casarse a toda costa, da un resultado bastante curioso. Como ya hemos visto, las amistades intensitas entre señoras estaban muy bien vistas en la era Victoriana. Tener una amistad pasional, romántica y obsesiva con una amiga se consideraba de gran virtuosismo. Estaba más que aceptado que tú tuvieras tu marido y además una Amiga Intensita (o varias a lo largo de tu vida) con la que te comieras la cara impunemente, te achucharas y te mandaras cartas de amor. Porque recordad, en la era Victoriana la ciencia dice que las señoras no tienen deseo sexual, así que da igual lo que hagan dos señoras juntas y sin supervisión porque según los médicos victorianos, por mucho que se froten no va a salir fuego. Pues en este plan estamos cuando las Señoras de Bien y de Medio Bien victorianas deciden que quieren dedicarse a más cosas aparte de sonarle los mocos a niños que no son suyos, que está muy bien y es muy importante, pero oye, también hay otras cosas. Alguna aprovechaba la situación para empotrarse, claro, pero en general esto es una moda que practican casi todas las señoras de clase media-alta y alta, y que no implicaba empotramiento en la mayoría de los casos. ¿Solución? Pues me busco otra señora que esté como yo y nos vamos a vivir juntas en plan matrimonio. Aclaro que esta situación no tenía que ser más que un arreglo económico beneficioso para ambas partes, no tenía que implicar empotramiento, aunque en la mayoría de los casos sí que implicaba Amistad Intensita. Una vez más, las bolleras estaban ahí aprovechando la coyuntura para irse a vivir con la novia haciendo como que aquí no pasa nada, just Gal Pals apoyándose económicamente, porque las lesbianas somos las ninjas de la era victoriana. A estos arreglos se los llamó matrimonio de Boston o matrimonio bostoniano (en inglés sólo Boston marriage, pero en español como que nos costó ponernos de acuerdo con la traducción). ¿Y por qué se llama así? Porque el primer libro que se escribió sobre este fenómeno fue “Las Bostonianas” de Henry James, y a partir de ahí se le empezó a llamar de esa forma, aunque la práctica ya existía bastantes años antes. Los matrimonios bostonianos se ponen de moda y cada vez más señoras se apuntan a esto porque quieren escribir, o pintar, o esculpir, o tener un negocio, o vivir sin estar pendientes de un marido y sin perder la oportunidad de encontrar un trabajo. Este es el momento en el que los victorianos se echan a sudar, porque según la era victoriana las mujeres se tienen que casar sí o sí, pero técnicamente no se pueden quejar porque llevan dos siglos diciendo que las Amistades Intensitas entre señoras son virtuosas y magníficas. Así que los victorianos deciden que no, que está todo Mal, que virtuoso sólo era porque después te casabas con un señor (o porque eras un caso muy, muy aislado, como Eleanor y Sarah), que esto de independizarte y hacerte sufragista y ganar dinero tú sola qué cachondeo es. Y si pensáis que ahora no tienen derecho a quejarse porque han dicho a lo largo de doscientos años que dos señoras comiéndose la boca es fetén, no os preocupéis, que esto se arregla con Ciencia y Medicina Seria A finales del XIX y principios del XX hubo una movida bastante grande que causó que las lesbianas empezaran a considerarse como invertidas, perversas y amenazas para la sociedad. En las últimas décadas del siglo XIX la medicina y la ciencia están muy fuera de control. Los victorianos quieren ponerle nombre a todo, estudiarlo todo, aprenderlo todo, descubrirlo todo y que todo sea MUY CIENTÍFICO. ¿Fantasmas? Ciencia. ¿La forma de tu cráneo dice que vas a ser un asesino? Ciencia. ¿Estamos rodeados de un campo de fuerza que ve la gente sensible? Es

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3 ciencia. ¿A mi hijo se le va a quitar la tos con este jarabe de cocaína, morfina y láudano? Sí, señora, es ciencia. Y así es como llegan unos señores que generalmente entraban en la segunda categoría: LOS SEXÓLOGOS VICTORIANOS. Los sexólogos victorianos están terriblemente preocupados (de repente, ahora mismo, por casualidad) porque las mujeres no se están casando y eso no puede ser, así que empiezan a estudiar estos casos con una falta de objetividad gigantesca que no se la salta un galgo. La primera conclusión a la que llegan muchos es que una señora que no se casa y prefiere tener relaciones con una mujer, en realidad no es una mujer. Así, sin vaselina ni nada. Las mujeres que mostraban “características masculinas” como la asertividad, la confianza, predilección por las actividades físicas, que no deseaban casarse, y un largo etc., se clasifican como “semimujeres” o incluso seres asexuados. Sin duda mi señor favorito es el que decía que era normal que las mujeres jóvenes se enamoraran de otras mujeres, siempre que luego su “instinto natural” floreciera y les dieran ganas de casarse. Si no te pasaba eso es que habías nacido con... Los Gérmenes de la Inversión. Los Gérmenes de la Inversión venían dados porque habías heredado alguna enfermedad neuropática de tu familia. En fin, que poco a poco la homosexualidad femenina fue clasificada como patología y etiquetada socialmente como una inversión, una enfermedad, un trastorno, una anomalía, etc. Todo eso que nos suena hoy en día. Muy poco a poco pasó a ser un estigma. Digo muy poco a poco porque hasta dentro de varias décadas no va a nacer una nueva generación de señoras que se críe alrededor de estos prejuicios y estas maniobras chanchulleras y que realmente lo lleven aprendido como algo normal. La mayoría de las mujeres de la época se enteran de todo esto como de un nuevo descubrimiento, pero sus mentes aún están chapadas a la antigua y les cuesta deshacerse del concepto de amistad romántica virtuosa (la versión sin empotramientos). Pero aun así la cosa hace bastante mella (PORQUE ES CIENCIA) y las relaciones homosexuales entre mujeres de repente son un tema público, un tema que “existe”, una forma de vida que no es “la obligatoria y natural”, y crecen los prejuicios a su alrededor. De hecho, con el tiempo muchas mujeres se separaron del movimiento feminista por temor a ser tachadas de lesbianas y el movimiento sufragista comenzó a recelar de las mujeres que podían ser homosexuales, porque pensaban que aceptarlas les daría mala fama. Una movida. En resumen: ¿Por qué las lesbianas pasaron de ser de Bien en el XIX a ser de Mal en el siglo XX? Pues porque las señoras empezaron a montarse el chiringuito solas, los victorianos se cagaron de miedo y la reacción fue una ola de antifeminismo y un montón de señores con bigote decidiendo que las relaciones entre mujeres eran una amenaza para la sociedad y una enfermedad. Y así el noble arte de señoras empotrando a otras señoras entró en los primeros años del siglo XX muy Mal. La costumbre de la Amistad Intensita desapareció bien rápido y sólo quedaron aquellas mujeres que de verdad tenían una relación romántica, sin mucho sitio donde esconderse. En las primeras décadas del siglo XX muchas mujeres lesbianas vivieron pensando que su orientación era esto: inversión, aislamiento, complicaciones, soledad. A partir de aquí les tocó a mujeres valientes de principios de siglo XX (como Natalie Clifford Barney) tomar el relevo de las relaciones entre señoras y luchar para volver a hacerlo visible y sacudirse los prejuicios que el cambio de siglo les había dejado. Operación Amazonas Lésbicas Poderosas: En marcha. Y la operación sigue en marcha, ¿eh? No os creáis que ya no nos toca, que aquí todas la hemos heredado y hay que seguir luchando contra la que liaron los sexólogos victorianos con (y sin) bigote.

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