La economía es un método de auscultación de los pueblos. Ella nos
da palabras específicas, experiencias anteriores resumidas, normas de orien-
tación y procedimientos para palpar los órganos de esa entidad viva que
se llama sociedad humana. En puridad, la economía se refiere exclusiva-
mente a las cosas materiales de la vida: pesa y mide la producción de
alimentos y de materia prima, tasa las posibilidades adquisitivas, coteja
los niveles de vida y la capacidad productiva, enumera y determina los
cauces de los intercambios y, en momentos de fatuidad, pretende pro-
nosticar las alternativas futuras de la actividad humana. Pero la economía
bien entendida es algo más. En sus síntesis numéricas laten, perfectamente
presentes, las influencias más sutiles: las confluentes étnicas, las configu-
raciones geográficas, las variaciones climatéricas, las características psi-
cológicas y hasta esa casi inasible pulsación que los pueblos tienen en su
esperanza cuando menos.